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INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL ESCUELA SUPERIOR DE INGENIERÍA Y ARQUITECTURA UNIDAD TECAMACHALCO TURNO VESPERTINO FUNDAMENTOS DEL DISEÑO ARQUITECTÓNICO RESUMEN DEL LIBRO: “LAS SIETE LÁMPARAS DE LA ARQUITECTURA” AUTOR: JOHN RUSKIN PRIMER SEMESTRE “LAS 7 LÁMPARAS DE LA ARQUITECTURA” I. La lámpara del sacrificio Para Ruskin la arquitectura se divide en 5 clases: Religiosa, Conmemorativa, Civil, Militar y Doméstica. La primera es toda edificación para culto y en honor a Dios, la segunda se refiere a monumentos y/o tumbas, la tercera a toda edificación levantada con el fin de satisfacer las necesidades habitables de la sociedad, la cuarta son todos aquellos trabajos orientados a la defensa privada o pública, y por último, la quinta se refiere a las habitaciones de toda clase y género. Ruskin hace una analogía entre las decoraciones en las construcciones y las ofrendas a Dios. Comienza hablando que en las ofrendas a Dios no es mas importante el costo o valor del material, sino mas bien el sacrificio que hiciste para ofrecer lo mejor que tenías. A veces es necesario hacer sacrificios para lograr cosas. En el ámbito de la arquitectura y de acuerdo a lo que entendí y extraigo del libro, es que siempre demos lo mejor de nosotros, que es mejor calidad de trabajo que cantidad. ¿De qué sirve entregar un trabajo que por fuera parece hermoso si por dentro carece de calidad? ¿De qué sirve decorar tanto la fachada de un edificio si su estructura esta hecha de materiales que no son fiables? Pues esto solo es como una máscara que recubre la pobreza de que esta hecha la edificación. Asimismo, nos habla de los vicios en los que se suele caer a la hora de decorar las edificaciones. Los adornos u ornamentaciones deben ser precisos y buenos, ni caer en la exageración, ni en la mezquindad. Deben estar en un orden de tal modo que el ojo humano los perciba bellos. II. La lámpara de la verdad “Tal vez no podemos recomendar una arquitectura buena, o bella u original; pero podemos exigir una arquitectura honrada. Se puede perdonar a la pobreza su debilidad, a la utilidad su imperio, pero la mezquindad o la mentira no deben encontrar mas que desprecio. “ En este capítulo el autor hace mucho énfasis en la mentira dentro de la arquitectura y de sus consecuencias negativas. Duelen las mentiras no solo porque estas nos perjudican, sino por el simple hecho de que son falsas; nos hacen sentir engañados, traicionados. Por estas razones Ruskin exhorta a sus lectores a no mentir, por eso dice que quizás no esta en nuestras manos una arquitectura bella, pero si está en nuestras manos exigir e incluso ofrecer una arquitectura honrada. Según el autor, en arquitectura las mentiras pueden clasificarse en tres tipos: 1. En la primera se habla ampliamente de los engaños estructurales en arquitectura, es decir, que la estructura del edificio no esté constituida por el material adecuado. Esto es para el autor un engaño totalmente imperdonable, y para todo buen arquitecto debería serlo también. La negligencia en arquitectura acarrea terribles consecuencias, pues no solo se trata de un edificio, si no de la vida de las personas que lo habitarán, el edificio puede caerse y ser reconstruido, la vida de una persona no pude recuperarse. 2. Los engaños en arquitectura pueden ser también superficiales; un edificio puede estar superficialmente decorado de un material que aparenta ser otro. También para el autor es una grave mentira, y muy despreciable. 3. La ultima mentira de la que habla es la de adornos que sean falsos, hechos a máquina o moldeados. Él hace una analogía de que una mujer de sentimientos no usaría joyas falsas, por tal razón un arquitecto de honor no debería consentir los falsos adornos. Para el es preferible dejar descubiertas las paredes que recubrirlas de falsedad. III. La lámpara de la fuerza Según el autor, existen dos tipos de edificios que impresionan: los que son delicados, a quienes se les guarda cariño y se les recuerda por la suavidad de sus líneas; y los que nos hace sentir pequeños porque son imponentes en escala y se recuerdan con respeto. En este capitulo del libro Ruskin menciona que para que una edificación impresione con su presencia debe poseer fuerza en sí mismo. Esta fuerza esta estrechamente relacionada con la suavidad y la belleza, así también con su tamaño, pues una gran edificación nos hace sentir pequeños ante el gran poder del edificio, el cual es una construcción sumamente monumental, digna de ser recordada como tal. IV. La lámpara de la belleza Este capítulo es muy interesante, según lo mencionado en el libro, la decoración debe ser realizada a través de abstracciones de la naturaleza, y su referencia de proporción estar basada en la figura del ser humano y todo lo natural. Ruskin era una persona que admiraba lo bello de la naturaleza, para él, la belleza no era algo que se debía crear a la hora de construir, sino más bien debía descubrirse en la naturaleza misma mediante abstracciones. Otro punto importante para la parte estética de un edificio que sostiene Ruskin es el orden de los elementos que componen a un edificio. V. La lámpara de la vida Ruskin consideraba a la arquitectura como un todo, y cada parte de ella era una unidad importante que trabajaba en conjunto con otras para dar vida a una edificación. No se debe de caer en el error de perderse en los detalles, pues todos los elementos de una construcción son fundamentales. Así como las hojas de un árbol son un detalle de belleza hermoso, lucen y tienen fuerza como un todo, ellas ejercen movimiento a su estructura, las ramas. El autor llamaba Arquitectura viviente a aquella en la que todos sus elementos habían sido cuidadosamente estudiados. Todo lo que en ella se coloca, cada acomodo, debe sentirse, emocionar, hacer que se perciba el disfrute que sintió la persona al acomodar las piezas y elementos. VI. La lámpara del recuerdo Este capitulo me dejo muy impresionado y conmovido, pues en el se habla de como una construcción es capaz de generarnos recuerdos, pueden ser buenos o malos. Pero sin duda alguna para que un espacio nos deje recuerdos tiene que haber cosas sobresalientes en él. Un espacio amado es como un estimulo que nos produce recuerdos y nos transporta nuevamente a dicho lugar con la imaginación. Se convierte en un memorial de quien lo construyó. Así mismo, menciona que la arquitectura muestra momentos en el tiempo, una especie de transmisor de cultura, pues nos muestra los contextos de los diferentes momentos de la humanidad, los cuales nos ayudan a imaginar y describir su comportamiento y formas de vivir, aun sin haber estado ahí. En los edificios se plasman sentimientos, costumbres e incluso, ideologías. VII. La lámpara de la obediencia La lámpara de la obediencia es la parte ética del libro, la obediencia se basa en la libertad, y ésta, está presente solo si se respetan las reglas y límites. Se hace una analogía de vida para comprender a lo que se refiere el autor; aprendemos subordinados a reglas y ciertos límites, pero cuando adquirimos el basto conocimiento, creemos saber todo y nos importan poco las restricciones y los límites. Una arquitectura que construida en su tiempo busque cambiar es para el autor una arquitectura desgraciada. En edificios y construcciones de muchos años se debe respetar las ideas del arquitecto antecesor y en cualquier proyecto debemos respetar la arquitectura de los alrededores, en las restauraciones se debe respetar la idea de la obra original. Por decirlo de otra manera, no se debe modificar un edificio que fue iniciado por otro arquitecto sin tomar en cuenta lo que hizo el en un principio.
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