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Creatividad el canal de la locura

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Creatividad: el canal de la locura
La creatividad tiene parte de locura,
 porque la creatividad rompe parte de las reglas,
 porque si tú no rompes cierta regla
 no puedes innovar.
(Lunabella)
La locura no es un tema recurrente en lo cotidiano para quien no convive de manera frecuente con alguna de las tantas imágenes a las que remite dicho concepto. Hablar de locura incomoda, pues atañe tanto a locos como cuerdos, ¿dónde se localiza el horizonte que sirve de división entre ambas? ¿qué tanto la una depende de la otra? ¿existen cuerdos completamente cuerdos? Múltiples interrogantes han sido fuente de, también, múltiples planteamientos teóricos: desde la concepción naturalista hipocrática de ésta, donde se ubica en el cerebro la raíz de la dolencia[footnoteRef:1]; hasta la concepción religiosa medieval, donde la autoridad clerical “podía considerar [...] una evidente posesión demoníaca”[footnoteRef:2] cuando, lo que había, era una trasgresión a la norma. Los siguientes párrafos, entonces, se articulan en ideas con intención de ofrecer respuesta a una de las cuestiones antes planteadas: ¿existen cuerdos completamente cuerdos? Además, un supuesto será la perspectiva desde donde se tratará una pregunta tan amplia, y más que buscar su contrastación, servirá de medio para que la teoría y la voz de los entrevistados que se vieron involucrados durante el trabajo de campo queden plasmadas en el texto. [1: 	 Hipócrates de Cos, “Sobre la enfermedad sagrada” en Tratados hipocráticos I, Editorial Gredos, Madrid, 1983, p. 404] [2: 	 María Águeda Méndez, “La inquisición y transgresiones diversas: ¿Locura, posesión demoníaca, visión aberrante o enfermedad”, en eHumanista 36, p. 62] 
Se procede, entonces, a plantear la idea: la institución en la que la cultura se cimenta es el lenguaje, así se puede decir que aquello que pasa por fuera del lenguaje queda también fuera de la cultura, fuera del dominio de la razón y la lógica. Durante el proceso creativo se trabaja con ideas que prescinden del lenguaje, entonces, dejando de lado la razón para fluir a través de otras configuraciones del pensamiento. Es este un momento durante el cual, los llamados cuerdos encuentran la locura como algo propio.
Surgen aquí varios conceptos que continuarán apareciendo con recurrencia debido a la importancia que adquieren en este texto. Resulta, entonces, necesario precisar sobre ellos para que la confusión que puedan acarrear no sea fuente de malentendidos, aunque ya bien decía Saint-Exupéry que el lenguaje mismo es la fuente primaria.
Un mundo de locos hecho de lenguaje
El concepto de ‘cultura’ no remite singularmente al folklore o las tradiciones de un pueblo, sino al desemboque de todo su proceso histórico: la organización social, los sistemas de gobierno, económico y religioso, ritos, celebraciones, es decir, “todo lo que está sujeto a la norma pertenece a la cultura”[footnoteRef:3]. Asimismo, el de ‘lenguaje’ no remite singularmente a la lengua como un sistema de comunicación del pensamiento, habría que entenderlo como una estructura engendrada de la relación entre una serie de acuerdos gráficos y fonéticos que señalan conceptos. El pensamiento no tiene forma ordenada, sino caótica, emergencia y colapso de ideas, está “estructurado como un conjunto cualquiera, mera multiplicidad o posibilidad en general, mezcla aleatoria de signos”[footnoteRef:4], es decir, el lenguaje no captura la totalidad del pensamiento, pues el caos no cabe en la estructura. Así, lo que el lenguaje genera es un mundo paralelo al real, el mundo de la cultura. Las palabras señalan algo, pero sin análogas a eso que señalan, y los sujetos al lenguaje interactúan con esos conceptos, no con los objetos reales que prescinden del lenguaje. [3: 	 Claude Lévi-Strauss, “Naturaleza y cultura” en Las estructuras elementales del parentesco, Paidós, Barcelona, 1969, p. 41] [4: 	 Gilles Deleuze, Félix Guattari, “Del caos al cerebro”, en ¿Qué es la filosofía?, Editorial Anagrama, Barcelona, 1997, p. 206] 
En este mundo hecho de lenguaje las aparentes dicotomías surgen en todo momento, naturaleza-cultura, objeto-concepto, locura-cordura. Habrá que recordar, no obstante, la dialéctica Hegeliana, donde estos opuestos se fundamentan uno en el otro, así, algo es en tanto no es el resto de cosas y se diferencia en su totalidad de otro algo[footnoteRef:5]. Entonces, si el normal es aquel que se ajusta a las normas dictadas por la cultura, el anormal es quien se diferencia del primero por su trasgresión a la norma: el rebelde, el delincuente, el loco. “No están cuerdos, o sea, no están locos pero están en un viaje mental que tampoco está tan padre”, con esta frase, encarnando la perspectiva de un historiador del arte que en su momento fue tachado de loco, Raúl -uno de los entrevistados que serán presentados en párrafos posteriores-, encuentra la creatividad en la locura, pues reconoce en la teoría del hombre su lucidez y denuncia de “no cuerdos” a aquellos que no lo hicieron por mantenerse sometidos a la norma. Y ya que se toca el tema, incidamos, pues, sobre él. [5: 	 Georg Wilhelm Friedrich Hegel, “El espíritu absoluto”, en Fenomenología del espíritu, Editorial Pre-Textos, Valencia, 2009, pp. 775-777] 
Múltiples son las interpretaciones que circulan la periferia de la creatividad, habiendo sido utilizados para su definición cualidades como genialidad, originalidad, fantasía, arte, entre otros, éstas concepciones vistas desde distintos ámbitos del conocimiento. A pesar de resultar más interesante pensar la creatividad desde el acto creador en relación “al enfoque de la realidad exterior por el individuo”[footnoteRef:6], será de mayor utilidad -por la dirección a la que nos llevaron ciertos discursos presentados en el párrafo posterior- entenderla como un instrumento que continuamente asimila nuevas acepciones[footnoteRef:7]. Aunado a éste se encuentra el proceso creativo, entendido como las etapas que se llevan a cabo para la resolución de problemas, transformar y producir nuevas ideas[footnoteRef:8], “es como el acontecer de Deleuze -menciona Raúl-, él dice que todo acto creativo es un acontecer de la persona con la realidad; más allá que con el mundo”. La creatividad va de la mano con la generación de ideas, estas ideas se pueden ver reflejadas, como ya se dijo, en la resolución de un problema o en obras artísticas. Es allí, al generar algo nuevo, donde se rompen los esquemas ya cimentados en lo colectivo, esquemas como el personal de trabajo idóneo, forma de expresión, innovación y renovación para el cambio futuro. Son los contextos por los que transita el proceso creativo, los que buscan sistematizarlo, normarlo, restringiendo su expresión en el momento que, por ejemplo, el ámbito corporativo-empresarial se apropia de lo que se produce. [6: 	 Donald Winnocott, “El juego” en Realidad y juego, Editorial Gedisa, Barcelona, 2003, p. 96] [7: 	 G., Ulmann, Creatividad: Una visión nueva y más amplia del concepto de inteligencia en la psicología americana, 1972.] [8: 	 Alexandra Goñi Vindas, Desarrollo de la creatividad, San José: EUNED, 2000.] 
El acontecer creativo cercenado
Para la revisión del planteamiento formulado en el segundo párrafo del documento, se tomó como herramienta la entrevista abierta y a profundidad, en ésta es el entrevistado quien configura el campo del ejercicio, quitando, a quien lo entrevista, su rol de interrogador para colocarlo en un papel de escucha, en éste se logra “desencadenar lo que la lógica doméstica”[footnoteRef:9], y en éste desencadenamiento el entrevistado, dando cuenta del discurso que se manifiesta, llega a crear nuevos planteamientos con base en eso dicho; ésta herramienta permite, igualmente, generar un enlace entre el discurso de los entrevistados y las teorías que referiremos a lo largo de la redacción. Seis fueron las entrevistas realizadas a tres compañeros (dos entrevistas a cada uno), dos estudiantes de la carrera de diseño de la comunicación gráfica y uno de la carrera de arquitectura, todos estudiantes de la UAM Xochimilco.Un aspecto importante de la herramienta descrita es la confidencialidad, así, se hará uso de seudónimos, elegidos por ellos mismos, para presentar y referir a los entrevistados: Valentina, Lunabella y Raúl, estando estos familiarizados en su formación académica con la creatividad. [9: 	 Graciela Rahman, “El lugar de la palabra” en Tramas 4, Universidad Autónoma Metropolitana, 1992, p. 120 ] 
La creatividad conlleva un sin fin de variables durante su puesta en escena, y al delimitarse en un contexto, como es el académico, estas variables chocan entre sí, pues llegan a ser contradictorias las ideas y estructuras del sujeto con las exigencias de la institución, limitando o simplemente teniendo como punto de partida un planteamiento que puede contraponerse; dentro de éste contexto es donde la creatividad puede percibirse como un acto de locura, en la que el creador rompe con esquemas: “cuando estas dentro del proceso creativo, ni siquiera son pensamientos como tal lo que está formulándose” (Raúl), en ese acto la locura se muestra como una construcción psico-social, que se fortalece con base a su contrario, “el sentido común”[footnoteRef:10]. Dentro de este sentido común se juegan instituciones que someten el carácter múltiple del proceso creativo, imponiendo formas particulares de cómo debe desempeñarse el sujeto, mismas que se ve reflejadas en los tópicos de la pintura, el diseño, arquitectura, la música, entre otros. Estos dan un sentido de normalidad, le dan propósito “no sólo creas por crear, no sólo haces por hacer (...) realmente hay una razón para ello, (...) va a ser útil para alguien más” (Valentina), recordemos que el proceso creativo tiene la utilidad -que no finalidad- de llegar a la solución de un problema, la identificación y autenticidad del mismo se refleja en el propio proceso creativo puesto que existen factores que buscan su acotación. La creatividad se ve permeada de obstáculos no para el cumplimiento de su aparente objetivo, sino para su libre expresión. [10: 	 Huerta, R. “La locura” en ¿Qué sabemos de?, Editorial CSIC, 2014] 
Como ya se mencionó, el concepto de creatividad tiene varias acepciones, siendo una de ellas la innovación, ésta se define por la introducción de algo nuevo[footnoteRef:11], algo nunca antes visto ni creado, en palabras de Lunabella: “Supongo que la creatividad es una forma de tomar esa inspiración y bajarla a lo que tú realmente puedes, o cómo puedes lograr ejecutar esa inspiración, pero llega un punto en que, te digo, son tantas cosas que entre la creatividad y la inspiración y todo se hace bolas… como yo en este momento, creo, (...) tomar algo que ya está y plantearlo de otra forma”. [11: 	 Barraza Macías A., “Una conceptualización comprehensiva de la innovación educativa” en Redalyc, Instituto Politécnico Nacional, 2005] 
La institución como cercenadora de la creatividad es una constante en el discurso de los tres entrevistados, la refieren como restringida en diversas áreas, por ejemplo Valentina, siendo estudiante de una carrera que involucra el diseño, resalta: “el diseño (...) te limita más, o sea, sí y no, pero tiene como más reglas, más restricciones”, no se permite el desenvolvimiento libre de lo que se quiere hacer, su aparente objetivo utilitario pone límites a la creación, “si te dan un cuadrado para dibujar cosas en ese cuadrado, llega un punto en que la creatividad que puedas tener se va a terminar, porque sólo te tienes que conformar con ese cuadrado” (Lunabella). Raúl resalta, también, el peso de la institución educativa, “tienes que estar pensando en vender tu producto”, además, “la creatividad en las escuelas y aquí en este tardío capitalismo tan horrendo pues yo creo que ni existe”.
En la relación creación-innovación Valentina menciona: ”no es inspiración a la hora de crear, o sea, realmente es que tú vas acumulando, como situaciones, experiencias, imágenes que tú vas viendo eh ¿cotidianamente? y a base de eso pues vas armando tu, ¿cómo decirlo?, como tu archivero de ¿de información gráfica?, por decirlo de alguna manera”, no siendo opositora a la opinión de Lunabella, se muestra una definición más estructural, vislumbrando las demandas de su contexto, el diseño. Por esto mismo opera como determinante el ámbito laboral, cerrando puertas a posibles nuevos creadores, “hay millones de artistas que crean, sólo unos miles se ven discutidos o aceptados por el espectador y menos aún acaban consagrados por la posteridad”[footnoteRef:12]. Estando el mercantilismo como prioridad, ”es un poco difícil y a veces es un poco frustrante, porque tú estás muy contento, tú crees, pasaste todo bien, funcionaba, lo entendieron, pero ya cuando sale es como híjole, no se vendió” (Valentina), la sociedad mercantilista que habitamos influye en gran medida invadiendo, incluso, nuestra forma de expresión sin siquiera dar paso a algún cambio. A propósito de esto Raúl exhibe que “no hay una creatividad tan libre”, precisando así el peso del entorno en que se vive al momento de crear. Estos límites no están impuestos de manera consciente, son los imperativos empresariales los que minan a la creatividad, imperativos como coordinación, productividad y control[footnoteRef:13], misma que se contradice, pues busca los beneficios de lo que se puede crear, pero encierra el proceso de manera que no permita el desenvolvimiento pleno de éste, lo que lo vuelve una serie de repeticiones, “ya no creamos cosas nuevas, ya no… sólo es copiar, copiar, copiar” (Valentina). [12: 	 M., Duchamp, “El proceso creativo” en Art News, 1957] [13: 	 Teresa M. Amabile, “Cómo matar la creatividad” en Expansión, 2011] 
En el momento que se crean estos acotamientos se deja ver la hegemonía del lenguaje, dando cuenta de que todo lo que está fuera de éste es ajeno; loco. En la cultura se ha establecido un modelo sobre el cómo está estructurado prácticamente todo, y cuando algo se quiere escapar de estos marcos es exhibido de más, sin realmente valorar su eficiencia y directamente es rechazado. La locura está posicionada a una expresión bastante radical que no se suele dar cabida a otra interpretación; todos tenemos algo de locura residiendo en nuestro interior, y esta es muchas veces reprimida, lo que ocasiona que desenfoquemos su presencia en nuestras vidas, no de forma exclusiva con la rutina diaria, sino de otras formas en que se pudiera aprovechar; en el entorno creativo. Se ha catalogado , en diversas áreas, a personas creativas como locos, ejemplo de ello son Van Gogh, Freud, Einstein, entre otros. Rescatando el ejemplo de uno de ellos: “Van Gogh se arrancó la oreja por eso, no lo entendían, un buen de artistas se suicidaron por lo mismo. Ahora sí que su locura cuerda o su irracionalidad contenida no era tan entendible” (Raúl), pues es el creador quien se opone a las mismas instituciones, sin estar ligado al conformismo de las costumbres[footnoteRef:14]. De igual manera, es en esta creación donde se puede desenvolver el artista mostrando la deficiencia de la idea dicotómica de locura-cordura, “es que yo siento que es como de repente una ola, entonces si yo sé cómo tratar la ola y si yo sé cómo afrontarla; si viene muy grande me tengo que zambullir, si viene pequeña pues puedo brincarla, si viene bien puedo irme, yo sé cómo tratar esa ola de creatividad que llega” (Lunabella) y es en estos momentos donde el lenguaje es prescindido, de manera que ni siquiera uno sabe expresar algo, “hay como ciertos resquicios como esquizofrénicos que hace falta todavía definir en el proceso creativo, porque hay cierto momento o cierto punto en el que sí sientes como que estás loco por eso mismo, porque tu idea no tiene un lenguaje para poder ser dicha” (Raúl). [14: 	 Antonin Artaud, “Van Gogh, el suicidado por la sociedad” en Revista literaria Katharsis, Editorial Argonauta, Buenos Aires, 2007] 
La práctica creativa
Se ha tratado sobre lo importante que es el proceso creativo para llegar a una solución determinada, esto causa que un proyecto de índole personal, o lo suficientemente abierto parapoder cubrir lo que el artista está contemplando refleje de una manera más fiel lo que se desea expresar, pues el acto creador es también la puesta en escena del mundo interno del sujeto, la expresión que propicia la satisfacción de la fantasía incertando “las cosas de su mundo en un nuevo orden que le agrada”[footnoteRef:15]: ”cuando hago cosas para, no sé si suene raro, pero para complacerme a mí misma (...) El arte es eso, cómo tú ves la realidad y como tú la interpretas, y tú lo dejas como (...) a la interpretación de los demás” (Valentina). [15: 	 Sigmund Freud, “El creador literario y el fantaseo” en Obras completas IX, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 2006, p. 127] 
Incluso los mismos artistas no han tenido siempre una visión clara sobre el medio en el cual se iban a desenvolver. Los sujetos entrevistados nos dieron indicaciones sobre lo que tanto ellos, pero particularmente las personas que les rodean y no están dentro de su disciplina, no identifican como puntos que más caracterizan estas carreras dependientes del trabajo creativo, igualmente demuestran los cambios que surgieron al adentrarse en ésta área, “ahí fue donde empecé a buscar, a ver, por qué a mí la escuela nunca me encantó como el sistema tradicional, y siempre fracasé, (...) no me sentía satisfecho porque mis inquietudes tenían otras formas” (Raúl), lo que en este fragmento se puede ver es un ejemplo del cambio de perspectiva que se tuvo ya dentro del área, además de cómo se rompe con lo ya conocido, dejándose ver la forma de la imposición. Otro fragmento es dicho por Valentina, quien expresa su pasión por la carrera -diseño gráfico- que cursa “pues a mí me gusta mucho mi carrera ¡ah! Yo la he disfrutado mucho y si a mí me preguntaran si yo recomendara estudiar esto pues definitivamente sí”, por otro lado Raúl comenta “la UAM no me está encantando tanto porque, la verdad, coarta mucho ese proceso, o sea, ahí no existe. En la UAM sí se jacta mucho del sistema modular pero, esa integralidad”, aún tomando en cuenta que ambos sujetos cursan distintas carrera -en la misma área- es cierto que la impartición educativa de una disciplina artística, y que la misma sea dada bajo estándares estrictos en el sistema, hace que esta área de aparentemente gran apertura no permita que los mismos alumnos que tengan interés en aprender puedan expandir su formación, un conflicto que pueda ser originado simplemente por una configuración inexacta respecto a la expectativa y la realidad de aprender. Es el pensamiento creativo algo propio del sujeto, genera las materias primas de cada individuo; sus propios recursos naturales[footnoteRef:16] “yo entiendo las cosas, o bueno, la ‘realidad’ si es que existe, no tan lógicamente hablando, sino más como con las metáforas, con lo que no está, con lo que no se dice pero se evidencia” (Raúl), es en esta forma de interpretar particular donde se busca crear una generalización por medio de estándares cerrados que lleven a una única forma de ver la “realidad”. [16: 	 Amabile M. Teresa, Op. cit.] 
Otro tema que surgió fue el trabajo en equipo y cómo se configuraba el proceso creativo en dicha situación, “cuando tienes que hacer cosas en equipo es muy difícil, ¡es muy difícil! y más en diseño porque mucha gente, bueno me ha tocado en equipos donde todos quieren darle gusto a todos y es muy difícil darle gusto a todos, no puedes darle gusto a todos” (Valentina), poniendo en contraste con esto último, Lunabella comparte: “obviamente todos quieren como que poner su idea y, y por ejemplo mi idea es algo con lo que yo trabajé, me puse a ver referentes, entonces es un trabajo muy grande para que se descarte así nada más ¿no?”, recae mucho peso en un trabajo colectivo de creación, cada quien tiene una interpretación y con éstas, el proyecto se mueve, “cada cabeza es un mundo” (Lunabella).
Consecuentemente de lo mencionado en el párrafo anterior, está la crítica que no es evidente en el campo social manifestando un rechazo, si no que suele evidenciarse en el ámbito académico, ahí donde se conocen las estructuras ya determinadas que se deben cumplir, “ya hasta que entré aquí a la universidad fue como “oye, está feo” y sí te pega, o sea, realmente a mí me pegó y al principio sí fue muy difícil, yo lloraba, yo decía es que no sirvo para esto porque lo estoy haciendo mal, a la gente no le gusta” (Valentina), es en la crítica donde es talada la creatividad, pues por ésta no se llega a haber una expresión libre, es decir se busca satisfacer a el otro sin tomar en cuenta lo que unos desea, aquí es donde se retoma el mercantilismo, pues vuelve este deseo en satisfacer al otro, “en el diseño si a ti te dicen, porque aparte no es tanto que el diseñador quiera hacerlo ¿no?”, pero la pasión y el interés –el deseo interno de una persona por hacer algo- son los principales componentes de la motivación intrínseca[footnoteRef:17], lo que lleva a la creación de forma que busque romper con estos esquemas y por ende su objetivo sea otro y, al mismo tiempo resignifique la opinión de lo que puede llevar una crítica. ”Yo creo que todos nuestros dibujos deberían ser como, como objetos de aplaudirse” (Valentina). [17: 	 Ibíd.] 
El poder guiar la creatividad que emana de ellos con las menores restricciones, enriquece la sensación durante el proceso creativo, así como el resultado final del mismo, sin ellas no solo el ámbito artístico y empresarial se enriquecería, si no que igualmente las ciencias. “Yo no creía en ese potencial del arte, pero llegas y te dicen: ‘ustedes también son científicos y crean categorías estéticas para crear tus propias hipótesis’” (Raúl).
***	
La creatividad ha salvado mi vida.
Si no estuviera dándole forma a mis loqueras,
a lo mejor estaría loco en un sentido muy occidental,
o muy frustrado, o muy traumado,
o a lo mejor ya estaría muerto.
(Raúl)
Como ya vimos a través de la articulación compuesta en el texto, son vastas y múltiples las interpretaciones que puede haber de un concepto cualquiera, y la creatividad no escapa a esto, pues, al ser un tema tocado por otros diversos saberes que pretenden imponer sus ideas, sucede que éstas se cruzan, entrelazan y contradicen, complejizándole y cercenándole a la vez. La locura da paso a la creación de algo nuevo, algo innovador, e incluso siendo éste término objeto de rechazo no nos resulta impropio, vivimos con él y lo manipulamos de manera que se vuelve parte de lo cotidiano sin tener siquiera consciencia de ello.
El ser creativo no es aquél que revoluciona con su ingenio el mundo de las artes, sino aquél que saca provecho del emergente ingenio en su vida para imbuir la actividad que lleve a cabo con la locura que despierta puntualmente. Las redes de asociaciones, el cambio de perspectiva o simplemente un cambio dentro de la técnica aplicada es suficiente para sintetizar la energía creativa que se puede canalizar en una forma que inspire a algo diferente y bastante más expresivo.
En resumen, la locura no sólo no es ajena a la cordura, sino que, pareciera, todos la dejamos en evidencia durante el momento creador, el momento en que nuestro lenguaje no es suficiente para capturar lo caótico del pensamiento. Gracias a los entrevistados y el respectivo discurso que se recuperó de cada una de sus personas a lo largo del texto, se pudo evidenciar que, tal vez como el remanente de ese “poeta primitivo que hay en cada uno de nosotros y nos creó el mundo exterior”[footnoteRef:19], el potencial creativo reside en todos, la creatividad y en consecuencia, más de una pizca de locura también, al menos mientras ese caos continúe sometido a la razón. [19: 	 Donald Winnicott, Op. cit., p. 62] 
Bibliografía
	 	 	 	
Águeda Méndez, M., “La inquisición y transgresiones diversas: ¿Locura, posesión demoníaca, visión aberrante o enfermedad”, en eHumanista 36.
Amabile, T., “Cómo matar la creatividad” en Expansión, 2011.
Artaud A., “Van Gogh, el suicidado por la sociedad” en Revista literaria Katharsis, Editorial Argonauta, Buenos Aires, 2007.
Barraza Macías A., “Una conceptualizacióncomprehensiva de la innovación educativa” en Redalyc, Instituto Politécnico Nacional, 2005.
de Cos, H., “Sobre la enfermedad sagrada” en Tratados hipocráticos I, Editorial Gredos, Madrid, 1983.
de Saint-Exupéry, A., El principito.
Deleuze, G., Guattari, F., “Del caos al cerebro”, en ¿Qué es la filosofía?, Editorial Anagrama, Barcelona, 1997.
Duchamp M., “El proceso creativo” en Art News, 195.
Freud, S.,“El creador literario y el fantaseo” en Obras completas IX, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 2006.
Goñi, A. (2000). Desarrollo de la creatividad. San José: EUNED.
Hegel, G., “El espíritu absoluto”, en Fenomenología del espíritu, Editorial Pre-Textos, Valencia, 2009.
Huerta, R. “La locura” en ¿Qué sabemos de?, Editorial CSIC, 2014.
Lévi-Strauss, C., “Naturaleza y cultura” en Las estructuras elementales del parentesco, Paidós, Barcelona, 1969.
Rahman, G., “El lugar de la palabra” en Tramas 4, Universidad Autónoma Metropolitana, 1992.
Ulmann, G., Creatividad: Una visión nueva y más amplia del concepto de inteligencia en la psicología americana, 1972.
Winnocott, D., “El juego” en Realidad y juego, Editorial Gedisa, Barcelona, 2003.

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