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152 sentido deminante negativa en la región del dedo de cinc de la proteína WT1 que afecta a su capacidad de unirse al ADN. También tienen el riesgo aumentado de padecer tumores de células germinales llamados gonadoblastomas, casi con certeza como consecuencia de las alteraciones en el desarrollo gonadal normal. Síndrome de WAGR: Wilms, aniridia, malformaciones genitales y retraso mental. El riesgo de desarrollar el tumor es del 33%. Portadores de deleciones constitucionales (en línea germinal) de 11p13. Asociado al gen WT1 y un gen autosómico dominante delecionado contiguo para la aniridia, PAX6. Los pacientes con delecciones limitadas a PAX6, pero que conservan una función normal de WT1, desarrollan una aniridia esporádica pero no presentan un aumento del riesgo de tumores de Wilms. La presencia de deleciones de WT1 en la línea germinal en el síndrome de WARG supone el «primer golpe»; el desarrollo de un tumor de Wilms en estos pacientes se correlaciona a menudo con la aparición de una mutación de la pauta de lectura o sin sentido en el segundo alelo de WT1 («segundo golpe») Síndrome de Bekwith – Wiedemann (SNW) caracterizado por hipertrofia de los órganos corporales (organomegalia), macroglosia, hemihipertrofia, onfalocele y células de tamaño anormalmente grande en la corteza suprarrenal (citomegalia suprarrenal). Ha servido como modelo para el mecanismo no clásico de la caracterogenia en humanos: la impronta genómica. La región cromosómica implicada está en la banda 11p15.5 («WT2») distal al locus de WT1. Estudios genéticos recientes han aclarado el papel de la β-catenina en el tumor de Wilms. Los restos nefrógenos son posibles lesiones precursoaras del tumor de Wilms y se encuentran en el parénquima renal adyacente a un 25 – 40% de los tumores unilaterales; esta frecuencia aumenta casi alcanzar el 100% en los tumores de Wilms bilaterales. MORFOLOGÍA: Se verá como una masa bien delimitada, grande y solitaria, aunque un 10% de los tumores son bilaterales o multicéntricos en el momento del diagnóstico. Al corte se trata de tumores grisáceos o pardos, blandos y homogéneos con ocasionales focos de necrosis, formación de quistes o hemorragia. Microscopicamente se observan intentos reconocibles de imitar los distintos estadios de la nefrogenia. La clásica combinación trifásica de células del blastema, el epitelio y el estroma aparece en inmensa mayoría de los casos, aunque el porcentaje de cada componente varía. MANIFESTACIONES CLÍNICAS: Gran masa abdominal que puede ser unilateral o, cuando es muy grande, puede atravesar la línea media y extenderse hacia la pelvis. La hematuria, el dolor abdominal tras un traumatismo, la obstrucción intestinal y la presencia de hipertensión son otras formas de presentación. En número notables de casos cuando se diagnóstica el tumor por primera vez, se reconocen ya metástasis pulmonares, sin embargo el pronóstico sigue siendo bueno. GLOMERULOPATÍAS El cuadro clínico de la enfermedad glomerular se agrupa en cinco síndromes glomerulares mayores. Tanto las glomerulopatias primarias como las enfermedades sistémicas que afectan a los glomérulos pueden dar lugar a esos síndromes. 153 Aunque poseemos pocos datos acerca de los agentes etiológicos y los desencadenantes, está claro que existen mecanismos inmunitarios asociados a la mayoría de las formas de glomerulopatía primaria y a muchos de los trastornos glomerulares secundarios. El resultado de la lesión por trastornos de este tipo depende de varios factores, como la intensidad inicial del daño renal, la naturaleza y persistencia de los antígenos y el estado inmunitario, la edad y la predisposición genética del anfitrión. Hace tiempo se sabe que una vez que cualquier nefropatía, glomerular o de otro tipo, destruye las nefronas funcionales y reduce la FG hasta 30 – 50% de lo normal, la progresión a la insuficiencia renal terminal evoluciona a una velocidad constante, independiente del estímulo original o de la actividad de la enfermedad subyacente. Las dos principales características histológicas de este daño renal progresivo son: GLOMERULOESCLEROSIS FOCAL Y SEGMENTARIA (GEFS): La fibrosis progresiva que afecta a partes de algunos glomérulos se desarrolla en diversos tipos de lesión renal, y causa proteinuria y aumento del deterioro funcional. Se observa incluso en que la enfermedad primaria no es glomerular. Parece iniciarse por el cambio adaptativo que produce en los glomérulos relativamente no afectados de los riñones enfermos. La hipertrofia compensadora de los glomérulos restantes sirve para mantener la función renal en esos animales, pero pronto se desarrollan proteinuria y glomeruloesclerosis segmentaria, provocando finalmente la esclerosis glomerular total y la uremia. La hipertrofia glomerular se asocia a cambios hemodinámicos, incluidos el aumento del flujo sanguíneo glomerular, la presión de filtración y transcapilar (hipertensión glomerular) y a menudo hipertensión sistémica. Hay una lesión endotelial que lleva una pérdida de podocitos con consecuente desnudación de fragmentos de MBG de los podocitos subyacentes y, en consecuencia, aumento de la permeabilidad glomerular a las proteínas y acumulación de las proteínas en la martriz mesangial. A continuación se observa una proliferación de células mesangiales, infiltrado de macrófagos, aumento de la acumulación de la matriz extracelular (MEC) y esclerosis de los glomérulos, inicialmente segmentaria y finalmente globlal. FIBROSIS TUBULOINTERESITICIAL: La lesión tubulointersticial, que se manifiesta por el daño tubular y la inflamación intersticial, es un componente de muchas glomerulonefritis agudas y crónicas. La fibrosis contribuye a la progresión de las glomerulopatías tanto inmunitarias como no inmunitarias, por ejemplo, en la nefropatía diabética. En realidad, a menudo existe una correlación mucho mayor entre la reducción de la función renal y la extensión del daño tubulointersticial que con la intensidad de la lesión glomerular. Son muchos los factores que pueden ocasionar este tipo de lesión tubulointersticial, como la isquemia de los segmentos del túbulo distales desde los glomérulos escleróticos, la inflamación aguda y crónica del intesrsticio adyacente y el daño o pérdida del aporte sanguíneo capilar peritubular. Las líneas de trabajo actuales también señalan hacia los efectos de la proteinuria en la estructura y la función de las células tubulares. Es posible que la proteinuria cause la lesión directa y la activación de las células tubulares. A su vez, las células tubulares expresan las moléculas de adhesión y elaboran las citocinas proinflamatorias, quimiocinas y factores de crecimiento que contribuyen a la fibrosis intersticial. Las proteínas filtradas que producen esos efectos tubulares son las citocinas, los productos del complemento, el hierro ligado a la hemoglobina, las inmunoglobulinas, las estructuras lipídicas y proteínas plasmáticas modificadas mediante oxidación.
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