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3 -Metafcción y recurso de verosimiltud en La Cordillera de Vidente Leñero (lectura)

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Manifestación de estructuras metaficcionales y recursos de verosimilitud en “La cordillera” de Vicente Leñero
	La escritura de Vicente Leñero ha incursionado en la mayoría de géneros literarios: desde el cuento, la novela, la dramaturgia, la crónica, el reportaje; incluso se ha desarrollado en el ámbito del periodismo con un estilo que combina recursos literarios aplicados a hechos históricos. Y aunque el cuento no pertenece al género que más desarrolló, consideramos su actividad relevante dentro del contexto de cuentistas mexicanos de la segunda mitad del siglo XX. 
	El texto que se tomó para nuestra investigación es “La cordillera”, cuya historia cuenta la aparición de la mítica novela de Juan Rulfo, de nombre homónimo al cuento, y pertenece al volumen titulado Más gente así, (2013) el cual posee una riqueza en personajes, ya existentes, sea en ficción o realidad, con historias alternativas en un juego de la realidad, tema que lo fascinaría y que estaría en mayor medida presente en su literatura. 
 	Dentro de los estudios realizados sobre nuestro autor encontramos, principalmente, dos que son pertinentes para nuestra investigación: (ambos por parte de la Universidad Veracruzana –esperar algún alarido-) 1. El primero se centra en la oscilación de la narrativa de Leñero entre la realidad y la ficción, pero focaliza su atención en la novela La gota de agua (1984), cuya trama gira alrededor de la problemática del desabasto de agua en la Ciudad de México. 
	Aquí se reconocen dos tipos de lectores para textos con estas características: 
1. un lector empírico, aquel que no cuenta con conocimientos que pueden ser clave para la mejor comprensión del texto, y
2. un lector modelo, figura que cuenta con conocimientos previos y amplios sobre la temática de la que habla algún texto y que puede diferenciar de manera más fácil los rasgos históricos y los literarios de las obras. 
También se reconocen ciertos mecanismos de ficción usados por Leñero para lograr su estilo:
1. el primero se refiere a una construcción del relato por medio del fingimiento: es decir, insertar acontecimientos históricos ─ya sean nombres o sucesos ─ para darle credibilidad el texto; 
2. el segundo es una construcción por medio de la exageración de los acontecimientos de la obra y, por último, 
3. la inserción de documentos de carácter testimonial que crean un respaldo sólido del texto;
En el segundo estudio se resalta la inserción de la crónica en las obras de Leñero. El aspecto más importante que se realiza es la clasificación que propone del narrador con base en la participación del autor dentro del hecho narrado; la intención de esto es verificar la legitimidad sobre el texto. Así, distingue tres voces en tres textos diferentes.
1. El primer texto es el ya mencionado La gota de agua, donde el autor se desdobla en el personaje principal de la obra y presentar hechos que le son completamente cercanos y personales, lo que otorga mayor legitimidad al texto en comparación con los otros dos siguientes. 
2. El segundo es Los periodistas (1978), libro que relata la historia del golpe al periódico Excélsior por parte del Presidente Luis Echeverría. Aquí Leñero aparece como partícipe dentro de los hechos, pero el protagonista de la obra es Julio Shrerer, entonces director de Excélsior. Con esto hay un menor grado de legitimidad debido a que hace alusión a una historia que intenta relatar de manera objetiva y externa a su juicio personal.
3. Y en tercer lugar está Asesinato: el doble crimen de los Flores Muñoz, crónica periodística del asesinato del exgobernador de Nayarit, Gilberto Flores Muñoz y su esposa, la escritora María Asunción Izquierdo. Este libro establece el punto más alejado de la legitimidad del texto, ya que Leñero no tiene una participación activa dentro de los hechos, es sólo un espectador que ha realizado una exhaustiva búsqueda de la verdad, a través de un proceso de investigación. 
Con base en estos datos, Anderson establece la conclusión casi matemática de que a mayor participación que tenga la vida del autor en el texto que escriba, mayor legitimidad tendrá sobre él.
	Dentro de “La cordillera” de Vicente Leñero encontramos una combinación de elementos históricos reales y ficcionales. Dentro de los primeros encontramos nombres de personas, institutos, fechas, que nos hacen creer, a primera instancia, que es una crónica periodística del estilo de Leñero; sin embargo, los hechos ficcionales se contraponen a estos y nos vislumbran el artificio literario que inserta el texto en un término medio como un juego de ficción y realidad.
	Situándonos desde la perspectiva del ya mencionado lector modelo, es necesario, al caracterizar un texto de meta-ficción, sentar una base alrededor del concepto de ficción; el cual se entiende como una especie de (cito) “mimesis, verosimilitud o imaginación” (cierra) casi opuesto al concepto de realidad; y se recalca que no puede haber definiciones cerradas debido a una oscilación y enriquecimiento mutuo en que no pueden quedar aislados.
	En relación a la metaficción se refiere a (cito) “un acto de autorreflexión que ocurre dentro del mismo texto (sobre el lenguaje, la escritura, la literatura), y en este sentido es una especie de autocrítica” (cierra) la cual no necesita teorizaciones externas por parte de la crítica especializada. 
	En lo referente al argumento del texto, les comento: relata la historia de Benjamín Palacios y el Pelón Sandoval, ex alumnos de la Escuela de Escritores de la Sogem que, junto con Macario González, ex alumno de teatro, realizaron una falsificación de “La cordillera” de Juan Rulfo, basándose en los pocos escritos que había dejado, la cual lograron pasar por verídica al convencer a la escritora y docente Mónica Lezama, experta en Juan Rulfo y amiga de los herederos del fallecido escritor jalisciense, para que gestionara un pago de treinta mil dólares con un coleccionista privado para obtener el manuscrito y poder realizar el peritaje de la obra para una posible posterior publicación. 
	Tenemos una voz narrativa del cuento omnisciente, lo cual sitúa al autor histórico en el punto más alejado de la legitimidad sobre el texto, ya que no es personaje espectador ni protagonista, casi equiparando el nivel que desarrolla en Asesinato, pero con la diferencia que este último se respalda con documentos testimoniales y “La cordillera” se inserta en un mundo de ficción.
	La historia se divide en dos grandes etapas, por un lado, la etapa de convencimiento con Mónica Lezama y, por otro, el momento en que realizan el plan que llevaran a cabo. El primer elemento de análisis es el título, el cual hace alusión a la novela que, históricamente, dejara inconclusa Juan Rulfo, y de la cual se publicaran fragmentos en una recopilación de textos póstuma titulada Los cuadernos de Juan Rulfo. La historia se desarrolla en la víspera del vigésimo aniversario luctuoso de Juan Rulfo, el cual coincide con la fecha en que sitúa Leñero su historia: 2006. (Lo cual otorga un grado de verosimilitud). La historia cuenta que (cito) “el canal 22 transmitió en vivo un coloquio con cuatro expertos en la obra del celebrado narrador” (cierra) (Leñero, V. p. 29) en el que participaron autores como García Márquez, Monsiváis, Emanuel Carballo y la escritora Mónica Lezama, primer personaje ficcional y experta en la obra de Juan Rulfo, la cual será víctima del engaño. Posteriormente realiza su aparición el personaje encargado de gestionar el fraude, Macario González, que, con una historia inventada donde menciona que su padre, Dionisio, (cito) “conoció mucho pero mucho al señor Rulfo. Trabajó con él cuando el señor Rulfo estaba en el Instituto Indigenista” (cierra) (Leñero, V. p. 32); dice que incluso llegaron a ser íntimos amigos, argumentando que había sido bautizado como Macario en honor al niño del cuento escrito por Rulfo; y que de igual manera el jalisciense había nombrado Dionisio a uno de los personajes principales de La cordillera en honor a su padre. Macario asevera que su padre recogió los pedazos delmanuscrito que Rulfo había roto y tirado a la basura, y los pegó para conservarlos. Con este juego de alusiones a elementos verdaderos como el Instituto Indigenista y los nombres de los personajes se refuerza la veracidad de la historia de Macario, y, al mismo tiempo, la de Leñero. Momentos después de sembrar la duda en Mónica sobre la existencia del escrito, aparece la falsificación, que es descrita por parte de Leñero como: (cito)
“hojas escritas en una máquina con tipos de 12 puntos, gastados: la a minúscula se saltaba de vez en cuando de la línea de apoyo, y la o aparecía por momentos rellena del negro de la cinta. Casi en todas las páginas abundaban tachaduras xxxxxx y correcciones a mano con tinta en ocasiones verde, en otras negra. Efectivamente todas las hojas estaban cortadas y rasgadas en diagonal, pero sus partes habían sido unidas por atrás con cinta transparente. (Leñero, V. p. 35). (Cierra)
Toda esta minuciosidad aporta credibilidad a la historia, pues si bien no nos es posible saber si Leñero tuvo acceso a los manuscritos que se guardan de los borradores de La cordillera nos hace creer que realmente así fue, funcionando como elemento testimonial en la historia. Acto seguido, Mónica lee el manuscrito, quedando deslumbrada por la aparición de la mítica novela de Rulfo, después se encuentra con Juan Ascencio, personaje que en la vida real entabló una relación de amistad con Juan Rulfo, y realizó la biografía titulada Un extraño en la tierra: biografía no autorizada de Juan Rulfo. En dicho se hacen menciones de escritores como Elena Poniatowska, así como a anécdotas acontecidas en la vida real como la negación del Premio Cervantes a Rulfo o el registro de su nombre como marca registrada por parte de sus herederos a causa de la entrega del premio que llevaba su nombre a Tomás Segovia durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara del 2005.
	El siguiente personaje que aparece es el millonario Eric Martinson, también ficticio, coleccionista de objetos de arte como primeras ediciones o borradores de escritores ─de nueva cuenta─ reales, como son: Cortázar, Carpentier, Octavio Paz, entre otros. De ese modo se entabla una relación de posesión de objetos del mundo real por parte de un personaje inventado, creando así la tensión y el equilibrio en que se desarrolla el cuento. 
	En lo referente a la metaficción como una autocrítica lo podemos ver reflejado en situaciones como las que viven los personajes encargados del fraude con su maestro en la SOGEM, Gerardo de la Torre, personaje verídico, el cual les dicta discursos en las pláticas posteriores a clase donde refiere sobre el rulfismo como (cito) “ese contagio que sufrieron los jóvenes de los años sesenta tras la aparición de El llano en llamas y Pedro Páramo” (cierra) (Leñero, V. p. 48). Además de dicha afirmación, de la Torre realiza una crítica al estilo de escritura de Rulfo y reconoce que (cito) “el contagio estilístico es mortal como el sida […] Ésa como revirada a la primera base del Así diles, Eso fue lo que dijo, Eso hicimos, Así le dijo¸ fue usado por Rulfo como muletilla en sus cuentos y en su novela, de tal suerte que quien la utiliza ahora cae inevitablemente en el rulfismo” (cierra) (Leñero, V. p. 48). 
	En el mismo sentido de la autocrítica, pero no refiriéndose al estilo sino a la temática de los textos, Leñero, en una especie de desdoblamiento a través de Gerardo de la Torre, afirma que (cito) “cuando se parte de una realidad […] se vuelve más sencillo el trabajo porque se reducen las exigencias de la imaginación y se despierta la fantasía gracias al imperativo de ir desarrollando, por aquí o por allá, cada personaje, cada trama, cada nueva historia imprevista.” (Cierra) (Leñero, V. p. 52). Lo que confirma en cierto modo la tesis que desarrollaría Leñero en su texto: partir de un hecho real y concreto, en este caso el borrador de “La cordillera” para desarrollar un texto alternativo que no le sea completamente fiel a la “realidad”. 
	Con base en el reconocimiento de la voz narrativa como un narrador omnsiciente, se establece el punto más alejado en la legitimidad del texto, casi al mismo grado de Asesinato, ya que np hay participación en la historia. Y, por último, con las referencias encontradas a elementos reales y ficcionales, y el contraste que se crea entre ellas, identificamos a “La Cordillera” como un texto intermedio entre la ficción y la no ficción, destacándose por su característica de crítica interna que aporta elementos para un mejor entendimiento. 
Gracias.

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