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INTERVENCIÓN EN RUPTURAS TRAUMÁTICAS APEGO Y DEPENDENCIA EMOCIONAL MÓDULO N° 8 DESCRIPCIÓN Las rupturas amorosas son eventos de la vida bastante comunes y muy pocas personas se eximen de esta experiencia (Buck, 2010). De acuerdo con Lewandowski (2009), la mayoría de la población adulta y adolescente experimenta por lo menos una ruptura amorosa en su vida. Las rupturas amorosas se presentan como un riesgo ante la formación de relaciones románticas. Según Jones y Burdette (1994), los seres humanos como seres sociales estamos en constante búsqueda de intimidad, sin embargo, esta búsqueda presenta dos riesgos importantes: rechazo y traición. De acuerdo a los autores, el rechazo ocurre cuando las expectativas de relación nunca se desarrollan, o la relación se termina cuando la pareja expresa insatisfacción. Por otra parte, Duck (1982), propone un modelo de disolución de relaciones que consiste de cuatro tipos de disolución: 1) preexistencia de fatalidad 2) fracaso involuntario 3) pérdida por proceso 4) muerte repentina Para Duck (1982), la preexistencia de fatalidad, se refiere a parejas que desde el principio están destinadas a terminar por su alta incompatibilidad. El fracaso involuntario consiste en que la pareja termina debido a que la comunicación o la interacción no son adecuadas. La pérdida por proceso, se refiere a una “muerte lenta”, en la que la relación se va deteriorando o debilitando gradualmente. Finalmente, la muerte repentina, implica que una relación termina abruptamente a partir de factores como una discusión fuera de control, un engaño, que hacen que una de las personas quiera abandonar la relación y la posibilidad de arreglar la relación sea imposible. Para Weber (1998), una ruptura amorosa implica una pérdida de una relación íntima y la mayoría de veces esto implica un proceso largo y difícil de afrontamiento. El resultado principal de este proceso de afrontamiento es una transformación en identidad con respecto a autorrealizaciones, adquisición de nuevas habilidades, metas redefinidas y un cambio en el contexto social (Weber, Harvey y Orbuch, 1990, citado en Weber, 1998). La ruptura en una relación de pareja, puede ser una de las experiencias más dolorosas para una persona, después de la muerte de un ser querido. La separación es una experiencia emocionalmente traumática y es necesario que cada una de las partes involucradas, pase por un proceso de duelo. Etapas básicas en el proceso de duelo Cada persona necesita su tiempo para vivir el proceso. La duración es variable, pero la etapa de duelo aguda, no debería durar más de seis meses. Estas etapas no tienen por qué presentarse en este orden, se pueden solapar entre sí y hay emociones que se pueden sentir con más intensidad que otras. Etapas básicas en el proceso de duelo Impacto inicial: Cuando una persona no se espera el anuncio de la ruptura por parte de su pareja, hay una primera reacción de incredulidad e irrealidad. Esta sensación puede durar horas o días. Negación: El hecho de intentar negar lo ocurrido, de no aceptar la realidad y hacerse falsas esperanzas, es una forma de amortiguar un poco el impacto inicial del dolor. En ocasiones la persona no informa de la ruptura ni a familiares, ni a amigos, como si fuese algo pasajero. Es una etapa en la que se tiende al aislamiento social. Etapas básicas en el proceso de duelo Tristeza y dolor intenso: En esta fase, la persona se encuentra deprimida, sin ganas de hacer nada. El pensamiento se vuelve obsesivo, no se puede pensar en otra cosa. Suelen aparecer trastornos de sueño, malos hábitos en la alimentación y un descuido general. La sensación de vacío, el llanto y la tristeza son las emociones más habituales. Pensamientos del tipo:” nunca me recuperaré de esto”, “preferiría que el otro hubiese muerto, así podría pasar página” etc. son muy típicos en esta etapa. Aquí es necesario dejar que las emociones fluyan. Aunque en ese momento la persona sea incapaz de verlo, poco a poco el dolor se irá debilitando. Ira y rabia: La pena y la tristeza, suelen dar paso a un sentimiento de rabia. La persona en muchas ocasiones, se siente herida y suelen surgir sentimientos de resentimiento y rencor. Etapas básicas en el proceso de duelo Aceptación: La aceptación no quiere decir que sea una etapa feliz, pero la persona empieza a encontrar cierta paz. Ya no se tiene la necesidad de hablar y de pensar continuamente en el tema de la ruptura y se empieza a disfrutar más en compañía de otros. En definitiva, estamos ante el paso previo a la resolución. Reorganización y resolución: Aquí, la persona ya ha aceptado su nueva situación, necesitará reorganizar de nuevo su vida y retomar actividades que se habían abandonado, para poder seguir adelante. Es una etapa que se caracteriza por los cambios. FACTORES DE RIESGO Al leer las razones más comunes de ruptura de pareja, es conveniente dejar de lado las ideas preconcebidas. Muchas personas creen erróneamente que la mayoría de las parejas terminan su relación debido a una infidelidad en la pareja. Si bien es un factor importante, los factores que llevan a tomar la decisión de poner fin a una relación de pareja son mucho más complicados. Seguro que más de uno te sorprende. Problemas de Comunicación: Esta es la razón principal de rupturas en las parejas. Después de un período de tiempo prolongado, es habitual en muchas parejas distanciarse y cada vez tener más problemas de intimidad y de comunicación, llegando hasta el punto en que incluso se llegan a preguntar quién es esa persona con la que viven. 01 Aburrimiento en el dormitorio: Otra razón importante del fracaso en pareja está relacionado con el aburrimiento durante el sexo. Al comienzo de casi todas las relaciones, la energía sexual es bastante alta, pero a medida que la relación avanza y pasa el tiempo, esta energía disminuye. Por un lado es importante mantener la llama del sexo encendida, si bien habitualmente no es tan pasional como al principio. Por el otro es importante no caer en un sexo rutinario. Esta es una de las razones principales de la infidelidad en la pareja. 02 El engaño y la infidelidad: No hay duda sobre ello, las infidelidades son una de las principales causas de ruptura de pareja y de divorcio. Los últimos estudios sugieren que el 41% de las personas son infieles a su pareja, ya sea de modo físico o emocional. Y si crees que los hombres son más infieles que las mujeres, probablemente te sorprenda saber que según las estadísticas están prácticamente igualados al 50%. 03 Diferencias fundamentales: En pocas palabras, muchas parejas se casan o juntan demasiado rápido y pasan por alto problemas fundamentales. Por ejemplo, si un componente de la pareja es extrovertido y la otra parte es introvertida pueden tener ideas completamente distintas de lo que constituye pasar "tiempo juntos". Otro ejemplo puede ser la diferencia de opinión a la hora de decidir tener hijos o no. Cuando la gente se apresura a casarse sin llegar a conocerse bien, existe un alto riesgo de fracaso matrimonial. Pérdida de autonomía: La capacidad de estar en pareja, y al mismo tiempo mantener un sentido de la independencia es un ingrediente clave a la hora de mantener una relación de pareja. Las últimas estadísticas realizadas sobre ruptura de pareja y divorcio, sugieren que en las relaciones fallidas, el 24% de los hombres sentía que le faltaba autonomía y tiempo para sí mismo, al margen de la relación de pareja. En el caso de las mujeres la cifra sube un 44%. Dinero y cuestiones financieras: Según las parejas encuestadas, el divorcio es una de las mayores razones de ruptura de la pareja. Incluso en el caso de parejas que llevan mucho tiempo juntos, es habitual encontrar problemas causados por un gran desacuerdo respecto a gastos, ahorros y a la toma de decisiones relativas al dinero en general o incluso discusionesdebidas que un componente de la pareja aporta mucho más dinero a la pareja. Alcohol y drogas: Lo creas o no, el alcohol y el consumo de drogas son una de las principales razones de separación y de ruptura de las parejas. Un estudio reciente reflejo que hasta un 45% de las parejas afectadas por este problema deciden separarse debido a problemas de dependencia de sustancias. El abuso de alcohol y drogas por un componente de la pareja puede causar otra serie de problemas, como las dificultades financieras y emocionales. El abuso de sustancias también puede conducir a discusiones acaloradas y en algunos casos a violencia física. 1 •La falta de romance: El romance puede ser difícil de entender. En el fondo, estamos hablando de tener un cierto nivel de pasión en la relación que va más allá de la mera proximidad física. Estadísticamente hablando, las mujeres parecen preferir una pareja que las haga sentirse especial de algún modo. En cambio, los hombres parecen preferir algún tipo de admiración por parte de su pareja. La falta de romance a veces se puede deber a miedo a la intimidad, que puede no ser evidente durante las etapas iniciales de una relación. •Aburrimiento: La falta de excitación o diversión en la pareja es el último motivo de este artículo. En pocas palabras, cuando una o ambas partes de la relación creen que la relación en pareja ya no es divertida o ya no es interesante, la ruptura de la pareja o la posibilidad del engaño pueden aparecer. 2 CRITERIOS DIAGNOSTIGOS Trastorno de la personalidad por necesidades emocionales. Una tendencia persistente a las relaciones de pareja caracterizadas por el desequilibrio entre ambos miembros, la necesidad afectiva claramente excesiva hacia la otra persona y el sometimiento inapropiado hacia ella, que empieza al principio de la edad adulta y se da en diversos contextos, como lo indican cinco (o más) de los siguientes ítems: Búsqueda continua de relaciones de pareja, planteándose la vida siempre al lado de alguien. Necesidad excesiva de la pareja, que deriva en contactos muy frecuentes y a veces inapropiados (p. ej., llamadas telefónicas continuas mientras la pareja está en una reunión de trabajo), y que no se debe a dificultades cotidianas, toma de decisiones o asunción de responsabilidades. Elección frecuente de parejas egoístas, presuntuosas y hostiles, a las que se idealiza con sobrevaloraciones constantes de sus cualidades o de su persona en general. Subordinación a la pareja como medio de congraciarse con ella, que facilita el desequilibrio entre ambos miembros de la relación. Prioridad de la relación de pareja sobre cualquier otra cosa, que puede ocasionar una desatención prolongada de aspectos importantes del sujeto como su familia, su trabajo o sus propias necesidades. Miedo atroz a la ruptura de la pareja aunque la relación sea desastrosa, con intentos frenéticos de reanudarla si finalmente se rompe. Autoestima muy baja, con menosprecio de las cualidades personales o minusvaloración global del sujeto como persona. Miedo e intolerancia a la soledad. Necesidad excesiva de agradar a las personas, con preocupaciones continuas sobre la propia apariencia física o sobre la impresión que ha generado en ellas. DIAGNOSTICO DIFERENCIAL La dependencia emocional debe distinguirse de dos trastornos de la personalidad con los que puede existir confusión: Trastorno de la personalidad por dependencia: Aparentemente, y no sólo por el término común “dependencia”, existen paralelismos entre ambos cuadros: excesivo aferramiento interpersonal, sumisión, ansiedad de separación, descompensaciones en caso de rupturas, etc. Pero se da una diferencia que desde nuestro punto de vista es fundamental, y que reside en la naturaleza de la referida dependencia. Como hemos señalado, en nuestro objeto de estudio la necesidad es emocional, está basada en un anhelo irresistible de ser querido, escuchado o atendido, y de tener alguien al lado al que adorar que proporcione el ansiado suministro afectivo, suministro que por otro lado el propio sujeto no se da a sí mismo. En el trastorno de la personalidad por dependencia, la naturaleza de ésta es principalmente de cuidado y protección. El sujeto necesita a los demás para que tomen las decisiones por él, para que asuman responsabilidades que le corresponden, para que le aconsejen continuamente sobre la más mínima dificultad que se presente, etc. Es como un “niño adulto” que no sabe conducirse ante la vida, y que para conseguirlo adopta un comportamiento interpersonal similar al del dependiente emocional, pero con una motivación subyacente y un carácter muy diferentes. Millon y Davis señalan como historia característica en estos pacientes la excesiva sobreprotección parental, condición etiológica radicalmente diferente a la expuesta en el presente trabajo para la dependencia emocional. TRASTORNO LÍMITE DE LA PERSONALIDAD: En estos pacientes sí aparece con claridad la dependencia emocional, sólo que alternada con periodos totalmente opuestos en los que son más autónomos y agresivos. Se produce “un patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas caracterizado por la alternancia entre los extremos de idealización y devaluación”, fenómeno que podríamos denominar “oscilación vinculatoria” y que en absoluto es exclusivo de los pacientes límite, si exceptuamos la notable intensidad con la que dichos pacientes establecen y luego rompen sus lazos afectivos, transitando entre periodos de gran vinculación y de tremenda desvinculación. Además, en los dependientes emocionales tampoco se producen inestabilidades clínicamente significativas en el estado de ánimo o en la identidad. PROPUESTA DIAGNÓSTICA Sobre la base de todo lo expuesto en el presente artículo, y siguiendo los criterios diagnósticos generales para los trastornos de personalidad45, podemos afirmar que la dependencia emocional cumple con todos los requisitos: afecta la cognición, la afectividad, la actividad interpersonal y el control de los impulsos; es persistente, inflexible y abarca numerosas situaciones personales y sociales; es de larga duración y de inicio temprano; y no se debe a otro trastorno mental, a los efectos de sustancias o a enfermedades médicas. Como en otros trastornos específicos de la personalidad, la dependencia emocional se sitúa en el extremo de un continuo basado en un rasgo adaptativo, que en este caso es la vinculación interpersonal. Así, tener cierta dependencia emocional es frecuente e incluso deseable, igual que sucede con el narcisismo, la suspicacia o la introversión. Por tanto, efectuamos la propuesta nosológica de creación de un trastorno específico de la personalidad para la dependencia emocional. Mientras tanto, se puede utilizar la categoría residual para el Eje II “trastorno de la personalidad no especificado”, al margen de los diagnósticos que sean necesarios en el Eje I por la gran comorbilidad que presenta este cuadro. FENOMENOLOGÍA Y COHERENCIA INTERNA La fenomenología Iniciada por Edmund Husserl, es un método de conocimiento por medio del cual, se pretende obtener un conocimiento absoluto. (Cfr. Zubiri, 1992: 233) No es un método científico en cuanto no explica la realidad desde una parte específica de ella misma. Pero sí es ciencia en cuanto es un método riguroso y sistemático que busca el saber. Víctor Frankl en El hombre en busca de sentido dice: la vida se trata no de dar sentido, sino de encontrar sentido. (Frankl, 1988) Esta interpretación se asemeja a la fenomenología en cuanto pretende comprender los fenómenos desde los fenómenos mismos dados a la conciencia. Fenomenológicamente, el amor es el reconocimiento del yo, desde un tú que le es semejante: un nosotros. Pero el yo reconocido no es sólo un yo puedo, ni un yo elijo o un yo siento-pienso, sino más bien, un yo que dice: yo soy en cuanto te amo, en cuanto nos amamos. El amor hace que el hombre pueda captar el fenómeno humano en toda su plenitud. Dice Fromm: En el actode amor, entregarse, en el acto de penetrar en la otra persona, me encuentro a mí mismo, me descubro, nos descubro a ambos, descubro al hombre. (Fromm, 1999) Ese hombre que descubre el amor, no es sólo una intuición intelectual, fácilmente racionalizable; el hombre que el amor descubre es también una intuición afectiva-valorativa. Dice el maestro Ovidio: A veces por falta de prudencia la pasión nos arrebata, y un descuido cualquiera deja ver nuestro carácter desnudo. (Ovidio, 2000: 76) Además, es una intuición del hombre electivo-volitivo, de sus juicios, sus valores. El amante elige, se decide por el amado. Pero esta elección es más profunda en tanto la relación yo-tú se manifiesta como una actitud hacia todas las demás personas y el mundo entero. Y también, el amor intuye nuestro ser racional-intelectual, cuando el impulso sexual se ve transformado en erotismo, produciendo grandes obras de amor, como lo son todas las grandes obras de la historia. Coherencia interna Coherencia interna significa ser capaz de vivir en armonía con la propia conciencia, tener integridad y ser fiel a sí mismo. No es fácil porque exige pensar, decir y hacer lo mismo, cuando por lo general la gente piensa una cosa, dice otra y hace otra muy diferente. La educación que recibimos nos lleva a no decir todo lo que pensamos si eso puede herir a alguien o perjudicarlo seriamente. Pero una cosa es permanecer callado y dueño de nuestros pensamientos y otra es decir lo contrario de lo que pensamos. Los intereses, la conveniencia, la necesidad de relacionarse para obtener algún resultado, muchas veces son hechos que conducen a mentir y a no ser fiel a uno mismo. Una mentira produce una catarata de acontecimientos que obliga a continuar mintiendo, mientras internamente la mentira desequilibra, quita la tranquilidad y la paz y no permite estar en armonía. Tener coherencia interna es no estar dividido en distintos personajes según las circunstancias, siendo capaz de mantener la palabra, de ser desinteresado y recto en el obrar en todo lugar y en todo momento. Más que cualquier título, a la hora de competir juegan con ventajas las personas que se conocen por su rectitud, su honorabilidad, su cumplimiento y honradez. En las grandes ciudades, las personas de mala fe pueden refugiarse en el anonimato, ser prófugos de la justicia y vivir en un departamento al lado del nuestro, pagando puntualmente las expensas y el alquiler, sin que nunca nadie se entere de quiénes realmente son. La integridad es nuestra mejor carta de presentación y aunque tal vez nos lleve a exigir a los otros lo mismo y a generar rechazo de parte de quienes no respetan ningún código de valores y actúan según su conveniencia, siempre vale la pena porque es la única forma de lograr tranquilidad y paz interior. La impunidad que padecemos todos los días puede convencer a muchos que es más fácil vivir al margen de la ley que trabajar, sin embargo, cuando se despoja a otros de sus pertenencias se está arriesgando la vida porque nunca se sabe cómo las víctimas pueden reaccionar. Dependencia Emocional Las creencias limitantes del dependiente emocional En esta lección abordaremos las creencias a través de las cuales creamos nuestra realidad (incluida la amorosa), notarás que esta lección es un poco más larga de lo normal, eso es así porque es una de las más importantes. ¿Qué es un patrón de conducta? Un patrón es una estructura que nos sirve para crear nuestra realidad y se compone de tres elementos: PENSAMIENTO: patrón de emisión – energía masculina EMOCIÓN: patrón de recepción – energía femenina ACCIÓN: fruto del pensamiento y la emoción Los pensamientos son el germen de una determinada actitud y tienen que ver con lo que pensamos acerca de nosotros mismos en las diferentes áreas de nuestra vida; estos pensamientos generan diferentes emociones que son las que nos impulsan a actuar de una manera determinada; finalmente determinadas acciones reiteradas van generando determinadas actitudes o formas de encarar o huir de la vida. Los patrones generan pequeños personajes internos: el fortachón, la debilucha, el comprometido, la exitosa, el tímido… Una persona que piense muy bien de sí misma en todas las áreas de su vida prácticamente se regirá por un único patrón positivo, pero lo normal es que estemos más seguros en unas áreas que en otras, de esta forma una parte de mi puede ser luchadora y otra muy sumisa porque no soy capaz de poner límites claros y directos. Casi todos tenemos escisiones internas porque pensamos una cosa y acabamos haciendo otra bien diferente. Para tener una coherencia interna, pensamiento, emoción y acción tienen que ir en la misma dirección. Cuanto más coherentes son nuestros patrones más integrados estamos. Características de un patrón de conducta Un patrón presenta las siguientes características: REPETITIVO INCONSCIENTE AUTOMÁTICO REACTIVO Estas características hacen que un patrón no sea fácil de observar y modificar, sin embargo esto no significa que no se puedan revisar y corregir, hacerlo requiere de una intención consciente por tu parte. Patrones positivos vs patrones negativos: Un patrón positivo es como un guía interno que te mantiene en una actitud creativa, buscando soluciones y generando nuevas ideas; te da aliento y esperanza. Un patrón negativo es un “flagelador” o maltratador interno que te asusta, retrae, limita y condena. El patrón de “amar demasiado”: Para tener una buena base en la que afianzarnos cuando se trata de establecer relaciones de pareja hay que revisar aquellas creencias inconscientes asociadas al amor y la pareja porque a partir de ellas materializamos y vivimos nuestra realidad amorosa. Las creencias erróneas se sustentan en asociaciones basadas en miedos, por lo que el trabajo inicial es identificar las creencias para luego desmantelar los miedos que se esconden tras ellas. Veamos un ejemplo: alguien puede desear de forma consciente tener una pareja pero si en su inconsciente hay asociaciones de amor = sufrimiento y dolor, será difícil encontrar una pareja, así que lo primero es revisar que creencias impiden tener una óptica más ampliada acerca del mundo de las relaciones. ESTILOS DE APEGO EN RUPTURAS TRAUMÁTICAS ¿De dónde viene nuestro estilo afectivo? ¿Influye el vínculo con nuestros padres en nuestras relaciones de pareja? ¿Realmente se reproduce el tipo de apego temprano que se tuvo con la madre o padre, en la relación de pareja? Parece que, efectivamente, ese primer vínculo que se tiene en la vida, marca de algún modo el estilo afectivo adulto y la forma de establecer relaciones, tanto con la pareja como con los amigos y otras personas significativas. ¿Qué es el apego? El apego es el vínculo afectivo originado durante el primer año de vida con la madre o padre, cuyo objetivo es la búsqueda de proximidad, afecto y seguridad, que constituye la base de las relaciones íntimas que estableceremos a lo largo de la vida. A partir de los vínculos afectivos que tenemos durante la infancia, desarrollamos un sentimiento de seguridad básica en nosotros y en el mundo (Bowlby, 1980), a partir del cual vamos creando una especie de esquema mental basado en: La imagen de uno mismo, la autoestima, la autoconfianza La imagen que se tiene del otro y lo que podemos esperar de las relaciones. La intimidad: la confianza, el cariño, los cuidados, el sexo Las bases para la regulación y expresión emocional, la empatía No cabe duda de que todas las personas tienen una forma personal de vincularse a otros, que coincide hasta cierto punto con el tipo de apego que se tuvo durante la infancia. Los vínculos construidos con las figuras que nos proporcionaron cuidados durante los primeros años de vida, dejan una huella en nuestro modo de relacionarnos y constituyen una base importante en el establecimiento de relaciones futuras (Holmes, 2011). Muchas formas de intimidad (abrazos, miradas, cuidados…), son reflejos del contacto con los padres, por lo que no es de extrañar que la relación de apegodeje huellas muy profundas en nuestro desarrollo afectivo. Pero existen diferencias entre el apego infantil y el adulto: en las relaciones de pareja ambos miembros son figuras de apego, se cuidan y dan afecto recíprocamente, y entra en juego el sexo. Así pues, ¿qué relación existe realmente entre las formas de apego infantil y las relaciones de pareja? Veamos cómo se reproducen estos estilos afectivos de la infancia en las relaciones de pareja: Estilo seguro: los niños con apego seguro han tenido madres o padres sensibles, capaces de responder a sus necesidades afectivas. Este es el tipo de apego más positivo para una relación de pareja estable y satisfactoria Tienen una imagen positiva de sí mismos y de los demás. Confían en el otro cuando necesitan ayuda, del mismo modo que dan soporte cuando se les necesita. Se sienten cómodos con la intimidad y viven el sexo de forma natural. No tienen temor infundado al abandono ni celos patológicos. Son capaces de imaginar un futuro feliz al lado de alguien. Tienen una expresión emocional saludable y manejan bien los conflictos. Es el estilo que más estabilidad mantiene durante la vida adulta y sólo es susceptible de alterarse ante situaciones traumáticas. Estilo inseguro ansioso-ambivalente: estos niños han tenido madres o padres muy inestables, que cubrían sus necesidades en función de su propio estado de ánimo (sobreprotegen, atemorizan, rechazan o incluso maltratan a sus hijos). Por ello, aprenden a vivir las relaciones con miedo e inseguridad. Las personas con este tipo de apego son muy propensas a desarrollar dependencia afectiva. Tienen una mala imagen de sí mismos y una baja autoestima. La imagen de los otros es bastante inestable, pasan del amor al odio con facilidad. Demandan constate atención de su pareja; ante cualquier problema, van a hiperactivar el sistema de apego infantil. La pareja puede hacer esfuerzos por ayudar, pero su sentimiento de inseguridad es tan fuerte que esos esfuerzos nunca son suficientes para ellos. Necesitan estar cerca de su pareja; si la pareja se aleja, lo viven como un abandono. Pueden utilizar el sexo para tener cercanía afectiva, más que por disfrutar. Viven con temor a un abandono real o imaginario y se muestran muy celosos Tienen una pobre gestión emocional, sus reacciones suelen ser intensas. Los conflictos son frecuentes Estilo inseguro evitativo: son niños que han sufrido mucho rechazo y desprecio por parte de sus padres (negligencia, ausencia de cariño, maltrato…). Las personas con este tipo de apego son propensas a evitar las relaciones cercanas y duraderas, pues aprendieron que sólo proporcionaban dolor. Se sienten orgullosos de su independencia, sin darse cuenta de que podría ser una actitud defensiva que les protege de tener que establecer esa relación de intimidad que tanto temen. Tienen una imagen positiva de sí mismos y negativa de los otros Suelen ser suspicaces y no suelen confiar en el otro ni pedir ayuda. Del mismo modo, se sienten incómodos ante las peticiones de ayuda de su pareja. Suelen tener el sistema de apego inhibido, por lo que se sienten incómodos ante la intimidad. Respecto al sexo, pueden vivirlo con satisfacción, pero separado de la parte afectiva. Reprimen sus emociones en lugar de expresarlas Aunque la tendencia a la estabilidad es fuerte, el apego es un sistema flexible, que se va adaptando y modificando según las experiencias junto a otras personas. Esas experiencias pueden ser proporcionadas por los padres (infancia), por los amigos (adolescencia) y, por supuesto, por las relaciones de pareja. Una persona con estilo inseguro, podría “curarse” en una relación de pareja con alguien seguro y estable. Se ha visto que los estilos ansiosos-ambivalentes son más propensos a cambiar que los evitativos (López, 2006). Aunque el sistema de apego marca una estabilidad en el estilo afectivo de las personas, no es el único factor importante. El apego es un sistema entre otros sistemas en interacción, como la personalidad, el temperamento, el sexo o la cultura. Esto, entendido en su globalidad, es lo que va a determinar la estabilidad en la forma de establecer relaciones de una persona; como hemos visto hoy, relaciones de pareja. ESTRATEGIAS DE EVALUACIÓN Al principio del tratamiento los instrumentos tienen el objetivo de levantar una serie de informaciones importantes sobre el desarrollo psicosexual y de otras cuestiones de la pareja sobre el deseo sexual y a la auto-eficacia sexual. Todavía defendemos la idea de que la evaluación psicológica todavía contribuye para el reconocimiento de los estados emocionales posibles que pueden intervenir directamente con el desarrollo del tratamiento, en especial las manifestaciones depresivas y de ansiedad (Rodrigues Jr. y cols., 2008). Embazamos que la evaluación psicológica consiste en un instrumento profesional importante y práctico para el psicólogo, que permiten un plan adecuado de intervención terapéutica. El uso de cuestionarios, de escalas psicológicas y de instrumentos se ha aplicado al contexto clínico con la intención de asistir al profesional en diversos momentos del proceso psicoterapéutico. Estos instrumentos consisten en una forma de examen para contestar a cuestiones específicas del funcionamiento psicológico durante un período de tiempo y para predecir los funcionamientos futuros. El uso indistinto no es recomendable y tampoco sin significado dentro de un proceso de tratamiento conducido por una línea de pensamiento científico. Es inconcebible que los resultados y la tomada de decisiones para el tratamiento solamente ocurran bajo en esta instrumentación. La literatura especializada, así como los estudios empíricos, debe servir como ayuda para elegir la opción de un instrumento. Se considera que los instrumentos están estandarizados y, por lo tanto, se deben confiar en los datos que producen. Sin embargo, no solo los criterios técnicos deben ser considerados, pero también, sensibilidad, tiempo, lengua, economía, sencillez y rapidez, más allá de producir sobretodo, información que influencie en el mantenimiento de la queja del paciente. ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN Las estrategias de afrontamiento son un tipo o una forma particular de hacer frente a una situación estresante de acuerdo a las circunstancias y se pueden clasificar en centradas en el problema, donde el sujeto intenta cambiar el medio o el problema a objeto de disminuir la amenaza, modificando o eliminando sus factores; centradas en la emoción, donde el sujeto se esfuerza por regular sus emociones que derivan de la situación, considerando que no es posible modificarla. Lazarus y Folkman señalan que las estrategias centradas en el problema son más efectivas en las relaciones pues confieren un sentido de autoeficacia para retos futuros; en cambio, las estrategias centradas en la emoción son menos efectivas. Aparte de las estrategias centradas en el problema y en la emoción, han cobrado interés en las investigaciones las estrategias de evitación, que son aquellas que permiten escapar del problema, reduciendo la ansiedad y el estrés permitiendo un reconocimiento gradual de la amenaza, lo que en ocasiones podría traer consecuencias positivas, sobre todo cuando trata de situaciones incontrolables donde no hay posibilidad de conducta instrumental; sin embargo, de acuerdo a Rodríguez, Pastor y Lopez (1993), la reducción en los niveles de estrés proporcionada por la evitación puede no ser productiva si no permite la asimilación y resolución de la situación estresante. Una descripción más fina de las distintas estrategias de afrontamiento la entregan Tobin, Holroyd, Reynolds y Kigal, (1989), quienes describen ocho estrategias específicas diferentes. Estas son: a) resolución de problemas, encaminadas a eliminar el estrés modificando la situación que lo produce b) reestructuración cognitiva, modifican el significado de la situación estresante c) apoyo social, referidas a la búsqueda de apoyo emocional d) expresión emocional, encaminadas a liberarlas emociones que acontecen en el proceso de estrés e) evitación de problemas, que incluyen la negación y evitación de pensamientos o actos relacionados con el acontecimiento estresante f) pensamiento desiderativo, que reflejan el deseo de que la realidad no fuera estresante g) retirada social, retirada de amigos, familiares, compañeros y personas significativas asociada con la reacción emocional en el proceso estresante h) autocrítica, basadas en la autoinculpación y la autocrítica por la ocurrencia de la situación estresante o su inadecuado manejo. Por su parte, el bienestar del individuo, afectado por el proceso de ruptura, requiere también ser explorado. El bienestar ha sido un constructo abundantemente estudiado durante las últimas décadas (Diener, Suh, Lucas, & Smith, 1999; Díaz & Sánchez, 2002). Vázquez, Hervás, Rahona & Gómez (2009) distinguen entre el bienestar subjetivo, referido a la presencia de afecto positivo y la ausencia de afecto negativo; y el bienestar psicológico, referido a vivir de forma plena y al desarrollo del potencial humano. El interés del presente estudio se centra en el bienestar psicológico debido a que se centra principalmente en el desarrollo de las capacidades y en el crecimiento personal, considerados estos, como los principales indicadores del funcionamiento positivo. Ryff (1989) distingue seis dimensiones en el bienestar psicológico: a) autoaceptación: se sienten bien consigo mismas incluso siendo conscientes de sus propias limitaciones b) relaciones positivas con otros: han desarrollado y mantenido relaciones cálidas con los demás c) dominio del entorno; dan forma a su medio para así satisfacer sus necesidades y deseos d) autonomía: han desarrollado un marcado sentido de individualidad y de libertad personal e) propósito en la vida: han encontrado un propósito que unifica sus esfuerzos y retos f) crecimiento personal: mantienen una dinámica de aprendizaje y de desarrollo continuo de sus capacidades. ANÁLISIS DE CASO Duelo complicado o patológico Un caso real Ana de 33 años, acudió a la consulta tras una ruptura sentimental. Su pareja había decidido terminar la relación 10 meses atrás, tras 4 años de relación. Convivían juntos y no tenían hijos. Su pareja quiso terminar su relación porque decía no sentir lo mismo que al inicio y consideraba que ambos podían ser más felices siguiendo caminos separados. Al principio Ana, se sumió en un estado de tristeza y desesperación, experimentó rabia y surgieron muchos sentimientos de culpa porque pensaba que había fracasado a la hora de hacer feliz a su pareja. Hasta aquí, todo se puede considerar normal en la elaboración de un duelo. ANÁLISIS DE CASO Al cabo de 4 meses de la ruptura, se puso en contacto con su ex-pareja para proponerle que se viesen de vez en cuando porque, según le dijo a él, ya lo tenía superado y podían verse “como amigos”. El, aunque era un poco reacio, accedió y aunque solo quedaron en un par de ocasiones, ella siguió albergando esperanzas de arreglar la situación. Ana no podía aceptar la realidad, recurrió a todo tipo de conductas que más que ayudarla a superar su duelo, la hicieron sumirse en una depresión. Empezó a llamar a su ex pareja con cualquier motivo, frecuentaba los lugares donde sabía que se lo podía encontrar, recurrió a todo tipo de videntes y tarotistas (cuando ella no creía en eso) para que le ayudasen a recuperar a su pareja y se aisló totalmente de su entorno social y familiar. Cuando acudió a mi consulta había perdido 15 Kg. de peso, tenía una baja laboral por un trastorno depresivo y abusaba de los ansiolíticos con el fin de poder “anestesiar” un poco su dolor. Manifestaba de forma continua “no encontrar ya un sentido a su vida” Módulo N° 8 INTERVENCIÓN EN RUPTURAS TRAUMÁTICAS - APEGO Y DEPENDENCIA EMOCIONAL
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