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ENSAYO DE LA HEGEMONÍA EN COLOMBIA - HAROLD RODRÍGUEZ

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Origen del aparato ideológico de las clases dominantes en Colombia 
 
Harold Germán Rodríguez Celis 
Universidad Externado de Colombia 
 
Introducción 
De acuerdo con estudios sobre el desarrollo efectuados por distintos organismos de 
carácter internacional, Colombia es considerada uno de los países más desiguales de la 
región. La pobreza de la gran mayoría de sus habitantes contrasta con el privilegio de una 
minoría. Esto se traduce en una inequitativa concentración de la propiedad, y en enormes 
diferencias frente al ingreso familiar, la educación y salud principalmente. Una significativa 
proporción de la población se encuentra en estado de abandono y extrema pobreza. 
Lo anterior ha desembocado en una interminable lucha social por la desconcentración 
de la tierra y mayores oportunidades para todos. Infortunadamente, en el país el desarrollo 
económico de los más privilegiados, prima sobre el desarrollo social, lo que genera una 
constante disputa por el poder político, escenario en el que se mueven las decisiones para la 
transformación de la nación. 
Colombia paradójicamente, es un Estado democrático en el que las grandes mayorías 
han perpetuado esta dinámica en el poder, lo que en consecuencia, ha permitido que las 
mismas familias dominen el destino y la suerte de la sociedad1. 
El país es un territorio en el que imperan las hegemonías. Este comportamiento se 
observa a nivel político, económico y social, dominación de las clases más privilegiadas que 
ejercen su poder sobre toda la comunidad. 
En otras naciones los presidentes una vez cumplido su periodo de gobierno se retiran. 
Lo hacen para llevar una vida digna en la academia o como consultores cuando son llamados. 
En Colombia el apego al poder y a todo lo que conlleva, hace que algunos expresidentes 
 
1 Mariano Ospina Rodríguez, presidente de 1857 a 1860, su hijo Pedro Nel Ospina de 1922 a 1926, el sobrino 
del primero y primo del segundo Mariano Ospina Pérez de 1946 a 1950. 
Alfonso López Pumarejo de 1934 a 1938 y de 1942 a 1945, su hijo Alfonso López Michelsen de 1974 a 1978 
Alberto Leras Camargo de 1945 a 1946 y de 1958 a 1962, su primo Carlos Lleras Restrepo de 1966 a 1970 
Misael Pastrana Borrero de 1970 a 1974, su hijo Andrés Pastrana Arango de 1998 a 2002 
Eduardo Santos de 1938 a 1942, su sobrino nieto Juan Manuel Santos de 2010 - 2018 
El Tiempo, es propiedad de expresidente Eduardo Santos, y El Espectador, de los familiares de Fidel Cano 
 
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creen partidos y permanezcan activos, dividiendo, dirigiendo a colectividades que los siguen, 
y exigiendo participación política, incluso llegan a puestos del Estado para respaldar a 
gobernantes que ponen en el poder; entre ellos se puede mencionar a Álvaro Uribe Vélez, a 
Andrés Pastrana Arango, a César Gaviria Trujillo entre otros; ellos forman parte de las élites 
que se proponen concentrar el poder, desconociendo a las fuerzas políticas antagónicas. 
Todo este escenario crea un aire enrarecido de descontento y una polarización que fomenta 
el odio y la división entre las fuerzas del país y lo que es más terrible entre sus seguidores. 
Producto de esto, el estancamiento del desarrollo de la población y con ello el 
resentimiento social. 
Las crisis en la que está Colombia inmersa, ha generado multitud de conflictos de 
toda índole entre ellos la guerra. 
No hay posible futuro sin esperanza, como tampoco hay sin un cambio de mentalidad. 
Es urgente reformar el pensamiento, advertir desde la complejidad los sucesos de nuestra 
época, con el fin abandonar el determinismo de la irrompible causalidad. 
Es por eso imperioso contestar preguntas que permitan entender el origen de nuestra 
personalidad social, del que domina como el que se deja dominar, así como su 
inconformidad. 
Por lo anterior este ensayo intenta construir el significado de la hegemonía tan 
marcada en Colombia, no solo desde la revisión del análisis político y social, sino desde la 
influencia psicológica e ideológica representada en la Iglesia y la educación. Para esto, se 
excluye el determinismo económico pero se acepta la evolución de la relaciones de poderes 
entre organizaciones y Estado, como elementos fundamentales del aparato de la hegemonía 
de las clases dominantes, que comenzó a instaurarse desde la colonia y la manera como 
maduró el consentimiento social del modelo imperante entre sus pueblos, a partir del cual, se 
levantaron los cimientos de la dinámica social. 
 Este trabajo se realiza con dos propósitos, el de explicar en parte el origen de los 
conflictos nacionales del capitalismo democrático en el país, y el de rescatar para los lectores 
más jóvenes, la importancia histórica que representa para los colombianos, los 
acontecimientos de índole socio político y religioso que marcaron su personalidad social, 
razón por el cual, se analizan los hechos en la medida en que estos ocurrieron, desde antes 
del descubrimiento de América. 
3 
 
Para fines del análisis con este objeto, se ha dividido en cuatro partes la evolución del 
concepto de hegemonía en Colombia. Primero se tratará el concepto de hegemonía desde 
una perspectiva psicológica. Posteriormente se explicará la relación ideológica entre iglesia 
y desarrollo político. La tercera parte abordará el papel de la educación en el desarrollo socio 
político de las clases dominantes. Por último, se analizará la desigualdad de Colombia y su 
relación con el desarrollo agrario. 
 
Estudio psicológico de la construcción mental de la dominación, a partir del 
descubrimiento de américa y la colonia. 
Para entender la naturaleza de las características del pensamiento psicológico de la 
sociedad colombiana, es preciso remontarse a la psicología hispánica, debido a que las 
peculiaridades idiosincráticas de orden histórico de los primeros europeos españoles que se 
establecieron en América y de lo que hoy es Colombia, marcaron un importante inicio en 
este aspecto como lo documenta Peña (1993). Este autor expone que los españoles trajeron 
de Europa, conceptos y pensamientos a los indígenas que fueron conquistados, además de 
una nueva cultura, lengua, filosofía y religión. 
Lo trabajos realizados por Guillén (2017) resaltan la manera como el español colocó 
al indio en situación de total sumisión y servilismo. Esto con el objeto de sentir el placer 
psicológico de pertenecer a una casta opresora bajo la figura del hidalgo. 
El hidalgo se consideraba un personaje despreciable de actitud arribista de la España 
del siglo XIII, al que la realeza le daba privilegios por servir a nobles o en la guerra2. Como 
lo argumenta el autor, los hombres que conquistaron América no fueron nobles, magnates, 
como tampoco oficiales del Rey, ni siquiera con el patrocinio de un proyecto político de 
Estado, sino hidalgos como Cortés, Quesada y Alvarado, o hombres ignorantes y analfabetos 
que aspiraban despechadamente a la hidalguía como Pizarro. Las preocupaciones 
primordiales de estos conquistadores residían en adquirir la distinción social y honra de 
carácter nobiliario que no tenían en España (propio de los poseedores de nobleza feudal de 
los últimos tiempos del Imperio Romano) y que el Rey les daba con las capitulaciones, a 
 
2 Para imaginarlo basta con pensar en el ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, la obra de Miguel de 
Cervantes Saavedra. En uno de sus relatos Sancho expresa “Y así, me parece que sería mejor, salvo el mejor parecer 
de vuestra merced, que nos fuésemos a servir a algún emperador o a otro príncipe grande que tenga alguna guerra, en 
cuyo servicio vuestra merced muestre el valor de su persona…” 
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través de las cuales, les confería títulos de oficiales y autoridad sobre los demás seres 
humanos (Guillén,2017). 
A Colón se le otorgó por ejemplo el título de almirante transmisiblehereditariamente, 
además de virrey y gobernador de todos los territorios que descubriera; a Rodrigo de Bastidas 
como capitán y adelantado vitalicio; a Pizarro3 y Hernán Cortés4 título de marqueses, todos 
ellos beneficios puramente idealistas que perseguían para alcanzar subjetivamente un linaje 
superior de manera perpetua e inmediata (Guillén,2017). 
 Las capitulaciones según Fernando Guillén implicaron además que todas las tierras 
conquistadas se convertirían en patrimonio de los monarcas españoles y solamente por dádiva 
o contrato se cedían partes de ellas o sus beneficios a los colonizadores. Esta posición de 
supuesta superioridad y sometimiento del conquistador sobre la población aborigen de 
América, imprimiría desde entonces, la personalidad y la conducta tanto de oprimidos como 
de opresores en los principales hechos históricos de Colombia. 
En los dominados, se despertó un sentimiento de admiración y obediencia tanto por 
el poderío económico que detentaba el opresor, como por su autoridad de la que sentían 
sumisión moral hasta convertirla en la norma de conducta social imperante de la vocación 
humana y que finalmente se contagió a todas las capas de la nueva población (Guillén, 2017). 
 En los opresores como lo describe Quijano (2000) este proceso de conquista y 
colonización configuró un sentimiento, que llevó al español a sentirse naturalmente superior 
y diferente de los oprimidos a través de la idea de raza, a partir de la cual, clasificó a la 
población americana en relaciones sociales, estableciéndose un nuevo patrón de poder y 
dominación posterior a través del trabajo y el arrebatamiento de tierras. 
Fue según Guillén (2017) la oportunidad para afirmar la superioridad abstracta del 
europeo peninsular sobre alguien de diferente condición étnica, como instrumento 
aristocrático del ideal social. 
Lo anterior adquiere sus raíces en el significado aristocrático que tiene la tierra para 
el hidalgo, la cual representa superioridad en el linaje y nobleza hereditaria (Jaramillo, 1997). 
 
3 Algunos historiadores han llegado a afirmar que Pizarro solía pastorear los cerdos propiedad de su familia 
antes del periodo de la Conquista 
4 En artículo de prensa del 21 de abril de 2019 del periódico El Sol de México, se lee acerca de la declaraciones 
del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien polemizó sobre la figura de Hernán Cortés, el 
hombre que conquistó México sin la autorización del rey don Fernando de Castilla 
5 
 
Fernando Guillen ha explicado de una manera clara el origen de este deseo, cuando 
afirma que para el español anterior a la edad media, el hecho de que el rey a través de duques, 
marqueses, y condes, subdividiera los territorios en propiedades privadas viviendo a 
expensas de vasallos rurales atados a la tierra (característico de toda la Europa feudal), 
causaba admiración y odio, sentimientos que despertaban el resentimiento de estos actos que 
solo la nobleza podía realizar. Pero afirma que esta condición desapareció al final de la edad 
media con la llegada a España de la estructura mozárabe de origen romano, la cual ingresó 
como resistencia a la invasión musulmana de la época que había sido posible, por la 
complicidad del pueblo español en represalia a la dictadura de la nobleza. Explica, que esto 
permitió que decayera el concepto de propiedad señorial a la tierra y gobierno político, sobre 
todo cuando los reyes Asturianos repoblaron las zonas deshabitadas y peligrosas 
ofreciéndolas a quienes quisieran ocuparlas y defenderlas. 
A partir de estos hechos históricos describe Guillén, los municipios españoles inician 
su libertad al señor, pero reconociendo sin embargo su autoridad por las inmunidades que él 
concede. En consecuencia las personas que ocupan estas tierras desean vehementemente 
ennoblecerse y en efecto lo hacen recibiendo títulos nobiliarios sirviendo en la guerra junto 
a la realeza. España entonces, antes y durante el descubrimiento de América, está compuesta 
por escasos nobles y burgueses comerciantes, pocos siervos, y los hidalgos representados en 
nobles de baja categoría, propietarios de pequeñas tierras exentas de impuestos y una gran 
cantidad de labradores propietarios rurales. Este fenómeno no se observó en el resto de 
Europa donde el centralismo eliminó los propietarios territoriales y extendió como en Francia 
los principados de los señores feudales en grandes territorios (Guillén,2017). 
 Gramsci (1999) expone rasgos característicos de este hecho, cuando explica que en 
España existe un gran número pero escasa densidad de población campesina, argumentando 
que entre el noble latifundista5 y el campesino, no existe una numerosa burguesía rural, 
debido a la importancia antagónica de la oficialidad de las armas de origen burgués urbano, 
que se oponía a los generales y trataba de tener una política propia. 
Este proceso de transformación psicológica de quienes conquistaron el nuevo mundo, 
determinó el destino de la población americana durante la colonia, en la que el español 
hidalgo y pobre, añorando el feudalismo francés, somete al indígena a todo tipo de vejámenes 
 
5 El latifundio consiste en una gran extensión de tierra agrícola en manos de una sola persona 
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bajo el derecho que cree natural y legítimo de apropiarse de su territorio por las atribuciones 
morales que produce el poder. 
Este control sobre el territorio, sus recursos y pobladores, constituyó nuevas 
identidades entre los conquistadores y conquistados. Quijano (2000) señala que nacen 
términos como indio y mestizo, como también español y más tarde europeo. Explica que con 
la llegada de los negros a américa, nace el concepto de blanco y con éste relaciones de 
dominación a través de jerarquías y roles. También resalta que la expansión de este dominio, 
situó a los nuevos pueblos, sus rasgos fenotípicos, así como conocimiento y cultura en una 
posición de inferioridad, que el colonizador creyó natural, llevándolo a establecer una nueva 
manera de considerar su propio conocimiento bajo percepciones de superioridad 
eurocéntrica. La relación de poder expresado en el eurocentrismo desde la colonia, se 
convierte así, en uno de los elementos constitutivos del patrón de poder mundial que es 
universal y que envuelve la vida cotidiana de la población mundial (Quijano, 2000). 
El descubrimiento de américa y su colonialidad es entonces, un hecho fundamental 
que influye en la historia universal de la humanidad, debido a que cambia los patrones de 
conducta y maneras de pensar el mundo, pensando a Europa desde dentro (Europa) y desde 
afuera (desde las colonias). 
 Mignolo (2000) establece esta relación indicando que la construcción del mundo 
moderno no hubiera sido posible sin la colonialidad del poder, porque el imaginario de 
mundo moderno/colonialidad es diferente si se construye con solo Europa a si se construye 
con Europa y América, lo que contribuyó a la autodefinición de Europa que es indisociable 
del capitalismo y constitutiva de la modernidad. 
 
Análisis ideológico del papel de la religión católica en el desarrollo político del país 
desde la colonia. 
Según trabajos de antropólogos, etnógrafos y psicólogos que estudian las culturas de 
los aborígenes que poblaban el territorio nacional, antes de la conquista, como lo describe 
Peña (1993) citando a Soriano (1966), el pensamiento de los indígenas se caracterizaba por 
no ser espiritualista como se entiende dentro del contexto occidental, sino se consideraban 
así mismos como una prolongación del mundo natural y no como se piensa de un mundo 
sobrenatural. 
7 
 
Evidencia de lo anterior, se observa en los años setenta en el bajo Putumayo y el 
Caquetá, cuando se ve como los Kofán, Coreguaje e Inga enseñaban a iniciar a los chamanes 
(o médicosindígenas Inga o Kamsá) a través de la planta alucinógena yagé, originaria de la 
región selvática, para obtener curaciones y permitirles además prever el futuro sin la 
dependencia de dioses, esta tradición tiene sus raíces siglos atrás y explica por qué se 
consideran los dos grupos étnicos de ascendencia selvática. Pero, junto con la llegada de los 
españoles al valle de Sibundoy en 1542, aparecen los primeros doctrineros en ese territorio, 
cuyo papel evangelizador, se prolonga hasta el presente. Un ejemplo de este proceso 
evangelizador fue entonces la transformación cultural y la aceptación de imágenes de la 
Virgen María dentro de los altares usados por el chamán para la curación de enfermedades. 
(Ministerio de Educación Nacional, Instituto Colombiano de Antropología, & Instituto 
Colombiano de Cultura, 1987). 
En Colombia como en América, durante la colonia los indígenas no pueden ser 
esclavizados por orden de la Corona, pero se decide que deben ser instruidos religiosamente 
mediante el contrato de la encomienda, a través del cual, un encomendero se compromete a 
doctrinarlo en el dogma católico y a protegerlos contra terceros, a cambio de lo cual el 
indígena le debe tributos, trabajo y cosechas (Guillén, 2017). 
La encomienda y la mita6 son consideradas actos de agresión por la explotación del 
indígena en trabajos forzosos en minas y haciendas principalmente, que sumados a la 
supresión de lenguas autóctonas y eventos de guerra, constituyeron los causantes del 
etnocidio hispánico. Estos hechos explican las migraciones de los indígenas Páez que huían 
a territorios distantes, o los que fueron sacados de forma masiva de Tierradentro para la 
construcción de ciudades como Popayán (Ministerio de Educación Nacional et al., 1987). 
La marcada religiosidad española se considera como uno de los elementos que más 
influyeron en la construcción mental de la psicología en la cultura colombiana, porque desde 
sus inicios, el pensamiento eclesiástico de España a diferencia de otros países europeos como 
Inglaterra, donde lo filosófico imperaba, la religión en Colombia como en España lo era todo. 
 
6 La diferencia entre encomienda y mita radica, en que en la encomienda la Corona otorgaba el derecho al 
encomendero sobre un grupo de indios de manera vitalicia para instruirlos, protegerlos y evangelizarlos a 
cambio de trabajo, en la mita el indio mayor de 18 años trabajaba obligatoriamente al Estado español por un 
periodo de un año. 
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 Es así como los sacerdotes cultos inmigrantes asumieron la misión de conquistar en los 
indígenas almas para el cielo a través de la educación (Peña, 1993). 
La Iglesia que había tenido una actitud sumisa frente a los conquistadores, tomó en América 
un papel espiritual y misional en favor de la Corona que actuaba como patrona de la Iglesia 
Católica, a partir del cual, comenzó a participar de la repartición de la riqueza junto con la 
Corona y conquistadores (Quirós & Bolaños, 1989). 
Desde ese momento, comenzó a existir una combinación de religiosidad y prestigio personal, 
que se convierte en elemento fundamental para las ideologías políticas de los países 
colonizados (Guillén, 2017). 
De acuerdo con Fernando Guillén, es a partir de 1810 donde los clérigos se involucran como 
miembros de los partidos y a mediados del siglo XIX, la Iglesia utiliza su influencia y 
prestigio al lado del llamado partido conservador (nacido en 1849). Esto ocurre cómo lo 
afirma Malagón (2017) porque desaparece el régimen del patronato republicano instaurado 
entre 1824 y 1853 por el Estado, configurado en poderes estatales sobre la Iglesia Católica a 
través de los cuales, el Gobierno por medio del Congreso podía nombrar arzobispos, obispos 
y curas bajo juramento de fidelidad constitucional, de parte de los religiosos que fueran a 
despachar desde Colombia, además fueron restringidos los conventos y se destinaron a casa 
de educación. Esto es evidencia de una relación conflictiva entre el Estado y la Iglesia. 
Según Deas (2002) la Iglesia en Colombia ha sido desde sus inicios políticamente poderosa 
y activa, pero esto no fue siempre así. Como lo afirma este historiador británico, en Colombia 
al final de la colonia y antes de la época en que se intentó disminuir su intervención en asuntos 
políticos, existían territorios que se resistían a cualquier control del clero, sin embargo, la 
Iglesia aguantaba por el interés en la numerosa población nativa que sobrevivió a la 
conquista. Enfrentó entonces persecuciones por los liberales durante el periodo de la 
República, en los cuales sufrió la abolición de diezmos, expulsión y vigilancia estatal por 
medio de la policía. Hasta 1885 el clero restableció su reconocimiento oficial de manera 
importante debido a que los conservadores regresaron al gobierno y los liberales perdieron 
el poder. 
Este favoritismo de la Iglesia al partido conservador, se revela como lo explica 
Vásquez (2014) porque además de recuperar los derechos que tradicionalmente el Estado le 
había reconocido, el Vaticano en representación de la Iglesia firmó en 1887 un Concordato 
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generoso con el gobierno colombiano en donde se le garantizó protección y se declaró que la 
educación quedaba bajo su tutela, reforzándose así en la Iglesia el liderazgo antiliberal. Esta 
hegemonía conservadora duró 45 años, tiempo en el cual se generó un resentimiento marcado 
por los excesos cometidos del partido conservador durante su predominio en el poder. 
 En esa época por obediencia al Vaticano, la Iglesia Católica apoyaba públicamente 
e invitaba a votar por el candidato oficial del partido conservador como afirma Turriago 
(2017), el liberalismo volvió al poder con Enrique Olaya Herrera en 1930 y dio paso a la 
República Liberal por dieciséis años, lo que desató en el país un ambiente de tensión entre 
los dos partidos. 
En el inicio de este periodo las autoridades regionales del liberalismo con apoyo de 
la policía, llevaron a cabo retaliaciones producto del resentimiento. Esta hegemonía se 
extendió hasta 1946, lo que significó que el liberalismo se convirtiera en el partido 
mayoritario de Colombia. Se vivió una época en donde el poder del Estado se usaba para 
agredir los oponentes políticos y de esta forma la iglesia quedó anclada por su participación 
en política, a la primera manifestación de violencia en el país (Vásquez, 2014). 
Con la supremacía liberal se hicieron medidas anticatólicas que tenían por objeto 
revocar la influencia de la Iglesia en la educación y otras instancias, permitiendo además la 
llegada del protestantismo, el matrimonio civil, el divorcio y la escuela laica, para intentar 
fracturar la hegemonía Católica (Figueroa, 2010). 
 Lo anterior provocó el enfrentamiento de la Iglesia con el Estado colombiano, lo que 
desencadenó la violencia política entre 1930 y 1953. Durante este periodo retoma el poder 
conservador Mariano Ospina Pérez en 1946, y le da participación a la iglesia católica en la 
educación pública, se impulsa la educación técnica y se fomenta la creación de universidades 
privadas. En su gobierno ocurre el asesinato del candidato liberal Jorge Eliécer Gaitán, día 
tras del cual, manifestantes por radio culparon a los conservadores y reclaman destruir 
Iglesias y casas religiosas (Turriago, 2017). 
 Años después nace una actitud discrepante contra el protestantismo (considerados 
liberales), postura que creció con el gobierno de Laureano Gómez (1950-1953) en el que La 
Conferencia Episcopal Colombiana hace ver públicamente esta inclinación. Posteriormente 
se entregan algunos establecimientos educativos públicos a congregaciones religiosas. El 
Colegio de San Bartolomé se regresó a los jesuitas. Su gobierno fue considerado sectario, 
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anti-liberal y anti-sindicalista, que lo llevó a desarrollar políticas anti-constitucionales 
influenciadas porel franquismo español, que condujeron a la guerra civil más ensangrentada 
en la historia de América durante el siglo XX y que ocasionó más de 300.000 muertos, la 
violencia. Esta fue una conflagración con tintes religiosos, principalmente en Antioquia, los 
Llanos, Santanderes, Tolima, Caldas, Valle, Boyacá y Cundinamarca. Sus razones fueron 
los odios alimentados por políticos y oradores que se enfrentaron por color político (Turriago, 
2017). 
 
Trazabilidad de la educación en el desarrollo socio político del país y la lucha por la 
formación de la élite colombiana. 
La labor cristianizadora y educativa de los misioneros durante la conquista y la 
colonia es considerada como se dijo, uno de los causantes del etnocidio de los pueblos. La 
acción culturizadora a través de la formación, tuvo desde su inicio el propósito de adaptar a 
la población autóctona para que pudieran enfrentarse a la nueva sociedad de dominación. La 
educación desde entonces estuvo orientada a reprimir las tradiciones y la propia cultura 
considerada salvaje, con el objeto de dar paso al conocimiento civilizador. Lo anterior 
produjo en el pensamiento y personalidad de los americanos una imagen negativa de sí 
mismos. El proceso formativo ha logrado que la población pierda identidad situándola en una 
posición de inferioridad y por ende, la ha llevado a sobrevalorar el conocimiento y cultura de 
los europeos. 
Estas acciones civilizadoras se han desarrollado por las misiones católica y 
protestante a lo largo de la historia de Colombia. La propuesta de formación desde su inicio 
prohibió de manera severa el uso de lenguas indígenas so pena del castigo físico, y por esto 
son en gran parte las misiones junto con la labor al principio de los corregidores, responsables 
de la desculturización de muchos grupos étnicos en el territorio colombiano (Ministerio de 
Educación Nacional et al., 1987). 
El proceso influenciador de las misiones incluyen la sustitución de la enfermería del 
saber chamánico, y con el tiempo la obligatoriedad de una educación formal para reemplazar 
la educación informal propia de los pueblos, donde el currículum escolar es comúnmente 
diseñado en Bogotá sin tener en cuenta las características de la población ni su entorno. Estas 
propuestas impactan en la forma como las comunidades terminan involucrándose con el 
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sistema hegemónico imperante. Ejemplo de esto fue observado por antropólogos en la cultura 
Kamsá, quienes se instruyen en los contenidos diseñados para todo el territorio nacional. Se 
identificó, que no encuentran el lugar que deben ocupar laboralmente en la sociedad y la 
mayoría decide emplearse en puestos burocráticos que ofrecen las instituciones del Valle. 
Otro ejemplo se observó entre la cultura Ticuna quienes adoptaron la recreación a través de 
la formación de equipos de fútbol ligados a veces a la filiación de los partidos políticos 
tradicionales (Ministerio de Educación Nacional et al., 1987). 
Como se puede concluir a partir del apartado anterior, la educación influencia la 
cultura y la política de una población. Es entonces la educación como lo afirma Monasta 
(1993) un campo en el que la teoría y la práctica junto con la cultura y la política se enmarañan 
irremediablemente. Esta combinación se interpreta cómo lo explica el profesor italiano 
Attilio Monasta, cuando se desea crear acción social a partir del desarrollo cultural y político, 
haciendo uso ideológico de la cultura y de la ciencia, con la implementación de teorías 
domesticadas conocidas como ideologías. Monasta se refiere al nexo que existe entre la 
educación y la política para crear una hegemonía desarrollado por Gramsci (1999), en el que 
se manifiesta que la historia de un Estado es la historia de las clases dirigentes así como la 
historia de los Estados subalternos es la historia de los Estados hegemónicos (Gramsci, 1999). 
En este sentido para comprender desde el pensamiento de Gramsci, la manera como 
los grupos dominantes en Colombia lograron crear el aparato de su hegemonía, es necesario 
entender los medios por los cuales consiguieron el consenso y colaboración de las mayorías, 
porque no es posible dominar sí la parte dominada no está de acuerdo. 
La propuesta de Gramsci está enmarcada por la naturalidad con la que se logra y no 
por la obligatoriedad. Su teorema propone dos mecanismos inseparables: el primero, la 
persuasión de las personas con quienes se domina, por esto Gramsci considera a la política 
desde su concepción sociológica, sinónimo de política parlamentaria o camarillas personales, 
basado en su apreciación del poder de la persuasión de Maquiavelo. El segundo, el 
conformismo o resignación de las personas sometidas o dominadas, lo que le denomina 
conformismo social, considerándolo como la misión educativa y formativa del Estado, en el 
que todo individuo aislado debe ser incorporado al hombre colectivo para obtener su 
consentimiento. 
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Por el esclarecimiento de este aspecto de la tesis de Gramsci acerca de la hegemonía, 
se reconoce que la educación es el vehículo a través del cual las ideologías se transmiten a la 
población por parte de los grupos dominantes. El proceso educativo que forma el aparato, es 
el grupo dirigente (organizadores políticos, jefes de empresa, empresarios comerciales y los 
intelectuales (la escuela, la universidad). Así mismo la hegemonía de un grupo directivo 
sobre los intelectuales, se forma mediante los programas escolares y los principios educativos 
donde están los docentes desde el maestro de escuela al profesor de universidad. Para 
Gramsci el concepto de la hegemonía política es la alianza entre burgueses - intelectuales y 
el pueblo 
Conforme a lo anterior, la hegemonía política de Colombia y su nexo con la 
educación, se inicia de acuerdo con (Guillén, 2017), hacia 1830 en la Nueva Granada, cuando 
Francisco de Paula Santander vicepresidente de Simón Bolívar en compañía de un grupo de 
intelectuales, implementa en los planes de estudio y en la mente de la población, las filosofías 
de Condillac y Testtut de Tracy, además el libro de Jeremías Bentham en universidades y 
colegios, con el fin contrarrestar a los aristócratas privilegiados y tradicionalistas (contra-
Iglesia). Los conservadores y la Iglesia católica criticaron el utilitarismo (ideología del 
partido liberal) reflejado en este hecho. Años después Mariano Ospina Rodríguez, Secretario 
de lo Interior durante gobierno de Herrán, impuso nuevamente el catolicismo y el derecho 
romano como directrices de la política educativa. Al terminar 1942, se había clericalizado la 
educación superior y reemplazada la filosofía de Bentham por el de Heinecio y Balmes. En 
1944 los jesuitas que estaban llegado al país, se encargaron de la educación de los jóvenes de 
clases altas en el país (Ortiz, 2013). 
Los jesuitas eran considerados por los liberales como auxiliadores políticos del 
partido conservador. Por su parte los protestantes pretendieron educar las élites liberales 
(Figueroa, 2010). Entre 1850 y 1910 la mentalidad colectiva muestra una iglesia católica 
arraigada especialmente en Antioquia, propiciada por discursos y la alta participación de los 
feligreses en la educación, la prensa y la familia (Ortiz, 2013). 
Sin embargo por política del liberalismo radical, la iglesia tuvo que enfrentar la 
educación laica y la fundación de la Universidad Nacional de Colombia en 1867 en la que se 
otorgaban becas de estudio y manutención para los jóvenes del país. Además se declaró la 
gratuidad y obligatoriedad la enseñanza en población infantil y la creación de escuelas 
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normales para la formación de maestros, donde la educación religiosa no fue obligatoria. Las 
élites conservadoras lo entendieron como un plan malévolo del liberalismo contra la 
institución eclesiástica (Jaramillo, 2016). 
Años después con la subida de los conservadores y la regeneración,el gobierno limitó 
la libertad de cátedra haciendo control de la autonomía junto con la Iglesia, lo que condujo a 
algunos profesores e intelectuales a fundar la Universidad Externado de Colombia en 1886. 
Nuevamente con la llegada de los liberales al poder en 1930 se implantó una reforma, y 
siendo la Universidad Nacional el motor de ésta, se le otorgó la función de orientar las cuatro 
universidades oficiales del país en su momento (Universidad de Antioquia, 1822, 
Universidad de Nariño, 1904, Universidad del Cauca, 1827 y Universidad de Cartagena, 
1827). En respuesta a esto con el fin de contrarrestar la educación laica y promover la 
formación católica de las élites como actividad de combate ideológico, se reabrió la 
Universidad Javeriana en 1931 que había sido fundada en 1623 por los jesuitas y cerrada en 
1768 (Herrera, 1993). 
A partir de la reforma liberal, la institución de la iglesia se mermó ampliamente y el 
partido conservador criticó ampliamente la política del gobierno. Se generó la preocupación 
por la cuestión educativa del país. Fue entonces cuando los conservadores propusieron que 
los Jesuitas y los Hermanos Cristianos (del lado masculino) y de las Hermanas de la Caridad 
y las de Nuestra Señora de los Dolores (del lado femenino), órdenes religiosas de origen 
europeo con reconocimiento internacional por su papel en el campo educativo (comunidades 
docentes), fueran las responsables de la educación nacional de los jóvenes no solo de las 
clases élites sino de las bajas también. La opinión pública desde el lado periodístico y la 
creación de asociaciones para hacer campaña de esta propuesta con apoyo de la Iglesia, 
fueron los principales aliados del conservatismo para lograr este propósito a través de la 
acción colectiva y consentimiento del pueblo (Jaramillo, 2016). 
Los anteriores hechos que condujeron a que permaneciera la educación confesional 
en el país posterior al período de la Reforma liberal, son una muestra de la tesis de Gramsi, 
cuando afirma que es necesario el consentimiento de la acción colectiva y la educación el 
medio a través del cual las ideologías se transmiten a las masas por parte de las élites 
dominantes. 
 
14 
 
Origen de la desigualdad en Colombia y su desarrollo político, articulado con el 
progreso agrario y empresarial 
Los orígenes de los Estados hegemónicos en materia económica tienen un sustento 
geopolítico. Comienzan conforme con Mignolo (2000) en la expansión del circuito comercial 
del Atlántico, donde se formó con el tiempo la civilización de Europa occidental a través del 
cual se estableció la colonialidad del poder. 
Autores como Quijano (2000) lo respaldan afirmando, que esto se debió a la 
monetización del mercado mundial producida por metales preciosos, gracias a la explotación 
y control del trabajo que de indios, negros y mestizos hicieron los europeos occidentales, 
que los llevó a concentrar la riqueza y a controlar posteriormente la diversa población 
mundial a través de la relación capital – salario. De esta forma América y Europa occidental 
se produjeron mutuamente como las dos identidades del mundo moderno. Quijano explica 
que desde ese momento, los europeos asociaron el trabajo no pagado con las razas 
dominadas, porque eran inferiores. 
En América la situación de explotación del indio se extendió hasta la mitad del siglo 
XVI cuando la encomienda se abolió. Pero la gratuidad de su trabajo continuó cuando fue 
vinculado a la servidumbre, práctica que se extendió incluso hasta más allá de la época de la 
independencia (Quijano, 2000). 
Sin embargo como lo documenta Guillén (2017) la colonización de América se divide 
en dos, de un lado las empresas colonizadoras inglesas, holandesas y francesas que fueron el 
origen de los primeros establecimientos norteamericanos, caracterizadas por la calidad de los 
primeros pobladores europeos y sus ambiciones personales expresadas en forma de 
organización. Del otro lado, los colonizadores españoles, caracterizados por sus ambiciones 
de ennoblecimiento inmediato y el atesoramiento de privilegios personales alienables 
hereditariamente. Los primeros, buscaban poseer tierras y liberarse jurídicamente de la 
Corona, lo que explica la descentralización de las colonias norteamericanas. Los segundos, 
buscaban el auxilio centralizador de la Corona, no les importaba económicamente la tierra. 
Era una reproducción de lo que se vivía en Europa. En España la obtención de tierra confería 
prestigio, lo que no sucedió en el resto de Europa, donde el comercio, la navegación, las 
artes manuales y mecánicas, eran el único medio para hacer crecer la fortuna y el poder. Esta 
distinción fue decisiva para la historia económica de Iberoamérica. 
15 
 
Una vez América conquistada se pudo observar la intención de una forma organizada 
de gobierno popular alejado del control de la Corona, Fernando Guillén señala que renace el 
municipalismo jurídico durante la colonia, que restaura en los colonos españoles la libertad 
de tener pequeñas propiedades territoriales en contravía del centralismo de los Reyes y los 
privilegios para el hidalgo (que no lograron en España). 
En el caso colombiano, Guillén pone como ejemplo de esta figura, a las zonas de 
Antioquia y hoy Caldas, que se aislaron de la burocracia real por las dificultades geográficas 
y la personalidad de sus habitantes localistas, significando una sociedad igualitarista y 
autodependiente, en la que la población años después desarrolló miles de empresas y fomentó 
fincas propias, que las hace diferente de cualquier otro sitio de américa española y el único 
ejemplo en América Latina de lo que la sociedad puede llegar a ser cuando trabaja de manera 
organizada. 
Entre los siglos XVI y XIX, América se caracterizó por tener dueños privados de la 
tierra que rechazaron la racionalización y el lucro a partir de la producción (sueño hidalgo). 
La propiedad se perpetuó en las familias. En Colombia según afirma Fajardo (2014), entre 
1827 y 1931 las concesión de tierras y la expansión de las haciendas en los baldíos, forjaron 
formas de apropiación monopólica sobre la propiedad agraria, lo que generó una extrema 
desigualdad en la distribución del acceso a ésta y por ende un conflicto social, caracterizado 
por la guerra y el destierro. 
Como lo relata Darío Fajardo, este problema en Colombia tiene además un tinte 
político y económico. Los hacendados y empresarios en su interés de apropiarse de las tierras, 
firmaban contratos con trabajadores que los amarraban a las haciendas para después 
reclamarlas como tierras afianzadas. En 1920 se observaba ya un fenómeno político, los 
poderes de los sectores dirigentes, liberales y conservadores apoyados en la gran propiedad 
territorial, evitaban políticas agrarias que vincularía a los productores agrarios. Años más 
tarde en Cauca, Tolima, Córdoba, se realizaron entonces movilizaciones indígenas por la 
recuperación de las tierras de resguardo, las cuales se extendieron por décadas. En el 
Catatumbo comunidades enteras fueron desalojadas por la explotación petrolera. Para 
mejorar la situación, el gobierno impulso la Ley 83 de 1931 que proporcionó garantías del 
gobierno para la formación de sindicatos agrarios que fortaleció al liberalismo, tiempo en el 
cual existía represión del gobierno contra simpatizantes del conservatismo, lo que en últimas, 
16 
 
marcaron la pauta para una mayor confrontación. Un importante detonante fue el fracaso de 
la Ley 200 de 1936, cuyo proyecto esperanzador no impidió la apropiación de tierras, ni el 
conflicto entre campesinos y empresarios. Se fue abajo la tan anhelada desintegración de los 
latifundios (Fajardo, 2014). 
 En 1946 estalló la violencia por expresiones emblemáticas de los dos partidos y 
también por los conflictos agrarios. La economía se debilitó por causa de la reducción de las 
inversiones externas y por el conflicto en el campo,que se acrecentó cuando campesinos sin 
trabajo por la crisis mundial, ocuparon tierras en distintas regiones de Colombia, en contra 
del régimen agrario que dominaba hasta entonces, acción en la que los hacendados 
respondieron a través de las fuerzas militares con resultados nefastos (Fajardo, 2014). 
La actitud retaliadora de los gobiernos frente a la oposición, movilizó el aspecto 
ideológico a la vida cotidiana en los campos. 
Posterior al asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, las áreas rurales sucumbieron frente a 
la autoridad represiva de la policía y las fuerzas militares. Años después cuando el partido 
liberal se retiró de las elecciones en 1949 por el efecto de la violencia y la falta de garantías, 
Laureano Gómez fue elegido presidente como único candidato. Durante su gobierno, fue 
permanente la expulsión de campesinos y el exterminio de opositores, hechos que marcaron 
la crisis política de la década. La lucha entonces de los partidos por la hegemonía del 
gobierno, llevó a que el estado enfrentara la resistencia de los sectores populares, 
ocasionando que cincuenta mil combatientes bajo las órdenes de Guadalupe Salcedo7 se 
alzaran en armas (Fajardo, 2014). 
Para Fajardo en definitiva los factores ideológicos y políticos que caracterizaron esta 
confrontación armada, se convierten en las causas más importantes que originaron las 
primeras manifestaciones de violencia y su perpetuidad en el ámbito colombiano. 
 
Conclusiones 
Se ha realizado en este trabajo un recorrido histórico por diferentes sucesos, que 
permiten quitar los vendajes de los ojos. La cotidianidad de los pueblos latinoamericanos, 
 
7 Daniel Coronel en nota periodística de la Revista semana: “El asesinato de Guadalupe Salcedo –ejecutado de 
manera aleve como se demostraría años después– es la metáfora en la que podemos mirarnos hoy”, “Solo habrá 
paz si se garantiza la supervivencia de quienes dejen las armas. Ningún asesinato es bueno. Es responsabilidad 
de los colombianos hacer valer la decisión mayoritaria que tomarán en las urnas en unos pocos días”. 
17 
 
tiene una característica importante que proviene de su composición social. La misma, que 
comenzó a fundamentarse con la imposición de la personalidad por parte de los europeos 
que llegaron a América. Desde entonces las creencias sociales, el anhelo desmedido por la 
propiedad, el paganismo por los grupos políticos y económicos que atropellan con el poder, 
nuestro resentimiento social, la excesiva tolerancia, así como la pasión por la cultura 
extranjera que provoca la migración, más todos aquellos sentimientos que nos descalifican, 
nos son nuestros. 
Queda claro también, que sin el descubrimiento de América el capitalismo no hubiera 
podido germinar. Fue este quizá, el acontecimiento más importante en la historia económica 
de la humanidad. Desde ese instante se configuraron las relaciones de poder y de trabajo, que 
permitieron para algunas naciones la acumulación del capital. 
Ese atesoramiento de los antiguos europeos, de debido en gran parte al trabajo de los 
indígenas que además perdieron la vida. Sin embargo, siglos después del descubrimiento, la 
colonización y la independencia, en Colombia aún se sigue mirando a los Indígenas, como 
individuos desadaptados. No bastó con haberles robado su cultura y sus tierras, estas 
comunidades fueron adoctrinadas y luego despectivamente llamados “indios”. En otros 
lugares de América como por ejemplo en México y Perú, los descendientes de los aztecas e 
incas representan una muestra de su pasado glorioso. 
En respuesta a la pregunta principal de este ensayo, se puede afirmar, que el 
capitalismo necesita de las clases dominantes y de los más pobres para imperar, es su biósfera 
requerir de las dos. Pero no es suficiente, precisa del consentimiento de los menos 
favorecidos y la persuasión de con quienes domina; es por eso que el capitalismo posee una 
naturaleza dañina para prevalecer. 
Debido a lo anterior, el capitalismo tiene un origen psicológico, necesita del consenso 
de todos de manera natural. Por ello, el papel de la religión y la educación se tornan tan 
importantes para quienes tienen el poder; les permite perpetuarse en él. 
Se observa por ejemplo, como algunos pastores crean partidos políticos y algunos 
sacerdotes católicos o no, dirigen a sus fieles con miedo, haciéndolos sumisos y obedientes 
a la clase dirigente del país; los llevan y los tratan como borregos, diciéndoles que las 
personas que son humildes, buenas y sumisas van a alcanzar el paraíso y la gloria de Dios. 
18 
 
Estas castas religiosas se toman de la mano con los políticos, para hacer que el pueblo elija a 
los gobernantes que les ayudan con sus obras religiosas. 
Sobre la educación se puede afirmar, que también fomenta la división entre las clases 
sociales, debido a que algunos se educan para mandar al pueblo y al pueblo se educa para 
obedecer. En las élites se gradúan los jefes y los doctores, y en el pueblo se gradúan los 
empleados y los obreros. Es lamentable que en Colombia aún continúe esta desigualdad tan 
marcada. 
De otra parte se concluye también, que el conflicto político colombiano, disminuido 
pero no resuelto aún con los grupos armados y las bandas criminales, hacen que en Colombia 
se siga perdiendo sangre de personas de diferentes condiciones, que luchan con sus 
comunidades en regiones apartadas y que requieren de protección y de justicia. 
Vale la pena preguntarse ahora si tanto dolor, ha sido en vano. Saber los orígenes de 
lo que somos nos crea un gran desafío. Un camino esperanzador para el país. 
La historia está por recorrerse en este sentido. Los especialistas en el tema hablan de 
crear una educación pública universal en todos los niveles, protegida y financiada por el 
Estado. Una reforma agraria justa que devuelva la tierra a los desposeídos y tomen los 
grandes latifundios para la producción agrícola con técnica Industrial. Una inclusión social 
política educativa y económica para las comunidades que siempre han sido marginadas. 
No se puede seguir siendo indiferente a los acontecimientos, más aún cuando 
comienza a develarse la realidad de nuestro principio y que marca la mayoría de problemas 
sociales que conocemos. Queda en mano de las nuevas generaciones tratar de inclinar la 
balanza, o sino que sea Dios. 
 
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