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El desarrollo social de los niños Marjorie J. Kostelnik, Ph.D. Universidad de Nebraska-Lincoln Alice Phipps Whiren, Ph.D. Anne K. Soderman, Ph.D. Kara M. Gregory, Ph.D. Universidad del Estado de Michigan Traductor José Carmen Pecina Hernández El desarrollo social de los niños Marjorie J. Kostelnik Ph.D., Alice Phipps Whiren, Ph.D., Anne K. Soderman, Ph.D. y Kara M. Gregory, Ph.D. Presidente de Cengage Learning Latinoamérica: Javier Arellano Gutiérrez Director general México y Centroamérica: Pedro Turbay Garrido Director editorial Latinoamérica: José Tomás Pérez Bonilla Director de producción: Raúl D. Zendejas Espejel Coordinadora editorial: María Rosas López Editora de desarrollo: Claudia Islas Licona Editora de producción: Abril Vega Orozco Diseño de portada: Grupo Insigne O.T.A., S.A. de C.V. Imagen de portada: Viola Di Pietro Dreamstime Composición tipográfica: Mariana Sierra Fotografías de interiores: Dreamstime © D.R. 2009 por Cengage Learning Editores, S.A. de C.V., una Compañía de Cengage Learning, Inc. Corporativo Santa Fe Av. Santa Fe núm. 505, piso 12 Col. Cruz Manca, Santa Fe C.P. 05349, México, D.F. Cengage Learning™ es una marca registrada usada bajo permiso. DERECHOS RESERVADOS. Ninguna parte de este trabajo amparado por la Ley Federal del Derecho de Autor, podrá ser reproducida, transmitida, almacenada o utilizada en cualquier forma o por cualquier medio, ya sea gráfico, electrónico o mecánico, incluyendo, pero sin limitarse a lo siguiente: fotocopiado, reproducción, escaneo, digitalización, grabación en audio, distribución en Internet, distribución en redes de información o almacenamiento y recopilación en sistemas de información a excepción de lo permitido en el Capítulo III, Artículo 27 de la Ley Federal del Derecho de Autor, sin el consentimiento por escrito de la Editorial. Traducido del libro Guiding Children’s Social Development & Learning, 6th ed. Kostelnik, Marjorie J., Ph.D., Alice Phipps Whiren, Ph.D., Anne K. Soderman and Ph.D., Kara M. Gregory, Ph.D. Publicado en inglés por Delmar, Cengage Learning ©2009 ISBN-13: 978-1-4283-3694-0 ISBN-10: 1-4283-3694-X Datos para catalogación bibliográfica: Kostelnik, Marjorie J., Alice Phipps Whiren, Anne K. Soderman y Kara M. Gregory El desarrollo social de los niños ISBN-13: 978-607-481-356-2 ISBN-10: 607-481-356-6 Visite nuestro sitio en: http://latinoamerica.cengage.com Prefacio xvii Capítulo 1 Cómo influir en la vida de los niños 1 Los niños en el mundo social 2 Conocimiento y habilidades sociales del niño 2 Competencia social 3 Beneficios de la competencia social 6 Desarrollo y competencia social 7 El desarrollo está interrelacionado 7 El desarrollo social es una secuencia ordenada 8 El ritmo del desarrollo varía entre los niños 9 El desarrollo social tiene periodos óptimos 10 El desarrollo social tiene efectos acumulativos y retroactivos 10 El aprendizaje y la competencia social 11 Los niños participan activamente en el aprendizaje social 11 Los niños disponen de muchas maneras de conocer el mundo social 12 La competencia social plantea un reto continuo y exige dominio 13 El aprendizaje social requiere tiempo 13 Contextos donde se adquiere la competencia social 14 Microsistemas 15 Mesosistemas 17 Exosistemas 17 Macrosistemas 18 Pensando en los niños dentro del contexto 19 Función del profesional de la niñez temprana en la promoción de la competencia social 21 Trabajo profesional con los niños 22 Prácticas adecuadas al nivel del desarrollo y competencia social 25 Prácticas adecuadas a la edad 25 Prácticas adecuadas al individuo 26 Prácticas adecuadas al nivel sociocultural 26 Bases de la competencia social 27 Contenido iv Contenido Resumen 31 Puntos para comentar 31 Actividades de campo 32 Capítulo 2 Las relaciones sociales en la infancia 33 Características del infante como factor de las relaciones sociales 34 Estados de conducta 34 Capacidad sensorial e interacción social 38 Apego 39 Control motor e interacción social 40 Temperamento 41 Individualización y socialización 44 Cómo enfrentar la separación entre niño y adulto 47 Diferencias individuales de los resultados 48 Amistad 49 Surgimiento de la competencia comunicativa 50 Niños que empiezan a caminar: transición de la infancia 53 Infantes y niños de 1 a 2 años con necesidades especiales 56 Errores a evitar 59 Resumen 60 Puntos para comentar 61 Actividades de campo 61 Capítulo 3 Cómo establecer relaciones positivas mediante la comunicación no verbal 63 Funciones de la comunicación no verbal 64 Canales de la comunicación no verbal 66 Posición en el espacio 67 Movimiento corporal 69 Orientación del cuerpo 70 Gestos 71 Contacto físico 72 Expresión facial 74 Paralingüística 75 Contenido v Abusos de la conducta no verbal por parte de los adultos 79 Habla infantil 79 Gritos 80 Contacto físico nocivo 80 Comunicación referente a las relaciones 80 Tiempo 81 Afabilidad 81 Poder 82 El impacto de los mensajes mixtos 83 Adquisición de las habilidades de la comunicación no verbal en la infancia 84 Cómo guiar a los niños mediante la conducta no verbal del adulto 86 Errores a evitar 87 Resumen 88 Puntos para comentar 89 Actividades de campo 89 Capítulo 4 Cómo fomentar la adquisición del sentido del yo en los niños mediante la comunicación verbal 91 Evolución del conocimiento social y del yo en la infancia 93 Autoconocimiento y conocimiento social 93 Autoconcepto 94 Autoestima 96 Evolución de la autoestima 97 Relación entre las prácticas de adultos y la autoestima 100 Crianza 102 Orientación 102 Cómo relacionar el ambiente con el habla adulta 102 El ambiente verbal 103 El ambiente verbal negativo 103 El ambiente verbal positivo 106 Cómo crear un ambiente verbal positivo 106 Reflexiones (comentarios) sobre la conducta 108 Cómo usar la conversación para apoyar la adquisición de la identidad personal y del conocimiento social, así como para establecer una relación 111 vi Contenido Uso de preguntas para invitar a una conversación 112 Comentarios parafrásticos 114 Elogio eficaz 119 Cómo brindar apoyo lingüístico a diversos niños mediante estrategias verbales 121 Errores a evitar 122 Resumen 125 Puntos para comentar 127 Actividades de campo 127 Capítulo 5 Cómo apoyar el desarrollo emocional de los niños 129 ¿De dónde provienen las emociones? 130 Por qué las emociones son importantes 131 Desarrollo emocional del niño 132 Cómo se desarrollan las emociones en la infancia 132 Cómo adquiere el niño conciencia de las emociones 134 Cómo aprende el niño a identificar las emociones de otros 136 Cómo aprende el niño a controlar sus emociones 138 Cociente emocional 138 Las etapas emocionales de la niñez 139 Variaciones individuales en los estilos expresivos del niño 141 Las diferencias de género en la expresión emocional del niño 142 Variaciones familiares y culturales en la expresión emocional del niño 143 Variaciones de la interpretación de las emociones 144 Retos del niño frente a las emociones 145 Problemas de los niños de 2 a 7 años de edad 147 Problemas de los niños de 7 a 12 años de edad 147 Conducta no solidaria del adulto 149 Formas apropiadas de reaccionar ante las emociones del niño 150 Hablar con el niño de sus emociones 150 Comentarios afectivos 151 Cómo ayudar al niño a usar palabras para expresar sus emociones 152 Errores a evitar 153 Resumen 154 Contenido vii Puntos para comentar 155 Actividades de campo 156 Capítulo 6 Cómo apoyar al niño en situaciones de estrés 157 Naturaleza del estrés 159 Causas del estrés del niño 160 Personalidad del niño 160 Causantes de estrés en la familia 160 Causas de estrés extrafamiliares 169 Problemas relacionados con la salud 172 Desastres naturales, guerra, terrorismo y violencia 174 Otras agresiones 175 Reacciones del niño ante el estrés 176 Reacciones físicas 177 Reacciones psicológicas 177 Cómo sortea el niño el estrés 177 Técnicas para superarel estrés: aspectos del desarrollo y conducta aprendida 179 Qué pueden hacer los adultos para ayudar al niño a manejar el estrés 180 Errores a evitar 181 Resumen 183 Puntos para comentar 184 Actividades de campo 185 Capítulo 7 Cómo mejorar el juego 187 La naturaleza del juego 188 Bases genéticas 189 Cognición 189 Lenguaje 190 Desarrollo perceptual-motor 191 Desarrollo emocional 191 Desarrollo social 191 Diferencias de género en el juego 192 Tipos de juego 195 Conducta exploratoria 195 viii Contenido El juego con objetos 197 El juego dramático 199 Juego de construcción 207 Juego con movimiento 208 Los juegos 212 Humorismo 214 Errores a evitar 216 Resumen 218 Puntos para comentar 219 Actividades de campo 219 Capítulo 8 Cómo apoyar las relaciones y la amistad con los compañeros 221 Relaciones e interacciones 222 Relaciones entre adulto y niño 223 Relaciones con los compañeros 223 Relaciones de amistad 223 Factores que influyen en las amistades del niño 225 Cognición social 225 Control de las emociones 226 Experiencias de juego 226 Lenguaje 226 Apoyo de los adultos 226 Valores culturales 227 Ideas del niño acerca de la amistad 227 Surgimiento de la amistad 227 El modelo de la amistad 228 Selección de amigos 233 Inquietudes de los adultos respecto a la amistad 234 Selección poco grata de amigos 234 Tipos de interacciones poco recomendables con los compañeros 235 Etapas de la amistad 237 Inicio del contacto 237 Mantenimiento de relaciones positivas 238 Negociación de los conflictos 238 Fin de la relación/amistad 239 Contenido ix Estrategias que los adultos usan para mejorar las relaciones y la amistad con los compañeros 239 Métodos aplicables a todos los niños para mejorar la interacción social 240 Relaciones con los compañeros y los niños con necesidades especiales 241 Errores a evitar 243 Resumen 245 Puntos para comentar 245 Actividades de campo 246 Capítulo 9 Cómo influir en el desarrollo social del niño estructurando el ambiente físico 247 Estructuración del espacio y de los materiales 249 Edificio y terrenos 250 Adaptación de los espacios exteriores para fomentar el desarrollo social 253 Disposición del mobiliario y del equipo 255 Dimensiones controlables 257 Selección de los materiales adecuados 260 Necesidad de aumentar o eliminar los materiales y de crear un ambiente a prueba de niños 263 Estructuración del tiempo 266 El horario 266 Ritmo e intensidad de los programas 270 Cómo asesorar a los niños a fijarse objetivos,tomar decisiones, planear, implementar y evaluar 270 Objetivos personales de los niños 271 Cómo ayudar a los niños a tomar decisiones 271 Cómo ayudar a los niños a elaborar un plan y llevarlo a cabo 273 Cómo ayudar a los niños a establecer y evaluar normas 274 Errores a evitar 275 Resumen 277 Puntos para comentar 277 Actividades de campo 278 x Contenido Capítulo 10 Cómo fomentar la autodisciplina en los niños: comunicación de las expectativas y las reglas 279 ¿Qué es la autodisciplina? 280 Evolución de la autodisciplina 281 Orientación amoral (sin control) 281 Adhesión (control externo) 282 Identificación (control compartido) 283 Internalización (control interno) 284 Procesos evolutivos que influyen en la autodisciplina 286 Desarrollo emocional 286 Desarrollo cognoscitivo 287 Desarrollo del lenguaje y de la memoria 289 Cómo influye la experiencia en la autodisciplina 291 Instrucción directa 291 Moldeamiento 292 Reforzamiento y consecuencias negativas 293 Integración del desarrollo y la experiencia 293 Cómo la conducta de los adultos afecta la del niño 294 El estilo autoritario de disciplina 295 El estilo permisivo de disciplina 295 El estilo desinteresado de disciplina 296 El estilo autoritativo de disciplina 296 Consecuencias 297 La interacción dinámica entre el temperamento infantil y los estilos de disciplina del adulto 299 Cómo volverse autoritativo 300 Formulación de las expectativas 300 Cómo saber cuándo hay que cambiar la conducta 301 Parte uno del mensaje personal 303 Parte dos del mensaje personal 305 Parte tres del mensaje personal 308 Componer un mensaje personal íntegro: las cuatro “R“ 311 Mensajes personales positivos 311 Errores a evitar 313 Resumen 315 Puntos para comentar 315 Actividades de campo 316 Contenido xi Capítulo 11 Cómo fomentar la autodisciplina en los niños: ofrecer soluciones y explicar las consecuencias 317 Uso de las consecuencias para fomentar la competencia social 318 Problemas de conducta y sus soluciones 319 Consecuencias 323 Consecuencias que aumentan las conductas aceptables 323 Consecuencias que reducen las conductas erróneas 324 Tipos de consecuencias inhibidoras 325 Cómo decidir cuáles consecuencias inhibidoras utilizar 328 Cómo establecer las consecuencias inhibidoras 330 Seguimiento de las consecuencias inhibidoras 331 Cuándo implementar consecuencias inhibitorias 332 Combinación de la advertencia y el cumplimiento con el mensaje personal 333 Razones de la secuencia de habilidades 333 Uso sucesivo de la secuencia de habilidades 335 Cómo dirigir la conducta social de los niños con necesidades especiales 336 Tiempo fuera 338 ¿Qué es el tiempo fuera y cuándo conviene utilizarlo? 339 Implementación del tiempo fuera 340 Qué hacer una vez terminado el tiempo fuera 340 Variaciones del tiempo fuera 340 Comparación entre el tiempo fuera y la exclusión 341 Alternativas frente al mal uso del tiempo fuera 341 Dónde encajan las consecuencias dentro del repertorio de las estrategias de dirección 343 Errores a evitar 344 Resumen 346 Puntos para comentar 347 Actividades de campo 348 Capítulo 12 Control de la conducta agresiva en los niños 349 ¿Qué es la agresión? 350 Tipos de agresión 350 Asertividad frente a agresión 352 xii Contenido Por qué son agresivos los niños 353 Biología 353 La hipótesis de frustración igual a agresión 354 Hipótesis de la percepción distorsionada 354 Instrucción directa 354 Reforzamiento 354 Moldeamiento 355 Falta de conocimiento y de habilidades 355 Surgimiento de la agresión 355 Cambios de la agresión con el tiempo 355 Diferencias de género en la agresión 357 Estrategias ineficaces que los adultos usan para tratar de reducir la conducta agresiva del niño 358 Ignorar la agresión 360 Desplazamiento 360 Incongruencia 361 Estrategias eficaces que los adultos usan para disminuir la conducta agresiva del niño 361 Moldeamiento 362 Reforzamiento 362 Instrucción directa 362 Un modelo para mediar en conflictos 368 Paso 1: Comenzar el proceso de mediación 368 Paso 2: Explicar la perspectiva de cada niño 368 Paso 3: Planteamiento del problema 369 Paso 4: Generación de alternativas 369 Paso 5: Aceptar una solución 369 Paso 6: Reforzamiento del proceso de resolución de problemas 370 Paso 7: Seguimiento 370 La mediación de conflictos en acción 370 Cómo ven los niños la resolución de conflictos 372 ¿De verdad funciona la mediación en los conflictos? 373 Cuando la agresión se vuelve hostil 373 Víctimas de la intimidación 374 Bravucones 375 Testigos presenciales 376 Papel de los adultos en la prevención de la intimidación 376 Contenido xiii Errores a evitar 379 Resumen 381 Puntos para comentar 382 Actividades de campo 382 Capítulo 13 Cómo fomentar la conducta prosocial 383 Conducta prosocial y los niños 384 Beneficios de las acciones prosociales 384 Motivación del niño para realizar actos prosociales 386 Pasos de la conducta prosocial 386 Paso 1: El conocimiento 386 Paso 2: La decisión 388 Paso 3: La acción 389 Factores de la conducta prosocial de los niños 389 Biología y la conducta prosocial 390 Cognición social y conducta prosocial 390 Lenguaje y conducta prosocial 390 Experiencias sociales y la conducta prosocial 392 Expectativas y experiencias culturales y la conducta prosocial 393 Conducta de los adultos y conducta prosocial 393 Errores a evitar 397 Resumen 398 Puntos para comentar 399 Actividades de campo 399 Capítulo 14 Cómo apoyar el desarrollo del niño: sexualidad, etnicidady necesidades excepcionales 401 Desarrollo psicosexual del niño 403 Aprendizaje de los papeles sexuales 403 La adquisición de las actitudes sexuales 405 Aspectos problemáticos del desarrollo psicosexual del niño 407 Efectos de la ausencia de los padres en el desarrollo psicosexual 408 Identidad étnica, preferencias y actitudes en los niños 409 Inclusión de los niños con necesidades especiales 411 Categorías de discapacidad 413 xiv Contenido Inclusión 416 Percepción de los niños sobre las discapacidades 417 Actitudes de los niños hacia los compañeros con necesidades especiales 417 Directrices para integrar al grupo a los niños con discapacidades en las instituciones educativas 419 Otras diferencias 419 Errores a evitar 424 Resumen 426 Puntos para comentar 427 Actividades de campo 428 Capítulo 15 Cómo tomar decisiones éticas y realizar juicios éticos 429 Cómo los objetivos, las estrategias y las normas de un programa se relacionan con el juicio ético 431 Factores que influyen en el juicio ético 433 Valores 433 El contexto situacional 436 Juicios sobre la conducta ética 437 Principios de prioridad 439 Consideraciones éticas sobre la conducta extrema de los niños 439 Lo que constituye una conducta extrema 439 Causas frecuentes de la conducta extrema 443 Juicios éticos referentes al maltrato y abandono del niño 445 Definición de abuso y de abandono 445 Alcance del problema 446 Los que maltratan 446 Las víctimas 448 Señales de maltrato y de abuso sexual 449 Denuncia de maltrato o abuso sexual contra el niño 449 Prevención del maltrato al niño en las instituciones educativas 453 Aspectos éticos del trabajo con las familias 453 Errores a evitar 455 Contenido xv Resumen 457 Puntos para comentar 458 Actividades de campo 459 Apéndice 461 Implementación correcta del tiempo fuera 461 Referencias bibliográficas 463 Índice analítico 499 Prefacio Generosidad Responsabilidad - - - - - - - - xviii Prefacio - - - - Novedades de la edición - - - Prefacio xix - - - - - - - - - Presentación - Asimismo hemos abordado temas de mayor actualidad e interés como comunicación, estrés, amistad, intimidación y conducta prosocial del niño. En su forma individual, cada capítulo ofrece una reseña exhaustiva de la literatura y se integraron los datos de muchas disciplinas (psicología, fisiología, pedagogía, medicina, sociología, ciencias de la familia y del consumidor, administración de personal, diseño de interiores). Así es un libro multidis- ciplinario dentro de los confines de un solo tema. El orden de los capítulos se planeó con mucho rigor, de manera que uno sirve de funda- mento al siguiente: los de conceptos o destrezas simples anteceden a los más complejos; los capítulos que se centran en el mejoramiento de las relaciones y en las estrategias para culti- var las habilidades sociales preceden a los concernientes a la administración de la conducta e intervenciones intensivas para modificarla. A lo largo del texto procuramos seguir un estilo de redacción claro y directo, que segura- mente hará más fácil e interesante la lectura. Utilizamos generosamente ejemplos de la vida real para explicar conceptos y las destre- zas correspondientes. Eso ayudará al estudiante a relacionar lo que lee con niños “de carne y hueso”. Más aún, hemos descrito muchos entornos distintos donde el adulto trabaja con niños: así el estudiante podrá identificarse con lo que hemos escrito. Otra razón de los esce- narios múltiples consiste en demostrar que el contenido no está vinculado a una situación en particular. Así pues, tanto los conocimientos como las destrezas pueden generalizarse de un entorno a cualquier otro. - - xx Prefacio Prefacio xxi - - - - Estructura de los capítulos Conocimientos especializados Educación continua - xxii Prefacio Materiales auxiliares (disponibles sólo para la edición en inglés) Instructor’s e.Resource CD-ROM. En un cómodo CD-ROM este nuevo componente proporciona al instructor las herramientas que requiere. Ofrece una solución rápida para ayudarle en la enseñanza; pone a su disposición trasparencias de PowerPoint® para cada capítulo, un banco computarizado de exámenes y una versión electrónica del manual del instructor. Manual del instructor. Incluido en el disco compacto e.Resource, complementa el libro de texto y en él se describe cómo organizar un curso por medio del libro; cómo buscar, seleccionar y mantener las asignaciones del trabajo de campo de los estudiantes; cómo mol- dear las habilidades que deben imitar y cómo retroalimentarlos. Su propósito es familiarizar a los estudiantes con la aplicación de determinadas destrezas antes de aplicarlas a los ni- ños y aclarar los conceptos básicos que vayan surgiendo durante la discusión o interacción. Hay por lo menos cinco acetatos por capítulo que permiten al instructor destacar los temas principales de la lección o mejorar las actividades que realice durante la clase. Una tercera sección del manual contiene una muestra de actividades de campo que pueden asignarse al grupo. Por último el manual contiene una herramienta de observación basada en criterios, el PSI (Professional Skills Inventory). Es una característica especial del paquete didáctico. Pue- den utilizarla los instructores, los profesionales, o ambos, para evaluar el dominio de lo enseñado. El Computerized Test Bank. Incluido en e.Resource CD, contiene reactivos de opción múltiple, verdadero/falso, respuestas breves y preguntas de ensayo para cada capítulo. Professional Enhancement Text. Un nuevo suplemento acompaña al libro: Guidance and Behavior Management Professional Enhancement, un manual destinado a los estudiantes. Este recurso forma parte de la serie Delmar Cengage Learning´s Early Childhood Education Professional Enhancement; se centra en temas de interés para los futuros directores, maes- tros y profesionales de la enseñanza a niños. Ser maestro o maestra es realizar un proceso incesante de crecimiento, aprendizaje, reflexión y descubrimiento a través de la experiencia. Este material ayuda a los profesionales del mañana a recorrer ese camino. Les recomenda- mos conservar este suplemento informativo y utilizarlos en los años venideros al iniciar su trabajo con niños de corta edad. Hemos creado además un recurso en línea que facilitará el dominio de todo lo expuesto en el libro y en el manual del instructor. Prefacio xxiii Online CompanionTM Es una guía de estudio que sirve para entender y dominar las des- trezas que se exponen en el libro. Incluye módulos que corresponden a los capítulos. Los módulos contienen objetivos de desempeño, una justificación de las destrezas, un esquema de los puntos básicos concernientes a su realización, un glosario de los conceptos básicos y una serie de ejercicios que se centran en la adquisición de habilidades. En los módulos se da una bibliografía y sitios web que corresponden al contenido del capítulo. La guía de estudio en línea permite ejercitar y aplicar, tanto en situaciones reales como hipotéticas, lo que se aprendió. Las habilidades se dividen en segmentos manejables y se presentan en un orden que va de lo simple a lo más complejo. El avance personal puede evaluarse mediante una clave de respuestas. Todas las caracte- rísticas que acabamos de mencionar aumenta la capacidad del estudiante para que incorpore los conocimientos en su conducta profesional. Cabe aclarar que un prototipo del material de Online CompanionTM fue piloteado con estudiantes de enseñanza superior y con maestros. Los datos recabados muestran que los estudiantes que realizan las actividades perfeccionan considerablemente la capacidad de aplicar las habilidades y de conservarlas con el tiempo. Además, muchos de los elementos incluidos en la guía son lo que los propios estudiantes recomendaron. A lo largo del libro se imprimieron en negritas los términos contenidosen la guía. El icono Online CompanionTM aparece al final de los capítulos, a manera de sugerencia para que la consulte y aproveche todo cuanto le ofrece. Al estudiante - xxiv Prefacio Recomendaciones para utilizar los materiales 1. Leamos los capítulos detenidamente. Planeemos releerlos varias veces. En la primera lectura se dará una idea general del tema; después en una segunda lectura debemos fijarnos sobre todo en la secuencia del desarrollo. Identifiquemos los conceptos básicos sobre la conducta del adulto, concentrándonos en los procedimientos relacionados con cada destreza. En las lecturas posteriores procuremos recordar el material con mayor detalle. 2. Escribamos notas al margen y subrayemos los puntos que deseemos recordar. 3. No nos limitemos a memorizar la terminología. Concentrémonos en cómo reconocer los conceptos que estudiamos en la conducta real de los niños y en cómo aplicarlos cuando interactuemos con ellos. Así no sólo profundizaremos nuestro dominio del ma- terial, sino que además, ambos niveles de información aparecerán seguramente en las preguntas y los exámenes. 4. Preguntemos. Comentemos con sus compañeros de clase y con el profesor nuestras experiencias en el uso del material. Participemos en las discusiones en clase y en los ejercicios de representación de papeles. 5. Apliquemos con los niños lo que vaya aprendiendo. Si trabajamos en el campo, si rea- lizamos actividades de voluntariado o si somos empleados en un programa, aprove- chemos al máximo esa oportunidad. Practiquemos nuestras habilidades sin pensar que acabamos de aprenderlas y que no estamos seguros de los resultados. No nos dejemos vencer por la torpeza del inexperto ni por los errores; anotemos aquello en que debe- mos mejorar. Concentrémonos en nuestros éxitos y en nuestra habilidad creciente, no sólo en las cosas que no realicemos de un modo perfecto. Disfrutemos nuestro trabajo con los niños aun cuando estemos aprendiendo de ellos. Reconocimientos y agradecimientos - - Prefacio xxv - Recursos para el profesor Capítulo 1 Cómo infl uir en la vida de los niños 2 Capítulo 1 ■ Cómo influir en la vida de los niños Los niños en el mundo social El ambiente social es complejo. Hay mucho por conocer y multitud de cosas que uno ha de poder realizar para tener éxito en la sociedad. Pongamos por ejemplo la sencilla acción de saludar a al- guien. Si queremos interactuar eficazmente, habrá que conocer varios guiones y las acciones físicas que la gente interpreta como amistosas. Es necesario emitir juicios sobre lo que es cortés o descortés, basándose en los siguientes conocimientos: condición de la persona y de uno mismo, tiempo, lugar y cultura donde se opera. Así, seguramente se dirigirá a un conocido en forma diferente de alguien que acaba de conocer. Saludará en forma diferente en un juego de fútbol que en un funeral. Esto pa- rece sencillo para un adulto, pero como los niños tienen poco tiempo en el mundo apenas empiezan a aprender muchas de las convenciones y conductas sociales. Conocimiento y habilidades sociales del niño Imaginemos que trabajamos con niños en un establecimiento de atención infantil o en una escuela primaria. Observaremos las siguientes conductas en los alumnos de seis años de nuestro grupo: Daniel, Rosa y Sara. El objetivo de este capítulo es ayudarnos a comprender có- mo la competencia social influye en la vida de los niños y cómo ésta a su vez, es influenciada por el desarrollo y el aprendizaje de los pequeños. Asimismo, conoceremos los contextos dentro de los cua- les los niños se desarrollan socialmente y revisaremos las diferencias en cómo fomentan la competencia social en los niños tanto personas inexpertas como los profesionales de la niñez temprana. Por último, analizaremos nuestra función en el fomento de la competencia social de los niños. Si ponemos atención a las canciones que los pequeños cantan dentro de cualquier programa destinado a la niñez temprana encontraremos que muchas de ellas hablan de ac- tividades que los chicos hacen juntos. Estas canciones ponen de relieve un hecho importantísimo: los niños son seres so- ciales. Necesitan tener relaciones productivas con otros para llevar una vida satisfactoria y feliz. Reflexionemos un poco sobre los aspectos de la vida diaria que podrían ser más importantes para nosotros: vida familiar, tiempo con los amigos, escuela, trabajo y juego. Todos ellos suponen una relación humana. Por ejemplo, desde el momento de nacer pasamos toda una vida interactuando con la gente. A través de la interacción social sabemos quiénes somos y cómo funciona el mundo, adquirimos habilidades sociales y nos familiarizamos con las expectativas y los valores de la sociedad donde vivimos. Aunque nunca dejamos de aprender, las experiencias so- ciales de la infancia sientan las bases sobre las que cons- truiremos las relaciones humanas en el futuro. Daniel es un niño activo. Reacciona fuertemente ante las personas y las cosas que lo rodean. Es imaginativo y tiene muchas ideas de cómo jugar. Con el propósito de traducirlas en acciones, pasa largo tiempo diciéndoles a los otros niños qué hacer y qué decir. Cuando le proponen otros juegos o estrategias, tiende a oponerse y siem- pre logra salirse con la suya. Cuando le piden compartir algo que él está usando para jugar, a menudo responde “No”. Si insisten, a veces los empuja o los golpea con tal de no compartir con ellos. Competencia social 3 Como habremos advertido, los tres niños muestran varias conductas sociales. Desafortunadamente Daniel y Rosa se comportan en una forma que no les favorece. De hecho, en caso de no modificarla, se reducirán sus probabilidades de éxito en la vida . En cambio, Sara posee cualidades que permiten predecirle un futuro promisorio. En nuestro papel de profesionales de la atención infantil, podríamos ayudarles a los dos a apren- der una forma más positiva de llevarse con la gente. Podríamos apoyarlos para que amplíen sus habilidades y, al hacerlo, estarían mejorando la competencia social. Competencia social Es la capacidad de integrar ideas, sentimientos y conductas para alcanzar las metas interpersona- les y los resultados sociales que se aprecian dentro de un contexto y cultura. He aquí las categorías de la conducta que suelen asociarse a la competencia social: Valores sociales Identidad personal Habilidades interpersonales Autorregulación Planeación, organización y toma de decisiones Competencia cultural La lista anterior se describe con mayor detalle en la figura 1.1. Como se ve al estudiarla, la compe- tencia social abarca una amplia gama de valores, actitudes, conocimientos y destrezas concernientes al individuo y a los demás. Las definiciones de la competencia social varían entre las sociedades. Se atribuye mayor impor- tancia a algunas cualidades (cooperación frente a independencia por ejemplo), un mismo valor puede externarse mediante conductas diversas en los grupos (por ejemplo, palabras y acciones que constituye el respeto). Sin embargo, muchas de las que se incluyen en la figura 1.1 se consideran ge- neralmente importantes. Comprobémoslo nosotros mismos: comparemos la figura 1.1 con la des- cripción de la competencia social según la orientación de los sioux que se muestra en la figura 1.2. La presentamos visualmente como una rueda con cuatro rayos, que nos dan una persona socialmente competente. Una tercera versión —inspirada en los ideales rusos— se ofrece al final del capítulo, en Puntos para comentar 2. Veremos que muchos elementos se traslapan con los de la figura 1.1. • • • • • • Rosa es una niña callada que rara vez se comporta mal. Pasa de una actividad a la siguiente sin hablar con los demás niños. Responde cuando le hablan, pero difícilmen- te inicia una interacción social con compañeros o adultos. No tiene en el grupo un solo amigo y el resto de los niños tampocola consideran su compañera favorita de juego. Aunque no la rechazan abiertamente, ya se acostumbraron a ignorarla y casi nunca la incluyen en sus actividades. Casi todos los días es una figura solitaria en el salón. A Sara le interesan los otros niños y a menudo los invita a interactuar con ella. Le gusta intentar juegos o realizarlos como proponen sus compañeros pero sin expresar sus ideas personales. Es amigable y generalmente encuentra la manera de proseguir la interacción. Aunque tiene sus momentos difíciles, generalmente se le ve alegre. Los niños la buscan para que juegue con ellos y se dan cuenta cuando falta. 4 Capítulo 1 ■ Cómo influir en la vida de los niños Figura 1.1 Los elementos de la competencia social. Va lor es soc iale s Habilidades interpersonales Co m p et en ci a cu lt u ra l A u to id en ti d ad p o si ti va Auto rreg ula ció n Capacidades de planeación, organización y toma de decisiones Afecto Equidad Justicia social Honradez Responsabilidad Estilos de vida saludable y actitudes sexuales Flexibilidad Mantiene relaciones amistosas Comunica ideas, necesidades y sentimientos Expresa afecto, coopera, ayuda a hacer contactos amistosos con otros Expresa sus emociones Comprende las emociones de los demás Interpreta objetivamente las situaciones sociales Adapta su conducta para atender las exigencias en diversas situaciones sociales Resuelve los conflictos pacíficamente Maneja las frustraciones en una forma constructiva Da y recibe apoyo emocional Sabe llegar a acuerdos Defiende sus ideas, acepta las ajenas Reconoce los derechos de otros Sentido de competencia Poder personal Sentido de autoestima Sentido de propósito Actitud positiva ante el futuro personal Reflexiona sobre los sentimientos Controla los impulsos Pospone la satisfacción Resiste las tentaciones Resiste la presión de los compañeros Se supervisa a sí mismo Persevera ante los desafíos Escucha Sigue instrucciones Analiza opciones y alternativas referentes a su persona y a otros Toma decisiones Resuelve problemas Traza planes Planea en forma anticipada Realiza acciones positivas para alcanzar metas sociales Se sirve de la autodirección para terminar una actividad Conocimiento, espontaneidad y respeto por las personas de diverso origen étnico o racial Capacidad de interactuar eficazmente con personas de diverso origen étnico o racial Reconoce el trato injusto Rechaza el trato injusto Se compromete para lograr la justicia social Competencia social 5 Muchos tienden a pensar que los niños manifiestan una mejor competencia social cuando son respon- sables en vez de irresponsables; independientes en vez de sugestionables; amistosos, no hostiles; cooperati- vos, no renuentes; propositivos en vez de dispersivos y autocontrolados en vez de impulsivos. Conforme a esta perspectiva, Arturo se da cuenta que Gabriel está triste e intenta consolarlo. Muestra mayor compe- tencia social que Rodolfo, quien pasa de largo sin darse cuenta del problema de Gabriel. Nora, quien dice cuanto se le ocurre, externa menor competencia social que si supiera escuchar sin interrumpir. Cuando Carlos recurre a un razonamiento verbal para persuadir a sus amigos de que le den un turno en el video- juego, está mostrando mayor competencia que un compañero de clases que gimotea o utiliza la fuerza para conseguir lo que quiere. Diane McClellan y Lillian Katz diseñaron un perfil del niño socialmente compe- tente. Este perfil se ofrece en el cuadro 1.1 y nos dará una idea de lo que la competencia es en la práctica. Figura 1.2 Descripción de la competencia social obtenida de la orientación de los sioux. “Tengo un propósito.” El niño adquiere: empatía deseo de ayudar a otros deseo de compartir el tiempo, el trabajo, el juego y recursos GENEROSIDAD INDEPENDENCIA El niño adquiere: control autonomía responsabilidad por su persona y sus actos “Tengo el poder de tomar decisiones.” PERTENENCIA El niño se siente: apreciado protegido cómodo con la familia, los amigos y colegas “Me aman.” DOMINIO El niño adquiere: interés por buscar otras destrezas y conocimientos aceptación del fracaso sentido de competencia “Puede tener éxito.” Los profesionales de la niñez temprana deben observar la conducta de los niños con quienes trabajan para evaluar las habilidades sociales que muestren. ¿Qué conductas sociales manifiestan estos niños y niñas? 6 Capítulo 1 ■ Cómo influir en la vida de los niños Nótese que las palabras describen en forma habitual, frecuente y ocasional la conducta social- mente competente de los niños. No siempre se encuentra en un buen estado de ánimo y tampoco logran sus deseos al defender sus derechos con corrección. “Por definición, la infancia es un tiempo para aprender y probar muchas modalidades de reaccionar en situaciones sociales”. Suponemos, pues, que todos los niños explorarán el ambiente social con distintos grados de éxito entre las situa- ciones. Pero con el tiempo adquirirán patrones de conducta que pueden calificarse de más o menos competentes y los resultados ejercerán un profundo influjo sobre su vida. Beneficios de la competencia social La competencia social no es un lujo: repercute de modo decisivo en el concepto que el niño tiene de sí mismo y en la forma en que los otros lo perciben. Según los datos de la investigación, los niños social- mente competentes son más felices que los menos competentes. Interactúan bien con la gente, son más populares y están más contentos con la vida. Además, sus relaciones sociales se asocian al logro acadé- mico; las habilidades sociales positivas, a un mayor éxito en la escuela. Véase el cuadro 1.2 (pág. 8). Fuente: Figura reimpresa con autorización de Assessing Young Children´s Social Competence, de D. McClellan y L. Katz, 2001, ERIC Clearinghouse on Elementary and Early Childhood Education, Champaign, IL. (ERIC Document Reproduction Service No. DE450953.) Atributos individuales El niño 1. Suele tener un estado de ánimo positivo 2. No depende demasiado de la maestra 3. Ingresa al programa en forma voluntaria 4. Soporta bien el rechazo 5. Muestra capacidad de empatía 6. Tiene relaciones positivas con uno o dos compañeros; muestra capacidad de interesarse realmente por ellos y los extraña cuando están ausentes 7. Muestra capacidad para el humorismo 8. No parece demasiado solitario Habilidades sociales El niño generalmente 1. Se acerca a los otros con una actitud positiva 2. Expresa con claridad sus deseos y preferencias; explica con razones sus actos e ideas 3. Defiende sus derechos y necesidades en una forma apropiada 4. No se deja intimidar fácilmente por los bravucones 5. Expresa de modo adecuado la frustración y el enojo, sin agravar los conflictos ni dañar a los demás 6. Logra entrar en grupos que están jugando y trabajando 7. Entra en discusiones ya iniciadas; hace aportaciones importantes a las actividades en curso 8. Espera turno con bastante facilidad 9. Muestra interés en los demás; intercambia información con otros y la solicita de una manera correcta 10. Sabe negociar y llegar a acuerdos sin problemas 11. No atrae demasiada atención hacia su persona, no interrumpe el juego ni el trabajo de otros 12. Acepta y disfruta los compañeros y adultos de otros grupos étnicos 13. Interactúa en forma no verbal con otros niños son- riendo, agitando la mano, asintiendo con la cabeza, etcétera. Relaciones con los compañeros El niño 1. Generalmente no es relegado ni rechazado por sus compañeros, sino es aceptado 2. A veces es invitado a jugar, a trabajar o a ser amigo 3. Es considerado amigo por otros niños, alguien con quien jugar y trabajar ... el mejor predictor de lo que será el niño en la etapa adulta no es el cociente intelectual ni las cali- ficaciones escolares, sino el hecho de llevarse bien o mal con otros. Los niños antipáticos, agresivos e indisciplinados, incapacesde mantener una relación íntima... se hallan en un serio “riesgo”. Willard Hartup (investigador de la niñez, 1992). Cuadro 1.1 Conductas observables en los niños socialmente competentes. Debido a los resultados favorables, estos niños suelen considerarse seres humanos valiosos que pueden influir en el mundo. Otros los perciben como compañeros y miembros valiosos de la socie- dad. No podemos decir lo mismo de los niños con una deficiente competencia social. Quienes no logran funcionar exitosamente en el mundo social sufren a menudo angustia y soledad, inclusive en los primeros años de vida. A menudo son rechazados por los coetáneos, su autoestima es baja y ob- tienen calificaciones más bajas en la escuela. Y para empeorar las cosas, corren el riesgo de perpetuar esos patrones de conducta tan problemáticos conforme vayan madurando. Aumentarán o disminuirán su competencia social bajo el influjo de múltiples factores como el desarrollo, el aprendizaje y los contextos donde se encuentren. Desarrollo y competencia social Cuando el niño va madurando ocurren gradualmente cambios que incrementan sus capacidades sociales. Los rigen ciertos principios evolutivos que ayudan a reconocer aspectos comunes y carac- terísticas típicas en las distintas edades. Esos principios nos recuerdan que el desarrollo social es un proceso complicado: se requiere el apoyo de adultos que aprecien las cualidades especiales de los niños bajo su cuidado. El desarrollo está interrelacionado Todos los aspectos del desarrollo (sociales, emocionales, cognoscitivos, lingüísticos y físicos) se combinan entre sí y existen al mismo tiempo. Ninguno es más importante que otro, tampoco existe uno independiente del resto. La verdad de este principio se comprueba cuando un niño trata de hacer amigos. Su capacidad de conseguirlo depende de una serie de capacidades y conocimientos de índole evolutiva. Los niños socialmente competentes tienen más éxito en la interacción con otros. Lo mejor del futuro es que llega un día a la vez. Abraham Lincoln (presidente de Estados Unidos, 1809-1865). Desarrollo y competencia social 7 8 Capítulo 1 ■ Cómo influir en la vida de los niños Sociales: negociar las reglas de un juego; esperar un turno; decidir quién tomará el primer turno. Emocionales: tener seguridad en sí mismo para acercarse a otro niño; responder con entusias- mo cuando lo inviten a jugar; expresar empatía hacia otro niño. Cognoscitivos: recordar el nombre del otro niño: diseñar estrategias alternas de cómo resolver los conflictos que surjan durante el juego; saber cuáles guiones encajan en la situación. Lingüísticos: usar palabras para saludar al niño o describir cómo se realizará el juego; respon- der con comentarios apropiados a las preguntas de un posible amigo. Físicos: dar cabida al otro jugador; poseer las destrezas motoras necesarias para un videojuego, un juego de persecución o de atrapar la pelota con un posible amigo. Al reconocer que el desarrollo es un proceso interrelacionado, apreciaremos la complejidad de las conductas que los niños tratan de dominar. También nos servirá para identificar las oportuni- dades de guiarlos en el proceso a lo largo del día, como las siguientes: cuando los niños jueguen en el área de mantenimiento, cuando discutan las reglas para construir bloques, cuando realicen los pasos de un experimento de ciencias o resuelvan un problema de matemáticas en grupo. Las opor- tunidades ocurren bajo techo, en el exterior, en el comedor, en el gimnasio, en el autobús, durante una excursión al campo o en una visita a la familia. El desarrollo social se produce en cualquier momento y en cualquier sitio donde se encuentre el niño. Fuente: Zins, J. Bloodworth, M., Weissberg, R y Walberg, H., “The scientific base linking social and emotional learning to school success”, en J. Zins, R. Weissberg, M. Wang y H. J. Walberg (eds.), Building academic success on social and emotional learning: What does the research say?, Nueva York: Teachers College Press, Columbia University, 2004, pp. 1-22. “El aprendizaje es un proceso social” El éxito académico en los primeros años de la escuela se funda en las capacidades sociales y emocionales. Los niños de corta edad no aprenderán a leer, a sumar ni a resolver problemas de ciencias, si les cuesta mucho llevarse bien con sus compañeros y controlar sus emociones, si son impulsivos y no saben cómo analizar opciones, realizar un plan ni obtener ayuda. Los alumnos con sólidas capacidades de este tipo tienden a mostrar: • Mayor motivación académica • Actitudes más positivas hacia la escuela • Menos ausencias • Más participación en la clase • Mejor aprovechamiento en matemáticas • Mejor aprovechamiento en lenguaje • Mejor aprovechamiento en ciencias sociales • Calificaciones más altas • Menos suspensiones • Menor tendencia a desertar durante la enseñanza media El desarrollo social es una secuencia ordenada Tratemos de relacionar conscientemente los siguientes hitos del desarrollo en el orden en que se suceden durante la niñez: Los niños se definen comparándose con otros. (Ando en bicicleta mejor que Susana. Soy más pequeño que Marcos.) Cuadro 1.2 La competencia social favorece el éxito académico. Los niños se definen a partir de los rasgos de su personalidad. (Soy honesto. Conmigo la gente no se aburre.) Los niños se definen por su aspecto físico (Soy hombre. Tengo ojos cafés.) En un orden apropiado hitos como los anteriores ejemplifican el principio de la secuencia evolutiva. El desarrollo es un proceso gradual y relativamente predecible. Los científicos de todo el mun- do han descubierto la secuencia general de la conducta o del conocimiento en relación con varios aspectos del desarrollo y la competencia social. Por ejemplo, el niño adquiere el conocimiento de sí mismo en el transcurso de varios años. El preescolar tiende a concentrarse primordialmente en los rasgos físicos. Los niños al ir crecien- do incorporan poco a poco la comparación en su definición del yo. Entre los 8 y 9 años se percatan mejor de los rasgos internos de su personalidad. Aunque el tiempo que pasen en cada fase es variable —y aunque a veces omitan algunas por completo— el conocimiento de sí mismos sigue aproximada- mente el mismo orden en todos los casos. Los aspectos de la competencia social tienen una secuencia: autorregulación, empatía, conducta prosocial, conocimiento moral, ideas referentes a la amistad, etc. A medida que vayamos aprendién- dolas, determinaremos la primera, segunda y tercera fase de la maduración social. Eso nos permitirá establecer expectativas razonables sobre cada niño y decidir qué conocimientos o conductas podrían ampliar el nivel actual de funcionamiento. Un ejemplo: si sabemos que los niños de tres y cuatro años empiezan a descubrir los rasgos que lo caracterizan, podríamos planear actividades escolares como autorretratos y dibujos del cuerpo para que se conozcan mejor ellos mismos. O pedirles lo siguiente a niños de primaria, cuya percepción física del yo es más sólida: relatar o escribir cuentos basados en las cualidades que aprecian en sí mismos como la honradez o ser un buen amigo. El ritmo del desarrollo varía entre los niños Como se aprecia en el caso anterior, todos los niños se desarrollan siguiendo un itinerario propio. No hay dos idénticos. Aunque el principio de una secuencia ordenada se aplica siempre, el ritmo al pasar por las etapas no es igual. Eso explica por qué Rebeca podía expresar sus sentimientos a los 2 años, mientras que Emma dominó la misma destreza meses más tarde. Ambas muestran un desarrollo normal, sólo que a un ritmo distinto. Basándose en el principio anterior, cabe suponer que los niños de la misma edad manifestarán una amplia gama de capacidades sociales. Algunos se encontrarán en la fase inicial de alguna en Rebeca es una niña de 4 años, la misma edad de Emma. Ya caminaba a los 9 meses de nacida y a los2 años sabía usar frases para describir sus sentimientos. Cuenta con numerosas estrategias para conseguir lo que quiere, entre ellas tomar turnos y hacer planes para el orden en que los niños usarán un juguete favorito. Emma empezó a caminar a los 14 meses y a usar oraciones de varias palabras hacia los 3 años. Para conseguir lo que desea pide a un niño que tiene el juguete si se lo da o bien acude a la maestra para que le ayude a encontrar otro parecido. Rebeca y Emma se parecen en muchos aspectos, aunque también son diferentes. Ambas están desarrollándose de manera normal. Desarrollo y competencia social 9 10 Capítulo 1 ■ Cómo influir en la vida de los niños particular y otros en una fase más avanzada. Las variantes carecen de una connotación de positivo o negativo, de peor o mejor; se trata tan sólo de diferencias en el desarrollo social. Una vez que las conozcamos, seremos más pacientes con los niños y nos forjaremos expectativas más realistas. El desarrollo social tiene periodos óptimos En ciertos momentos de la vida se sientan las bases del desarrollo futuro. Es durante ellos cuando se facilita la adquisición de nuevas ideas y habilidades. Por el contrario, cuando no existen los tipos de experiencias que impulsarán el desarrollo, será difícil adquirir más adelante determinadas capaci- dades o habilidades. Son las dos facetas del principio de periodos óptimos del desarrollo. Entre el nacimiento y los 12 años, el niño es una persona ansiosa y motivada para el aprendizaje social. Quiere conectarse, sentirse socialmente comprometido. Entonces los patrones negativos de conducta no están todavía tan arraigados que sea imposible cambiarlos. Ello hace de la niñez una época ideal para cultivar muchas actitudes y conductas relacionadas con la competencia social. He aquí algunas de ellas: Confianza Conocimiento de sí mismo y autoestima Capacidades de la comunicación interpersonal Actitudes y conductas prosociales Disposición y habilidades para establecer amistades Estrategias para resolver problemas Habilidades de enfrentamiento Autodisciplina y autorregulación Si se omiten los procesos anteriores, será difícil que el niño domine las capacidades sociales en la adolescencia o en la edad adulta. Así pues, el principio de periodos óptimos nos obliga a concentrar- nos en el desarrollo del niño cuando es bebé y ya bien avanzada la segunda década de vida. El desarrollo social tiene efectos acumulativos y retroactivos Una experiencia produce un efecto mínimo en el desarrollo si ocurre pocas veces, tendrá un efecto positivo o negativo si ocurre varias veces en un periodo largo. Es el principio de los efectos acumu- lativos. Un ejemplo: recibir críticas esporádicas difícilmente causará un daño permanente en la au- toestima; sin embargo, los niños regañados con mucha frecuencia tienden a adquirir sentimientos de inferioridad y de pesimismo. Razonar con el niño una sola vez no ejercerá un impacto duradero. Pero los adultos que acostumbran razonar seguido con los niños verán que poco a poco ellos razo- narán mejor por su cuenta. Los resultados evolutivos también pueden tener un efecto retroactivo. Es decir, algunas expe- riencias tempranas influyen en el funcionamiento en una forma que se manifestará más tarde. Un ejemplo de ello es la autorregulación que tarda años en lograrse. La índole retroactiva de este pro- • • • • • • • • Hay momentos en la niñez cuando la puerta se abre y deja entrar el futuro. Graham Green (novelista, 1904-1991). ceso lleva al adulto a preguntarse si sus primeros intentos de razonar con el niño darán resultados positivos algún día. No obstante, la investigación demuestra que con el tiempo controla mejor su conducta sin una supervisión constante con una condición: el adulto debe explicarle una y otra vez su punto de vista, a la vez que considera la del niño. Estas estrategias han de aplicarse mucho antes que el niño sepa razonar solo. Una vez conocido el principio de los efectos acumulativos y retroactivos, podremos examinar las consecuencias a largo plazo de nuestros esfuerzos por guiar el desarrollo y conducta social del niño. Habrá momentos cuando rechacemos una solución rápida porque podría desvirtuar nuestras metas de largo alcance. Por ejemplo, aunque sea más fácil decirle simplemente “No” cuando desobedezca, si queremos que se autorregule comentaremos con él lo que hace. Así los efectos acumulativos y retroactivos del razonamiento apoyarán la adquisición de la competencia social. Como habremos advertido, el desarrollo incide significativamente en la competencia social. El conocimiento de los principios evolutivos influirá en cómo interpretemos la conducta del niño, así como en nuestra práctica profesional. El aprendizaje en la niñez es un factor más a considerar. El aprendizaje y la competencia social Parte del aprendizaje social que transmitimos al niño incluyen expresiones como “Discúlpeme” cuando tropiezan con alguien, cruzar las calles en la esquina o sentir el placer de compartir algo con los amigos. Comunicamos esas lecciones por medio de palabras y acciones. Varios principios determinan la eficacia con que las aprenderán. Los niños participan activamente en el aprendizaje social Estudie el siguiente proverbio chino: Escucho y olvido, veo y recuerdo, hago algo y entiendo. El proverbio refleja una profunda verdad en torno al aprendizaje durante la niñez: los niños son activos. No esperan pasivamente a que otros les descarguen información. Tienen una mente y un cuerpo dinámicos que les sirven para interpretar las experiencias sociales adonde quiera que vayan. Y lo hacen observando, operando sobre los objetos e interactuando. Gracias a sus experien- cias formulan hipótesis de cómo funciona el mundo social (por ejemplo, Carlos podría pensar “Si digo ‘por favor’ Manuel me dará las tijeras ahora”). En algunas ocasiones las ideas de los niños se confirman (Manuel dice “Está bien”). En otras ocasiones encuentra una respuesta contraria a lo que piensan (Manuel dice “No” porque todavía necesita las tijeras). Al observar, al experimentar y al reflexionar sobre lo que sucede, poco a poco va haciendo ajustes a su pensamiento (Carlos decide “Tendré que esperar las tijeras, pero las tendré después”). A través de cientos de experiencias como ésta construyen ideas referentes a los códigos de conducta pertinente y a las estrategias adecuadas. Cooperación, generosidad, lealtad y honradez no son cualidades innatas. Deben ser transmitidas ya sea por la gente mayor, por sus padres, otros adultos o niños mayores. Urie Bronfenbrenner (teórico del aprendizaje, 1998). El aprendizaje y la competencia social 11 12 Capítulo 1 ■ Cómo influir en la vida de los niños Puesto que los niños participan activamente en el aprendizaje, re- quieren muchas oportunidades de un contacto directo con el mundo social. Así, aprenderá a compartir cuando lo hace en la vida diaria, no simplemente porque se lo dicen o la gente habla de la necesidad de compartir. Descubrir cómo repartir las galletas durante un refri- gerio, cómo dos usuarios pueden trabajar en la misma computadora o cómo introducir a otro en el juego son problemas tangibles que es capaz de resolver con ayuda o sin ella. Esas oportunidades natura- les del aprendizaje social se convierten en momentos de enseñanza donde los niños se sienten motivados a aprender nuevas estrategias para cumplir sus deseos. Uno de ellos se da cuando Celia quiere sal- tar la cuerda con un grupo de niñas que ya lo están haciendo. Debe encontrar las palabras para acercarse a ellas. Este tipo de lecciones son sumamente eficaces. Los niños tienen oportunidades inmedia- tas de ejercitar otras habilidades y recibir retroalimentación sobre las estrategias que aplican. Al guiar el desarrollo y la conducta social habrá de buscar momentos propicios como los anteriores y aprovecharlos al máximo. Los niños disponen demuchas maneras de conocer el mundo social Los niños participan activamente en el aprendizaje; pero hay muchas formas en que perciben la información social, la procesan y utilizan. A continuación, algunos ejemplos de ello. Gonzalo y Samanta están demostrando combinaciones distintas de conocimiento y aprendizaje. Howard Gardner acuñó la designación inteligencias múltiples para describir esas capacidades de multiaprendizaje. Su investigación revela que existen por lo menos ocho estilos: Intrapersonal: los niños aprenden mediante actividades que siguen un ritmo personal. Interpersonal: los niños aprenden relacionándose con otros y colaborando. Cinestésico: los niños aprenden a través del tacto y del movimiento. Lingüístico: los niños aprenden viendo el lenguaje, expresándolo y utilizándolo. Lógico-matemático: los niños aprenden buscando patrones y relaciones entre objetos y hechos. Musical: los niños aprenden a través del ritmo y la melodía. Naturalista: los niños aprenden observando e interactuando con plantas y animales. Espacial: los niños aprenden visualizando con los ojos de la mente y traduciendo lo que ven en alguna forma tangible. Todos los niños poseen las inteligencias anteriores, pero no todos los tipos de inteligencias están igualmente desarrollados en ellos. Por tanto, aprenden mejor cuando tienen acceso a oportunidades que coincidan con sus estilos preferidos. Como no siempre podemos estar seguros de cuál es más Gonzalo tiene grandes dotes para la música y la utiliza para expresar sus senti- mientos. Cuando surge un problema, le gusta resolverlo por su cuenta. Samanta sabe usar muy bien las palabras y comunica con facilidad sus necesi- dades e ideas a otros en forma verbal. En los problemas prefiere diseñar estrategias con un amigo. A los niños les beneficia tener muchas oportunidades de interactuar con una intervención mínima de los adultos. idóneo para cada uno en particular, la mejor opción sería utilizar varios estilos en la enseñanza so- cial. Supongamos, por ejemplo, que los niños quieren saber en qué consiste ayudar. En algunos casos convendrá que los niños: Realicen un trabajo escolar por su cuenta o lean un libro sobre personas serviciales (estilo intrapersonal). Interactúen con otros niños para llevar a cabo una actividad escolar (interpersonal). Repasen una acción de ayuda antes de intentarla (cinestésico). Hablen de acciones útiles que observaron o realizaron (lingüístico). Estudien los patrones que caracterizan a las conductas serviciales (lógico-matemático) . Canten o compongan una canción “pegajosa” acerca de la ayuda (musical). Ayuden a cuidar una mascota en el aula (naturalista). Reflexionen sobre una acción de ayuda que hayan visto o de la que hayan oído hablar (espacial). Por lo regular los niños combinan experiencias como las citadas, extrayendo luego importante información de las que coincidan con su estilo preferido de aprendizaje. Al guiar el desarrollo social, tengamos presente los estilos y apliquemos las estrategias más adecuadas. La competencia social plantea un reto continuo y exige dominio A los niños les gusta el reto de aprender lo que apenas entienden pero que no logran captar del todo e intentar cosas que casi pueden hacer pero en las que necesiten ayuda. Dicho de otro modo, se benefician al abordar conceptos y destrezas que superen un poco su nivel de dominio y trabajarlas hasta mejorar su competencia. Por otra parte, la investigación demuestra que casi siempre hay que negociar las actividades de aprendizaje, porque de lo contrario no estarían motivados para realizar- las. Los niños que se sienten abrumados fracasarán. Y si ello se convierte en rutina, simplemente de- jarán de intentarlo. En consecuencia, el aprendizaje social positivo tiende a darse cuando se sienten estimulados y exitosos. De ahí la necesidad de vigilar las situaciones sociales e impulsar a los niños para que amplíen sus ideas, de apoyarlos cuando ensayen nuevas habilidades sociales y ayudarles a idear métodos más eficaces. En ocasiones los compañeros serán quienes les brinden ese soporte. Conforme los niños vayan adquiriendo destreza, nos retiraremos de la escena poco a poco para que alcancen el dominio por sí mismos. Carlota, una niña de dos años, quiere más galletas pero no sabe cómo pedirlas; este ejemplo sirve para ilustrar el proceso de desafío y dominio. Se facilitará el aprendizaje si la asesoramos. La asesoría podría consistir en sugerirle un guión sencillo para lograr que sus compañeros le pasen la canasta de galletas. Si se usan palabras demasiado complejas o abstractas, Carlota no asimilará la lección. Si el guión es un poco más difícil para ella, posiblemente se esfuerce para comprender las palabras nuevas. Es probable que no aprenda el guión en una sola vez, pero la interacción la motivará para utilizarlo en varias situaciones; lo practicará hasta que con el tiempo lo domine sin que le ayuden. Y al hacerlo habrá hecho la transición a un nivel superior de aprendizaje social. El aprendizaje social requiere tiempo • • • • • • • • La vida no consiste simplemente en acelerar su rapidez. Mahatma Gandhi (político y líder espiritual, 1869-1948). El aprendizaje y la competencia social 13 14 Capítulo 1 ■ Cómo influir en la vida de los niños El aprendizaje social es un proceso gradual. Aunque los niños son seres sociales al momento de nacer, la competencia social no es innata, ni tampoco alcanzan rápidamente niveles maduros en este sentido. Así pues, cuando llegan a preescolar, al jardín de niños e incluso a quinto grado, no están todavía maduros en este aspecto. A lo largo de la educación preescolar y en la primaria pasan gran parte del tiempo explorando ideas sociales, ensayando varias estrategias y buscando indicios de lo que da buen resultado en el mundo social y sobre lo que no. Este aprendizaje no debe acelerarse indebidamente. Los niños necesitan numerosas oportunidades para realizar interacciones sociales que les permitan perfeccionar sus conceptos y destrezas. Esto se aplica por igual a los niños en fase de desarrollo y a quienes tienen necesidades especiales. Si bien todos necesitan tiempo y orientación para adquirir las habilidades sociales, algunos requieren mayor ayuda. No olvidemos esto mientras observamos cómo es Patricio descrito en el cuadro 1.3. En nuestro carácter de profesionales de la niñez temprana, somos responsables de asegurarnos que a los niños como él se les dé tiempo y oportunidad de desarrollar sus habilidades sociales. De- beremos, pues, tener paciencia y apoyarlos cuando las ejerciten. La práctica se llevará a cabo dentro de diversos contextos sociales. Contextos donde se adquiere la competencia social He aquí algunos de los ambientes donde el niño se forma ideas y conductas relacionadas con la competencia social: el hogar, la casa de la abuela, el centro de desarrollo infantil, la escuela, el patio de juego, el grupo de compañeros y el vecindario. Lo que suceda en uno o en todos ellos lo afecta de diversas maneras, influyendo en el grado de competencia social. Para guiar bien el desarrollo y la conducta social, es preciso considerar cómo se combinan estos factores e inciden en su vida. Empecemos visualizando los contextos donde vive el niño como una serie de anillos concén- tricos, con él situado en el centro. La figura 1.3 muestra cuatro sistemas sociales: el microsistema, Cuadro 1.3 Semblanza de Patricio. Patricio Es un niño de cuatro años que está inscrito en un programa especial del gobierno. Le gusta construir con bloques, crear cosas en la mesa de manualidades, manejar triciclos en el campo de juego y saltar en el trampolín en su casa. Es un niño lleno de energía con una sonrisa encantadora. También es un niño a quien todo provoca curiosidad. Desafortunadamente no se concentra en una sola cosa, pues pronto se distrae. Le cuesta mucho escuchar una historia de principio a fin, prestaratención cuando un adulto da instrucciones, sentarse en su silla durante el refrigerio o guardar silencio cuando alguien explica un procedimiento. Aunque en ocasiones todos los niños pequeños son inquietos e incapaces de permanecer inmóviles, Patricio está en movimiento continuo la mayor parte del tiempo. Es impulsivo en extremo y tiene escasa capacidad para enfrentar la frustración. Por todo ello las relaciones con sus compañeros no son buenas. Hace poco sus padres, las maestras y los pediatras empezaron a considerar la posibilidad de que sufre el tras- torno de TDAH (trastorno de déficit de atención con hiperactividad). Los niños con este trastorno están hiperalertas: reaccionan ante todo lo que ven u oyen. De ahí la impulsividad e incapacidad de prestar atención largo tiempo. Estas conductas ocurren en niveles mucho más altos de lo normal durante su etapa de desarrollo y dificultan las actividades cotidianas. El trastorno se diagnostica tres veces con mayor frecuencia en varones que en mujeres. Debido a su carácter tan impulsivo es incapaz de concentrarse, los niños que lo sufren requieren ayuda constante de adultos afectuosos a fin de adquirir una competencia social más satisfactoria. el mesosistema, el exosistema y el macrosistema. Del niño hacia afuera, los microsistemas quedan incluidos dentro del mesosistema, éstos dentro de los exosistemas y éstos funcionan dentro de los macrosistemas. Vamos a examinarlos por separado y luego veremos cómo funcionan juntos. Microsistemas El sistema social fundamental es el microsistema. Abarca personas, materiales, actividades y las re- laciones interpersonales que el niño efectúa directamente en situaciones como el hogar o la escuela. En varios momentos de su vida participa en algunos o en todos los microsistemas siguientes: Entorno de una familia inmediata o extendida Programa de atención al niño u otro programa similar Escuela Grupos Iglesia, sinagoga, templo o mezquita Consultorio médico Centro recreativo Los microsistemas anteriores tienen su propio ambiente donde el niño realiza la práctica social al interactuar con personas y cosas. La evidencia demuestra que recibe una fuerte influencia de los microsistemas donde vive. Por ejemplo, su competencia social florece cuando los adultos de la familia equilibran el afecto con el control y el cariño con la firmeza. Cuando muestran una actitud sumamente negativa o se entrometen es menos probable que se consigan resultados positivos. Se registraron resul- tados similares en microsistemas extrafamiliares como los centros de desarrollo infantil y la primaria. • • • • • • • Microsistemas Mesosistemas Exosistemas Macrosistemas Figura 1.3 Ecología anidada del desarrollo humano. Contextos donde se adquiere la competencia social 15 Cultura y subculturas Historia y cambio Ideas políticas Economía Creencias religiosas Instituciones sociales Las condiciones laborales y de vida inciden e n todo slos adultos importantes con quien el niño necesit a inter actua r Ambiente familiar Niño Ambiente de la comunidad y del vecindario Ambiente de atención a la salud Ambiente escolar Ambiente religioso Ambiente de familia extendida Ambiente del centro de desarrollo 16 Capítulo 1 ■ Cómo influir en la vida de los niños Esta clase de hallazgos indican la función tan importante que los microsistemas cumplen en el moldeamiento de la conducta infantil, pero no se trata de un proceso unidireccional. El niño también influye en las personas y todo cuanto lo rodea. Algunas veces lo hace a través de sus características biológicas como temperamento o aspecto físico y otras mediante sus acciones. Por ejemplo, Tomás es un bebé que lleva una hora llorando sin cesar. Nada logra calmarlo y esto hace que la profesional de atención al niño se sienta abrumada e incapaz. Su actitud negativa se intensifica al co- municarle al pequeño su estado de ánimo con una voz y movimientos tensos. Entonces ella hace una pausa para realizar algunos ejercicios de respiración y tranquilizarse y al reanudar la interacción con el pequeño se siente menos tensa. Su trato más tierno da resultado. El pequeño se calma más fácilmente y a ella se le ve más segura. Estas interacciones recíprocas ponen de manifiesto el hecho de que los mi- crosistemas son ambientes dinámicos donde uno influye en los demás y éstos a su vez en uno. Antes de terminar el tema de los microsistemas, vamos a examinar más a fondo la manera como la familia del niño, el grupo de compañeros y los programas diseñados para la niñez contribuyen a la competencia social. Se trata de tres sistemas especialmente importantes en los primeros años de vida. Influencias de la familia La responsabilidad de atender las necesidades físicas del niño, de darle cariño y de socializarlo re- cae sobre la familia en cualquier parte del mundo. Los miembros de la familia contraen un apego de larga duración con él: constituyen un vínculo con el pasado y una perspectiva del futuro. Sus primeros maestros son sus padres y en ocasiones también los abuelos, tías y tíos, hermanos o her- manas. Ellos representan las más tempranas relaciones sociales, modelos de conducta y de papeles, de valores y creencias, además de estimularlos en el aspecto intelectual. En la familia se familiarizan con actitudes hacia otros, con la educación, el trabajo y la comunidad. Todo ello tiene lugar median- te la enseñanza directa e indirecta, en formas constructivas y a veces destructivas, con resultados más o menos exitosos. Además, la mayoría de los factores ambientales se canalizan por medio de la familia. Un ejemplo: a través de ellas el niño tiene acceso a los recursos económicos y aprende las costumbres de su grupo cultural. Los miembros de la familia lo inscriben en un centro de desarrollo y en la primaria. También facilitan o impiden las interacciones con compañeros y una comunidad más amplia al organizar contactos informales con niños de la misma edad o actividades como las de los Boy Scouts. Con sus iniciativas y decisiones, la familia transmite al niño las costumbres, ideas, creencias y puntos de vista aceptados por la sociedad donde vive. Pero con el transcurso del tiempo el mundo social del niño va ampliándose hasta incluir microsistemas extrafamiliares. En ellos los coetáneos, los profesionales de la niñez temprana, los maestros y otros adultos brindan más opor- tunidades de aprendizaje social. Influencias del grupo de compañeros A medida que el niño interactúa con otros de su misma edad en un centro de desarrollo infantil, en la escuela o en el vecindario, realiza gran parte de su aprendizaje social. En las relaciones con sus com- pañeros, aprende los conceptos de reciprocidad y equidad mediante el dar y recibir que ocurre entre iguales. La negociación social, las discusiones y los conflictos le ayudan a entender las ideas, emo- ciones, motivos e intenciones de la gente. Eso le permite reflexionar sobre las consecuencias que sus actos producen en él y en otros. Explora diversos papeles —el de líder y seguidor por ejemplo— en formas que no podría lograr con los adultos. Luego, a medida que sus compañeros lo retroalimen- tan, comienza a juzgar lo correcto de sus acciones y a modificar su conducta. En consecuencia, las relaciones ofrecen un contexto decisivo para la cognición social (o sea, reflexionar sobre los fenóme- nos sociales) y la acción. Ello producirá resultados positivos o negativos. Un ejemplo del proceso es Miguel, un niño de 7 años que hace un berrinche cada vez que lo “ponchan” con una bola rápida en el béisbol. Al principio sus compañeros no dicen nada, pero después de varios “ponches” le dicen que no es para tanto y que se queja como un bebé. Con el tiempo Miguel deja de protestar de forma tan pueril cuando en su turno al bate no se embasa. Quiere que los otros lo acepten y se da cuenta que to- leran mejor un “ponche” que un berrinche. Comolectores se nos ocurrirán seguramente otros ejem- plos de cómo el grupo de compañeros constituye un contexto importante del aprendizaje social. Influencia de los profesionales de la atención al niño y de las maestras Son personas que intervienen de manera decisiva en el fomento de la competencia social. Lo hacen cuando realizan varias conductas sociales. Establecen relaciones con el niño. Le transmiten valores. Le enseñan. Modelan las conductas y actitudes sociales. Diseñan actividades centradas en los conocimientos y habilidades pertinentes, dándole la oportunidad de practicarlos. Planean el ambiente físico. Preparan rutinas para el niño. Le comunican las reglas al pequeño. Presentan las consecuencias positivas o negativas para ayudarle a cumplir con las expectati- vas de la sociedad. La manera como los profesionales de la atención al niño realizan esas tareas mejorará o inhibirá el desarrollo que alcanzará en las actitudes y conductas asociadas a la competencia social. Ahora que ya examinamos los tres microsistemas primarios es el momento de estudiar su efecto conjunto. Mesosistemas Los microsistemas donde el niño participa se combinan para producir el mesosistema. Raquel forma parte de un mesosistema que incluye familia, escuela, grupo de compañeros, programas de atención ex- traescolar, sinagoga y el departamento de la tía Maribel. El mesosistema de Jaime contiene algunos de esos elementos y también otros microsistemas de su vida. Al irse expandiendo el mesosistema, los in- flujos de ellos repercuten en los restantes. Por tanto, el ambiente familiar influye en el aprendizaje so- cial en la escuela y a la inversa. La competencia social mejora cuando existen conexiones directas entre los microsistemas que constituyen el mesosistema. Las conexiones se consolidan si los integrantes de un microsistema se comunican entre sí (los miembros de la familia hablan con las maestras, éstas con los profesionales de la salud y así sucesivamente), y mejoran si los valores sociales de un microsistema son apreciados en otro y si las expectativas sociales de cada uno son más congruentes que incongruentes. Exosistemas Representan entornos y situaciones donde no se tiene un contacto directo, pero que acaban influ- yendo. Por ejemplo, el niño no forma parte de los consejos ciudadanos, pero las políticas que esta- blezcan influyen en su familia, su educación y experiencias recreativas. • • • • • • • • • Contextos donde se adquiere la competencia social 17 18 Capítulo 1 ■ Cómo influir en la vida de los niños Otro exosistema común del niño es el lugar de trabajo de sus padres. Lo que les suceda a ellos en el trabajo acabará por afectarle también a él. El estado de ánimo de los padres, su nivel de estrés, sus ingresos y el tiempo libre son factores relacionados con el exosistema que repercuten en el niño. A su vez la tropa de Boy Scouts, el aula de primaria y las clases de ballet funcionan como exosistema para el padre o la madre cuyo hijo participa en ellos. Todo cuanto ocurra en esos lugares llega al hogar tarde o temprano. Al final ejercerá un fuerte impacto sobre el desarrollo y la conducta sociales. Macrosistemas Constituyen el contexto más amplio donde operan los sistemas restantes y están bajo el dominio de factores culturales. No se definen a partir de ambientes físicos, sino a partir de valores, creencias, leyes y tradiciones compartidas por individuos y grupos. De ahí que podamos compartir todo ello porque Hablamos el mismo idioma. Hemos compartido ciertas experiencias históricas. Nuestros antepasados provienen del mismo país o región. Nos consideramos miembros de una generación en particular. Nos identificamos con una clase socioeconómica. Las ideas dentro los macrosistemas varían de una sociedad a otra y dentro de las subculturas. En el cuadro 1.4 se muestran gráficamente ejemplos de variaciones comunes entre grupos. Las ideas de los macrosistemas se transmiten generación tras generación y los niños las apren- den explícitamente en la instrucción directa e implícitamente observando la conducta de quie- nes les rodean. El niño aprende varias cosas gracias a la forma en que los grupos abordan esas cuestiones. Por ejemplo, en algunas sociedades aprenderá que la competencia es buena; en otras aprenderá a apreciar más la cooperación. En un grupo el tiempo se tratará como un bien irrecupe- • • • • • Fuentes: Berns, 2006; Bredekamp y Copple, 1997; Katz y McClellan, 1997. Variaciones culturales Las personas muestran variaciones en sus ideas, en sus valores y sus conductas respecto a: • La forma en cómo los individuos se relacionan entre sí • La manera en cómo conciben el tiempo y el espacio personal • Qué rasgos de la personalidad se aprecian más • Conceptos fundamentales de si somos buenos o malos por naturaleza • Cómo mostrar respeto • Cómo interactuar con conocidos, lo mismo con aquellos a quienes acabamos de conocer • Cómo vestir • Qué y cuándo comer • Formas de expresar los sentimientos positivos y negativos • Cuándo, cómo y con quién son apropiados o no el afecto, la ira, la resistencia y otras emociones • Qué puede compartirse y en qué medida • En qué forma los individuos pueden tocarse entre ellos • Qué puede y qué no puede comunicarse de un modo directo • Cómo rendir culto • Cómo reaccionar a las transiciones y celebraciones de la vida Cuadro 1.4 Variaciones culturales. rable que no debe desperdiciarse; en otro grupo será visto como más fluido y menos urgente. Una subcultura quizá interpreta la conducta ruidosa de un niño como una señal positiva de exuberan- cia, mientras que para otra será descortés. De ese modo los macrosistemas definen en términos generales cómo se cree que debe tratarse al niño, lo que se les enseñará y las conductas y actitudes acordes a la competencia social. Pensando en los niños dentro del contexto Los microsistemas, mesosistemas, exosistemas y macrosistemas se combinan para generar un con- texto social global donde los niños se desarrollan y aprenden. Ninguno de ellos existe aislado de los restantes. Por ejemplo, aunque en la figura 1.3 los elementos de un macrosistema se representan como el anillo más externo, su influencia no se da sólo en los márgenes de la experiencia. Con el tiempo el impacto de creencias sociales, leyes, situación económica, convicciones religiosas y posi- ción política descienden al nivel del microsistema. Por ejemplo, la tolerancia de la violencia en los medios hace que penetre en el aula; los alumnos imitan los actos agresivos que ven en la televisión: fingen dispararse unos a otros o matan las muñecas con un golpe terrible. También el influjo de los microsistemas se siente en el macrosistema cuando, por ejemplo, una familia exige ciertos servicios de las empresas o estructuras de la comunidad que apoyen sus necesidades cambiantes. Dado que estos sistemas interactúan y ejercen un influjo mutuo, tengamos presente las siguientes ideas cuan- do trabajemos con niños, con su familia o con colegas. Muchos factores influyen en las ideas y en la conducta social del niño. Si procuramos ver el panorama general, será más fácil considerar las numerosas variables que repercuten en la conducta social. Por ejemplo, cuando Gerardo golpea a otro niño, posiblemente esté eno- jado, enfermo o no sepa cómo participar en el juego. Quizá vio a alguien valerse de la fuerza física para conseguir algo. Imita, pues, lo que vio. O tal vez simplemente ya se agotaron las estrategias. La capacidad de reaccionar ante este niño dependerá de que sepamos reconocer y sortear esta clase de factores. La comunicación entre microsistemas favorece la competencia social. Cuando existe comunicación entre los ámbitos que conforman un mesosistema, los integrantes de un microsistema comprenden más cabalmente al niño y las circunstancias que rodean su conducta social. Entonces podrán coordinar los esfuerzos a fin de que el niño tenga
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