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1 Módulo N 8 Intervención en rupturas traumáticas - Apego y dependencia emocional

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INTERVENCIÓN EN RUPTURAS 
TRAUMÁTICAS
APEGO Y DEPENDENCIA 
EMOCIONAL
MÓDULO N° 8
DESCRIPCIÓN
Las rupturas amorosas son eventos de la vida
bastante comunes y muy pocas personas se eximen
de esta experiencia (Buck, 2010). De acuerdo con
Lewandowski (2009), la mayoría de la población
adulta y adolescente experimenta por lo menos una
ruptura amorosa en su vida.
Las rupturas amorosas se presentan como un riesgo
ante la formación de relaciones románticas. Según
Jones y Burdette (1994), los seres humanos como
seres sociales estamos en constante búsqueda de
intimidad, sin embargo, esta búsqueda presenta dos
riesgos importantes: rechazo y traición. De acuerdo a
los autores, el rechazo ocurre cuando las expectativas
de relación nunca se desarrollan, o la relación se
termina cuando la pareja expresa insatisfacción.
Por otra parte, Duck (1982), propone 
un modelo de disolución de 
relaciones que consiste de cuatro 
tipos de disolución: 
1) preexistencia de fatalidad
2) fracaso involuntario
3) pérdida por proceso 
4) muerte repentina
Para Duck (1982), la preexistencia de fatalidad, se
refiere a parejas que desde el principio están
destinadas a terminar por su alta incompatibilidad.
El fracaso involuntario consiste en que la pareja
termina debido a que la comunicación o la
interacción no son adecuadas. La pérdida por
proceso, se refiere a una “muerte lenta”, en la que
la relación se va deteriorando o debilitando
gradualmente. Finalmente, la muerte repentina,
implica que una relación termina abruptamente a
partir de factores como una discusión fuera de
control, un engaño, que hacen que una de las
personas quiera abandonar la relación y la
posibilidad de arreglar la relación sea imposible.
Para Weber (1998), una ruptura amorosa implica una
pérdida de una relación íntima y la mayoría de veces
esto implica un proceso largo y difícil de
afrontamiento. El resultado principal de este proceso
de afrontamiento es una transformación en
identidad con respecto a autorrealizaciones,
adquisición de nuevas habilidades, metas redefinidas
y un cambio en el contexto social (Weber, Harvey y
Orbuch, 1990, citado en Weber, 1998).
La ruptura en una relación de pareja, puede ser una
de las experiencias más dolorosas para una persona,
después de la muerte de un ser querido. La
separación es una experiencia emocionalmente
traumática y es necesario que cada una de las partes
involucradas, pase por un proceso de duelo.
Etapas básicas en el proceso de duelo
Cada persona necesita su tiempo para vivir
el proceso. La duración es variable, pero la
etapa de duelo aguda, no debería durar
más de seis meses.
Estas etapas no tienen por qué presentarse
en este orden, se pueden solapar entre sí y
hay emociones que se pueden sentir con
más intensidad que otras.
Etapas básicas en el proceso de duelo
Impacto inicial: Cuando una persona no 
se espera el anuncio de la ruptura por 
parte de su pareja, hay una primera 
reacción de incredulidad e irrealidad. 
Esta sensación puede durar horas o días.
Negación: El hecho de intentar negar lo 
ocurrido, de no aceptar la realidad y 
hacerse falsas esperanzas, es una forma 
de amortiguar un poco el impacto inicial 
del dolor. En ocasiones la persona no 
informa de la ruptura ni a familiares, ni a 
amigos, como si fuese algo pasajero. Es 
una etapa en la que se tiende al 
aislamiento social.
Etapas básicas en el proceso de duelo
Tristeza y dolor intenso: En esta fase, la persona se 
encuentra deprimida, sin ganas de hacer nada. El 
pensamiento se vuelve obsesivo, no se puede pensar en 
otra cosa. Suelen aparecer trastornos de sueño, malos 
hábitos en la alimentación y un descuido general. La 
sensación de vacío, el llanto y la tristeza son las emociones 
más habituales. Pensamientos del tipo:” nunca me 
recuperaré de esto”, “preferiría que el otro hubiese muerto, 
así podría pasar página” etc. son muy típicos en esta etapa. 
Aquí es necesario dejar que las emociones fluyan. Aunque 
en ese momento la persona sea incapaz de verlo, poco a 
poco el dolor se irá debilitando.
Ira y rabia: La pena y la tristeza, suelen dar paso a un 
sentimiento de rabia. La persona en muchas ocasiones, se 
siente herida y suelen surgir sentimientos de resentimiento 
y rencor.
Etapas básicas en el proceso de duelo
Aceptación: La aceptación no quiere 
decir que sea una etapa feliz, pero la 
persona empieza a encontrar cierta paz. 
Ya no se tiene la necesidad de hablar y 
de pensar continuamente en el tema de 
la ruptura y se empieza a disfrutar más 
en compañía de otros. En definitiva, 
estamos ante el paso previo a la 
resolución.
Reorganización y resolución: Aquí, la 
persona ya ha aceptado su nueva 
situación, necesitará reorganizar de 
nuevo su vida y retomar actividades que 
se habían abandonado, para poder 
seguir adelante. Es una etapa que se 
caracteriza por los cambios.
FACTORES DE RIESGO
Al leer las razones más comunes de 
ruptura de pareja, es conveniente 
dejar de lado las ideas 
preconcebidas. Muchas personas 
creen erróneamente que la mayoría 
de las parejas terminan su relación 
debido a una infidelidad en la 
pareja.
Si bien es un factor importante, los 
factores que llevan a tomar la 
decisión de poner fin a una relación 
de pareja son mucho más 
complicados. Seguro que más de 
uno te sorprende.
Problemas de Comunicación: Esta es 
la razón principal de rupturas en las 
parejas. Después de un período de 
tiempo prolongado, es habitual en 
muchas parejas distanciarse y cada 
vez tener más problemas de 
intimidad y de comunicación, 
llegando hasta el punto en que 
incluso se llegan a preguntar quién es 
esa persona con la que viven.
01
Aburrimiento en el dormitorio: Otra 
razón importante del fracaso en pareja 
está relacionado con el aburrimiento 
durante el sexo. Al comienzo de casi 
todas las relaciones, la energía sexual es 
bastante alta, pero a medida que la 
relación avanza y pasa el tiempo, esta 
energía disminuye. Por un lado es 
importante mantener la llama del sexo 
encendida, si bien habitualmente no es 
tan pasional como al principio. Por el 
otro es importante no caer en un sexo 
rutinario. Esta es una de las razones 
principales de la infidelidad en la pareja.
02
El engaño y la infidelidad: No hay duda 
sobre ello, las infidelidades son una de 
las principales causas de ruptura de 
pareja y de divorcio. Los últimos estudios 
sugieren que el 41% de las personas son 
infieles a su pareja, ya sea de modo físico 
o emocional. Y si crees que los hombres 
son más infieles que las mujeres, 
probablemente te sorprenda saber que 
según las estadísticas están 
prácticamente igualados al 50%.
03
Diferencias fundamentales: En pocas palabras, 
muchas parejas se casan o juntan demasiado 
rápido y pasan por alto problemas fundamentales. 
Por ejemplo, si un componente de la pareja es 
extrovertido y la otra parte es introvertida pueden 
tener ideas completamente distintas de lo que 
constituye pasar "tiempo juntos". Otro ejemplo 
puede ser la diferencia de opinión a la hora de 
decidir tener hijos o no. Cuando la gente se 
apresura a casarse sin llegar a conocerse bien, 
existe un alto riesgo de fracaso matrimonial.
Pérdida de autonomía: La capacidad de estar en 
pareja, y al mismo tiempo mantener un sentido de 
la independencia es un ingrediente clave a la hora 
de mantener una relación de pareja. Las últimas 
estadísticas realizadas sobre ruptura de pareja y 
divorcio, sugieren que en las relaciones fallidas, el 
24% de los hombres sentía que le faltaba 
autonomía y tiempo para sí mismo, al margen de la 
relación de pareja. En el caso de las mujeres la cifra 
sube un 44%.
Dinero y cuestiones financieras: Según las parejas 
encuestadas, el divorcio es una de las mayores 
razones de ruptura de la pareja. Incluso en el caso 
de parejas que llevan mucho tiempo juntos, es 
habitual encontrar problemas causados por un 
gran desacuerdo respecto a gastos, ahorros y a la 
toma de decisiones relativas al dinero en general o 
incluso discusionesdebidas que un componente de 
la pareja aporta mucho más dinero a la pareja.
Alcohol y drogas: Lo creas o no, el alcohol y el consumo de drogas son 
una de las principales razones de separación y de ruptura de las 
parejas. Un estudio reciente reflejo que hasta un 45% de las parejas 
afectadas por este problema deciden separarse debido a problemas de 
dependencia de sustancias. El abuso de alcohol y drogas por un 
componente de la pareja puede causar otra serie de problemas, como 
las dificultades financieras y emocionales. El abuso de sustancias 
también puede conducir a discusiones acaloradas y en algunos casos a 
violencia física.
1
•La falta de romance: El romance puede ser difícil de entender. En el fondo, estamos 
hablando de tener un cierto nivel de pasión en la relación que va más allá de la mera 
proximidad física. Estadísticamente hablando, las mujeres parecen preferir una pareja 
que las haga sentirse especial de algún modo. En cambio, los hombres parecen 
preferir algún tipo de admiración por parte de su pareja. La falta de romance a veces 
se puede deber a miedo a la intimidad, que puede no ser evidente durante las etapas 
iniciales de una relación.
•Aburrimiento: La falta de excitación o diversión en la pareja es el último motivo de 
este artículo. En pocas palabras, cuando una o ambas partes de la relación creen que 
la relación en pareja ya no es divertida o ya no es interesante, la ruptura de la pareja o 
la posibilidad del engaño pueden aparecer.
2
CRITERIOS 
DIAGNOSTIGOS
Trastorno de la personalidad por necesidades 
emocionales.
Una tendencia persistente a las relaciones de 
pareja caracterizadas por el desequilibrio 
entre ambos miembros, la necesidad afectiva 
claramente excesiva hacia la otra persona y el 
sometimiento inapropiado hacia ella, que 
empieza al principio de la edad adulta y se da 
en diversos contextos, como lo indican cinco 
(o más) de los siguientes ítems:
Búsqueda continua de relaciones de pareja, planteándose la vida siempre al lado de alguien.
Necesidad excesiva de la pareja, que deriva en contactos muy frecuentes y a veces inapropiados (p. ej.,
llamadas telefónicas continuas mientras la pareja está en una reunión de trabajo), y que no se debe a
dificultades cotidianas, toma de decisiones o asunción de responsabilidades.
Elección frecuente de parejas egoístas, presuntuosas y hostiles, a las que se idealiza con sobrevaloraciones
constantes de sus cualidades o de su persona en general.
Subordinación a la pareja como medio de congraciarse con ella, que facilita el desequilibrio entre ambos
miembros de la relación.
Prioridad de la relación de pareja sobre cualquier otra cosa, que puede ocasionar una desatención
prolongada de aspectos importantes del sujeto como su familia, su trabajo o sus propias necesidades.
Miedo atroz a la ruptura de la pareja aunque la relación sea desastrosa, con intentos frenéticos de
reanudarla si finalmente se rompe.
Autoestima muy baja, con menosprecio de las cualidades personales o minusvaloración global del sujeto
como persona.
Miedo e intolerancia a la soledad.
Necesidad excesiva de agradar a las personas, con preocupaciones continuas sobre la propia apariencia
física o sobre la impresión que ha generado en ellas.
DIAGNOSTICO DIFERENCIAL
La dependencia emocional debe distinguirse de dos trastornos de la personalidad con los que
puede existir confusión:
Trastorno de la personalidad por dependencia:
Aparentemente, y no sólo por el término común “dependencia”, existen paralelismos entre
ambos cuadros: excesivo aferramiento interpersonal, sumisión, ansiedad de separación,
descompensaciones en caso de rupturas, etc. Pero se da una diferencia que desde nuestro
punto de vista es fundamental, y que reside en la naturaleza de la referida dependencia. Como
hemos señalado, en nuestro objeto de estudio la necesidad es emocional, está basada en un
anhelo irresistible de ser querido, escuchado o atendido, y de tener alguien al lado al que adorar
que proporcione el ansiado suministro afectivo, suministro que por otro lado el propio sujeto no
se da a sí mismo.
En el trastorno de la personalidad por dependencia, la 
naturaleza de ésta es principalmente de cuidado y 
protección. El sujeto necesita a los demás para que 
tomen las decisiones por él, para que asuman 
responsabilidades que le corresponden, para que le 
aconsejen continuamente sobre la más mínima 
dificultad que se presente, etc. Es como un “niño 
adulto” que no sabe conducirse ante la vida, y que para 
conseguirlo adopta un comportamiento interpersonal 
similar al del dependiente emocional, pero con una 
motivación subyacente y un carácter muy diferentes. 
Millon y Davis señalan como historia característica en 
estos pacientes la excesiva sobreprotección parental, 
condición etiológica radicalmente diferente a la 
expuesta en el presente trabajo para la dependencia 
emocional.
TRASTORNO LÍMITE DE LA PERSONALIDAD:
En estos pacientes sí aparece con claridad la dependencia
emocional, sólo que alternada con periodos totalmente
opuestos en los que son más autónomos y agresivos. Se
produce “un patrón de relaciones interpersonales inestables e
intensas caracterizado por la alternancia entre los extremos de
idealización y devaluación”, fenómeno que podríamos
denominar “oscilación vinculatoria” y que en absoluto es
exclusivo de los pacientes límite, si exceptuamos la notable
intensidad con la que dichos pacientes establecen y luego
rompen sus lazos afectivos, transitando entre periodos de gran
vinculación y de tremenda desvinculación. Además, en los
dependientes emocionales tampoco se producen
inestabilidades clínicamente significativas en el estado de
ánimo o en la identidad.
PROPUESTA DIAGNÓSTICA
Sobre la base de todo lo expuesto en el presente artículo, y siguiendo los criterios diagnósticos
generales para los trastornos de personalidad45, podemos afirmar que la dependencia emocional
cumple con todos los requisitos: afecta la cognición, la afectividad, la actividad interpersonal y el
control de los impulsos; es persistente, inflexible y abarca numerosas situaciones personales y
sociales; es de larga duración y de inicio temprano; y no se debe a otro trastorno mental, a los
efectos de sustancias o a enfermedades médicas. Como en otros trastornos específicos de la
personalidad, la dependencia emocional se sitúa en el extremo de un continuo basado en un rasgo
adaptativo, que en este caso es la vinculación interpersonal. Así, tener cierta dependencia emocional
es frecuente e incluso deseable, igual que sucede con el narcisismo, la suspicacia o la introversión.
Por tanto, efectuamos la propuesta nosológica de creación de un trastorno específico de la
personalidad para la dependencia emocional. Mientras tanto, se puede utilizar la categoría residual
para el Eje II “trastorno de la personalidad no especificado”, al margen de los diagnósticos que sean
necesarios en el Eje I por la gran comorbilidad que presenta este cuadro.
FENOMENOLOGÍA Y COHERENCIA 
INTERNA
La fenomenología
Iniciada por Edmund Husserl, es un método de conocimiento por medio del cual, se pretende
obtener un conocimiento absoluto. (Cfr. Zubiri, 1992: 233) No es un método científico en cuanto
no explica la realidad desde una parte específica de ella misma. Pero sí es ciencia en cuanto es
un método riguroso y sistemático que busca el saber.
Víctor Frankl en El hombre en busca de sentido dice: la vida se trata no de dar sentido, sino de
encontrar sentido. (Frankl, 1988) Esta interpretación se asemeja a la fenomenología en cuanto
pretende comprender los fenómenos desde los fenómenos mismos dados a la conciencia.
Fenomenológicamente, el amor es el reconocimiento del yo, desde un tú que le es semejante: un
nosotros. Pero el yo reconocido no es sólo un yo puedo, ni un yo elijo o un yo siento-pienso, sino más
bien, un yo que dice: yo soy en cuanto te amo, en cuanto nos amamos. El amor hace que el hombre
pueda captar el fenómeno humano en toda su plenitud.
Dice Fromm: En el actode amor, entregarse, en el acto de penetrar en la otra persona, me encuentro
a mí mismo, me descubro, nos descubro a ambos, descubro al hombre. (Fromm, 1999) Ese hombre
que descubre el amor, no es sólo una intuición intelectual, fácilmente racionalizable; el hombre que
el amor descubre es también una intuición afectiva-valorativa.
Dice el maestro Ovidio: A veces por falta de prudencia la pasión nos arrebata, y un descuido
cualquiera deja ver nuestro carácter desnudo. (Ovidio, 2000: 76) Además, es una intuición del
hombre electivo-volitivo, de sus juicios, sus valores. El amante elige, se decide por el amado. Pero
esta elección es más profunda en tanto la relación yo-tú se manifiesta como una actitud hacia todas
las demás personas y el mundo entero. Y también, el amor intuye nuestro ser racional-intelectual,
cuando el impulso sexual se ve transformado en erotismo, produciendo grandes obras de amor,
como lo son todas las grandes obras de la historia.
Coherencia interna
Coherencia interna significa ser capaz de vivir en armonía con la propia conciencia, tener integridad
y ser fiel a sí mismo. No es fácil porque exige pensar, decir y hacer lo mismo, cuando por lo general la
gente piensa una cosa, dice otra y hace otra muy diferente.
La educación que recibimos nos lleva a no decir todo lo que pensamos si eso puede herir a alguien o
perjudicarlo seriamente. Pero una cosa es permanecer callado y dueño de nuestros pensamientos y
otra es decir lo contrario de lo que pensamos. Los intereses, la conveniencia, la necesidad de
relacionarse para obtener algún resultado, muchas veces son hechos que conducen a mentir y a no
ser fiel a uno mismo.
Una mentira produce una catarata de acontecimientos que obliga a continuar mintiendo, mientras
internamente la mentira desequilibra, quita la tranquilidad y la paz y no permite estar en armonía. Tener
coherencia interna es no estar dividido en distintos personajes según las circunstancias, siendo capaz de
mantener la palabra, de ser desinteresado y recto en el obrar en todo lugar y en todo momento. Más que
cualquier título, a la hora de competir juegan con ventajas las personas que se conocen por su rectitud, su
honorabilidad, su cumplimiento y honradez.
En las grandes ciudades, las personas de mala fe pueden refugiarse en el anonimato, ser prófugos de la
justicia y vivir en un departamento al lado del nuestro, pagando puntualmente las expensas y el alquiler,
sin que nunca nadie se entere de quiénes realmente son.
La integridad es nuestra mejor carta de presentación y aunque tal vez nos lleve a exigir a los otros lo
mismo y a generar rechazo de parte de quienes no respetan ningún código de valores y actúan según su
conveniencia, siempre vale la pena porque es la única forma de lograr tranquilidad y paz interior.
La impunidad que padecemos todos los días puede convencer a muchos que es más fácil vivir al margen
de la ley que trabajar, sin embargo, cuando se despoja a otros de sus pertenencias se está arriesgando la
vida porque nunca se sabe cómo las víctimas pueden reaccionar.
Dependencia Emocional
Las creencias limitantes del dependiente emocional
En esta lección abordaremos las creencias a través de las cuales creamos nuestra realidad (incluida la amorosa), notarás
que esta lección es un poco más larga de lo normal, eso es así porque es una de las más importantes.
¿Qué es un patrón de conducta?
Un patrón es una estructura que nos sirve para crear nuestra realidad y se compone de tres elementos:
PENSAMIENTO: patrón de emisión – energía masculina
EMOCIÓN: patrón de recepción – energía femenina
ACCIÓN: fruto del pensamiento y la emoción
Los pensamientos son el germen de una determinada actitud y tienen que ver con lo que pensamos
acerca de nosotros mismos en las diferentes áreas de nuestra vida; estos pensamientos generan
diferentes emociones que son las que nos impulsan a actuar de una manera determinada;
finalmente determinadas acciones reiteradas van generando determinadas actitudes o formas de
encarar o huir de la vida. Los patrones generan pequeños personajes internos: el fortachón, la
debilucha, el comprometido, la exitosa, el tímido…
Una persona que piense muy bien de sí misma en todas las áreas de su vida prácticamente se regirá
por un único patrón positivo, pero lo normal es que estemos más seguros en unas áreas que en
otras, de esta forma una parte de mi puede ser luchadora y otra muy sumisa porque no soy capaz de
poner límites claros y directos. Casi todos tenemos escisiones internas porque pensamos una cosa y
acabamos haciendo otra bien diferente. Para tener una coherencia interna, pensamiento, emoción y
acción tienen que ir en la misma dirección. Cuanto más coherentes son nuestros patrones más
integrados estamos.
Características de un patrón de conducta
Un patrón presenta las siguientes características:
REPETITIVO
INCONSCIENTE
AUTOMÁTICO
REACTIVO
Estas características hacen que un patrón no sea 
fácil de observar y modificar, sin embargo esto no 
significa que no se puedan revisar y corregir, 
hacerlo requiere de una intención consciente por 
tu parte.
Patrones positivos vs patrones negativos: Un patrón positivo es como un guía interno que te
mantiene en una actitud creativa, buscando soluciones y generando nuevas ideas; te da aliento y
esperanza. Un patrón negativo es un “flagelador” o maltratador interno que te asusta, retrae, limita
y condena.
El patrón de “amar demasiado”: Para tener una buena base en la que afianzarnos cuando se trata de
establecer relaciones de pareja hay que revisar aquellas creencias inconscientes asociadas al amor y
la pareja porque a partir de ellas materializamos y vivimos nuestra realidad amorosa.
Las creencias erróneas se sustentan en asociaciones basadas en miedos, por lo que el trabajo inicial
es identificar las creencias para luego desmantelar los miedos que se esconden tras ellas.
Veamos un ejemplo: alguien puede desear de forma consciente tener una pareja pero si en su
inconsciente hay asociaciones de amor = sufrimiento y dolor, será difícil encontrar una pareja, así
que lo primero es revisar que creencias impiden tener una óptica más ampliada acerca del mundo de
las relaciones.
ESTILOS DE APEGO EN RUPTURAS 
TRAUMÁTICAS
¿De dónde viene nuestro estilo afectivo?
¿Influye el vínculo con nuestros padres
en nuestras relaciones de pareja?
¿Realmente se reproduce el tipo de
apego temprano que se tuvo con la
madre o padre, en la relación de pareja?
Parece que, efectivamente, ese primer
vínculo que se tiene en la vida, marca de
algún modo el estilo afectivo adulto y la
forma de establecer relaciones, tanto
con la pareja como con los amigos y
otras personas significativas.
¿Qué es el apego?
El apego es el vínculo afectivo originado durante el primer año de vida con la madre o padre, cuyo
objetivo es la búsqueda de proximidad, afecto y seguridad, que constituye la base de las relaciones
íntimas que estableceremos a lo largo de la vida.
A partir de los vínculos afectivos que tenemos durante la infancia, desarrollamos un sentimiento de
seguridad básica en nosotros y en el mundo (Bowlby, 1980), a partir del cual vamos creando una
especie de esquema mental basado en:
La imagen de uno mismo, la autoestima, la autoconfianza
La imagen que se tiene del otro y lo que podemos esperar de las relaciones.
La intimidad: la confianza, el cariño, los cuidados, el sexo
Las bases para la regulación y expresión emocional, la empatía
No cabe duda de que todas las personas tienen una forma personal de vincularse a otros, que
coincide hasta cierto punto con el tipo de apego que se tuvo durante la infancia. Los vínculos
construidos con las figuras que nos proporcionaron cuidados durante los primeros años de vida,
dejan una huella en nuestro modo de relacionarnos y constituyen una base importante en el
establecimiento de relaciones futuras (Holmes, 2011).
Muchas formas de intimidad (abrazos, miradas, cuidados…), son reflejos del contacto con los padres,
por lo que no es de extrañar que la relación de apegodeje huellas muy profundas en nuestro
desarrollo afectivo. Pero existen diferencias entre el apego infantil y el adulto: en las relaciones de
pareja ambos miembros son figuras de apego, se cuidan y dan afecto recíprocamente, y entra en
juego el sexo.
Así pues, ¿qué relación existe realmente entre las formas de apego infantil y las relaciones de pareja?
Veamos cómo se reproducen estos estilos afectivos de la infancia en las relaciones de pareja:
Estilo seguro: los niños con apego seguro han tenido madres o padres sensibles, capaces de
responder a sus necesidades afectivas. Este es el tipo de apego más positivo para una relación de
pareja estable y satisfactoria
Tienen una imagen positiva de sí mismos y de los demás.
Confían en el otro cuando necesitan ayuda, del mismo modo que dan soporte cuando se les
necesita.
Se sienten cómodos con la intimidad y viven el sexo de forma natural.
No tienen temor infundado al abandono ni celos patológicos. Son capaces de imaginar un futuro feliz
al lado de alguien.
Tienen una expresión emocional saludable y manejan bien los conflictos.
Es el estilo que más estabilidad mantiene durante la vida adulta y sólo es susceptible de alterarse
ante situaciones traumáticas.
Estilo inseguro ansioso-ambivalente: estos niños han tenido madres o padres muy inestables, que
cubrían sus necesidades en función de su propio estado de ánimo (sobreprotegen, atemorizan,
rechazan o incluso maltratan a sus hijos). Por ello, aprenden a vivir las relaciones con miedo e
inseguridad. Las personas con este tipo de apego son muy propensas a desarrollar dependencia
afectiva.
Tienen una mala imagen de sí mismos y una baja autoestima. La imagen de los otros es bastante
inestable, pasan del amor al odio con facilidad.
Demandan constate atención de su pareja; ante cualquier problema, van a hiperactivar el sistema de
apego infantil. La pareja puede hacer esfuerzos por ayudar, pero su sentimiento de inseguridad es
tan fuerte que esos esfuerzos nunca son suficientes para ellos.
Necesitan estar cerca de su pareja; si la pareja se aleja, lo viven como un abandono. Pueden utilizar
el sexo para tener cercanía afectiva, más que por disfrutar.
Viven con temor a un abandono real o imaginario y se muestran muy celosos
Tienen una pobre gestión emocional, sus reacciones suelen ser intensas. Los conflictos son
frecuentes
Estilo inseguro evitativo: son niños que han sufrido mucho rechazo y desprecio por parte de sus padres
(negligencia, ausencia de cariño, maltrato…). Las personas con este tipo de apego son propensas a evitar las
relaciones cercanas y duraderas, pues aprendieron que sólo proporcionaban dolor. Se sienten orgullosos de su
independencia, sin darse cuenta de que podría ser una actitud defensiva que les protege de tener que
establecer esa relación de intimidad que tanto temen.
Tienen una imagen positiva de sí mismos y negativa de los otros
Suelen ser suspicaces y no suelen confiar en el otro ni pedir ayuda. Del mismo modo, se sienten incómodos
ante las peticiones de ayuda de su pareja.
Suelen tener el sistema de apego inhibido, por lo que se sienten incómodos ante la intimidad. Respecto al
sexo, pueden vivirlo con satisfacción, pero separado de la parte afectiva.
Reprimen sus emociones en lugar de expresarlas
Aunque la tendencia a la estabilidad es fuerte, el apego es un sistema flexible, que se va adaptando y
modificando según las experiencias junto a otras personas. Esas experiencias pueden ser
proporcionadas por los padres (infancia), por los amigos (adolescencia) y, por supuesto, por las
relaciones de pareja. Una persona con estilo inseguro, podría “curarse” en una relación de pareja con
alguien seguro y estable. Se ha visto que los estilos ansiosos-ambivalentes son más propensos a
cambiar que los evitativos (López, 2006).
Aunque el sistema de apego marca una estabilidad en el estilo afectivo de las personas, no es el
único factor importante. El apego es un sistema entre otros sistemas en interacción, como la
personalidad, el temperamento, el sexo o la cultura. Esto, entendido en su globalidad, es lo que va a
determinar la estabilidad en la forma de establecer relaciones de una persona; como hemos visto
hoy, relaciones de pareja.
ESTRATEGIAS DE EVALUACIÓN
Al principio del tratamiento los instrumentos tienen el objetivo de levantar una serie de
informaciones importantes sobre el desarrollo psicosexual y de otras cuestiones de la pareja
sobre el deseo sexual y a la auto-eficacia sexual. Todavía defendemos la idea de que la
evaluación psicológica todavía contribuye para el reconocimiento de los estados emocionales
posibles que pueden intervenir directamente con el desarrollo del tratamiento, en especial las
manifestaciones depresivas y de ansiedad (Rodrigues Jr. y cols., 2008). Embazamos que la
evaluación psicológica consiste en un instrumento profesional importante y práctico para el
psicólogo, que permiten un plan adecuado de intervención terapéutica.
El uso de cuestionarios, de escalas psicológicas y de instrumentos se ha aplicado al contexto clínico
con la intención de asistir al profesional en diversos momentos del proceso psicoterapéutico. Estos
instrumentos consisten en una forma de examen para contestar a cuestiones específicas del
funcionamiento psicológico durante un período de tiempo y para predecir los funcionamientos
futuros. El uso indistinto no es recomendable y tampoco sin significado dentro de un proceso de
tratamiento conducido por una línea de pensamiento científico. Es inconcebible que los resultados y
la tomada de decisiones para el tratamiento solamente ocurran bajo en esta instrumentación.
La literatura especializada, así como los estudios empíricos, debe servir como ayuda para elegir la
opción de un instrumento. Se considera que los instrumentos están estandarizados y, por lo tanto, se
deben confiar en los datos que producen. Sin embargo, no solo los criterios técnicos deben ser
considerados, pero también, sensibilidad, tiempo, lengua, economía, sencillez y rapidez, más allá de
producir sobretodo, información que influencie en el mantenimiento de la queja del paciente.
ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN
Las estrategias de afrontamiento son un tipo o
una forma particular de hacer frente a una
situación estresante de acuerdo a las
circunstancias y se pueden clasificar en centradas
en el problema, donde el sujeto intenta cambiar
el medio o el problema a objeto de disminuir la
amenaza, modificando o eliminando sus factores;
centradas en la emoción, donde el sujeto se
esfuerza por regular sus emociones que derivan
de la situación, considerando que no es posible
modificarla. Lazarus y Folkman señalan que las
estrategias centradas en el problema son más
efectivas en las relaciones pues confieren un
sentido de autoeficacia para retos futuros; en
cambio, las estrategias centradas en la emoción
son menos efectivas.
Aparte de las estrategias centradas en el problema y
en la emoción, han cobrado interés en las
investigaciones las estrategias de evitación, que son
aquellas que permiten escapar del problema,
reduciendo la ansiedad y el estrés permitiendo un
reconocimiento gradual de la amenaza, lo que en
ocasiones podría traer consecuencias positivas,
sobre todo cuando trata de situaciones
incontrolables donde no hay posibilidad de
conducta instrumental; sin embargo, de acuerdo a
Rodríguez, Pastor y Lopez (1993), la reducción en los
niveles de estrés proporcionada por la evitación
puede no ser productiva si no permite la asimilación
y resolución de la situación estresante.
Una descripción más fina de las distintas estrategias de afrontamiento la entregan Tobin, Holroyd,
Reynolds y Kigal, (1989), quienes describen ocho estrategias específicas diferentes. Estas son:
a) resolución de problemas, encaminadas a eliminar el estrés modificando la situación que lo
produce
b) reestructuración cognitiva, modifican el significado de la situación estresante
c) apoyo social, referidas a la búsqueda de apoyo emocional
d) expresión emocional, encaminadas a liberarlas emociones que acontecen en el proceso de estrés
e) evitación de problemas, que incluyen la negación y evitación de pensamientos o actos
relacionados con el acontecimiento estresante
f) pensamiento desiderativo, que reflejan el deseo de que la realidad no fuera estresante
g) retirada social, retirada de amigos, familiares, compañeros y personas significativas asociada con
la reacción emocional en el proceso estresante
h) autocrítica, basadas en la autoinculpación y la autocrítica por la ocurrencia de la situación
estresante o su inadecuado manejo.
Por su parte, el bienestar del individuo, afectado por el proceso de ruptura, requiere también ser
explorado. El bienestar ha sido un constructo abundantemente estudiado durante las últimas
décadas (Diener, Suh, Lucas, & Smith, 1999; Díaz & Sánchez, 2002). Vázquez, Hervás, Rahona &
Gómez (2009) distinguen entre el bienestar subjetivo, referido a la presencia de afecto positivo y la
ausencia de afecto negativo; y el bienestar psicológico, referido a vivir de forma plena y al desarrollo
del potencial humano.
El interés del presente estudio se centra en el bienestar psicológico debido a que se centra
principalmente en el desarrollo de las capacidades y en el crecimiento personal, considerados estos,
como los principales indicadores del funcionamiento positivo.
Ryff (1989) distingue seis 
dimensiones en el 
bienestar psicológico: 
a) autoaceptación: se 
sienten bien consigo 
mismas incluso siendo 
conscientes de sus 
propias limitaciones
b) relaciones positivas 
con otros: han 
desarrollado y mantenido 
relaciones cálidas con los 
demás
c) dominio del entorno; 
dan forma a su medio 
para así satisfacer sus 
necesidades y deseos
d) autonomía: han 
desarrollado un marcado 
sentido de individualidad 
y de libertad personal
e) propósito en la vida: 
han encontrado un 
propósito que unifica sus 
esfuerzos y retos
f) crecimiento personal: 
mantienen una dinámica 
de aprendizaje y de 
desarrollo continuo de 
sus capacidades. 
ANÁLISIS DE CASO
Duelo complicado o patológico
Un caso real
Ana de 33 años, acudió a la consulta tras una ruptura sentimental. Su pareja había decidido terminar la
relación 10 meses atrás, tras 4 años de relación. Convivían juntos y no tenían hijos. Su pareja quiso
terminar su relación porque decía no sentir lo mismo que al inicio y consideraba que ambos podían ser
más felices siguiendo caminos separados.
Al principio Ana, se sumió en un estado de tristeza y desesperación, experimentó rabia y surgieron
muchos sentimientos de culpa porque pensaba que había fracasado a la hora de hacer feliz a su
pareja.
Hasta aquí, todo se puede considerar normal en la elaboración de un duelo.
ANÁLISIS DE CASO
Al cabo de 4 meses de la ruptura, se puso en contacto con su ex-pareja para proponerle que se viesen
de vez en cuando porque, según le dijo a él, ya lo tenía superado y podían verse “como amigos”. El,
aunque era un poco reacio, accedió y aunque solo quedaron en un par de ocasiones, ella siguió
albergando esperanzas de arreglar la situación.
Ana no podía aceptar la realidad, recurrió a todo tipo de conductas que más que ayudarla a superar su
duelo, la hicieron sumirse en una depresión. Empezó a llamar a su ex pareja con cualquier motivo,
frecuentaba los lugares donde sabía que se lo podía encontrar, recurrió a todo tipo de videntes y
tarotistas (cuando ella no creía en eso) para que le ayudasen a recuperar a su pareja y se aisló
totalmente de su entorno social y familiar.
Cuando acudió a mi consulta había perdido 15 Kg. de peso, tenía una baja laboral por un trastorno
depresivo y abusaba de los ansiolíticos con el fin de poder “anestesiar” un poco su dolor. Manifestaba
de forma continua “no encontrar ya un sentido a su vida”
Módulo N° 8 
INTERVENCIÓN EN RUPTURAS TRAUMÁTICAS - APEGO Y DEPENDENCIA EMOCIONAL

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