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ERNESTO LACLAU

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ERNESTO LACLAU: La razón populista (2005)
Lo primero ha sido dividir la unidad del grupo en unidades menores que hemos denominadas: la unidad del grupo que es el resultado de una articulación de demandas. Toda demanda presenta reclamos a un determinado orden establecido, que la ubica a la vez dentro y fuera de él. Como ese orden no puede absorber totalmente la demanda, no consigue constituirse a si mismo como una totalización como reclamo dentro del “sistema”. 
Nuestro intento mostrar que el populismo no tiene ninguna unidad referencial porque no está atribuido a un fenómeno delimitable, sino una lógica social cuyos efectos atraviesan una variedad de fenómenos. 
Las identidades políticas son el resultado de la articulación de lógicas equivalenciales y diferenciales opuestas, y es suficiente que el equilibrio entre ambas se rompa por el predominio, de uno de los polos, para que el pueblo como actor político se desintegre. Si prevalece la heterogeneidad social no hay ninguna posibilidad de establecer CADENA EQUIVALENCIAL. Una equivalencia que fuera total dejaría de ser una equivalencia para convertirse en mera identidad. Ya no habría una cadena sino una MASA HOMOGÉNEA. 
Una cadena equivalencial está formada por eslabones que están divididos entre el PARTICULARISMO de las demandas que representan y el sentido más UNIVERSAL dado por su oposición común al status quo. El éxito global de la operación populista depende de que prevalezca el momento UNIVERSALISTA por sobre el particularista. 
El retorno de Perón
El caso del peronismo de las décadas de 1960 y 1970 fue diferente: fue su propio éxito en la construcción de una cadena casi ilimitada de equivalencias. El gobierno popular peronista fue derrocado en septiembre de 1955. En 1967, perón envió una carta a una organización de izquierda, en la que afirmaba que toda revolución atraviesa tres etapas: la primera, la preparación ideológica, la segunda la toma de poder, y la tercera, la institucionalización de la revolución. A lo cual la revolución peronista debía pasar de la segunda etapa a la tercera. A pesar de la agresiva retorica antiperonista de las nuevas autoridades, ya que disolvieron el partido peronista, intervinieron los sindicatos y convirtieron en crimen la mención del nombre de perón, muy pronto comenzaron las conversaciones con grupos de políticos peronistas para discutir la manera de integrarlos al nuevo sistema político. Esta integración, excluía al propio perón, quien debía ser proscripto y cuyo exilio era considerado sin die (sin fecha). Perón desde su exilio, se resistía a estos intentos de marginarlos. Estaba comenzando un duelo entre Perón (desde el exilio) y los sucesivos gobiernos antiperonistas que duró 18 años y cuyo desenlace fue el triunfal retorno de Perón a la Argentina y al gobierno de 1973. Comenzó a tomar forma el nuevo populismo argentino. Las condiciones mismas del discurso de Perón desde el exilio determinaron su éxito. Para la resistencia peronista se estaba organizando lentamente en las fábricas y los barrios obreros de las ciudades industriales. Existieron actos de enunciación Perón (que eran invisibles) y el contenido de dichas enunciaciones. Se les podía dar una multiplicidad de sentidos. Estaban circulando muchos mensajes apócrifos. Sin embargo, esta situación tuvo un efecto paradójico: la naturaleza ambigua de los mensajes. Perón, desde el exilio no podía haber dado directivas precisas para la acción de una proliferación de grupos locales comprometidos en actos de resistencia, y menos aún intervenir en las disputas que surgían entre esos grupos. Por otro lado, su palabra era indispensable para dar unidad simbólica a todas esas luchas dispersas, y debía funcionar como un SIGNIFICANTE con vínculos débiles con significantes particulares le que ha denominado SIGNIFICANTES VACIOS. Perón ganó el duelo con los sucesivos regímenes antiperonistas porque éstos perdieron la lucha por integrar a los grupos neoperonistas, aquellos que postulaban un Perón sin Perón, a un sistema político, en tanto que la demanda del regreso de Perón a la Argentina se convirtió en el SIGNIFICANTE UNIFICADOR de un campo popular en expansión. 
El rol de papa que Perón se había atribuido (que evoca la noción de significante amo en lacan) puede ser entendido en primer lugar, como un centro de irradiación equivalencial. Otra posibilidad que el significante vacío se vuelva COMPLETAMENTE vacío, en ese caso, los eslabones de la cadena equivalencial no necesitan para nada coincidir entre sí: los contenidos más contradictorios pueden ser reunidos en tanto se mantenga la subordinación de todos ellos al significante vacio. Freud, el amor por el padre es el único lazo entre los hermanos. La consecuencia política es que la unidad de un “pueblo” constituido de esta manera es frágil. Por un lado, el potencial antagonismo entre demandas contradictorias puede estallar en cualquier momento. 
A comienzos de los 60, la tarea inmediata era luchar contra las fuerzas políticas dentro del peronismo que estaban presionando en la dirección de un peronismo sin Perón. La amenaza principal provenía de las condiciones en las cuales el movimiento sindical fue normalizado después de la conformación de un gobierno constitucional en 1958 con el ascenso de Arturo Frondizi a la presidencia. Por la decisión de Perón de pedir a sus seguidores que votaron por él y en contra de Ricardo Balbín. En 1959 la actividad sindical se volvió legal bajo la ley 14455. (La propia capacidad de un sindicato de negociar colectivamente con los empleadores dependía de su personería. El futuro institucional de todo sindicato estaba ligado a sus relaciones de Estado).
En 1966 las F Armadas derrocaron al presidente Illia e iniciaron una dictadura militar bajo el del general Onganía. Disolvió las organizaciones políticas, reprimió al movimiento sindical e intervino las universidades. Estaba claro que ya no existía ningún canal institucional para la expresión de demandas sociales.
La protesta social estalló en 1969 con el denominado Cordobazo, la acción violenta en Córdoba de grupos armados, que luego se expandió a otras ciudades del interior del país. Otros acontecimientos, primero, surgieron nuevos grupos guerrilleros peronistas de izquierda, lo que Perón denomino “formaciones especiales”. 
Hacia fines de 1971, perón estaba en situación de utilizar lo que él denomino “sus dos manos” situada en los sindicatos peronistas. La mano izquierda de perón estaba representada por organizaciones de jóvenes de izquierda y lo que denomino sus formaciones especiales; los grupos guerrilleros que proclamaban su lealtad al conductor y que hacían de su regreso a la Argentina el punto inicial de una transformación revolucionaria del país. El líder exiliado utilizó ambas manos con gran maestría. A partir de ahí, los acontecimientos se desencadenaron rápidamente. El secuestro y ejecución del ex presidente Aramburu por parte de montoneros condujeron a la caída del general Onganía, que fue reemplazado por el general Mario Levingston y luego por el general Lanusse, quien finalmente llamó a elecciones generales en 1973, en las cuales el peronismo obtuvo un triunfo. Una vez en la argentina, perón ya no pudo ser un SIGNIFICANTE VACIO, era el presidente de la república y debía tomar decisiones y operar alternativas. El juego de los años de exilio, por el cual cada grupo interpretaba sus palabras según su propia orientación política, mientras el propio perón mantenía una prudente distancia de toda interpretación, ya no pudo continuarse una vez que perón estuvo en el poder. Entre la burocracia sindical de derecha, por un lado, y la juventud peronista y las formaciones especiales por el otro, no había nada en común; se consideraban el uno al otro como enemigos mortales. Entre ellos no se había internalizado ninguna equivalencia, y lo único que los mantenía dentro del mismo campo político era la identificación común con perón como líder. Pero esto no era suficiente, ya que Perón encarnada para cada facción principios políticos totalmenteincompatibles. Perón intentó durante un tiempo hegemonizar de un modo coherente la totalidad de su movimiento, pero fracasó: el proceso de diferenciación antagónica había ido muy lejos. Después de la muerte de Perón en 1974 la lucha entre diversas facciones peronistas se aceleró y el país entró nuevamente en un proceso de rápida desinstitucionalización. La consecuencia fue el golpe militar de 1976 y el establecimiento de uno de los regímenes más brutalmente represivos del siglo XX.

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