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Stolkiner, A Tiempos _Posmodernos_ Procesos de Ajuste y Salud Mental Mental

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TIEMPOS "POSMODERNOS": AJUSTE Y SALUD MENTAL 
 
Alicia Stolkiner 
 
(Publicado en el libro : POLÍTICAS EN SALUD MENTAL, Comp. O.Saidon y 
 Pablo Troianovsky , Lugar Editorial, Buenos Aires, 1994.) ( pags. 25 a 55) 
 
 
INTRODUCCION 
 
 En la película "Tiempos Modernos", Charles Chaplin sintetizó en imágenes una época. En las 
vicisitudes de una historia individual desfilan los principios del fordismo rigiendo la producción, los 
tiempos y las vidas; la Gran Crisis rompiendo la ilusión del Mercado Autoregulado y precipitando 
rupturas en los destinos colectivos y personales, las fuerzas institucionales (en este caso la 
policía y la psiquiatría) tratando de controlar las disfuncionalidades provocadas . 
 
 Sabemos cómo siguió la historia. Guerra de por medio y en un mundo bipolar, el capitalismo 
abrió una etapa . El keynesianismo como principio de relación del Estado con la Economía, el 
Estado Benefactor en funciones de redistribución de la riqueza y de regulación de las tensiones 
entre el capital y el trabajo y, para los países atrasados, el sueño del desarrollo por vía de la 
industrialización y la sustitución de importaciones. 
 
 Este proceso encontró su disrupción en la crisis de los 70, que algunos definen como crisis 
del Fordismo. Crisis en la que se incorpora poco después la bancarrota del socialismo real. Nos 
detendremos en ella porque parece haber inaugurado la época de los " pos " : posfordismo, 
postindustrial, posmodernidad etc. 
 
 Dice al respecto un autor italiano, refiriéndose a los países centrales : ..."La crisis es un 
intermedio dentro de cuyos límites el presente se desconoce a sí mismo. Las fronteras entre 
posible e imposible se vuelven inseguras y los paradigmas que permitían fijar objetivos, ins-
trumentos y comportamientos para el conjunto de las fuerzas sociales, dejan de operar con la 
fuerza acostumbrada. El desarrollo sin cambios estructurales profundos es sustituido por cambios 
y tensiones que operan mientras el desarrollo parece haberse congelado.....La crisis parece 
presentarse...como liberación de la realidad frente a la teoría, una realidad decidida a quebrar 
seguridades establecidas y que siembra un camino de acertijos. Desde 1974 hubo de todo: 
estancamiento con inflación, crecimiento económico con aumento del desempleo, políticas 
antikeynesianas con déficits presupuestales sin precedentes, retórica librecambista con 
reafirmación del papel central del dólar, baja en el nivel de vida de millones de trabajadores y 
altos niveles de paz social, etc. ...aunque sea evidente para todos, es conveniente recordarlo: la 
crisis del capitalismo es también crisis de las ideas y de las perspectivas. Un momento de pausa 
que, mientras produce una baja sensible en las seguridades axiomáticas del pasado, impone una 
atención más puntual hacia procesos históricos originales que requieren nuevos instrumentos 
analíticos para su interpretación. La realidad deja de ser una extensión enriquecida de alguna 
teoría y se convierte en reto y momento de redefinición de toda teoría"..(
1
) 
 
 La "mundialización" de la crisis condujo a la aplicación de políticas comunes internacionales 
para su superación. La apertura de los mercados, la desestatización de la economía y la 
flexibilización laboral comforman hasta hoy el trípode organizador de la respuesta capitalista.(
2
) 
 
 Una aclaración necesaria es que, si bien muchos de los problemas a encarar son comunes 
con los países centrales, las diferencias también son grandes. Algunas de las investigaciones 
que se citarán corresponden a economías desarrolladas, pero consideramos necesario señalar 
que no es lo mismo hablar de procesos de marginación en un país central que en América 
Latina. "Aún cuando la política neoliberal ha empobrecido y lanzado al desempleo a grandes 
grupos en los países centrales, estos grupos no son mayoritarios y tienden también a ser margi-
nales políticamente. En nuestros países, por el contrario, el empobrecimiento involucra a la 
 
 
 
 2 
mayoría de la población"..(
3
). Hablar de marginación en nuestro caso, es hablar de los excluidos 
en sociedades que, a su vez, son periféricas y marginales en términos de poder y economía. 
 
 Esta misma diferencia vale para las formas políticas y las transformaciones del Estado. La 
mundialización de la economía, así como la velocidad y simultaneidad de la información, no 
implican que, en ese sistema único, los lugares sean equivalentes o similares, sino 
complementarios o alternos. Aún cuando un modelo o propuesta sea similar --tal el ejemplo de la 
propuesta neoliberal-- sus objetivos distan de ser los mismos en todos los países. La restricción 
del gasto público en nuestro subcontinente, por ejemplo, tiene como objetivo predominante 
cumplir con los compromisos de pago de la deuda externa, antes que ser parte de una estrategia 
de modernización global del aparato productivo. 
 
 Por otra parte, en lo que hace al Estado Benefactor, cabe preguntarse si entre nosotros llegó 
a ser algo más que una tendencia. Dice Adriana Marshall: ..."El Modelo propuesto por el régimen 
liberal en este ámbito no representó una inflexión de las tendencias históricas anteriores, puesto 
que en el pasado bajo la apariencia de un estado ~protector~, la dinámica de financiamiento del 
gasto público en general y del de la seguridad social en particular ya hacía recaer sobre los 
trabajadores una fraccion importante del costo de las prestaciones colectivas"..(
4
) 
 
 Un análisis detallado del gasto del Estado en las últimas décadas dejaría en claro que su 
aspecto más grueso estuvo directamente traspasado a sectores privados que construyeron 
masas importantes de capital y poder a través de él (créditos impagos, subsidios, exenciones 
impositivas, etc.). Se trata de un capitalismo de alta ineficiencia, acostumbrado a ganancias 
financieras coyunturales e improductivas. Esto, sin contar las formas corruptas de apropiación, en 
países donde es difícil discernir la frontera entre legalidad e ilegalidad de la actividad financiera. 
 
 Otra diferencia importante es que la implementación de las políticas neoliberales en los 
países centrales se hizo desde el inicio en formas democráticas de gobierno y con un margen de 
consenso importante. En América Latina, que alcanzó en la década del 70 altos niveles de 
conflictividad y lucha social, la implementación de estas políticas estuvo, en la mayoría de los 
casos, a cargo de gobiernos dictatoriales, que debieron anular las formas de resistencia social 
por medio del Terror de Estado. Hubo, es cierto, algunas excepciones, como México. 
 
 Sólo con posterioridad a esta desarticulación sangrienta de las fuerzas sociales que 
podrían haber significado un obstáculo, se hizo posible aplicar el modelo conservando las formas 
democráticas. El término "desmovilización indolora", que suelen utilizar autores europeos, 
difícilmente sea aplicable a nuestro sub-continente. Al Terror de Estado se sumó el Terror 
Económico bajo la forma de escaladas hiperinflacionarias que operaron de hecho como 
mecanismo de traslación de ingreso de abajo hacia arriba y de adentro hacia afuera, y que, en 
muchos casos, fueron un poderoso recurso de presión política en manos de los grandes grupos 
económicos. 
 
 Ya en el marco de una política internacional de control político y económico, se 
mantuvieron las formas indirectas o abiertas de coerción. Con respecto a estas últimas, basta 
mencionar que en la década del 80 se sucedieron: dos invasiones directas de tropas estadouni-
denses (Granada y Panamá), dos ingerencias militares encubiertas (la "guerra de baja intensi-
dad" en Nicaragua y el conflicto salvadoreño) y otras formas que apenas consiguen disimularse 
bajo el discurso de la lucha contra el narcotráfico. 
 
 Todo análisis de campos de representaciones actuales debe incorporarel hecho de que el 
Terror tiene una operatoria que trasciende los límites temporales de su aplicación. Se invisibiliza 
en formas de aparente consenso pasivo o indiferencia, y opera en las subjetividades y en los 
funcionamientos institucionales. 
 
 El objetivo de este trabajo es formular hipótesis y abrir interrogantes sobre las formas 
particulares de producción de subjetividad y/o de padecimiento inherentes a las actuales transfor-
maciones económicas, sociales y culturales. Avanzar sobre esta problemática es indispensable 
para pensar cuales son o deben ser las acciones a desarrollar en el campo de la salud mental, 
entendido como un conjunto heterogéneo y contradictorio de prácticas sociales. Cabe mencionar 
que estas prácticas y sus actores también se hallan sometidos y son sujetos de los efectos de 
estas transformaciones. Por ende el análisis los engloba. 
 
 
 
 3 
 
 
LO ECONÓMICO, LAS FORMAS INSTITUCIONALES, LO COTIDIANO. 
 
 “La angustia producida por la inflación es algo parecido a un dolor agudo, 
aunque más prolongado. Es totalmente absorbente, requiere una atención 
completa mientras dura y se ignora o se olvida cuando ha terminado" 
 
 Adam Ferguson ("Cuando muere el dinero")(
5
) 
 
 Nunca quisimos más al arte en Austria que en esos años caóticos, 
porque la traición del dinero nos hizo sentir que sólo lo imperecedero 
dentro de nosotros era lo realmente estable" 
 
 Stefan Zweig (
6
) 
 
 Hemos comenzado este punto con dos citas que tienen que ver con contradictorias 
sensaciones producidas en el seno de episodios hiperinflacionarios. Para muchos esto puede 
parecer parte del pasado, asombra recordar que se trata de un pasado abrumadoramente 
reciente cuyos efectos todavía son actuales. Si bien la sensación es de remotidad, su efectos se 
manifiestan , por ejemplo, en la valoración colectiva de las situaciones de estabilidad monetaria, 
independientemente de sus costos. 
 
 Sucede que en los periodos de "enloquecimiento de la moneda " se transparenta, al cesar 
en su función, aquello que en los períodos de estabilidad se invisibiliza: el lugar del dinero como 
equivalente general, significante de relaciones entre los hombres, imbricado en todos los 
aspectos de la vida social. 
 
 La investigación de Adam Fergusson, tiene el valor de no ser, él se encarga de afirmarlo, un 
estudio económico en el sentido estricto. Es así que se documenta en datos económicos, 
políticos y, a la vez, en historias de vida, en fragmentos de testimonios de personas particulares, 
en microepisodios sociales. En una descripción minuciosa, que carece de voluntad explicativa 
global, muestra la articulación entre las vicisitudes económicas, fenómenos sociales y vidas 
particulares. Todo esto en el particular contexto de la Alemania de los 20. 
 
 Pensamos que una problemática como la actual , en la velocidad y dramaticidad de sus 
cambios, requeriría ser abordada de esta manera. 
 
 Proponemos introducir tres delimitaciones metodológicas en la articulación de sujeto/sociedad 
: Lo económico, las formas institucionales y lo cotidiano. En el extremo estaría la irreductible 
particularidad de cada sujeto, esa que reconocemos en la práctica clínica, que sin embargo se 
constituye con los elementos de lo genérico, con la "materia" que le brindan las significaciones 
sociales de la época. La "forma" o el "modo" de esta producción para ser explicada desde el 
psicoanálisis requeriría que éste reconozca su historicidad y la de sus instituciones, permitién-
dose el ser interpelado y transformado en este proceso. 
 
 Conviene, sin embargo, eludir una caracterización economicista de los fenómenos y 
devenires sociales, lo que implica aclarar que "lo económico" es un recorte, en todo caso 
metodológico, dentro de un campo de gran complejidad. Dice Michel Aglietta : .."la delimitación 
del campo de la ciencia económica no resulta de un principio universal fundamentador de una 
economía pura. Y no es más que una división metódica en el campo de las relaciones sociales, 
división que constantemente es puesta en entredicho y desplazada por el mismo desarrollo del 
análisis. El estudio de la regulación del capitalismo, por tanto, no puede ser la búsqueda de leyes 
económicas abstractas. Es el estudio de la transformación de las relaciones sociales que da lugar 
a nuevas formas económicas y no económicas simultáneamente"..(
7
) 
 
 Lo económico es no sólo inseparable de lo político, sino también de las minúsculas tramas de 
la cotidianeidad en que se particulariza lo genérico-social(
8
). Por lo tanto, es preciso entenderlo 
dejando de lado toda externidad. No se trata de algo que "influye" en los sujetos, sino que se 
entreteje en el texto de su configuración en la medida en que se imbrica en las representaciones 
sociales y en las formas institucionales (las determina y a su vez es determinado por ellas). 
 
 
 
 
 4 
 Por citar un ejemplo, las representaciones sociales del tiempo son relativas a una determinada 
constelación ideológico-cultural que mucho tiene que ver con los tiempos de producción y 
reproducción social. Junto con la idea de progreso y de evolución, el capitalismo ha producido 
ritmos en aceleración creciente, obsolescencias cada vez más veloces, cuantificaciones tempo-
rales cada vez más estrictas. Puede afirmarse, sin exagerar, que los paradigmas en que se fundó 
el Taylorismo y el Fordismo marcaron los ritmos no sólo de trabajo sino de descanso, recreación 
e inclusive del amor de generaciones enteras. 
 
 Que conste que, al hablar de este entramado de la subjetividad, no nos referimos 
específicamente a las "mentes" , porque también están allí implicados los cuerpos. Una 
investigadora sueca afirma:..."luego de 1979 la mortalidad por cardiopatía coronaria ha ido 
decreciendo en Suecia ...el ascenso y caída del taylorismo en la industria sueca parece estar 
seguido de una ascenso y caída de enfermedades cardiovasculares entre trabajadores 
industriales del sexo masculino"...(
9
) 
 
 Es obvio que no puede pensarse en una determinación lineal que vaya desde las formas 
hegemónicas de producción de la industria a los corazones y las arterias de los hombres, este 
ejemplo (como muchos otros) nos enfrentan al desafío teórico de pensar una problemática que 
se resiste a una explicación unidisciplinaria y causalista. 
 
 Con respecto a las formas institucionales (entendidas como forma de producción y 
reproducción de las relaciones sociales) sus procesos de crisis parecen diferenciarse del "estalli-
do' del que se hablaba en la décadas del 60 y 70. En algunos casos parecen implosionar sin que 
haya, al menos de manera evidente, un "instituyente" de nueva índole. Se rigidifican en rituales o 
gestos mientras, simultáneamente, se vacían de significación. Son atravesadas por la tendencia 
a la desagregación y a la fragmentación, y lo instituyente en ellas no siempre pude ser conside-
rado "mejor" que lo instituido, desde el punto de vista de la realización humana. 
 
 
CONCENTRACION vs. FRAGMENTACION 
 
...Si la melancolía vuelve a ser "el mal del siglo" ,si crece el número de 
depresiones no ocurre en un contexto social en que se han cortado los nexos 
simbolicos? vivimos una fragmentación del tejido social que no puede ofrecer 
ayuda alguna a la fragmentación de la identidad psíquica que vive el 
deprimido..... 
 
 Julia Kristeva 
 
 
 
 Como si fuera una situación paradojal, la concentración de la economía a nivel mundial, la 
transnacionalización de los capitales y la universalización de la información parecen coexistir y 
polarizar con una tendencia a la desagregación y fragmentación cada vez mayor. 
 
 Los procesos de ajuste ,a veces llamados "estructurales" promuevenuna fragmentación 
social seguida de reagrupamientos parciales. En la medida en que determinan una gigantesca 
concentración de la ganancia , a nivel de la sociedad en su conjunto desplazan o sumergen 
sectores enteros y promueven otros a una cultura del consumo de niveles ascendentes. De una 
manera grosera podría decirse que queda un sector mínimo con altísimos niveles de consumo a 
estándares internacionales, un sector que se mantiene en márgenes de integración relativos con 
exigencias laborales en aumento y otro marginalizado en una subsistencia relativa y miserable. 
Cada uno de ellos tiene o padece vicisitudes distintas, pero a su vez se producen efectos en su 
interacción. Es imposible que una sociedad mantenga, por ejemplo, un treinta por ciento de sus 
sujetos en condiciones de subsistencia precaria, sin que esto implique al funcionamiento social 
en su conjunto. El aumento de las formas inorgánicas de violencia parece formar parte de esta 
situación. 
 
 Por otro lado los mencionamos como sectores porque no se trata de grupos homogeneos o 
categorizables como clases sociales. En cada uno de ellos se atomizan los vínculos internos . La 
modificación de las formas laborales, la precarización del empleo y la proliferación de sus formas 
marginales rompen ejes centrales de organización social y de establecimiento de acciones 
 
 
 
 5 
solidarias. Asimismo producen efectos en la familia y en las formas no laborales de relación. A 
esto se agregan los desplazamientosa migratorios masivos. 
 
 Estos procesos también se manifiestan en las formas particulares de malestar o 
padecimiento subjetivo, así como lo hacen en los perfiles epidemiológicos de la población. Por 
ende las prácticas en Salud Mental deben poder resignificarse a partir de las demandas 
potenciales o efectivas que se dirigen a ellas y por la operatoria que estos procesos tienen en 
ellas. 
 
 Nos detendremos momentáneamente en algunos de ellos, pese a puntuarlos por separado 
recordamos que no suceden en forma desarticulada sino como distintas facetas de un proceso. 
 
 
 
NUEVAS FORMAS LABORALES/PRECARIZACION DEL EMPLEO: 
 
 La existencia del desempleo, en el capitalismo, es un problema que se agudiza 
cíclicamente. Los estudios sobre sus efectos en la salud adquieren relevancia en la Crisis del 30 
y se retoman a partir de los 60. 
 
 A principios de los 70 H. Brenner investigó la correlación existente en Nueva York desde 
l987 a l967 entre recesiones económicas y aumento de internaciones psiquiátricas, mostrando 
que inclusive pequeñas recesiones se asociaban con un aumento de los índices de hospi-
talizacion.(
10
) 
 
 Sin embargo se trata de otro tipo de crisis que implica , además del desempleo, 
transformaciones productivas drásticas . 
 
 Se modifican las formas y relaciones de trabajo, desaparecen industrias tradicionales y se 
desarrollan otras, se "flexibilizan" (o precarizan) las condiciones de contratación. Se incorporan 
formas diferenciales de pago que fragmentan estructuras sindicales preexistentes. Los 
"empleados" se dividen en dos grupos: los estables que tiende a ser minoritario y la masa flotante 
de trabajadores precarios ya sea por contrato temporario, trabajo a domicilio o trabajo de tiempo 
parcial(2). Se podría afirmar que una gran parte de la población oscila entre el temor a la pérdida 
del empleo y el desempleo. Aun los empleados estables tienen que afrontar los incrementos de 
productividad y las modificaciones de ritmos y modos de trabajo que impone la reorganización de 
la produccion en la reconversion industrial. 
 
 Entre 1981 y 1982 Magdalena Echeverría realiza una investigación en Chile sobre los 
efectos de las transformaciones economicas en ese país y la salud de los trabajadores.(
11
) 
 Entre sus conclusiones encuentra que en el grupo de trabajadores de una rama en 
expansión aumentan las consultas por accidentes laborales, por esfuerzo y posición. En cambio 
los "problemas psicologicos" (agrupan en ellos trastornos psiquiátricos y emfermedades 
psicosomáticas) tienden a aumentar en las empresas deprimidas y en los desempleados. Dentro 
de estos, aparece una diferencia : los trastornos psicosomáticos son mayoritarios en aquellas 
personas que estan en riesgo de perder el empleo, en cambio los "trastornos psiquiátricos 
francos" aparecen más en los que ya quedaron fuera de él. Concluye: "la patología mental es, 
quizás, una de las características sobresalientes de la crisis actual". 
 
 En las entrevistas realizadas como parte de la investigación, los trabajadores resaltan como 
un factor de su padecimiento el "enrarecimiento" de las relaciones personales dentro de las 
empresas en crisis: la aparición de delaciones, formas veladas de prostitución, falta de 
organizaciones con objetivos comunes, etc. En el caso de los desempleados, resalta la "pérdida 
de identidad social". 
 
 La precarización alcanza a los sectores "medios" e inclusive a profesiones consideradas 
clasicamente "liberales". Por poner un ej.que nos compete: la mayoria de los profesionales de la 
salud en la Argentina pasan a ser empleados con diversa valorizacion del trabajo y ,en general, 
con formas de contratación inestable. Dentro del sub-sector público por las políticas de restricción 
del gasto y dentro del sub-sector privado o de Obras Sociales (que contratan las prestaciones del 
sector privado) ,por la tendencia a la concentracion de capitales en el área, por lo que se configu-
ran empresas ( o Uniones Transitorias de Empresas) que contratan en bloque la prestación 
subcontratando al personal para la misma. Al tratarse de empresas regidas por la lógica de la 
 
 
 
 6 
ganancia de la cual una parte importante deviene de la inversión en alta tecnología, el gasto en 
salarios y contratación de personal se restringe a límites extremos. 
 
 Qusisieramos incorporar una conceptualización más general. El fenomeno de la precarización 
desarticula mitos caros al soporte y construccion de una perspectiva de futuro: el del progreso por 
el trabajo, el de sentar las bases para que los hijos tengan una condicion superadora de la de los 
padres, el de la previsibilidad o planificacion de la vida (labrarse su propio destino). Promueve 
una temporalidad inmediata ( "vivimos un presente continuo" dice un joven entrevistado 
recientemente). Pero no se trata de un gozoso "vivir el presente" sabiendo que el futuro será 
dado. Es más bien la áspera afirmación que titula una película documental mexicana: "La neta: 
No hay futuro" ." La Neta" es algo equivalente a "la justa" en la jerga de los jóvenes marginales 
de Ciudad Netzahualcoyotl, un asentamiento irregular de millones de persona que produce, 
inclusive, su lenguaje. 
 
 
 
DESARTICULACION COMUNITARIA: "EL PUEBLO BLANCO" 
 
 ..."que esta tierra está enferma 
 y no esperes mañana 
 lo que no te dio ayer, 
 que no hay nada que hacer"... 
 J.M. Serrat 
 
 
 Un ejemplo claro de los efectos comunitarios de la reconversión estuvo dado, en 
Argentina, a partir los cambios en el proceso de producción de la acería Acindar, principal fuente 
de ingresos de la población de Villa Constitución, una comunidad con altos niveles de orga-
nización y una identidad definida. Durante los despidos masivos causados por el proceso 
de reconversión se constató un aumento altamente significativo del consumo de psicofármacos. 
Para muchos de sus habitantes, la pérdida no abarcaba sólo el empleo o la fuente de ingresos. 
También afectaba sus proyectos vitales, sus referencias de amistad o vecindad, obligándolos 
posiblemente a una migración forzosa. En ese mismo proceso los niveles de organización y soli-daridad de la comunidad permitieron poner algún freno a las medidas más salvajes y , de alguna 
manera, constituyeron un soporte subjetivo importante para sus actores.(
12
) 
 
 Un estudio de Elliot D. Sclar (
13
) analiza los efectos de la concentración monopolica y oligo-
pólica en EEUU sobre las pequeñas comunidades y lo relaciona con la demanda de los servicios 
de Salud Mental. En su análisis incorpora las transformaciones sufridas por las comunidades 
desde el período en que cada una tenía el control sobre su producción hasta que son absorvidas 
por corporaciones monopólicas y oligopólicas perdiendo referencia local y "despersonalizándose" 
sus responsables. Al ser absorvidas las empresas y organizaciones productivas por grandes 
corporaciones anónimas, son facilmente desplazables sus ganancias disminuyendo los recursos 
económicos colectivos de las comunidades. Los individuos son sometidos a mayores niveles de 
exigencia laboral para la subsistencia, a la par que sienten falta de posibilidad de intervenir en las 
decisiones. Como resultado, pierden niveles de participacion en las actividades comunitarias 
habituales, por lo que las formas organizativas se debilitan. 
 
 . En su recorrido histórico muestra cómo el principio único de maximización de ganancias de 
las corporaciones multinacionales deviene en costos sociales altísimos para las comunidades 
locales. La hipotesis, que sostiene en datos estadisticos, es que en la operatoria de este proceso 
los sujetos ven disminuido su apoyo social simultáneamente a un aumento de lo que el autor 
denomina "stress económico". En una descripcion meticulosa de hechos muestra cómo un 
padecimiento vivido como individual forma parte de un complejo proceso social. Incorpora, 
además, el criterio subjetivo de "pérdida de control sobre su propio destino" y la imposibilidad de 
personalización de los responsables. 
 
 Todo esto tiene su impacto en los servicios de Salud Mental. En las comunidades 
estudiadas ,recordemos que se trata de EEUU década del 70 , la poblacion tiende a aumentar su 
asistencia a ellos. En este punto el autor sostiene que la lectura en terminos psicopatológicos 
que los servicios hacen de este aumento de la demanda es cuestionable. Deviene de que sólo 
pueden leer la demanda en "código" de psicopatologia convencional o sea, a partir de su oferta. 
Esto los llevaría a la hipotesis de un aumento de prevalencia de enfermedad cuando se trata de 
 
 
 
 7 
un fenómeno de erosion de vínculos comunitarios. Afirma que la fluctuación en la cantidad de 
internaciones psiquiátricas parece estar fundamentalmente relacionada con la capacidad de las 
familias y los grupos sociales de contener o no un enfermo en su seno, más que con la incidencia 
de cuadros psiquiátricos individuales. 
 
 El análisis que Sclar aplica a las pequeñas comunidades, en muchos sentido podría 
aplicarse a naciones enteras que ven cada vez más distantes y anonimos los resortes del poder 
en que se deciden sus destinos. 
 
 Este efecto en las pequeñas comunidades se agrava en nuestros países por las 
caracteristicas particularmente "salvajes" de los procesos de ajuste. Por mencionar un ejemplo, 
en el caso de la Argentina la suspensión lisa y llana de los servicios de ferrocarriles anuló la vía 
fundamental de comunicación e intercambio de una serie poblaciones del interior condenadas a 
una extinción rápida. 
 
 Habría que agregar en este análisis la tendencia a la "urbanización" creciente que, en los 
países periféricos, no deja de acentuarse. México D.F. es, hoy, la ciudad más poblada del mundo 
y la Argentina concentra el 30 % de su población total en Buenos Aires y su periferia. 
Concentración que coincide con menor nivel de vinculación entre sus habitantes y menor posibi-
lidad, por parte de los mismos, de tener ingerencia en las decisiones que les atañen. 
 
 Los sectores integrados, los que mantienen su inclusión con costos vitales crecientes , se 
ven afectados por la soledad relacional. Los vínculos barriales y de vecindad, los familiares 
extensos, así como los gremiales y de participacion política se labilizan. Simultáneamente sucede 
una tendencia al abroquelamiento dado que los espacios públicos se restringen y amplias areas 
de la ciudad son vividas como peligrosas. Es en ellos que pesa la sustitucion de relaciones 
interpersonales por relaciones con máquinas y objetos. Y es a ellos a quienes se dirige funda-
mentalmente la propuesta del neo-individualismo como valor. 
 
 La inmensa concentracion de recursos y poder "despersonalizados" de esta faz del 
capitalismo le da un carácter apariencial a las formas políticas y plantea una abismal distancia 
entre los sujetos y los resortes de resolución de sus vidas. Por otra parte la producción en gran 
escala implica la generación de un consumo en masa que " requiere que la población aprenda a 
expresar sus deseos a través de las unidades estandarizadas en que estos productos se ofrecen, 
desvalorizando las cualidades de singularidad"..(13). 
 
 En este contexto la representación de individuo tal como se produjera en el capitalismo 
naciente deja de tener sentido, pero simultánea y paradójicamente es exaltada. Sucede que ya 
no de trata del individuo de la competencia por la acumulación, capaz de sacrificios actuales en 
miras a un futuro sino de un individuo del consumo, centrado en placeres inmediatos. Se le 
propone que sea "individualista", pero bajo la forma de ser exactamente igual a los otros 
,portador y sujeto de discursos homogeneizados por los medios de comunicación omnipresentes, 
con deseos enlazados a fantasías suntuarias (reflejo precario de los hábitos de los grupos de 
poder). 
 
 Proponemos llamar neo-individualismo a este pos-darwinismo social, un modelo de pacotilla 
del original que se caracteriza más por su negativa a la singularidad que por las oportunidades 
que ofrece: hedonismo de producción en serie, erotismo de sensualidad y coproreidad pautada 
por consumos definidos. 
 
 Dice al respecto Emiliano Galende:.." bajo estas condiciones de empobrecimiento del 
espacio social los sujetos tienden a des-investir la realidad exterior, volcándose crecientemente 
sobre sí mismos, vuelco que es facilitado por la adquisición de objetos de utilización personal que 
sustituyen el encuentro con otros. De este modo se debilita el deseo y la acción, incremen-
tándose el aislamiento y el sentimiento de vacío"(
14
). 
 
 
 LA FAMILIA: LA MUERTE DEL PADRE (PRECARIZACIóN DEL PADRE) 
 
.."Tuve un Edipo imperial: detrás de la figura de mi padre estaba la del 
emperador Francisco José"... 
 Marie Langer (Autobiografía) 
 
 
 
 
 8 
 
 
 La familia es, quizás, una de las formas institucionales que muestra en forma más 
transparente su crisis. En América Latina el "matrifocalismo"(
15
) creciente es un dato importante 
de transformación. En el los sectores con Necesidades Básicas Insatisfechas (N.B.I.) del 
conurbano bonaerense, casi el 45% de las familias tienen por cabeza y soporte a una mujer. Con 
respecto a los sectores medios, pareciera que esta tendencia también se repite aunque no 
contamos con datos estadísticos. 
 
 Podría afirmarse que se tiende a una configuracion familiar que tiene a una mujer como 
cabeza y principal (aunque no único,por el trabajo infantil) soporte economico y en donde el varón 
ocupa un lugar periférico o circunstancial. En grupos domésticos populares se produce una 
precarización mayor en la medida en que las mujeres reciben salarios menores y 
prioritariamente son ocupadas en trabajos informales (
16
). 
 
 Es muy complejo el entramado en que este fenomeno se produce. Articula con la inestabilidad 
laboral masculina, con el peso de la baja del valor del trabajo, con la migracion temporaria porrazones de empleo y con transformaciones de las representaciones de género. Hemos 
antecedido este punto con la cita de Marie Langer porque da cuenta, con profunda sencillez, de 
la articulación entre el Estado y el Padre, una línea que habría que profundizar actualmente. 
 
 Con respecto a las familias "típicas" su sosten requiere de más trabajo. El salario medio de un 
trabajador industrial argentino cubre apenas el 40 % de los gastos de una familia tipo (
17
) de 
manera que difícilmente puedan mantenerse las condiciones de subsistencia con un sólo 
trabajador por grupo domestico, independientemente que sea varón y en condiciones laborales 
favorables (obrero industrial). Es así que se producen cambios "de hecho" que no articulan con 
las representaciones hegemónicas en las que sostienen su identidad y sus prácticas los protago-
nistas. Un ejemplo es el aumento del trabajo extra-doméstico de la mujer sin que se produzcan 
redistribuciones consecuentes en el trabajo doméstico y la crisis de la identidad maculina en la 
medida en que tiene, como uno de sus puntales, el lugar de "sostén de familia". 
 
 El aumento global de horas dedicadas por sus miembros a la subsistencia restringe el 
intercambio dentro del grupo doméstico y disminuye su disponibilidad para el cuidado entre y 
hacia sus mienbros, en circunstancias en que parte del apoyo externo comunitario tambien se 
debilita (guarderías, servicios de salud, etc.) (13). 
 
 Por último, y quizás como su aspecto más inquietante sucede también una tendencia a la 
labilizacion de la estructura familiar en su conjunto ,particularmente en los grandes conglo-
merados urbanos, que se manifiesta en la pérdida de continencia hacia sus miembros mas 
frágiles : los niños, los ancianos y los enfermos. Si bien esto no es una novedad de la década 
(siempre hubo desamparados) es su masividad y la forma abrumadora en que desborda las 
deterioradas formas sociales de asistencia lo que le da un nuevo perfil. 
 
 Se trata de un proceso cuya complejidad de análisis excede este trabajo, pero que no puede 
dejar de señalarse por sus posibles efectos subjetivos . 
 
 Por ejemplo, cuando un fenómeno como el de los "niños de la calle" adquiere masividad, 
obliga a pensar en subjetividades constituidas en relacion a otros que también son niños. Un 
mundo de Peter Pan de la marginalidad donde grupos infantiles establecen sus reglas y 
despliegan sus estrategias de sobrevivencia, en los resquicios de una sociedad que no tiene otro 
espacio para ellos. Cabe preguntarse si las formas de organización que "espontáneamente" se 
dan los niños de la calle son una familia atípica. 
 
 La crisis de la estructura familiar tiene dos fascetas una es la de la disrupción que se produce 
en un momento de cambio donde la tendencia parece ser la transformacion de la familia 
patriarcal hacia otra forma en la que varían las atribuciones de genero, así como la distribucion 
de poder y de funciones. Esta sería una fasceta de transformación. La otra es la de desarticu-
lacion o labilización .En ella parece no constituirse una "nueva forma" sino fragmentarse la 
existente cesando en sus funciones, en estos casos daría la impresion que el tejido social no con-
tiene a las familias que, a su vez, no pueden contener a sus miembros más frágiles o 
dependientes. 
 
 
 
 
 
 9 
 
LOS REAGRUPAMIENTOS Y NUEVOS VINCULOS 
 
 "Al fin un monte 
 detrás de la bajura"... 
 
 César Vallejo 
 
 
 Los fenómenos descriptos son parte de lo que muchos autores o programas sociales 
actuales mencionan como "ruptura de los lazos solidarios" o "desarticulacion de vinculos 
sociales" 
 
 . Habría que señalar que junto con ello suceden, aunque en forma precaria y embrional, 
nuevas formas de reagrupamiento. Estas nuevas formas de agrupación son poco estudiadas o, 
a veces, no reconocidas como tales. 
 
 Robert Castel plantea ubicar las situaciones marginales al final de un doble proceso : de 
desenganche en relacion al trabajo y en relación a la insercion relacional, en este punto define la 
 situacion de "desafiliación" . Distingue dos formas principales de marginalidad : una marginalidad 
"libre" caracterizada por su distancia en relacion al trabajo pero también en relacion a las formas 
organizadas de protección próxima, representadas por la asistencia, y una marginalidad que es 
institucionalizada por la asistencia estatal (dentro de ella los pacientes psiquiatricos).(
18
) 
 
 En su analisis, la centralidad asignada a la asistencia estatal es consecuente con el 
hecho de que se refiere a un pais central en el cual el Estado Social tuvo (y tiene) un funciona-
miento significativo. 
 
 Este modelo sólo parcialmente puede aplicarse a la marginalidad de nuestros paises cuya 
asistencia, de existir, es mucho menor, más circunstancial y precaria. Los procesos de desafilia-
ción en los países periféricos suceden sobre grupos sociales completos. Por ende, resulta más 
visible que se producen formas organizativas en y de la marginalidad, afiliaciones particulares con 
sus propias normativas. Estas formas organizativas tienen como función la sobrevivencia. Una 
investigadora mexicana plantea que las redes sociales de asistencia mutua de estos grupos 
representan parte de una sistema económico informal, paralelo a la economía de mercado, 
caracterizado por el aprovechamiento de recursos sociales y que opera en base al intercambio 
recíproco entre iguales (
19
). 
 
 A lo largo de este trabajo hemos mencionado cicunstancialmente dos: los 
asentamientos humanos irregulares en la periferia de las ciudades y los grupos de niños de la 
calle. Nadie podría afirmar que se tratan de sumatorias de individuos aislados. Inclusive los 
habitantes de las calles constituyen redes con comunicación entre ellos. 
 
 Las estructuras asistenciales no llegan a absorver o institucionalizar estos sectores, y 
su recurrencia a ellas (ej. servicios públicos de salud o educación) es un elemento circunstancial 
dentro de sus estrategias de sobrevivencia. La tendencia de estas formas reorganizativas es 
producir una sub-cultura normativa y valorativa donde inclusive el mensaje de los medios es 
resignificado de una manera particular... " Comparten una serie de caracteristicas 
ecologicas,culturales, psicologicas, económicas , legales y hasta biológicas que determinan un 
perfil social común, una comunidad de procesos que reproducen permanentemente su condición 
de marginados" (
20
). Esto es más notable cuando se trata de grupos con diferencias étnicas, 
pero sucede prácticamente en todos. Dentro de este fenómeno se dan las adhesiones a cultos o 
religiones de diversa índole en incremento notable en la última decada. 
 
 Afirmar que estos grupos tienen sus propias formas organizativas y solidarias no 
implica desconocer los niveles de violencia creciente en que transcurre su existencia. Una parte 
de esta violencia es interna. La otra es represiva y puede ser estatal o paraestatal, como es el 
caso de los escuadrones de exterminio de niños de la calle en Brasil. 
 
 Por otro lado, sus formas organizativas son precarias y vulnerables en la medida en que son 
gestadas en la marginación. 
Su irrupción activa en la vida política sucede en forma circunstancial y en momentos extremos ( el 
caso de los saqueos). Cómo lo afirmábamos anteriormente, son formas destinadas funda-
 
 
 
 10 
mentalmente a la sobrevivencia y que sólo ircunstancialmente adquieren significación política 
formal. 
 
 Resulta más difícil visualizar las formas nuevas organizativas en los sectores integrados 
(asalariados estables y medios). Es en ellos en donde particularmente repercuten o se efectivizan 
las representaciones del neo-individualismoinherentes a la propuesta social hegemónica . 
 
 Sin embargo no se trata de una tendencia unidireccional y ,eventualmente, aparecen formas 
de reagrupamiento y de manifestación a-típicas o no tradicionales, alrededor de aspectos 
sociales puntuales (educación, necesidades comunitarias, salud corrupción) , allí donde se hace 
notable la deserción del Estado. 
 
 Ya sea de carácter defensivo o de sobrevivencia, estas formas precarias e incipientes, 
fácilmente absorvibles por las hegemónicas, pueden ser prefiguraciones de lo que surge en el 
espacio que van dejando vacío algunas formas anteriores (por. ej las sindicales clásicas o las 
corporativas). 
 
 Un ejemplo, pese a la circunstancia excepcional en que se dió, sería lo sucedido en Mexico 
luego del sismo de 1985. Hubo un respuesta inmediata solidaria y organizada de la población, 
frente a un vacío de liderazgo oficial gubernamental. Según Mario Campuzano (
21
) .."la dinámica 
social de la situación se caracterizó por una expansión de la sociedad civil y una redefinición de 
sus espacios que fue oficializada más tarde por el Estado, en un intento de recuperar liderazgo 
formal y operativo". Los efectos en el imaginario social de una respuesta que la población "no 
esperaba de sí misma" tuvieron perdurabilidad más allá de la inmediatez de la catástrofe. 
 
 Las reacciones sociales en Brasil y Venezuela frente al fenomeno de la corrupción, también 
entran en esta línea. 
 
 No puede pensarse un polo de disgregación sin plantear, por lo menos la hipótesis de un 
polo de reagrupamiento, quizás transitamos un momento de transición en la configuración de los 
actores sociales y sus movimientos, cuyas nuevas formas (desde la familia hasta los devenires 
comunitarios) no terminan de aparecer en forma evidente. 
 
 
LOS PADECIMIENTOS DE LA EPOCA 
 
 
 ...Todos llegaron a vivir la ley de la peste, más eficaz cuanto más 
mediocre. Ni uno entre nosotros tenía grandes sentimientos. Pero todos 
experimentaban sentimientos monótonos ...el hábito de la desesperación 
es peor que la desesperación misma... 
 
 A. Camus (La Peste) 
 
 
 Cada época tiene una forma particular de producción de padecimientos. Seria dificil negar 
hoy, que el auge de las formas clásicas de la histeria de conversión y su posterior decadencia 
estuvieron profundamente entramados con la condición de la mujer y el ámbito social en que esta 
se producía. 
 
 En un trabajo citado anteriormente, Emiliano Galende (14) plantea, como hipótesis, que en 
las actuales condiciones es esperable un crecimiento de lo que se engloba bajo la denominación 
de patologías narcisistas :trastornos del carácter , perversiones ,emfermedades funcionales, 
padecimientos psicosomáticas y adicciones, así como incremento de la violencia familiar y los 
suicidios. Conjuntamente con el aumento de las depresiones de diversa índole. 
 
 Podríamos coincidir en términos generales con esta hipótesis. No obstante que algunos de 
estos problemas ya eran relevantes con anterioridad y su aparente aumento en terminos rela-
tivos, puede provenir de su salida de un espacio de invisibilidad social. El ejemplo más claro es el 
del maltrato a la mujer, no se puede evaluar su incremento por el de la demanda de asistencia. 
Como indicador epidemiológico la demanda es de poco valor dado que hasta hace unos años no 
existían servicios que brindaran asistencia a este problema y se lo ubicaba consensualmente en 
la esfera de lo íntimo, no trascendiendo del espacio doméstico. Quizás las modificaciones de 
 
 
 
 11 
representaciones de género y de situación de la mujer mencionadas anteriormente tienden a faci-
litar su corrimiento de la esfera doméstica e íntima y favorecer la aparición del mismo en la esfera 
pública. 
 
 Independientemente de que su tasa aumente, su magnitud debe incrementarse en términos 
absolutos y su existencia es coherente con los niveles de violencia inorgánica y cotidiana en 
aumento. Esta consideración también abarca a los suicidios sobre los que no contamos con 
estadisticas confiables (particularmente porque muchos de ellos están cubiertos por las altas 
tasas de mortalidad por accidentes). Debemos señalar , como analizador social, los episodios de 
suicidios de jubilados en la Argentina . 
 
 En el caso de las adicciones, el alcoholismo en América Latina hunde sus raíces en la 
conquista. Sin embargo nadie puede negar su incremento y la edad más temprana de su inicio. 
Segun las investigacines citadas, tiende a asociar significativamente con las situaciones de 
desempleo. También se observa, según algunos estudios, su aumento entre los jóvenes y las 
mujeres. 
 
 En 1989 en Provincia de Buenos Aires, por citar datos, el 20% de los ingresos al sistema de 
salud por trastornos mentales, fueron por Síndrome de Dependencia al Alcohol. Sobre 410 
muertes por "trastornos mentales" 210 tuvieron como causa el cuadro mencionado. Con un rango 
de edad que parte de los 15 años. También el 8% de la población atendida en clínica médica, 
ingreso con síntomas asociados al alcoholismo.(
22
). 
 Lo mismo puede afirmarse de la circulación de drogas ilegales y, en algunos sectores, del 
consumo abusivo de psicofármacos (el Lexotanil ha llegado a ocupar en la Argentina el segundo 
lugar en venta de medicamentos). 
 
 Drogas, psicofármacos y alcohol articulan en su produccion con intereses económicos de 
gran magnitud y su consumo es incentivado activamente de diferentes maneras. Desde el lado 
de los consumidores, su vulnerabilidad frente a esta oferta creciente quizás deviene de la misma 
vulnerabilidad relacional en que se desenvuelven sus vidas y de la imposibilidad de construir pro-
yectos que permitan soportar las situaciones vitales. 
 La carencia de posibilidades de construcción de una perspectiva de futuro y de espacios 
claros de participación social parece asociar, particularmente en poblaciones jóvenes, con la 
busqueda de circuitos sustitutivos. 
 
 En un estudio epidemiológico realizado en México (
23
) Miguel Matrajt encuentra relación entre 
las depresiones (neuroticas y psicóticas) así como el consumo de psicofármacos, alcohol o 
drogas, con la carencia o derrumbe del proyecto existencial. Afirma: .."desde una óptica 
deleuziana diríamos que son los sujetos en los que mas nocivamente ha penetrado la producción 
de carencia"..En su opinión, en el Tercer Mundo, la ausencia o derrumbe del proyecto existencial 
están indisolublemente ligados a la falta de posibilidades sociales de realizarlo, por la 
marginación social en general y del mercado de trabajo en particular. Las excepciones por 
inhibiciones personales no tendrían relevancia sanitaria. Sus conclusiones parecen coincidir con 
los resultados de la investigación citada de Magdalena Echeverría en Chile (11). Como lo 
mencionáramos,los cuadros psiquiátricos francos y el alcoholismo aparecían significativamente 
aumentados en los grupos de desempleados. La investigadora afirma:.."La situación social del 
cesante es completamente desintegrada y precaria, objetiva y subjetivamente". 
 
 Con respecto a los padecimientos psicosomáticos, los estudios mencionados de México y 
Chile vuelven a tener coincidencias en sus resultados. Aparecen fundamentalmnete en sujetos 
que se hallan integrados, aún en forma parcial, a los modos de vida socialmente valorados, pero 
cuya integración es conflictiva en grado sumo. Para Matrajt el costo de la integración consiste en 
alienar uno de los términos del conflicto inmanente a este tipo de pertenencias. Desde su marco 
referencial concluye : .."el órgano enfermo es el engranaje secundario disonante de la máquina 
humana que funciona armónicamente con la megamáquina social". Una canción popularizada 
entre los jóvenes en los 80 decía en su estribillo.."se fuerza la máquina" para concluir "y los 
músicos/ se juegan la vida". 
 
 En el estudio de Magdalena Echeverría ,como lo mencionamos antes, las enfermedades 
psicosomáticas aparecen ligadas a la situación de inestabilidad y posibilidad de pérdida del 
trabajo. Sin embargo su relacion no es directa, tienden a incidir más entre los trabajadores que 
desempeñan labores de administración o servicios, que entre los que desempeñan labores 
productivas. Concluye que, mientras la posibilidad de pérdida del empleo está presente, los 
 
 
 
 12 
sujetos tienden a "reprimir" las manifestaciones psíquicas que la situación puede generar, 
aumentando sus niveles de auto-exigencia. Curiosamente, esos mismos sujetos cuando 
finalmente son despedidos, dejan de tener manifestaciones psicosomáticas y tienden a expresar 
más francamente sus problemas "psíquicos" (lo que la investigadora engloba en "cuadros psi-
quiátricos francos"). 
 
 Esta último dato del estudio de M. Echeverría nos precipita a una revisión de las entidades 
nosográficas y sus explicaciones clásicas. Un mismo sujeto pasa de un tipo de sintomatología a 
otra dependiendo de una modificación de su inserción vital. 
 
 Investigaciones de esta índole desafían tanto las conceptualizaciones biologistas, como 
aquellas que desde una lectura estructuralista suprimen la historicidad de las producciones 
sintomáticas. Quizás uno de los efectos de la crisis sea transparentar situaciones, des-invisibilizar 
procesos y desafiar a revisiones teóricas a fin de ajustar las herramientas a las problemáticas. 
 
 Probablemente haya que pensar en nuevas categorizaciones en función de las nuevas 
formas de producción de padecimiento. En estas nuevas categorizaciones no puede quedar 
afuera, también, el malestar difuso (y eventualmente asintomático) de la crisis de las 
instituciones. 
 
 
CONTEXTUACION DE LAS PRACTICAS EN SALUD MENTAL 
 
 
 En el contexto de los cambios actuales, las políticas sociales y entre ellas las de salud se 
ven severamente transformadas en la redefinicion de las funciones del Estado. Las prácticas en 
Salud Mental son, obviamente, atravesadas por ésto. 
 
 En un trabajo anterior (
24
) planteamos que si bien la critica al sistema asilar-manicomial 
nacía con el siglo, la generacion de propuestas asistenciales diversas a ésta comienza en los 
cincuenta, ligada por un lado a la instauración del Estado Social en los países centrales y por 
otro, posteriormente, a los movimientos sociales tendientes a cuestionar órdenes reinantes. 
 
 La redistribución operada por las políticas sociales en esa época tendía, por un lado a 
proveer margenes de salud y bienestar a la población y por otro, a mantener los límites de los 
conflictos sociales dentro del dominio del saber técnico administrativo. 
 
 La mayoría de las transformaciones en Salud Mental se englobaron en reformas sanitarias 
más extensas. Tal el caso de la psiquiatria comunitaria inglesa, la Reforma psiquiátrica Italiana, 
etc. 
 
 Salvo en la experiencia Italiana, todas ellas terminan coexistiendo con los manicomios y, en 
algunos casos, viendo reaparecer los supuestos objetivantes y segregativos en el interior de 
prácticas supuestamente innovadoras. 
 
 En América Latina el sistema custodial manicomial siguió siendo hegemónico como 
respuesta social frente a la problemática de la locura. No obstante las transformaciones en los 
países centrales encontraron eco y forma propia en algunas propuestas. 
 
 En la Argentina hasta el golpe militar de 1976, y en combinación con un período de gran 
movilización social, se desarrollaron diversas experiencias tanto de asistencia como de 
agremiación de trabajadores de la salud mental. 
 
 Desde el retorno a las formas democráticas de gobierno hubo planes y propuestas de 
modernización de los servicios, y una tendencia a la disminución de las internaciones en hospi-
cios. En forma puntual y en distintos lugares se evidencian intentos de reconducir las 
prestaciones hacia modelos mas abiertos y comunitarios. Salvo en el caso de la Reforma 
Psiquiátrica de la Provincia de Río Negro, son experiencias puntuales que no se instituyen 
juridicamente. Todas son sometidas a viscisitudes políticas y presupuestarias que limitan su 
desarrollo. 
 
 En Brasil , algunas alcaldías y estados también han emprendido transformaciones de esta 
índole. 
 
 
 
 13 
 
 Las políticas en salud se deslizan hacia el concepto de mercado de la salud. El Estado se 
retira de un lugar de garante de derechos (el de la salud, entre otros ) y tiende a dejar libradas 
las prestaciones al juego de oferta y demanda con gran concentración de capitales y 
configuración de grupos empresariales cuasi monopólicos, en el sector. La prestación guberna-
mental se reserva para acciones de corte asistencialista dirigidas a los sectores marginados, 
 
 La seguridad social se resquebraja ante la disminución del empleo y del salario, a lo que se 
suma una administración por lo menos ineficiente. La tendencia al pago y contratación "per-
cápita", si bien disminuye el riesgo de sobreprestación inherente al pago por acto medico, al 
carecer muchas veces de un control y auditación adecuado, aumenta el riesgo de subprestación. 
Esto puede ser particularmente riesgoso en las acciones de Salud Mental cuyas caraterísticas no 
se prestan facilmente a la normatización. 
 
 En el sector privado, prestador por contrato de la seguridad social, la oferta tiende a 
diversificarse. Tienden a proliferar los Hospitales de Día, la Atención Domiciliaria, la prestación 
psicoterapéutica etc. Se trata de una oferta más aceptable para entrar en la competencia y sus 
costos son menores. Son modernizaciones parciales tendientes a diversificar la oferta y 
racionalizar los costos, en un mercado restringido. Obviamente estas prácticas son 
desarticuladas con cualquier actividad comuntaria tendiente a operar sobre los procesos que 
mencionamos con anterioridad. 
 
 Por otro lado el pricipio de la ganancia les impone límites a su cobertura. Por mencionar un 
ejemplo: los seguros pre-pagos no cubren tratamientos de SIDA por considerarla una 
enfermedad de "adquisición voluntaria" y tampoco atienden adicciones , patologías mentales pre-
existentes o discapacidades. 
 
 
 El sector público se debate en la crisis de recursos y está en este momento atravesado por 
diferentes (y congruentes) propuestas que pueden sintetizarse en : privatizaciones o subsi-
diarizaciones puntuales, descentralización y recorte a la gratuidad. 
 
 La descentralización es, quizás, el aspecto que más contradicciones encierra en sí mismo. 
Desde cierta óptica tiende a poner más cerca de las poblaciones los canales de desición sobre 
sus recursos en salud y puede, hipotéticamente, tender a una mayor adecuación a los 
requerimientos y a un funcionamiento menos burocrático. Sin embargo ésta no es, de ninguna 
manera, una consecuencia lineal y necesaria. Depende de la asignación y redistribución de 
recursos y de los reales resorte de participación que se produzcan. De hecho puede favorecer el 
desentendimiento del Estado y promover una mayor inequidad. Si no se opera una redistribucion 
global, las comunidades pobres tendrán servicios pobres y las ricas servicios ricos. 
 
 Los planes asistenciales son, salvo excepciones, de claro corte vertical y clientelista. 
Benefactores en el mal sentido del término y siempre insuficientes. Como agravante son terri-
torio de la corrupción. Suceden episodios como que el Estado pague a precios exhorbitantes 
leche no apta para consumo humano distribuida en poblaciones marginales, o que una provincia 
invierta una suma millonaria en juguetes inexistentes, para niños necesitados de alimento (ambos 
hechos sucedieron en la Argentina en los últimos tres años). 
 
 Hay que reconocer que el contexto democrático, aún con sus limitaciones, es mejor espaciopara las prácticas en Salud mental que los regímenes dictatoriales. Sin embargo la tendencia 
actual es a prestaciones fragmentarias y puntuales, existiendo una declinacíon de las incipientes 
propuestas comunitarias que nacieron con la vuelta a la democracia. 
 
 El personal de las instituciones padece las viscicitudes inherentes a su condición, las que 
describíamos como de sectores integrados a un costo creciente. Por lo tanto se sobreocupa, y ve 
recortadas sus posibilidades de participación. 
 Los entramados teóricos de las prácticas también son atravesados por las condiciones de su 
producción. Se suelen deslizar a posiciones de alto nivel de individualismo, con una declamatoria 
sobre la particularidad que no coincide con la falta de reconocimiento hacia las viscisitudes 
vitales de quienes consultan . También comienza a pesar el neo-biologismo en el campo de la 
definición de las enfermedades mentales que se manifiesta en una tendencia a profundizar la 
investigación de sus determinaciones genéticas. En sí es progresivo, el problema surge porque 
se tiende a transformar ideológicamente esta determinación biológica en causalidad suprema, 
 
 
 
 14 
derivando en prácticas tecnologizadas (el auge de los mapeos cerebrales, curas de electro-
sueño, etc) y centradas en la farmacología, que no comtemplan el proceso en su conjunto 
,invisibilizando sus determinaciones subjetivas y sociales. 
 
 En el cruce de estas polémicas, la respuesta cuantitativamente hegemónica hacia el 
padecimiento subjetivo (aún en la Argentina, país con gran desarrollo del psicoanálisis) sigue 
siendo la prescripción incontrolada de psicofármacos. 
 
 
 
 
 
MANICOMIOS: EL FIN DE LAS INSTITUCIONES TOTALES O LA SOCIEDAD COMO 
INSTITUCION TOTAL ?. 
 
 "las leyes te hacen sufrir 
 porque eres culpable, 
 porque puedes serlo, 
 porque yo quiero 
 que lo seas"... 
 
 C. Beccaria 
 (De los Delitos y Las Penas) 
 
 El modelo neo-liberal no carece de propuestas "críticas" al manicomio. La base de su 
cuestionamiento es el alto costo y "baja eficacia" de sus establecimientos. Esto es congruente 
son una cierta tendencia a modificar la instancia de las instituciones totales. Recuérdese la 
propuesta de privatización de los sistemas carcelarios en Inglaterra y, más recientemente, una de 
alta tecnología, que consiste en mantener a los procesados en sus domicilios colocándoles un 
dispositivo electrónico que limitaría su desplazamiento al interior de su vivienda. Lo que no se 
decía, al plantear las bondades de este sistema dirigido a evitar la superpoblación carcelaria 
actual, es quién sostendría a ese hombre preso en su domicilio e incapacitado de trabajar. 
 
 En un trabajo ya citado (24) mencionábamos un Editorial de Acta Psiquiátrica y Psicológica 
de América Latina (
25
) en que se criticaba simultáneamente a los manicomios y a las prestaciones 
estatales y servicios comunitarios. A los primeros por cronificantes y onerosos, a las segundas 
por ineficaces y "restrictivas de la libertad de elección", para concluir que los manicomios 
desaparecerían si el Estado decidiera venderlos a empresarios audaces que "sepan explotar la 
parte sana del enfermo psíquico crónico". 
 
 Plantearemos una hipótesis. En la actualidad puede darse desde la propuesta neo-liberal 
hegemonica una tendencia a la disminucion y limitación de los establecimientos manicomiales. 
Pero ésto no es coincidente con una política de desmanicomialización o sea de desarticulación 
de los supuestos de segregación y aislamiento de los "locos". 
 
 Trataremos de fundamentar esta afirmación. La generación del consenso necesario para el 
proceso de reconversión , requiere de un ideario social en el que la exclusión y la marginación 
sean vistas como "naturales" y necesarias. Se trata de legitimar la marginalidad y generar un 
enfrentamiento entre sectores de la sociedad: los integrados vs. los excluidos. 
 
 Dice J. Habermas:..."la política neo-conservadora tiene cierta posibilidad de imponerse si 
encuentra base en una sociedad dividida en dos segmentos, que al mismo tiempo, propug-
na"...(
26
). 
 
 Un ejemplo extremo, a nivel nacional, de ésto sería la tendencia separatista del sur del Brasil, 
zona rica e industrial, con relacion al norte , zona pobre y racialmente diferenciada. 
Al cristalizarse ésta tendencia, invisibiliza que en los mismos planes económicos del Brasil se 
sacrificó al Norte a expensas del desarrollo del sur (estaba explícitamente enunciado en las 
bases del "milagro" brasileño). 
 
 Se trata del reforzamiento de las actitudes individualistas , la visualización de los marginados 
como enemigos potenciales de los que sobreviven en el sistema, y la legitimación del sufrimiento 
social como única vía para el desarrollo. 
 
 
 
 15 
 Algunos episodios, particularmente entre los policiales, dan cuenta de esta tendencia a 
considerar antagónicos los derechos de los marginados con respecto a los de los incluidos. En la 
 Argentina, por citar un caso que operó como analizador, un ingeniero de clase media persiguió y 
mató a dos jóvenes que habían hurtado el aparato de musica de su auto. Un importante 
comunicador social (
27
) bautizó como "justiciero" al legalmente homicida y lo consideró un 
defensor de "sus derechos, entre ellos el de escuchar música ,permanentemente violados por los 
rateros de siempre". 
 
 Es en este contexto que el establecimiento manicomial resulta insuficiente en sus objetivos de 
origen: dar un lugar definidido al "no trabajo". La marginalidad desborda sus posibilidades. Si el 
manicomio cumplió la función de recordar a la sociedad que habia un lugar de contención a la 
locura, la diversidad y la marginalidad; si legitimó la negación de los más elementales derechos 
para quienes fueran recluidos en él, si el amparo de la institucion psiquiátrica permitió formas de 
represión agresivas que no herían la sensibilidad social (dado que piadosamente se las 
consideraba aplicadas "por el bien del paciente"), puede decirse crudamente que los 
asentamientos humanos irregulares son los manicomios de la época. El lugar de los marginados, 
de los excluidos. Allí, y al desamparo de las calles, serán devueltos los internos. 
 
 Ya no es suficiente, ni siquiera necesario, un establecimiento espacialmente definido cuando 
la marginalidad ha debordado a buena parte del espacio urbano. Se configuran formas insti-
tucionales diseminadas en el conjunto social que conjugan las acciones directamente represivas 
con las consensuales, a fin de limitar los síntomas de la desagregacion social y mantenerlos en 
los límites de "barreras urbanísticas" definidas. Para los integrados quedará la protección de los 
espacios privatizados, de los barrios cerrados, de los recorridos preservados (todo esto con 
resultados parciales), de la defensa policial y de su propia autodefensa. Para los excluidos el 
abandono de los espacios publicos, los lugares olvidados del cuerpo urbano, y la represión. Los 
locos, son una "especie" más dentro de ellos. 
 
 Muchos de los programas tendientes a disminuir el número de camas de los Hospitales 
Psiquiátricos entran en esta línea, aunque no lo expliciten. Y aunque, quizás, sus actores no lo 
sepan. Sucede que tienden a externar el paciente buscando soporte en comunidades 
precarizadas y familias con escasa capacidad de continencia. Dirigidos a disminuir costos, no 
crean los recursos necesarios para una real externación, que tenga en cuenta las condiciones 
actuales. En un reciente recorrido por una ciudad del interior donde fue aplicada una política de 
externación, pudimos observar ex-pacientes psiquiátricosen situaciones de vagabundeo y sin 
hogar definido. 
 
 Volvamos a citar a J. Habermas:.."Un desmantelamiento decidido del Estado Social tiene que 
dejar tras de sí lagunas funcionales que sólo pueden rellenarse mediante a represión o el 
desamparo..." (26). 
 
 El dispositivo manicomial quizás se independiza de su establecimiento y se traslada al 
conjunto de la sociedad. Con respuestas técnico-disciplinarias y represivas. 
 
 
 
 
LAS PROPUESTAS CONTRA-HEGEMóNICAS 
 
 
 La construcción de propuestas contrahegemónicas hoy, tiene como base fundamental la 
defensa del derecho a la salud y del salario social. Este es el eje ético-político en el cual se traza 
la divisoria de las propuestas técnico-administrativas. 
 
 Sin embargo no se trata de una propuesta que cristalice acríticamente los modelos pre-
existentes de prestación estatal. 
 
 El discurso que intenta imponerse como hegemónico plantea una jerarquización de lo privado 
y una crítica a la ineficacia e ineficiencia de lo estatal. En contraposición a esto debe plantearse 
una transformación de lo estatal en defensa de lo público. 
 
 
 
 
 16 
 Se debe tender a legitimar la prestación pública para lo cual es necesario disminuir sus 
barreras de accesibilidad, promover redes de apropiación de las instituciones por parte de las 
comunidades y antagonizar con la tendencia a la burocratización y el aislamiento. 
 
 La crisis produce en las instituciones de salud dos tendencia antagónicas: una de índole 
informal a la horizontalización y participación y otra a la fragmentación y degradación. Ambas 
coexisten y entran en conflicto. 
 
 La tendencia positiva enunciada primero, se basa en la horizontalización y el rol protagónico 
de sus actores. La defensa del derecho a la salud auna los intreses de los usuarios y de los 
trabajadores del sector. Profundizar ésto implica una revision crítica de los modelos que han 
fundado sus prácticas, y que han promovido la creación de barreras con las comunidades. La 
ruptura de las barreras de accesibilidad es una condición no sólo para el cumplimiento de sus 
objetivos, sino para su sobrevivencia. Esta horizontalización cuestiona ,en la práctica, el 
tecnocratrismo y autoritarismo de los modelos hegemónicos. 
 
 La tendencia negativa, enunciada en segundo lugar, consiste en una progresivas rigidificación 
y ritualización de sus prácticas, junto con una degradación creciente de sus instituciones. 
 
 La encrucijada de esta doble tendencia: degradación, o defensa y transformación, es 
particularmente notable en el caso de las prácticas de Salud Mental. En cuanto campo de prácti-
cas sociales no es homogeneo ni unívoco. En él antagonizan diversas tendencias y cuerpos 
conceptuales, así como se articulan otros. En ellas el proceso de medicalización de la vida ha 
hecho su ingreso en lo íntimo proveyendo de normatizaciones disciplinarias para la cotidianeidad. 
Pero también en su seno se ha anticipado la crítica a los modelos medicalizantes, confluyendo 
con las corrientes críticas en el campo de la salud en general. En este espacio se transparenta 
particularmente que la defensa del caracter de público y solidario de la asistencia en salud no 
puede hacerse sin frofundizar el cuestionamiento y transformación de sus instituciones. 
 
 La reivindicación del Hospital Público no puede llevarnos al absurdo de defender el Hospicio. 
Se trata de profundizar su crítica y promover las formas sociales, políticas y jurídicas de su 
desarticulación, no confundiendo ésta con el desamparo que se mencionaba en el punto anterior. 
 
 Por otra parte, no es pensable una accionar de ésta índole sin acercar las prácticas en Salud 
Mental a las Prácticas en Salud. La tendencia a incorporar las primeras en las segundas debe 
profundizarse tendiendo, simultáneamente, a que este proceso opere en forma transformadora 
en ambas. 
 
 Los programas preventivos y comunitarios deben reconocer y promover las formas 
espontáneas de re-afiliación de los grupos sociales. No hacerlo repetiría una experiencia ya 
realizada en la época de la Alianza Para el Progreso: los programas preventivos desarticulaban 
los liderazgos y formas organizativas comunitarias, imponiendo otros que cesaban al cesar la 
financiación a los mismos. 
 
 Su riesgo es transformarse en acciones marginales y subordinadas. Se harían portadoras de 
una tendencia inherente al modelo neo-liberal: delegar en las comunidades el cuidado de su 
salud. Tendencia que no se propone un mayor protagonismo, sino un mayor desamparo a favor 
de la concentración de ganancias. La diferencia se asienta en la cuestión distributiva : mientras la 
financiación estatal tiende a ser fundamentalmente regresiva (se sostiene en inpuestos al 
consumo que pesan sobre sectores populares y medios) esto no se devuelve en forma de 
prestación. Los baches de financiación se espera sean llenados con el aporte directo del usuario 
o con su trabajo voluntario. En la práctica terminan produciendo recarga de trabajo, generalmente 
no rentado, sobre importantes sectores comunitarios. Las mujeres suelen, por su lugar asignado 
de géner de "cuidadoras de la salud" ser convocadas preferencialmente a este tipo de 
actividades. 
 
 Muchas propuestas aparentemente progresistas y participativas caen en esta situación, 
inclusive algunas que aparentemente reivindican las formas de medicina tradicional. 
 
 El filo que diferencia una propuesta alternativa y participativa de una marginal es sutil. De 
hecho una propuesta contra-hegemónica no debe tener como objetivo llenar las "lagunas 
funcionales" a las que se refiere J. Habermas en el texto citado. 
 
 
 
 
 17 
 El protagonismo que devuelve a las comunidades y a los profesionales su lugar de actores 
sociales no se dirige a obturar demandas, se dirige a hacerlas actuantes y operativas. 
 
 En todo caso, el trabajo en Salud Mental es siempre un trabajo de producción de 
significaciones. De generación de espacios "imaginantes" en circunstancias en que lo 
hegemónico es la standarización de lo subjetivo, de soporte de particularidades. Y ésta es la vía 
congruente con el favorecer la rearticulación de redes sociales y acciones solidaridad. 
 
 La solidaridad se diferencia radicalmente de la beneficencia. La primera consiste en un 
reconocimiento de falta por ambos actores, la segunda es un acto donde un sujeto se coloca en 
el lugar de tener (inclusive de más) y le da al que "no tiene". 
 
 Aún los actores profesionales del sector salud deben reconocer que hoy, buena parte de su 
sobrevivencia depende de su posibilidad de establecer acciones solidarias. 
 
 Se trata, entonces, de construir las prácticas con prefiguraciones mínimas. Lo alternativo no 
se define por las formas o por los establecimientos, sino por las bases éticas, ideológicas y 
conceptuales en las que se asienta. 
 
 La crisis, como decíamos antes, tiende a disgregar y destruir, pero también devela y abre 
espacios de transformación. Produce confusión, pero ésta puede tanto conducir a la parálisis 
como a la construcción de nuevos referentes conceptuales a partir de la caída de los anteriores. 
 
 El esfuerzo de elaboración conceptual en las prácticas debe ser máximo. Todo vínculo de 
intercambio entre los trabajadores del sector, las redes y formas organizativas que se den , la 
preservación de los espacios de reflexión y elaboración, es una necesidad ineludible para la 
construcción de las propuestas Forma parte de ellas. 
 
(entregado para publicación Ed. Lugar Editorial, julio de 1993). Publicado en 1994 en el libro 
Políticas en Salud Mental, compiladores O.Saidón y P. Troianovski. Buenos Aires ( pags. 25 a 53) 
 
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