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El número actual y el archivo de texto completo de esta revista están disponibles en www.emeraldinsight.com/1753-8335.htm Turismo de barrios marginales, marca de ciudad y urbanismo social: el caso de Medellín, Colombia marca de la ciudad y sociales urbanismo 43Jaime Hernández-García Escuela de Arquitectura y Diseño, Pontificia Universidad Javeriana, Bogota Colombia Abstracto Objetivo -El propósito de este artículo es explorar la contribución de los asentamientos informales a una estrategia turística y al branding de ciudad. Se toma el caso de Medellín, Colombia, que en los últimos años ha desarrollado varios proyectos en subarriosutilizando una política denominada: “urbanismo social”. Diseño/metodología/enfoque –El trabajo se basa en un estudio de caso, el del “urbanismo social” en Medellín, y la relación con lo que se denomina turismo de barrios marginales y city branding. Luego de una breve exploración teórica sobre los asentamientos informales en América Latina, el turismo de barrios marginales y la marca de ciudad; el artículo presenta la transformación urbana y social de la peligrosa y estigmatizada ciudad de Medellín. barrioscon la política de “urbanismo social”. Luego se discute la relación entre urbanismo social, asentamientos informales y city branding. Hallazgos –Medellín, quizás sin darse cuenta o anticipar, ha encontrado un papel para los asentamientos informales en la marca de la ciudad y la promoción del turismo en esas áreas. Con el “urbanismo social”, también está ayudando a construir una imagen de la ciudad más auténtica y distinguible de otras ciudades de Colombia y América Latina. Originalidad/valor –El documento explora dos temas que se consideran casi opuestos: los asentamientos informales y la marca de la ciudad. Discute cómo una ciudad en Colombia podría haber encontrado una manera de vincularlos con resultados interesantes. Palabras claveColombia, Medellín, City branding, Turismo de barrios marginales, Asentamientos informales, Urbanismo social, Marcas, Turismo Tipo de papelCaso de estudio Introducción En 2012, el número especial de laRevista de Geografías Turísticaspresentó varios trabajos bajo el tema “turismo de tugurios”, “con una reflexión sobre el estado del arte en esta nueva área de investigación turística” (Frenzel y Koens, 2012, p. 195); argumentando que el fenómeno ya no es una actividad marginal sino una tendencia global practicada en los cinco continentes. Sin embargo, “aspectos como la posición de la población local permanecen subexpuestas” (Frenzel y Koens, 2012, p. 195), lo que coincide en gran medida con las conclusiones de un trabajo presentado en la Segunda Conferencia Internacional de Place Branding en Bogotá en 2011. (Hernández-García y López-Mozo, 2011). Desde la década de 1990, la segunda ciudad más grande de Colombia, Medellín, está realizando programas y proyectos en asentamientos informales, para mejorarlos físicamente y Revista de Gestión de Lugares y Desarrollo vol. 6 Nº 1, 2013 págs. 43-51 qEmerald Group Publishing Limited 1753-8335 DOI 10.1108/17538331311306122 El autor desea agradecer a la Agencia para la Cooperación y la Inversión de Medellín y el Área Metropolitana (ACI) por su tiempo, apoyo y entusiasmo brindado para hacer posible este trabajo. El autor también agradece a la Pontificia Universidad Javeriana (PUJ) por permitirles el tiempo y los recursos para realizar la investigación y escribir el documento. Traducido del inglés al español - www.onlinedoctranslator.com https://www.onlinedoctranslator.com/es/?utm_source=onlinedoctranslator&utm_medium=pdf&utm_campaign=attribution JPMD 6,1 integrarse tanto física como socialmente al tejido urbano. Posiblemente el primer y más influyente proyecto fue el sistema de metro terrestre introducido en 1995, pero fue en 2004 cuando “la ciudad implementó el primer sistema moderno de transporte público urbano por cable aéreo del mundo” (Brand y Davila, 2011, p. 648) para llegar a los asentamientos informales en las laderas. La mejora del espacio público y los servicios comunitarios, como escuelas y bibliotecas, diseñados por prestigiosos arquitectos, han enriquecido el ambiente y, en cierta medida, la calidad de vida de estas zonas empobrecidas. Hasta el punto de que elbarriosde Medellín son comúnmente visitados no solo por colombianos sino también por visitantes internacionales (especialmente de América Latina) que quieren ver de primera mano los proyectos y cómo han cambiado los asentamientos y la ciudad. El municipio ha llamado a esta iniciativa “urbanismo social” y se está convirtiendo en una marca de ciudad (Echeverry y Orsini, 2010;La revisión arquitectónica, 2011; Marca, 2010). Medellín, quizás sin darse cuenta o anticiparse, ha encontrado un papel para los asentamientos informales (como preguntamos en Hernández-García y López-Mozo, 2011) en la marca de la ciudad y la promoción del turismo en esas áreas. Este documento tiene como objetivo explorar esta situación, cómo funciona y las implicaciones para la ciudad y la población local. También, tomando el caso de Medellín, discutirá la relación entre el turismo de barrios marginales y la marca de la ciudad, y más aún, el urbanismo social. 44 Turismo de barrios marginales y marca de ciudad Los asentamientos informales son una parte constante de las ciudades latinoamericanas. Bogotá, por ejemplo, más del 50 por ciento ha crecido a partir de patrones informales (Martin-Molano, 2000, p. 66), con desarrollos no planificados en terrenos públicos y privados invadidos o en subdivisiones ilegales de terrenos rurales que luego se agregan a la ciudad. . Estos asentamientos son en gran medida lo que los residentes han hecho de ellos, por medio de prácticas de autoconstrucción y autoayuda. Estas áreas son progresivamente legalizadas, consolidadas y totalmente integradas a la ciudad; hasta el punto de que después de 20 o 30 años ya no es posible rastrear sus orígenes informales (Kellett, 2005; Hernandez-Garcia, 2009). No hay cifras confiables para Medellín, pero debería ser similar, si no mayor, que en la mayoría de las ciudades de América Latina; haciendo de la informalidad urbana y arquitectónica un rasgo común de las ciudades de la región. Pero los asentamientos informales son mucho más que calles y casas; tienen que ser con características sociales, económicas y culturales, y también políticas y de gobernabilidad. Para algunos, la informalidad urbana “surge bajo un paradigma de liberalización”, y no puede entenderse fuera del contexto de la globalización como una forma alternativa de pensar y actuar, “[. . .] la informalidad urbana no sólo como economía política sino también como forma de vida” (Alsayyad, 2004, pp. 26-7). Si los asentamientos informales son mayoritarios en las ciudades de América Latina, exhiben una arquitectura y un espacio urbano particular, y exhiben características sociales y culturales especiales; ¿Por qué son marginados y hasta cierto punto “invisibles” para algunas políticas? (son visibles para políticas de erradicación y reubicación). Por ejemplo, para estrategias turísticas y proyectos de city branding? En este sentido, nos preguntamos (Hernández-García y López-Mozo, 2011) si existe un papel de los asentamientos informales en la marca de las ciudades. Con evidencia debarriosde Bogotá, llegamos a la conclusión de que las áreas informales tienen algo que ofrecer a una estrategia en esa dirección, y además,barriostambién son lo suficientemente interesantes para el turismo. Sobre este tema en 2012, el número especial de laRevista de Geografías Turísticaspresentó varios trabajos bajo el tema “turismo de tugurios”, “con una reflexión sobre el estado del arte en esta nueva área de investigación turística” (Frenzel y Koens, 2012, p. 195); argumentando que el fenómeno ya no es una actividad marginal sino una tendencia mundial practicada en el cinco continentes Con esto en mente, este trabajo explora la experiencia de los asentamientos informalesen Medellín y la transformación urbana y social de los mismos a través de lo que denominan “urbanismo social”. Y cómo esta transformación está atrayendo interés y turistas a estas zonas, de gente del país y de fuera. Y además cómo Medellín, quizás sin darse cuenta ni anticiparse, ha encontrado un papel para los asentamientos informales en la marca de la ciudad. Place branding sigue siendo un término elusivo, con desacuerdo sobre lo que es y lo que no es (Kalandides, 2011). Esto hace que el concepto, y la práctica, sean dinámicos, controvertidos y con espacio para nuevas ideas y preguntas, como la contribución que pueden hacer los asentamientos informales. Lo que sí parece claro es que el place branding nace del propio lugar y de su gente. Y en este sentido es explícita la definición que da Kavaratzis (2004, p. 70): marca de la ciudad y sociales urbanismo 45 El city branding se entiende como el medio tanto para lograr una ventaja competitiva con el fin de aumentar la inversión extranjera y el turismo, como para lograr el desarrollo de la comunidad, reforzando la identidad local y la identificación de los ciudadanos con su ciudad y activando todas las fuerzas sociales para evitar la exclusión social y el malestar. . Aumentar el desarrollo económico pero al mismo tiempo el desarrollo comunitario y la identidad local, lo que lo diferencia del marketing de lugar (Andersson y Ekman, 2009), y de solo un eslogan y un logotipo (Kalandides, 2011). Pero lo que también está claro es que la literatura sobre branding de lugar está explorando diferentes caminos: geografías de branding (Pike, 2011); creación de un valor percibido (Kavaratzis y Ashworth, 2005); la relación y las diferencias con el place marketing (Kavaratzis, 2004); imagen de lugar e identidad de lugar (Anholt, 2010; Kalandides, 2011, 2012); gestión de lugares (Parkeret al., 2001); planificación urbana y regeneración urbana (Padddison, 1993; Dijk y Holstein, 2007; Eshuis y Edwards, 2012); por nombrar algunos. La investigación sobre el papel de los asentamientos informales en la marca de la ciudad puede ser otro tema de exploración, como sugiere este artículo. En este sentido, puede ser de interés la literatura sobre el turismo de barrios marginales (Frenzel y Koens, 2012), al igual que la exploración directa del tema en América Latina, como sostienen Hernández-García y López-Mozo (2011) y Torres (2012). en sus papeles. Hernández-García y López-Mozo (2011) argumentan que la marca de las ciudades es positiva como herramienta económica y social para mejorar la vida y el bienestar de las personas; sin embargo, puede ser lo contrario si los beneficios son solo para algunos. En este sentido cobra importancia la discusión sobre el papel de los asentamientos informales, especialmente en el contexto de las ciudades latinoamericanas en las que estos asentamientos son de tamaño y socialmente muy significativos. Por lo tanto, los autores sugieren que puede haber un vínculo entre los asentamientos informales y la marca, con resultados interesantes para ambos si se gestionan de manera correcta y justa. También argumentan que hay al menos tres temas en los que los asentamientos informales pueden enriquecer una estrategia de marca de ciudad. Primero, los asentamientos informales son una parte constitutiva y constante de las ciudades latinoamericanas, que muestran características físicas y sociales distintivas. En este sentido, son lugares “diferenciados” (Kavaratzis y Ashworth, 2005), con fuertes asociaciones identitarias (Anholt, 2010), que podrían ser comunicados como lugares auténticos con alto valor simbólico (Torres, 2012). En segundo lugar, algunas expresiones culturales que se encuentran en estas áreas pueden ser de interés más allá de sus propios límites, mostrando la creatividad y la riqueza que se encuentran allí, y contribuyen a enriquecer una iniciativa de marca. “El patrimonio cultural de los barrios marginales (asentamientos informales) como recurso para rehacer sus imágenes frente a los arraigados prejuicios contra los habitantes de los barrios marginales (asentamientos informales)” algunas expresiones culturales que se encuentran en estas áreas pueden ser de interés más allá de sus propios límites, mostrando la creatividad y la riqueza que se encuentran allí, y contribuyen a enriquecer una iniciativa de marca. “El patrimonio cultural de los barrios marginales (asentamientos informales) como recurso para rehacer sus imágenes frente a los arraigados prejuicios contra los habitantes de los barrios marginales (asentamientos informales)” algunas expresiones culturales que se encuentran en estas áreas pueden ser de interés más allá de sus propios límites, mostrando la creatividad y la riqueza que se encuentran allí, y contribuyen a enriquecer una iniciativa de marca. “El patrimonio cultural de los barrios marginales (asentamientos informales) como recurso para rehacer sus imágenes frente a los arraigados prejuicios contra los habitantes de los barrios marginales (asentamientos informales)” JPMD 6,1 (Torres, 2012, p. 209). En tercer lugar, la arquitectura y el espacio urbano que se encuentran en esas áreas, entre lo vernáculo (Kellett y Napier, 1995) y la apropiación y transformación cotidiana del espacio (Hernandez-Garcia, 2009; Miles, 2000), es posiblemente otra característica distintiva que puede contribuir en gran medida a una idea de marca de lugar. La transformación de Medellín En las décadas de 1980 y 1990, Medellín tenía la tasa de asesinatos más alta de Colombia y una de las más altas del mundo; y que la violencia estaba especialmente asociada con los asentamientos informales. Hoy, la tasa de criminalidad ha bajado dramáticamente, la ciudad es la más competitiva de Colombia para los negocios y el turismo (Perez-Ayala, 2012), y muchos de los barriosse visitan para ver la transformación física y social. Medellín, con una población de 3.750.000 personas (incluyendo el área metropolitana) está situada en un valle alrededor del río Medellín y sobre las montañas de los Andes en el noroeste del país. Posee un clima amigable con temperaturas entre 18 y 28 grados centígrados durante todo el año. Como otras ciudades de Colombia, está socialmente fuertemente segregada con poblaciones más ricas ubicadas en el Este y más pobres en el Oeste. Asimismo, como característica común de las ciudades latinoamericanas, Medellín cuenta con grandes áreas desarrolladas informalmente, ubicadas principalmente en las periferias norte y sur del occidente sobre las montañas. Medellín fue tristemente conocida en las décadas de 1980 y 1990 por los capos de la droga y sus actividades criminales, especialmente Pablo Escobar; estos tiempos fueron conocidos como los “años del miedo”. Para muchos, la transformación de Medellín comenzó con la elección de Sergio Fajardo como alcalde de la ciudad para el período 2004-2007. Fajardo, quien actualmente es Gobernador de la Provincia de Antioquia (con Medellín como ciudad capital), es matemático con un doctorado de la Universidad de Wisconsin y pertenece al partido verde. Los programas sociales, las intervenciones en barrios pobres y el uso de arquitectura de alta calidad estaban destinados a ser el combustible para la transformación. “Nuestros edificios más hermosos deben estar en nuestras áreas más pobres”, dijo Fajardo cuando recibió en 2009 el “Premio de Diseño Curry Stone” por un: 46 [. . .]audaz y ambicioso plan de obras públicas para la ciudad colombiana de Medellín que ayudó a revitalizar sus barrios más pobres y transformar lo que se consideraba la ciudad más mortífera del mundo en un centro urbano vibrante (Premio de Diseño Curry Stone, 2009). Uno de los principales cambios fue centrarse en las zonas pobres, tradicionalmente ignoradas y marginadas. Los asentamientos informales en Colombia siguen siendo, en gran medida, objeto de una visión despectiva; lugares llenos de problemas, pobreza y desesperación, donde constantemente se escuchanideas de erradicación y reubicación. En este sentido la implementación en 2004 de un teleférico aéreo como sistema de transporte público conectado a la línea principal del metro y para llegar a laderabarriosfue realmente una revolución. “Ha atraído la atención generalizada de las autoridades municipales de América Latina, así como de Europa y Asia” (Brand y Davila, 2011, p. 648). Brand y Dávila (2011, p. 658) cuestionan los efectos en términos de movilidad porque cubre menos del 10 por ciento de los viajes diarios en elbarrios, pero confirman los enormes beneficios en términos de valor simbólico: Estas infraestructuras de alta visibilidad y la experiencia estética que brindan tanto a los residentes como a los visitantes crean un sentimiento de inclusión e integración en la ciudad moderna, ayudan a desarrollar el orgullo local y promueven la autoestima individual. Bibliotecas, escuelas y espacios públicos construidos en elbarriosy en otros lugares se siguió la misma idea, hitos de fuerte impacto diseñados por afamados arquitectos, aportando un alto valor simbólico a los residentes, que a su vez atraigan la atención de los visitantes. Pero la transformación de Medellín no se debe únicamente a las infraestructuras, ha sido “el resultado de un proceso de maduración política junto con un compromiso de la sociedad civil” (Perez-Ayala, 2012, p. 20). El equipo de Fajardo inició el proceso, pero había ganado continuidad con las siguientes administraciones municipales (Alfonso Salazar 2008-2011 y Aníbal Gaviria 2012-2015), lo que puede ser parte de la respuesta al éxito. Las políticas y programas iniciales se centraron en la transparencia (lucha contra la corrupción), la participación social, la cultura ciudadana (culturaciudadana), educación, seguridad y espacios públicos. Estos temas se han ido complementando con otros a lo largo de los años, como la movilidad, la recreación y el deporte, las guarderías de calidad y los proyectos urbanos integrales (PUI), que son proyectos de mejoramiento de viviendas en asentamientos informales con dotación de equipamientos urbanos de calidad (escuelas y bibliotecas). ) y espacios públicos (parques, canchas[1], calles y escaleras urbanas y mecánicas[2]). Medellín ha estado comprometida con varios proyectos sociales, económicos y urbanos en los últimos ocho años que han resultado en una transformación que ahora se ve como un ejemplo en el país y en el continente. Medellín en menos de una década ha cambiado de rostro, de una ciudad insegura y violenta a un lugar de esperanza e interés. La transformación es observable en la ciudad con los hitos que han producido, pero también en las mejoras sociales que hay detrás. Todavía queda mucho por hacer, especialmente en la lucha contra la pobreza, la reducción de las desigualdades sociales y la plena inclusión urbana y social; pero para los medellinenses creen que van por el camino correcto. Este camino ha sido objeto de interés de autoridades, académicos, y gente común dentro y fuera del país que visita Medellín para ver de primera mano las transformaciones y aprender de la experiencia (Alvarado-Renner, 2012, p. 17). Este camino se ha denominado modelo de Medellín o modelo de desarrollo integral de Medellín; pero en lo cotidiano se le conoce como “urbanismo social”. Un término muy controvertido porque todo urbanismo es social, pero en cierta medida el término ha sido validado por los diversos trabajos producidos (Echeverry y Orsini, 2010;La revisión arquitectónica, 2011; Marca, 2010; Brand y Dávila, 2011) y documentos oficiales en los que se ha utilizado. El urbanismo social se ha referido directamente a los PUI y, en este sentido, a la provisión social, la arquitectura de calidad y la mejora del espacio público en asentamientos informales. marca de la ciudad y sociales urbanismo 47 Urbanismo social, ¿un papel de los asentamientos informales en la marca de ciudad? El urbanismo social se está convirtiendo en una marca de Medellín. Inicialmente estuvo asociado a los programas de mejoramiento de viviendas que el municipio realizaba en los asentamientos informales. Gradualmente, estos programas se convirtieron en proyectos urbanos integrales (PUI), que también son proyectos de mejoramiento de viviendas, pero se incluyeron varios otros elementos: participación de las comunidades involucradas, servicios sociales, provisión de espacio público y equipamiento urbano de alto nivel. Los PUI ahora son parte de la política sobre asentamientos informales y cómo regenerar las zonas carenciadas de Medellín, con plena integración urbana y social. Esta política se conoce comúnmente como “urbanismo social” y ha sido “reconocida internacionalmente como una de las experiencias más exitosas para la regeneración urbana” (Velasquez-Monsalve, 2012) y está atrayendo el interés de las autoridades y la gente común de América Latina y más allá. Parece que Medellín sin darse cuenta ni anticiparse ha encontrado un papel para los asentamientos informales en la marca de la ciudad. Si bien en Medellín se realizaron programas de mejoramiento de vivienda desde la década de 1990 (PRIMED, 1996), fue hasta 2004 con Sergio Fajardo como alcalde de la ciudad que el programa obtuvo resultados sobresalientes con los PUI y se convirtió en una política con JPMD 6,1 el urbanismo social. El objetivo de la política era “reducir las enormes deudas sociales acumuladas durante décadas y los problemas de violencia” (Echeverry y Orsini, 2010, p. 138). También pretendía “cambiar la piel” de algunas de las zonas más pobres de la ciudad, a través de programas de educación, cultura y emprendimiento; con una dotación de infraestructura y arquitectura de alta calidad (Echeverry y Orsini, 2010). Quizás sin darse cuenta el urbanismo social estaba impulsando una marca única para Medellín (Echeverry y Orsini, 2010;La revisión arquitectónica, 2011; Marca, 2010). Una de las primeras intervenciones del urbanismo social, y la más conocida y visitada hasta el momento, es la desarrollada en los asentamientos informales de las laderas del Noroeste: la “comunanororiental”; uno de los más pobresbarriosy con los índices de criminalidad más altos de la ciudad en ese momento. Al mismo tiempo que los planes iniciales del PUI para lacomuna se desarrollaron, se estaba construyendo una ampliación del metro mediante un teleférico. El PUI tenía las estaciones y el espacio debajo de las líneas aéreas como sujetos principales para proporcionar espacio público y conexiones a instalaciones educativas, culturales y recreativas. El PUI se enfocó en traer infraestructura y equipamientos urbanos de gran impacto a labarriopara motivar la transformación social (Echeverry y Orsini, 2010), en una versión del “modelo Barcelona” (Monclus, 2003; Echeverry y Orsini, 2010; Brand y Davila, 2011). Un ejemplo de ello es la biblioteca “España”, en honor a la Monarquía Española que financió parcialmente el proyecto diseñado por el prestigioso arquitecto Giancarlo Mazanti (colombo-italiano). La biblioteca tiene tres bloques negros independientes en los que destacan la montaña, elbarrioy toda la zona. El edificio es un icono en elbarrioy en la ciudad, y “se ha convertido en el principal referente de la comunidad promoviendo al mismo tiempo la educación y la cultura” (Echeverry y Orsini, 2010, p. 142); además de atraer a muchos visitantes. Los resultados urbanos del proyecto son notables y el impacto social también se ve bien. El proyecto también consistió en una reubicación de casas muy cerca de un pequeño río (quebrada juan bobo) que baja de la montaña, y la mejora de algunas de las viviendas existentes en labarrio. Los residentes parecen contentos con el aspecto y el funcionamiento actual de la zona, y con el interés que despierta. La tasa de criminalidad ha disminuido drásticamente y la percepción de seguridad ha aumentado (o la percepción de inseguridad ha disminuido), esto es muy evidente con los numerosos visitantes que llegan a lazona. A la gente le gusta este interés, este sentimiento de ser parte de la ciudad y, de hecho, lo que traen los visitantes: algo de dinero para gastar. Los niños esperan a los turistas en la estación del teleférico y los guían hasta la atracción principal, la biblioteca. A cambio de una propina, cuentan a los visitantes la historia de labarrio, y los cambios que ahora son evidentes. Se han abierto nuevas tiendas en los últimos años y se ven vendedores ambulantes en las calles principales y cerca de la biblioteca y otras instalaciones urbanas. Los fines de semana se observan muchas actividades en las calles, como un ambiente festivo con gente y visitantes caminando, niños jugando, algunos otros comiendo comida tradicional (como arepas), bebiendo (para más información sobre actividades en espacios abiertos en elbarrios, véase Hernandez-Garcia, 2012) o simplemente disfrutando de las hermosas vistas del valle. El personal de las oficinas municipales también está orgulloso de lo que estosbarriosse han convertido, hablan propiamente de urbanismo social e invitan a visitar las intervenciones. En ellos, las bibliotecas, las escuelas, las guarderías, los parques, el teleférico, los proyectos de mejora del espacio público que se han puesto en marcha. De hecho algunas oficinas como la Agencia para la Cooperación y la Inversión de Medellín y el Área Metropolitana, la Dirección Municipal de Turismo y el Medellin Convention Bureau (oficina encargada de 48 llevar eventos a la ciudad) recibir delegaciones de ciudades de Colombia y otros países, y atender consultas de autoridades y académicos. Sin embargo, en conversaciones con miembros del personal de estas oficinas que amablemente concedieron entrevistas al autor en septiembre de 2012, parece que no se considera todo el potencial del urbanismo social para una estrategia de marca. Reconocen la transformación de labarrios, destacan especialmente la arquitectura de gran calidad de las bibliotecas y colegios de estas zonas, y la “experiencia” del viaje en teleférico; pero al preguntar por el aporte quebarriospueden hacer para marcar la ciudad, prefieren otras áreas, proyectos y servicios. El urbanismo social no ha estado exento de críticas. Se han planteado preocupaciones sobre los costes de administración y mantenimiento de las infraestructuras (Brand y Davila, 2011). La arquitectura también ha sido cuestionada argumentando ostentación, falta de originalidad y estar fuera de contexto: marca de la ciudad y sociales urbanismo 49 Lamento no compartir el entusiasmo por la biblioteca ganadora del premio de arquitectura de Medellín ('España'Biblioteca), porque no creo que ese sea el camino [. . .] en Colombia muchos edificios son solo espectáculos formales pasados de moda (Barney-Caldas, 2008). También hay críticas sobre cómo los primeros proyectos fueron altamente participativos (Carvajal, 2009), pero no los recientes. Pero la pregunta principal es si el urbanismo social realmente tiene como objetivo transformar la realidad y reducir las desigualdades o solo está interesado en construir una imagen (Brand y Dávila, 2011, p. 657) y pacificar la sociedad.comunas. Conclusiones A pesar de las críticas, el urbanismo social ha hecho un aporte importante para mejorar la calidad de vida de las personas en los asentamientos informales de Medellín. Y quizás sin anticiparlo ha ayudado a construir una imagen de Medellín más auténtica y muy diferenciada de otras ciudades de Colombia y de América Latina. También ha estado acercando el turismo a labarrios, algo que hace diez años era impensable. Medellín ha venido construyendo un modelo de desarrollo urbano y social que se observa en otros contextos y trata de ser replicado en ellos. Si la marca de la ciudad tiene que ver con mejorar la imagen de un lugar contra la mala reputación y la discriminación (Kalandides, 2011), con la creación de valor percibido (Kavaratzis y Ashworth, 2005) y con el aumento de la competitividad al acercar el turismo y la inversión para lograr el desarrollo comunitario y reforzar la identidad local (Kavaratzis, 2004); el urbanismo social y los asentamientos informales están contribuyendo a la marca de Medellín. notas 1. Ver más en Hernández-García (2010). 2. Ver más en: www.elmundo.com.ve/noticias/economia/internacional/fotos–barrio-demedellin- estrena-escaleras-mecan.aspx Referencias Alsayyad, N. (2004), “Urban informality as a 'new' way of life”, en Roy, A. and AlSayyad, N. (Eds), Informalidad urbana: perspectivas transnacionales de Medio Oriente, América Latina y el sur de Asia, Lexington Books, Nueva York, NY. Alvarado-Renner, N. 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