Logo Studenta

Apunte Cambio Global - Ecología Gorostiague

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

Universidad Nacional de Salta 
Facultad de Ciencias Naturales 
Cátedra de Ecología de los Sistemas Agropecuarios 
Pablo Gorostiague 
 
 
Apunte teórico: Cambio Global 
 
Introducción 
A lo largo de la historia de la vida en la Tierra, han existido cambios a escala 
global que determinaron la distribución y abundancia de las especies. A una 
escala temporal amplia, estos cambios fueron ocasionados por la deriva 
continental (movimiento de las placas tectónicas); mientras quea una escala de 
tiempo menor, los cambios estuvieron determinados por las glaciaciones o eras de 
hielo. Frente a estos cambios, algunas poblaciones naturales de organismos vivos 
se extinguieron, otras desplazaron su hábitat, y otras evolucionaron para tolerar 
las nuevas condiciones impuestas (Begon 2006). 
En las últimas décadas se ha detectado que nos encontramos bajo un 
proceso de cambio global en el ambiente como consecuencia directa de las 
actividades humanas. Este cambio es mucho más rápido en relación a sus 
precedentes históricos, y por lo tanto, tiene grandes consecuencias, mayormente 
negativas, sobre la distribución y la abundancia de los organismos. Se llama 
cambio global a los cambios ambientales que sufre el planeta como 
consecuencia de las actividades humanas. 
Es de suma importancia conocer cuáles son las causas y las consecuencias 
de estos cambios para poder reducir o mitigar los daños que producen. Muchas de 
las consecuencias están estrechamente relacionadas con la seguridad alimentaria, 
ya que los ecosistemas proveen numerosos servicios a la humanidad, y su buen 
funcionamiento es crucial para nuestra supervivencia. Entre los servicios más 
importantes de los que dependemos, y que se encuentran amenazados por el 
cambio global, podemos citar a la purificación del aire, el desarrollo de suelos para 
cultivos, la obtención de medicina, la polinización, el control de plagas, la 
protección de los rayos UV, etc. (Sekercioglu 2010). 
 
Crecimiento poblacional 
El tamaño de la población mundial casi alcanza los 7 mil millones de personas y 
sigue creciendo. Esto tiene una implicancia directa sobre el ambiente natural ya 
que el hombre compite con otras especies de animales por el alimento. Por lo 
tanto, las necesidades alimenticias del hombre limitan el resto disponible para los 
otros animales que puede soportar el planeta. Además del alimento, el aumento 
de la población humana demanda mayores cantidades de plásticos, químicos 
industriales, fertilizantes, pesticidas, medicamentos y otros. La producción de 
estos insumos generalmente implica un aumento en la intoxicación del planeta (a 
través de la contaminación), trayendo grandes problemas a toda clase de 
organismos que lo habitan. También aumenta el uso de tecnologías nocivas para 
el ambiente que ayudan a la destrucción de poblaciones y especies y 
comunidades (Ehrlich 2010). Los efectos negativos sobre el ambiente son más 
intensos en función del aumento de la población humana. Por ejemplo, se ha 
determinado que la contaminación por nitrógeno en los ríos y la deforestación es 
mayor en los países con mayor crecimiento poblacional (Primack 2008). 
En términos generales, el incremento en el tamaño de la población humana 
y en el consumo de recursos por persona ha precipitado un evento de extinción en 
masa que es comparable con extinciones masivas pasadas como la del Cretácico 
que acabó con los dinosaurios. A lo largo de la historia de la Tierra existieron cinco 
extinciones masivas que acabaron con gran parte de la biodiversidad existente en 
el momento en el que ocurrieron. Se estima que, en base a la elevada tasa de 
extinción de especies registrada en las últimas décadas, estamos presenciando 
una sexta extinción masiva, comparable a algunas de las cinco anteriores. A 
diferencia de los eventos de extinciones pasadas, atribuidas a causas naturales 
(erupciones volcánicas, glaciaciones o la caída de un meteorito), la extinción 
masiva actual es causa directa del cambio global que provoca la humanidad 
(Sohdi y Ehrlich 2010, Barnosky et al. 2011, Ceballos y Ortega-Baes 2011). 
 
Entre los factores que producen el cambio global y amenazan a la 
biodiversidad encontramos: Cambio en el uso de la tierra (pérdida y 
fragmentación del hábitat), sobreexplotación, especies invasoras, 
contaminación y cambio climático; todos ellos asociados al crecimiento de la 
población humana (Primack 2008). 
 
Cambio en el uso de la tierra (Pérdida y fragmentación del hábitat) 
Nuestra especie ha transformado el paisaje desde hace miles de años, pero este 
proceso se ha acelerado enormemente en los últimos dos siglos y continúa 
haciéndolo. Se calcula que casi la mitad del área mundial ocupada por bosques se 
ha perdido durante este período, y existen países que perdieron casi la totalidad 
de sus bosques. La pérdida de hábitat se produce cuando se modifica el uso del 
suelo, ya sea para extracción de madera, para algún cultivo o para ganadería 
extensiva, produciendo una alteración a partir de la cual ya no es posible sostener 
a los organismos que originalmente vivían allí. Este factor es considerado, en la 
actualidad, la causa más importante de la extinción de las especies. 
Es común que un hábitat no se pierda completamente, pero se fragmente, 
quedando pequeñas porciones del hábitat original. Esta fragmentación también 
representa una amenaza para la supervivencia de las especies que ocupan el 
hábitat, ya que afecta a la estructura de las comunidades y en consecuencia a las 
interacciones que se establecen entre especies. Muchas de estas interacciones 
son necesarias para el desarrollo del ciclo de vida de las especies interactuantes, 
por ejemplo, los mutualismos (Laurance 2010). 
A escala global, la agricultura es la causa más importante de la pérdida del 
hábitat natural, y entre las más importantes también se incluye la ganadería, la 
urbanización y la construcción de caminos. Si bien se considera que este factor 
afecta (y continuará afectando) a la mayoría de las regiones del planeta, tiene 
mayor incidencia en aquellas regiones que tienen tierras con aptitud para la 
producción agropecuaria. Particularmente, en el noroeste de Argentina, la región 
del Chaco ha sido fuertemente modificada por la producción agrícola. Estas 
modificaciones del paisaje natural resultaron en mosaicos discontinuos de 
vegetación naturalde diferentes tamaños. En la región del Chaco la tasa de 
deforestación en 2004 era de 128.170 hectáreas por año, siendo el cultivo de soja 
el principal responsable del aumento de superficie destinada a agricultura. Este 
incremento en la superficie cultivada fue el doble del registrado en los 15 años 
anteriores al año 2004 y continúa aumentando. La expansión agrícola en los 
últimos 10 años se ha dado principalmente en las provincias de Santiago del 
Estero y Salta. Este aumento en la superficie cultivada en el noroeste de Argentina 
se realizó a expensas de cambios en el uso de la tierra por desmonte del bosque 
nativo y por reemplazo de actividades productivas como la ganadería por 
agricultura. Esto significa que muchas especies nativas de esta región perdieron 
una parte de su hábitat disponible (Volante et al. 2005). 
 
Sobreexplotación 
El aprovechamiento por parte del hombre de los recursos tanto renovables como 
no renovables ha crecido exponencialmente desde nuestros orígenes, 
convirtiéndose en una de las fuerzas que reorganizan la estructura de muchos 
ecosistemas naturales. A medida que las poblaciones humanas aumentaron su 
tamaño, la explotación ha aumentado y se han desarrollado métodos de 
extracción mucho más efectivos gracias a avances tecnológicos (Primack 2008). 
Esto hace que las prácticas de extracción sean insostenibles para las poblaciones 
naturales; es decir, que la tasa de extracción es más alta que la tasa a la que las 
mismas se recuperan, imposibilitando la sustentabilidad. 
La explotación de recursos biológicos por parte del humano consiste en la 
extracción de recursos de la tierra, los ríos,cuerpos de agua u océanos. Los 
animales y plantas o los productos derivados de ellos son utilizados para una gran 
variedad de propósitos que van desde alimentos hasta combustible, fibras, refugio, 
materiales de construcción, mascotas, medicamentos y cosméticos. La 
sobreexplotación ocurre cuando la tasa de extracción de una población excede su 
tasa natural de reposición (Peres 2010). 
Muchas especies son relativamente insensibles a la extracción o cosecha, 
pudiendo mantener poblaciones abundantes bajo tasas de extracción altas, 
mientras que existen otras que pueden extinguirse localmente aún con tasas de 
extracción muy bajas. Frecuentemente, las especies son amenazadas por la caza 
en ecosistemas terrestres, la tala de árboles en regiones forestales, la pesca 
excesiva en ambientes acuáticos, y muchas otras formas de explotación 
insostenible. 
Todos los ecosistemas en los que se sobreexplota un recurso pueden sufrir 
efectos de cascada en las redes tróficas, ocasionando daños ambientales y 
afectando a otras especies además de la que se está explotando primariamente. 
Por ejemplo, si se sobreexplota una especie de planta o animal que representa un 
recurso alimenticio para otras especies, estas últimas se verán directamente 
perjudicadas, ya que el recurso del que dependen ha sido agotado en su 
ambiente. Además, la sobreexplotación puede erosionar severamente los roles 
ecológicos de las poblaciones explotadas en las comunidades naturales. Es decir, 
que las poblaciones podrían no ser completamente extirpadas, y aun así dejar de 
cumplir sus funciones en el ecosistema tales como la polinización o la dispersión 
de semillas. 
Por otro lado, la mayoría de las actividades de pesca, caza, o recolección 
afectan no sólo a la especie destino sino también a especies que se toman 
accidentalmente en el proceso, como por ejemplo peces más pequeños que son 
atrapados por redes de pesca pero que no son aprovechados económicamente 
(Peres 2010). 
 
Especies invasoras 
Una especie invasora es aquella que llega (generalmente con ayuda del hombre) 
a un hábitat que antes no ocupaba, establece una población y comienza a 
dispersarse de manera autónoma. Las invasiones de especies son una importante 
amenaza para la conservación en la actualidad y han conducido a muchas 
especies a la extinción. 
En algunas áreas del mundo, especialmente en islas, las especies 
introducidas por el hombre comprenden una gran proporción del total de especies. 
Por ejemplo, en las islas Hawaii, la mitad de las especies de plantas, 25% de los 
insectos, 40% de las aves, y la mayoría de los peces de agua dulce son especies 
introducidas. El impacto de las especies invasoras puede llegar a modificar toda la 
estructura de un ecosistema natural, ya que sus efectos son capaces de alterar a 
gran parte de las especies residentes. 
La estructura física del hábitat puede sufrir modificaciones severas a causa 
de las invasiones biológicas. La introducción de plantas invasoras puede llevar a 
modificar completamente un ecosistema alterando los regímenes de agua y de 
nutrientes originales, afectando así a las otras especies que se desarrollan en su 
hábitat natural. En el caso de los animales los efectos de las invasiones también 
pueden modificar el ambiente. Por ejemplo, en la provincia de Tierra del Fuego se 
introdujeron castores (Castor canadiensis) en el año 1946, y actualmente las 
poblaciones superan los 50.000 individuos. Los castores han modificado muchas 
áreas cubiertas por bosques, convirtiéndolas en pastizales. 
Otros de los efectos de las invasiones están asociados a la competencia 
por los recursos o por la agresión entre diferentes especies. Por ejemplo, la 
hormiga argentina (Linepithema humile, invasora en Norteamérica) ataca a otras 
especies, produciendo una disminución en el tamaño de las poblaciones de 
hormigas nativas de Estados Unidos. 
Uno de los efectos más dramáticos y frecuentemente registrados de las 
especies invasoras es la depredación de especies nativas. Entre los ejemplo más 
conocidos están los predadores mamíferos como la rata de los barcos (Rattus 
rattus), la rata noruega (R. norvegicus), la rata del pacífico (R. exulans) y la 
mangosta (Herpestes auropunctanus), introducidas en islas que carecían de este 
tipo de depredadores. Los herbívoros introducidos son capaces de devastar la 
flora de sitios que carecen de especies nativas similares. Por ejemplo, se estima 
que las cabras (Capra aegagrushircus) introducidas en la isla de Santa Helena en 
el año 1513 fueron responsables de la extinción de al menos 50 especies de 
plantas nativas antes de que los botánicos las registraran. Por otro lado, muchas 
especies invasoras han transportado parásitos o patógenos que tienen 
importantes efectos negativos sobre las comunidades en las que se establecen las 
invasiones (Simberloff 2010). 
Históricamente, las invasiones biológicas han sido potenciadas por algunas 
actividades humanas en particular. Una de ellas fue la colonización europea en 
Norte y Sudamérica, en Nueva Zelanda, en Australia y en el sur de África. Los 
colonizadores transportaron diversas especies provenientes de sus sitios de 
origen para recrear un ambiente que les fuera familiar y conocido. Una de las 
grandes causas de las invasiones es la utilización de especies de plantas exóticas 
para agricultura, medicinales o para utilizar como pasturas para el ganado. Sin 
embargo, no sólo se transportaron especies con valor de uso, sino también 
especies ornamentales exóticas implantadas intencionalmente. Muchas otras 
especies invasoras fueron transportadas por el hombre de manera accidental 
(Primack 2008). 
Finalmente, muchas especies de depredadores han sido introducidas 
deliberadamente para el control biológico. El control biológico consiste en 
introducir una especie que consuma a otra previamente introducida que se 
comporta como invasora, para poder eliminarla o controlarla. Un gran número de 
estos controles han sido exitosos en mantener a la especie objetivo a niveles 
poblacionales muy bajos. Sin embargo, algunos depredadores introducidos para el 
control biológico han atacado también a otras especies hasta el punto de causar 
su extinción. Uno de los peores desastres causados por este fenómeno fue la 
introducción del caracol lobo (Euglandina rosea) para controlar a otro caracol 
africano (Achatina fulica) previamente introducido en varias islas del pacífico. El 
depredador no sólo falló en controlar a la presa objetivo por ser muy pequeña para 
poder consumirla, sino que además causó la extinción de más de 50 especies de 
caracoles nativos de las islas (Simberloff 2010). 
Debido a los grandes riesgos de usar controles biológicos que pueden 
devenir en problemas mayores, debemos decir que la mejor manera de evitar los 
problemas causados por las invasiones biológicas es prevenir las introducciones 
de especies en primer lugar, o en el caso de que esto fallara, detectarlas 
rápidamente y erradicarlas. Sin embargo, muchas especies invasoras establecidas 
pueden ser manejadas mediante una variedad de tecnologías para mantenerlas 
restringidas y minimizar sus impactos (Simberloff 2010). 
 
Contaminación 
La forma más sutil y universal de degradación ambiental es la contaminación, 
usualmente causada por pesticidas, aguas residuales, fertilizantes de campos de 
cultivo, basura y químicos industriales, emisiones de fábricas y automóviles, y 
depósitos de sedimentos provocados por la erosión del suelo. Los efectos 
generales que tienen estos contaminantes sobre la calidad del agua y del aire o 
sobre el clima son de gran importancia no sólo por las consecuencias que tienen 
sobre los sistemas biológicos naturales, sino también por sus efectos sobre la 
salud humana (Primack 2008). 
 
Pesticidas 
Los peligros del uso de pesticidas como el DDT y sus derivados están asociados 
al aumento de sus concentraciones a medida que se asciende en la cadena 
alimenticia. Estos químicos son utilizados para matar los insectos que atacana los 
cultivos, aunque se descubrió que tienen efectos drásticos sobre los animales que 
se alimentan de grandes cantidades de estos insectos. En muchas regiones del 
mundo se registraron graves decrecimientos en poblaciones de aves que poseen 
altos niveles de pesticidas en sus tejidos. En la actualidad estos pesticidas están 
prohibidos, aunque en muchos países se siguen utilizando, con consecuencias a 
largo plazo no sólo para las especies de animales sino también para las personas 
que manipulan o entran en contacto con estos químicos. Además, estas 
sustancias persisten en el ambiente por muchos años, con efectos perjudiciales 
sobre, por ejemplo, la reproducción de vertebrados acuáticos y terrestres (Primack 
2008). 
 
Contaminación del agua 
La contaminación en el agua es perjudicial no sólo para los organismos que viven 
en este medio, sino también para todos los que la beben. Los ríos, lagos y 
océanos son frecuentemente utilizados como sumideros para desechos de las 
industrias y agricultura y las cloacas. Los pesticidas, herbicidas, aceites, metales 
pesados, detergentes, y otros desechos que son vertidos en los ambientes 
acuáticos matan directamente a los organismos que viven en este ambiente. 
A diferencia de los contaminantes en la tierra, en el agua se esparcen con facilidad 
a través de grandes áreas. Y algunos químicos pueden ser letales para los 
organismos acuáticos aún en concentraciones muy bajas. 
Algunos químicos que se desechan al agua pueden desencadenar 
explosiones demográficas de algunas especies de algas o bacterias acuáticas. 
Estas explosiones llamadas “floraciones” pueden llegar a ser tan densas que 
consumen todo el oxígeno disponible en el agua o actúan como barrera de la luz, 
causando la muerte de otros organismos. Así, se degradan las comunidades 
naturales disminuyendo su riqueza, y sólo quedan comunidades de especies que 
toleran el agua contaminada y los bajos niveles de oxígeno. 
Otra forma importante de contaminación en el agua es ocasionada por la 
erosión del suelo. La erosión produce que se desprendan partículas de sedimento 
en suspensión que hacen que el agua se vuelva turbia. Una de las consecuencias 
de esto es que disminuya la profundidad a la que los organismos fotosintéticos son 
capaces de captar la luz, o no permitir que los animales pescadores vean a sus 
presas en el agua afectando a su alimentación. Finalmente, es importante 
destacar que los niveles de contaminación del agua casi siempre son más altos en 
sitios con mayor densidad de población humana (Primack 2008). 
 
Contaminación del aire 
A pesar de la vasta extensión de la atmósfera sobre la superficie terrestre, la 
contaminación en el aire ha alcanzado niveles de tal magnitud que en la actualidad 
daña muchos ecosistemas completos, llegando a niveles que en algunos casos 
amenazan inclusive la salud humana; sobre todo en sitios con alta densidad 
poblacional y altos niveles de industrialización. 
Una de las formas de contaminación del aire más conocidas es la lluvia 
ácida. Esta lluvia se produce a partir de la liberación de enormes cantidades de 
óxidos de nitrógeno u óxidos de sulfuro en el aire por parte de las fábricas de 
fundición y las plantas de energía que utilizan carbón o combustible fósil. Cuando 
estos químicos se combinan con la humedad del aire se transforman en ácidos 
nítricos y ácidos sulfúricos, los cuales forman nubes y luego lluvias con un pH muy 
bajo (ácido). La lluvia ácida produce la muerte de muchas plantas y animales y 
además disminuye el pH de los suelos sobre los que cae, contribuyendo también a 
la contaminación del agua. La acidificación también afecta la capacidad 
metabólica de los microorganismos descomponedores, reduciendo el reciclaje de 
minerales y la productividad de los ecosistemas. 
Por otro lado, las actividades industriales, automóviles, y plantas de energía 
liberan hidrocarburos y óxidos de nitrógeno como desechos al aire. En presencia 
de luz, estos químicos reaccionan y producen ozono y otros compuestos 
secundarios. Los altos niveles de ozono en el aire dañan los tejidos de las plantas 
y de los animales que los inhalan, provocando la degradación de las comunidades 
naturales y disminuyendo la productividad de los sistemas agrícolas. Otros de los 
químicos que la actividad industrial lanza a la atmósfera son los metales tóxicos 
como el plomo, zinc y mercurio. La toxicidad de los mismos afecta directamente 
tanto a las plantas como animales, y particularmente provocan daños irreversibles 
a los niños (Primack 2008). 
 
Cambio climático 
 
Evidencias 
La radiación solar que incide sobre la atmósfera terrestre es en parte reflejada, en 
parte absorbida, y en parte transmitida a la superficie de la Tierra. La Tierra a su 
vez la absorbe y se calienta. Parte de esta energía absorbida es radiada 
nuevamente a la atmósfera, donde los gases atmosféricos (vapor de agua y CO2) 
vuelven a absorber aproximadamente el 70% de la misma. Esta energía re-
radiada que es atrapada por los gases es la responsable de calentar la atmósfera, 
creando un efecto que se conoce como “efecto invernadero”. Este fenómeno 
constituye un proceso que sucede naturalmente desde antes de los inicios de la 
vida a una escala pequeña. Sin embargo, a partir de la revolución industrial el 
efecto invernadero se ha incrementado enormemente, produciendo un 
calentamiento acelerado del sistema climático en todo el planeta (Begon 2006). 
Los gases de efecto invernadero (GEI) incluyen principalmente al dióxido de 
carbono (CO2), metano, óxido nitroso y clorofluorocarbonos. Y la concentración de 
estos gases en la atmósfera se incrementó en gran medida a partir de las 
actividades humanas. Por su parte, el CO2 se encontraba en la atmósfera en una 
concentración de 280 ppm (partes por millón) antes de la revolución industrial, y 
actualmente supera las 390 ppm (Lovejoy 2010), siendo la principal causa del 
cambio climático antropogénico. 
 
El Cambio climático consiste en cualquier cambio en el estado del clima 
identificable (por ejemplo, mediante análisis estadísticos) a raíz de un cambio en el 
valor medio y/o en la variabilidad de sus propiedades, que persiste durante un 
período prolongado (generalmente se considera equivalente a diez años o más). 
Es decir,el cambio climático denota todo cambio del clima a lo largo del tiempo. 
Incluye tanto a los cambios debidos a la variabilidad natural como a los que son 
consecuencia de la actividad humana (IPCC 2007). 
 
A lo largo de las últimas décadas, algunos científicos han puesto en duda la 
realidad y gravedad de este fenómeno, aludiendo que el hombre no es el culpable 
de los cambios climáticos y que es un proceso normal en el planeta. Sin embargo, 
el calentamiento del sistema climático es inequívoco, y algunas de las evidencias 
de ello son los aumentos observados del promedio mundial de la temperatura del 
aire y del océano, el deshielo generalizado de nieves y hielos, y el aumento del 
promedio mundial del nivel del mar. Observaciones efectuadas en todos los 
continentes y en la mayoría de los océanos evidencian que numerosos sistemas 
naturales están siendo afectados por cambios del clima regional, particularmente 
por un aumento de la temperatura. Por ejemplo, los cambios experimentados por 
la nieve, el hielo y el terreno congelado han incrementado el número y extensión 
de los lagos glaciales, han acrecentado la inestabilidad del terreno en regiones 
montañosas, y han inducido cambios en ciertos ecosistemas árticos y antárticos. 
Existen también evidencias de que algunos sistemas hidrológicos han resultado 
afectados, tanto en un aumento de la escorrentía y en la anticipación de los 
caudales máximos primaverales en numerosos ríos alimentados por glaciares y 
por nieve, como en sus efectos sobre la estructura térmica y la calidad del agua de 
los ríos y lagos cuya temperatura aumenta. Particularmente, en los ecosistemas 
terrenos, la anticipación de las primaveras y el desplazamiento hacia los polosy 
hacia mayores alturas del ámbito geográfico de la flora y de la fauna son una 
evidencia, con un grado de confianza muy alto, del reciente calentamiento global 
(IPCC 2007). 
 
Causas 
Las concentraciones atmosféricas mundiales de GEI (CO2, metano y óxido nitroso) 
han aumentado notablemente por efecto de las actividades humanas desde 1750, 
y son actualmente muy superiores a los valores preindustriales, determinados a 
partir de núcleos de hielo que abarcan muchos milenios. La mayor parte del 
aumento observado del promedio mundial de temperatura desde mediados del 
siglo XX se debe al aumento observado de las concentraciones de gases de 
efecto invernadero antropogénicos. Es muy probable que el calentamiento global 
causado por las actividades humanas haya ejercido una influencia discernible a 
escala mundial sobre los cambios observados en numerosos sistemas físicos y 
biológicos. Por otro lado, existe abundante evidencia para afirmar que con las 
políticas actuales de mitigación del cambio climático y con las prácticas de 
desarrollo sostenible que aquellas conllevan, las emisiones mundiales de GEI 
seguirán aumentando en los próximos decenios (IPCC 2007). 
 
Consecuencias 
La resiliencia de numerosos ecosistemas se verá superada a lo largo de este siglo 
a causa de una combinación sin precedentes de cambio climático, perturbaciones 
asociadas (por ejemplo, inundaciones, sequías, incendios descontrolados, 
insectos, acidificación del océano) y otros causantes del cambio global (por 
ejemplo, cambio de uso de la tierra, contaminación, sobreexplotación). Se estima 
que entre un 20 y un 30% aproximadamente de las especies de plantas y 
animales estudiadas hasta la fecha estarán expuestas a un mayor riesgo de 
extinción si los aumentos del promedio mundial de temperatura exceden de entre 
1,5 y 2,5°C. Para aumentos del promedio mundial de temperatura superiores a 
2,5°C y para las correspondientes concentraciones de CO2 en la atmósfera, las 
proyecciones indican importantes cambios en la estructura y función de los 
ecosistemas, en las interacciones ecológicas y desplazamientos de ámbito 
geográfico de las especies, con consecuencias predominantemente negativas 
para la biodiversidad y para los bienes y servicios ecosistémicos (por ejemplo, 
suministro de agua y alimentos; IPCC 2007) 
Frente al cambio climático que experimentan, muchas especies cambian el 
tiempo de sus ciclos de vida (fenología). Se ha registrado que algunas especies de 
animales alteran los momentos del año en los que arman sus nidos y desovan. 
Además, algunas especies cambian sus patrones de migración, e inclusive se ha 
registrado para una especie de picaflor que ha dejado de migrar completamente. 
El rango geográfico ocupado por algunas especies está sufriendo cambios en su 
distribución causados por este fenómeno. Para muchas especies, el hábitat 
disponible se reduce drásticamente imposibilitando su supervivencia. Existen 
algunos sitios para los que se prevé un aumento de la temperatura de hasta 5 
grados centígrados, condenando a la extinción a una proporción de las especies 
que los ocupan. En los océanos tropicales, por ejemplo, los arrecifes de coral son 
muy sensibles a la temperatura. Leves cambios de temperatura causan que la 
simbiosis que existe entre el coral animal y el alga se rompa. Se produce el 
blanqueamiento de los arrecifes y se reduce la biodiversidad y también la 
productividad de los ecosistemas (Lovejoy 2010). 
Adicionalmente, la incorporación de carbono antropogénico ha 
incrementado la acidez del océano, cuyo pH ha disminuido en 0,1 unidades en 
promedio. El aumento de las concentraciones de CO2 en la atmósfera intensifica 
ese proceso. Este cambio también afectaría negativamente a los organismos 
marinos formadores de caparazón (por ejemplo, los corales) y a las especies que 
dependen de ellos (IPCC 2007). 
 
Consecuencias para la población humana 
Bajo un escenario de cambio climático el hombre deberá enfrentar una serie de 
desafíos relacionados principalmente a los cambios de precipitaciones. Esto 
requerirá una reestructuración continua en el manejo de las cuencas de agua y 
también de la producción de alimentos. Por ejemplo, será necesario construir 
nuevos diques y canales de agua, con las consecuencias negativas que esto 
acarrea sobre los ecosistemas acuáticos. Los cambios en los cursos de los ríos 
tendrán impactos sobre los estuarios y los arrecifes de coral (los cuales son 
ambientes altamente productivos para la industria pesquera). Además, se 
afectarán las áreas disponibles para la agricultura y la ganadería (Ehrlich 2010). 
 
Alimentación: 
Se estima que la productividad de los cultivos aumentará en latitudes medias y 
altas debido al aumento de temperatura (dependiendo del tipo de cultivo). Sin 
embargo, si la temperatura aumentara más de 3° C, la productividad disminuiría 
en estas regiones. Para latitudes más tropicales, la productividad se verá afectada 
negativamente (IPCC 2007). 
 
Costas: 
Las costas estarían expuestas a mayores riesgos, y en particulara la erosión, por 
efecto del cambio climático y del aumento del nivel del mar. Este efecto se vería 
exacerbado por la creciente presión ejercida por la presencia humana sobre las 
áreas costeras. El aumento del nivel del mar provocará que millones de personas 
más que en la actualidad se vean afectadas por inundaciones. Las poblaciones de 
las islas serán especialmente vulnerables(IPCC 2007). 
 
Salud: 
La situación sanitaria de millones de personas resultaría afectada, ya que 
agravaría la malnutrición y el número de defunciones, enfermedades y lesiones 
causadas por fenómenos meteorológicosextremos; aumentaría la carga de 
enfermedades diarreicas; creceríala frecuencia de enfermedades 
cardiorrespiratorias debido al aumento de las concentraciones del ozono en 
niveles bajos de áreas urbanas por efecto del cambio climático; y se alteraría la 
distribución espacial de ciertas enfermedades infecciosas(IPCC 2007). Al verse 
afectado el rango de distribución de muchos animales vectores de enfermedades 
(por ejemplo, vinchucas, mosquitos, moscas), algunas enfermedades se 
manifestarán en zonas donde antes no existían.

Continuar navegando

Materiales relacionados

26 pag.
34 pag.
26 pag.
Banco-de-Preguntas-Quimica-

UNAM

User badge image

kilian.silver