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Dr. Fernando D. Saraví La capacidad de desplazar el cuerpo en el ambiente o locomoción es una propiedad importante para la supervivencia, el bienestar y la interacción social. Existen diversas formas de locomoción en el mundo animal, pero en el ser humano la más importante es sin duda la marcha (caminar o correr). Todas las formas de locomoción se basan en la realización de movimientos alternados de los miembros y del tronco. Estos movimientos tienen la característica de ser rítmicos y repetitivos en un ciclo predecible. Como se verá luego con mayor detalle, el ritmo de marcha es generado mediante circuitos espinales, de modo que, si bien está sujeto al control por niveles superiores del neuroeje que son indispensables para una marcha normal, ésta aparentemente ocurre de manera automática, sin interferir con otras actividades. CICLO DE MARCHA EN EL SER HUMANO Al caminar, nuestro cuerpo avanza por contracciones alternadas de los músculos flexores y extensores, especialmente de los miembros inferiores, que hacen que los segmentos rígidos (huesos) ejerzan fuerzas contra el piso. Estas fuerzas, a su vez, por la tercera ley de Newton generan fuerzas de reacción del piso que se ejercen sobre los pies y propulsan el cuerpo hacia delante. Por lo expuesto, hay dos requisitos básicos para la marcha: 1. Movimiento periódico de los pies de una posición de apoyo a la siguiente. 2. Suficiente fuerza de reacción del piso para permitir la propulsión. El ciclo de marcha tiene dos etapas principales, que se denominan de apoyo y de balanceo. Durante la caminata, siempre hay al menos un pie apoyado en el piso, y durante parte del ciclo ambos pies contactan el piso. Cuando se describen las fases de apoyo y balanceo se hace con referencia a la posición de uno de los pies, convencionalmente el derecho. El ciclo se inicia a partir del momento que el pie derecho contacta el piso y termina justo antes del próximo contacto del mismo pie con el piso (esto también es convencional, ya que podría comenzarse la descripción por cualquier fase del ciclo). La fase de apoyo ocupa 60 % del ciclo y la de balanceo 40 %. El ciclo se subdivide como sigue (Fig. 1): 1. Primer período de doble apoyo: Comienza cuando el talón del pie derecho hace contacto con el piso, desacelerando el cuerpo, y termina cuando el pie izquierdo se despega del piso. 2. Primer período de apoyo unipodal o período portante: El peso del cuerpo recae sobre el pie derecho, mientras el miembro inferior izquierdo se balancea. 3. Segundo período de doble apoyo: El pie izquierdo hace contacto con el piso mientras el pie derecho, que está en posición posterior, ejerce fuerza contra el piso con el antepié, acelerando el cuerpo hacia delante. 4. Segundo período de apoyo unipodal o período oscilante: Mientras el pie izquierdo se apoya completamente Fisiología de la marcha Posgrado-00 Sello Fisiología de la marcha Dr. Fernando D. Saraví 2 sobre el piso, el pie derecho se despega y oscila hacia delante. Cuando el pie derecho vuelve a contactar el piso se inicia un nuevo ciclo. Cada ciclo comprende dos pasos. La longitud del paso es la distancia entre el apoyo inicial de un pie y el apoyo inicial del pie contralateral. En término medio es de 75 cm. Es mayor en el varón que en la mujer, pero en ambos sexos tiende a aumentar cuando se incrementa la velocidad de marcha. La anchura del paso es la distancia transversal entre los puntos medios de ambos talones y es en promedio de 10 cm. El ángulo del paso es el formado entre el eje longitudinal de los pies y la dirección de la marcha. Su media es de 15 º. El ritmo o cadencia del paso es el número de pasos realizado en la unidad de tiempo. Es de 45 a 71/min para marcha lenta, de 72 a 102 para marcha moderada y de 103 a 132 para marcha rápida. La cadencia espontánea en adultos jóvenes es de 90 a 100/min. La velocidad de la marcha es la distancia recorrida en la unidad de tiempo. Puede calcularse como el producto de la longitud del paso por su cadencia. En adultos jóvenes, la velocidad espontánea es de 75 a 80 m/min (3.5 a 4.8 km/h). Naturaleza tridimensional de la marcha Aunque la variable más importante es la progresión, es decir el desplazamiento del centro de gravedad del sujeto en el plano sagital, durante la marcha hay desplazamientos cíclicos en los planos transverso y frontal (Fig. 2). En el análisis de la marcha normal es preciso tener en cuenta los desplazamientos en los tres planos principales. FUERZAS QUE INTERVIENEN EN LA MARCHA En la marcha hay que vencer la inercia del cuerpo (y sus segmentos) y diversas fuerzas friccionales internas debidas a la viscosidad de los tejidos. En esto participan diversas fuerzas que incluyen: la fuerza de la gravedad, la fuerza de reacción del piso y la fuerza muscular. La fuerza de fricción entre el pie y el piso es necesaria para la estabilidad de la marcha. Centro de gravedad En el plano sagital, la marcha puede concebirse como un desplazamiento hacia delante del centro de gravedad del cuerpo. En un campo Fisiología de la marcha Dr. Fernando D. Saraví 3 gravitatorio uniforme, el centro de gravedad coincide con el centro de masa, en el cual puede considerarse aplicada la fuerza de gravedad. Es aquel punto del cuerpo donde pueden considerarse aplicadas las fuerzas externas al cuerpo (Fig. 3 A). Cuando los miembros están extendidos y pegados al cuerpo, el centro de gravedad se encuentra en el plano sagital, en la línea que une ambas crestas ilíacas, levemente por delante de la línea media del plano frontal. Su posición relativa a la altura es levemente más baja en la mujer que en el varón. La posición del centro de gravedad varía con la distribución de la masa corporal en torno de él. Por ejemplo, si se levantan los brazos extendidos, el centro de gravedad asciende, mientras que si se inclina el cuerpo hacia delante con los brazos extendidos hacia abajo, el centro de gravedad desciende y de hecho se ubica en un punto fuera del cuerpo (Fig. 3 B). Papel de las diferentes fuerzas La condición de equilibrio estático de un cuerpo en el campo gravitatorio es que la línea normal que une el centro de gravedad con el plano caiga dentro de la base de sustentación. En la marcha, cuando el centro de gravedad avanza, queda transitoriamente fuera de la base de sustentación. Esto hace que el centro se acelere hacia delante y hacia abajo. Su trayectoria es interrumpida por el apoyo contra el piso del pie que estaba oscilando, lo cual amplía la base de sustentación. La reacción del piso sobre el talón puede descomponerse en un componente vertical que detiene el descenso del centro de gravedad y otro horizontal que hace que el avance se decelere. Cuando el antepié del pie que se ha apoyado ejerce fuerza sobre el piso, recibe una fuerza de reacción que puede también separarse en dos componentes: uno vertical que eleva el centro de gravedad y otro horizontal que causa la propulsión hacia delante (Fig. 4 A). La fricción del piso es necesaria para equilibrar las fuerzas componentes horizontales de frenado e impulso. Si el piso es resbaloso (baja fricción) la marcha se dificulta y puede exigir avanzar lentamente, con pasos muy cortos, para minimizar dichas fuerzas horizontales. La fuerza muscular se emplea principalmente para acelerar los miembros, lo cual exige vencer la inercia del cuerpo y la fricción interna. Los principales músculos involucrados se mencionan más adelante. Desplazamiento del centro de gravedad Durante la marcha el centro de gravedad describe una trayectoria aprox. sinusoidal, que es el que requiere menor consumo energético. La Fisiología de la marcha Dr. Fernando D. Saraví 4 menor altura del centro de gravedad se alcanza en la fase de doble apoyo, mientras que el máximo se alcanza durante la fase de apoyo en un solo pie,cuando la cadera y la rodilla del miembro inferior apoyado están en máxima extensión. Aunque la variable más importante es la progresión, es decir el desplazamiento del centro de gravedad del sujeto en el plano sagital, durante la marcha hay desplazamientos cíclicos en los planos transverso y frontal (Fig. 4 B). En el análisis de la marcha normal es preciso tener en cuenta los desplazamientos en los tres planos principales. En teoría, el centro de gravedad debería oscilar 7.5 cm en el plano vertical mientras una persona camina. En la realidad, el desplazamiento vertical del centro de gravedad durante una caminata normal es de ~ 5 cm. Existen mecanismos por los cuales la oscilación vertical del centro de gravedad se reduce a un mínimo: 1. Rotación de la pelvis en el plano transversal, que reduce en 1 cm el descenso del centro de gravedad. 2. Basculación de la pelvis hacia el lado de la pierna oscilante, que reduce en 0.5 cm el desplazamiento del centro de gravedad. 3. Flexión de la rodilla durante la fase de apoyo. En el momento de apoyar el talón, la rodilla está extendida, pero cuando el pie se apoya totalmente en el piso la rodilla se flexiona 15 a 20 º, lo cual reduce algunos milímetros la amplitud de la oscilación del centro de gravedad. 4. Angulación fisiológica en valgo (hacia adentro) de la rodilla. Contribuye también a reducir la oscilación. Fisiología de la marcha Dr. Fernando D. Saraví 5 TRABAJO MECÁNICO DE LA MARCHA La marcha requiere consumo de energía. La energía consumida depende principalmente de la velocidad de marcha, de la masa corporal y de la pendiente. Por ejemplo, un sujeto de 73 kg de masa que camina a 4.8 km/h en un terreno plano consume ~ 4.2 kCal/min (252 kCal/h). Durante la marcha, los músculos que participan producen fuerzas que no superan un tercio de su fuerza máxima, por lo cual la actividad puede prologarse por horas sin que se produzca fatiga. El trabajo mecánico involucrado puede dividirse en tres componentes: 1. El trabajo externo necesario para desplazar en el medio el centro de gravedad del cuerpo. 2. El trabajo interno necesario para acelerar los segmentos corporales con respecto al centro de gravedad del cuerpo. 3. El trabajo interno realizado durante la fase de doble apoyo por el miembro inferior que queda detrás. Esta energía es absorbida por el miembro que queda delante y no se tiene en cuenta en las descripciones clásicas. Durante la marcha hay transformaciones de energía potencial en cinética y viceversa. La energía potencial alcanza el mínimo durante la fase de doble apoyo, en la cual el centro de gravedad alcanza su altura menor. En este momento es máxima la energía cinética que propulsa el cuerpo hacia delante. En la fase de apoyo de un solo pie el centro de gravedad alcanza su mayor altura y la energía potencial es máxima, mientras que la energía cinética es mínima (Fig. 5). También existen intercambios internos de energía potencial, almacenada como estiramiento de músculos y tendones, y probablemente también de otras partes blandas como la almohadilla del talón y los cartílagos articulares. La energía potencial elástica acumulada por estas estructuras durante una fase de la marcha puede transformarse al menos parcialmente en energía cinética durante otra fase. La rotación opuesta de las cinturas pelviana y escapular, con un desfasaje de ~ 90 º durante la marcha a velocidad normal también permite intercambios de energía cinética y potencial. En la marcha normal, los miembros superiores oscilan con un desfasaje de 180 º con respecto a los inferiores. Por ejemplo, cada miembro superior alcanza su máxima oscilación hacia delante cuando el miembro inferior del mismo lado posee la máxima extensión hacia atrás. Los movimientos conjugados de los brazos adquieren importancia al correr pero no son indispensables para caminar. Sin embargo, incluso durante una caminata dichos movimientos de los miembros superiores proporcionan estabilidad y aumentan la probabilidad de recuperar el equilibrio ante una perturbación súbita (por ej., un obstáculo imprevisto que hace tropezar al sujeto). La longitud de los pasos y la velocidad de marcha son factores que influyen en el costo energético de la caminata. Para una velocidad dada, existe una longitud óptima del paso donde Fisiología de la marcha Dr. Fernando D. Saraví 6 la demanda energética es mínima. Tanto una marcha con pasos frecuentes y cortos como una marcha con pasos con baja frecuencia pero largos es metabólicamente ineficiente. Otro tanto ocurre con la velocidad de marcha: existe una velocidad de máxima eficiencia mecánica, es decir, de mínimo costo energético por unidad de distancia recorrida. En las personas normales, la frecuencia espontánea de los pasos (Fig. 6 A) y la velocidad espontánea de marcha corresponden a aquellas en las cuales el costo energético es mínimo (Fig. 6 B). Carrera La diferencia fundamental entre caminar y correr es que en la carrera hay fases del ciclo de marcha en el cual ninguno de los pies está apoyado en el piso. Desde el punto de vista energético, a diferencia de la caminata, durante la carrera la energía potencial gravitatoria y la energía cinética varían en fase de modo que ambas alcanzan el mínimo durante la fase de apoyo y el máximo durante el balanceo, cuando el cuerpo está en el aire. En la carrera, la conservación de energía almacenada como energía potencial elástica, principalmente en los tendones, es mucho mayor que en la caminata, y esta energía varía en contrafase con las energías potencial graviatoria y cinética (Fig. 7 A). Por esta razón, para igual velocidad, correr es energéticamente más eficiente que caminar (Fig. 7 B). NEUROFISIOLOGÍA DE LA MARCHA En el ser humano, la marcha es una función adquirida a través del aprendizaje. Para los 7 u 8 años de edad, la mecánica de la marcha es similar a la del adulto. Aunque requiera aprendizaje, es claro que los circuitos que posibilitan la marcha son intrínsecos del sistema nervioso, si bien la adquisición de competencia funcional requiere maduración postnatal en la especie humana. Mucho de lo que se conoce de la marcha en mamíferos se ha estudiado en cuadrúpedos, en especial en el gato. En animales como el gato o el perro, la marcha exige la coordinación del apoyo y el balanceo entre las cuatro patas. Al caminar, al menos dos patas están apoyadas en el piso durante el ciclo, y en partes del ciclo apoyan tres patas. En el momento de apoyar la pata la extensión es incompleta. Otra característica es que el contacto con el piso se hace con los dedos (Fig. 8). Además, por razones históricas y prácticas, gran parte de los datos proceden del estudio de animales espinales o descerebrados. Por tanto, la relevancia de esta información para la marcha humana normal es limitada, ya que esta última tiene ciertas características particulares y exclusivas, a saber: 1. Caminar erguidos empleando solamente los miembros inferiores. 2. En el momento de contactar el suelo, el miembro inferior está casi totalmente extendido. Fisiología de la marcha Dr. Fernando D. Saraví 7 3. El talón es la parte del pie que hace el contacto inicial con el suelo. Además de estas diferencias intrínsecas en la mecánica de la marcha, en el ser humano esta función depende mucho más de la corteza cerebral. Un perro o un gato decorticados pueden caminar espontáneamente. Cuando se secciona la médula espinal de un perro o un gato, es posible inducir movimientos que remedan pasos por estimulación aferente por debajo del nivel del corte, lo que sugiere que la activación de propioceptores y receptores cutáneos puede contribuir a la iniciación de la marcha. Un animal espinal no puede mantenerse en pie por sí mismo, pero si se lo suspende y sus patas se apoyan sobre una cinta sin fin en movimiento, puede hacer movimientosque remedan la locomoción. Además, en animales espinales la estimulación eléctrica continua (no cíclica) del cabo distal de la médula seccionada puede generar pasos cuya frecuencia depende de la intensidad de la estimulación. Esta actividad que imita la marcha se produce incluso en animales cuyas aferencias han sido seccionadas. Finalmente, la inyección de monoaminas como catecolaminas puede iniciar secuencias de actividad recíproca en los extensores y flexores. Hay vías aminérgicas descendentes del tallo cerebral (noradrenérgica del locus coeruleus y serotonérgicas del rafe) que facilitan la actividad rítmica propia de la locomoción. Todos estos datos llevaron a las siguientes conclusiones: 1. El ritmo básico de la marcha es generado por circuitos íntegramente contenidos en la médula espinal. 2. Dichos circuitos pueden ser modulados por señales descendentes de centros superiores. 3. Las aferencias sensoriales pueden modificar el ritmo básico pero no son necesarias para su génesis. Los principales músculos que intervienen en cada fase de la marcha se esquematizan en la Fig. 9. Circuitos espinales Un generador central de patrones (GCP) motores es una red neuronal central capaz de originar un patrón o modelo de actividad motora rítmica sin necesidad de aferencias periféricas que se activen fásicamente según la etapa dentro del ciclo. Hace poco más de un siglo, Thomas Fisiología de la marcha Dr. Fernando D. Saraví 8 Graham Brown (1882-1965) propuso que el patrón básico para la marcha podía generarse con dos hemicentros espinales que controlasen cada miembro. En su forma más simple (Fig. 10), un hemicentro extensor estimula la actividad de los músculos extensores al tiempo que suprime, mediante interneuronas inhibidoras, la actividad de un hemicentro flexor. A su vez, cuando el hemicentro flexor está activo estimula los músculos flexores e inhibe al hemicentro extensor. El conjunto de ambos hemicentros y las interneuronas que los conectan forma un GCP. La actividad de un CGP depende de las propiedades funcionales de las neuronas que lo componen, de la forma en que dichas neuronas se conectan entre sí y de las características de las sinapsis entre ellas. La causa de la oscilación con predominio de un hemicentro sobre el otro no es bien conocida, pero una posibilidad es la excitación espontánea de un hemicentro que entonces inhibe al otro y luego reduce su actividad por fatiga o depresión sináptica, lo cual permite que el otro hemicentro tome el control. Existen otras explicaciones más complejas. En un cuadrúpedo, incluso un CGP muy simple como el descrito debe de tener conexiones recíprocas con centros similares que controlen las otras tres patas, para que se produzcan de manera armónica los movimientos de las cuatro patas. Adicionalmente, durante la marcha normal la actividad de las motoneuronas es regulada por las aferencias periféricas (Fig. 11). En animales existe fuerte evidencia que indica la existencia de CPG espinales. En el ser humano la evidencia es más indirecta, pero sugiere también la existencia de CGP. Como se indicó antes, para la marcha en los cuadrúpedos es indispensable la coordinación de los cuatro miembros. Por otra parte, aunque en la marcha bípeda tal condición no es indispensable, sí se observa en la marcha normal, de modo que la extensión de un miembro inferior coincide con la extensión del miembro superior contralateral. En los seres humanos, existen, al igual que en los animales, interneuronas largas propioespinales que conectan los engrosamientos lumbar y cervical, donde se encuentran las motoneuronas que controlan, respectivamente, los miembros superiores e inferiores (anteriores y posteriores en los cuadrúpedos). Fisiología de la marcha Dr. Fernando D. Saraví 9 La coordinación de los movimientos de los miembros inferiores se realiza a nivel espinal, aunque, como en los animales, hay un componente cerebeloso mediado por el haz retículoespinal. La citada coordinación no es fija, sino flexible, y le permite al ser humano – como a los cuadrúpedos – caminar en condiciones inusuales, como por ej. cuando la marcha se realiza en una cinta sin fin con dos bandas que se mueven a velocidades diferentes. La capacidad de coordinación es compatible con la hipótesis de los hemicentros, con la característica particular que los conjuntos de neuronas que coordinan la flexión de los miembros durante la fase de balanceo se inhiben recíprocamente, de modo que solamente uno de ellos puede estar activo a la vez (de lo contrario se perdería el equilibrio). Por el contrario, los hemicentros extensores de cada miembro no se inhiben mutuamente, lo cual permite la existencia de fases de doble apoyo en el ciclo de marcha. Papel de los reflejos Si bien clásicamente se considera que los reflejos son respuestas estereotipadas (siempre iguales) a la estimulación periférica o propioceptiva, esto es estrictamente cierto solamente en condiciones particulares y fijas. En realidad, tanto los reflejos propioceptivos como cutáneos proporcionan respuestas diferentes dependiendo de la tarea que se esté realizando. Durante la marcha, la influencia de un reflejo es asimismo dependiente de la fase del ciclo de marcha durante la cual se induce el reflejo. Desde luego, esta modulación de los reflejos dependiente de la tarea y (durante la marcha) de la fase posibilita un funcionamiento más eficiente. Un ejemplo de modulación dependiente de la tarea es la eficacia variable del reflejo miotático provocado por estimulación eléctrica de aferentes Ia sobre la contracción del sóleo. Dicha estimulación produce respuestas máximas mientras el individuo está de pie e inmóvil, intermedias cuando está caminando y mínimas si está corriendo. Un ejemplo de modulación dependiente de la fase del ciclo de marcha es la respuesta a la estimulación del nervio tibial, cuyas fibras sensitivas inervan la piel de la parte posterior de la planta del pie (Fig. 12). Durante la fase de apoyo, prácticamente no hay respuesta a la estimulación sensitiva. Durante la fase de balanceo, hay una estimulación del músculo tibial anterior. No obstante, el mismo estímulo aplicado durante la transición de la fase de balanceo a la fase de apoyo causa una inhibición del músculo tibial anterior. En general, los reflejos cutáneos y musculares (procedentes de los receptores anuloespirales y los órganos tendinosos de Golgi) contribuyen a mantener el equilibrio, Fisiología de la marcha Dr. Fernando D. Saraví 10 asegurando una marcha normal durante todo el ciclo, como también a proporcionar señales de error o la presencia de obstáculos. Los reflejos cutáneos tienen mayores efectos durante la fase de balanceo y las transiciones de la fase de balanceo a la fase de apoyo y viceversa. Por otra parte, los aferentes musculares (propioceptivos) tienen mayor importancia durante la fase de apoyo. No obstante, ambas clases de reflejo participan durante todo el ciclo de manera integrada (Fig.13). Coordinación de miembros inferiores y superiores Al igual que los movimientos de los miembros inferiores son organizados por CPG lumbares, los movimientos de los miembros superiores son organizados por CPG cervicales. En la marcha normal, los movimientos de los miembros superiores e inferiores se realizan de manera coordinada, como ya se notó. La coordinación depende de interneuronas propioespinales que conectan los CPG lumbares y cervicales. La activación rítmica de los miembros inferiores en la marcha facilita la activación rítmica de los miembros superiores.Hay también evidencia de que la activación rítmica de los miembros superiores facilita la activación rítmica de los miembros inferiores. No obstante, la eficacia funcional de las conexiones de los CPG lumbares y cervicales depende de la tarea que la personarealice. Por ejemplo, la estimulación del nervio tibial derecho produce una respuesta en el músculo tibial anterior derecho. También activa el tríceps izquierdo si el individuo está caminando, pero no si está de pie (balanceando los brazos) o si está sentado escribiendo (Fig 14). Por otra parte, en el ser humano los miembros superiores están altamente especializados en el desarrollo de actividades motoras de suma destreza, que exigen un control directo de la corteza motora. El control de los movimientos precisos de los miembros inferiores, en particular de la mano, depende críticamente de conexiones directas (monosinápticas) entre los axones corticoespinales y las motoneuronas. La corteza cerebral también juega un papel fundamental en la marcha humana normal, pero en este caso a traves de relevos en el tallo cerebral o interneuronas propioespinales. De nuevo, la conexión funcional entre los CGP lumbares y cervicales depende de la tarea (Fig.15). Si la persona está realizando una actividad que requiere control fino de la motricidad del miembro superior, como escribir o armar un aparato, predominan las conexiones monosinápticas y se produce una desconexión funcional entre los CPG lumbares y cervicales. Por el contrario, durante la marcha la influencia corticoespinal se Fisiología de la marcha Dr. Fernando D. Saraví 11 canaliza mediante interneuronas y la conexión entre ambos grupos de CPG es funcional. Control superior Aunque los circuitos espinales son indispensables para la marcha y su regulación refleja es importante, la marcha humana normal requiere la integridad funcional de todo el neuroeje (Fig. 16). La marcha normal depende de la retroalimentación vestibular y visual y de habilidades cognitivas, como la capacidad de determinar la importancia de un obstáculo y la estrategia para evitarlo, o la mejor ruta entre dos lugares. La integración entre funciones sensoriales y motoras por una parte y cognitivas por otra es compleja. Una evidencia de esta complejidad es que un síntoma precoz de los trastornos de la marcha es la incapacidad para llevarla a cabo mientras se realiza otra tarea. Por ej., la incapacidad de mantener una conversación mientras se camina es un marcador precoz del riesgo de caídas en los Fisiología de la marcha Dr. Fernando D. Saraví 12 ancianos. Más sutilmente, el enlentecimiento o la irregularidad en la marcha mientras se realiza otra tarea también indica una pérdida de capacidad para controlar la marcha. Diversos estudios mediante imágenes obtenidas mediante tomografía de emisión de positrones (PET) o resonancia magnética funcional (fMRI) evidencian que las áreas del cerebro que se activan durante la marcha normal también se activan cuando el sujeto imagina la marcha aunque no realice movimientos. En la Fig. 17 se muestra la actividad cerebral de una persona mientras se imagina caminando hacia delante o hacia atrás (tarea más compleja). Además del área motora primaria, se activan el área motora suplementaria, el lóbulo de la ínsula, el lóbulo parietal, el striatum (N. caudado y putamen), el vermis cerebeloso y el tallo cerebral. En resumen, la marcha normal requiere la participación de numerosas áreas del encéfalo con normalidad funcional cortical, visual, vestibular, somestésica (cutánea y propioceptiva) y muscular. Por esta razón, la marcha puede afectarse por lesiones a diferentes niveles. Marchas patológicas Debido a las exigencias neurofisiológicas de la marcha normal, ésta puede afectarse por múltiples causas, algunas de las cuales resultan en patrones de marcha anormal característicos. En la Fig. 18 se ilustran algunos ejemplos. La marcha hemiplégica se caracteriza porque el movimiento de avance del miembro inferior del lado afectado (el izquierdo en la figura) se logra con los músculos flexores de la cadera y del tronco, cuya función está conservada, lo cual ocasiona un movimiento semicircular o “en hoz” del miembro. El miembro superior del lado afectado se mantiene flexionado. En la figura se indican en negro los pasos del miembro normal y en rojo los pasos del miembro parésico. La marcha parkinsoniana está condicionada por la rigidez y el temblor propios de la enfermedad de base. El paciente camina inclinándose hacia delante como si “persiguiera su centro de gravedad”. En la parálisis cerebral es típica la marcha en tijeras, en la cual hay rigidez y excesiva aducción del miembro inferior durante la fase de balanceo y extensión del tobillo, acompañada de movimientos poco coordinados de los brazos, que se encuentran en flexión. En lesiones de nervios motores periféricos puede aparecer una marcha equina o “estepage”, en la cual la cadera se flexiona excesivamente mientras el pie permanece extendido durante la fase de balanceo y el contacto con el piso se realiza con los dedos.
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