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Sujeto y cultura; Examen 2

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Módulo: Sujeto y Cultura
Examen Unidad 2
1. Describe, de acuerdo a Benveniste, las semejanzas y diferencias entre la comunicación animal y el lenguaje humano. Entre las similitudes que Benveniste señala, se encuentran; la capacidad de intercambiar mensajes, así como la de interpretar signos que remiten a cierta realidad, la memoria de la experiencia y la aptitud para descomponerla. En cambio, como diferencias remarca; la imposible descomposición del contenido en sus elementos formadores y el hecho de que, en los animales, de momento, no se ha encontrado un “lenguaje” sino códigos de señales.
2. De acuerdo a Benveniste ¿Cuál es la importancia del lenguaje en la constitución de la subjetividad? Para empezar, señala el hecho de que, el lenguaje no fue fabricado por el hombre, sino que se encuentra en su naturaleza. Puesto que Benveniste define como “subjetividad”, a la capacidad del locutor, que mediante el discurso, se plantea como “sujeto” en contraste con un “otro”; es en y por el lenguaje que el ser humano se constituye como sujeto. El lenguaje es la posibilidad de la subjetividad, por contener siempre las formas lingüísticas apropiadas a su expresión, y el discurso provoca siempre la emergencia de la subjetividad.
3. De a cuerdo a Braunstein, describe las características que le asigna al sujeto de la conciencia, al sujeto del discurso, al sujeto ideológico. Las características que Braunstein señala del “sujeto de la conciencia”, es primeramente, que la conciencia no es algo que surja a partir de los procesos biológicos en el sistema nervioso central, sino que surge a partir de la existencia del sujeto como integrado en una formación sociohistórica, de esta forma puede llegar a entenderse en su proceso de determinación. Señala también, para referirse al segundo concepto de esta pregunta, que la existencia del “sujeto de la conciencia”, es una existencia en el lenguaje y no puede abordarse sino a partir de su objetivación como discurso, el hecho de que el discurso es siempre un discurso del sujeto, nos remite al “sujeto del lenguaje”. Finalmente, e refiere como “sujeto ideológico”, al sujeto que no llega a serlo por unas experiencias singulares ni por un desarrollo autónomo, sino porque está constituido como tan a partir de requerimientos emitidos por la estructura social y ejecutados por las instituciones, por los aparatos ideológicos del estado. El sujeto ideológico de expresa a través de una cantidad prácticamente infinita de proposiciones, puestas gramaticalmente en primera persona, que expresan una relación imaginaria que él mantiene con sus condiciones reales de existencia.
4. De a cuerdo a Braunstein, ¿a qué le llama Sujeto “a Secas”? Este concepto nace de una propuesta de Braunstein, por seguir “dividiendo” al sujeto en “sujeto de la conciencia” y “sujeto del discurso”, para abordar al “sujeto a secas”, en toda su complejidad.
5. De a cuerdo a Saussure, describe a qué le llama significante, a qué le llama significado, a qué le llama signo. El significante, también llamado “imagen acústica”, no es solo el sonido material, el “cómo le llamas” a determinado concepto, sino también la psíquica de ese sonido, la “imagen” que se genera a partir de la acústica de la palabra. El significado, en cambio, también llamado “concepto”, se refiere a esto precisamente, la concepción de una idea, un objeto, una acción, etc. Y finalmente, el signo lingüístico remite a la combinación del significado y su respectivo significante.
6. Describe la premisa teórica bajo la cual propone Freud al análisis del paso por la etapa edípica en niños y niñas. Es el concepto de la “organización genital infantil”, ubicado en la fase fálica del desarrollo psicosexual, el interés por los genitales y quehacer genital, a diferencia de la organización genital definitiva del adulto, es que, para ambos sexos, solo desempeña un papel “un genital”, el masculino. Son los complejos, temores y deseos que giran en torno a esto y en cuya descripción se ahondará mejor en las preguntas siguientes, por lo que desisto de dar una descripción más amplia aquí.
7. De a cuerdo a Freud, ¿cuáles son los procesos intrapsíquicos por los que atraviesa el niño en la etapa edípica que tienen como consecuencia la instauración de la norma de la prohibición del incesto? Primeramente es la práctica del onanismo, pues la zona erógena en la fase fálica del desarrollo psicosexual, en la cual se desarrolla el complejo de Edipo, es el genital. En este punto, el niño ha de presuponer naturalmente en todos los seres vivos un genital parecido al que él mismo posee; más aún: hasta en las cosas inanimadas busca una forma análoga a su miembro. Sin embargo, el niño llega a descubrir que el pene no es un patrimonio común de todos los seres semejantes a él, la falta de pene es entendida como resultado de una castración, y ahora se le plantea al niño la tarea de habérselas con la referencia de la castración a su propia persona. De esta forma, es notorio cuanto menosprecio, horror a ella, derivan del convencimiento final acerca de la falta de pene en la mujer. El niño generaliza el supuesto de que la falta de pene es consecuencia de la castración a modo de castigo. El niño cree, que sólo personas despreciables del sexo femenino, probablemente culpables de las mismas mociones prohibidas en que él mismo incurrió, habrían perdido el genital, pero las personas respetables, como su madre, siguen conservando el pene. En el siguiente estadio de la organización genital infantil hay por cierto algo masculino, pero no algo femenino; la oposición reza aquí: “genital masculino”, o “castrado”. Sólo con la culminación del desarrollo en la época de la pubertad, la polaridad sexual coincide con masculino y femenino. Lo masculino reúne el sujeto, la actividad y la posesión del pene; lo femenino, el objeto y la pasividad. La vagina es apreciada ahora como albergue del pene, recibe la herencia del vientre materno. Ahora bien, la aceptación de la posibilidad de la castración puso fin a las dos posibilidades de satisfacción derivadas del complejo de Edipo. Si la satisfacción amorosa en el terreno del complejo de Edipo debe costar el pene, entonces por fuerza estallará el conflicto entre el interés narcisista en esta parte del cuerpo y la investidura libidinosa de los objetos paténtales. El proceso en su conjunto salvó una vez a los genitales, alejó de ellos el peligro de la pérdida, y además los paralizó, canceló su función. Con ese proceso se inicia el período de latencia, que viene a interrumpir el desarrollo sexual del niño.
8. De a cuerdo a Freud, describe los procesos intrapsíquicos por los que atraviesa la niña durante la etapa edípica y por qué en ella no se instaura de la misma forma que en el niño, la norma de la prohibición del incesto. En este punto la niña también busca ser el amor predilecto de la madre, pero es aquí mismo donde la diferencia morfológica tiene que exteriorizarse en diversidades del desarrollo psíquico. El clítoris de la niñita se comporta al comienzo en un todo como un pene, pero ella nota el pene de un hermano o un compañerito de juegos, pene bien visible y de notable tamaño, y al punto lo discierne como el correspondiente, superior, de su propio órgano, pequeño y escondido, siente este hecho como un perjuicio y una razón de inferioridad, a partir de ahí cae víctima de la envidia del pene. De esto nace la primera fase para la fantasía onanista; “pega a un niño”. En esa primera fase significa que otro niño, de quien tiene celos como rival, debe ser golpeado, es así como el niño golpeado/acariciado en ella, no puede ser otro que el clítoris mismo. Durante un tiempo se consuela con la expectativa de que después, cuando crezca, ella tendrá un apéndice tan grande como el de un muchacho. Es en este punto donde se bifurca el complejo de masculinidad de la mujer. Pero la niña no comprende su falta actual como un carácter sexual, sino que lo explica mediante el supuesto de que una vez poseyó un miembro igualmente grande, y después lo perdió por castración. La renunciaal pene no se soportará sin un intento de resarcimiento. La muchacha se desliza del pene al hijo; su complejo de Edipo culmina en el deseo, alimentado por mucho tiempo, de recibir como regalo un hijo del padre, parirle un hijo. Ambos deseos, el de poseer un pene y el de recibir un hijo, permanecen en lo inconsciente, donde se conservan con fuerte investidura y contribuyen a preparar al ser femenino para su posterior papel sexual. La concatenación no se comprende muy bien, pero la niña se convence de que al final la madre, que la echó al mundo con una dotación tan insuficiente, es responsabilizada por esa falta de pene. Resigna el deseo del pene para remplazarlo por el deseo de un hijo, y con este propósito toma al padre como objeto de amor. La madre pasa a ser objeto de los celos, y la niña deviene una pequeña mujer. En la niña falta el motivo para la demolición del complejo de Edipo. La castración ya ha producido antes su efecto, y consistió en esforzar a la niña a la situación del complejo de Edipo. Por eso este último escapa al destino que le está deparado en el varón; puede ser abandonado poco a poco, tramitado por represión de parte del padre, o sus efectos penetrar mucho en la vida anímica que es normal para la mujer.
9. ¿Cuáles son las consecuencias psíquicas de la norma de la prohibición del incesto en el niño? Posterior a la fase de latencia, la llegada final de la fase genital deviene en la maduración de los intereses sexuales. En las primeras fases del desarrollo psicosexual propuestas por Freud, se centran únicamente en las necesidades individuales, sin embargo, en esta última aparece el interés por el bienestar de los demás. Siendo así, la instauración de la norma en el niño, y su deseo sexual activo nuevamente, la consecuencia principal será el de reconocer a alguien con quien satisfacer esta necesidad. Sirviendo esto de motor primario para establecer un equilibrio entre las diversas áreas de la vida.
10. ¿Cuáles son las consecuencias psíquicas del paso por el proceso del complejo de Edipo en la niña? Al final la descripción de estas consecuencias son las mismas que las mencionadas en la pregunta anterior, con el añadido de que, como la fantasía de “parir un hijo del padre” permanece en el inconsciente, será ésta el incentivo para la posible búsqueda de una pareja que comparta características similares (físicas y/o de personalidad) con su padre, y terminar cumpliendo dicha fantasía, al final el recién nacido, producto de esta relación, será “hijo del padre”.

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