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Dr. Fernando D. Saraví 
 
La capacidad de desplazar el cuerpo en el 
ambiente o locomoción es una propiedad 
importante para la supervivencia, el bienestar y 
la interacción social. Existen diversas formas de 
locomoción en el mundo animal, pero en el ser 
humano la más importante es sin duda la marcha 
(caminar o correr). 
Todas las formas de locomoción se 
basan en la realización de movimientos 
alternados de los miembros y del tronco. Estos 
movimientos tienen la característica de ser 
rítmicos y repetitivos en un ciclo predecible. 
Como se verá luego con mayor detalle, el ritmo 
de marcha es generado mediante circuitos 
espinales, de modo que, si bien está sujeto al 
control por niveles superiores del neuroeje que 
son indispensables para una marcha normal, 
ésta aparentemente ocurre de manera automática, 
sin interferir con otras actividades. 
 
CICLO DE MARCHA EN EL SER HUMANO 
Al caminar, nuestro cuerpo avanza por 
contracciones alternadas de los músculos 
flexores y extensores, especialmente de los 
miembros inferiores, que hacen que los 
segmentos rígidos (huesos) ejerzan 
fuerzas contra el piso. Estas fuerzas, 
a su vez, por la tercera ley de 
Newton generan fuerzas de 
reacción del piso que se ejercen 
sobre los pies y propulsan el cuerpo 
hacia delante. Por lo expuesto, hay 
dos requisitos básicos para la 
marcha: 
1. Movimiento periódico de 
los pies de una posición de 
apoyo a la siguiente. 
2. Suficiente fuerza de 
reacción del piso para 
permitir la propulsión. 
 
El ciclo de marcha tiene dos 
etapas principales, que se 
denominan de apoyo y de 
balanceo. Durante la caminata, 
siempre hay al menos un pie 
apoyado en el piso, y durante parte 
del ciclo ambos pies contactan el 
piso. Cuando se describen las fases 
de apoyo y balanceo se hace con 
referencia a la posición de uno de 
los pies, convencionalmente el derecho. El ciclo 
se inicia a partir del momento que el pie derecho 
contacta el piso y termina justo antes del 
próximo contacto del mismo pie con el piso (esto 
también es convencional, ya que podría 
comenzarse la descripción por cualquier fase del 
ciclo). 
La fase de apoyo ocupa 60 % del ciclo y la 
de balanceo 40 %. El ciclo se subdivide como 
sigue (Fig. 1): 
1. Primer período de doble apoyo: 
Comienza cuando el talón del pie 
derecho hace contacto con el piso, 
desacelerando el cuerpo, y termina 
cuando el pie izquierdo se despega del 
piso. 
2. Primer período de apoyo unipodal o 
período portante: El peso del cuerpo 
recae sobre el pie derecho, mientras el 
miembro inferior izquierdo se 
balancea. 
3. Segundo período de doble apoyo: El 
pie izquierdo hace contacto con el 
piso mientras el pie derecho, que está 
en posición posterior, ejerce fuerza 
contra el piso con el antepié, 
acelerando el cuerpo hacia delante. 
4. Segundo período de apoyo unipodal 
o período oscilante: Mientras el pie 
izquierdo se apoya completamente 
Fisiología de la marcha 
Posgrado-00
Sello
Fisiología de la marcha 
Dr. Fernando D. Saraví 
2
sobre el piso, el pie derecho se 
despega y oscila hacia delante. 
Cuando el pie derecho vuelve a 
contactar el piso se inicia un nuevo 
ciclo. 
 
 Cada ciclo comprende dos pasos. La 
longitud del paso es la distancia entre el apoyo 
inicial de un pie y el apoyo inicial del pie 
contralateral. En término medio es de 75 cm. Es 
mayor en el varón que en la mujer, pero en 
ambos sexos tiende a aumentar cuando se 
incrementa la velocidad de marcha. 
 La anchura del paso es la distancia 
transversal entre los puntos medios de ambos 
talones y es en promedio de 10 cm. 
 El ángulo del paso es el formado entre el 
eje longitudinal de los pies y la dirección de la 
marcha. Su media es de 15 º. 
 El ritmo o cadencia del paso es el 
número de pasos realizado en la unidad de 
tiempo. Es de 45 a 71/min para marcha lenta, de 
72 a 102 para marcha moderada y de 103 a 132 
para marcha rápida. La cadencia espontánea en 
adultos jóvenes es de 90 a 100/min. 
 La velocidad de la marcha es la 
distancia recorrida en la unidad de tiempo. Puede 
calcularse como el producto de la longitud del 
paso por su cadencia. En adultos jóvenes, la 
velocidad espontánea es de 75 a 80 m/min (3.5 a 
4.8 km/h). 
 
Naturaleza tridimensional de la marcha 
Aunque la variable más importante es la 
progresión, es decir el desplazamiento del 
centro de gravedad del sujeto en el plano sagital, 
durante la marcha hay desplazamientos cíclicos 
en los planos transverso y frontal (Fig. 2). En el 
análisis de la marcha normal es preciso tener en 
cuenta los desplazamientos en los tres planos 
principales. 
 
FUERZAS QUE INTERVIENEN EN LA MARCHA 
En la marcha hay que vencer la inercia del 
cuerpo (y sus segmentos) y diversas fuerzas 
friccionales internas debidas a la viscosidad de 
los tejidos. En esto participan diversas fuerzas 
que incluyen: la fuerza de la gravedad, la fuerza 
de reacción del piso y la fuerza muscular. La 
fuerza de fricción entre el pie y el piso es 
necesaria para la estabilidad de la marcha. 
 
Centro de gravedad 
En el plano sagital, la marcha puede concebirse 
como un desplazamiento hacia delante del 
centro de gravedad del cuerpo. En un campo 
Fisiología de la marcha 
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gravitatorio uniforme, el centro de gravedad 
coincide con el centro de masa, en el cual puede 
considerarse aplicada la fuerza de gravedad. Es 
aquel punto del cuerpo donde pueden 
considerarse aplicadas las fuerzas externas al 
cuerpo (Fig. 3 A). Cuando los miembros están 
extendidos y pegados al cuerpo, el centro de 
gravedad se encuentra en el plano sagital, en la 
línea que une ambas crestas ilíacas, levemente 
por delante de la línea media del plano frontal. 
Su posición relativa a la altura es levemente más 
baja en la mujer que en el varón. 
 La posición del centro de gravedad varía 
con la distribución de la masa corporal en torno 
de él. Por ejemplo, si se levantan los brazos 
extendidos, el centro de gravedad asciende, 
mientras que si se inclina el cuerpo hacia delante 
con los brazos extendidos hacia abajo, el centro 
de gravedad desciende y de hecho se ubica en un 
punto fuera del cuerpo (Fig. 3 B). 
 
Papel de las diferentes fuerzas 
La condición de equilibrio estático de un cuerpo 
en el campo gravitatorio es que la línea normal 
que une el centro de gravedad con el plano caiga 
dentro de la base de sustentación. En la 
marcha, cuando el centro de gravedad 
avanza, queda transitoriamente fuera de 
la base de sustentación. Esto hace que el 
centro se acelere hacia delante y hacia 
abajo. Su trayectoria es interrumpida por 
el apoyo contra el piso del pie que estaba 
oscilando, lo cual amplía la base de 
sustentación. 
La reacción del piso sobre el 
talón puede descomponerse en un 
componente vertical que detiene el 
descenso del centro de gravedad y otro 
horizontal que hace que el avance se 
decelere. 
Cuando el antepié del pie que se 
ha apoyado ejerce fuerza sobre el piso, 
recibe una fuerza de reacción que puede 
también separarse en dos componentes: 
uno vertical que eleva el centro de 
gravedad y otro horizontal que causa la 
propulsión hacia delante (Fig. 4 A). 
La fricción del piso es necesaria 
para equilibrar las fuerzas componentes 
horizontales de frenado e impulso. Si el 
piso es resbaloso (baja fricción) la 
marcha se dificulta y puede exigir 
avanzar lentamente, con pasos muy 
cortos, para minimizar dichas fuerzas 
horizontales. 
La fuerza muscular se emplea 
principalmente para acelerar los 
miembros, lo cual exige vencer la inercia del 
cuerpo y la fricción interna. Los principales 
músculos involucrados se mencionan más 
adelante. 
 
Desplazamiento del centro de gravedad 
Durante la marcha el centro de gravedad 
describe una trayectoria aprox. sinusoidal, que es 
el que requiere menor consumo energético. La 
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menor altura del centro de gravedad se alcanza 
en la fase de doble apoyo, mientras que el 
máximo se alcanza durante la fase de apoyo en 
un solo pie,cuando la cadera y la rodilla del 
miembro inferior apoyado están en máxima 
extensión. Aunque la variable más importante es 
la progresión, es decir el desplazamiento del 
centro de gravedad del sujeto en el plano sagital, 
durante la marcha hay desplazamientos cíclicos 
en los planos transverso y frontal (Fig. 4 B). En 
el análisis de la marcha normal es preciso tener 
en cuenta los desplazamientos en los tres planos 
principales. 
 En teoría, el centro de gravedad debería 
oscilar 7.5 cm en el plano vertical mientras una 
persona camina. En la realidad, el 
desplazamiento vertical del centro de gravedad 
durante una caminata normal es de ~ 5 cm. 
Existen mecanismos por los cuales la oscilación 
vertical del centro de gravedad se reduce a un 
mínimo: 
1. Rotación de la pelvis en el plano 
transversal, que reduce en 1 cm el 
descenso del centro de gravedad. 
2. Basculación de la pelvis hacia el lado 
de la pierna oscilante, que reduce en 0.5 
cm el desplazamiento del centro de 
gravedad. 
3. Flexión de la rodilla durante la fase de 
apoyo. En el momento de apoyar el 
talón, la rodilla está extendida, pero 
cuando el pie se apoya totalmente en el 
piso la rodilla se flexiona 15 a 20 º, lo 
cual reduce algunos milímetros la 
amplitud de la oscilación del centro de 
gravedad. 
4. Angulación fisiológica en valgo (hacia 
adentro) de la rodilla. Contribuye 
también a reducir la oscilación. 
 
Fisiología de la marcha 
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5
TRABAJO MECÁNICO DE LA MARCHA 
La marcha requiere consumo de energía. La 
energía consumida depende principalmente de la 
velocidad de marcha, de la masa corporal y de la 
pendiente. Por ejemplo, un sujeto de 73 kg de 
masa que camina a 4.8 km/h en un terreno plano 
consume ~ 4.2 kCal/min (252 kCal/h). Durante 
la marcha, los músculos que participan producen 
fuerzas que no superan un tercio de su fuerza 
máxima, por lo cual la actividad puede 
prologarse por horas sin que se produzca fatiga. 
El trabajo mecánico involucrado puede 
dividirse en tres componentes: 
 
1. El trabajo externo necesario para 
desplazar en el medio el centro de 
gravedad del cuerpo. 
2. El trabajo interno necesario para 
acelerar los segmentos corporales con 
respecto al centro de gravedad del 
cuerpo. 
3. El trabajo interno realizado durante la 
fase de doble apoyo por el miembro 
inferior que queda detrás. Esta energía es 
absorbida por el miembro que queda 
delante y no se tiene en cuenta en las 
descripciones clásicas. 
 
Durante la marcha hay 
transformaciones de energía potencial en 
cinética y viceversa. La energía potencial 
alcanza el mínimo durante la fase de doble 
apoyo, en la cual el centro de gravedad alcanza 
su altura menor. En este momento es máxima la 
energía cinética que propulsa el cuerpo hacia 
delante. En la fase de apoyo de un solo pie el 
centro de gravedad alcanza su mayor altura y la 
energía potencial es máxima, mientras que la 
energía cinética es mínima (Fig. 5). 
También existen intercambios internos 
de energía potencial, almacenada como 
estiramiento de músculos y tendones, y 
probablemente también de otras partes blandas 
como la almohadilla del talón y los cartílagos 
articulares. La energía potencial elástica 
acumulada por estas estructuras durante una fase 
de la marcha puede transformarse al menos 
parcialmente en energía cinética durante otra 
fase. 
La rotación opuesta de las cinturas 
pelviana y escapular, con un desfasaje de ~ 90 º 
durante la marcha a velocidad normal también 
permite intercambios de energía cinética y 
potencial. En la marcha normal, los miembros 
superiores oscilan con un desfasaje de 180 º con 
respecto a los inferiores. Por ejemplo, cada 
miembro superior alcanza su máxima oscilación 
hacia delante cuando el miembro inferior del 
mismo lado posee la máxima extensión hacia 
atrás. Los movimientos conjugados de los 
brazos adquieren importancia al correr pero no 
son indispensables para caminar. Sin embargo, 
incluso durante una caminata dichos 
movimientos de los miembros superiores 
proporcionan estabilidad y aumentan la 
probabilidad de recuperar el equilibrio ante una 
perturbación súbita (por ej., un obstáculo 
imprevisto que hace tropezar al sujeto). 
La longitud de los pasos y la velocidad 
de marcha son factores que influyen en el costo 
energético de la caminata. Para una velocidad 
dada, existe una longitud óptima del paso donde 
Fisiología de la marcha 
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la demanda energética es mínima. Tanto una 
marcha con pasos frecuentes y cortos como una 
marcha con pasos con baja frecuencia pero 
largos es metabólicamente ineficiente. Otro tanto 
ocurre con la velocidad de marcha: existe una 
velocidad de máxima eficiencia mecánica, es 
decir, de mínimo costo energético por unidad de 
distancia recorrida. En las personas normales, la 
frecuencia espontánea de los pasos (Fig. 6 A) y 
la velocidad espontánea de marcha corresponden 
a aquellas en las cuales el costo energético es 
mínimo (Fig. 6 B). 
 
Carrera 
La diferencia fundamental entre caminar y correr 
es que en la carrera hay fases del ciclo de marcha 
en el cual ninguno de los pies está apoyado en el 
piso. Desde el punto de vista energético, a 
diferencia de la caminata, durante la carrera la 
energía potencial gravitatoria y la energía 
cinética varían en fase de modo que ambas 
alcanzan el mínimo durante la fase de apoyo y el 
máximo durante el balanceo, cuando el cuerpo 
está en el aire. En la carrera, la conservación de 
energía almacenada como energía potencial 
elástica, principalmente en los tendones, es 
mucho mayor que en la caminata, y esta energía 
varía en contrafase con las energías potencial 
graviatoria y cinética (Fig. 7 A). Por esta razón, 
para igual velocidad, correr es energéticamente 
más eficiente que caminar (Fig. 7 B). 
 
 
NEUROFISIOLOGÍA DE LA MARCHA 
En el ser humano, la marcha es una función 
adquirida a través del aprendizaje. Para los 7 u 
8 años de edad, la mecánica de la marcha es 
similar a la del adulto. Aunque requiera 
aprendizaje, es claro que los circuitos que 
posibilitan la marcha son intrínsecos del sistema 
nervioso, si bien la adquisición de competencia 
funcional requiere maduración postnatal en la 
especie humana. 
Mucho de lo que se conoce de la marcha en 
mamíferos se ha estudiado en cuadrúpedos, en 
especial en el gato. En animales como el gato o 
el perro, la marcha exige la coordinación del 
apoyo y el balanceo entre las cuatro patas. Al 
caminar, al menos dos patas están apoyadas en 
el piso durante el ciclo, y en partes del ciclo 
apoyan tres patas. En el momento de apoyar la 
pata la extensión es incompleta. Otra 
característica es que el contacto con el piso se 
hace con los dedos (Fig. 8). 
Además, por razones históricas y prácticas, 
gran parte de los datos proceden del estudio de 
animales espinales o descerebrados. Por tanto, 
la relevancia de esta información para la marcha 
humana normal es limitada, ya que esta última 
tiene ciertas características particulares y 
exclusivas, a saber: 
 
1. Caminar erguidos empleando solamente 
los miembros inferiores. 
2. En el momento de contactar el suelo, el 
miembro inferior está casi totalmente 
extendido. 
Fisiología de la marcha 
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7
3. El talón es la parte del pie que hace el 
contacto inicial con el suelo. 
 
Además de estas diferencias intrínsecas 
en la mecánica de la marcha, en el ser humano 
esta función depende mucho más de la corteza 
cerebral. Un perro o un gato decorticados 
pueden caminar espontáneamente. 
Cuando se secciona la médula 
espinal de un perro o un gato, es 
posible inducir movimientos que 
remedan pasos por estimulación 
aferente por debajo del nivel del 
corte, lo que sugiere que la 
activación de propioceptores y 
receptores cutáneos puede 
contribuir a la iniciación de la 
marcha. Un animal espinal no puede 
mantenerse en pie por sí mismo, pero 
si se lo suspende y sus patas se 
apoyan sobre una cinta sin fin en 
movimiento, puede hacer 
movimientosque remedan la 
locomoción. 
Además, en animales 
espinales la estimulación eléctrica 
continua (no cíclica) del cabo distal 
de la médula seccionada puede 
generar pasos cuya frecuencia 
depende de la intensidad de la 
estimulación. Esta actividad que 
imita la marcha se produce incluso en 
animales cuyas aferencias han sido seccionadas. 
Finalmente, la inyección de monoaminas 
como catecolaminas puede iniciar secuencias de 
actividad recíproca en los extensores y 
flexores. Hay vías aminérgicas descendentes del 
tallo cerebral (noradrenérgica del locus coeruleus 
y serotonérgicas del rafe) que facilitan la 
actividad rítmica propia de la locomoción. Todos 
estos datos llevaron a las siguientes 
conclusiones: 
 
1. El ritmo básico de la marcha es 
generado por circuitos íntegramente 
contenidos en la médula espinal. 
2. Dichos circuitos pueden ser 
modulados por señales descendentes 
de centros superiores. 
3. Las aferencias sensoriales pueden 
modificar el ritmo básico pero no son 
necesarias para su génesis. 
 
Los principales músculos que intervienen en 
cada fase de la marcha se esquematizan en la 
Fig. 9. 
 
Circuitos espinales 
Un generador central de patrones (GCP) motores 
es una red neuronal central capaz de originar un 
patrón o modelo de actividad motora rítmica 
sin necesidad de aferencias periféricas que se 
activen fásicamente según la etapa dentro del 
ciclo. Hace poco más de un siglo, Thomas 
Fisiología de la marcha 
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8
Graham Brown (1882-1965) propuso que el 
patrón básico para la marcha podía generarse con 
dos hemicentros espinales que controlasen cada 
miembro. En su forma más simple (Fig. 10), un 
hemicentro extensor estimula la actividad de los 
músculos extensores al tiempo que suprime, 
mediante interneuronas inhibidoras, la actividad 
de un hemicentro flexor. A su vez, cuando el 
hemicentro flexor está activo estimula los 
músculos flexores e inhibe al hemicentro 
extensor. El conjunto de ambos hemicentros y 
las interneuronas que los conectan forma un 
GCP. 
La actividad de un CGP depende de las 
propiedades funcionales de las neuronas que lo 
componen, de la forma en que dichas neuronas 
se conectan entre sí y de las características de 
las sinapsis entre ellas. 
La causa de la oscilación con predominio de 
un hemicentro sobre el otro no es bien conocida, 
pero una posibilidad es la excitación 
espontánea de un hemicentro que entonces 
inhibe al otro y luego reduce su actividad por 
fatiga o depresión sináptica, lo cual permite que 
el otro hemicentro tome el control. Existen otras 
explicaciones más complejas. 
En un cuadrúpedo, incluso un CGP muy 
simple como el descrito debe de tener 
conexiones recíprocas con centros similares que 
controlen las otras tres patas, para que se 
produzcan de manera armónica los movimientos 
de las cuatro patas. 
Adicionalmente, durante la marcha normal la 
actividad de las motoneuronas es regulada por 
las aferencias periféricas (Fig. 11). 
En animales existe fuerte evidencia que 
indica la existencia de CPG espinales. En el ser 
humano la evidencia es más indirecta, pero 
sugiere también la existencia de CGP. 
 Como se indicó antes, para la marcha en los 
cuadrúpedos es indispensable la coordinación de 
los cuatro miembros. Por otra parte, aunque en 
la marcha bípeda tal condición no es 
indispensable, sí se observa en la marcha 
normal, de modo que la extensión de un 
miembro inferior coincide con la extensión del 
miembro superior contralateral. 
En los seres humanos, existen, al igual que 
en los animales, 
interneuronas 
largas 
propioespinales 
que conectan los 
engrosamientos 
lumbar y 
cervical, donde se 
encuentran las 
motoneuronas 
que controlan, 
respectivamente, 
los miembros 
superiores e 
inferiores 
(anteriores y 
posteriores en los 
cuadrúpedos). 
Fisiología de la marcha 
Dr. Fernando D. Saraví 
9
La coordinación de los movimientos de los 
miembros inferiores se realiza a nivel espinal, 
aunque, como en los animales, hay un 
componente cerebeloso mediado por el haz 
retículoespinal. 
La citada coordinación no es fija, sino 
flexible, y le permite al ser humano – como a los 
cuadrúpedos – caminar en condiciones inusuales, 
como por ej. cuando la marcha se realiza en una 
cinta sin fin con dos bandas que se mueven a 
velocidades diferentes. 
La capacidad de coordinación es compatible 
con la hipótesis de los hemicentros, con la 
característica particular que los conjuntos de 
neuronas que coordinan la flexión de los 
miembros durante la fase de balanceo se inhiben 
recíprocamente, de modo que solamente uno de 
ellos puede estar activo a la vez (de lo contrario 
se perdería el equilibrio). Por el contrario, los 
hemicentros extensores de cada miembro no se 
inhiben mutuamente, lo cual permite la 
existencia de fases de doble apoyo en el 
ciclo de marcha. 
 
Papel de los reflejos 
Si bien clásicamente se considera que los 
reflejos son respuestas estereotipadas 
(siempre iguales) a la estimulación 
periférica o propioceptiva, esto es 
estrictamente cierto solamente en 
condiciones particulares y fijas. En 
realidad, tanto los reflejos propioceptivos 
como cutáneos proporcionan respuestas 
diferentes dependiendo de la tarea que se 
esté realizando. Durante la marcha, la 
influencia de un reflejo es asimismo 
dependiente de la fase del ciclo de 
marcha durante la cual se induce el 
reflejo. Desde luego, 
esta modulación de los 
reflejos dependiente de 
la tarea y (durante la 
marcha) de la fase 
posibilita un 
funcionamiento más 
eficiente. 
 Un ejemplo de 
modulación 
dependiente de la tarea 
es la eficacia variable 
del reflejo miotático 
provocado por 
estimulación eléctrica 
de aferentes Ia sobre la 
contracción del sóleo. 
Dicha estimulación 
produce respuestas 
máximas mientras el individuo está de pie e 
inmóvil, intermedias cuando está caminando y 
mínimas si está corriendo. 
 Un ejemplo de modulación dependiente 
de la fase del ciclo de marcha es la respuesta a la 
estimulación del nervio tibial, cuyas fibras 
sensitivas inervan la piel de la parte posterior de 
la planta del pie (Fig. 12). Durante la fase de 
apoyo, prácticamente no hay respuesta a la 
estimulación sensitiva. Durante la fase de 
balanceo, hay una estimulación del músculo 
tibial anterior. No obstante, el mismo estímulo 
aplicado durante la transición de la fase de 
balanceo a la fase de apoyo causa una inhibición 
del músculo tibial anterior. 
 En general, los reflejos cutáneos y 
musculares (procedentes de los receptores 
anuloespirales y los órganos tendinosos de 
Golgi) contribuyen a mantener el equilibrio, 
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asegurando una marcha normal durante todo el 
ciclo, como también a proporcionar señales de 
error o la presencia de obstáculos. Los reflejos 
cutáneos tienen mayores efectos durante la fase 
de balanceo y las transiciones de la fase de 
balanceo a la fase de apoyo y viceversa. Por otra 
parte, los aferentes musculares (propioceptivos) 
tienen mayor importancia durante la fase de 
apoyo. No obstante, ambas clases de reflejo 
participan durante todo el ciclo de manera 
integrada (Fig.13). 
 
Coordinación de miembros inferiores y 
superiores 
Al igual que los movimientos de los miembros 
inferiores son organizados por CPG lumbares, 
los movimientos de los miembros superiores son 
organizados por CPG cervicales. En la marcha 
normal, los movimientos de los miembros 
superiores e inferiores se realizan de manera 
coordinada, como ya se notó. La coordinación 
depende de interneuronas propioespinales que 
conectan los CPG lumbares y cervicales. La 
activación rítmica de los miembros inferiores en 
la marcha facilita la activación rítmica de los 
miembros superiores.Hay también evidencia de 
que la activación rítmica de los miembros 
superiores facilita la activación rítmica de los 
miembros inferiores. 
 No obstante, la eficacia funcional de las 
conexiones de los CPG lumbares y cervicales 
depende de la tarea que la personarealice. Por 
ejemplo, la estimulación del nervio tibial 
derecho produce una respuesta en el músculo 
tibial anterior derecho. También activa el tríceps 
izquierdo si el individuo está caminando, pero no 
si está de pie (balanceando los brazos) o si está 
sentado escribiendo (Fig 14). 
 Por otra parte, en el 
ser humano los miembros 
superiores están altamente 
especializados en el 
desarrollo de actividades 
motoras de suma destreza, 
que exigen un control directo 
de la corteza motora. El 
control de los movimientos 
precisos de los miembros 
inferiores, en particular de la 
mano, depende críticamente 
de conexiones directas 
(monosinápticas) entre los 
axones corticoespinales y las 
motoneuronas. La corteza 
cerebral también juega un 
papel fundamental en la 
marcha humana normal, pero 
en este caso a traves de 
relevos en el tallo cerebral o 
interneuronas 
propioespinales. De nuevo, la 
conexión funcional entre los 
CGP lumbares y cervicales 
depende de la tarea (Fig.15). 
Si la persona está realizando 
una actividad que requiere 
control fino de la motricidad 
del miembro superior, como 
escribir o armar un aparato, 
predominan las conexiones 
monosinápticas y se produce 
una desconexión funcional 
entre los CPG lumbares y 
cervicales. Por el contrario, 
durante la marcha la 
influencia corticoespinal se 
Fisiología de la marcha 
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11
canaliza mediante interneuronas y la conexión 
entre ambos grupos de CPG es funcional. 
 
Control superior 
Aunque los circuitos espinales son 
indispensables para la marcha y su regulación 
refleja es importante, la marcha humana normal 
requiere la integridad funcional de todo el 
neuroeje (Fig. 16). La marcha normal depende 
de la retroalimentación vestibular y visual y de 
habilidades cognitivas, como la capacidad de 
determinar la importancia de un obstáculo y la 
estrategia para evitarlo, o la mejor ruta entre dos 
lugares. La integración entre funciones 
sensoriales y motoras por una parte y cognitivas 
por otra es compleja. Una evidencia de esta 
complejidad es que un síntoma precoz de los 
trastornos de la marcha es la incapacidad para 
llevarla a cabo mientras se realiza otra tarea. 
Por ej., la incapacidad de mantener una 
conversación mientras se camina es un 
marcador precoz del riesgo de caídas en los 
Fisiología de la marcha 
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ancianos. Más sutilmente, el enlentecimiento o la 
irregularidad en la marcha mientras se realiza 
otra tarea también indica una pérdida de 
capacidad para controlar la marcha. 
 Diversos estudios mediante imágenes 
obtenidas mediante tomografía de emisión de 
positrones (PET) o resonancia magnética 
funcional (fMRI) evidencian que las áreas del 
cerebro que se activan durante la marcha normal 
también se activan cuando el sujeto imagina la 
marcha aunque no realice movimientos. En la 
Fig. 17 se muestra la actividad cerebral de una 
persona mientras se imagina caminando hacia 
delante o hacia atrás (tarea más compleja). 
Además del área motora primaria, se activan el 
área motora suplementaria, el lóbulo de la ínsula, 
el lóbulo parietal, el striatum (N. caudado y 
putamen), el vermis cerebeloso y el tallo 
cerebral. En resumen, la marcha normal requiere 
la participación de numerosas áreas del encéfalo 
con normalidad funcional cortical, visual, 
vestibular, somestésica (cutánea y propioceptiva) 
y muscular. Por esta razón, la marcha puede 
afectarse por lesiones a diferentes niveles. 
 
Marchas patológicas 
Debido a las exigencias neurofisiológicas de la 
marcha normal, ésta puede afectarse por 
múltiples causas, algunas de las cuales resultan 
en patrones de marcha anormal característicos. 
En la Fig. 18 se ilustran algunos ejemplos. 
La marcha hemiplégica se caracteriza 
porque el movimiento de avance del miembro 
inferior del lado afectado (el izquierdo en la 
figura) se logra con los músculos flexores de la 
cadera y del tronco, cuya función está 
conservada, lo cual ocasiona un movimiento 
semicircular o “en hoz” del miembro. El 
miembro superior del lado afectado se mantiene 
flexionado. En la figura se indican en negro los 
pasos del miembro normal y en rojo los pasos 
del miembro parésico. 
La marcha parkinsoniana está 
condicionada por la rigidez y el temblor propios 
de la enfermedad de base. El paciente camina 
inclinándose hacia delante como si “persiguiera 
su centro de gravedad”. 
En la parálisis cerebral es típica la marcha 
en tijeras, en la cual hay rigidez y excesiva 
aducción del miembro inferior durante la fase de 
balanceo y extensión del tobillo, acompañada de 
movimientos poco coordinados de los brazos, 
que se encuentran en flexión. 
En lesiones de nervios motores periféricos 
puede aparecer una marcha equina o 
“estepage”, en la cual la cadera se flexiona 
excesivamente mientras el pie permanece 
extendido durante la fase de balanceo y el 
contacto con el piso se realiza con los dedos.

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