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1 El sepultamiento del complejo de Edipo El Complejo de Edipo se presenta como fenómeno central del periodo sexual de la primera infancia, después cae sepultado (represión) y es seguido por el periodo de latencia. El período de latencia, concepto elaborado por Sigmund Freud, designa una etapa en el desarrollo libidinal del niño. El psicoanálisis plantea un desarrollo sexual en dos tiempos: un primer período desde el nacimiento hasta el llamado complejo de Edipo, y otro desde la pubertad a la madurez sexual. El período que media entre estas dos etapas es la llamada latencia. Diccionario de psicoanálisis. Cuando el niño comienza a practicar el onanismo experimenta la sensación de rechazo por parte de los adultos (no están de acuerdo con su obrar) por lo que devienen la amenaza de que le arrebataran su pene. La amenaza proviene de mujeres, que buscan reforzar su autoridad, asegurando que el padre o al doctor consumaran el castigo. La organización genital fálica del niño se funda en esta amenaza de castración Al principio el niño no le presta atención a la amenaza, hasta que una nueva experiencia le hace considerar la posibilidad de castración: ver los genitales femeninos. Con esto se volvió representable la pérdida del propio pene (la castración) El complejo de Edipo ofrecía al niño dos posibilidades de satisfacción: una activa, situarse de manera masculina en el lugar del padre y como el mantener comercio con la madre haciendo que el padre se convierta en un obstáculo y una pasiva, sustituir a la madre y hacerse amar por el padre por lo que la madre queda sobrando. Aceptar la posibilidad de ser castrado, creer que la mujer fue castrada puso fin a estas dos posibilidades de satisfacción derivadas del complejo de Edipo. Ambas conllevan la pérdida del pene. La masculina en calidad de castigo y la femenina como premisa. La satisfacción amorosa debe costar el pene por lo que el niño se encuentra en un conflicto entre su interés narcisista hacia su pene y la investidura de los objetos parentales. En este conflicto termina teniendo más peso su narcicismo y sale del complejo de Edipo. Las investiduras de objeto son resignadas y substituidas por identificación. La autoridad del padre o de ambos progenitores, introyectada en el yo, forma el núcleo del súper yo, que toma del padre la severidad, perpetua la prohibición del incesto y asegura al yo de que no haya retorno de la investidura libidinosa de objeto. La salida del complejo de Edipo alejo el peligro de la pérdida del pene. Con este proceso se inicia el periodo de latencia que viene a interrumpir el desarrollo sexual del niño. También el sexo femenino desarrolla un complejo de Edipo, un súper yo y un periodo de latencia. El clítoris de la niña se comporta al comienzo en un todo como un pene pero cuando llega a ver los genitales masculinos por intermedio de un compañerito de juegos o hermanito percibe que es demasiado corto y llega a sentirse en una posición de inferioridad. Durante un tiempo se consuela con que aquello que tiene crecerá y será tan grande como el del muchacho. Es aquí donde se separa el complejo de masculinidad de la mujer. http://es.wikipedia.org/wiki/Sigmund_Freud http://es.wikipedia.org/wiki/Psicoan%C3%A1lisis http://es.wikipedia.org/wiki/Complejo_de_Edipo 2 La niña cree que una vez poseyó un miembro igualmente grande y después lo perdió por castración. Aquí se presenta una diferencia esencial: la niña acepta la castración como un hecho consumado mientras que el varoncito tiene miedo a la posibilidad de castración. La renuncia del pene no se soportara sin un intento de resarcimiento. La muchacha mediante una ecuación simbólica desliza el deseo de tener un pene por el de tener un hijo (pene =hijo), un hijo de su padre (parirle un hijo). Su complejo de Edipo culmina en el deseo, se abandona poco a poco en la espera de un deseo que no se cumple nunca. Ambos deseos: el de recibir un pene y el de recibir un hijo permanecen en el inconsciente contribuyendo a preparar al ser femenino para su posterior papel sexual.
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