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Dr. Fernando D. Saraví Los nutrientes incorporados por absorción en el aparato digestivo sufren transformaciones diversas en el organismo. Se llama metabolismo intermedio a los procesos (reacciones), en general catalizados por enzimas, por los cuales los alimentos son empleados para sintetizar moléculas mayores (anabolismo) o degradados para producir energía (catabolismo). Las reacciones metabólicas no tienen lugar de manera aislada sino como parte de vías en la cual cada reacción proporciona el material (sustrato) para la siguiente. A su vez, el producto final de una vía puede servir de sustrato para otra vía diferente. Además, existen “atajos” o puntos de conexión entre diversas vías. Por tanto, las diversas vías están relacionadas en múltiples niveles, por lo cual cualquier modificación en una de ellas puede afectar a las demás. Existen tres clases de vías metabólicas: 1. Anabólicas. Son las responsables de la síntesis de moléculas grandes que participan en la estructura y funcionamiento corporal, como la síntesis de proteínas y ácidos nucleicos. También sintetizan moléculas que constituyen formas de almacenamiento de energía, como glucógeno y triacilglicéridos. 2. Catabólicas. Se encargan de degradar moléculas para proporcionar energía para las vías anabólicas y otros procesos mediante procesos oxidativos. Lo hacen a través de la generación de fosfatos de alta energía (como ATP). Un ejemplo destacado es la fosforilación oxidativa. 3. Anfibólicas. Son las que actúan como nexo o encrucijada entre vías anabólicas y catabólicas. Según su estado funcional pueden promover predominantemente procesos anabólicos o catabólicos. El principal ejemplo es el ciclo del ácido cítrico (también llamado ciclo de Krebs o de los ácidos tricarboxílicos). Otros dos aspectos de las vías metabólicas merecen destacarse. El primero es que la velocidad de una vía debe ser regulada, para lo cual existe en cada una al menos una reacción que constituye un paso limitante y permite aumentar o reducir el flujo mediante cambios en el nivel de actividad de la enzima responsable. La regulación se realiza por tres mecanismos generales, que pueden superponerse: disponibilidad de sustrato, regulación alostérica y regulación hormonal. El segundo aspecto es que, mientras que algunas vías son reversibles, otras son esencialmente irreversibles (funcionan como calles de una sola mano). En el primer caso, se puede regenerar el sustrato a partir de los productos empleando la misma vía. En el caso de vías irreversibles, el sustrato debe ser incorporado por la alimentación o producido de nuevo mediante otra vía diferente. A continuación se resumen las principales transformaciones de hidratos de carbono, lípidos y compuestos nitrogenados, con énfasis en sus interrelaciones y en el metabolismo energético. Los textos de química biológica proporcionan una descripción mucho más completa. Las diversas vías y su interrelación se esquematizan en la Fig. 1, cuyos números se mencionan entre corchetes en negrita en el texto. HIDRATOS DE CARBONO Entre los hidratos de carbono, la glucosa tiene un papel central. Una vez que ingresa a la célula, es fosforilada a glucosa 6-fosfato. Esta última puede emplearse para sintetizar glucógeno como forma de almacenamiento (especialmente en hígado y músculo; [1]) o bien proporcionar energía metabólica mediante la glucólisis, una vía metabólica citosólica presente en todas las células del organismo. La glucólisis es una vía singular porque puede generar energía tanto en presencia de oxígeno (aerobiosis) como en su ausencia (anaerobiosis). Por cada molécula de glucosa, la reacción global si hay oxígeno disponible [2] es: Glucosa + 2Pi + 2 NAD + + 2 ADP 2 piruvato + 2 ATP + 2 NADH + 2 H + + H2O Por cada mol de glucosa se generan 2 moles de ATP en la propia vía (“a nivel de sustrato”), 2 moles de NADH y 2 moles de piruvato. Los 2 moles de NADH proveen equivalentes de reducción que brindan 3 a 5 moles de ATP mediante fosforilación oxidativa. La transformación de 2 moles de piruvato en 2 Metabolismo intermedio, páncreas endocrino y regulación de la glucemia Hormonas pancreáticas y regulación metabólica Dr. Fernando D. Saraví 2 moles de acetilCoA genera otros 2 moles de NADH, que producen 5 moles de ATP. Finalmente, el ingreso de la acetilCoA al ciclo del ácido cítrico genera 20 moles de ATP más. En resumen, la glucólisis aerobia produce entre 30 y 32 moles de ATP. En condiciones anaerobias [3], la reacción global es : Glucosa + 2 Pi + 2 ADP 2 lactato + 2 ATP + 2 H2O En este caso, el producto final es lactato y no hay producción neta de NADH porque éste es empleado por la lactato dehidrogenasa para convertir el piruvato a lactato. La glucólisis anaeróbica solamente produce 2 moles de ATP por mol de glucosa, lo cual implica un rendimiento de 15 a 16 veces menor que el de la glucólisis aerobia. No obstante, la glucólisis anaerobia es importante por tres razones: 1. Es la única vía para la provisión de energía a los eritrocitos, que carecen de mitocondrias. 2. Permite al músculo esquelético obtener rápidamente energía para el trabajo muscular antes que el aporte de oxígeno se adapte a una mayor demanda (esfuerzos súbitos, como una carrera de 100 m). 3. Puede posibilitar la supervivencia celular frente a una disminución del aporte de oxígeno causada por isquemia (por ejemplo, células cardíacas hipoperfundidas en torno a una región infartada). Otras vías importantes en las que participa la glucosa o sus metabolitos son: 1. Vía de los fosfatos de pentosa (Embden- Meyerhof). Se inicia con compuestos intermedios de la glucólisis y es una fuente de equivalentes de reducción para la síntesis de ácidos grasos (entre otras) y de ribosa para la síntesis de nucleótidos e indirectamente de ácidos nucleicos. 2. Las triosas fosfatos producidas en la glucólisis son el material de partida para la síntesis de glicerol y en consecuencia de triacilglicéridos (principalmente en el hígado y el tejido adiposo). 3. El piruvato y diversos compuestos intermedios del ciclo del ácido cítrico pueden emplearse para la síntesis de diversos aminoácidos por reacciones de transaminación. 4. La acetilcoenzima A (derivada de piruvato en el caso de la glucólisis) puede emplearse para la síntesis de ácidos grasos, colesterol y, a partir de éste, de esteroides. LÍPIDOS Desde el punto de vista energético, son importantes los triacilglicéridos y los ácidos grasos libres. Los triacilglicéridos procedentes de la absorción intestinal se incorporan a quilomicrones que llegan a la circulación general por vía linfática. Los triacilglicéridos provenientes de la síntesis hepática circulan como lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL). En el endotelio capilar existe una enzima ligada a la membrana, la lipoproteínolipasa, que hidroliza triacilglicéridos. Los ácidos grasos liberados pasan al músculo, donde sirven como sustrato metabólico, o al tejido adiposo, donde son reesterificados a triacilglicéridos. Los ácidos grasos libres circulan en el plasma en escasa proporción (debido a su escasa solubilidad) y son captados por los tejidos mediante transportadores específicos. En particular, el corazón obtiene la mayor Hormonas pancreáticas y regulación metabólica Dr. Fernando D. Saraví 3 parte de su energía química a partir de ácidos grasos. Los ácidos grasos libres pueden ser empleados para generar energía por medio del ciclo del ácido cítrico previa conversión a acetilCoA mediante -oxidación [4], proceso iterativo que ocurre dentro de la mitocondria y sólo se produce en condiciones aeróbicas. Dado que cada mol de un ácido graso decadena larga genera más moles de acetilCoA que un mol de glucosa, la -oxidación genera gran cantidad de ATP. Por ejemplo, la -oxidación completa de un mol de ácido palmítico (16 C) produce 106 moles de ATP. Si la producción de acetilCoA excede la capacidad metabolizante del cíclo del ácido cítrico, en el hígado se generan cuerpos cetónicos [5] (acetona, ácido acetoacético y - hidroxibutirato) que son empleados como combustible por diversos tejidos, especialmente durante el ayuno prolongado. Por otra parte, los ácidos grasos pueden ser reesterificados a triacilglicerol empleando -glicerofosfato proveniente de la glucólisis [6]. Este proceso tiene lugar principalmente en el hígado, principal productor de triacilglicéridos para secretar a la sangre, y en el tejido adiposo, donde los triacilglicéridos se almacenan como reserva energética. AMINOÁCIDOS Y PROTEÍNAS Los aminoácidos proceden de la dieta y de la síntesis en el organismo por reacciones de transaminación. Algunos aminoácidos, llamados esenciales, no pueden sintetizarse en el organismo, por lo provienen exclusivamente de los alimentos. En el organismo, los aminoácidos pueden seguir una de varias vías metabólicas. La más importante es la síntesis de proteínas [7]. A su vez las proteínas tienen una vida útil limitada y están sujetas a un continuo recambio. La degradación de las proteínas [8] contribuye a mantener el fondo (pool) de aminoácidos del organismo. Cuando un aminoácido es desaminado, el grupo amino puede emplearse para sintetizar otros aminoácidos (no esenciales) por transaminación. El nitrógeno de grupos amino que no se emplea en esta reacción forma urea, la cual es excretada. Los remanentes hidrocarbonados de los aminoácidos desaminados pueden producir energía mediante su transformación en acetilCoA [9] o generar glucosa mediante gluconeogénesis [10]. CICLO DEL ÁCIDO CÍTRICO Es una serie de ocho reacciones que tienen Hormonas pancreáticas y regulación metabólica Dr. Fernando D. Saraví 4 lugar dentro de la mitocondria en condiciones aerobias y oxidan completamente una molécula de acetilCoA. Genera energía por síntesis de ATP en el propio ciclo, pero principalmente por proporcionar equivalentes reductores en forma de NADH o FADH2 a la cadena respiratoria. Los componentes de la cadena respiratoria generan un gradiente de H + a través de la membrana interna de la mitocondria. El paso de los H + a favor de su gradiente electro-químico es acoplado con la síntesis de ATP mediante la ATP sintasa (Fig. 2). Cada vuelta del ciclo genera 10 ATP. Como se notó antes, el ciclo del ácido cítrico es una vía anfibólica, pues si bien su principal función es proveer energía, también produce precursores para la biosíntesis de aminoácidos y porfirina, entre otros compuestos. La cantidad de energía almacenada en forma de diferentes nutrientes y los posibles flujos en metabolismo intermedio se esquematizan en la Fig. 3. Nótese que la energía acumulada como triacilglicéridos es mucho mayor que la almacenada como glucógeno e incluso que la disponible de las proteínas. Páncreas endocrino La porción endocrina del páncreas está constituida por acúmulos de células dispuestos entre los acinos pancreáticos (Fig. 4). Tales acúmulos fueron descriptos originalmente por Paul Langerhans en 1869 y por ello se denominan islotes de Langerhans. Los islotes son ovoides (aprox. 80 m x 170 m) y se encuentran dispersos por todo el páncreas, aunque son más abundantes en la cola que en el cuerpo o la cabeza. Existen cerca de un millón de islotes en el páncreas humano, que en conjunto tienen una masa de 1 a 1.5 g, correspondiente a 2 % de la masa del órgano. Los islotes reciben un abundante flujo sanguíneo. La irrigación arterial del páncreas proviene de dos ramas de la arteria celíaca y una rama de la mesentérica superior. Cada islote recibe una a tres arteriolas que se ramifican en un frondoso lecho capilar. La densidad de capilares en los islotes es cinco veces mayor que en los acinos. Los capilares de los islotes son fenestrados y por tanto poseen elevada permeabilidad. El drenaje venoso se realiza a través de la vena esplénica y la mesentérica superior, y desde allí a la circulación portal. Esta disposición hace que las hormonas pancreáticas alcancen en la circulación hepática concentraciones mayores que en la circulación general, lo cual es importante para la regulación del metabolismo hepático. Cada islote contiene ~ 1000 células endocrinas. Existen cinco tipos de células en los islotes. Las más importantes son las células (también llamadas B) que producen insulina. Los otros tipos y sus productos son: células (ó A), glucagón; células (ó D) somatostatina; células (épsilon ó E) ghrelina y células F (ó PP), polipéptido pancreático. En el ser humano la proporción de las diferentes células es muy variable, pero en promedio 54 % son células B y 35 % células A. La mayor parte del resto (11 %) son células D. En los islotes del páncreas humano, los diversos tipos celulares están entremezclados, sin un orden evidente. 1 En roedores, los tres tipos de célula (B, A, D) están vinculados por nexos o uniones comunicantes 1 En el ratón las células B predominan en el centro de los islotes y el flujo sanguíneo se dirige desde ellas a la periferia, donde se ubican mayormente las células A y D. Además, en dicho animal la proporción de células B es mayor (aprox. 80 % de las células de los islotes). Hormonas pancreáticas y regulación metabólica Dr. Fernando D. Saraví 5 (gap junctions) que posiblemente tienen un papel en la coordinación paracrina de la función endocrina pancreática. No obstante, los nexos son poco comunes en los islotes de Langerhans en el ser humano, donde las señales paracrinas se propagarían principalmente por el medio extracelular. El polipéptido pancreático se trata en REGULACIÓN NEUROHUMORAL DE LAS FUNCIONES DIGESTIVAS. La ghrelina se trata en REGULACIÓN DE LA INGESTA ALIMENTARIA. Insulina La insulina es producida exclusivamente en las células B de los islotes de Langerhans. Es una hormona anabólica y trófica, con múltiples efectos sobre el metabolismo intermedio; tiende a secretarse cuando la disponibilidad de nutrientes es elevada, por lo cual se la ha llamado “la hormona de la abundancia”. La insulina posee un papel central en limitar la glucemia y en favorecer el empleo de la glucosa como fuente energética, la síntesis de proteínas y el almacenamiento de glucógeno y triacilglicéridos. Además, en ciertas condiciones promueve el crecimiento y la división celular e inhibe la apoptosis. QUÍMICA Y BIOCINÉTICA El gen de la insulina (INS) se localiza en el cromosoma 11 (11p15.5). La insulina es un péptido de 51 aminoácidos y masa molecular próxima a 6 kDa (5808 Da) que consta de dos cadenas llamadas y unidas por dos puentes disulfuro. El péptido se sintetiza como un precursor (prepro-insulina) que posee un péptido señal y en el cual las dos cadenas están conectadas por un péptido de 31 aminoácidos llamado C (por Connecting) y cuatro aminoácidos que sirven de vínculo. El gen del precursor (INS) está en el brazo corto del cromosoma 11. La preproinsulina es transformada en proinsulina por corte del péptido señal, y esta última es almacenada en gránulos secretorios en el aparato de Golgi. La proteasa que transforma la proinsulina en insulina se encuentra en dichos gránulos (Fig. 5). En los gránulos, la insulina forma hexámeros estabilizados por dos iones Zn 2+ (Fig. 6). Al producirse la exocitosis, el cambio de pH de 5.5 en el interior de losgránulos a 7.4 en el líquido extracelular causa la despolimerización de la insulina, que además se disocia del Zn 2+ . Cuando se libera la insulina también se libera el péptido C, que carece de acciones biológicas conocidas. No obstante, su determinación en plasma es útil para determinar la capacidad de secreción del páncreas, ya que su vida media (t ½) es de 30 min. La insulina posee una vida media breve (t ½ = 5 min) en gran medida debido a su depuración hepática antes de que alcance la circulación sistémica. El páncreas humano contiene aprox. 5 mg de insulina. La concentración plasmática normal de insulina oscila entre 2 y 20 mU/mL (aprox. 14 a 140 pmol/L). No obstante, existen en plasma otros péptidos con actividad similar, en particular las somatomedinas o factores de crecimiento símil insulina (IGF I y II) que en conjunto forman la “actividad símil insulina no supresible” con anticuerpos contra la insulina. Esta actividad es débil y no basta para impedir el desarrollo de diabetes tras la pancreatectomía Hormonas pancreáticas y regulación metabólica Dr. Fernando D. Saraví 6 o la destrucción autoinmune de las células B, como ocurre en la diabetes tipo 1. Tras unirse a sus receptores, la insulina sufre endocitosis y es degradada por insulinasas endosomales, principalmente en hígado y riñón. Como la sangre venosa procedente del páncreas drena por el sistema porta, y la mitad de la insulina es degradada en el primer paso por el hígado, este último está normalmente expuesto a una concentración de insulina del doble que los tejidos periféricos. Amilina. La amilina, también llamada polipéptido amiloide de los islotes (IAPP) es un péptido de 37 aminoácidos sintetizado a partir de un precursor situado en el cromosoma 12p12.1-3. Se almacena en los mismos gránulos que la insulina y se secreta conjuntamente con ésta. La amilina posee varias acciones que colaboran con la insulina en la regulación de la glucemia luego de la ingesta de alimentos. Debido a que tiende a polimerizarse formando agregados fibrosos, cuando está expresada en exceso puede contribuir a la degeneración amiloide y eventual apoptosis de las células B en la diabetes mellitus. GABA. Las células B también sintetizan ácido -aminobutírico (GABA) y lo almacenan en vesículas secretorias. El GABA liberado juntamente con insulina actúa sobre receptores presentes en las células A e inhibe la secreción de glucagon en forma paracrina. EL RECEPTOR DE INSULINA La insulina actúa sobre un único tipo de receptor de membrana cuyo gen se encuentra en el cromosoma 19. El receptor consta de cuatro subunidades glicoproteicas (dos alfa y dos beta) con una masa molecular de aprox. 340 kDa (Fig. 7). Ambas subunidades se sintetizan a partir de un único mARN. El producto es sometido a proteólisis, dando las subunidades mencionadas, que luego se ensamblan mediante puentes disulfuro, Las subunidades alfa se encuentran por fuera de la membrana y son las que se unen a la insulina. Las subunidades beta atraviesan la membrana y poseen actividad de tirosina kinasa. Existen dos isoformas del receptor según el empalme del exón 11, que corresponde a una secuencia de 12 aminoácidos en el extremo C-terminal de la cadena alfa. La isoforma B (ó Ex11 + ) posee esta secuencia, mientras que la isoforma A (ó Ex11 - ) carece de ella. La isoforma A posee el doble de afinidad por la insulina y, probablemente por esto, es más sensible a las acciones metabólicas de la insulina. Se ha informado una mayor proporción de isoforma B en células musculares y adiposas de personas resistentes a la insulina (obesos y diabéticos tipo 2). Los complejos receptor-insulina tienden a agregarse y son luego internalizados por endocitosis, lo cual pone fin a la acción de la hormona. Los complejos se incorporan en endolisosomas, donde la insulina es degradada. El receptor puede sufrir proteólisis o ser reciclado hacia la membrana. La vida media o período del receptor es de 7 h. La concentración de receptores para insulina está regulada, de modo que cuando la concentración de insulina se mantiene alta, disminuye el número de receptores por unidad de superficie de membrana (downregulation). SEÑALIZACIÓN INTRACELULAR Cuando la insulina ocupa el receptor se produce un cambio conformacional en éste que permite la autofosforilación de las subunidades beta. Las subunidades beta fosforiladas adquieren la capacidad de fosforilar otras proteínas como las denominadas substratos del receptor de insulina (insulin receptor substrates o IRS). Hay seis IRS, de los cuales el mejor estudiado es el IRS-1. Los IRS actúan como andamios o puntos de anclaje para otras proteínas intracelulares –muchas de ellas enzimas – que median la acción de la insulina. Las proteínas reclutadas tienen dominios SH2 (src protein homology 2) que les permiten ligarse a los sitios con tirosinas fosforiladas. Hormonas pancreáticas y regulación metabólica Dr. Fernando D. Saraví 7 La activación del receptor insulínico activa múltiples vías efectoras intracelulares, que se representan de manera simplificada en la Fig. 7. Esquemáticamente, según sus efectos las señales pueden clasificarse como tróficas y metabólicas, aunque en realidad existe cierta superposición entre ambos tipos de señales. Las señales tróficas promueven el crecimiento y la división celular e inhiben la apoptosis. Las señales metabólicas son responsables de los efectos de la insulina sobre el metabolismo de los hidratos de carbono, lípidos y proteínas. Las tres principales vías de señalización son: 1. Proteína kinasas activadas por mitógenos (MAPK). Principalmente relacionada con señales mitogénicas y antiapoptóticas. 2. Fosfoinositósido 3-kinasa (PI3K). Es la vía principal para los efectos metabólicos y se describe luego con mayor detalle. 3. APS/CAP/Cbl. APS y CAP son dos proteínas adaptadoras que reclutan un producto del protooncogen Cbl. Esta vía, descrita recientemente, contribuye a aumentar el ingreso de glucosa a los tejidos muscular y adiposo. Los efectos metabólicos de la insulina, que se detallarán más adelante, se vinculan principalmente con la vía iniciada por la PI3K. Hormonas pancreáticas y regulación metabólica Dr. Fernando D. Saraví 8 Esta enzima posee dos subunidades, una reguladora de 85 kDa y otra catalítica de 110 kDa. La PI3K se une a los IRS y como consecuencia se activa, añadiendo un grupo fosfato al glicerofosfolípido de membrana, 3,4- bifosfato de fosfatidilinositol (PIP2), para producir 3,4,5 trifosfato de fosfatidilinositol (PIP3). El PIP3 actúa como un punto de anclaje de kinasas a la membrana celular. El PIP3 también activa las PDK (kinasas dependientes de fosfoinositol 1). La PDK1, a su vez, activa por fosforilación la proteína kinasa B, también llamada Akt. La Akt, que es una kinasa de serina y treonina, por su parte fosforila moléculas efectoras que median los efectos metabólicos de la insulina (Fig. 8). REGULACIÓN DE LA SECRECIÓN DE INSULINA El principal estímulo para la secreción de insulina es sin duda el aumento de la concentración plasmática de glucosa, pero existen otros numerosos reguladores (Fig. 9). El mecanismo por el cual la glucosa estimula la secreción de insulina se esquematiza en la Fig. 10 e involucra la incorporación del hidrato de carbono mediante un transportador de membrana llamado GLUT2. El aumento de la concentración intracelular de glucosa estimula la síntesis de ATP. El ATP se liga a un canal de K + sensible a ATP (llamado KATP), lo cual reduce la conductancia del canal y por tanto la salida de potasio. Como consecuencia la célula se despolariza y aumenta la conductancia al Ca 2+ . El ingreso de este ión, en presencia de un sistemade microtúbulos funcionante, causa la exocitosis de los gránulos secretorios que contienen insulina. Además de la hiperglucemia, estimulan la secreción de insulina los aminoácidos, los ácidos grasos libres, los cuerpos cetónicos, hormonas como el glucagon, la gastrina, la colecistokinina, la secretina, el péptido intestinal vasoactivo (VIP) y el péptido insulinotrópico dependiente de glucosa (GIP). 2 Los islotes poseen además inervación autónoma, la cual está principalmente bajo el control de neuronas del hipotálamo ventromedial, que sensan la glucemia por un mecanismo similar al presente en las células B. El parasimpático estimula la secreción de insulina mediante receptores colinérgicos muscarínicos. La activación de receptores adrenérgicos adrenoceptores es otro estímulo. Por otra parte, inhiben la secreción de insulina la disminución de las concentraciones plasmáticas de glucosa, aminoácidos y ácidos grasos libres, y la hormona somatostatina. El sistema simpático inhibe la secreción por activación de alfa 2-adrenoceptores. Ciertos péptidos como el neuropéptido Y y el péptido relacionado con el gen de calcitonina (CGRP) también inhiben la secreción de insulina. En la Fig. 11 se esquematizan las vías por las cuales 2 La sigla GIP designa a la misma molécula antes conocida como péptido inhibidor gástrico. Hormonas pancreáticas y regulación metabólica Dr. Fernando D. Saraví 9 la activación de receptores acoplados a proteínas G en la célula B activan o inhiben la secreción de insulina. Incretinas Desde hace tiempo se sabe que la ingesta de una cantidad determinada de glucosa estimula con mayor intensidad la secreción de insulina que la administración de la misma cantidad de glucosa por vía endovenosa (Fig. 12). La diferencia entre la respuesta a una carga oral y una carga endovenosa de glucosa se debe a hormonas digestivas que se liberan cuando se ingiere glucosa. Las dos principales al respecto son el ya mencionado GIP y el péptido símil glucagon 1 (GLP1). Ambas hormonas se conocen también como incretinas. El GIP es liberado por células enteroendocrinas llamadas “K” y el GLP1 por las llamadas “L” del duodeno y yeyuno. Ambas incretinas contribuyen en la misma proporción a estimular la secreción de insulina. Luego de la ingesta de glucosa, ambas incretinas son secretadas a la sangre en forma bifásica, con un fase rápida inicial de 15 a 30 min y una tardía de 1 a 2 h. El GLP1 estimula la liberación y síntesis de insulina, promueve la proliferación y supervivencia de las células beta, inhibe la liberación de glucagon y posee una serie de acciones favorables sobre el estómago, el músculo esquelético, el tejido adiposo y el sistema nervioso central (Fig. 13), reduce la gluconeogénesis hepática y, en el sistema nervioso central, estimula la saciedad. Tras aproximadamente 10 min de la ingestión de alimento, la concentración de insulina plasmática comienza a aumentar, llegando a un máximo en 30 a 45 min. La curva normal de cambio de concentración de la insulina es aproximadamente paralela a la del cambio en la glucemia. En realidad, frente a la hiperglucemia posprandial existen dos fases secretorias, una rápida y breve y otra tardía y prolongada. Se cree que la primera representa secreción de insulina almacenada, y la segunda de insulina recién sintetizada. Hormonas pancreáticas y regulación metabólica Dr. Fernando D. Saraví 10 ACCIONES DE LA INSULINA Incorporación de glucosa a las células. Se han caracterizado transportadores de glucosa que facilitan la incorporación de la hexosa a las células por difusión facilitada. 3 Las proteínas se denominan GLUT y sus genes pertenecen a la familia SLC2A. Hasta la fecha (2012) se conocen 13 GLUT (el inicialmente llamado GLUT6 es un pseudogen). Los GLUT se dividen en tres clases. La clase I comprende GLUT1 a GLUT4 inclusive y GLUT14. La clase II incluye GLUT5, GLUT7, GLUT9 y GLUT11 y la clase III, GLUT8, GLUT10, GLUT12 y GLUT13 (este último transporta mioinositol y antes era llamado HMIT1). Los GLUT poseen 12 dominios transmembrana. Sus extremos N- y C-terminales se ubican en el citosol. Poseen un sitio con afinidad para la glucosa (y en algunos casos otras hexosas) que establece puentes de hidrógeno con los grupos hidroxilos de ésta. Al unirse a la hexosa, se produce un cambio conformacional del GLUT que desplaza la hexosa hacia el otro lado de la membrana. Al ceder la glucosa, el GLUT recupera su conformación original. Por tratarse de difusión facilitada, la diferencia de concentración de glucosa a través de la membrana determina el sentido del desplazamiento neto de la glucosa. Desde el punto de vista fisiológico es importante que la incorporación de glucosa a las células no requiera energía metabólica, pues de lo contrario las células con déficit de ATP no podrían incorporar glucosa cuando más la necesitaran. La insulina promueve la incorporación de glucosa en tejidos como el músculo (esquelético y cardíaco) y el tejido adiposo, que 3 En la membrana apical de los epitelios absorbentes del intestino delgado y del túbulo proximal renal hay transporte activo secundario de glucosa dependiente del gradiente electroquímico del sodio. El simporte SGLT1 posee alta afinidad por la glucosa y acopla el ingreso de 2 Na + con una molécula de glucosa. El simporte SGLT2, de menor afinidad, se expresa en el túbulo proximal pero no en el intestino. Posee una estequiometría de 1 Na + por molécula de glucosa. Los SGLT no son regulados por la insulina. poseen el transportador GLUT4, regulado por insulina. La hormona promueve fusión de vesículas citoplasmáticas que contienen GLUT4 con la membrana plasmática de las células estimuladas; además promueve la síntesis de GLUT4. El mecanismo de fusión de las vesículas de GLUT4 con la membrana plasmática es complejo e involucra interacciónes con elementos del citoesqueleto, como actina y microtúbulos. Además, en la membrana plasmática la inserción de GLUT4 se produce en micro-dominios de la membrana llamadas balsas (rafts), ricos en colesterol, que poseen proteínas específicas como la flotilina. El GLUT4 unido a la membrana plasmática puede sufrir endocitosis y ser reciclado para formar nuevas vesículas. El efecto de la insulina sobre la incorporación de GLUT4 a la membrana plasmática del miocito y del adipocito es complejo e involucra al menos tres vías que actúan sinérgicamente. Una es la mediada por las kinasas PI3K y Akt. No obstante, la fusión de las vesículas con GLUT4 a la membrana plasmática también requiere la activación de una vía en la que participa el producto de un protooncogen llamado Cbl. El receptor insulínico activado recluta las proteínas adaptadoras APS y CAP, que a su vez ligan Hormonas pancreáticas y regulación metabólica Dr. Fernando D. Saraví 11 Cbl. La fosforilación de estas proteínas las dirigen a balsas de la membrana, donde CAP/Cbl ponen en marcha reacciones que facilitan la fusión. Es interesante que una dieta rica en lípidos se asocia con mayor captación de glucosa en el tejido adiposo y menor captación en el tejido muscular. El efecto se debe, al menos en parte, a que la dieta hipergrasa aumenta la activación de GLUT4 por CAP/Cbl en los adipocitos pero la reduce en los miocitos. Finalmente, en la fusión de las vesículas de GLUT4 con la membrana plasmática participan isoformas de proteína kinasa C citosólicas (no ligadas a la membrana, como PKC ) que pueden activarse por las vías PI3K/Akt, MAPK y CAP/Cbl (Fig. 14). En ausencia de insulina, el ingreso de glucosa a los tejidossensibles a la hormona es insuficiente para mantener el metabolismo intermedio. Entre 25 y 40 % del ingreso de glucosa a los tejidos depende de mecanismos sensibles a la insulina; el músculo esquelético es el principal de ellos, ya que allí tiene lugar el 80 % del transporte de glucosa mediado por insulina (el tejido adiposo es responsable por sólo 5 %). Diversos tejidos poseen GLUT que no son regulados por insulina y carecen de GLUT4; entre ellos los eritrocitos, el riñón, la mucosa intestinal, el cristalino y la mayor parte del sistema nervioso (excepto ciertos en ciertos núcleos hipotalámicos que, entre otras funciones, regulan la ingesta alimentaria). Metabolismo de los hidratos de carbono El hígado es un órgano crucial para amortiguar los cambios en la glucemia que se producen en condiciones diversas. El hígado posee un transportador GLUT2 que no es regulado por insulina. Sin embargo, la hormona promueve indirectamente el ingreso de glucosa a los hepatocitos porque activa la glucokinasa. Esta enzima, que fosforila a la glucosa, permite su ulterior transformación metabólica y mantiene un gradiente de concentración favorable al ingreso de glucosa. La insulina favorece la utilización hepática de la glucosa ya que estimula la síntesis de glucógeno (glucogenogénesis) e inhibe su degradación (glucogenolisis). La incorporación aumentada de glucosa producida indirectamente por la insulina inhibe la generación hepática de glucosa a partir de aminoácidos (gluconeogénesis). La inhibición de la deaminación de los aminoácidos reduce la formación de urea a partir de los grupos aminos. Como se dijo, la incorporación de glucosa al músculo esquelético es mediada por GLUT4, el transportador sensible a la insulina. La glucosa incorporada puede ser empleada como fuente de energía o ser almacenada como glucógeno, procesos ambos estimulados por la insulina en este tejido. Cabe destacar que el ejercicio físico posee un efecto estimulante del transporte de glucosa al músculo, ya que la disminución de la PO2 en el Hormonas pancreáticas y regulación metabólica Dr. Fernando D. Saraví 12 músculo activo favorece la incorporación de unidades GLUT4 citoplásmicas a la membrana de superficie. La importancia de este hecho es doble: 1) Por un lado el ejercicio físico favorece el control de la glucemia en pacientes diabéticos; 2) por otra parte los diabéticos tratados con insulina o agentes hipoglucemiantes deben tomar precauciones especiales si van a realizar ejercicio para evitar la hipoglucemia. El tejido adiposo también posee GLUT4 sensible a la insulina (se ha observado una deficiencia en GLUT4 en la diabetes tipo 2; ver más abajo). La hormona aumenta la incorporación de glucosa y promueve su utilización como sustrato para el metabolismo energético a través de la glicólisis. La insulina aumenta la producción de -glicerofosfato a partir de glucosa en los adipocitos, y su empleo para la síntesis de triacilglicéridos. Por tanto favorece la esterificación de ácidos grasos (efecto lipogénico) al tiempo que inhibe la lipólisis. Metabolismo de las proteínas La insulina estimula la incorporación de aminoácidos a las células y la síntesis de proteínas. Posee por tanto una importante acción anabólica proteínica. En ausencia de insulina aumenta el catabolismo de las proteínas. Crece la liberación de aminoácidos por parte del tejido muscular y su desaminación hepática para proveer sustratos para la gluconeogénesis. Durante la vida intrauterina, la insulina es una de las principales hormonas que promueve el crecimiento fetal, junto con el factor de crecimiento símil insulina 2 (IGF2). Metabolismo de los lípidos Como se indicó antes, la insulina es una hormona lipogénica, ya que favorece la síntesis y el almacenamiento de grasas y reduce su degradación. La síntesis de ácidos grasos ocurre principalmente en el hígado. Estos ácidos grasos son allí esterificados a triacilgliceridos y transportados a los tejidos principalmente por la fracción de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL). La insulina estimula tanto la incorporación de ácidos grasos libres al hepatocito como la síntesis hepática de triacilglicéridos. En el endotelio capilar del tejido adiposo la enzima lipoproteína lipasa, que es estimulada por la insulina, desdobla los triacilglicéridos de las VLDL en ácidos grasos y monoacilglicerol; este último es degradado a un ácido graso y glicerol. Los ácidos grasos ingresan al adipocito. Aunque el ingreso de glicerol es muy limitado, dentro del adipocito los ácidos grasos pueden ser reesterificados a triacilglicéridos porque la insulina promueve la incorporación de glucosa y la formación de nuevo - glicerofosfato a partir de ella. Al mismo tiempo que promueve la formación y almacenamiento de triacilglicéridos, la insulina reduce su degradación, ya que inhibe a la enzima responsable de ésta (lipasa sensible a hormonas). Frente a un exceso de nutrientes disponibles, la insulina también aumenta la producción de NADPH (nicotinamida adenina dinucleótido fosfato reducido), necesario para la lipogénesis. En ausencia de insulina, se reduce la incorporación de ácidos grasos al adipocito y aumentan los niveles de VLDL. Glucagon El glucagon es una hormona que contrarresta algunos efectos de la insulina, en especial sobre la glucemia. Además de su destacada función de evitar la hipoglucemia durante el ayuno o el ejercicio, también participa en la regulación del metabolismo de lípidos y proteínas. Además. la secreción de glucagon tiene un papel importante en la fisiopatología de la diabetes mellitus. QUÍMICA Y BIOCINÉTICA El glucagon es un péptido de 29 aminoácidos (~ 3.5 kDa) sintetizado por las células alfa, las cuales constituyen cerca de un tercio de las células de los islotes de Langerhans en el ser humano (Fig. 15). Hormonas pancreáticas y regulación metabólica Dr. Fernando D. Saraví 13 El gen del glucagon se localiza en el cromosoma 2 (2q36- 37). La hormona se sintetiza como un precursor de 160 aminoácidos (~ 12 kDa) llamado proglucagon, , que luego es procesado para dar la hormona. El mismo precursor origina, por procesamiento diferencial, el GLP1 en las células enteroendocrinas. Una vez sintetizado, el glucagon es almacenado en gránulos secretorios. El páncreas humano contiene aprox. 1 mg de glucagon. Una vez liberado a la sangre en respuesta a diversos estímulos, el glucagon tiene una vida media de solamente 3 a 6 minutos. El 90 % es degradado en el hígado y en el riñón. RECEPTOR DE GLUCAGON Y VÍAS DE SEÑALIZACIÓN INTRACELULAR El receptor para glucagon pertenece a la familia de receptores acoplados a proteína G (GPCR). El gen de este receptor, llamado GCGR, se halla en el cromosoma 17 (17q25). El receptor está acoplado a proteína Gs, capaz de activar a la adenilato ciclasa y a proteína Gq, que activa la fosfolipasa C. Estos sistemas de señalización afectan a su vez diversas funciones celulares relacionadas con los efectos del glucagon (Fig. 16). REGULACIÓN DE LA SECRECIÓN DE GLUCAGON La secreción de glucagon está sujeta a regulación por glucosa y otros sustratos energéticos, por factores paracrinos y autocrinos, por el sistema nervioso autónomo y por algunas hormonas digestivas. Glucosa. Al igual que ocurre con la insulina, el principal regulador fisiológico de la secreción de glucagon es la concentración extracelular de glucosa. La diferencia fundamental es que, al contrario de lo que ocurre con la insulina, una disminución de la glucemia aumenta la secreción de glucagon, mientras que la hiperglucemia inhibe dicha secreción. En islotes de Langerhans perfundidos con una concentración elevada de glucosa estimulala secreción de insulina al tiempo que inhibe la secreción de glucagon (Fig. 17 A). Las células alfa son muy sensibles a los cambios de a glucemia, de modo que una concentración extracelular de glucosa de 90 mg/dL (5 mmol/L) suprime la secreción de glucagon basal y la secreción estimulada por otros secretagogos. El efecto de la glucosa es directo e indirecto (que se trata bajo Mediadores paracrinos y autocrinos). Si bien la glucosa estimula la secreción de insulina e inhibe la secreción de glucagon, el efecto directo de la glucosa sobre las células A y B se ejerce por un mecanismo similar, que involucra la incorporación de glucosa a través de un transportador (GLUT2), aumento de la síntesis de ATP y reducción de la conductancia al K + por cierre de canales regulados por ATP (KATP). Se desconoce la causa precisa de la diferente respuesta secretoria de las células A y B al mismo estímulo, pero se cree debida a las características funcionales de los canales iónicos involucrados. Cuando la glucosa extracelular es baja, la célula A descarga potenciales de acción (“espigas”) dependientes Hormonas pancreáticas y regulación metabólica Dr. Fernando D. Saraví 14 de la actividad de canales de Na + sensibles a la tetrodotoxina y diversos canales de Ca 2+ (ver POTENCIAL DE ACCIÓN). En la célula B el cierre de los canales KATP causa aumento de la conductancia al Ca 2+ , mientras que en la célula A la despolarización sostenida inactiva los canales de Na + y Ca 2+ responsables de los potenciales de acciçon. Así, la glucosa elevada suprime la actividad eléctrica en las células alfa, al tiempo que causa despolarización y liberación de insulina en las células beta (Fig. 17 B). Ácidos grasos libres y cuerpos cetónicos. Tanto los ácidos grasos libres como los cuerpos cetónicos suprimen la secreción de glucagón, presumiblemente por mecanismos similares al empleado por la glucosa. Esta supresión requiere síntesis de ATP, de modo que desaparece si se inhibe la metabolización de glucosa, ácidos grasos o cuerpos cetónicos en la célula A. Aminoácidos. Los aminoácidos que pueden contribuir fácilmente a la gluconeogénesis, como arginina, alanina y prolina, estimulan la secreción de glucagon. Por otra parte, las células A tienen transportadores para ácido glutámico y almacenan este aminoácido en los gránulos secretorios. Aunque el glutamato puede emplearse en la gluconeogénesis, las células A tienen receptores ionotrópicos y metabotrópicos para glutamato. La activación de estos receptores, los metabotrópicos en particular, inhibe en forma autocrina la secreción de glucagón. Mediadores paracrinos y autocrinos. El efecto indirecto de la glucosa extracelular es mediado por la liberación de insulina, amilina, GABA y Zn 2+ por las células beta y de somatostatina liberada por las células D. La insulina, la amilina, el GABA y la somatostatina actúan activando sus respectivos receptores de membrana. La insulina reduce la expresión del gen del glucagon. El efecto del Zn 2+ es debido al bloqueo de los canales KATP. El GABA actúa sobre receptores GABAA, que son canales de cloruro. La activación de estos canales hiperpolariza a la célula A e inhibe su actividad eléctrica. La importancia relativa del efecto inhibidor directo e indirecto de la glucosa sobre la secreción de glucagon es un tema de debate. Probablemente hay diferencias al respecto entre diferentes especies. En el ser humano, la inhibición de la secreción de glucagon se produce con concentraciones de glucosa insuficientes para estimular la secreción de insulina, por lo cual el efecto directo parece ser el principal. Sistema nervioso autónomo. Los neurotransmisores acetilcolina y noradrenalina, liberados respectivamente por las neuronas posganglionares parasimpáticas y simpáticas, estimulan la secreción de glucagon. El mismo Hormonas pancreáticas y regulación metabólica Dr. Fernando D. Saraví 15 efecto tiene la adrenalina liberada a la sangre desde la médula suprarrenal (que es parte del simpático). Varios neuropéptidos liberados por los nervios parasimpáticos (como VIP y GRP) y simpáticos (como galanina y neuropéptido Y) también pueden modular la liberación de glucagon. ACCIONES DEL GLUCAGON Durante el ayuno, el ejercicio y diversas situaciones de estrés como cirugía y traumatismos, el glucagon es muy importante para mantener la euglucemia. El principal órgano blanco de las acciones del glucagon es el hígado. Metabolismo de los hidratos de carbono En las concentraciones que alcanza en la vena porta, el glucagon aumenta la liberación hepática de glucosa, debido a que aumenta la producción hepática de glucosa al tiempo que reduce su almacenaimiento y consumo. Esto se debe a estimulación de la glucogenolisis y la gluconeogénesis, e inhibición la glucogenogénesis y la glucólisis. Estos efectos se deben a estimulación de la adenilato ciclasa con aumento de la síntesis de cAMP y activación de la proteina kinasa A. La fosforilación de la glucógeno fosforilasa aumenta la actividad de esta enzima y acelera la gluogenolisis, mientras que la fosforilación de la glucógeno sintasa inhibe esta enzima y reduce la glucogenogénesis. El glucagon regula en más la expresión de enzimas claves de la gluconeogénesis mediante la activación de la proteína sensible al cAMP (CREB) y el coactivador 1 del receptor de peroxisomas activado por proliferador (PPAR). Estas enzimas son la glucosa 6- fosfatasa y la fosfoenolpiruvato carboxikinasa (PEPCK). Estas enzimas median, respectivamente, la conversión de glucosa a partir de glucosa 6-fosfato y de fosfoenolpiruvato a partir de oxaloacetato. El glucagon reduce la glucólisis por aumento de la actividad de fructosa 1,6 bifosfatasa (FBP1) y disminución de fosfofructokinasa. En el tejido muscular, el glucagon inhibe la incorporación de glucosa y la glucólisis al tiempo que estimula la glucogenolisis. Metabolismo de los lípidos En el hígado, el glucagon reduce la síntesis de triacilglicéridos y de apolipotroteínas. Esto resulta en una reducción del colesterol y los triacilglicéridos plasmáticos. El glucagon también aumenta la capacidad del hígado para oxidar ácidos grasos, al menos en parte por aumento de la expresión de genes de enzimas relacionadas con la - oxidación. Estrechamente relacionado con lo anterior está el incremento en la producción de cuerpos cetónicos. Esta acción está vinculada con la inhibición de la glicólisis, porque ésta reduce los niveles de malonil-coenzima A. La malonil-coenzima A es un inhibidor natural de la enzima carnitina aciltransferasa II, que es la encargada de transportar ésteres de ácidos grasos a través de la membrana mitocondrial, donde sufren -oxidación. La reducción de la malonil-coenzima A activa por desinhibición a la carnitina aciltransferasa II. En el tejido adiposo, la acción predominante del glucagon es lipolítica, con aumento de la liberación de glicerol, el cual es un sustrato para la gluconeogénesis hepática. Metabolismo de las proteínas En el músculo, el glucagon inhibe la síntesis de proteínas y la captación de aminoácidos. Por el contrario, en el hígado aumenta la captación de aminoácidos, pero no para sintetizar proteínas sino para ser empleados como sustratos para la gluconeogénesis. Otros efectos metabólicos El glucagon aumenta el consumo de oxígeno y el metabolismo energético. También reduce la sensación de hambre y la ingesta de alimentos. El efecto parece mediado en parte por aferentes vagales desde el hígado y en parte por un efecto directo sobre el sistema nervioso central. Se desconoce todavía la importancia fisiológica de estas acciones. Regulación de la glucemia Es fundamental quela glucemia se mantenga dentro de ciertos límites. Algunos tejidos, en particular el sistema nervioso central, emplean normalmente la glucosa como fuente de energía. Por esta razón, la disminución aguda de la glucemia puede alterar gravemente su funcionamiento, y pone en marcha una serie de respuestas compensatorias (Fig. 18). Por otra parte, una glucemia que se mantiene Hormonas pancreáticas y regulación metabólica Dr. Fernando D. Saraví 16 crónicamente elevada se vincula con diversas complicaciones de la diabetes. Normalmente la concentración plasmática de glucosa (glucemia) en ayunas se mantiene entre 70 y 100 mg/dL (3.9 a 5.6 mmol/L). Se considera que existe hiperglucemia cuando la glucosa plasmática en ayunas supera 126 mg/dL (7.8 mmol/L). La principal causa de hiperglucemia es la diabetes mellitus, pero también puede ser causada por un tumor que secreta glucagon, exceso de glucorticoides (endógenos o exógenos) o exceso de somatotropina. La hipoglucemia se define como una concentración de glucosa plasmática inferior a 45 mg/dL (2.5 mmol/L). Puede ser causada por consumo excesivo agudo de alcohol, por insuficiencia hepática crónica, por insuficiencia adrenal (enfermedad de Addison), deficiencia de somatotropina y, en pacientes diabéticos, por sobredosificación de insulina o de ciertos antidiabéticos orales como sulfonilureas. Si artificial-mente se reduce la glucemia por goteo endovenoso con insulina, el organismo trata de compensar aumentando la secreción de hormonas contrarreguladoras. Las que aumentan más precozmente son el glucagon y las catecolaminas. Con mayor retardo y niveles inferiores de glucemia aumentan la somatotropina y el cortisol (Fig. 18). El glucagon, las catecolaminas y el cortisol son los principales responsables del mantenimiento de la glucemia relativamente cosntante durante la actividad física sostenida (Fig. 19). La regulación de la glucemia es compleja, pero conviene recordar que el valor de la glucemia en un determinado momento resulta del balance de dos fenómenos opuestos: el ingreso de glucosa al torrente sanguíneo y la salida de la glucosa hacia los tejidos. La glucosa puede incorporarse a la sangre procedente de dos fuentes principales: la absorción intestinal y la producción hepática y renal. El egreso de la glucosa del torrente sanguíneo se debe a la incorporación en el higado y el músculo para sintetizar glucógeno (glucogenogénesis), la incorporación alos tejidos como sustrato energético, y la incorporación al tejido adiposo para la lipogénesis. Los mecanismos de regulación de la glucemia son diferentes cuando se estudian Hormonas pancreáticas y regulación metabólica Dr. Fernando D. Saraví 17 durante de el ayuno (período basal o interprandial) que durante el período siguiente a la ingesta de alimentos (período postprandial). Durante el ayuno, la tasa de secreción de insulina es baja y la de glucagon es alta, y lo opuesto ocurre luego de la ingesta de alimentos. REGULACIÓN DE LA GLUCEMIA EN EL AYUNO Tras 14 a 16 h de ayuno, la glucemia tiene un valor medio de 90 mg/dL (5 mmol/L) que es relativamente estable. Esto significa que el consumo tisular de glucosa es balanceado por la producción hepatorrenal. La tasa de consumo y de producción son similares, de ~ 10 mol/kg/min. Con ayunos más prolongados, la glucemia puede descender, indicando que la tasa de producción es levemente inferior a la tasa de consumo. Sin embargo, normalmente la glucemia se mantiene por encima de 60 mg después de 72 h de ayuno. Durante el ayuno, no hay almacenamiento neto de glucosa en forma de glucógeno. La glucosa que se incorpora a los tejidos es metabolizada inmediatamente en forma completa por oxidación a CO2 y H2O o bien incompleta a lactato, alanina o glutamina, sustancias que sirven de sustrato para la gluconeogénesis. Por otra parte, la incorporación de glucosa al sistema nervioso central y los eritrocitos es independiente de la insulina. El principal consumidor de glucosa en reposo es el sistema nervioso central. Aunque la masa del cerebro es solamente 2 % de la masa corporal, extrae ~ 50 % de la glucosa, con una tasa de 3.6 mol/kg/min. La mayor parte del resto de la glucosa es consumida por el músculo esquelético, los riñones y los eritrocitos. Algunos tejidos, como el corazón y el músculo esquelético, obtienen más energía de la oxidación de ácidos grasos (con el ayuno prolongado, incluso el cerebro llega a satisfacer una fracción importante de su demanda energética con lípidos). Durante el ayuno, la producción de insulina permanece en un nivel basal (< 75 pmol/L). La glucemia es mantenida principalmente (80 %) por la producción hepática de glucosa por glucogenolisis y gluconeogénesis. Se estima que 20 % de la producción interprandial de glucosa se debe a gluconeogénesis renal (el riñón no almacena cantidades importantes de glucógeno). Solamente el hígado y el riñón poseen suficiente actividad de glucosa 6-fosfatasa como para contribuir significativamente a la liberación de glucosa. La menor contribución renal a la gluconeogénesis se debe a la menor masa de los riñones (~ 300 g) comparada con el hígado (1500 g). Los riñones y el hígado pueden liberar por gluconeogénesis hasta 3 mol/kg/min de glucosa. La regulación de la producción hepática y renal de glucosa es diferente. El glucagon estimula la glucogenolisis y la gluconeogénesis hepática pero no modifica la gluconeogénesis renal. En cambio la adrenalina estimula la gluconeogénesis en ambos órganos. Otras hormonas contrarreguladoras, como somatotropina y cortisol, pueden contribuir a mantener la glucemia durante ayunos prolongados. Durante las primeras horas de ayuno, la glucogenólisis y la gluconeogénesis contribuyen por igual al mantenimiento de la glucemia. A medida que transcurren las horas, el glucógeno hepático se agota. La gluconeogénesis es responsable de 70 % de la glucosa producida tras 24 h de ayuno, y de casi 100 % tras 48 h. Hormonas pancreáticas y regulación metabólica Dr. Fernando D. Saraví 18 REGULACIÓN DE LA GLUCEMIA EN EL ESTADO POSPRANDIAL Las variaciones de la glucemia que se producen como consecuencia de la absorción de nutrientes dependen de un conjunto de factores, como la composición, fluidez (líquido versus sólido), cantidad, tasa de evacuación gástrica, tasa de digestión y absorción intestinal, extracción hepática, supresión de la producción endógena de glucosa y grado de utilización o almacenamiento de la glucosa ingerida. En la práctica, los dos últimos factores son los principales determinantes de las variaciones de la glucemia. La asimilación completa de una comida que contenga hidratos de carbono, lípidos y proteínas demora no menos de 6 h. Si ingerimos tres de estas comidas al día, es obvio que pasamos la mayor parte del tiempo (18 h/día o 75 %) en el estado posprandial. Cuando se ingieren alimentos, la glucemia aumenta sin sobrepasar 140 mg/dL (7.8 mmol/L), límite que no se excede debido al incremento, con escaso retardo, de la concentración plasmática de insulina. No obstante, el aumento de la glucemia es mayor si el contenido de azúcar de la dieta se debe a la sacarosa que si se debe al almidón, un carbohidrato complejo (Fig. 21). La acción combinada de la insulina, las incretinas y la amilina limitan la hiperglucemia posprandial (Fig. 22). Tras la ingestión de alimentos que contienen hidratos de carbono, la glucemia tiende a aumentar debido a la absorción intestinal de glucosa. Cabe destacar que la absorción intestinal de glucosa no es regulada por la insulina (las hormonas tiroideas, por su parte, estimulan la absorción de glucosa). La secreción de insulinaes la responsable principal de evitar que la glucemia se eleve en forma excesiva. Tras la ingesta de glucosa, la secreción de insulina es estimulada por las incretinas GIP y GLP1, y posteriormente por el aumento de la glucemia. Hormonas pancreáticas y regulación metabólica Dr. Fernando D. Saraví 19 El efecto secretagogo del GLP1 se ejerce directamente sobre la célula B pero también indirectamente por receptores para GLP1 en el sistema nervioso central, que aumentan la descarga vagal sobre el páncreas. Además, las incretinas y la amilina (véase más abajo) tienden a atenuar los aumentos abruptos de la glucemia porque retardan la evacuación gástrica, con lo cual reducen la tasa con la cual los nutrientes llegan al intestino y determinan una digestión y absorción más gradual. Las incretinas y la amilina también estimulan la saciedad a nivel central, y con ello limitan la ingesta de alimentos. La insulina tiende a limitar el aumento de la glucemia por cuatro mecanismos: 1. Supresión directa de la gluconeogénesis (y glucogenolisis si la hubiera) en el hígado. 2. Supresión indirecta de la gluconeogénesis y glucogenolisis por inhibición paracrina de la secreción de glucagon (que también es inhibida por el aumento de la glucemia). 3. Estimulación de la glucogenogénesis hepática. 4. Estimulación de la incorporación de glucosa por el músculo esquelético y, en menor medida, por el tejido adiposo y otros tejidos. Además, la insulina estimula la síntesis de triacilglicéridos en el tejido adiposo y la síntesis de proteína en el músculo. Es posible que la sensibilidad de estos tejidos a la insulina sea aumentada por el GLP1. La secreción postprandial de insulina ocurre en dos fases, una rápida y breve (60 a 90 min) seguida de otra más lenta pero de mayor duración (hasta 3 a 4 h). La fase inicial es la más importante para evitar aumentos excesivos de la glucemia. Al tiempo que aumenta la secreción de insulina, se reduce la secreción de glucagon y otras hormonas contrarreguladoras. El resultado es una supresión casi completa (95 %) de la producción hepática de glucosa, al tiempo que la insulina promueve la incorporación de glucosa al hígado (indirectamente; ver más arriba), al tejido adiposo y principalmente al músculo esquelético. En la Fig. 23 se esquematiza el destino de 100 g de glucosa ingeridos durante una comida. El 30 % es incorporado al hígado en el primer paso, y empleado para la síntesis de glucógeno. De los 70 g que alcanzan la circulación sistémica, 27 g van al músculo, 15 g al cerebro, 8 g al riñón y 5 g al tejido adiposo. Los 15 g remanentes son captados por el hígado como glucosa intacta o como productos del metabolismo parcial en los tejidos (lactato, etc) utilizables para la gluconeogénesis en el periodo interprandial. Esto significa que el hígado incorpora 45 % de la glucosa ingerida (30 % en la primera pasada + 15 % posteriormente). También cabe notar que 85 % de la glucosa absorbida es incorporada por tejidos sensibles a la insulina (hígado, músculo, grasa y riñón). Como la insulina también inhibe la lipólisis, la concentración de ácidos grasos libres disminuye y el músculo esquelético pasa a consumir preferentemente glucosa, especialmente durante las 2 h posteriores a la ingesta y absorción de glucosa. Solamente más Hormonas pancreáticas y regulación metabólica Dr. Fernando D. Saraví 20 tarde aumenta la síntesis muscular de glucógeno. Recientemente se ha observado que la amilina, que es cosecretada con la insulina, contribuye al control posprandial de la glucemia, complementando las acciones de la insulina y las incretinas. Los efectos de la amilina son mediados por el sistema nervioso central, a través de receptores específicos (relacionados con el receptor de calcitonina) que se encuentran en el area postrema, una región del tallo cerebral próxima a los núcleos del complejo vagal posterior. El area postrema carece de barrera hematoencefálica y en ella existen neuronas que sensan la glucemia y receptores sensibles a diversos agentes, como la amilina. El efecto de la amilina consiste en retardar la evacuación gástrica y reducir la secreción de glucagon. Estos efectos requieren la integridad de la inervación vagal. Cabe notar que la amilina no suprime la secreción de glucagon cuando ésta es causada por hipoglucemia. ÍNDICE GLUCÉMICO Y CARGA GLUCÉMICA Los diferentes alimentos ocasionan cambios variables en la glucemia, incluso cuando su contenido total de carbohidratos sea el mismo. La capacidad de un alimento para elevar la glucemia postprandial se puede cuantificar mediante su índice glucémico. Para ello se compara el efecto sobre la glucemia de diversos alimentos con el de un alimento que se toma como referencia (considerado 100 %). Se recomienda emplear la glucosa como alimento de referencia. El índice glucémico (IG) de un alimento es, entonces, el valor porcentual del aumento de la glucemia que ese alimento causa, comparado con la glucosa. Para el cálculo, se administra una cantidad del alimento que contenga 25 ó 50 g de carbohidratos digeribles y se calcula el área bajo la curva (AUC) de cambio de glucemia versus tiempo del alimento en cuestión con el AUC de una cantidad igual (25 ó 50 g) de glucosa (Fig. 24). IG = 100 . AUC alimento/AUCglucosa En la práctica, es más útil saber qué influencia tendrá sobre la glucemia un alimento determinado en la cantidad o porción que habitualmente se consume. Para ello se emplea la variable llamada carga glucémica. En ella se relaciona el índice glucémico de un alimento con el contenido real de carbohidratos digeribles de una porción de ese alimento. La carga glucémica (CG) en porcentaje se calcula como el producto del índice glucémico (%) por el contenido de carbohidratos digeribles (CCD) por porción (ambos en g). CG = IG . CCD/porción Por consiguiente, la carga glucémica también se expresa en porcentaje. En general, se considera bajo un índice gluc émico igual a Hormonas pancreáticas y regulación metabólica Dr. Fernando D. Saraví 21 54 o menor y alto uno de 70 ó mayor (intermedio si está entre 55 y 69). Por su parte, la carga glucémica es baja si es de 10 ó menor y alta si es de 20 ó mayor (intermedia de 11 a 19). En general, los alimentos con bajo IG tienen también baja CG. No obstante, hay alimentos con alto IG que tienen CG baja. Por ejemplo, la sandía tiene un IG de 72. Esto significa que 50 g de carbohidratos de la sandía ocasionan un AUC igual a 72 % del AUC Tabla 1: Índice glucémico y carga glucémica de alimentos seleccionados. ALIMENTO Indice glicémico (glucosa = 100) Tamaño de la porción Hidratos de carbono Carga glicémica Madalena 46 63 g 37 g 17 Pan blanco 71 30 g 14 g 10 Pan de salvado 71 30 g 13 g 9 Galletitas de agua 74 25 g 16 g 12 Coca Cola® 63 250 mL 25 g 16 Jugo de manzana 44 250 mL 30 g 13 Jugo de naranja 50 250 mL 24 g 12 Gatorade® 78 250 mL 15 g 12 Leche entera 41 250 mL 12 g 5 Leche descremada 32 250 mL 12 g 4 Yogur con frutas 33 200 g 33 g 11 Miel 61 25 g 20 g 12 Manzana 39 120 g 15 g 6 Banana 62 120 g 26 g 16 Pomelo 25 120 g 12 g 3 Naranja 40 120 g 10 g 4 Uva 59 120 g 19 g 11 Durazno 42 120 g 12 g 5 Pera 38 120 g 11 g 4 Pasas 64 60 g 44 g 28 Sandía 72 120 g 6 g 4 Chauchas 40 150 g 15 g 6 Porotos 29 150 g 24 g 7 Lentejas 29 150 g 17 g 5 Porotos de soja 15 150 g 7 g 1 Arroz 84 180 g 43 36 Maní 7 50 g -- 0 Spaghetti al dente (7 min) 46 180 g 48 g 22 Spaghetti cocidos 20 min 58 180 g 45 g 26 Zanahoria 35 80 g 6 g 2 Papa hervida 82 150 g 26 g 21 Tomate 15 120 g 7 g 1 Hormonas pancreáticas y regulación metabólica Dr. Fernando D. Saraví 22 causada por50 g de glucosa. No obstante, una porción de sandía está compuesta mayormente por agua y fibra, con sólo 6 g de carbohidratos. Por tanto, su CG es baja (4). En la Tabla 1 se muestra el IG y la CG de alimentos selectos. Los valores son promedios; para algunos alimentos (por ejemplo papas) la CG puede variar considerablemente. Para prevenir la diabetes y, en pacientes diabéticos, evitar la hiperglucemia posprandial y el hiperinsulinismo, deben consumirse preferentemente alimentos con baja carga glucémica. Diabetes mellitus Bajo este nombre se incluyen trastornos cuya manifestación común es la hiperglucemia crónica debida a insuficiente secreción de insulina, a resistencia de los tejidos a la insulina o ambas anomalías. El exceso de glucosa se comporta como un tóxico, de modo que la hiperglucemia crónica causa ciertas complicaciones comunes, en particular vasculares y renales, que se relacionan con la intensidad y duración de la hiperglucemia. La diabetes mellitus es una enfermedad de alta prevalencia, ya que afecta a más de 6 % de la población. Se distinguen diversas clases de diabetes mellitus y trastornos relacionados. Los principales son: 1. Diabetes tipo 1. Antes llamada infanto- juvenil, porque es más frecuente en este grupo etario. La producción de insulina endógena es nula o casi nula por destrucción de células pancreáticas por un mecanismo inmune. También se la llamaba diabetes insulina- dependiente, pues se requiere insulina exógena para mantener la glucemia y prevenir la cetoacidosis diabética (CAD). El tipo 1 comprende de 5 a 10 % de todos los diabéticos. 2. Diabetes tipo 2, antes llamada del adulto o “no insulina-dependiente”. Típicamente aparece después de los 30 años, con mayor frecuencia en obesos, pero puede afectar a niños y adolescentes. Persiste suficiente insulina endógena como para impedir la CAD, pero no para mantener la glucemia dentro de límites normales, especialmente en etapa postprandial. La diabetes tipo 2 resulta de la combinación en grado variable de dos alteraciones: insuficiente secreción de insulina y resistencia anormal de los tejidos a la insulina. Esta resistencia se debe a diversas causas, que incluyen polimorfismos en el receptor para insulina, en moléculas efectoras intracelulares y una hormona recientemente descubierta llamada resistina. Aproximadamente 90 % de los diabéticos padecen el tipo 2 de la enfermedad. Existen otras formas de diversa etiología, como las precipitadas por pancreatitis, trastornos genéticos en la producción o acción de la insulina, enfermedades endocrinas (síndrome de Cushing o exceso de somatotropina) y fármacos. Se coloca en una clase aparte la diabetes mellitus gestacional, donde la hiperglucemia aparece durante el embarazo y cede después del parto (aunque las pacientes pueden ser más propensas a desarrollar diabetes o intolerancia a la glucosa fuera del embarazo). La prediabetes (intolerancia a la glucosa y las alteraciones de la glucosa en ayunas) es una condición que no cumple con los criterios diagnósticos de la diabetes mellitus, pero en la cual la regulación de la glucemia no se halla dentro de los límites normales. Sin tratamiento, con el tiempo los pacientes con prediabetes a menudo desarrollan diabetes tipo 2. Criterios diagnósticos. Los síntomas clásicos de la diabetes son poliuria (diabetes significa “fluir”), polidipsia y polifagia con pérdida de peso. El paciente tiene una diuresis osmótica debida a la glucosuria, lo cual tiende a deshidratarlo y le causa sed. La falta de ingreso de glucosa a las neuronas hipotalámicas que regulan la ingesta de alimentos es responsable de la polifagia, y el estado catabólico de la pérdida de peso. La obesidad, hipercolesterolemia, hipertensión arterial y en la mujer el antecedente de haber tenido bebés con alto peso para la edad gestacional se asocian frecuentemente con diabetes. Los antecedentes de infecciones recidivantes del aparato génitourinario o la piel son sugestivos de diabetes, especialmente en personas mayores de 45 años. Diagnóstico Los criterios diagnósticos del Comité de Expertos en Diagnóstico y Clasificación de la Diabetes Mellitus (2010) son los siguientes: 1. Hemoglobina glicosilada (HbA1c, ver más abajo) superior a 6.5 % medida en condiciones estandarizadas. Hormonas pancreáticas y regulación metabólica Dr. Fernando D. Saraví 23 2. Glucemia en ayunas mayor de 126 mg/dL (7 mmol/L). 3. Glucemia mayor de 200 mg/dL dos horas después de haber ingerido 75 g de glucosa en una prueba de tolerancia. 4. Síntomas clásicos o crisis hiperglucémica más una glucemia casual (no en ayunas) mayor de 200 mg/dL. Cualquiera de estos cuatro criterios basta para el diagnóstico, con la condición, para los tres primeros, de que el hallazgo sea corroborado por una segunda determinación realizada en otro día. Los criterios para diabetes mellitus gestacional (estudiada entre las 24 y 28 semanas de gestación) son: 1) Glucemia en ayunas mayor que 92 mg/dL (5.1 mmol/L) y, en la prueba de tolerancia a la glucosa, 2) una glucemia mayor de 180 mg/dL (10.0 mmol/L) a la hora o 3) mayor de 153 mg/dL (8.5 mmol/L) a las 2 h. La prediabetes se caracteriza por uno o más de los siguientes criterios: 1) Glucemia en ayunas de 100 a 125 mg/dL (5.6 a 6.9 mmol/L); 2) Glucemia de 140 a 199 mg/dL (7.8 a 11.0 mmol/L) a las 2 h en una prueba de tolerancia y 3) HbA1c entre 5.7 y 6.4 %. Complicaciones agudas Dos complicaciones agudas de la diabetes son la ya mencionada cetoacidosis diabética (CAD) y el coma hiperosmolar no cetósico (CHNC) (Fig. 25). Ambos pueden ser precipitados por Hormonas pancreáticas y regulación metabólica Dr. Fernando D. Saraví 24 infección, infarto, apoplejía y otras formas de estrés. Estas condiciones estimulan la producción de hormonas hiperglucemiantes, como cortisol y catecolaminas. La CAD se produce generalmente en diabéticos tipo 1, con un déficit absoluto de insulina. La glucemia aumenta por encima de 240 mg/dL y puede superar los 300 mg/dL. La falta de ingreso de glucosa a las células hace que se estimule la lipólisis, la -oxidación y la producción de cuerpos cetónicos en una cantidad que excede la capacidad de metabolización de los mismos. La hiperglucemia causa diuresis osmótica y deshidratación, mientras que la hipercetonemia causa acidosis metabólica (pH < 7.30) con aumento del hiato aniónico (ver ESTADO ÁCIDO-BÁSICO). Como consecuencia, se produce hiperventilación con ciclos respiratorios rápidos y profundos (respiración de Kussmaul) y se reduce la PCO2 arterial. La concentración de cuerpos cetónicos en suero y orina está elevada. La osmolaridad del plasma no supera 320 mOsm/L. El CHNC se produce característicamente en diabéticos tipo 2, generalmente ancianos. No hay hipercetonemia porque la escasa insulina producida basta para limitar la lipólisis. El pH permanece por encima de 7.30 y los cuerpos cetónicos permanecen dentro de límites normales. En cambio, la glucemia aumenta típicamente por encima de 600 mg/dL, lo cual causa una intensa diuresis osmótica y deshidratación acompañada de hemoconcentración, la cual agrava la hiperglucemia. La osmolaridad plasmática supera 320 mOsm/L. Ambas condiciones, CAD y CHNC, son potencialmente mortales y requieren fundamentalmente insulinoterapia endovenosa por goteo, hidratación y control del nivel de potasio sérico, que puede ser bajo y disminuirá adicionalmente por efecto de la insulina si no se suplementa dicho ión. Tratamiento: medidas generales El tratamiento debe encaminarse a mantener la glucemia próxima a valores normales, impedir la CAD y el coma hiperosmolar (no cetósico) y prevenir o retardar el desarrollo de lascomplicaciones crónicas oculares (cataratas, retinopatía), macro y microangiopatía, neuropatía y nefropatía. Se debe medir periódicamente la glucemia plasmática, como también la presencia de glucosuria, que aparece cuando la glucemia supera 180 mg/dL. También es necesaria la medición periódica de la hemoglobina glicosilada (Hb A1c). La hemoglobina es glicosilada no enzimáticamente en una proporción que depende directamente de la magnitud de la glucemia. La proporción normal es < 6 %. Dado que la vida media de los glóbulos rojos es de 4 meses, la HbA1c indica el grado de control glucémico medio en los meses previos a la determinación. Dado que se trata de una enfermedad crónica en la cual la colaboración del paciente es indispensable para el éxito terapéutico, es necesario educar a los pacientes y familiares cercanos sobre la naturaleza de la enfermedad, el monitoreo de la glucemia y la glucosuria, los hábitos alimentarios, la administración de hipoglucemiantes, el reconocimiento de los síntomas tempranos de complicaciones y emergencias, la adaptación de la dieta y la actividad física. El ejercicio aeróbico es muy beneficioso, pero puede precipitar hipoglucemia si no se ajusta la dosificación de fármacos o la ingesta de alimentos. Además, en una diabetes tipo 1 mal controlada el ejercicio puede precipitar CAD. Durante períodos de estrés por infecciones u otras causas es necesario extremar el control para evitar crisis hiperglucémicas. Frente a una descompensación inesperada de la diabetes hay que identificar y corregir los factores desencadenantes. La dieta óptima para un diabético es la que sería apropiada también para no diabéticos. Debe contener las calorías necesarias para mantener el peso (o para reducirlo en caso de sobrepeso) que debe provenir de hidratos de carbono preferentemente complejos (55-60 %), proteínas (10-20 %) y grasas, de ser posible insaturadas (25-30 %). Son preferibles los alimentos con baja carga glucémica. Debe proveerse fibra dietaria, que en una proporción de 25 g cada 1000 kCal favorece el tránsito intestinal y reduce la hiperglucemia postprandial. Los edulcorantes artificiales (sacarina, aspartamo, etc) pueden emplearse a voluntad, pero el consumo de alcohol debe ser limitado. Los pacientes tienen con frecuencia dislipemias que contribuyen al riesgo cardiovascular y deben ser corregidas. Es conveniente promover la adhesión a un programa de ejercicio físico, con las advertencias del caso para evitar la hipo o hiperglucemia. Se recomienda evitar recortarse excesivamente las uñas y usar calzado cómodo (para evitar complicaciones infecciosas o isquémicas), y utilizar los servicios de un podólogo. Hormonas pancreáticas y regulación metabólica Dr. Fernando D. Saraví 25 Los pacientes deben ser periódicamente valorados en su función cardiovascular (presión arterial, pulsos, ECG), renal y neurológica. Asimismo deben realizarse controles de laboratorio (glucemia, glucosuria, Hb A1c), examen oftalmológico y revisión de los pies. Los diabéticos tienen mayor propensión a las infecciones, que a menudo precipitan una descompensación y por tanto deben ser prevenidas o tratadas enérgicamente. Además de mantener una escrupulosa higiene y evitar el uso del tabaco, se recomienda el empleo de vacunas antineumocócica y antigripal. Tratamiento farmacológico La diabetes tipo 2 se trata en sus etapas iniciales mediante antidiabéticos orales. Los principales actualmente son la metformina, las sulfonilureas, los agonistas de GLP1, los inhibidores de SGLT2 y la acarbosa. La metformina reduce la absorción intestinal de glucosa y la gluconeogénesis hepática, al tiempo que aumenta la sensibilidad de los tejidos periféricos a la insulina. No causa hipoglucemia ni aumento de peso. Además reduce las lipoproteínas de baja densidad y los triacilglicéridos. Las sulfonilureas, como glipizida y glibenclamida, estimulan la secreción de insulina por un efecto sobre los canales KATP de las células B. Pueden causar hipoglucemia y aumento de peso. La sitagliptina es un agonista de GLP1 que se administra por vía oral. Inhibe la enzima dipeptidil peptidasa 4 (que degrada GLP1) y prolonga la vida media del péptido. Las glifozinas (como dapaglifozina) son inhibidores reversibles del transportador SGLT2, que permiten la excreción de hasta 50 % de la glucosa filtrada en los riñones. La acarbosa es un oligosacárido obtenido de una cepa de hongos Actinomyces, que inhibe la -dextrinasa del borde en cepillo intestinal y reduce así la absorción intestinal de glucosa. Se emplea para prevenir la hiperglucemia posprandial. Insulinoterapia En los pacientes con diabetes tipo 1, y en los pacientes con diabetes tipo 2 que no responden a agentes orales, es necesario administrar insulina. Las insulinas bovina y porcina son activas en el ser humano, aunque la tendencia actual es el empleo de insulina humana recombinante. Existen diversas formas de insulina que difieren en la rapidez y la duración de la acción. Normalmente se emplea la vía subcutánea, aunque la insulina cristalina o regular se puede administrar por vía endovenosa y es preferida para emergencias. En la Fig. 26 se compara el inicio y la duración de la acción de diversos tipos de insulina. Cuando el déficit es absoluto, típicamente se asocia una insulina de acción breve (como regular o lispro) para evitar la hiperglucemia posprandial, con una insulina de acción intermedia (como NPH, glargina o detemir) para el control basal de la glucemia durante el resto del día.
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