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1 Origen del aparato ideológico de las clases dominantes en Colombia Harold Germán Rodríguez Celis Universidad Externado de Colombia Introducción De acuerdo con estudios sobre el desarrollo efectuados por distintos organismos de carácter internacional, Colombia es considerada uno de los países más desiguales de la región. La pobreza de la gran mayoría de sus habitantes contrasta con el privilegio de una minoría. Esto se traduce en una inequitativa concentración de la propiedad, y en enormes diferencias frente al ingreso familiar, la educación y salud principalmente. Una significativa proporción de la población se encuentra en estado de abandono y extrema pobreza. Lo anterior ha desembocado en una interminable lucha social por la desconcentración de la tierra y mayores oportunidades para todos. Infortunadamente, en el país el desarrollo económico de los más privilegiados, prima sobre el desarrollo social, lo que genera una constante disputa por el poder político, escenario en el que se mueven las decisiones para la transformación de la nación. Colombia paradójicamente, es un Estado democrático en el que las grandes mayorías han perpetuado esta dinámica en el poder, lo que en consecuencia, ha permitido que las mismas familias dominen el destino y la suerte de la sociedad1. El país es un territorio en el que imperan las hegemonías. Este comportamiento se observa a nivel político, económico y social, dominación de las clases más privilegiadas que ejercen su poder sobre toda la comunidad. En otras naciones los presidentes una vez cumplido su periodo de gobierno se retiran. Lo hacen para llevar una vida digna en la academia o como consultores cuando son llamados. En Colombia el apego al poder y a todo lo que conlleva, hace que algunos expresidentes 1 Mariano Ospina Rodríguez, presidente de 1857 a 1860, su hijo Pedro Nel Ospina de 1922 a 1926, el sobrino del primero y primo del segundo Mariano Ospina Pérez de 1946 a 1950. Alfonso López Pumarejo de 1934 a 1938 y de 1942 a 1945, su hijo Alfonso López Michelsen de 1974 a 1978 Alberto Leras Camargo de 1945 a 1946 y de 1958 a 1962, su primo Carlos Lleras Restrepo de 1966 a 1970 Misael Pastrana Borrero de 1970 a 1974, su hijo Andrés Pastrana Arango de 1998 a 2002 Eduardo Santos de 1938 a 1942, su sobrino nieto Juan Manuel Santos de 2010 - 2018 El Tiempo, es propiedad de expresidente Eduardo Santos, y El Espectador, de los familiares de Fidel Cano 2 creen partidos y permanezcan activos, dividiendo, dirigiendo a colectividades que los siguen, y exigiendo participación política, incluso llegan a puestos del Estado para respaldar a gobernantes que ponen en el poder; entre ellos se puede mencionar a Álvaro Uribe Vélez, a Andrés Pastrana Arango, a César Gaviria Trujillo entre otros; ellos forman parte de las élites que se proponen concentrar el poder, desconociendo a las fuerzas políticas antagónicas. Todo este escenario crea un aire enrarecido de descontento y una polarización que fomenta el odio y la división entre las fuerzas del país y lo que es más terrible entre sus seguidores. Producto de esto, el estancamiento del desarrollo de la población y con ello el resentimiento social. Las crisis en la que está Colombia inmersa, ha generado multitud de conflictos de toda índole entre ellos la guerra. No hay posible futuro sin esperanza, como tampoco hay sin un cambio de mentalidad. Es urgente reformar el pensamiento, advertir desde la complejidad los sucesos de nuestra época, con el fin abandonar el determinismo de la irrompible causalidad. Es por eso imperioso contestar preguntas que permitan entender el origen de nuestra personalidad social, del que domina como el que se deja dominar, así como su inconformidad. Por lo anterior este ensayo intenta construir el significado de la hegemonía tan marcada en Colombia, no solo desde la revisión del análisis político y social, sino desde la influencia psicológica e ideológica representada en la Iglesia y la educación. Para esto, se excluye el determinismo económico pero se acepta la evolución de la relaciones de poderes entre organizaciones y Estado, como elementos fundamentales del aparato de la hegemonía de las clases dominantes, que comenzó a instaurarse desde la colonia y la manera como maduró el consentimiento social del modelo imperante entre sus pueblos, a partir del cual, se levantaron los cimientos de la dinámica social. Este trabajo se realiza con dos propósitos, el de explicar en parte el origen de los conflictos nacionales del capitalismo democrático en el país, y el de rescatar para los lectores más jóvenes, la importancia histórica que representa para los colombianos, los acontecimientos de índole socio político y religioso que marcaron su personalidad social, razón por el cual, se analizan los hechos en la medida en que estos ocurrieron, desde antes del descubrimiento de América. 3 Para fines del análisis con este objeto, se ha dividido en cuatro partes la evolución del concepto de hegemonía en Colombia. Primero se tratará el concepto de hegemonía desde una perspectiva psicológica. Posteriormente se explicará la relación ideológica entre iglesia y desarrollo político. La tercera parte abordará el papel de la educación en el desarrollo socio político de las clases dominantes. Por último, se analizará la desigualdad de Colombia y su relación con el desarrollo agrario. Estudio psicológico de la construcción mental de la dominación, a partir del descubrimiento de américa y la colonia. Para entender la naturaleza de las características del pensamiento psicológico de la sociedad colombiana, es preciso remontarse a la psicología hispánica, debido a que las peculiaridades idiosincráticas de orden histórico de los primeros europeos españoles que se establecieron en América y de lo que hoy es Colombia, marcaron un importante inicio en este aspecto como lo documenta Peña (1993). Este autor expone que los españoles trajeron de Europa, conceptos y pensamientos a los indígenas que fueron conquistados, además de una nueva cultura, lengua, filosofía y religión. Lo trabajos realizados por Guillén (2017) resaltan la manera como el español colocó al indio en situación de total sumisión y servilismo. Esto con el objeto de sentir el placer psicológico de pertenecer a una casta opresora bajo la figura del hidalgo. El hidalgo se consideraba un personaje despreciable de actitud arribista de la España del siglo XIII, al que la realeza le daba privilegios por servir a nobles o en la guerra2. Como lo argumenta el autor, los hombres que conquistaron América no fueron nobles, magnates, como tampoco oficiales del Rey, ni siquiera con el patrocinio de un proyecto político de Estado, sino hidalgos como Cortés, Quesada y Alvarado, o hombres ignorantes y analfabetos que aspiraban despechadamente a la hidalguía como Pizarro. Las preocupaciones primordiales de estos conquistadores residían en adquirir la distinción social y honra de carácter nobiliario que no tenían en España (propio de los poseedores de nobleza feudal de los últimos tiempos del Imperio Romano) y que el Rey les daba con las capitulaciones, a 2 Para imaginarlo basta con pensar en el ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, la obra de Miguel de Cervantes Saavedra. En uno de sus relatos Sancho expresa “Y así, me parece que sería mejor, salvo el mejor parecer de vuestra merced, que nos fuésemos a servir a algún emperador o a otro príncipe grande que tenga alguna guerra, en cuyo servicio vuestra merced muestre el valor de su persona…” 4 través de las cuales, les confería títulos de oficiales y autoridad sobre los demás seres humanos (Guillén,2017). A Colón se le otorgó por ejemplo el título de almirante transmisiblehereditariamente, además de virrey y gobernador de todos los territorios que descubriera; a Rodrigo de Bastidas como capitán y adelantado vitalicio; a Pizarro3 y Hernán Cortés4 título de marqueses, todos ellos beneficios puramente idealistas que perseguían para alcanzar subjetivamente un linaje superior de manera perpetua e inmediata (Guillén,2017). Las capitulaciones según Fernando Guillén implicaron además que todas las tierras conquistadas se convertirían en patrimonio de los monarcas españoles y solamente por dádiva o contrato se cedían partes de ellas o sus beneficios a los colonizadores. Esta posición de supuesta superioridad y sometimiento del conquistador sobre la población aborigen de América, imprimiría desde entonces, la personalidad y la conducta tanto de oprimidos como de opresores en los principales hechos históricos de Colombia. En los dominados, se despertó un sentimiento de admiración y obediencia tanto por el poderío económico que detentaba el opresor, como por su autoridad de la que sentían sumisión moral hasta convertirla en la norma de conducta social imperante de la vocación humana y que finalmente se contagió a todas las capas de la nueva población (Guillén, 2017). En los opresores como lo describe Quijano (2000) este proceso de conquista y colonización configuró un sentimiento, que llevó al español a sentirse naturalmente superior y diferente de los oprimidos a través de la idea de raza, a partir de la cual, clasificó a la población americana en relaciones sociales, estableciéndose un nuevo patrón de poder y dominación posterior a través del trabajo y el arrebatamiento de tierras. Fue según Guillén (2017) la oportunidad para afirmar la superioridad abstracta del europeo peninsular sobre alguien de diferente condición étnica, como instrumento aristocrático del ideal social. Lo anterior adquiere sus raíces en el significado aristocrático que tiene la tierra para el hidalgo, la cual representa superioridad en el linaje y nobleza hereditaria (Jaramillo, 1997). 3 Algunos historiadores han llegado a afirmar que Pizarro solía pastorear los cerdos propiedad de su familia antes del periodo de la Conquista 4 En artículo de prensa del 21 de abril de 2019 del periódico El Sol de México, se lee acerca de la declaraciones del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien polemizó sobre la figura de Hernán Cortés, el hombre que conquistó México sin la autorización del rey don Fernando de Castilla 5 Fernando Guillen ha explicado de una manera clara el origen de este deseo, cuando afirma que para el español anterior a la edad media, el hecho de que el rey a través de duques, marqueses, y condes, subdividiera los territorios en propiedades privadas viviendo a expensas de vasallos rurales atados a la tierra (característico de toda la Europa feudal), causaba admiración y odio, sentimientos que despertaban el resentimiento de estos actos que solo la nobleza podía realizar. Pero afirma que esta condición desapareció al final de la edad media con la llegada a España de la estructura mozárabe de origen romano, la cual ingresó como resistencia a la invasión musulmana de la época que había sido posible, por la complicidad del pueblo español en represalia a la dictadura de la nobleza. Explica, que esto permitió que decayera el concepto de propiedad señorial a la tierra y gobierno político, sobre todo cuando los reyes Asturianos repoblaron las zonas deshabitadas y peligrosas ofreciéndolas a quienes quisieran ocuparlas y defenderlas. A partir de estos hechos históricos describe Guillén, los municipios españoles inician su libertad al señor, pero reconociendo sin embargo su autoridad por las inmunidades que él concede. En consecuencia las personas que ocupan estas tierras desean vehementemente ennoblecerse y en efecto lo hacen recibiendo títulos nobiliarios sirviendo en la guerra junto a la realeza. España entonces, antes y durante el descubrimiento de América, está compuesta por escasos nobles y burgueses comerciantes, pocos siervos, y los hidalgos representados en nobles de baja categoría, propietarios de pequeñas tierras exentas de impuestos y una gran cantidad de labradores propietarios rurales. Este fenómeno no se observó en el resto de Europa donde el centralismo eliminó los propietarios territoriales y extendió como en Francia los principados de los señores feudales en grandes territorios (Guillén,2017). Gramsci (1999) expone rasgos característicos de este hecho, cuando explica que en España existe un gran número pero escasa densidad de población campesina, argumentando que entre el noble latifundista5 y el campesino, no existe una numerosa burguesía rural, debido a la importancia antagónica de la oficialidad de las armas de origen burgués urbano, que se oponía a los generales y trataba de tener una política propia. Este proceso de transformación psicológica de quienes conquistaron el nuevo mundo, determinó el destino de la población americana durante la colonia, en la que el español hidalgo y pobre, añorando el feudalismo francés, somete al indígena a todo tipo de vejámenes 5 El latifundio consiste en una gran extensión de tierra agrícola en manos de una sola persona 6 bajo el derecho que cree natural y legítimo de apropiarse de su territorio por las atribuciones morales que produce el poder. Este control sobre el territorio, sus recursos y pobladores, constituyó nuevas identidades entre los conquistadores y conquistados. Quijano (2000) señala que nacen términos como indio y mestizo, como también español y más tarde europeo. Explica que con la llegada de los negros a américa, nace el concepto de blanco y con éste relaciones de dominación a través de jerarquías y roles. También resalta que la expansión de este dominio, situó a los nuevos pueblos, sus rasgos fenotípicos, así como conocimiento y cultura en una posición de inferioridad, que el colonizador creyó natural, llevándolo a establecer una nueva manera de considerar su propio conocimiento bajo percepciones de superioridad eurocéntrica. La relación de poder expresado en el eurocentrismo desde la colonia, se convierte así, en uno de los elementos constitutivos del patrón de poder mundial que es universal y que envuelve la vida cotidiana de la población mundial (Quijano, 2000). El descubrimiento de américa y su colonialidad es entonces, un hecho fundamental que influye en la historia universal de la humanidad, debido a que cambia los patrones de conducta y maneras de pensar el mundo, pensando a Europa desde dentro (Europa) y desde afuera (desde las colonias). Mignolo (2000) establece esta relación indicando que la construcción del mundo moderno no hubiera sido posible sin la colonialidad del poder, porque el imaginario de mundo moderno/colonialidad es diferente si se construye con solo Europa a si se construye con Europa y América, lo que contribuyó a la autodefinición de Europa que es indisociable del capitalismo y constitutiva de la modernidad. Análisis ideológico del papel de la religión católica en el desarrollo político del país desde la colonia. Según trabajos de antropólogos, etnógrafos y psicólogos que estudian las culturas de los aborígenes que poblaban el territorio nacional, antes de la conquista, como lo describe Peña (1993) citando a Soriano (1966), el pensamiento de los indígenas se caracterizaba por no ser espiritualista como se entiende dentro del contexto occidental, sino se consideraban así mismos como una prolongación del mundo natural y no como se piensa de un mundo sobrenatural. 7 Evidencia de lo anterior, se observa en los años setenta en el bajo Putumayo y el Caquetá, cuando se ve como los Kofán, Coreguaje e Inga enseñaban a iniciar a los chamanes (o médicosindígenas Inga o Kamsá) a través de la planta alucinógena yagé, originaria de la región selvática, para obtener curaciones y permitirles además prever el futuro sin la dependencia de dioses, esta tradición tiene sus raíces siglos atrás y explica por qué se consideran los dos grupos étnicos de ascendencia selvática. Pero, junto con la llegada de los españoles al valle de Sibundoy en 1542, aparecen los primeros doctrineros en ese territorio, cuyo papel evangelizador, se prolonga hasta el presente. Un ejemplo de este proceso evangelizador fue entonces la transformación cultural y la aceptación de imágenes de la Virgen María dentro de los altares usados por el chamán para la curación de enfermedades. (Ministerio de Educación Nacional, Instituto Colombiano de Antropología, & Instituto Colombiano de Cultura, 1987). En Colombia como en América, durante la colonia los indígenas no pueden ser esclavizados por orden de la Corona, pero se decide que deben ser instruidos religiosamente mediante el contrato de la encomienda, a través del cual, un encomendero se compromete a doctrinarlo en el dogma católico y a protegerlos contra terceros, a cambio de lo cual el indígena le debe tributos, trabajo y cosechas (Guillén, 2017). La encomienda y la mita6 son consideradas actos de agresión por la explotación del indígena en trabajos forzosos en minas y haciendas principalmente, que sumados a la supresión de lenguas autóctonas y eventos de guerra, constituyeron los causantes del etnocidio hispánico. Estos hechos explican las migraciones de los indígenas Páez que huían a territorios distantes, o los que fueron sacados de forma masiva de Tierradentro para la construcción de ciudades como Popayán (Ministerio de Educación Nacional et al., 1987). La marcada religiosidad española se considera como uno de los elementos que más influyeron en la construcción mental de la psicología en la cultura colombiana, porque desde sus inicios, el pensamiento eclesiástico de España a diferencia de otros países europeos como Inglaterra, donde lo filosófico imperaba, la religión en Colombia como en España lo era todo. 6 La diferencia entre encomienda y mita radica, en que en la encomienda la Corona otorgaba el derecho al encomendero sobre un grupo de indios de manera vitalicia para instruirlos, protegerlos y evangelizarlos a cambio de trabajo, en la mita el indio mayor de 18 años trabajaba obligatoriamente al Estado español por un periodo de un año. 8 Es así como los sacerdotes cultos inmigrantes asumieron la misión de conquistar en los indígenas almas para el cielo a través de la educación (Peña, 1993). La Iglesia que había tenido una actitud sumisa frente a los conquistadores, tomó en América un papel espiritual y misional en favor de la Corona que actuaba como patrona de la Iglesia Católica, a partir del cual, comenzó a participar de la repartición de la riqueza junto con la Corona y conquistadores (Quirós & Bolaños, 1989). Desde ese momento, comenzó a existir una combinación de religiosidad y prestigio personal, que se convierte en elemento fundamental para las ideologías políticas de los países colonizados (Guillén, 2017). De acuerdo con Fernando Guillén, es a partir de 1810 donde los clérigos se involucran como miembros de los partidos y a mediados del siglo XIX, la Iglesia utiliza su influencia y prestigio al lado del llamado partido conservador (nacido en 1849). Esto ocurre cómo lo afirma Malagón (2017) porque desaparece el régimen del patronato republicano instaurado entre 1824 y 1853 por el Estado, configurado en poderes estatales sobre la Iglesia Católica a través de los cuales, el Gobierno por medio del Congreso podía nombrar arzobispos, obispos y curas bajo juramento de fidelidad constitucional, de parte de los religiosos que fueran a despachar desde Colombia, además fueron restringidos los conventos y se destinaron a casa de educación. Esto es evidencia de una relación conflictiva entre el Estado y la Iglesia. Según Deas (2002) la Iglesia en Colombia ha sido desde sus inicios políticamente poderosa y activa, pero esto no fue siempre así. Como lo afirma este historiador británico, en Colombia al final de la colonia y antes de la época en que se intentó disminuir su intervención en asuntos políticos, existían territorios que se resistían a cualquier control del clero, sin embargo, la Iglesia aguantaba por el interés en la numerosa población nativa que sobrevivió a la conquista. Enfrentó entonces persecuciones por los liberales durante el periodo de la República, en los cuales sufrió la abolición de diezmos, expulsión y vigilancia estatal por medio de la policía. Hasta 1885 el clero restableció su reconocimiento oficial de manera importante debido a que los conservadores regresaron al gobierno y los liberales perdieron el poder. Este favoritismo de la Iglesia al partido conservador, se revela como lo explica Vásquez (2014) porque además de recuperar los derechos que tradicionalmente el Estado le había reconocido, el Vaticano en representación de la Iglesia firmó en 1887 un Concordato 9 generoso con el gobierno colombiano en donde se le garantizó protección y se declaró que la educación quedaba bajo su tutela, reforzándose así en la Iglesia el liderazgo antiliberal. Esta hegemonía conservadora duró 45 años, tiempo en el cual se generó un resentimiento marcado por los excesos cometidos del partido conservador durante su predominio en el poder. En esa época por obediencia al Vaticano, la Iglesia Católica apoyaba públicamente e invitaba a votar por el candidato oficial del partido conservador como afirma Turriago (2017), el liberalismo volvió al poder con Enrique Olaya Herrera en 1930 y dio paso a la República Liberal por dieciséis años, lo que desató en el país un ambiente de tensión entre los dos partidos. En el inicio de este periodo las autoridades regionales del liberalismo con apoyo de la policía, llevaron a cabo retaliaciones producto del resentimiento. Esta hegemonía se extendió hasta 1946, lo que significó que el liberalismo se convirtiera en el partido mayoritario de Colombia. Se vivió una época en donde el poder del Estado se usaba para agredir los oponentes políticos y de esta forma la iglesia quedó anclada por su participación en política, a la primera manifestación de violencia en el país (Vásquez, 2014). Con la supremacía liberal se hicieron medidas anticatólicas que tenían por objeto revocar la influencia de la Iglesia en la educación y otras instancias, permitiendo además la llegada del protestantismo, el matrimonio civil, el divorcio y la escuela laica, para intentar fracturar la hegemonía Católica (Figueroa, 2010). Lo anterior provocó el enfrentamiento de la Iglesia con el Estado colombiano, lo que desencadenó la violencia política entre 1930 y 1953. Durante este periodo retoma el poder conservador Mariano Ospina Pérez en 1946, y le da participación a la iglesia católica en la educación pública, se impulsa la educación técnica y se fomenta la creación de universidades privadas. En su gobierno ocurre el asesinato del candidato liberal Jorge Eliécer Gaitán, día tras del cual, manifestantes por radio culparon a los conservadores y reclaman destruir Iglesias y casas religiosas (Turriago, 2017). Años después nace una actitud discrepante contra el protestantismo (considerados liberales), postura que creció con el gobierno de Laureano Gómez (1950-1953) en el que La Conferencia Episcopal Colombiana hace ver públicamente esta inclinación. Posteriormente se entregan algunos establecimientos educativos públicos a congregaciones religiosas. El Colegio de San Bartolomé se regresó a los jesuitas. Su gobierno fue considerado sectario, 10 anti-liberal y anti-sindicalista, que lo llevó a desarrollar políticas anti-constitucionales influenciadas porel franquismo español, que condujeron a la guerra civil más ensangrentada en la historia de América durante el siglo XX y que ocasionó más de 300.000 muertos, la violencia. Esta fue una conflagración con tintes religiosos, principalmente en Antioquia, los Llanos, Santanderes, Tolima, Caldas, Valle, Boyacá y Cundinamarca. Sus razones fueron los odios alimentados por políticos y oradores que se enfrentaron por color político (Turriago, 2017). Trazabilidad de la educación en el desarrollo socio político del país y la lucha por la formación de la élite colombiana. La labor cristianizadora y educativa de los misioneros durante la conquista y la colonia es considerada como se dijo, uno de los causantes del etnocidio de los pueblos. La acción culturizadora a través de la formación, tuvo desde su inicio el propósito de adaptar a la población autóctona para que pudieran enfrentarse a la nueva sociedad de dominación. La educación desde entonces estuvo orientada a reprimir las tradiciones y la propia cultura considerada salvaje, con el objeto de dar paso al conocimiento civilizador. Lo anterior produjo en el pensamiento y personalidad de los americanos una imagen negativa de sí mismos. El proceso formativo ha logrado que la población pierda identidad situándola en una posición de inferioridad y por ende, la ha llevado a sobrevalorar el conocimiento y cultura de los europeos. Estas acciones civilizadoras se han desarrollado por las misiones católica y protestante a lo largo de la historia de Colombia. La propuesta de formación desde su inicio prohibió de manera severa el uso de lenguas indígenas so pena del castigo físico, y por esto son en gran parte las misiones junto con la labor al principio de los corregidores, responsables de la desculturización de muchos grupos étnicos en el territorio colombiano (Ministerio de Educación Nacional et al., 1987). El proceso influenciador de las misiones incluyen la sustitución de la enfermería del saber chamánico, y con el tiempo la obligatoriedad de una educación formal para reemplazar la educación informal propia de los pueblos, donde el currículum escolar es comúnmente diseñado en Bogotá sin tener en cuenta las características de la población ni su entorno. Estas propuestas impactan en la forma como las comunidades terminan involucrándose con el 11 sistema hegemónico imperante. Ejemplo de esto fue observado por antropólogos en la cultura Kamsá, quienes se instruyen en los contenidos diseñados para todo el territorio nacional. Se identificó, que no encuentran el lugar que deben ocupar laboralmente en la sociedad y la mayoría decide emplearse en puestos burocráticos que ofrecen las instituciones del Valle. Otro ejemplo se observó entre la cultura Ticuna quienes adoptaron la recreación a través de la formación de equipos de fútbol ligados a veces a la filiación de los partidos políticos tradicionales (Ministerio de Educación Nacional et al., 1987). Como se puede concluir a partir del apartado anterior, la educación influencia la cultura y la política de una población. Es entonces la educación como lo afirma Monasta (1993) un campo en el que la teoría y la práctica junto con la cultura y la política se enmarañan irremediablemente. Esta combinación se interpreta cómo lo explica el profesor italiano Attilio Monasta, cuando se desea crear acción social a partir del desarrollo cultural y político, haciendo uso ideológico de la cultura y de la ciencia, con la implementación de teorías domesticadas conocidas como ideologías. Monasta se refiere al nexo que existe entre la educación y la política para crear una hegemonía desarrollado por Gramsci (1999), en el que se manifiesta que la historia de un Estado es la historia de las clases dirigentes así como la historia de los Estados subalternos es la historia de los Estados hegemónicos (Gramsci, 1999). En este sentido para comprender desde el pensamiento de Gramsci, la manera como los grupos dominantes en Colombia lograron crear el aparato de su hegemonía, es necesario entender los medios por los cuales consiguieron el consenso y colaboración de las mayorías, porque no es posible dominar sí la parte dominada no está de acuerdo. La propuesta de Gramsci está enmarcada por la naturalidad con la que se logra y no por la obligatoriedad. Su teorema propone dos mecanismos inseparables: el primero, la persuasión de las personas con quienes se domina, por esto Gramsci considera a la política desde su concepción sociológica, sinónimo de política parlamentaria o camarillas personales, basado en su apreciación del poder de la persuasión de Maquiavelo. El segundo, el conformismo o resignación de las personas sometidas o dominadas, lo que le denomina conformismo social, considerándolo como la misión educativa y formativa del Estado, en el que todo individuo aislado debe ser incorporado al hombre colectivo para obtener su consentimiento. 12 Por el esclarecimiento de este aspecto de la tesis de Gramsci acerca de la hegemonía, se reconoce que la educación es el vehículo a través del cual las ideologías se transmiten a la población por parte de los grupos dominantes. El proceso educativo que forma el aparato, es el grupo dirigente (organizadores políticos, jefes de empresa, empresarios comerciales y los intelectuales (la escuela, la universidad). Así mismo la hegemonía de un grupo directivo sobre los intelectuales, se forma mediante los programas escolares y los principios educativos donde están los docentes desde el maestro de escuela al profesor de universidad. Para Gramsci el concepto de la hegemonía política es la alianza entre burgueses - intelectuales y el pueblo Conforme a lo anterior, la hegemonía política de Colombia y su nexo con la educación, se inicia de acuerdo con (Guillén, 2017), hacia 1830 en la Nueva Granada, cuando Francisco de Paula Santander vicepresidente de Simón Bolívar en compañía de un grupo de intelectuales, implementa en los planes de estudio y en la mente de la población, las filosofías de Condillac y Testtut de Tracy, además el libro de Jeremías Bentham en universidades y colegios, con el fin contrarrestar a los aristócratas privilegiados y tradicionalistas (contra- Iglesia). Los conservadores y la Iglesia católica criticaron el utilitarismo (ideología del partido liberal) reflejado en este hecho. Años después Mariano Ospina Rodríguez, Secretario de lo Interior durante gobierno de Herrán, impuso nuevamente el catolicismo y el derecho romano como directrices de la política educativa. Al terminar 1942, se había clericalizado la educación superior y reemplazada la filosofía de Bentham por el de Heinecio y Balmes. En 1944 los jesuitas que estaban llegado al país, se encargaron de la educación de los jóvenes de clases altas en el país (Ortiz, 2013). Los jesuitas eran considerados por los liberales como auxiliadores políticos del partido conservador. Por su parte los protestantes pretendieron educar las élites liberales (Figueroa, 2010). Entre 1850 y 1910 la mentalidad colectiva muestra una iglesia católica arraigada especialmente en Antioquia, propiciada por discursos y la alta participación de los feligreses en la educación, la prensa y la familia (Ortiz, 2013). Sin embargo por política del liberalismo radical, la iglesia tuvo que enfrentar la educación laica y la fundación de la Universidad Nacional de Colombia en 1867 en la que se otorgaban becas de estudio y manutención para los jóvenes del país. Además se declaró la gratuidad y obligatoriedad la enseñanza en población infantil y la creación de escuelas 13 normales para la formación de maestros, donde la educación religiosa no fue obligatoria. Las élites conservadoras lo entendieron como un plan malévolo del liberalismo contra la institución eclesiástica (Jaramillo, 2016). Años después con la subida de los conservadores y la regeneración,el gobierno limitó la libertad de cátedra haciendo control de la autonomía junto con la Iglesia, lo que condujo a algunos profesores e intelectuales a fundar la Universidad Externado de Colombia en 1886. Nuevamente con la llegada de los liberales al poder en 1930 se implantó una reforma, y siendo la Universidad Nacional el motor de ésta, se le otorgó la función de orientar las cuatro universidades oficiales del país en su momento (Universidad de Antioquia, 1822, Universidad de Nariño, 1904, Universidad del Cauca, 1827 y Universidad de Cartagena, 1827). En respuesta a esto con el fin de contrarrestar la educación laica y promover la formación católica de las élites como actividad de combate ideológico, se reabrió la Universidad Javeriana en 1931 que había sido fundada en 1623 por los jesuitas y cerrada en 1768 (Herrera, 1993). A partir de la reforma liberal, la institución de la iglesia se mermó ampliamente y el partido conservador criticó ampliamente la política del gobierno. Se generó la preocupación por la cuestión educativa del país. Fue entonces cuando los conservadores propusieron que los Jesuitas y los Hermanos Cristianos (del lado masculino) y de las Hermanas de la Caridad y las de Nuestra Señora de los Dolores (del lado femenino), órdenes religiosas de origen europeo con reconocimiento internacional por su papel en el campo educativo (comunidades docentes), fueran las responsables de la educación nacional de los jóvenes no solo de las clases élites sino de las bajas también. La opinión pública desde el lado periodístico y la creación de asociaciones para hacer campaña de esta propuesta con apoyo de la Iglesia, fueron los principales aliados del conservatismo para lograr este propósito a través de la acción colectiva y consentimiento del pueblo (Jaramillo, 2016). Los anteriores hechos que condujeron a que permaneciera la educación confesional en el país posterior al período de la Reforma liberal, son una muestra de la tesis de Gramsi, cuando afirma que es necesario el consentimiento de la acción colectiva y la educación el medio a través del cual las ideologías se transmiten a las masas por parte de las élites dominantes. 14 Origen de la desigualdad en Colombia y su desarrollo político, articulado con el progreso agrario y empresarial Los orígenes de los Estados hegemónicos en materia económica tienen un sustento geopolítico. Comienzan conforme con Mignolo (2000) en la expansión del circuito comercial del Atlántico, donde se formó con el tiempo la civilización de Europa occidental a través del cual se estableció la colonialidad del poder. Autores como Quijano (2000) lo respaldan afirmando, que esto se debió a la monetización del mercado mundial producida por metales preciosos, gracias a la explotación y control del trabajo que de indios, negros y mestizos hicieron los europeos occidentales, que los llevó a concentrar la riqueza y a controlar posteriormente la diversa población mundial a través de la relación capital – salario. De esta forma América y Europa occidental se produjeron mutuamente como las dos identidades del mundo moderno. Quijano explica que desde ese momento, los europeos asociaron el trabajo no pagado con las razas dominadas, porque eran inferiores. En América la situación de explotación del indio se extendió hasta la mitad del siglo XVI cuando la encomienda se abolió. Pero la gratuidad de su trabajo continuó cuando fue vinculado a la servidumbre, práctica que se extendió incluso hasta más allá de la época de la independencia (Quijano, 2000). Sin embargo como lo documenta Guillén (2017) la colonización de América se divide en dos, de un lado las empresas colonizadoras inglesas, holandesas y francesas que fueron el origen de los primeros establecimientos norteamericanos, caracterizadas por la calidad de los primeros pobladores europeos y sus ambiciones personales expresadas en forma de organización. Del otro lado, los colonizadores españoles, caracterizados por sus ambiciones de ennoblecimiento inmediato y el atesoramiento de privilegios personales alienables hereditariamente. Los primeros, buscaban poseer tierras y liberarse jurídicamente de la Corona, lo que explica la descentralización de las colonias norteamericanas. Los segundos, buscaban el auxilio centralizador de la Corona, no les importaba económicamente la tierra. Era una reproducción de lo que se vivía en Europa. En España la obtención de tierra confería prestigio, lo que no sucedió en el resto de Europa, donde el comercio, la navegación, las artes manuales y mecánicas, eran el único medio para hacer crecer la fortuna y el poder. Esta distinción fue decisiva para la historia económica de Iberoamérica. 15 Una vez América conquistada se pudo observar la intención de una forma organizada de gobierno popular alejado del control de la Corona, Fernando Guillén señala que renace el municipalismo jurídico durante la colonia, que restaura en los colonos españoles la libertad de tener pequeñas propiedades territoriales en contravía del centralismo de los Reyes y los privilegios para el hidalgo (que no lograron en España). En el caso colombiano, Guillén pone como ejemplo de esta figura, a las zonas de Antioquia y hoy Caldas, que se aislaron de la burocracia real por las dificultades geográficas y la personalidad de sus habitantes localistas, significando una sociedad igualitarista y autodependiente, en la que la población años después desarrolló miles de empresas y fomentó fincas propias, que las hace diferente de cualquier otro sitio de américa española y el único ejemplo en América Latina de lo que la sociedad puede llegar a ser cuando trabaja de manera organizada. Entre los siglos XVI y XIX, América se caracterizó por tener dueños privados de la tierra que rechazaron la racionalización y el lucro a partir de la producción (sueño hidalgo). La propiedad se perpetuó en las familias. En Colombia según afirma Fajardo (2014), entre 1827 y 1931 las concesión de tierras y la expansión de las haciendas en los baldíos, forjaron formas de apropiación monopólica sobre la propiedad agraria, lo que generó una extrema desigualdad en la distribución del acceso a ésta y por ende un conflicto social, caracterizado por la guerra y el destierro. Como lo relata Darío Fajardo, este problema en Colombia tiene además un tinte político y económico. Los hacendados y empresarios en su interés de apropiarse de las tierras, firmaban contratos con trabajadores que los amarraban a las haciendas para después reclamarlas como tierras afianzadas. En 1920 se observaba ya un fenómeno político, los poderes de los sectores dirigentes, liberales y conservadores apoyados en la gran propiedad territorial, evitaban políticas agrarias que vincularía a los productores agrarios. Años más tarde en Cauca, Tolima, Córdoba, se realizaron entonces movilizaciones indígenas por la recuperación de las tierras de resguardo, las cuales se extendieron por décadas. En el Catatumbo comunidades enteras fueron desalojadas por la explotación petrolera. Para mejorar la situación, el gobierno impulso la Ley 83 de 1931 que proporcionó garantías del gobierno para la formación de sindicatos agrarios que fortaleció al liberalismo, tiempo en el cual existía represión del gobierno contra simpatizantes del conservatismo, lo que en últimas, 16 marcaron la pauta para una mayor confrontación. Un importante detonante fue el fracaso de la Ley 200 de 1936, cuyo proyecto esperanzador no impidió la apropiación de tierras, ni el conflicto entre campesinos y empresarios. Se fue abajo la tan anhelada desintegración de los latifundios (Fajardo, 2014). En 1946 estalló la violencia por expresiones emblemáticas de los dos partidos y también por los conflictos agrarios. La economía se debilitó por causa de la reducción de las inversiones externas y por el conflicto en el campo,que se acrecentó cuando campesinos sin trabajo por la crisis mundial, ocuparon tierras en distintas regiones de Colombia, en contra del régimen agrario que dominaba hasta entonces, acción en la que los hacendados respondieron a través de las fuerzas militares con resultados nefastos (Fajardo, 2014). La actitud retaliadora de los gobiernos frente a la oposición, movilizó el aspecto ideológico a la vida cotidiana en los campos. Posterior al asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, las áreas rurales sucumbieron frente a la autoridad represiva de la policía y las fuerzas militares. Años después cuando el partido liberal se retiró de las elecciones en 1949 por el efecto de la violencia y la falta de garantías, Laureano Gómez fue elegido presidente como único candidato. Durante su gobierno, fue permanente la expulsión de campesinos y el exterminio de opositores, hechos que marcaron la crisis política de la década. La lucha entonces de los partidos por la hegemonía del gobierno, llevó a que el estado enfrentara la resistencia de los sectores populares, ocasionando que cincuenta mil combatientes bajo las órdenes de Guadalupe Salcedo7 se alzaran en armas (Fajardo, 2014). Para Fajardo en definitiva los factores ideológicos y políticos que caracterizaron esta confrontación armada, se convierten en las causas más importantes que originaron las primeras manifestaciones de violencia y su perpetuidad en el ámbito colombiano. Conclusiones Se ha realizado en este trabajo un recorrido histórico por diferentes sucesos, que permiten quitar los vendajes de los ojos. La cotidianidad de los pueblos latinoamericanos, 7 Daniel Coronel en nota periodística de la Revista semana: “El asesinato de Guadalupe Salcedo –ejecutado de manera aleve como se demostraría años después– es la metáfora en la que podemos mirarnos hoy”, “Solo habrá paz si se garantiza la supervivencia de quienes dejen las armas. Ningún asesinato es bueno. Es responsabilidad de los colombianos hacer valer la decisión mayoritaria que tomarán en las urnas en unos pocos días”. 17 tiene una característica importante que proviene de su composición social. La misma, que comenzó a fundamentarse con la imposición de la personalidad por parte de los europeos que llegaron a América. Desde entonces las creencias sociales, el anhelo desmedido por la propiedad, el paganismo por los grupos políticos y económicos que atropellan con el poder, nuestro resentimiento social, la excesiva tolerancia, así como la pasión por la cultura extranjera que provoca la migración, más todos aquellos sentimientos que nos descalifican, nos son nuestros. Queda claro también, que sin el descubrimiento de América el capitalismo no hubiera podido germinar. Fue este quizá, el acontecimiento más importante en la historia económica de la humanidad. Desde ese instante se configuraron las relaciones de poder y de trabajo, que permitieron para algunas naciones la acumulación del capital. Ese atesoramiento de los antiguos europeos, de debido en gran parte al trabajo de los indígenas que además perdieron la vida. Sin embargo, siglos después del descubrimiento, la colonización y la independencia, en Colombia aún se sigue mirando a los Indígenas, como individuos desadaptados. No bastó con haberles robado su cultura y sus tierras, estas comunidades fueron adoctrinadas y luego despectivamente llamados “indios”. En otros lugares de América como por ejemplo en México y Perú, los descendientes de los aztecas e incas representan una muestra de su pasado glorioso. En respuesta a la pregunta principal de este ensayo, se puede afirmar, que el capitalismo necesita de las clases dominantes y de los más pobres para imperar, es su biósfera requerir de las dos. Pero no es suficiente, precisa del consentimiento de los menos favorecidos y la persuasión de con quienes domina; es por eso que el capitalismo posee una naturaleza dañina para prevalecer. Debido a lo anterior, el capitalismo tiene un origen psicológico, necesita del consenso de todos de manera natural. Por ello, el papel de la religión y la educación se tornan tan importantes para quienes tienen el poder; les permite perpetuarse en él. Se observa por ejemplo, como algunos pastores crean partidos políticos y algunos sacerdotes católicos o no, dirigen a sus fieles con miedo, haciéndolos sumisos y obedientes a la clase dirigente del país; los llevan y los tratan como borregos, diciéndoles que las personas que son humildes, buenas y sumisas van a alcanzar el paraíso y la gloria de Dios. 18 Estas castas religiosas se toman de la mano con los políticos, para hacer que el pueblo elija a los gobernantes que les ayudan con sus obras religiosas. Sobre la educación se puede afirmar, que también fomenta la división entre las clases sociales, debido a que algunos se educan para mandar al pueblo y al pueblo se educa para obedecer. En las élites se gradúan los jefes y los doctores, y en el pueblo se gradúan los empleados y los obreros. Es lamentable que en Colombia aún continúe esta desigualdad tan marcada. De otra parte se concluye también, que el conflicto político colombiano, disminuido pero no resuelto aún con los grupos armados y las bandas criminales, hacen que en Colombia se siga perdiendo sangre de personas de diferentes condiciones, que luchan con sus comunidades en regiones apartadas y que requieren de protección y de justicia. Vale la pena preguntarse ahora si tanto dolor, ha sido en vano. Saber los orígenes de lo que somos nos crea un gran desafío. Un camino esperanzador para el país. La historia está por recorrerse en este sentido. Los especialistas en el tema hablan de crear una educación pública universal en todos los niveles, protegida y financiada por el Estado. Una reforma agraria justa que devuelva la tierra a los desposeídos y tomen los grandes latifundios para la producción agrícola con técnica Industrial. Una inclusión social política educativa y económica para las comunidades que siempre han sido marginadas. No se puede seguir siendo indiferente a los acontecimientos, más aún cuando comienza a develarse la realidad de nuestro principio y que marca la mayoría de problemas sociales que conocemos. Queda en mano de las nuevas generaciones tratar de inclinar la balanza, o sino que sea Dios. Referencias Deas, M. (2002). El papel de la Iglesia, el ejército y la policía en las elecciones colombianas entre I8S0 y I930. Boletín Cultural y Bibliográfico, 39(60), 2–29. Fajardo, D. (2014). Estudio sobre los orígenes del conflicto social armado , razones de su persistencia y sus efectos más profundos en la sociedad colombiana. Bogotá: Universidad Externado de Colombia. Figueroa, H. (2010). Historiografía sobre el protestantismo en Colombia. Un estado del 19 arte, 1940-2009. Anuario Colombiano de Historia Social y de La Cultura, 37(1), 191– 225. Gramsci, A. (1999). Cuadernos de la cárcel. (Valentino Gerratana, Ed.). México: Coedición Ediciones Era / Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Guillén, F. 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