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De la subjetividad en el lenguaje

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De la subjetividad en el lenguaje
Emile Benveniste
La noción del lenguaje como instrumento de comunicación se queda corta, pues en esta concepción está implícita la idea de hombre-naturaleza, donde el ser humano fabricaría el lenguaje. En realidad, el lenguaje no puede ser separado del hombre y él mismo configura la subjetividad, pues le da al ser humano la capacidad de plantearse como sujeto. Es así que gracias a él puede haber una unidad psíquica y una conciencia.
Para que exista el lenguaje se necesita que un locutor haga la función de sujeto, en donde él sería un “yo” en su discurso, y se refería a un “tú”. A la vez, estos dos elementos van siempre de la mano, no se puede concebir uno sin el otro, se presentan en reciprocidad. 
El autor comienza debatiendo la idea del lenguaje como “instrumento de comunicación”, donde éste se confundiría con el discurso, que es el lenguaje puesto en acción. La palabra sería, en vez, ese instrumento (de comunicación), y ella necesita del lenguaje. Asimismo, destaca que el lenguaje puede no estar relacionado a medios lingüísticos, como los gestos y la mímica. 
Además, distingue entre procesos de transmisión (como sistemas de señales) del lenguaje en sí, donde los primeros son resultado e imitación del segundo. Es así que el lenguaje no está separado del hombre, no es una invención posterior a su naturaleza que lo complete. 
El autor declara que gracias al lenguaje el ser humano se hace “sujeto”, ya que así se formará su ego o yo. El lenguaje nos da la posibilidad de plantearnos como sujeto, y éste no sería un sentimiento particular de ser uno mismo, más bien sería una “unidad psíquica que trasciende la totalidad de las experiencias vividas”, lo que estaría relacionado a la misma conciencia. 
La conciencia sería posible cuando alguien puede referirse a otro, pues haciendo esta operación indirectamente se constituiría como un yo. Es así que siempre que hay un yo, hay otra persona, y esto hace al lenguaje, en el cual “yo” y “tú” no pueden ser separados, pues no hay reducción de uno al otro.
Las lenguas siempre expresar a la persona, usando pronombres siempre están presentes de una u otra forma. Estos, no hacen referencia a un concepto o individuo, pues como dice el autor “yo” se refiere al acto de discurso individual en que es pronunciado, y cuyo locutor designa”. En tal acto surge el locutor se vuelve sujeto, y éste es el punto de referencia de la realidad que se enuncia. Se incluye también dentro de esta realidad la noción del tiempo, donde el presente, o bien, el “tiempo en que se habla”, es el punto de referencia.

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