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GLOMERULOPATÍAS

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sentido deminante negativa en la región del dedo de cinc de la proteína WT1 que afecta a su 
capacidad de unirse al ADN. También tienen el riesgo aumentado de padecer tumores de 
células germinales llamados gonadoblastomas, casi con certeza como consecuencia de las 
alteraciones en el desarrollo gonadal normal. 
 Síndrome de WAGR: Wilms, aniridia, malformaciones genitales y retraso mental. El riesgo de 
desarrollar el tumor es del 33%. Portadores de deleciones constitucionales (en línea germinal) 
de 11p13. Asociado al gen WT1 y un gen autosómico dominante delecionado contiguo para la 
aniridia, PAX6. Los pacientes con delecciones limitadas a PAX6, pero que conservan una función 
normal de WT1, desarrollan una aniridia esporádica pero no presentan un aumento del riesgo 
de tumores de Wilms. La presencia de deleciones de WT1 en la línea germinal en el síndrome 
de WARG supone el «primer golpe»; el desarrollo de un tumor de Wilms en estos pacientes se 
correlaciona a menudo con la aparición de una mutación de la pauta de lectura o sin sentido 
en el segundo alelo de WT1 («segundo golpe») 
 Síndrome de Bekwith – Wiedemann (SNW) caracterizado por hipertrofia de los órganos 
corporales (organomegalia), macroglosia, hemihipertrofia, onfalocele y células de tamaño 
anormalmente grande en la corteza suprarrenal (citomegalia suprarrenal). Ha servido como 
modelo para el mecanismo no clásico de la caracterogenia en humanos: la impronta genómica. 
La región cromosómica implicada está en la banda 11p15.5 («WT2») distal al locus de WT1. 
 
Estudios genéticos recientes han aclarado el papel de la β-catenina en el tumor de Wilms. Los restos 
nefrógenos son posibles lesiones precursoaras del tumor de Wilms y se encuentran en el parénquima 
renal adyacente a un 25 – 40% de los tumores unilaterales; esta frecuencia aumenta casi alcanzar el 
100% en los tumores de Wilms bilaterales. 
 
MORFOLOGÍA: Se verá como una masa bien delimitada, grande y solitaria, 
aunque un 10% de los tumores son bilaterales o multicéntricos en el 
momento del diagnóstico. Al corte se trata de tumores grisáceos o pardos, 
blandos y homogéneos con ocasionales focos de necrosis, formación de 
quistes o hemorragia. 
Microscopicamente se observan intentos reconocibles de imitar los 
distintos estadios de la nefrogenia. La clásica combinación trifásica de 
células del blastema, el epitelio y el estroma aparece en inmensa mayoría 
de los casos, aunque el porcentaje de cada componente varía. 
 
MANIFESTACIONES CLÍNICAS: Gran masa abdominal que puede ser unilateral o, cuando es muy grande, 
puede atravesar la línea media y extenderse hacia la pelvis. La hematuria, el dolor abdominal tras un 
traumatismo, la obstrucción intestinal y la presencia de hipertensión son otras formas de presentación. 
En número notables de casos cuando se diagnóstica el tumor por primera vez, se reconocen ya 
metástasis pulmonares, sin embargo el pronóstico sigue siendo bueno. 
 
GLOMERULOPATÍAS 
El cuadro clínico de la enfermedad glomerular se agrupa en cinco síndromes glomerulares mayores. Tanto las 
glomerulopatias primarias como las enfermedades sistémicas que afectan a los glomérulos pueden dar lugar a esos 
síndromes. 
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Aunque poseemos pocos datos acerca de los agentes etiológicos y los desencadenantes, está claro que existen 
mecanismos inmunitarios asociados a la mayoría de las formas de glomerulopatía primaria y a muchos de los 
trastornos glomerulares secundarios. 
El resultado de la lesión por trastornos de este tipo depende de varios factores, como la intensidad inicial del daño 
renal, la naturaleza y persistencia de los antígenos y el estado inmunitario, la edad y la predisposición genética del 
anfitrión. 
Hace tiempo se sabe que una vez que cualquier nefropatía, glomerular o de otro tipo, destruye las nefronas 
funcionales y reduce la FG hasta 30 – 50% de lo normal, la progresión a la insuficiencia renal terminal evoluciona a 
una velocidad constante, independiente del estímulo original o de la actividad de la enfermedad subyacente. Las 
dos principales características histológicas de este daño renal progresivo son: 
 GLOMERULOESCLEROSIS FOCAL Y SEGMENTARIA (GEFS): La fibrosis progresiva que afecta a partes de algunos 
glomérulos se desarrolla en diversos tipos de lesión renal, y causa proteinuria y aumento del deterioro 
funcional. Se observa incluso en que la enfermedad primaria no es glomerular. Parece iniciarse por el cambio 
adaptativo que produce en los glomérulos relativamente no afectados de los riñones enfermos. La 
hipertrofia compensadora de los glomérulos restantes sirve para 
mantener la función renal en esos animales, pero pronto se 
desarrollan proteinuria y glomeruloesclerosis segmentaria, 
provocando finalmente la esclerosis glomerular total y la uremia. 
La hipertrofia glomerular se asocia a cambios hemodinámicos, 
incluidos el aumento del flujo sanguíneo glomerular, la presión de 
filtración y transcapilar (hipertensión glomerular) y a menudo 
hipertensión sistémica. 
Hay una lesión endotelial que lleva una pérdida de podocitos con consecuente desnudación de fragmentos 
de MBG de los podocitos subyacentes y, en consecuencia, aumento de la permeabilidad glomerular a las 
proteínas y acumulación de las proteínas en la martriz mesangial. A continuación se observa una 
proliferación de células mesangiales, infiltrado de macrófagos, aumento de la acumulación de la matriz 
extracelular (MEC) y esclerosis de los glomérulos, inicialmente segmentaria y finalmente globlal. 
 
 FIBROSIS TUBULOINTERESITICIAL: La lesión tubulointersticial, que se manifiesta por el daño tubular y la 
inflamación intersticial, es un componente de muchas glomerulonefritis agudas y crónicas. La fibrosis 
contribuye a la progresión de las glomerulopatías tanto inmunitarias como no inmunitarias, por ejemplo, 
en la nefropatía diabética. 
En realidad, a menudo existe una correlación mucho mayor entre la reducción de la función renal y la 
extensión del daño tubulointersticial que con la intensidad de la lesión glomerular. Son muchos los factores 
que pueden ocasionar este tipo de lesión tubulointersticial, como la isquemia de los segmentos del túbulo 
distales desde los glomérulos escleróticos, la inflamación aguda y crónica del intesrsticio adyacente y el daño 
o pérdida del aporte sanguíneo capilar peritubular. Las líneas de trabajo actuales también señalan hacia los 
efectos de la proteinuria en la estructura y la función de las células tubulares. Es posible que la proteinuria 
cause la lesión directa y la activación de las células tubulares. A su vez, las células tubulares expresan las 
moléculas de adhesión y elaboran las citocinas proinflamatorias, quimiocinas y factores de crecimiento que 
contribuyen a la fibrosis intersticial. Las proteínas filtradas que producen esos efectos tubulares son las 
citocinas, los productos del complemento, el hierro ligado a la hemoglobina, las inmunoglobulinas, las 
estructuras lipídicas y proteínas plasmáticas modificadas mediante oxidación.

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