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El proceso estratégico Conceptos, contextos y casos Henry Mintzberg (et al.) Pearson Education 1ª ed., México, 1997 ISBN 968-880-829-6 Este material se utiliza con fines exclusivamente didácticos 2 CONTENIDO AGRADECIMIENTOS xiii INTRODUCCIÓN xv SECCIÓN I ESTRATEGIA CAPÍTULO 1 EL CONCEPTO DE ESTRATEGIA 1 Introducción del capítulo 1 “Estrategias para el cambio”, James Brian Quinn 7 “Las cinco P de la estrategia”, Henry Mintzberg 15 CAPÍTULO 2 EL ESTRATEGA 23 Introducción del capítulo 23 “El trabajo del administrador: Fantasías y realidades”, Henry Mintzberg 35 “Los buenos administradores no participan en política”, H. Edward Wrapp 45 CAPÍTULO 3 DISEÑO Y PLANIFICACIÓN DE LA ESTRATEGIA 53 Introducción del capítulo 53 “El concepto de estrategia corporativa”, Kenneth R. Andrews 72 “La evaluación de estrategias de negocios”, Richard Rumelt 80 CAPÍTULO 4 ANALISIS DE ESTRATEGIA A NIVEL EMPRESA 88 Introducción del capítulo 88 “Cómo las fuerzas competitivas le dan forma a la estrategia”, Michael E. Porter 96 “Estrategias genéricas para la ubicación, diferenciación y elaboración del negocio medular”, Henry Mintzberg 104 CAPÍTULO 5 FORMACIÓN DE LA ESTRATEGIA 113 Introducción del capítulo 113 “Destreza en la estrategia”, Henry Mintzberg 120 “El efecto Honda”, Richard T. Pascale 130 “El incrementalismo lógico: Cómo manejar la formación de estrategias”, James Brian Quinn y John J. Voyer 139 SECCIÓN II FUNDAMENTOS DE LA FORMACIÓN DE ESTRATEGIAS CAPÍTULO 6 ADMINISTRACIÓN DE LA ESTRUCTURA Y DE LOS SISTEMAS 146 Introducción del capítulo 146 “El esquema de las siete eses”, Robert H. Waterman, Jr., Thomas J. Peters, Julian R. Phillips 152 “Estructuras, fuerzas y formas de las organizaciones eficaces”, Henry Mintzberg 159 CAPÍTULO 7 LA CULTURA Y LA ESTRATEGIA ORGANIZACIONAL 184 Introducción del capítulo 184 “La ideología y la organización misionera”, Henry Mintzberg 191 “La cultura de la organización: `Una probadita de un concepto elusivo”, W. Jack Duncan 197 CAPÍTULO 8 EL PODER Y LA POLÍTICA 206 Introducción del capítulo 206 3 “La función institucional de la administración”, Jeffrey Pfeffer 216 “¿Quién debe controlar la corporación?”, Henry Mintzberg 224 SECCIÓN III LOS PROCESOS DE LA ESTRATEGIA EN SU CONTEXTO CAPÍTULO 9 LA ESTRUCTURA Y LA ESTRATEGIA EN ORGANIZACIONES EMPRENDEDORAS 242 Introducción del capítulo 242 “La organización emprendedora”, Henry Mintzberg 247 “La estrategia competitiva en industrias que surgen”, Michael E. Porter 256 “La estrategia competitiva en industrias fragmentadas”, Michael E. Porter 260 “Un nuevo análisis del concepto de nicho”, Arnold C. Cooper, Gary E. Willard, Carolyn Y. Woo 263 CAPÍTULO 10 ESTRUCTURA Y ESTRATEGIA EN LAS ORGANIZACIONES MADURAS 273 Introducción del capítulo 273 “La organización máquina”, Henry Mintzberg 279 “La transición a la madurez de la industria”, Michael E. Porter 296 CAPÍTULO 11 ESTRUCTURA Y ESTRATEGIA EN LAS ORGANIZACIONES PROFESIONALES Y LAS INNOVADORAS 301 Introducción del capítulo 301 “La organización profesional”, Henry Mintzberg 308 “La organización innovadora”, Henry Mintzberg 321 “Cómo administrar la innovación: El caos controlado”, James Brian Quinn 336 CAPÍTULO 12 ESTRATEGIA Y ESTRUCTURA EN LA EMPRESA 349 Introducción del capítulo 349 “Estrategias genéricas para ampliar y reconcebir los negocios críticos”, Henry Mintzberg 357 “La organización diversificada”, Henry Mintzberg 362 “De la ventaja competitiva a la estrategia corporativa”, Michael E. Porter 374 CAPÍTULO 13 ESTRATEGIA GLOBAL Y ESTRUCTURA 386 Introducción del capítulo 386 “La estrategia global... ¿en un mundo de naciones?” George S. Yip 392 “La lógica global de las alianzas estratégicas”, Kenichi Ohmae 403 CAPÍTULO 14 COMO ADMINISTRAR LOS CAMBIOS 413 Introducción del capítulo 413 “Convergencia y divergencia: cómo administrar el ritmo irregular de la evolución de la organización”, Michael L. Tushman, William H. Newman y Elaine Romanelli 418 “Respuesta a la crisis”, William H. Starbuck, Arent Greve y Bo L. T. Hedberg 426 “Diseño de giro de estrategias”, Charles W. Hofer 433 CAPÍTULO 15 CÓMO PENSAR EN TÉRMINOS ESTRATÉGICOS 441 Introducción del capítulo 441 “La estrategia sigue a la estructura: el desarrollo de capacidades distintivas”, Thomas J. Peters 454 “El mito del administrador bien preparado”, J. Sterling Livingston 460 4 SECCIÓN IV CASOS CASO 1 EDWARD MARCHAL BOEHM 472 James Brian Quinn CASO 2 E & J GALLO WINERY 474 James Brian Quinn CASO 3 GENERAL MILLS, INC. 483 James Brian Quinn CASO 4 IBM (A): LA DECISIÓN DEL SISTEMA/360 500 James Brian Quinn CASO 5 LA CORPORACIÓN SONY 513 James Brian Quinn CASO 6 W.L.GORE & ASSOCIATES, INC. 531 Frank Shipper y Charles C. Manz CASO 7 NATIONAL WESTMINSTER BANK, USA 542 Charles Smith CASO 8 PEET, RUSS, ANDERSON & DETROIT (PRA&D) 570 James Brian Quinn CASO 9 MICROSOFT CORPORATION 578 George Danforth, Robert McGrath y Gary J. Castrogiovanni CASO 10 LA YWCA DE BOSTON: 1991 587 Donna Gallo, Barbara Gottfried y Alan Hoffman CASO 11 CADBURY SCHWEPPES, PLC 599 Franz T. Lohrke, James Combs y Gary Castrogiovanni CASO 12 LA CORPORACIÓN ZAYRE (A) 607 James Brian Quinn NOTAS DE LOS CASOS 619 BIBLIOGRAFÍA 621 ÍNDICE ONOMÁSTICO 629 ÍNDICE DE TEMAS......................................................................................................... 633 5 CAPÍTULO 3. DISEÑO Y PLANIFICACIÓN DE LA ESTRATEGIA Tanto en este capítulo, como en el siguiente, se analizarán tres modelos prescriptivos de estrategia. Estos modelos son prescriptivos porque sus partidarios los recomiendan como métodos que deberían usar las personas para elaborar una estrategia. En este capítulo, se analizan los primeros dos: diseño de estrategias y planificación de estrategias. Como es probable que éstos sean los modelos más antiguos para elaborar estrategias, tienden a formar el grueso de la mayor parte de los libros de texto sobre estrategia. (El análisis de las estrategias, el tercer enfoque recomendado, es el tema del capítulo cuatro.) Como se verá, estos enfoques recomendados tienen muchos pros, pero también tienen sus contras. Una contribución positiva de estos modelos es que señalan las diferencias entre las estrategias a nivel de empresa y a nivel de corporativo. NIVELES DE LA ESTRATEGIA El nivel de empresa Este nivel de estrategia se refiere a una empresa específica que opera dentro de una industria. En concreto, se refiere a la interrogante: “¿Qué debemos hacer, como gerentes, para competir, con éxito, en esta industria?1 En este nivel, el estratega debe descubrir qué factores son críticos para el éxito del negocio y, a partir de ahí, tratar de que el negocio obtenga buenos resultados en esos factores. En algunas industrias, como la farmacéutica, la investigación y el desarrollo son críticos. En otras, como muchas de productos de consumo, la publicidad podría ser el centro de importancia. La mayor parte de este libro habla de las estrategias a nivel de negocio. No será sino hasta el capítulo doce que se analice la estrategia a nivel corporativo. En este nivel, los gerentes de las empresas deben plantearse la interrogante: “¿En qué actividades deberíamos competir?”2 En el caso de las empresas que se dedican a una sola actividad, el nivel del negocio y el de empresa son iguales. La gran mayoría de las empresas mercantiles sólo operan en un ámbito de competencia. La diferencia entre los niveles sólo es válida en el caso de empresas que realizan diversas actividades o que están considerando la posibilidad de hacerlo. La respuesta a la interrogante del nivel corporativo puede adoptar muchas formas. Como se dijo antes, la mayor parte de las empresas la responden tomando en cuenta que son empresas dedicadas a una sola actividad. Otras, particularmente las empresas grandes del tipode las 500 de Fortune, la contestan con base en la diversificación; es decir, participan en múltiples actividades. Incluso este punto resulta menos claro de lo que parece, pues las empresas se pueden diversificar, cuando menos, en tres sentidos: el limitado, en cuyo caso se entra a actividades nuevas con base en las capacidades existentes en la empresa; la vinculación, en cuyo caso las actividades nuevas guardan una relación menos estrecha con las capacidades ya existentes; el inconexo, en cuyo caso las actividades nuevas no guardan ninguna relación con las existentes.3 Además, la empresa puede realizar más de una actividad en razón de la integración vertical. Para entender esta idea, imagínese una cadena de actividades que se inicia con la extracción de materias primas (v.gr. minería de hierro, cultivo de maíz), continúa pasando por diversas etapas de procesamiento y concluye con las ventas detallistas a los consumidores. El avance desde la mitad de esta cadena imaginaria, hacia su inicio, se llama integración hacia atrás. Por ejemplo, una empresa procesadora de alimentos podría optar por manejar sus propios sembradíos de maíz. El avance desde la mitad hacia las ventas al detalle se llama integración hacia adelante. En nuestro ejemplo, hablaríamos del caso en que la empresa procesadora de alimentos optara por abrir tiendas de maíz para perros en centros comerciales. Está claro que la empresa puede hacer las dos cosas. La integración vertical entraña operaciones en actividades diferentes y no sólo en aspectos diferentes de la misma actividad. En nuestro caso, por ejemplo, el cultivo del maíz es una actividad muy diferente del procesamiento de alimentos, el que también es muy diferente de las ventas de maíz para perros, al menudeo. El último elemento de la estrategia a nivel corporativo es la decisión de operar en un país (por regla general llamada estrategia nacional) o en diferentes partes del mundo. Las empresas que optan por el segundo camino tienen varias opciones: las exportaciones, las licencias, las operaciones multinacionales y 1 Hofer, C. W. y D. Schendel, Strategy Formulation: Analytical Concepts. St. Paul: West Publishing, 1978. 2 Ibid. 3 Rumelt, R., Strategy, Structure and Economic Performance. Boston: Harvard Business School, 1974. 6 las operaciones globales. Estos elementos de la estrategia a nivel de empresa se analizarán con detalle más adelante. El enfoque en la estrategia a nivel de negocio Por el momento, el enfoque será la estrategia a nivel de negocio, por múltiples razones válidas. En primera instancia, la mayor parte de las compañías son empresas dedicadas a una sola actividad, por lo que este enfoque resulta más relevante. En segunda, la mayor parte de los negocios empiezan siendo pequeños; no es sino hasta que la empresa mercantil ha triunfado y crecido que las cuestiones de la expansión geográfica, la integración vertical y la diversificación adquieren importancia.4 Esta etapa no se presentará si las compañías no tienen éxito en el nivel de negocio. Por último, incluso tratándose de una empresa diversificada, el éxito final de la estrategia corporativa depende del éxito de las unidades de negocios de la empresa.5 EL DISEÑO DE ESTRATEGIAS: LA FORMULACIÓN DE UNA ESTRATEGIA ES UN PROCESO CONCEPTUAL La idea de que una estrategia se puede diseñar seguramente es la más antigua de la literatura sobre la administración estratégica.6 El concepto básico, en este caso, es que una persona puede destilar una cantidad importante de información para convertirla en el diseño conceptual fluido de una estrategia.7 El ensayo de Andrews, en este capítulo, representa uno de los mejores ejemplos de las ideas sobre la corriente del diseño. Andrews dice, en pocas palabras, que el diseño de estrategias es: el proceso intelectual de confirmar lo que una compañía podría hacer en términos de las oportunidades del ambiente, de decidir qué puede hacer en términos de su capacidad y poder, así como de reunir estas dos consideraciones mediante un equilibrio óptimo.... [Aquello que] quieren hacer los ejecutivos de una compañía también se debe incluir en la decisión estratégica... [como un imperativo]... de lo que debería hacer una compañía.8 Después del proceso del diseño intelectual se presenta el proceso de su implantación, “primordialmente administrativo.9 En otras palabras, según el modelo del diseño, el estratega efectúa el conocido análisis de fuerzas, debilidades, oportunidades y amenazas (SWOT por sus siglas en inglés). El estratega debe evaluar el ambiente externo de la empresa para detectar las oportunidades y las amenazas (“se podría hacer”), identificando los factores medulares para el éxito en esa industria. Después, el estratega debe estudiar las fuerzas y las debilidades internas de la organización (“se puede hacer”), con lo que obtiene un panorama de las competencias distintivas de la empresa. Éstas se definen como aquello que la empresa hace particularmente bien y que otras empresas tendrán problemas para copiar. El estratega, en este proceso intelectual del diseño, también debe incluir los factores de las responsabilidades sociales (“se debería hacer”) y los valores (“queremos hacer”) de los gerentes de la empresa. Premisas del diseño de estrategias10 4 Chandler, A. D., Strategy and Structure: Chapters in the History of the Industrial Enterprise. Cambridge, Mass.: M.I.T. Press, 1962. 5 Porter, M. E., “From Competitive Advantage to Corporate Strategy”. Harvard Business Review (mayo junio de 1987): 43-59. 6 Newman, W. H., Administrative Action: The Techniques of Organization and Management, Englewood Cliffs, N.J.: Prentice Hall, 1951. 7 Mintzberg, H., “Strategy Formation: Schools of Thought”. En Perspectives on Strategic Management, ed. James W. Frederickson. Nueva York: Harper Business, 1990, p. 111. 8 Andrews, K. R., The Concept of Corporate Strategy. Homewood, Ill.: Richard D. Irwin, 1980. 9 Ibid. 10 Esta sección está basada en Mintzberg, H., “Strategy Formation”; y Mintzberg, H., “The Design School: Reconsidering the Basic Premises of Strategic Management”. Strategic Management Journal 11 (1990): 171-95. 7 La idea de que las estrategias pueden diseñar parte de siete premisas. La primera es que la formulación de estrategias debe ser un proceso racional, controlado y consciente. Así pues, el diseño de estrategias no se orienta a la acción, sino que se orienta hacia el razonamiento y la reflexión. La segunda premisa es que la responsabilidad del control y la intención debe depender del ejecutivo de rango más alto; persona que será el estratega. Lo anterior se parece mucho al modelo del comandante que se expuso en el capítulo dos. La tercera premisa, relacionada con la anterior, es que el modelo para formular la estrategia debe ser sencillo e informal, pues el exceso de elaboración la mataría. La sencillez resulta importante para que el estratega no pierda de vista su meta. La cuarta premisa es que las estrategias deben ser singulares, y que las mejores deben ser el resultado de un proceso creativo de diseño. La corriente del diseño de estrategias propone que cada situación contiene fuerzas, debilidades, amenazas, oportunidades, valores y responsabilidades sociales singulares. En consecuencia, aunque todos los procesos de diseño serán parecidos, el diseño de estrategia resultante será único. La quinta premisa es la conclusión lógica de las cuatro que anteceden: las estrategias brotan en condición de plenitud de este proceso de diseño. El diseño no es una empresa incremental. En cambio, el diseñador toma la información sobre las “especificaciones” –las fuerzas, las debilidades, las oportunidades y las amenazas, los valores y las responsabilidades inherentes a la situación– y crea una estrategia para que se ciña a ella. Entonces, estará en condición deser aplicada, lo que nos lleva a la sexta premisa: las estrategias deben ser explícitas y, de ser posible, articuladas, lo que significa que deben ser muy sencillas. Es decir, los diseñadores deben entender la estrategia con toda claridad y ésta se debe definir con claridad a todos los demás miembros de la organización, pues ellos son quienes la pondrán en práctica. Esta premisa de articulación desemboca en el concepto de que la estrategia debe ser sencilla, que la deben entender fácilmente todas las partes afectadas: empleados, directores, reguladores, habitantes de la comunidad, etc. La última premisa es que primero hay que formular, plenamente, estas estrategias únicas, completas, explícitas y sencillas, y después se podrán poner en práctica. En esta corriente, el razonamiento se separa de la acción y la formulación de la implantación. Las actividades son muy diferentes y las personas que las efectúan también son muy diferentes. La alta dirección diseña; todos los demás ponen en práctica el diseño. Con objeto de señalar la forma en que la corriente del diseño separa con claridad la formulación de la implantación, Mintzberg hace la siguiente observación: “Es interesante que el término usado sea “implantar” en lugar de “alcanzar”, partiendo del supuesto que, dada una implantación acertada, los logros representan también una conclusión dada”.11 En otras palabras, el diseño es más importante que la implantación, por tanto la implantación no debe ser un obstáculo importante cuando la estrategia ha sido diseñada debidamente. Fuerzas y debilidades del enfoque del diseño Existen ocasiones cuando es conveniente que la organización determine, en forma centralizada, sus fuerzas y debilidades internas, adecuándolas a las oportunidades y amenazas del ambiente mediante una estrategia del todo desarrollada y lista para implantarse. Una empresa que ha creado un patrón emergente, por ejemplo, podría optar por aplicarlo como manera para entender el patrón creado por el torrente principal de sus acciones. El enfoque del diseño ha contribuido con varias ideas que han servido para reforzar el razonamiento estratégico. Entre ellas se cuenta la técnica del análisis SWOT, la idea de adaptar las fuerzas y las debilidades de la empresa a las oportunidades y las amenazas del ambiente y el concepto de la competencia distintiva. En muchos casos, no sería conveniente usar el enfoque del diseño, pues éste incluso podría resultar inadecuado. Lo anterior sería especialmente cierto en el caso de situaciones en las que una empresa tiene que desarrollar sus estrategias por vía de un proceso de aprendizaje. El análisis SWOT, por ejemplo, podría convertirse en un proceso dominado por unas cuantas personas en una habitación cerrada, en forma parecida a los casos de estudio que se discuten en un aula. Quizá resulte imposible que las personas que componen un grupo tan pequeño sepan lo bastante como para evaluar con precisión las fuerzas, las debilidades, las oportunidades y las amenazas. Es probable que estos conocimientos sólo se puedan obtener mediante el aprendizaje, con el paso del tiempo. La dicotomía del enfoque del diseño, entre formulación e implantación, también impide el aprendizaje. Es posible aprender por medio de un proceso puramente reflexivo como la formulación de 11 Mintzberg, “The Design School”, p. 179. 8 estrategias, pero no se debe presuponer que no se puede aprender nada de la acción. Como señala Mintzberg, los fracasos de la estrategia deliberada, con frecuencia, se le achacan a una mala implantación, pero la culpa quizá no esté tanto en la formulación o la implantación, como en la separación de estas dos, separación que impide el proceso natural de aprendizaje de las personas.12 El enfoque del diseño postula que una empresa modificará su estructura con objeto de adaptarse a la estrategia.13 Empero, una empresa también debe tomar en cuenta su estructura existente conforme desarrolla una estrategia. De hecho, lo anterior podría o debería ser parte de la evaluación de sus fuerzas y debilidades. Por último, la recomendación hecha por la corriente del diseño, en cuanto a que la estrategia debe ser explícita, podría producir problemas de rigidez. Cuanto más claramente se articule una estrategia, tanto mayor será la dificultad para cambiarla. Mintzberg resume las críticas contra la corriente del diseño de estrategias así: Si [la corriente del diseño] niega que la creación de estrategias es un proceso largo, sutil y difícil, basado en una comprensión profunda, si propicia que los gerentes desliguen el razonamiento del desempeño y se queden en sus oficinas en espera de concisos informes en lugar de salir al exterior donde normalmente se tiene que escarbar la verdadera información para formular estrategias, entonces quizás ésta en verdad haya perjudicado a las organizaciones y a la sociedad.14 LA PLANIFICACIÓN DE ESTRATEGIAS: LA FORMULACIÓN DE ESTRATEGIAS ES UN PROCESO FORMAL La planificación de estrategias considerada como una corriente de la estrategia es casi tan antigua como la corriente del diseño; uno de los primeros libros con gran influencia, Corporate Strategy de Ansoff, fue publicado en 1965.15 La planificación dominó el panorama durante los años setenta, pero su influencia ha disminuido. Uno de los motivos es que la planificación de estrategias ha sufrido algunos fracasos muy visibles.16 De hecho, las ideas en este campo han permanecido estancadas casi desde el principio. Mintzberg lo expresa así: [El] problema fue que, en términos cuantitativos, la literatura sobre “planificación estratégica” se desarrolló muchísimo, pero en términos cualitativos casi no se desarrolló. En esta literatura hubo una variedad interminable de repeticiones de una serie básica de ideas, concebidas en forma casi trivial, arraigada en el modelo de la escuela del diseño.17 Premisas del enfoque de la planificación Los supuestos que fundamentan el enfoque de la planificación son casi idénticas a las del enfoque del diseño, con dos diferencias importantes. En primer término, se abandona el modelo sencillo e informal de la escuela del diseño a favor de un conjunto intrincado de procedimientos, cada uno de los cuales contiene listas de verificación y técnicas que se deben seguir en un orden determinado formalmente. Por ejemplo, el diagrama del resumen de Ansoff contiene cincuenta y siete cuadros de procedimientos y subprocedimientos.18 La segunda diferencia radica en la importancia que los planificadores especializados tienen para esta corriente. Aunque presuntamente sólo deben ser asesores del personal, gran parte de las prácticas recomendadas los convierte en actores centrales del proceso. Por ejemplo, una guía de planificación de una empresa siderúrgica sugería que se informara a la alta dirección en cuanto a puntos clave, apenas cuatro veces al año.19 Como la planificación estratégica es un proceso analítico muy formal, subraya la descomposición,-es decir, la división en partes menores. El resultado es que se presta mucha atención a técnicas operativas como 12 Mintzberg, “Strategy Formation”, p. 115. 13 Chandler, Strategy and Structure. 14 Mintzberg, “Strategy Formation”, p. 116. 15 Ansoff, H. I. Corporate Strategy. Nueva York: McGraw Hill, 1965. 16 “The New Breed of Strategic Planner”, Business Week (17 de septiembre de 1984): 62-66, 68; y Hayes, R. H., “Strategic Planning: Forward in Reverse?”, Harvard Business Review (noviembre-diciembre de 1985): 111-19. 17 Mintzberg, “Strategy Formation”, p. 117. 18 Ansoff, Corporate Strategy. 19 Pennington, M. W., “Why Has Planning Failed?” Long Range Planning 5 Núm. 1 (1972): 2-9. 9 la calendarización, la programación y los presupuestos, lo que a su vez conduce a acentuar un enfoque “numérico” para la estrategia. En razón del enfoque de descomposición formalde la planificación, las estrategias creadas tienden a estar segmentadas –a nivel de empresa y corporativo, así como en jerarquías de objetivos, programas, planes de acción y controles de los resultados–. Mintzberg resume los supuestos básicos del procedimiento de planificación así: 1. La formulación de estrategias debe ser un proceso controlado, consciente y formal, que se descompone en diversos pasos, cada uno de ellos delineado en razón de listas de revisión y apoyado por técnicas. 2. La responsabilidad del proceso general depende del ejecutivo de mayor rango, en principio; la responsabilidad de su ejecución depende de los planificadores del equipo, en la práctica. 3. Las estrategias surgen completas del proceso, para ser explicadas de tal suerte que después puedan ser llevadas a la práctica mediante una atención detallada a los objetivos, presupuestos, programas y planes operativos de diverso género.20 Fuerzas y debilidades del enfoque de la planificación Además de los fracasos bien documentados que ha tenido la planificación, que se mencionaron antes, las investigaciones académicas sobre la planificación de estrategias en las empresas no han podido demostrar que ésta sea redituable. Los resultados generales de los estudios no han llegado a una conclusión clara.21 En el caso del gobierno, el equivalente a la planificación estratégica de las empresas estuvo representado por el sistema de planificación, programación y presupuestación (PPBS por sus siglas en inglés). Aaron Wildavsky, connotado estudioso de la administración pública, ha dicho que el “PPBS ha fracasado en todas partes y en todo momento”.22 Todo lo anterior lleva a Mintzberg a formular algunas preguntas llanas; entre ellas la más notable: “si la frase “planificación estratégica” es un oximorón, como lo es progresista, conservador o ingeniero civil. En otras palabras, ¿se puede planificar una estrategia? ¿Se puede... convertir en un proceso formal?”23 Las respuestas a los fracasos de la planificación varían muchísimo. Algunas dicen que la planificación debería continuar no obstante sus fracasos, en razón de los beneficios que produce pasar por el proceso de la planificación.24 Otras sugieren que se deben adoptar enfoques cada vez más complejos y sofisticados.25 La respuesta más popular ha sido echar la culpa a las “trampas” que entorpecen la buena planificación. Sobre todo la falta de compromiso de los mandos superiores y los climas de organizaciones que son incompatibles con el ejercicio de la planificación.26 Es raro que alguien del campo sugiera que este enfoque puede tener fallas de origen. Pero, ¿siguen resistiéndose los gerentes? y ¿podría un buen clima para la planificación significar un mal clima para algunas organizaciones, en algunas situaciones? Los gerentes podrían resistirse a planificar por dos motivos. En primera instancia, muchos gerentes de niveles medios y bajos no quieren que se les impongan planes (y procesos de planificación) que vienen de arriba. Sienten que esto entorpece su flexibilidad y su necesidad de funcionar en forma más madura. En segundo, incluso los gerentes superiores pueden ser ignorados por algunos sistemas de planificación, como se dijo antes. Con frecuencia, su intuición es ridiculizada.27 En general, los cálculos de los planes parecen desbancar el compromiso de la administración. 20 Mintzberg, “Strategy formation”, p. 119. 21 Bresser, R. K. y R. C. Bishop, “Dysfunctional Effects of Formal Planning: Two Theoretical Explanations” Academy of Management Review 8 (1983): 588-99; y Shrader, C.B., L. Taylor y D. R. Dalton, “Strategic Planning and Organizational Performance: A Critical Appraisal”, Journal of Management 10 (1984): 149-71. 22 Wildavsky, A. The Politics of the Budgeting Process, 2a. ed. Boston: Little, Brown, 1974, p. 205. 23 Mintzberg, “Strategy Formation”, p. 120. 24 Steiner, G. A., Strategic Planning: What Every Manager Must Know,. Nueva York: Free Press, 1979 25 Ansoff, H. L, “Managing Strategic Surprise by Response to Weak Signals”, California Managemen Review 18, Núm. 2 (1975): 21-33; Ansoff, H. I. Strategic Management, Nueva York: Macmillar 1979; y Ansoff, H. I., Implanting Strategic Management. Englewood Cliffs, N.J.: Prentice Hal 1984. 26 Steiner, Strategic Planning; Ringbakk, K. A., “Why Planning Fails” European Business 29 (primavera de 1971): 15- 241. 27 Véase, por ejemplo, Steiner, Strategic Planning. 10 Con frecuencia, la planificación estratégica es tildada de enfoque adecuado para abordar el cambio y los ambientes turbulentos. Sin embargo, las organizaciones normalmente hacen planes para fijar un rumbo y no para alentar el cambio. La planificación, puesto que obliga a elegir, está diseñada para ser inflexible. Steiner señala, por ejemplo, que “los planes... limitan la selección... [y] reducen las iniciativas dentro de la gama de alternativas que van más allá de los planes”.28 En ocasiones, esto es positivo, pero no lo es cuando la organización necesita ser flexible. Hay evidencia de que la planificación, por su naturaleza descompositiva y por su uso de las categorías existentes, se convierte en un proceso conservador y no en uno creativo. Mintzberg lo expresa con estas palabras: Cabe afirmar... que no sólo los planes sino el proceso de planificación mismo, fomentan el cambio incremental a expensas del cambio cuántico, el razonamiento genérico a expensas del razonamiento creativo y la orientación a corto plazo a expensas de la perspectiva a largo plazo. ... Por tanto, la planificación tiende a conservar las categorías existentes, mientras que el cambio estratégico serio, por regla general, requiere que estas categorías sean reconstituidas.29 Por último, si la planificación fracasa debido a que existe un clima interno malo dentro de una organización, es probable que un proceso excesivamente objetivo o excesivamente formal haya tenido parte en producir el referido clima. Los planificadores que son demasiado dogmáticos o que están demasiado preocupados por su influencia, no se deben asombrar cuando sus esfuerzos encuentran resistencia, sea ésta implícita, por falta de compromiso, o explícita, por medio de política en la organización. Mintzberg, analizando los problemas con más profundidad, señala cuatro falacias de la planificación estratégica. La primera es la falacia de la predeterminación, la idea de que los planificadores pueden predecir el futuro formalmente. Los métodos para pronosticar la falta de continuidad siguen siendo lamentablemente inadecuados. De tal manera, lo que suele suceder, en realidad, es que los planificadores sacan extrapolaciones de las tendencias conocidas, método que favorece la estabilidad (o el crecimiento lento y sostenido) sobre el cambio. La segunda falacia es la de la separación; separar la administración estratégica de la administración de operaciones. Al hacerlo, se priva al gerente estratega de la rica información que se requiere para tener un profundo conocimiento de las actividades.30 En tercero está la falacia de la formalización. No existen pruebas de que el hecho de descomponer el proceso en pasos formales, cada uno respaldado por información “sólida” y procedimientos rigurosos, dará por resultado la creación de una estrategia nueva. De hecho, este método está diseñado para programar las estrategias existentes y no para crear otras nuevas. La llamada planificación estratégica ha sido precisamente eso. Todas estas se suman para dar forma a la “gran falacia”: que el análisis puede producir una síntesis. Análisis significa descomponer las cosas en partes; síntesis significa unirlas. La administración es una actividad sintética, pero la planificación es una actividad analítica. No puede crear estrategias.31 No obstante, los planificadores pueden hacer, cuando menos, las siguientes contribuciones positivas. Pueden ser analistas, particularmente de los datos que los gerentessuelen ignorar. Pueden ser catalizadores, fomentando que los gerentes piensen de manera estratégica; esto es lo que hacen muchos asesores de planificación estratégica. Los planificadores también pueden ser programadores, como se dijo antes, usando la planificación como instrumento para llevar a la práctica las estrategias creadas por otros medios. 28 Ibid., p. 46. 29 Mintzberg, “Strategy Formation”, pp. 121-22. 30 Lengel, R. H. y R. L. Daft, “The Selection of Communication Media as an Executive Skill”. Academy of Management Executive 2 (agosto de 1988): 225-32. 31 El ensayo de Mintzberg en el capítulo cinco: “Estrategia de preparación” explica el punto con mayor detenimiento.
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