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Respuesta sexual humana
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La respuesta sexual humana es el conjunto de cambios físicos y hormonales que experimentan los seres humanos ante el estímulo sexual.
Fue estudiada por los célebres William Masters, ginecólogo, y Virginia Johnson, sexóloga, que describieron 4 fases a las que nombraron excitación, meseta, orgasmo y resolución.
Los diferentes tipos de ciclo de respuesta sexual según Masters y Johnson:1​Los hombres (parte superior) y mujeres (parte inferior)
Índice
· 1Fases
· 1.1Fase de deseo sexual
· 1.2Fase de excitación
· 1.3Fase de meseta
· 1.3.1Hombres
· 1.3.2Mujeres
· 1.4Fase del orgasmo
· 1.5Fase de resolución
· 2Referencias
· 3Véase también
Fases[editar]
Fase de deseo sexual[editar]
La estimulación de los impulsos sexuales es diferente para cada sexo, aunque comparte el origen psíquico para activar la respuesta sexual: los pensamientos son inducidos por las percepciones sensoriales, durante esta fase, principalmente a través de la visión, que estimulan áreas del cerebro relacionadas con la fantasía e imaginación. A su vez existen conexiones con centros de control hormonal que secretan testosterona y hormona luteinizante, capaces de incrementar el deseo sexual.
Durante esta fase no se observan cambios orgánicos evidentes. Sin embargo, la fase de deseo o apetito sexual debe ocurrir para que un individuo se predisponga a la actividad sexual, en la mayoría de casos, no en todos.
Fase de excitación[editar]
La excitación es la primera fase, y puede desencadenarse por una enorme variedad de estímulos: la visión de un cuerpo desnudo, una caricia, olores, la pronunciación o audición de ciertas palabras y un largo etcétera. Aún no hay evidencia sobre un estímulo capaz de excitar específicamente a hombres o mujeres, pero la idea convencional atribuye al varón el ámbito de lo visual y a la mujer un espectro sensorial más amplio (tacto, mirada, palabra, gestos), aunque faltan pruebas concluyentes que confirmen la creencia popular.
Durante la excitación, el pene se agranda, endurece y eleva, volviéndose erecto. En la mujer, la vagina se lubrica y dilata, al igual que la vulva.
Fase de meseta[editar]
En esta etapa la respiración está entrecortada, el pulso cardíaco aumenta y todos los efectos de la excitación se desarrollan. También aparece el rubor sexual(enrojecimiento notorio en el área del pecho y rostro). La tensión muscular aumenta. Al aproximarse el orgasmo (inmediatamente posterior a la fase de meseta) es habitual una sensación de apremio por descargar la tensión sexual acumulada.
Si la excitación desaparece durante la meseta o se interrumpe la llegada del orgasmo, pueden producirse sensaciones molestas. El hombre experimenta ligero dolor en los testículos y la mujer, congestión a nivel genital.
Hombres[editar]
Cuando la fase de excitación llega hasta su punto máximo, todos los cambios se mantienen en su nivel más alto durante un cierto tiempo llamado «meseta», proporcionando una agradable sensación de placer. El varón puede notar una especie de presión o calor en la zona de la pelvis, que está provocada por el estrechamiento de los vasos sanguíneos, especialmente en las vesículas seminales y la próstata. Durante este momento de aparente calma, la tensión muscular se incrementa, el ritmo cardiaco y la respiración se aceleran y aumenta la presión sanguínea.
La duración de esta fase es muy variable. Hay parejas que la prolongan voluntariamente por medio de juegos amorosos, para conseguir una mayor satisfacción.
Mujeres[editar]
Los cambios alcanzados en la fase anterior de excitación se mantienen e intensifican también en la mujer durante un cierto tiempo. Quizás la variación más significativa es que el clítoris se retrae de nuevo bajo la membrana que lo recubre (capuchón), haciéndose menos accesible. Poco a poco, los niveles de excitación se van incrementando para preparar la llegada del orgasmo. Los pechos aumentan de tamaño y la areola se dilata. La vagina sigue expandiéndose. Aumenta la congestión vascular en los labios menores. Los labios mayores se separan aún más. Algunas mujeres presentan manchas rojizas por algunas zonas del cuerpo. Este fenómeno es conocido como «rubor sexual» y no debe preocupar, pues obedece a un aumento de la circulación sanguínea bajo la piel.
Fase del orgasmo[editar]
El orgasmo surge tras las fases de excitación y meseta. Las pulsaciones cardíacas y la respiración llegan a su máxima frecuencia e intensidad. Se produce una gran tensión muscular y contracciones involuntarias del miembro viril, de los músculos vaginales y del esfínter anal. En el varón habitualmente se produce la eyaculación. Se produce dilatación pupilar fugaz. Además de la respuesta física, se produce una respuesta emocional muy variada y específica de cada individuo como manifestación de placer: suspiros, gritos, gruñidos, llanto o risa, aunque también puede haber orgasmo sin manifestaciones emocionales elocuentes.
La fase de excitación está caracterizada por la vasocongestión de los genitales.
La mayoría de las mujeres, 70-80% en las estadísticas generales, necesita estimulación clitoriana directa (puede ser manual, oral u otra fricción concentrada contra la parte externa del clítoris) para alcanzar el orgasmo,.2​3​4​5​
Fase de resolución[editar]
Es el restablecimiento paulatino de la normalidad física y psíquica, tras haber alcanzado el orgasmo.
El varón experimenta un periodo refractario, durante el cual es incapaz de volver a excitarse, o de hacerlo con la misma intensidad. La mujer, en cambio, no tiene periodo refractario y es capaz de alcanzar orgasmos múltiples y frecuentes.
Fases de la respuesta sexual humana
 15 abril, 2016
Blog
Publicado por Irene Bedmar
3 comentarios
8
¿Conoces bien tu respuesta sexual? Con este post descubrirás:
1. Cómo se produce cada una de las fases implicadas en la respuesta sexual humana.
2. Cuáles son las diferencias más significativas entre las respuestas sexuales masculina y femenina.
3. Cómo aprender a identificar un posible problema sexual.
 Existen discrepancias entre autores en cuanto a las distintas etapas implicadas, pero podemos recoger todas ellas en esta síntesis, por orden de aparición:
 
→ DESEO (fase añadida por Helen S. Kaplan en 1978):
 
Esta etapa inicial de la respuesta sexual humana comprende pensamientos, emociones y sensaciones que generalmente aumentan el nivel de libido. En esta fase, los aspectos psicológicos y la percepción sensorial son fundamentales para que la persona pueda sentirse sexualmente motivada.
 
 
Las dificultades sexuales en la fase de deseo sexual son cada vez más frecuentes en nuestra sociedad. Esto es debido sobre todo al estilo de vida que llevamos. Siempre se ha pensado que afectan más a la mujer; sin embargo, la realidad que vivimos los terapeutas sexuales en nuestras consultas nos dice que el número de casos de DSI (deseo sexual inhibido) en hombres se incrementa cada vez más.
 
También es cierto que los hombres pueden estar superando sus dificultades; dar el paso de admitir que tienen este problema y pedir ayuda profesional es cada vez más habitual. Con todo, esta dificultad puede haber afectado siempre de modo similar a ambos sexos. La influencia de viejos mitos sobre la sexualidad masculina puede haber falseado en cierto modo esta realidad…
 
Otra alteración del deseo que, de hecho, sí parece afectar más a la mujer es la aversión al sexo.
 
• EXCITACIÓN (Masters y Johnson, 1965):
 
Si se mantiene un alto nivel de deseo, se puede alcanzar fácilmente la fase de excitación sexual. Aquí aparecen las primeras manifestaciones fisiológicas.
 
· Masculinas: erección del pene, aumento del tamaño y elevación de los testículos e incremento del grosor del escroto. Cuando la excitación sexual masculina se ve afectada por la ansiedad, hablamos de problemas de erección.
 
· Femeninas: lubricación y dilatación vaginal, erección de los pezones y aumento del tamaño del pecho y la vagina. Si aparecen dificultades en esta fase de la respuesta sexual, hablamos de problemasde excitación sexual femenina.
 
En ambos casos, se inicia también una elevación de las frecuencias respiratoria y cardíaca; a esto puede acompañar una sudoración cuya intensidad es variable según el nivel de excitación fisiológica.
 
• MESETA (Masters y Johnson, 1965):
 
Manteniendo una adecuada estimulación, la persona alcanzaría el nivel de meseta, que podemos definir como una fase producida inmediatamente antes del orgasmo y caracterizada por la percepción de unas sensaciones muy específicas que avisan y predisponen al orgasmo (sensaciones preorgásmicas). La percepción a nivel cerebral y psicofisiológico de dichas sensaciones estaría alterada en dificultades sexuales como la eyaculación precoz.
 
Tanto en el hombre como en la mujer, se observa un notable incremento de la tensión muscular y de las reacciones fisiológicas antes descritas.
 
· En el hombre, se produce además la lubricación y limpieza de la uretra de posibles restos de orina (para permitir el paso de espermatozoides vivos) mediante un líquido producido por las glándulas de Cowper o glándulas bulbouretrales.
 
· En la mujer, el clítoris se retrae bajo su capuchón, el pecho sigue aumentando su tamaño y la areola se dilata. La vagina continúa dilatándose y aumenta la congestión vascular de los labios menores, mientras que los mayores, se van separando más. En esta fase, es característico el llamado rubor sexual en determinadas zonas de la piel, debido al aumento de la circulación sanguínea. La duración de esta fase puede ser muy variable.
 
• ORGASMO (Masters y Johnson, 1965):
 
Partiendo del mantenimiento de la estimulación y la excitación sexual, el orgasmo viene a ser el momento exacto en que la persona se deja llevar por las sensaciones preorgásmicas para sentir el clímax.
 
A nivel fisiológico, las manifestaciones más evidentes son:
 
· En el hombre, la expulsión del esperma o semen (eyaculación).
 
· En la mujer, la emisión de fluido procedente de las glándulas de Bartolino (propias de la lubricación vaginal) o la expulsión del líquido segregado por las glándulas de Skene (“próstata femenina”) si hablamos de la implicación del punto G y de “eyaculación femenina”. A este nivel, pueden aparecer importantes diferencias entre unas mujeres y otras.
 
Por otra parte, la respuesta sexual femenina (especialmente la fase de orgasmo) continúa siendo un importante objeto de investigación, dada su complejidad y las grandes diferencias existentes entre distintas mujeres a la hora de experimentar el orgasmo.
 
Tanto en la mujer como en el hombre, las pulsaciones y la respiración alcanzan su máxima frecuencia e intensidad, la tensión muscular se acentúa y se produce la contracción rítmica e involuntaria de la musculatura pubococcígea (grupo de músculos situado en el suelo de la pelvis).
 
En cuanto a las sensaciones propias del orgasmo, inmediatamente antes del mismo, hablamos en el hombre del punto de no retorno o inevitabilidad/urgencia eyaculatoria; es decir, el momento justo en que se percibe que el orgasmo es inevitable y por lo tanto, se produce la eyaculación.
 
En la mujer, el orgasmo es experimentado de un modo más complejo. No existe un patrón único de respuesta de orgasmo, sino que podemos hablar de un amplio rango de respuestas comprendidas entre una respuesta de orgasmo rápida muy similar a la masculina y la posibilidad de prolongar esta fase mediante orgasmos múltiples o encadenados que, potencialmente y con un aprendizaje específico, algunas mujeres podrían controlar a voluntad.
 
Los problemas sexuales que suelen afectar a esta fase de la respuesta sexual son la anorgasmia, la eyaculación precoz y la eyaculación retardada.
 
• RESOLUCIÓN (Masters y Johnson, 1965):
 
En esta etapa de la respuesta sexual, el organismo comienza a recuperar progresivamente los niveles normales o basales. Suelen aparecer sensaciones de relajación (muscular y mental), bienestar, placidez o incluso sueño. Estas sensaciones se deben a los cambios hormonales y a la secreción de serototina.
 
En el hombre, comienza el período refractario. El periodo refractario es la imposibilidad de alcanzar otro orgasmo durante un tiempo determinado. Esto varía en cada hombre según su edad, estado de salud, etc. Asimismo, se producen la pérdida de la erección, la disminución del tamaño y descenso de los testículos y la reducción del grosor del escroto.
 
Biológicamente, la mujer no necesita un período refractario. Potencialmente, esto le permite alcanzar nuevos orgasmos. Sin embargo, esto depende directamente del estado (físico, mental, emocional…) de cada mujer en ese momento. En cuanto a las manifestaciones fisiológicas femeninas, destacan la recuperación de la posición, estado vascular y tamaño del útero, vagina, clítoris y labios mayores y menores.
 
→ SATISFACCIÓN (fase añadida por Sandra Leiblum en 1990):
 
Algunos investigadores han definido la satisfacción sexual como una respuesta afectiva. Dicha respuesta surge de unaevaluación subjetiva de las dimensiones positivas y negativas asociadas a la propia relación sexual.
 
Es decir, en términos más sencillos, ¿cómo percibo yo y cómo vivo a nivel emocional mis relaciones sexuales? ¿El balance es positivo o negativo? Por tanto, la satisfacción es la interpretación que hacemos de nuestro bienestar (físico, mental y emocional) con respecto a las relaciones sexuales.
 
Esta interpretación puede realizarse con respecto a las prácticas sexuales individuales, en pareja, actividades sexuales concretas y recientes o bien en un sentido más amplio (cómo se percibe la propia salud en el ámbito sexual).
 
Además, se propuso que dicha satisfacción sexual dependía de cuatro aspectos básicos:
 
1.  Satisfacción con las relaciones globales.
2. Relación entre el nivel de las recompensas y los costos en una relación.
3. Nivel de las recompensas y los costos en comparación con nuestras expectativas.
4. Nivel de la igualdad en las recompensas y los costos entre los integrantes.
 
Es decir, esta evaluación que hacemos de nuestras propias relaciones sexuales dependería de las siguientes cuestiones:
PUNTOS CLAVE
· La respuesta masculina sigue el modelo sexual lineal con las fases de excitación, meseta, orgasmo y resolución.
· La respuesta femenina sigue un modelo cíclico en el que hay un feedback entre aspectos físicos, emocionales y cognitivos.
· El inicio de la actividad sexual comienza con el deseo en los hombres. En las mujeres hay muchas razones emocionales anteriores al deseo.
· La testosterona es una hormona importante para el interés y la función sexual en el hombre. En la mujer desempeña un papel en la motivación sexual pero la evidencia es inconsistente y a veces contradictoria.
· Hormonas como los estrógenos, la oxitocina, la prolactina y la betaendorfina influyen en la excitación y el acto sexual, pero su papel está aún por aclarar.
 
TEORÍAS SOBRE LA RESPUESTA SEXUAL HUMANA
El modelo lineal de Masters y Johnson
A lo largo de los últimos años han aparecido diferentes modelos para definir la respuesta sexual humana. A principios de la década de 1950, Masters y Johnson1, tras estudiar la fisiología y psicología sexual humana, desarrollaron el modelo sexual lineal tanto para hombres como para mujeres, con estadios secuenciales de excitación, meseta, orgasmo y resolución (figura 1).
La fase de excitación puede durar de varios minutos a varias horas. En ella aumenta el nivel de tensión muscular, la frecuencia cardíaca y comienza la vasocongestión con aumento de los órganos genitales, como vemos en la tabla 1. En esta fase se produce también la lubricación vaginal y las glándulas de Cowper secretan un líquido lubricante en la uretra masculina.
En la fase de meseta, que se mantiene hasta el orgasmo, estos cambios se intensifican. La vejiga se cierra para evitar la mezcla de orina con semen y los músculos de la base del pene presentan contracciones rítmicas que finalmente expulsan el semen.
Durante el orgasmo, hay contracciones musculares involuntarias, como las esfinterianas o espasmos del músculo carpopedal del pie, aumentanla presión arterial y las frecuencias cardíaca y respiratoria, y se produce una repentina liberación de la tensión nerviosa. En los hombres, el orgasmo generalmente se alcanza con la eyaculación del semen. Inicialmente fluidos seminales se acumulan en el bulbo uretral de la glándula prostática. A medida que se acumulan, siente que va a eyacular y esa sensación se experimenta como inevitable e incontrolable. En las mujeres se producen contracciones rítmicas del útero. La tensión de sus músculos aumenta la presión en el pene y contribuye al orgasmo. En ambos sexos, suele ser una experiencia intensamente placentera.
Durante la resolución, el cuerpo vuelve a los niveles normales de frecuencia cardíaca, presión arterial, respiración y contracción muscular, y se experimenta una sensación general de bienestar. Muchas mujeres pueden volver de nuevo a la fase orgásmica con mínimos estímulos y pueden experimentar orgasmos repetidos durante más de una hora. Los hombres tienen un período refractario en el que no pueden tener orgasmos aunque sí pueden mantener una erección parcial o completa. Este período tiene una duración variable, desde pocos minutos a varios días.
 
El modelo cíclico de la respuesta sexual femenina de Basson
Recientemente, Basson2 et al. definieron el modelo cíclico biopsicosocial de la respuesta sexual femenina (figura 2) en el que hay un feedback entre aspectos físicos, emocionales y cognitivos. Según este modelo, en las mujeres puede existir un deseo que provoque la búsqueda de una actividad sexual (deseo «espontáneo») o, más frecuentemente, puede darse una postura sexual neutra, una predisposición a realizar una actividad sexual que, si los estímulos son suficientes y adecuados, produce el paso de la neutralidad a la excitación y el deseo (deseo «reactivo»). Si el resultado es positivo, emocional y físicamente, se incrementa la motivación sexual. La gratificación se consigue por la satisfacción y el placer (sea con orgasmo o sin él), y con otros aspectos subjetivos que no son estrictamente sexuales y que pueden tener mucha importancia, como la comunicación con la pareja, la intimidad emocional, la expresión de afecto, el compartir placer físico, complacer al compañero, la autoestima (sentirse atractiva, femenina, apreciada, amada o deseada), el relax o el bienestar. Todos estos elementos configuran la predisposición de las mujeres, descrita al principio, a tener posteriores encuentros o actividades sexuales, es decir, son estímulos para pasar de una postura sexual neutra a la excitación y el deseo.
Si el resultado es negativo, como en los casos de dispareunia, disfunción sexual de la pareja, por efecto de medicamentos, etc., se rompe el ciclo y la motivación sexual con la pareja no se incrementa.
Algunas mujeres tienen deseo espontáneamente. El espectro es muy amplio entre ellas y se puede relacionar con el ciclo menstrual, con el pico que hay a mitad del ciclo de testosterona y androstendiona. En general, disminuye con la edad y en cualquier edad aumenta con cada nueva relación.
El hecho de que el desarrollo del acto sexual en las mujeres no siga un modelo lineal que comienza con el deseo sexual es importante a la hora de hablar de la disfunción sexual femenina. Distintos estudios concluyeron que la causa más común entre las mujeres era el escaso deseo sexual3-5 pero en muchos de estos casos se desarrollaría deseo durante el acto sexual. Un estudio realizado en mujeres portuguesas6 refleja la diversidad en las motivaciones para el sexo y refuerza la idea de que no hay un modelo universal. Dentro del subgrupo de mujeres con relaciones estables heterosexuales que no mostraban dificultad en la excitación, un 15,5% sólo iniciaban una actividad sexual cuando sentían deseo mientras que el 30,7% declaraban iniciar la actividad sexual sin deseo y, una vez iniciada, se excitaban fácilmente. En este grupo era mayor el porcentaje de mujeres con relaciones de larga duración, más de 10 años, que con relaciones recientes, de menos de 1 año (42,2 frente al 22,4%).
La correlación en los hombres entre la excitación subjetiva y la congestión genital no se ve en las mujeres. La excitación sexual femenina está modulada por pensamientos y emociones desencadenadas por el estado de excitación sexual.
 
CAMBIOS FISIOLÓGICOS ASOCIADOS A LA RESPUESTA SEXUAL
Se distinguen tres fases principales (tabla 1)7,8. La fase de excitación es similar en los dos sexos y está caracterizada por fenómenos de vasodilatación con aumento del aporte de sangre a los órganos sexuales. Durante esta fase, se produce la lubricación vaginal por ultrafiltración a través del epitelio vaginal de plasma sanguíneo del plexo subepitelial intensamente dilatado. Su utilidad es facilitar la penetración y los movimientos del pene y neutralizar el pH vaginal (normalmente ácido) para permitir la supervivencia de espermatozoides.
En la fase del orgasmo hay diferencias intersexuales en lo que a frecuencia se refiere: casi todos los hombres alcanzan el orgasmo, pero en un elevado porcentaje de mujeres sanas la respuesta orgásmica es menos frecuente durante el coito. Una vez que se produce, no hay grandes diferencias. Durante el orgasmo, se producen contracciones intermitentes de la musculatura lisa genital y esquelética.
La fase de resolución consiste en el retorno a los niveles funcionales iniciales con reducción de la congestión pélvica y relajación muscular. Se acompaña de un período refractario, de varios minutos de duración, en el que es difícil tener un nuevo orgasmo. Esto es habitual en el hombre; en las mujeres puede haber un nivel elevado de excitación sobre el que se pueden superponer orgasmos adicionales si persiste la estimulación.
Además de los cambios en los órganos genitales, se producen cambios en otros aparatos:
· Aumento de la frecuencia cardíaca (100-130 lpm).
· Aumento de la presión arterial (150-180 mmHg de presión sistólica).
· Aumento de la vasopresina, durante la excitación, la oxitocina durante el orgasmo y la prolactina tras éste.
 
MECANISMOS FISIOLÓGICOS DE LA RESPUESTA SEXUAL
Un estímulo erótico condiciona una descarga nerviosa en el cerebro que se libera de los circuitos inhibidores a los centros medulares responsables de la intumescencia genital: el dorsolumbar, a nivel de D11-L2, interviene por fibras simpáticas cuando hay un estímulo psíquico activando el plexo hipogástrico, los nervios cavernosos y el tejido peneano; el sacro (S2-S4) responde a una estimulación genital directa. Ambos estímulos evolucionan sinérgicamente para producir la intumescencia genital: se consigue por inducción cerebral y se mantiene durante el acto sexual por el contacto y el arco reflejo sacro. Las órdenes nerviosas producen una vasodilatación cuya consecuencia es la erección del pene y la lubricación de la vagina.
La actividad sexual depende de los niveles sanguíneos de ciertas hormonas9, aunque el papel exacto de cada una de ellas sigue estando poco claro y son necesarios más estudios:
· Andrógenos: en el hombre, la testosterona desempeña un papel importante en el mantenimiento del interés y la función sexuales. Durante la pubertad hay una clara asociación entre la elevación de los niveles y el interés y actividad sexuales. Con el envejecimiento disminuyen los niveles circu-lantes de testosterona paralelos al declinar de la función sexual. En la mujer también desempeñan un papel en la motivación sexual pero la evidencia es inconsistente y a veces contradictoria. Sus efectos fácilmente se ven interferidos por factores afectivos (el ánimo, la energía, el bienestar, otros mecanismos psicológicos) y por la actuación conjunta de otras hormonas. Los niveles de testosterona aumentan durante la fase folicular y llegan al máximo aproximadamente en el tercio medio del ciclo, disminuyendo durante el tercio final. El interés sexual es, en algunas mujeres, mayor durante la fase folicular o alrededor de la ovulación pero hay variaciones individuales considerables. A lo largo del ciclo se producen otros muchos cambios hormonales que parecen relacionarse.Se ha encontrado de forma recurrente menor actividad sexual durante la fase menstrual pero esto no significa necesariamente que la excitación sexual sea menor en esta fase. En este caso, parece haber otras explicaciones no hormonales. También disminuyen el interés sexual y el disfrute durante la lactancia materna, momento en el que los niveles de testosterona son menores.
En ambos sexos hay un umbral superior de dosis-respuesta por debajo del que hay una relación directa entre la dosis de testosterona y la respuesta sexual, pero por encima del que no se produce un aumento significativo de la motivación sexual. El tratamiento con antiandrógenos disminuye el interés y la actividad sexual en ambos sexos.
· Estrógenos: los estrógenos exógenos tienen un efecto negativo en la sexualidad de los hombres, disminuyen el interés y la respuesta sexuales, de forma similar a lo que encontramos en los hombres con hipogonadismo. En las mujeres no está claro si tienen un efecto directo en el interés y la excitación sexuales. Sí desempeñan un importante papel en el mantenimiento del buen estado trófico de la vagina. Su déficit se acompaña de disminución del grosor del epitelio vaginal y de su capacidad de lubricación. En algunos estudios se ha observado que el etinilestradiol tiene relación con el interés sexual, el disfrute, la frecuencia orgásmica e incluso el ánimo (sensación de bienestar) y parece que el efecto es dosis dependiente.
· Oxitocina:en estudios animales induce la erección mediante un mecanismo dependiente de la testosterona. Sus niveles plasmáticos aumentan en hombres y mujeres durante la actividad sexual alcanzándose valores máximos en el orgasmo10. Los autores piensan que la oxitocina desempeña un papel facilitador en el transporte del esperma y del huevo al aumentar la contractilidad del músculo liso del tracto reproductivo.
· Betaendorfina: tiene efectos sexuales inhibidores que son dosis-dependientes y varían según la zona del cerebro en la que actúe, pudiendo inhibir la activación de la secuencia consumatoria del acto sexual o la fase inicial de apetito sexual. Dosis bajas tienen un efecto facilitador y dosis altas, un efecto inhibidor. Por el contrario, los inhibidores de los opiáceos, como la naloxona, intensifican el placer en dosis bajas y ejercen un efecto opuesto cuando se administran en dosis más altas. Pero son necesarios más estudios que muestren cuáles son los efectos de los opioides endógenos al interactuar con los esteroides gonadales.
· Prolactina: en los hombres, la hiperprolactinemia produce disminución del interés sexual y de la respuesta eréctil. En las mujeres, puede contribuir a la sequedad vaginal y la dispareunia como consecuencia de la privación estrogénica asociada. Se ha observado una elevación de sus niveles tras el orgasmo, tanto en hombres como en mujeres, y se ha postulado que puede actuar con un mecanismo de feedback negativo en el período refractario.
Hay otras sustancias, como la serotonina y la dopamina, cuya actividad parece que también influye en algún aspecto de la excitación sexual pero hasta el momento no se ha concretado.
Por lo tanto, parece que la respuesta sexual en los hombres se aproxima al modelo lineal y se ve influenciada claramente por los andrógenos, concretamente por la testosterona. En las mujeres, esta respuesta sigue más el modelo cíclico, en el que influyen factores hormonales y emocionales con una correlación intensa. El peso hormonal es muy controvertido y son necesarios más estudios que lo clarifiquen.
Durante el sexo, hombres y mujeres pasan por diferentes fases de excitación. Cada persona vive estas fases de distinta manera y, en una misma persona, la duración e intensidad de cada fase tampoco son siempre iguales. Las fases son:
· Deseo
· Excitación
· Orgasmo
· Relajación
Deseo
Cuando alguien siente deseo sexual tiene ganas de mantener relaciones sexuales, de tocar a su compañero o compañera y ser tocado por este, o de tocarse a sí mismo.
Excitación
Los tocamientos propios o de su compañero o compañera pueden causar excitación sexual. En ese caso, su cuerpo y el de la otra persona experimentan las siguientes reacciones.
· La vagina se humedece más (en las mujeres).
· Los labios vaginales se hinchan (en las mujeres).
· Los cuerpos cavernosos del clítoris se llenan de sangre (en las mujeres), lo que hace que el clítoris aumente de tamaño, se levante hacia arriba y se vuelva muy sensible.
· Los pezones se endurecen (en las mujeres).
· Los cuerpos cavernosos del pene se llenan de sangre (en los hombres), lo que hace que el pene se endurezca, aumente de tamaño y se levante hacia arriba: es lo que se conoce como erección.
· Pueden salir del pene algunas gotas de líquido (en los hombres).
· El corazón late más deprisa (tanto en los hombres como en las mujeres).
Además, experimenta usted sentimientos sexuales hacia su compañero o compañera o imagina fantasías sexuales.
Su excitación va en aumento. Es una sensación muy intensa y agradable.
Orgasmo
El orgasmo es una descarga de energía sexual en su organismo:
· Los músculos del suelo pélvico se contraen.
· Generalmente, cuando un hombre tiene un orgasmo también eyacula, es decir, expulsa semen por el pene.
· Algunas mujeres también expulsan un poco de líquido por la vagina durante el orgasmo. Es lo que se conoce como eyaculación femenina.
Relajación
Tras el orgasmo, la excitación disminuye poco a poco y el cuerpo se relaja de nuevo. A veces puede aparecer cierta sensación de cansancio.
Los increíbles cambios que experimenta tu cuerpo durante el sexo
El orgasmo no es el único beneficio de tener relaciones sexuales.  Te vas a sorprender al saber todo lo que ayuda a tu salud
Los increíbles cambios que experimenta tu cuerpo durante el sexo
Tener relaciones sexuales es un acto placentero y una de las experiencias más satisfactorias que existen.  ¿Alguna vez te preguntaste qué experimenta tu cuerpo al tener intimidad?
[Relaciones sexuales: ¿Cuál es la mejor hora para la intimidad?]
Expertos en ginecología y sexología señalan que nuestro cuerpo experimenta ciertos cambios físicos y hormonales ante el estímulo sexual, a los cuales los calificaron en cuatro fases:
Tus senos crecen: atraviesas por la fase de la excitación.  Te podrás dar cuenta que estás en este punto cuando la vagina produce lubricación, es decir, comenzamos a tener esa sensación de humedad, además los pezones se endurecen y los senos pueden inflamarse un poco.  Durante el encuentro sexual, tu cuerpo segrega adrenalina, dopamina y oxitocina, por esa razón te sientes muy feliz, emocionado y sientes más apego hacia tu pareja.  
[¿Por qué no debes usar ropa interior después de tener intimidad?]
Aumenta la presión y te sonrojas: en esta etapa la respiración se comienza a entrecortar, y el pulso cardiaco va en aumento, tenemos enrojecimiento en el rostro y pecho. La vagina se contrae un 30% y poco antes de llegar al clímax, la cavidad vaginal se expande y el clítoris se hincha. Si la excitación desaparece en este punto, podrías experimentar alguna molestia pues se produce congestión a nivel genital. 
Orgasmo: cuando la persona se excita, la vagina se expande debido a que el útero sube y la pared vaginal se alarga.  Los labios vaginales también cambian, pues con el flujo sanguíneo se hinchan y cambian de rojo a rosado a un tono más oscuro.  También se produce tensión muscular y contracciones involuntarias del miembro viril.
[Relaciones sexuales después del parto: ¿Cuándo reanudarlo?]
Regresas poco a poco a la normalidad: se comienza a recuperar el flujo sanguíneo y el ritmo cardiaco. Se recomienda que la pareja se mire, se diga un te amo o simplemente rían.

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