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1 Traducción de Resource-based theories of competitive advantage: A ten-year retrospective on the resource-based view de Jay B. Barney (2001) Publicado en Journal of Management, 27, pp. 643-650. Recuperado de http://jom.sagepub.com/cgi/content/abstract/27 /6/643 Traducido en 2012 por José Luis Pellegrini y Paula Báscolo para ser utilizado exclusivamente por alumnos de cursos a su cargo Teorías de la ventaja competitiva basada en los recursos: Una retrospectiva de diez años sobre el enfoque basado en los recursos Resumen El enfoque basado en los recursos puede posicionarse en relación con al menos tres tradiciones teóricas: el paradigma Estructura-Conducta-Desempeño – basado en las teorías del desempeño de la firma en función de los determinantes de la industria, la microeconomía neoclásica y la economía evolucionista. En el artículo de 1991 sólo se explora la primera de estas formas de posicionamiento del enfoque basado en los recursos. Este artículo discute brevemente algunas de las implicancias del posicionamiento del enfoque basado en los recursos en relación con estas otras dos literaturas; También se analizan algunas de las consecuencias empíricas de cada uno de estas diferentes teorías basadas en los recursos. 1. Introducción Posicionar un argumento en relación con la literatura recibida es, quizá, la parte más difícil al escribir un ensayo teórico. El posicio- namiento no sólo ayuda a definir y limitar la contribución de un argumento sino también a avanzar en la determinación de la estructura de ese argumento y limitar lo que abordará y no abor- dará. Todo esto se hace más complicado por el hecho de que cualquier argumento teórico puede posicionarse en formas alternativas frente a otras teorías y porque cada una de estas alternativas puede generar ideas importantes, pero diferentes. Es decir, nor- malmente no hay "una mejor manera" de posicionar un ensayo teórico, y cualquier elección que se hace con respecto del posi- cionamiento necesariamente implica enfatizar algunas ideas a expensas de otros. De hecho, alterar el posicionamiento de un ensayo puede cambiar tanto al argumento que estas alternativas pueden, en cierto nivel al menos, parecer diferentes teorías. Las cuestiones de posicionamiento eran importantes cuando fue escrito mi artículo de 1991 en Journal of Management. Se pre- sentaron al menos tres alternativas: posicionamiento del enfoque basado en los recursos en relación con las teorías basadas en el Paradigma Estructura - Conducta – Desempeño (ECD) de la venta- ja competitiva (Porter, 1980), posicionamiento en relación con la microeconomía neoclásica (Ricardo, 1817), o posicionamiento en relación con la economía evolucionista (Nelson y Winter, 1982). De estos tres, elegí el primero. Sin embargo, el artículo también podría haber sido escrito mediante la adopción de una de las otras dos alternativas de posicionamiento. Y cada uno de los documentos resultantes habría generado diferentes puntos de vista en comparación con el artículo que fue publicado. En un sentido importante, estas tres formas diferentes de posiciona- miento del enfoque basado en los recursos generan lo que podría ser descrito como la tres diferentes teorías de ventaja competiti- va (Schulze, 1994). Por supuesto, estas teorías no son totalmente diferentes. Por ejemplo, todas ellas comparten un conjunto común de hipótesis, incluyendo la hipótesis de que los recursos y las capacidades pueden distribuirse heterogéneamente a través de las empresas y el supuesto de que estas diferencias pueden ser de larga dura- ción (Barney, 1991). Estas teorías comparten también el énfasis común en la comprensión de por qué algunas empresas pueden superar constantemente a otras. Estas similitudes permiten señalar a estas teorías como ejemplos del enfoque basado en los recursos en un sentido más amplio. Sin embargo, las diferencias entre dichas teorías también son importantes. Mientras comparten supuestos fundamentales, destacan consecuencias muy diferentes de esos supuestos. Y mientras todos los enfoques explican las diferencias de desem- peño entre las empresas, adoptan diferentes definiciones de desempeño. Dadas estas diferencias, no es de extrañar que estas tres teorías basadas en los recursos hayan generado tres diferen- tes literaturas empíricas dentro del enfoque basado en los recur- sos en sentido amplio. El propósito de este trabajo es explorar las implicancias del posi- cionamiento del enfoque basado en los recursos en relación con las teorías basadas en el paradigma ECD de la ventaja competiti- va, con la microeconomía neoclásica y con la evolucionista. El trabajo comienza describiendo brevemente lo que el artículo de 1991 podría haber parecido si hubiera adoptado estas últimas dos alternativas de posicionamiento y examina cómo han evolu- cionado estas tres teorías basadas en los recursos en la literatura desde 1991. 2. El enfoque basado en los recursos y la microeconomía neoclásica La microeconomía neoclásica o teoría neoclásica de los precios como a veces se la llama, se centra en cómo las fuerzas del mer- cado determinan la cantidad, calidad y precio de bienes y servi- cios negociados en un mercado. Esta teoría adopta muchas de las mismas suposiciones del enfoque basado en los recursos en sentido amplio — que los actores económicos (ya sean empresas o personas) son maximizadores de utilidad racionalmente limita- dos, que los mercados pueden variar en su competitividad, que la información que se difunde a través de un mercado puede variar y así sucesivamente. De hecho, hay sólo una diferencia importante entre los supuestos de la microeconomía neoclásica y el enfoque basado en los recur- sos. La primera adopta la suposición de que, en general, los re- cursos y capacidades (que los microeconomistas neoclásicos llaman factores de producción) son de oferta elástica. Esto signi- http://jom.sagepub.com/cgi/content/abstract/27%20/6/643 http://jom.sagepub.com/cgi/content/abstract/27%20/6/643 2 fica que cuando aumenta la demanda de un determinado recurso o capacidad, también aumentará el precio de este recurso, y que también aumentará la cantidad total de este recurso disponible en el mercado. Por ejemplo, si hay escasez de talento de ingenie- ría en un mercado en particular, el precio de este talento en este mercado de mano de obra de ingeniería aumentará, y aumentará el número de personas que hacen que sus talentos de ingeniería estén disponibles en este mercado, entrenándose para ser inge- nieros o moviéndose desde otro mercado a éste. El enfoque basado en los recursos reconoce que muchos de los factores de producción, de hecho, pueden ser de oferta elástica. Sin embargo, este punto de vista también argumenta que, por- que algunos recursos y capacidades requieren largos períodos de tiempo para desarrollarse (en otras palabras, hay dependencia de la trayectoria [path dependence]), porque no siempre es claro cómo desarrollar estas capacidades en el corto y mediano plazo (es decir, hay ambigüedad causal), y porque no es posible com- prar y vender algunos recursos y capacidades (debido a la com- plejidad social), por lo menos algunos de los factores de produc- ción pueden ser de oferta inelástica (Dierickx y Cool, 1989; Bar- ney, 1991). Oferta inelástica implica que las empresas que po- seen este tipo de recursos y capacidades podrán generar benefi- cios superiores a los normales y estas ganancias no conducen a un aumento de la oferta de estos recursos y capacidades en el corto plazo y tal vez incluso no lo hagan en el largo plazo. Así, la inelasticidad de la oferta puede ser una fuente de ventaja compe- titiva sustentable (Peteraf, 1993). Por supuesto, algunos microeconomistas neoclásicos han exami- nado las consecuencias de las ganancias de los factores de pro- ducción que son de oferta inelástica. El más conocido de estos trabajos fue realizado por Ricardo hace casi 200 años (Ricardo, 1817). Ricardodemuestra cómo estos tipos de factores de pro- ducción pueden generar beneficios para las empresas mediante el análisis de la rentabilidad de las explotaciones agropecuarias cuando la oferta de tierras fértiles es fija. Sin embargo, Ricardo supone de manera implícita que relativamente pocos factores de producción poseen los atributos que los hacen de oferta fija. En este sentido, la visión basada en los recursos es simplemente una extensión de la economía ricardiana pero con la afirmación de que muchos más factores de producción, además de la tierra — son de oferta inelástica (Peteraf, 1993). La adopción de la microeconomía neoclásica como la teoría que puesta en relación con los argumentos desarrollados en el artícu- lo de 1991 habría ayudado a direccionar muchas de las controver- sias que han surgido alrededor del enfoque basado en los recur- sos desde entonces. Por ejemplo, sigue siendo importante el debate en la literatura acerca de si el análisis del equilibrio puede aplicarse adecuadamente o no en el análisis de los recursos (Mahoney y Pandian, 1992). Si el enfoque basado en los recursos es visto como una extensión lógica de la microeconomía neoclá- sica, este debate es discutible, ya que es evidente que sólo son aceptables en microeconomía neoclásica las teorías de equilibrio. También, si se posiciona de esta manera, la controversia sobre la determinación del valor de los recursos de la empresa, y por lo tanto la controversia acerca de si la visión basada en recursos es o no tautológica, también habría sido discutible (Priem & Butler, 2001), ya que en este contexto resulta claro que el valor de los recursos y capacidades de la empresa está determinado por el ambiente de mercado en el que una empresa está funcionando (Barney2001). Realmente, las ventajas del posicionamiento del enfoque basado en los recursos en relación con la microeconomía neoclásica son tan importantes, que de hecho escribí un artículo donde así lo hice (Barney, 1986a). Publicado en 1986 en Management Science, este documento desarrolla el núcleo de los argumentos del enfo- que basado en los recursos, pero no en relación con las explica- ciones basadas en el paradigma ECD del desempeño de la firma, sino en relación con la microeconomía neoclásica. En dicho documento se introduce el concepto de mercados de factores estratégicos, y se demuestra que cuando esos mercados son perfectamente competitivos, adquirir los recursos necesarios para crear mercados imperfectamente competitivos absorbería todos los beneficios que de lo contrario generaría la competencia imperfecta. Así, para que las empresas obtengan rentas econó- micas deben adquirir los recursos y capacidades necesarias para concebir y aplicar estrategias en los mercados imperfectamente competitivos del factor estratégico — los tipos de mercados estudiados por Ricardo. El documento concluye con la descrip- ción de los atributos de estos mercados. Sin embargo a finales de los 80 se hizo claro que el posiciona- miento del enfoque basado en los recursos en relación con la microeconomía neoclásica efectivamente no abordaba cuestio- nes que eran esenciales para muchos estudiosos de la Adminis- tración Estratégica. Así, en el artículo de 1991, adopté lo que podría ser considerado la "corriente principal" de posicionamien- to del argumento, un posicionamiento que apuntó a algunas de estas preocupaciones centrales. Al hacerlo, sabía que no podría ser capaz de generar el mismo conocimiento que sentí que había generado en el artículo de Management Science de 1986. Por otro lado, sentí que algunas nuevas ideas podrían estar próximas a aparecer al adoptar esta posición alternativa. 3. El enfoque basado en los recursos y la evolucionista No es ampliamente conocido, pero el primer borrador del artícu- lo del Journal of Management de 1991 fue originalmente titulado "Una teoría de la evolución de la ventaja competitiva". De hecho, estuve muy tentado para posicionar el argumento de 1991 en relación con la economía evolucionista. Lo que decidí no significó que algunas de las ideas que sentí que había desarrollado en versiones más evolucionistas de este argumento se perdieran, para que pudieran destacarse otras ideas que pueden ser más pertinentes para que los estudiosos la corriente principal de la Administración Estratégica. La evolucionista tiene una larga historia en el campo de la Eco- nomía. Sin embargo, la obra más influyente en esta área es sin duda Nelson y Winter (1982). Como todas las teorías evolucionis- tas, la teoría de Nelson y Winter examina las consecuencias de tres procesos fundamentales: variación, selección y retención. De hecho, esto es lo que hace que la teoría de Nelson y Winter tenga carácter evolutivo. En el marco de Nelson y Winter, las empresas difieren en las rutinas que han desarrollado para llevar a cabo sus negocios. En este sentido, la rutina es la unidad fundamental de análisis en el trabajo de Nelson y Winter. Frente a la competencia — mecanis- mo de selección de Nelson y Winter, algunas de estas rutinas se revelan más eficientes y eficaces que otras. Las rutinas menos eficientes y eficaces son abandonadas o cambiadas, o es probable que la empresa no pueda sobrevivir a largo plazo. Las rutinas más eficientes y eficaces generan ventajas competitivas para las em- presas. A diferencia de la microeconomía neoclásica, esta teoría de la evolución no aplica el análisis de equilibrio. En su lugar, mediante el uso de simulaciones y otros métodos, Nelson y Winter son capaces de demostrar las condiciones bajo las cuales algunas rutinas proporcionarán más ventajas competitivas sustentables que otras rutinas. En este sentido, el desempeño que genera una rutina asegura su supervivencia, y por lo tanto una rutina aplica- da dentro de una empresa también es el mecanismo mediante el cual se produce la retención. 3 Hay obviamente numerosas analogías entre la visión basada en recursos y esta teoría de la evolución. Las rutinas son un ejemplo de recursos y capacidades de las empresas. De hecho, si se adop- ta la definición de capacidades como la capacidad de las empre- sas para utilizar sus recursos con la finalidad de generar ventajas competitivas, las definiciones de rutinas y capacidades son prác- ticamente indistinguibles. La heterogeneidad de la empresa — en función de la historia o las dotaciones iniciales de la firma — es una parte importante de ambas teorías, como es la competencia y el papel de un rendimiento superior y una ventaja competitiva sustentable. Mientras que la sustentabilidad de la ventaja com- petitiva en la teoría de la evolución no está definida con respecto a las condiciones de equilibrio, es evidente que esta noción de sustentabilidad es mucho más cercana al concepto de ventaja competitiva sustentable tal como se la utiliza en el enfoque basa- do en los recursos, que las nociones de equilibrio con beneficio económico nulo utilizado en microeconomía neoclásica no ricar- diana. Dada la estrecha relación entre el enfoque basado en los recursos y la economía evolucionista, ¿por qué no elegir este posiciona- miento para el artículo de 1991? Como fue el caso con el posicio- namiento del enfoque basado en los recursos en relación con la microeconomía neoclásica, creí que este posicionamiento no resolvería muchos de los temas centrales en el campo de la Ad- ministración Estratégica en la década de 1980. De hecho, durante dicho período la versión más influyente del pensamiento evolu- cionista fue la teoría de Ecología de Poblaciones. En su versión más extrema, la teoría de Ecología de Poblaciones sugiere que las empresas no podrían cambiar, que la elección estratégica no sería posible, y que el estudio de las poblaciones de las empresas era la única aplicación legítima del pensamiento evolucionista (Hannan y Freeman, 1977). Ninguna de estas afirmaciones era consistente con los intereses de investigación o los objetivos de los estudiososde la Administración Estratégica. Por supuesto, desde mediados de la década de 1980 la teoriza- ción de Ecología de Poblaciones se ha vuelto mucho más sofisti- cada y las distinciones entre economía evolucionista y las teorías de Ecología de Poblaciones han disminuído. Actualmente hay varias iniciativas en marcha para desarrollar más completamente una versión evolucionista del enfoque basado en los recursos (por ejemplo, Barnett, Greve & Park, 1994; Levinthal & Myatt, 1994; Karim & Mitchell, 2000) — esfuerzos que apoyo (Barney, 2001). 4. Implicaciones de las tres teorías basadas en recursos Mientras que en el artículo de 1991 el enfoque basado en los recursos se posiciona sólo en relación con modelos basados en el paradigma ECD de la ventaja competitiva, tres teorías basadas en los recursos se han desarrollado en la literatura. De hecho, el reconocimiento de estas diferentes teorías puede ayudar a orga- nizar esta creciente literatura y a explicar las diferencias entre diferentes teóricos del enfoque basado en los recursos. Varios autores, además de Barney (1991), han examinado la relación entre el enfoque basado en los recursos y la lógica del paradigma ECD, incluyendo a Conner (1991) y Peteraf (1993). Empiricamente, la investigación der Hansen y Wernerfelt (1989), Rumelt (1991), McGahan y Porter (1997), y otros ha estimado el impacto relativo de los atributos de la industria y de la empresa en el desempeño de la firma. Y aunque aparentemente hay algu- nas variaciones en las industrias, en general, el efecto firma pare- ce ser más grande que el efecto industria — de una manera consistente con las expectativas desarrolladas en el artículo de 1991. Aquellos que han explorado el posicionamiento del enfoque basado en los recursos en relación con la microeconomía neoclá- sica han centraron sus esfuerzos en describir y medir los atributos de los recursos y capacidades que los llevan a ser de oferta inelástica. Importantes desarrollos teóricos en esta área de traba- jo incluyen a Peteraf (1993), Dierickx y Cool (1989) y Barney (1986b). Empíricamente, numerosos estudios han tratado de medir estos atributos de los recursos y capacidades de una em- presa y luego correlacionar esas medidas con el desempeño de la empresa. Ejemplos de estos trabajos son los Robins y Wiserma (1995), Henderson y Cockburn (1994) y Makadok (1999), entre muchos otros (Barney & Arikan, 2001). En general, los trabajos muestran que las empresas que basan sus estrategias en activos dependientes de la trayectoria, causalmente ambiguos, social- mente complejos e intangibles superan a las empresas que cons- truyen sus estrategias sólo sobre activos tangibles. Estos resulta- dos también son generalmente consistentes con las expectativas que se describen en el artículo de 1991. Debido a que esta ver- sión del enfoque basado en los recursos se centra principalmente en cómo las empresas explotan sus recursos y capacidades valio- sos, raros y costosos de imitar para generar rentas económicas, Makadok (2001) llama a estas teorías “teorías de recolección de recursos". Por último, versiones evolucionistas de la lógica basada en los recursos han sido desarrolladas por los académicos que están más interesados en cómo las capacidades de las empresas cam- bian con el tiempo y las implicaciones competitivas de esos cam- bios. Algunos de los trabajos teóricos más importantes en esta área incluye Teece, Pisano y Shuen (1997). La investigación empí- rica por Barnett, Greve y Parque (1994), Levinthal y Myatt (1994) y Karim y Mitchell (2000) adopta este punto de vista evolutivo. Makadok (2001) llama a estas teorías “teorías de fomento de la capacidad". 5. Conclusión Por lo tanto ¿cuál hubiera sido la mejor forma de posicionar el enfoque basado en los recursos? Dado el contexto en el que escribía a mediados de 1980, creo que hice la elección correcta. Pero esto no significa que estas otras alternativas estaban equi- vocadas. Dada la importancia de la dependencia de la trayectoria en el desarrollo de una disciplina académica, elegir una de estas maneras alternativas para posicionar el argumento probablemen- te ha tenido profundas repercusiones en la evolución de la visión basada en recursos. Por ejemplo, controversias enteramente diferentes podrían dominar la literatura actual si se hubiera adoptado un enfoque diferente para el posicionamiento. O incluso pudo ocurrir que el artículo de 1991 hubiera sido ignorado si se adoptaba uno de estos diferentes enfoques de posicionamiento. En esta situación, algún otro artículo o número especial podría haber marcado el comienzo de un discurso más general acerca de la visión de los recursos. O tal vez habría surgido una teoría totalmente diferente para desafiar la hegemonía teórica de los modelos basados en el paradigma ECD. Estas son preguntas sin respuestas. Una cuestión más importante: ¿habrá una gran teoría unificada de la ventaja competitiva basada en los recursos? Por supuesto, no sé. Por un lado, es posible argumentar acerca de cómo se relacionan estas tres teorías. Por ejemplo, en economía, la lógica de paradigma ECD ha sido totalmente abandonada o totalmente integrada a la economía neoclásica (Besanko, Dranove y Shanley, 1996). Por lo tanto, parece probable que la teoría basada en los recursos en relación con la lógica del paradigma ECD podría ser totalmente subsumida por la teoría basada en recursos en rela- ción con la economía neoclásica. De hecho, esto es lo que he intentado hacer en Barney (2002). También, mientras que la teoría basada en recursos en relación con la economía evolucionista explica un desempeño superior 4 sustentable de la firma centrándose en la capacidad diferencial de las empresas para desarrollar nuevas capacidades a medida que los entornos cambian, las rentas generadas por esta capaci- dad diferencial para desarrollar nuevas capacidades son aún ricardianas en su naturaleza. Así, la teoría neoclásica basada en los recursos puede ser apropiada para el estudio de las rentas generadas por la capacidad de desarrollar nuevas capacidades, mientras que la teoría evolucionista basada en recursos puede ser apropiada para estudiar el proceso por el cual se desarrollan estas nuevas capacidades. Por otro lado, esa gran teoría unificada basada en los recursos puede no ser del todo útil. Más bien, lo que puede ser más útil es entender que el enfoque basado en los recursos puede ser apli- cado en varias formas diferentes, y que el modo en que debe aplicarse depende sobre todo del contexto empírico de la aplica- ción. Los interesados en la firma frente a efectos de la industria pueden aplicar el enfoque basado en los recursos que se desarro- lló en los documentos de 1991 y otros relacionados. Los interesa- dos en el estudio de las fuentes específicas de ventaja competiti- va sostenible para una empresa pueden tomar la lógica funda- mental del artículo de 1991 y vincularla con los artículos de Dieri- ckx y Cool (1989) y Peteraf (1993), entre otros y utilizar este enfoque para ayudar a guiar su trabajo. Finalmente, los interesa- dos en estudiar la evolución de los recursos y capacidades con el tiempo pueden tomar la lógica que se indica en el documento de 1991 y vincularla con Nelson y Winter (1982) y Teece, Pisano y Shuen (1997) para ayudar a guiar su investigación. Por lo tanto, lo que marcan estas teorías no son estas diferencias en la aplicación, sino más bien, los supuestos que comparten con la "teoría basada en los recursos". Estos incluyen el supuesto de que los recursos y capacidades pueden ser heterogéneos entre las empresas competidoras, que estas diferencias pueden ser de larga duración, y que pueden ayudar a explicar por qué algunas empresas superan constantemente a otras empresas. Desde esta perspectiva, la visión basada en los recursos consta realmente de un rico cuerpo de herramientas teóricas relacionadas, aunque diferentes, con las que analizar al nivel de las firmaslas fuentes de ventaja competitiva sustentable. Jay B. Barney recibió su doctorado en Ciencias Administrativas y Sociología de la Universidad de Yale en 1982. Actualmente es profesor de Administración y Presidente de un banco para la excelencia en la estrategia corporativa en la Universidad Estatal de Ohio, así como Director del Programa Académico del progra- ma MBA. Su interés de investigación es el enfoque de la empresa, basado en los recursos centrándose en la relación entre las capa- cidades y habilidades de la firma y la ventaja competitiva susten- table. Ha publicado en el Academy of Management Review, el Strategic Management Journal, Management Science, la Journal of Management y la Sloan Management Review, entre otras revistas y recientemente se ha publicado la segunda edición de su libro, Ganar y mantener la ventaja competitiva. El profesor Bar- ney también ha entregado documentos académicos en muchas universidades en todo el mundo y ha hecho consultoría con una amplia variedad de organizaciones públicas y privadas. Referencias Bamett, W. P., Greve, H. R., & Park, D. Y. (1994). An Evolutionary Model of Organizational Performance. Strategic Management Journal, 15, 11-28. Barney, J. B. (1986a). Strategic factor markets: expectations, luck, and business strategy. Management Science, 32, 1231-1241. Bamey, J. B. (1986b). 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