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Luis Alonso Fernández MUSEOLOGÍA INTRODUCCIÓN A LA TEORÍA Y PRÁCTICA DEL MUSEO FUNDAMENTOS MAIOR Istmo Página 151 -rv MUSEOS Y PATRIMONIO El patrimm;iio cultural -la herencia histórica, artística, deff tífica, técnica ... de los diversos pueblos, culturas y civilizaciones continúa siendo el elemento expresivo más destacaqo de la evolu ción y "desarrollo de la Humanidad. Lo es en sí mismo considerado como un tesoro de valor incalculable capaz de desentrañar y ava lar las raíces y la idiosincrasia de esos pueblos y civilizaciones; lo --es también como referente insustituible para la adecuada inter pretacióp del hecho histórico-cultural en su propio contexto: Una ciencia como la museología, que se fundamenta en la función tutelar y ·conservadora que ejercen las instituciones que constituyen su objeto propio, los museos (cuyo objeto, a su vez, y objetivos son la conservación, investigación y difusión del patri monio), extiende de hecho su cometido y atribuciones con pleno derecho a todo el p�trimonio cultural, hasta tal punto que algunos autores preferirían cambiar su nombre por el de Patrimoniología. El patrimonio, en todo caso, resulta esencial e imprescindible para conocer e interpretar esa realidad evolutiva de la Humani dad a que nos referimos, y es materia común de todas las cieff cias, especialmente de las llamadas humanas y sociales, como la historia y la museología. En ·consecuencia, resulta el punto de partida insustituible, la propedéutica adecuada para cualquier actividad investigadora, tanto se realice ésta como historiación de un proceso o bien como propuesta museológica. La exégesis [123] Página 152 124 IV. MUSEOS Y PATRIMONIO del patrimonio es al propio tiempo lc:1. explicación de la vida in tegral del hombre sobre la tierra a través de.los hechos y objetos por él producidos a lo largo de los tiempos, . y conservados y transmitidos generación tras generación hasta nuestro� días. 4.1. La realidad y la conciencia El desarrollo de los museos regionales y locales de carácter principalmente etnológico e histórico efectuado desde la década de los setenta, con at�nción preeminente a la animación partici- · pativa y comprometida del público, trajo consigo el despertar de la conciencia colectiv¡;i sobre la realidad del patrimonio. Un des cubrimiento generalizado, que no ha hecho distillgos en cual ·quiera de los países que han estimulado esa conciencia median te la exposición de unos contenidos familiares a los intereses de los vecinos naturales del entorno físico y espiritual del museo, en el sentido de poder explicar y reflejar mediante esa realidad la · cultura de sus habitantes. __ \L. _ Se vivió desde esa perspectiva la estimulante lección de que G"{Jas exposiciones itinerantes pensadas y materializadas por los y gr:andes centros urbanos no modificaban la naturalez1;t del pú ·tblico visitante en esta clase de museos. Sólo después de que ese \. _público hubiera recibido la "revel�ción del patrimonio" se pro ·�� dujo de hecho la "concienciación" colectiva sobre el patrimonio -\ ·J':ultural cercano en núcleos urbanos periféricos o en poblaciones ;ijejadas de los centros de decisión: con la descentralización llegó l3/111Jién el rechazo de las ofertas de exposiciones prefabricadas, pfe1:inendo creer en sí mismos, y se incentivaron los proyectos .. ctcidos de la iniciativa propia 1• La realidad poderosa del patrimonio estriba sobre todo en el gpnocimiento de esa serie de hechos y objetos que resultan y l}S0nsiderados testimonios significativos de las diferentes ac JJ�1�s_ humanas en el tiempo y en el espacio: es decir, el lega :�S,tonco de la Humanidad recalificado en nuestro tiempo. Su --f�Rtoactual radica, por tantÓ, en el reconocimiento de ese le , .• qlle ha venido haciéndose realidad efectiva en el mundo df}}tal casi paralelamente a la propia constitución del co- · :i�fº. Y, en todo caso, �esde la revalo�z�ción de la Anti:,·.,. asica por los humamstas del Renacumento. i'·' ·,: Fig. 27. La «Exposición Velázquez» (1990) en el Museo del Prado, en Madrid, fue un acontecimiento sociocultural de primer orden. Fig. 29. Mezquita Azul, Estambul, Turquía.. Fig. 31. Templo de Borobudur, Indonesia. Fig. 28. Templos de Abu Simbel, Egipto. Fig. 30. Catedral de León. Fig. 32. Reli:eve �e Stone Mountain, Georgia. VII Página 153 Fig. 33. Museo Arqueológico, Madrid. Fig. 36. Museo de Arte Romano (interior), Mérida. Fig. 37. Victoria and Albert Museum, Londres. 4.2. INVESTIGACIÓN 125' El legado patrimonial no puede constreñirse sólo a los bienes artísticos. Pero es cierto que esa referencia del mundo artístico clásico inició e impulsó hacia el futuro desde su enfatización en el período señalado el concepto, definición y reconocimiento de todo el variado patrimonio cultural. Con independencia de constituir una parte importante delrepertorio global, los bienes artísticos han marcado muchas veces las pautas para el trata miento de todos los bienes de interés cultural, tanto de los de nominados naturalia como curiosa artificialia; estando com prendidos entre estos últimos los de carácter científico y técnico y los artísticos, como sabemos. Unos y otros resultan, insisti mos, el objeto y objetivo del museo como institución, la parte más destacada del patrimonio no sólo susceptible de musealiza ción sino también convertida de hecho en contenido real de estas seculares organizaciones. Otro aspecto inseparable es el de su rigurosa interpretación, que requiere aplicar una metodología adecuada y previamente la clarificación de una serie de conceptos, sin los cuales el patri monio cultural no conseguiría su auténtica dimensión. Entre ellos los de preservación, conservación, restauración, restitución é intervención. Lo que implica conjuntamente tina actividad in- vestigadora, absolutamente imprescindible también para la mejor presentación, valoración y difusión de los bienes patri moniales conservados. 4.2. Investigación La mayor parte del patrimonio que conservamos, dentro y fuera de los museos, es heredado. Pertenece a un pasado que nos· lo ha transmitido, y mediante el cual conocemos casi todo lo que sobre :nosotros mismos y sobre el mundo es posible co:hocer. Son esos objetos que han sobrevivido a la acción inexorable del tiempo la parte misma del conocimiento que poseemos. Sin ellos _ resultaría. también imposible o diezmada la necesaria visión equilibrada que exige la realidad humana y su proyección futurá, además de su evolución pasada. La investigación histórica, documental, técnica y científica del patrimonio se impone por la simple y pura razón de un mayor conocimiento de nosotros mismos y del mundo. Es tanto. ,.- ~ ,. " § . i'i:J~}34, Museo Arqueológico !~(interior), Madrid. . ~i~;~::;:;_·. }~ - :\ Página 154 126 N. MUSEOS Y PATRIMONIOcomo decir que de poco o nada valdría la existencia de un ric patrimonio sin la investigación debida. La excepcionalidad de s� realidad física o estética sólo se desvela plenamente cuando se produce su más correcta interpretación y valoración dentro de su contexto o entorno integrado. Para ello, la investigación resulta a la postre indispensable. Si hemos de reconocer que el objeto de arte puede convertirse en la obra de arte real -el sustrato material en el fenómeno artístico- mediante enfoques históricos debidamente orientados como ha insistido Hans Seldmayr, cuando se trata del patrimoni¿ cultural en su conjunto no acertarnos a ver un sistema mejor que _ aporte enfoques para su adecuada recalificación entre nosotros para su in�erpretación, _rec?;1oc�ento y valoración histórica,;:para _ su m�s r�ntable difus1on soc10culturaJ que la aplicación deuna mvest1gac1ón metódica y científica . Y en ello la museología ,. . . pu_ede �p�rt�, como veremos, la metodología conveniente, ade?:/.'. mas d� �ntenos y planteamientos rigurosos y decantados, para laI -/- º?tenc10n de los resultados más objetivos. El programamuseoló\.!51CO en sí, Y las aplicaciones museográficas en particular, contierJ1r°;�or su propia nat_uraleza la misión de una política de investi/��cion Y acrecentamiento del patrimonio como notas determij11lllltes, Y en los que tanto la acción coyuntural y de urgencia como �t d:sarrollo de �n proceso integra: (bas�d� en sólidos principios , . �?qcos Y en su sistema de proyección practica) están destinados a . clefensa, estudio, enriquecimiento y propagación social de aquél. \: Des�e la selección y análisis del objeto museístico ·su docu-entac ' · · , . ' , · ·: Ion ent1tat1va y museografica el tratamiento recibido en,dim ., d 1 . , >· _ . ens10n e museo-laboratono (recolección restitución staura · ' ) h . ' '·¿ - . ;10n... asta las operac10nes de registro, inventario y ca-" gac1on necesarias todo est , . d 1 "d ifi" . , {['··. . . , , a encamma o a a 1 ent cac10n e -�.,, tigalacion de e�a parte del patrimonio que debe ser interpre-,, v orado y d1fund1"d b" d , • - e �llo no O como un 1�n. e cara�ter soc10cultu-'\; s ocuparemos con detemm1ento mas adelante. }>técción y conservación ·•·-" .. ,.·. ::";t.iseo ha sido trad · · · 1m . . . . , }:XJ>one gran . iciona . ent� una mst1tuc10n que con-'se"l h Parte del pat:rimomo cultural. En tiempos re-,.. - e ª encomend d · •¿ · · - . .. . ª o Y exigi o, como se ha indicado, ----,.l!!l��- ' ' ' ' ' 4.3 PROTECCIÓN Y CONSERVACIÓN 127 otras funciones necesarias para cumplir con su cometido sociocultural. Entre ellas las de ani�ación participativa, informacióny comunicación, expresión de la conciencia comunitaria, bancode datos, etc. Se ha puesto en cuestión si su finalidad primera ennuestro tiempo deba ser la exhibición más que la conservaciónde los bienes que atesora, o tenga que convertirse en un centrode difusión cultural por encima de su vocación de vehículo queperpetúe hacia el futuro y de la forma más íntegra los bienes queha recibido. A pesar de la búsqueda de alte·mativas e innovadoras concepciones tipo_lógicas _ -que han hecho variar, evidentemente,el perfil y comportamientos convencionales del museo- la salvaguardia y protección del patrimonio continúa siendo en la mayor parte de los casos y tipologías existentes inexcusable finalidad que justifica incluso en alto grado la razón misma de suexistencia. Lo que, a nuestro juicio, noresulta incompatible conlas demás funciones a desarrollar, sean de carácter investigador, pedagógico, comunicativo o difusor, sean de naturaleza social o etnológico-antropológica. Entre los diversos medios e instmmentos utilizados para la necesaria protección y conservación del patrimonio cultural continúan siendo los museos (y su ciencia, la museología) elementos .imprescindibles, cuando no cada vez más especializados, para cumplir con esa misión irrenunciable que le ha encomendado desde hace siglos la Humanidad entera. Desentenderse de estafunción sería tanto como olvidar el valor de la memoria colectiva que representa la _realidad del patrimonio: sin el cual, insistimos, no poseeríamos.los conocimientos adecuados sobre nosotros mismos y sobre el mundo. La conservación del bien cultural no debe confundirse ni( reducirse, a nuestro juicio, sólo a su mantenimiento físico y1 material. La conservación museológica implica, por supuesto, l la integridad de las piezas como presupuesto primero paracualquier otra función patrimonial. En ella est� involucradosla naturaleza y calidad del contenedor, las condiciones ambientales y de instalación o alma cenamiento, el control de los riesgos de alteración o deterioración interna y exte�a; Y de cuantos otros factores puedan significar la posible qmebra delas mejores condiciones para su protección y segu�dad. Pero la finalidad última de las obras de un museo convierten a suprotección y conservación en un complejo tejido de funcio-Página 155 128 N. MUSEOS Y PATRIMONIO . . nes que trasci_enden el mero objetivo material y físico. De éstey otro� aspectos nos ocuparemos ampliamente en capítulos postenores: El patrimonio -afirma Gael de Guichen- se ha transformado en un medio en manos de los poderes públicos, los que, en su afán por poner en práctica una política "cultural", obligan a ex poner, o mejor aún, a exhibir obras, y se niegan a tomar en con sideración los riesgos que éstas corren. Obras que estaban dispersas han sido agrupadas en "reservas" que son insalubres o consideradas inadecuadas técnicamente. En caso de robo, incendio; inundación o ataque biológico desapare cen colecciones enteras. El clima a que estaban habituadas las obras ha sido radical mente modificado, ya sea por el empleo de calefacción central de aire acondicionado o su transporte a otro lugar. Objetos, y especialmente tejidos, que permanecían constante mente en la penumbra o se exhibían excepcionalmente son ex _ puestos ocho horas por día con una iluminación -artificial 0 natural- nefasta. - Algunos arquitectos y diseñadores sólo ven en los museos un medio para poner de relieve los objetos. Su creación, a men�do valiosa desde el punto de vista estético, no toma en consideración la necesidad de proteger las colecciones. ¿Están preparados los" responsables del patrimonio, es decir, los arqueólqgos, arquitec tos, archivistas, bibliotecarios, conservadores, especialistas de la boratorio, museólogos o restauradores, etc., para hacer frente a estos peligros cada vez más numerosos? Exceptuando algunos casos, la respuesta es negativa. Basta comparar los programasde f · - 1 · º onnac10n y os concursos destinados a esos especialistas, desde hace treinta años con los actuales. Rara vez la conservación fonna parte integrante del programa y, en los casos en que figura, a menudo cede su lugar. a la restauración. Es menester un profundo cambio de mentalidad para salvar lo que puede aún salvarse. Ese cambio de mentalidad debe operarse �o� profesionales [ ... ] Es nuestro deber. Como decía un poeta d fues, «los países que no tienen leyenda están condenados a morire o». No dejemos morir de frío a las generaciones futuras2• !unto a la preoc · - l · · •d d , • .p" atn . . 1;1pacwn por a mtegn a física y contextual·. momo enm h , - d . uc as epocas y por muchos autores se han·º enuncias por 1 til ·, d d . , Ando no f . . � � u . acion, �pre �c10n y tergiversación t,e el , _a lsificac10:i:1- del patnmoruo cultural. Especial-.:. . artistico ha sufrido l 'Jt· . ºd _i: • · • en os u irnos tiempos acomet1 as 4.3 PROTECCIÓN Y CONSERVACIÓN 129 de muy diversa índole, entre ellas las del desarraigo natural, las del abuso y especulación facilitados por los condicionantes so cioeconómicos que presionan sobre aquél cada vez de modo más acentuado, ante la debilidad e impotencia de algunos países ricos en patrimonio, pero infradotados enrecursós para la pro tección y vitalización de sus inestimables tesoros. En 1964 el crítico e historiador de arte Juan Antonio Gaya Nuño, a quien se deben relevantes ensayos sobre la historia y aná lisis de los museos españoles3, lanzaba un grito de alerta sobre el patrimonio europeo, que hoy podría ser calificado como alarmis ta, pero que en aquella situación postbélica resultaba, por más que apasionado, un documento vivo y representativo del trasiego pa trimonial artístico. Intentaba advertir no sólo de la depredación creciente del arte europeo y occidental después de la Segunda Guerra Mundial, sino también resaltar el valor y la significación que el arte como patrimonio tiene para los pueblos, para su histo ria y para la explicación de su idiosincrasia, privaµo del cual no podría como debiera descubrir o fortalecer su identidad. «Con toda evidencia -escribía-hay un modo de ser y vivir europeo, ni más ni menos que una fisonomía y una gastrono mía, que una lírica o una determinada predisposición religiosa. Naturalmente, y esto es lo que más nos irnporia de momento, hay un arte europeo, de ·riqueza tal en sus variantes y sus evoluciones cual para dar lugar a los empréstitos más diversos. Hoy día, lo principal y más ilustre.de ese arte es envidiado. Ha sido capaz de fecundar y modificar muchas otras plásticas no europeas, acre ditando siempre una salud, una indestructibilidad, una solidez in terna de la que creo que todos los humanos estamos justamente orgullosos»4• Y a continuación se detenía en la enumeración de los variados peligros a que estaba siendo expuesta la integridad del patrimonio artístico europeo, dependiendo unos de la debili dad y la crisis del viejo continente entonces, y de otros factores ex ternos, a veces producidos por una voracidad incontroli¡i:da 5 • Sírvanos ·este ejemplo para referenciar la preocupación que, especialmente en la segunda parte del siglo, ha existido en per sonalidades de sensibilidad refinada para con el legado histórico. La protección, conservación y defensa de los beneficios cultura les inmanentes a las obras (el patrimonio en general) de un con texto o entorno natural determinado ha caracterizado -más allá de intereses excesivamente nacionalistas o endogámicos sus legítimas reivindicaciones6• Página 156 130 . IV. MUSEOS Y PATRIMONIO . , En cualq:ner caso, la preservación, salvaguardia y potenci �10n del pat1;111onio cultural7 pueden y deben encontrar las m:Jo�es garantías de futuro e integridad en la labor continuada eficaz de las �ciones encomendadas a los museos y exi · d y cada vez con mas contundencia •por el público L . gi _as · , I · • a conciencia cwn co ectiva respecto d� los valores del patrimonio cultural re�presenta, en consecuencia la ampliación de usos d b f ilº ' Y consumoqu_e e e �c ltar el museo, pero también uno de los acicatesmas expres1�os _P�ª la conveniente protección y conservación d ese legado histonco cultural. e NOTAS AL CAPÍTULO IV 1 Además de los ejemplos específicamente didácticos a los que nos referiremos en otro lugar, conviene destacar el conjunto de museos «casa del país» que en gran número florecieron en Chile entre 1973 y .1974. También en Francia, al comienzo de 1980 estaban enfase de crea ción más de 300 centros de carácter descentralizado. Kenneth HunsoN, entre los numerosos ejemplos de este tipo aparecidos en sus obras, nos habla concretamente (en el artículo citado «El museo corno centro so cial», de Letra Internacional, núms. 15/16, págs. 73-78) de dos: el Museo Municipal de Rüsselsheim, cerca de Fráncfort, en Alemania, auténtico paradigma de museo local etnoiógico-histórico; y la Dulwich Picture,Ga llery, al sur de Londres, una interesante asociación para ayuda mutua y perfeccionamiento de los visitantes. 2 GUICHEN, G. de, « Un desafío a la profesión», Museum, París, volu men XXXIV, núm. l, 1982, pág. 5. 3 Historia y guía de los museos de España, 2.ª ed;, Madrid, Espasa Calpe, 1969; y La España de los museos, San Sebastián, D. Gral. de Pro moción del Turismo, 1970, entre otros. 4 GAYA NUÑO, J. A., El arte europeo en peligro, Barcelona, EDHASA, 1964, pág. 17. · 5 En este ensayo, daba tina visión muy personal acerca de «Los me canismos europeos. Museos, colecciones y crisis del mecenazgo», para continuar en capítulos siguientes con el tratamiento de la «Proliferación de las ruinas», «El insulto de las restauraciones», «El pastiche europeo y la abdicación de la voluntad de estilo», «El arte y la guerra», «El colec cionismo americano», «Nos quedamos con lo falso», etc. 6 El mercado único previsto para 1993 en los países de la Comuni dad Europea tenía pensado también la libre circulación de obras de su patrimonio histórico-artístico. Países como el Reino Unido, Holanda y Bélgica, defensores de esta postura, en la que afloran fácilmente el in terés y las conveniencias comerciales y económicas de sus prestigiosas salas de subastas, tuvieron que aceptar la postura contraria ge España, secundada por los demás países del sur: Italia, Grecia, Fran(,':ia y Portu gal. En ellos se concentra la mayor riqueza patrimonial de la CE, reco nociéndose a Italia y a España como los dos primeros patrimonios cul turales de la Humanidad. Una batalla política que España venía mante niendo desde 1989. El mercado único sin fronteras ·no se aplicará al patrimonio histórico-artístico. En enero de 1992 la Comisión Europea aprobó en Estrasburgo una serie de medidas para evitar la huida de obras de arte. Los Doce establecerán un régimen común que permitirá, por una parte, la recuperación de un "tesoro nacional" exportado ile galmente y, por otra, impedirá la venta a países terceros. Cada Estado Página 157 132 IV. MUSEOS y PATRIMONIO podrá imponer un régimen de t · . , . da de obras de arte. au onzac10n previa para impedir la sali- , 7 Un com_eti_do, como hemos indicado, primordial de la ves de sus d1stmtos organismos S d l . UNEsco a tra histqricos de la Humaru"dad · d. us ec �rac10nes de «Patrimonios · » a 1versas cmdad · mentales u obras excepcionales com l t :�• conJuntos rnonu- c · , • P e an su acc1on normal l d omites Internacionales del ICOM. Realiza . . , Y : e los «Convención sobre la Protección del Patrim e�ta M m1s;n a traves de la tural,,, como veremos al tratar de l . d o�o un al, Cultural y Na- libre, parques, jardines, etc. as cm a es-museo, museos al aire . En otro sentido, la UNESCO s · h . . . todas sus tribunas -como la re I�m t p�� 1 a verudo msistiendo desde b l VIS a ,v, useum- en s . , so . re a salvaguarda de1 Patrimonio. El a . . u p�eocupac1on el, «Retorno y restitución» de bienes cuhi: ª 1 º _de cada nui:nero sobre nu_ms.149, 1, 1986, págs . 46-64; y núm. 172 e� ����e, �or eJempl�, los as1 lo demuestra. . • ' , pags. 220 y s1gs.), V TIPOLOGÍAS MUSEÍSTICAS Los variados orígenes, los distintos enfoques e ideolog ías y las diferentes funciones y cometidos que se 1e han encom endado al museo no han configurado sin embargo una rígida cl asificación. Al menos, estas instituciones no se han prestado por s í mismas al diseño de unas complicadas e iná.barcables agrupacion es, a pesar de las dificultades de definición, estructuración y org anización que han encontrado a lo largo de su historia. Su proced encia; bien como gabinete de curiosidades y especímenes, bien c omo tesoros de arte de la realeza o eclesiásticos ( desde la Edad Med ia, y desde el siglo XVI al XVIII), marca de hecho una doble tipolo gía inicial -de los primeros surgen los museos de ciencia; de lo s segundos, los de a.ne- que constituirá la base del museo modern o en el XIX. Las clasificaciones nacen a principios de este último s iglo por imperativos pedagógicos, y como herencia de la activid ad de las eli tes ilustradas y el enciclopedismo. El museo como "instrum ento de educación" necesitó hacerse inteligible a los escolares y al'resto de los visitantes, agrupándose en categorías que estuvieran de acuerdo con la terminología y las disciplinas qué integrab¡m las colecciones. La propia evolución del museo irá aportando otra s taxono mías o clasificaciones. Pero será el siglo XX, espec ialmente des pués de la Segunda Guerra Mundial, el encargado de abordar en su totalidad una ordenación tipológica más •rigur osa y específica, más amplia y contrastada, p�ro al mismo tiem po lo suficiente- [ 133]Página 158 Fernandez - Museologia
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