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M 4-INMUNOLOGIA

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DAHIANA N. CENTURION M. ESTUDIANTE DE LIC. EN ENFERMERIA 
 
INMUNOLOGIA. 
 
¿Qué es la inmunología? 
La inmunología es la especialidad médica que se encarga del correcto funcionamiento 
del sistema de defensas de nuestro organismo. Trata las enfermedades relacionadas 
con el sistema inmunitario. También estudia los órganos, tejidos y células ante la 
presencia de agentes patógenos externos. Como por ejemplo bacterias, virus, 
parásitos, toxinas, etc. Asimismo, reconoce agentes extraños para poder combatirlos. 
Y también busca las posibles causas y soluciones a cualquier problema. 
Desarrollo Histórico de la Inmunología 
La inmunología es, en la actualidad, una ciencia autónoma y madura, pero sus 
orígenes han estado estrechamente ligados a la Microbiología. Su objeto consiste en 
el estudio de las respuestas de defensa que han desarrollado los animales frente a la 
invasión por microorganismos o partículas extraños, aunque su interés se ha volcado 
especialmente sobre aquellos mecanismos altamente evolucionados e integrados, 
dotados de especificidad y de memoria, frente a agentes reconocidos por el cuerpo 
como no propios, así como de su neutralización y degradación. 
Como tantas otras ciencias, la Inmunología presenta un prolongado período 
precientífico, de observaciones y aproximaciones meramente empíricas. La 
resistencia a ulteriores ataques de una enfermedad infecciosa fue ya recogida en 
escritos de la antigüedad; el historiador griego Tucídides (464-404 a.C.) narra que, en 
una epidemia acaecida durante la guerra del Peloponeso, los enfermos eran 
atendidos solo por aquellos que habían sobrevivido previamente a la enfermedad, en 
la seguridad de que éstos no volverían a ser contagiados. 
Igualmente, en la antigua China se había observado que las personas que en su niñez 
habían padecido la viruela no la adquirían más adelante en su vida. Los mismos 
chinos, en el siglo XI a. C., fueron los primeros en intentar una aplicación de estas 
observaciones que indicaban la inducción de un estado protector por medio de una 
forma suave de la enfermedad: la inhalación de polvo de escaras de viruela provocaba 
un ataque suave que confería resistencia ante infecciones posteriores. Una 
modificación\n fue introducida en Occidente en el siglo XVIII por Pylarini y Timoni, y 
fue popularizada en Gran Bretaña por Lady Mary Wortley Montagu, esposa del 
embajador inglés en Constantinopla, tras una serie inicial de pruebas sobre 
"voluntarios" (prisioneros). Sin embargo, este tipo de prácticas no llegaron a arraigar 
ampliamente, ya que no estaban exentas de riesgos, entre los cuales figuraba la 
posibilidad de transmisión de otras enfermedades. 
El primer acercamiento a la inmunización con criterios racionales fue realizado por el 
médico inglés Edward Jenner (1749-1823), tras su constatación de que las vaqueras 
que habían adquirido la viruela vacunal (una forma benigna de enfermedad que sólo 
producía pústulas en las manos) no eran atacadas por la grave y deformante viruela 
humana. En mayo de 1796 inoculó a un niño fluido procedente de las pústulas 
vacunales de Sarah Nelmes; semanas después el niño fue inyectado con pus de una 
pústula de un enfermo de viruela, comprobando que no quedaba afectado por la 
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enfermeda. Jenner publicó sus resultados en 1798 ("An enquiry into the causes and 
effects of the variolae vaccinae..."), pronosticando que la aplicación de su método 
podría llegar a erradicar la viruela. Jenner fue el primero en recalcar la importancia de 
realizar estudios clínicos de seguimiento de los pacientes inmunizados, consciente de 
la necesidad de contar con controles fiables. 
La falta de conocimiento, en aquella Época, de las bases microbiológicas de las 
enfermedades infecciosas retrasó en casi un siglo la continuación de los estudios de 
Jenner, aunque ciertos autores, como Turenne, en su libro "La syphilization" (1878) 
lograron articular propuestas teóricas de cierto interés. 
El primer abordaje plenamente científico de problemas inmunológicos se debió, a 
Louis Pasteur. Estudiando la bacteria responsable del cólera aviar (más tarde 
conocida como Pasteurella aviseptica), observó (1880) que la inoculación en gallinas 
de cultivos viejos, poco virulentos, las protegía de contraer la enfermedad cuando 
posteriormente eran inyectadas con cultivos normales virulentos. De esta forma se 
obtuvo la primera vacuna a base de microorganismos atenuados. Fue precisamente 
Pasteur quien dio carta de naturaleza al término vacuna, en honor del trabajo pionero 
de Jenner. En los años siguientes Pasteur abordó la inmunización artificial para otras 
enfermedades; concretamente, estableció de forma clara que cultivos de Bacillus 
anthracis atenuados por incubación a 45 grados C conferían inmunidad a ovejas 
expuestas a contagio por carbunclo. Una famosa demostración pública de la bondad 
del método de Pasteur tuvo lugar en Pouilly le Fort, el dos de junio de 1881, cuando 
ante un gentío expectante se pudo comprobar la muerte del grupo control de ovejas 
y vacas no inoculadas, frente a la supervivencia de los animales vacunados. Años 
después, abordaría la inmunización contra la rabia, enfermedad de la que se 
desconocía el agente causal. Pasteur observó que éste perdía virulencia cuando se 
mantenían al aire durante cierto tiempo extractos medulares de animales infectados, 
por lo que dichos extractos se podían emplear eficazmente como vacunas. Realizó la 
primera vacunación antirrábica en humanos el 6 de julio de 1885, sobre el niño Joseph 
Meister, que había sido mordido gravemente por un perro rabioso. A este caso 
siguieron otros muchos, lo que valió a Pasteur reconocimiento universal y supuso el 
apoyo definitivo a su método de inmunización, que abría perspectivas prometedoras 
de profilaxis ante muchas enfermedades. Estos logros determinaron, en buena 
medida, la creación del Instituto Pasteur, que muy pronto reunió a un selecto grupo 
de científicos, que enfocarían sus esfuerzos en diversos aspectos de las 
inmunizaciones y de sus bases biológicas. A su vez, los norteamericanos Salmon y 
Smith (1886) perfeccionaron los métodos serológicos de Pasteur, lo que les permitió 
producir y conservar más fácilmente sueros tipificados contra la peste porcina. 
A finales del siglo XIX existían dos teorías opuestas sobre los fundamentos biológicos 
de las respuestas inmunes. Por un lado, el zoólogo ruso Ilya Ilich Mechnikov (1845-
1916), que había realizado observaciones sobre la fagocitosis en estrellas de mar y 
pulgas de agua, estableció, a partir de 1883, su "Teoría de los fagocitos", tras estudiar 
fenómenos de englobamiento de partículas extrañas por los leucocitos de conejo y de 
humanos. Informó que existían fenómenos de eliminación de agentes patógenos por 
medio de "células devoradoras" (fagocitos) que actuaban en animales vacunados 
contra el carbunco, y explicó la inmunización como una "habituación" del hospedador 
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a la fagocitosis. Más tarde, ya integrado en el Instituto Pasteur, propugnó la idea de 
que los fagocitos segregan enzimas específicos, análogos a los "fermentos" 
digestivos (1900). Esta teoría de los fagocitos constituyó el núcleo de la teoría de la 
inmunidad celular, de modo que la fagocitosis se consideraba como la base principal 
del sistema de defensa inmune del organismo. 
Por otro lado, la escuela alemana de Koch hacía hincapié en la importancia de los 
mecanismos humorales (teoría de la inmunidad humoral). Emil von Behring (1854-
1917) y Shibasaburo Kitasato (1856-1931), a resultas de sus trabajos sobre las 
toxinas del tétanos y de la difteria, observaron que el cuerpo produce "antitoxinas" 
(más tarde conocidascomo anticuerpos) que tendían a neutralizar las toxinas de 
forma específica, y evidenciaron que el suero que contiene antitoxinas es capaz de 
proteger a animales expuestos a una dosis letal de la toxina correspondiente (1890). 
La intervención de Ehrlich permitió obtener sueros de caballo con niveles de 
anticuerpos suficientemente altos como para conferir una protección eficaz, e 
igualmente se pudo disponer de un ensayo para cuantificar la "antitoxina" presente 
en suero. Ehrlich dirigió desde 1896 el Instituto Estatal para la Investigación y 
Comprobación de Sueros, en Steglitz, cerca de Berlín, y, a partir de 1899, estuvo al 
frente del mejor equipado Instituto de Terapia Experimental, en Frankfurt. Durante 
este último periodo de su vida, Ehrlich produce una impresionante obra científica, en 
la que va ahondando en la comprensión de la inmunidad humoral. En 1900 da a luz 
su "Teoría de las cadenas laterales", en la que formula una explicación de la formación 
y especificidad de los anticuerpos, estableciendo una base química para la interacción 
de éstos con los antígenos. Por su lado, R. Kraus visualiza por primera vez, en 1897, 
una reacción antígeno-anticuerpo, al observar el enturbiamento de un filtrado 
bacteriano al mezclarlo con un suero inmune específico (antisuero). Durante cierto 
tiempo se creyó que el suero posee distintas actividades inmunes humorales, cada 
una denominada de forma diferente: antitoxina (neutralización de toxinas), precipitina 
(precipitación de toxinas), aglutinina (aglutinación de bacterias) y bacteriolisina (lisis 
de bacterias). Hubo que esperara a los años 30 para caer en la cuenta que todas 
estas actividades se debían a un único tipo de entidad, que fue bautizado como 
anticuerpo. 
En 1898 Jules Bordet (1870-1961) descubre otro componente sérico relacionado con 
la respuesta inmunitaria, al que bautiza como "alexina", caracterizado, frente al 
anticuerpo, por su termolabilidad e inespecificidad. (Más tarde se impondría el nombre 
de complemento, propuesto por Ehrlich). El mismo Bordet desarrolló, en 1901, el 
primer sistema diagnóstico para la detección de anticuerpos, basado en la fijación del 
complemento, y que inició una larga andadura, que llega a nuestros días. 
La conciliación de las dos teorías (celular y humoral) se inició con los trabajos de 
Almorth Wrigth y Stewart R. Douglas, quienes en 1904 descubren las opsoninas, 
anticuerpos presentes en los sueros de animales inmunizados y que, tras unirse a la 
superficie bacteriana, incrementan la capacidad fagocítica de los leucocitos. En los 
años 50 se reconoce que los linfocitos son las células responsables de los dos 
componentes, humoral y celular, de la inmunidad. 
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El área de la inmunopatología inicia su andadura con la descripción del fenómeno de 
anafilaxia producido por introducción en un animal de un suero de una especie distinta 
(Portier y Richet, 1902; Arthus, 1903), lo que a su vez abriría la posibilidad de métodos 
de serodiagnóstico, con aplicaciones múltiples en Medicina, Zoología y otras ciencias 
biológicas. En 1905 Pirquet sugiere que la enfermedad del suero (un fenómeno de 
hipersensibilidad) tiene relación directa con la producción de anticuerpos contra el 
suero inyectado, introduciendo el término de alergia para referirse a la reactividad 
inmunológica alterada. 
La inmunoquímica cobra un gran impulso en las primeras décadas del siglo XX con 
los trabajos de Karl Landsteiner (1868-1943). Su primera contribución de importancia 
había sido la descripción, mediante reacciones de aglutinación, del sistema de 
antígenos naturales (ABC0) de los eritrocitos humanos (1901-1902), completada (en 
colaboración con Von Dungern y Hirzfeld), con las subdivisiones del grupo A y el 
estudio de su transmisión hereditaria. Estos trabajos sirvieron de estímulo para 
avanzar en el desentrañamiento de la especificidad química de los antígenos que 
determinan la formación de anticuerpos. Landsteiner estudió sistemáticamente las 
características de inmunogenicidad y especificidad de reacción de antígenos con 
anticuerpos, valiéndose de la modificación química de antígenos, denominando 
haptenos a aquellos grupos químicos que por sí mismos no desencadenan formación 
de anticuerpos, pero sí lo hacen tras ser conjugados a proteínas portadoras. 
La cuestión de las reacciones antígeno-anticuerpo se convirtió en otra polémica entre 
escuelas hasta finales de los años 20. Mientras Ehrlich y sus seguidores mantenían 
que estas reacciones tienen una base puramente química, Bordet y sus discípulos las 
explicaban como fenómenos físicos de reacciones entre coloides. La resolución del 
debate debió aguardar hasta finales de los años 30, al incorporarse avances técnicos 
como la electroforesis, la cromatografía en papel, la ultracentrifugación y el 
microscopio electrónico. Heidelberg y Kendall (1936) purificaron anticuerpos a partir 
de sueros por disociación de precipitados. Tiselius (1939) demostró que los 
anticuerpos constituyen la fracción gamma-globulínica del suero. Veinte años 
después R.R. Porter y G.M. Edelman establecen la estructura de las 
inmunoglobulinas. Durante este lapso de tiempo se descubre que la síntesis de 
anticuerpos ocurre en las células plasmáticas, aunque éstas no son puestas en 
relación aún con los linfocitos; durante muchos años se siguió creyendo que los 
linfocitos eran células pasivas, sin función inmune. Por aquella época se describe, 
también, la diversidad de inmunoglobulinas, llegándose al establecimiento de una 
nomenclatura. Enseguida comienza la era de los múltiples experimentos sobre 
timectomía en ratones neonatos y sobre bursectomía en aves, así como los de 
reconstitución de animales irradiados, con timocitos y células de la medula ósea, y 
que permiten afirmar el papel esencial de los linfocitos, encuadrarlos en tipos 
funcionales T y B, y relacionarlos con las respuestas inmunes celular y humoral, 
respectivamente. 
Una importante faceta de la inmunología de la primera mitad del siglo XX fue la 
obtención de vacunas. Se lograron toxoides inmunogénicos a partir de toxinas 
bacterianas, en muchos casos por tratamiento con formol: toxoide tetánico (Eisler y 
Lowenstein, 1915) y toxoide diftérico (Glenny, 1921). En 1922 se desarrolla la vacuna 
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BCG contra la tuberculosis, haciendo uso de una cepa atenuada de Mycobacterium 
tuberculosis, el bacilo de Calmette-Guérin. La utilización de coadyuvantes se inicia en 
1916, por LeMoignic y Piroy. 
La inmunogenética nace cuando Bernstein describe en 1921 el modelo de transmisión 
hereditaria de los cuatro grupos sanguíneos principales, basándose en el análisis 
estadístico de sus proporciones relativas, y con el descubrimiento por Landsteiner y 
Levène (1927) de los nuevos sistemas MN y P. Los experimentos de transfusiones 
sanguíneas interespecíficas permitieron distinguir la gran complejidad de los 
antígenos sanguíneos, explicables según unos 300 alelos múltiples. 
Otra de las grandes controversias de los primeros tiempos de la Inmunología se 
refería al tipo de mecanismos postulados para explicar la especificidad de la reacción 
antígeno-anticuerpo. Se propusieron dos tipos de teorías: la selectiva y la instructiva. 
La primera formulación de tipo instructivo se debió a Paul Ehrlich (teoría de las 
cadenas laterales): suponía que las células inmunes expresan en su superficie una 
gran variedad de cadenas laterales preformadas; la unión de un agente patógeno 
determinado con una cadena lateral adecuada sería análoga a la complementariedad 
entre una llave y su cerradura; dicha interacción originaría la liberación de la cadena 
lateral, e induciría a la célula a producir y liberar más cadenas laterales de esetipo 
concreto. Como se ve, esta teoría supone que la selectividad de la cadena lateral está 
determinada previamente a la exposición al antígeno, que sólo actúa seleccionando 
la producción y liberación de la cadena adecuada. 
En cambio, durante los años 30 y 40 se daba más crédito a las teorías instructivas. 
En ellas, el antígeno juega un papel central a la hora de determinar la especificidad 
del anticuerpo correspondiente. Se sugería que el antígeno serviría como un molde 
alrededor del cual se plegaría la molécula del anticuerpo, que de esta forma adquiriría 
su especificidad. Estas teorías, popularizadas sobre todo por Linus Pauling, podían 
encajar en aquellos tiempos en que aún existían muchas lagunas de los 
conocimientos, pero en los años 50, tras los nuevos descubrimientos en Biología 
Molecular (ADN, ARN, código genético, etc.), fueron descartadas. 
Una contribución esencial a las ideas sobre el mecanismo de formación de los 
anticuerpos la realizó el australiano Macfarlane Burnet (1899-1985), al establecer su 
teoría de la selección clonal; ésta argumenta que cada linfocito B, previamente al 
contacto con el antígeno, sintetiza un único tipo de anticuerpo, específico para cada 
antígeno determinante antigénico), de modo que la unión del antígeno causa la 
proliferación clonal del linfocito B, con la consecuente síntesis incrementada de 
anticuerpos específicos. Esta teoría resucitó las ideas selectivas, y actualmente es el 
paradigma aceptado por todos los inmunólogos. Más recientemente Niels Jerne ha 
realizado nuevas aportaciones y refinamientos a la teoría de la selección clonal, 
proponiendo un modelo de regulación inmune conocido como teoría de las redes 
idiotípicas. 
Los avances en Inmunología durante los últimos años han sido espectaculares, 
consolidando a ésta como ciencia independiente, con su conjunto propio de 
paradigmas, ya relativamente escindida de su tronco originario microbiológico. Entre 
los hitos recientes hay que citar la técnica de producción de anticuerpos monoclonales 
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a partir de hibridomas, desarrollada originalmente por Cesar Milstein y Georges 
Kohler en 1975, y que presenta una enorme gama de aplicaciones en biomedicina, o 
el desentrañamiento de los fenómenos de reorganización genética responsables de 
la expresión de los genes de inmunoglobulinas, por Susumu Tonegawa. 
Tipos de enfermedades inmunológicas 
Este tipo de patologías surgen cuando falla alguno de los mecanismos del sistema 
inmunológico que regulan la respuesta del sistema inmune. Estas, se clasifican de la 
siguiente manera: 
 Alergia y asma 
La inhalación de sustancias alérgenos o detonantes como el polen, metales, 
sustancias químicas, etc., no son dañinas para el cuerpo. No obstante, pueden 
provocar síntomas como asma, dermatitis, urticaria, etc. 
 Inmunodeficiencias 
Las inmunodeficiencias aparecen cuando falta uno o más componentes del sistema 
inmunitario. Es decir, cuando el sistema inmune de una persona no es capaz de 
funcionar correctamente. O, simplemente, ha dejado de funcionar. Las más 
destacadas son: 
 Inmunodeficiencia combinado severa (SCID) 
Combinan la ausencia de funciones de los linfocitos B y linfocitos T. Produce 
infecciones pulmonares graves y diarreas infecciosas severas. 
 Síndrome de Job 
Es una enfermedad hereditaria que se presenta en aquellas personas con infecciones 
cutáneas crónicas graves. 
 Ataxia – Telangiectasis (AT) 
También es una enfermedad hereditaria la cual se manifiesta en la infancia. Afecta 
principalmente a la degeneración de la parte del cerebro que controla los movimientos 
y el habla. 
 Enfermedad granulomatosa crónica (CGD) 
Esta enfermedad ocurre cuando un tipo de glóbulo blanco, el cual ayuda al cuerpo a 
combatir las infecciones, no funciona correctamente. Se manifiesta con infecciones 
bacterianas y fúngicas severas y recurrentes, con la aparición frecuente de abscesos 
y granulomas. 
 Deficiencia de inmunoglobulina selectiva 
Aparece cuando se carece de la proteína que combate las infecciones (anticuerpo). 
Esta produce infecciones pulmonares, sinusoidales y gastrointestinales que se repiten 
con frecuencia. 
 Enfermedades autoinmunes 
Este tipo de enfermedades suceden por respuesta a componentes del propio 
organismo. Es decir, son el resultado del daño o la pérdida de función fisiológica en 
órganos y tejido debido a una respuesta autoinmune. Pueden afectar a cualquier 
persona, pero especialmente las pueden sufrir con mayor riesgo. Por ejemplo, 
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mujeres con edad reproductiva o bien, personas con antecedentes familiares. Las 
enfermedades más conocidas son: 
 Lupus: Es más frecuente en mujeres que en hombres y se suele diagnosticar 
entre los 14 y los 40 años. En este caso el organismo no reconoce algunos 
tipos de tejidos del organismo (cerebro, corazón, riñones, piel articulaciones, 
etc.) y los ataca 
 Artritis reumatoide: Es una enfermedad crónica que afecta a los tejidos que 
revisten las articulaciones causando daños en los cartílagos, los huesos, los 
ligamentos y los tendones. Cursa con dolor e inflamación de las articulaciones. 
También puede afectar a otros órganos. 
 Anemia hemolítica 
 Cirrosis biliar primaria 
 Diabetes tipo 1 
 Enfermedad celíaca: Se presenta en personas marcadas genéticamente cuyo 
sistema inmune reacciona ante la presencia de gluten o trazas de esta 
sustancia en los alimentos. 
 Esclerosis múltiple: Aunque no se conoce su causa, se la considera una 
enfermedad autoinmune que afecta al sistema nervioso (cerebro y médula 
espinal). Puede ser inicialmente leve, pero es posible que tenga un curso 
progresivo que puede ser frenado o ralentizado con tratamiento farmacológico. 
 Esclerodermia. Su principal característica es que la piel se endurece y se hace 
más gruesa, aunque también puede afectar a otros órganos, como el sistema 
digestivo, los pulmones el corazón o los riñones. 
Sistema inmunológico 
El sistema inmunológico, que se compone de órganos, tejidos, proteínas y células 
especiales, un diario protegido a las personas de los gérmenes y microorganismos. 
En la mayoría de los casos, el sistema inmunológico se desempeña con asombrosa 
eficacia para mantener saludables a las personas y prevenir infecciones. Sin 
embargo, en algunas ocasiones, problemas con el sistema inmunológico pueden 
producir enfermedades e infecciones. 
Acerca del sistema inmunológico 
El sistema inmunológico es la defensa del cuerpo ante organismos infecciosos y otros 
invasores. Mediante una serie de pasos llamados “respuesta inmune”, el sistema 
inmunológico ataca a los organismos y las sustancias que invaden los sistemas del 
cuerpo y causan las enfermedades. 
El sistema inmunológico se compone de una red de células, tejidos y órganos que 
trabajan en conjunto para proteger al cuerpo. Las células mencionadas son glóbulos 
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blancos (leucocitos) de dos tipos básicos, que se combinan para encontrar y destruir 
las sustancias u organismos que causan las enfermedades. 
Los leucocitos se producen o almacenan en varios lugares del cuerpo, que incluyen 
el timo, el bazo y la médula ósea. Por este motivo, estos órganos se denominan 
“órganos linfáticos”. Los leucocitos también se almacenan en masas de tejido linfático, 
principalmente en forma de ganglios linfáticos, que se encuentran en todo el cuerpo. 
En el cuerpo, los leucocitos circulan desde y hacia los órganos y los ganglios por 
medio de vasos linfáticos y vasos sanguíneos. De esta manera, el sistema 
inmunológico funciona de forma coordinada para controlar el cuerpo en busca de 
gérmenes o sustancias que puedenocasionar problemas. 
Los dos tipos básicos de leucocitos son: 
1. los fagocitos, que son células que destruyen a los organismos invasores 
2. los linfocitos, que son células que permiten al cuerpo recordar y reconocer a 
los invasores anteriores y lo ayudan a destruirlos 
Los fagocitos incluyen varias células diferentes. El tipo más común son los neutrófilos, 
que principalmente atacan a las bacterias. Si los médicos sospechan una infección 
bacteriana, pueden pedir un análisis de sangre para saber si el número de neutrófilos 
del paciente ha aumentado debido a la infección. Los otros tipos de fagocitos tienen 
funciones específicas para garantizar que el cuerpo reaccione adecuadamente a un 
determinado tipo de invasor. 
Los Dos Tipos de linfocitos hijo los linfocitos B y los linfocitos T. Los linfocitos se 
originan en la médula ósea y, o bien se quedan allí y se encuentran en células B, o 
se dirigen a la glándula del timo, donde se encuentran en células T. Los linfocitos B 
funcionan como el sistema de inteligencia militar del cuerpo, ya que localizan el 
objetivo y envían defensas para atraparlo. Las células T se asemejan a los soldados: 
destruyen a los invasores que el sistema de inteligencia identifica. 
Funciona de esta manera: 
Cuando se detectan antígenos (sustancias extrañas que invaden el cuerpo), varios 
tipos de células trabajan de forma conjunta para reconocerlos y responder a la 
amenaza. Estas células inducen a los linfocitos B a producir anticuerpos, proteínas 
especializadas que atrapan antígenos determinados. Una vez fabricados, estos 
anticuerpos permanentes en el cuerpo de la persona, de modo que, si el mismo 
antígeno regresa, el sistema inmunológico ya cuenta con los anticuerpos para 
atacarlo. Por lo tanto, si una persona se enferma, por ejemplo, de varicela, 
generalmente no volverá a contraer la enfermedad. 
Las inmunizaciones también previenen algunas enfermedades de esta forma. Las 
inmunizaciones introducen un antígeno en el cuerpo de modo que no produce ninguna 
enfermedad, pero le permite fabricar anticuerpos para proteger a la persona de 
ataques futuros del germen o sustancia responsable de esa enfermedad determinada. 
A pesar de que los anticuerpos pueden reconocer un antígeno y atraparlo, necesitan 
ayuda para destruirlo. Esa es la función de las células T, que forman parte del sistema 
que destruye los antígenos que los anticuerpos han identificado o las células 
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infectadas o modificadas. (En efecto, algunas células T se denominan "células 
asesinas".) Las células T también ayudan a indicar a otras células (como los fagocitos) 
que cumplan con su función. 
Los equipos también pueden neutralizar las toxinas (sustancias tóxicas o 
perjudiciales) producidas por distintos organismos. Por último, los anticuerpos pueden 
activar un sistema de proteínas llamado complemento que también forma parte del 
sistema inmunológico. El sistema de complemento ayuda a matar a las bacterias, los 
virus o las células infectadas. Todas estas células y componentes especializados del 
sistema inmunológico protegen al cuerpo de las enfermedades. Esta protección se 
denomina inmunidad. 
Inmunidad 
Los seres humanos tienen tres tipos de inmunidad: innata, adquirida y pasiva: 
 Inmunidad innata 
Todas las personas nacen con inmunidad innata (o natural), que es una forma de 
protección general. Muchos de los gérmenes que a otras especies no nos hacen 
daño. Por ejemplo, los virus que producen leucemia en los gatos o moquillo en los 
perros no aprecian a los seres humanos. También se observa el caso contrario: 
algunos virus que producen enfermedades en los seres humanos (como el virus del 
VIH / SIDA) no afectan a los gatos o los perros. 
La inmunidad innata también incluye las barreras externas del cuerpo, como la piel y 
las membranas mucosas (por ejemplo, las que recubren la nariz, la garganta y el 
tracto gastrointestinal), que constituyen la primera línea de defensa para evitar que 
las enfermedades ingresen al cuerpo. Si esta barrera defensiva exterior se rompe 
(como por un corte), la piel intenta sanar la ruptura rápidamente y las células 
inmunitarias especiales de la piel atacan a los gérmenes invasores. 
 Inmunidad adquirida 
El segundo tipo de protección es la inmunidad adquirida (o activa), que se desarrolla 
durante el transcurso de nuestras vidas. La inmunidad adquirida comprende la 
actividad de los linfocitos y se desarrolla a medida que las personas se exponen a las 
enfermedades o se las inmuniza contra ellas mediante la vacunación. 
 Inmunidad pasiva 
La inmunidad pasiva se "pide prestada" a otra fuente y dura poco tiempo. Por ejemplo, 
los anticuerpos de la leche materna inmunizan pagadero al bebé contra las 
enfermedades a las que la madre estuvo expuesta. Esto puede ayudar a proteger al 
bebé de las infecciones durante los primeros años de la infancia. 
No existen dos sistemas inmunológicos idénticos. Algunas personas parecen exentas 
de contraer infecciones, mientras que otras parecen enfermarse constantemente. Con 
el transcurso de los años, el sistema inmunológico de las personas entra en contacto 
con cada vez más gérmenes y adquiere inmunidad contra ellos. Por este, los adultos 
y los adolescentes motivo a resfriarse menos que los niños: sus cuerpos han 
aprendido a reconocer y atacar inmediatamente a muchos de los virus que provocan 
los resfriados. 
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Problemas del sistema inmunológico 
Los trastornos del sistema inmunológico se clasifican en cuatro categorías principales: 
3. Trastornos de inmunodeficiencia (primarios o adquiridos) 
4. Trastornos autoinmunitarios (el sistema inmunológico del cuerpo ataca su 
propio tejido como si fuera una sustancia extraña) 
5. Trastornos alérgicos (el sistema inmunológico reacciona exageradamente ante 
un antígeno) 
6. Cáncer del sistema inmunológico 
Trastornos de inmunodeficiencia 
Las inmunodeficiencias se producen cuando una parte del sistema inmunológico no 
está presente o no funciona correctamente. A veces, una persona nace con 
inmunodeficiencia (inmunodeficiencias primarias), aunque puede que los síntomas 
del trastorno recién se manifiesten en etapas posteriores de la vida. Las 
inmunodeficiencias también se pueden adquirir a través de una infección o pueden 
ser productos de medicamentos (en algunos casos se denominan 
“inmunodeficiencias secundarias”). 
Las inmunodeficiencias pueden afectar a los linfocitos B, los linfocitos T o los 
fagocitos. Algunos ejemplos de inmunodeficiencias primarias que pueden afectar a 
los niños y los adolescentes son: 
 Deficiencia de los anticuerpos IgA. Es el trastorno de inmunodeficiencia más 
común. La IgA es un tipo de inmunoglobulina que se encuentra principalmente 
en la saliva y en otros líquidos corporales y que ayuda a proteger las entradas 
al cuerpo. La deficiencia de IgA es un trastorno en el que el cuerpo no produce 
suficientes anticuerpos IgA. Las personas con deficiencia de IgA son más 
propensas a tener alergias o resfriados y otras infecciones respiratorias, pero, 
en general, la enfermedad no es grave. 
 Inmunodeficiencia combinada grave (IDCG) , que también se conoce como 
la “enfermedad del niño burbuja”, por un niño de Texas con IDCG que vivía en 
una burbuja de plástico sin gérmenes. La IDCG es un trastorno del sistema 
inmunológico que se produce por la ausencia de linfocitos B y T, lo cual casi 
imposibilita la lucha contra las infecciones. 
 Síndrome de Di George (displasia tímica). Se trata de una anomalía 
congénita que se caracteriza por la ausencia de la glándula del timo al nacer. 
Es un ejemplo de enfermedad primaria de los linfocitos T.La glándula del timo 
es donde normalmente se desarrollan los linfocitos T. 
Síndrome de Chediak-Higashi y enfermedad granulomatosa crónica. 
Ambos trastornos implican la incapacidad de los neutrófilos de funcionar 
normalmente como fagocitos. 
Las inmunodeficiencias adquiridas (o secundarias) generalmente se producen 
después de una enfermedad, aunque también pueden ser el resultado de la 
desnutrición, las quemaduras u otros problemas médicos. Algunos medicamentos 
también pueden ocasionar problemas en el funcionamiento del sistema inmunológico. 
Las inmunodeficiencias adquiridas (secundarias) incluyen: 
DAHIANA N. CENTURION M. ESTUDIANTE DE LIC. EN ENFERMERIA 
 
 Infección por VIH (virus de la inmunodeficiencia humana) / SIDA 
(síndrome de inmunodeficiencia adquirida). Se trata de una enfermedad 
que destruye el sistema inmunológico de forma lenta y constante. Se produce 
por el VIH, un virus que extermina determinados tipos de linfocitos llamados 
células T cooperadoras. Sin las células T cooperadoras, el sistema 
inmunológico no puede defender al cuerpo de organismos que en 
circunstancias normales son inofensivos, lo cual puede producir infecciones 
que representan una amenaza para la vida en personas con SIDA. Los recién 
nacidos pueden adquirir la infección por VIH mientras se encuentran en el útero 
de sus madres, durante el proceso de parto o durante el amamantamiento. Las 
personas pueden contraer la infección por VIH al tener relaciones sexuales sin 
protección con una persona infectada, compartir agujas contaminadas durante 
el consumo de drogas o esteroides, o realizar tatuajes. 
 Inmunodeficiencias provocadas por medicamentos. Algunos 
medicamentos son inmunodepresores. Una de las desventajas del tratamiento 
de quimioterapia contra el cáncer, por ejemplo, es que no sólo ataca a las 
células cancerosas sino a otras células saludables de crecimiento rápido, lo 
cual incluye las células de la médula ósea y otras partes del sistema 
inmunológico. Además, es posible que las personas con trastornos 
autoinmunitarios o que hayan recibido un trasplante de órganos necesarios 
para tomar medicamentos inmunodepresores, que también pueden reducir la 
capacidad del sistema inmunológico de combatir las infecciones y pueden 
causar inmunodeficiencia secundaria. 
Trastornos autoinmunitarios 
En los trastornos autoinmunitarios, el sistema inmunológico ataca por error a los 
tejidos y órganos saludables del cuerpo como si fueran invasores externos. Las 
enfermedades autoinmunitarias incluyen: 
 Lupus. Se trata de una enfermedad crónica que se caracteriza por la 
inflamación y el dolor de músculos y articulaciones (la respuesta inmune 
anormal también puede incluir ataques a los riñones y otros órganos). 
 Artritis reumatoidea juvenil. Es una enfermedad en la que el sistema 
inmunológico del cuerpo ataca a determinadas partes del cuerpo (como las 
articulaciones de la rodilla, las manos y los pies) porque las considera tejido 
extraño. 
 Esclerodermia. Se trata de una enfermedad autoinmunitaria crónica que 
puede producir la inflamación y el deterioro de la piel, las articulaciones y los 
órganos internos. 
 Espondilitis anquilosante. Es una enfermedad que produce la inflamación de 
la columna vertebral y las articulaciones, lo cual provoca rigidez y dolor. 
 Dermatomiositis juvenil. Es un trastorno que se caracteriza por la inflamación 
y el deterioro de la piel y los músculos. 
Trastornos alérgicos 
Los trastornos alérgicos se producen cuando el sistema inmunológico reacciona 
exageradamente ante la exposición a los antígenos del entorno. Las sustancias que 
provocan dichos ataques se llaman alérgenos. La respuesta inmune puede producir 
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síntomas como hinchazón, ojos llorosos y estornudos, e incluso una reacción llamada 
anafilaxia, que representa una amenaza de vida. Los medicamentos antihistamínicos 
pueden aliviar la mayor parte de los síntomas. 
Los trastornos alérgicos incluyen: 
 Asma. Se trata de un trastorno respiratorio que puede producir problemas para 
respirar. Frecuentemente, implica una reacción alérgica por parte de los 
pulmones. Si los pulmones son extremadamente sensibles a determinados 
alérgenos (como el polen, el moho, la caspa de los animales o los ácaros del 
polvo), se puede producir el estrechamiento de las vías respiratorias de los 
pulmones, lo cual provoca una reducción del flujo de aire y dificulta la 
respiración. 
 Eczema. Es una erupción que provoca picazón, también conocida como 
dermatitis atópica. A pesar de que la dermatitis atópica no necesariamente se 
produce por una reacción alérgica, se observa más a menudo en niños y 
adolescentes que tienen alergias, rinitis alérgica o asma, o que tienen 
antecedentes familiares de estas enfermedades. 
 Alergias de varios tipos que pueden afectar a niños y adolescentes. Las 
alergias ambientales (por ejemplo, a los ácaros del polvo), las alergias 
estacionales (como la rinitis alérgica), las alergias a medicamentos (reacciones 
a determinados medicamentos o fármacos), las alergias a alimentos (como a 
los frutos secos) y las alergias a toxinas (como a las picaduras de abeja) son 
las enfermedades que las personas típicas llaman “alergias”. 
Cáncer del sistema inmunológico 
El cáncer se produce cuando hay un crecimiento descontrolado de células. Esto 
también puede suceder con las células del sistema inmunológico. El linfoma afecta a 
los tejidos linfáticos y es uno de los tipos de cáncer infantil más frecuentes. La 
leucemia, que implica el crecimiento excesivo y anormal de leucocitos, es el tipo de 
cáncer infantil más común. Con los medicamentos actuales, se pueden curar la 
mayoría de los casos de ambos tipos de cáncer que se manifiestan en niños y 
adolescentes. 
Aunque los trastornos del sistema inmunológico en general no se pueden prevenir, al 
mantenerse informado sobre la enfermedad de su hijo y trabajar en estrecha 
colaboración con su médico, usted puede ayudar al sistema inmunológico de su hijo 
a mantenerse fuerte y combatir las enfermedades. 
 
 
	¿Qué es la inmunología?
	Desarrollo Histórico de la Inmunología
	Tipos de enfermedades inmunológicas
	 Alergia y asma
	 Inmunodeficiencias
	 Inmunodeficiencia combinado severa (SCID)
	 Síndrome de Job
	 Ataxia – Telangiectasis (AT)
	 Enfermedad granulomatosa crónica (CGD)
	 Deficiencia de inmunoglobulina selectiva
	 Enfermedades autoinmunes
	Sistema inmunológico
	Acerca del sistema inmunológico
	Inmunidad
	 Inmunidad innata
	 Inmunidad adquirida
	 Inmunidad pasiva
	Problemas del sistema inmunológico
	Trastornos de inmunodeficiencia
	Trastornos autoinmunitarios
	Trastornos alérgicos
	Cáncer del sistema inmunológico

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