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INSTITUTO DE ESTUDIOS UNIVERSITARIOS
LICENCIATURA EN LITERATURA Y LENGUA 
LITERATURA EUROPEA MEDIEVAL
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE N°2
ENSAYO DEL POEMA DE MÍO CID
Tamara Vargas Coronado 132271 LL55
Maestra: Berenice Zavala Salazar
Cloete, Sabinas, Coahuila, México. A 14 de febrero de 2021
ENSAYO DEL POEMA DE MÍO CID
INTRODUCCIÓN: 
A lo largo de este ensayo se verán el contexto histórico, político y las diversas características literarias del poema de Mío Cid y del Amadís de Gaula, y para poder comprender los temas a tratar hay que entender que, la literatura medieval española se caracterizó por la combinación y la convivencia de distintas culturas: la grecolatina, de la que perduraban costumbres y tradiciones de cuando formaban parte del Imperio romano; la visigoda, que fue el principal pueblo bárbaro que se asentó en los territorios hispanos hacia finales del siglo V; la judía, que desde la época del Imperio romano mantenía una importante actividad comercial en España, por lo que tuvieron importantes grupos sociales en ese territorio; y finalmente la cultura árabe, que durante el siglo VII inició un movimiento de conquista religiosa por algunas regiones de Europa y se asentó cerca de quinientos años en la zona sur de España. La literatura en España comenzó en la Baja Edad Media, durante el siglo XIII, cuando el idioma castellano comenzó a representarse en lengua escrita; esto ocurrió gracias a la participación del rey Alfonso X de Castilla, El Sabio, quien fundó una escuela de traductores en la que además de traducir textos al latín, traducían también al castellano, con lo que comenzaron un acervo literario que en poco tiempo tendría obras propias, escritas por autores españoles. Los primeros textos de origen árabe que influyeron en la literatura en castellano eran conocidos como moaxajas y jarchas. Las moaxajas son composiciones líricas de origen árabe que generalmente exponían una temática amorosa, las cuales fueron llevadas a España durante la invasión religiosa musulmana. Dentro de las moaxajas surge otra forma poética denominada jarcha, la cual aparecía en distintas partes de la moaxaja, pues podía ser una introducción, un estribillo o la conclusión del poema. Las características principales de las jarchas son tres: el idioma de composición, la voz del “yo” lírico y la temática del poema. Si bien las jarchas no son consideradas del todo como parte de la literatura medieval española, éstas se encuentran emparentadas con otro tipo de lírica popular, denominada “cantiga de amigo” las cuales son composiciones poéticas cantadas, escritas en lengua gallegoportuguesa, que contenían varias de las características de las jarchas, por lo que se cree que provienen de un origen común. El término romance hacía referencia, en un principio, a cualquier manifestación escrita en una lengua distinta al latín clásico, es decir en una lengua romance, por lo que posteriormente se le quedó ese nombre a las composiciones poéticas, escritas o cantadas, que tenían por tema a las tradiciones, leyendas, crónicas o relatos populares. 
DESARROLLO: 
La Edad Media constituye el período histórico que se extiende desde la caída del imperio romano (476 d.J.C.) hasta la toma de Constantinopla por los turcos (29 de mayo de 1453). Esta rápida definición incluye en sí misma cuán específico y, también, cuán inexacto es su nombre. En efecto, los intelectuales renacentistas se encargaron de dar a casi un milenio de historia tan desafortunado nombre, haciendo referencia a que era un período situado entre el esplendor de las culturas clásicas y el nuevo período que las tomaba como inspiración. El Renacimiento dejaba a la Edad Media como un período oscuro. Pero, más allá de motivaciones ideológicas, las fechas que comprenden el amanecer y ocaso de esta época hacen referencia a acontecimientos puramente europeos o, si se quiere, euroasiáticos, en cuanto que tanto la caída de Roma como la de Constantinopla tuvo como artífices a hombres venidos del Este (tanto bárbaros como musulmanes) y, obviamente, ambos momentos tuvieron una importante repercusión en ambos continentes. Es por ello que nadie entiende la existencia de una Edad Media en la América precolombina, ni en los países de la actual Oceanía o en el África negra. En este último caso, su contacto con el medievo radica únicamente en aquellas regiones islámicas que estuvieron en convivencia o conflicto con los países donde se dio la Edad Media tal y como la concebimos. El medievo, como tal, es un momento histórico euroasiático, mientras que las otras culturas se mantenían aisladas, a su propio ritmo, hasta la llegada de descubridores y conquistadores. De hecho, sólo a partir de la llegada de los descubridores podemos conocer con cierta precisión la historia de estos pueblos, y en muchas ocasiones, desgraciadamente, la historia de su final o su corrupción, pues la llegada del hombre blanco, inevitablemente, alteraba el natural desarrollo de las culturas autóctonas. Es gracias a la arqueología que un buen número de datos sobre aquellos pueblos ven de nuevo la luz para, en más de una ocasión, sorprendernos de mil maneras, bien por su refinamiento artístico, bien por su grado de desarrollo técnico-científico, o en cualquier aspecto que pueda resultar fundamental para el feliz desarrollo de una civilización. Si hacemos referencia al mundo en la Edad Media, la arqueología es más necesaria conforme nos alejamos del contexto euroasiático. En efecto, la cultura del medievo nos dejó un buen número de datos recogidos de diversas maneras: en su arquitectura, sus manuscritos, sus artes... Pero las culturas más alejadas, en grados de desarrollo más primitivos que el medieval, sufrieron una degradación en cierto modo comparable al de las ruinas que hoy conservamos de las culturas clásicas. 
En resumen, la arqueología resulta fundamental no sólo para comprender épocas alejadas en el tiempo, sino también en el espacio. Por lo que el recorrido que ahora se inicia por el mundo entre los siglos IX y XIII d. J. C. se realizará desde los países más remotos para, posteriormente, ir aproximándonos a Europa y Asia. Por desgracia, la ingente cantidad de culturas que poblaron ya por aquel entonces el globo harían necesario un trabajo que se alejaría de nuestro propósito, que no es otro que ofrecer una visión ilustrativa y, por tanto, general, de los pueblos de aquellos siglos, haremos referencia únicamente a las culturas más importantes y representativas.
El Cantar o Poema de Mío Cid pertenece al género literario de la gesta, que se considera como una variación de la épica francesa o de las leyendas de guerra germánicas. Su contenido cumplía con el objetivo de informar acerca de los acontecimientos heroicos y guerreros de la sociedad contemporánea, que adicionalmente eran magnificados con pasajes grandilocuentes y anécdotas curiosas que de cierta forma ficcionalizaban las características de los personajes y las batallas, lo que provocaba que se alejaran de la objetividad histórica y se acercaran al género de las leyendas; aunque la historia del Cid manifiesta una estética realista que se apega más a las crónicas de los acontecimientos históricos. El Poema de Mío Cid es el único cantar de gesta español que se conserva, a pesar de que se tienen referencias de que existieron algunos otros.
El Poema de Mío Cid aborda la historia de los últimos años de vida del caballero y noble español Rodrigo Díaz de Vivar, mejor conocido como el Cid Campeador, sobrenombre que recibió por sus habilidades en combate a campo abierto, y que nació en Vivar hacia el año 1048 y murió en Valencia en 1099. La importancia histórica del personaje radica en haber participado en la reunificación de los reinos pertenecientes a Fernando I de León, que luego de su muerte fueron repartidos entre sus hijos: Sancho, que gobernaba Castilla, Alfonso en León y García en Galicia. El Cid combatió en principio para el rey Sancho II y a la muerte de éste se pasóal lado de Alfonso VI, que a la postre se convirtió en el gobernante que unifica los tres reinos. Mientras se encontraba al servicio del rey Alfonso VI, ocurrieron diferentes conflictos entre El Cid y el rey, ocasionados por las alianzas políticas de Alfonso VI con los gobernantes moros que ocupaban el sur de España. Dichos conflictos provocaron el destierro del Cid en dos ocasiones; sin embargo, el caudillo español logró solventarlos con sus hazañas militares, principalmente la última, que fue la conquista de la ciudad de Valencia del dominio moro. 
El Poema de Mío Cid, aborda el periodo desde su segundo destierro hasta los preparativos de las bodas de sus hijas, que en la vida histórica del personaje se producen poco antes de su muerte (Shimose, 2017). En relación con su composición y estructura, el Poema de Mío Cid se compone de tres cantares que en total contienen 3735 versos divididos en dos hemistiquios por una cesura, la mayoría de los versos oscilan entre las catorce y las dieciséis sílabas, aunque existen varios versos con métrica irregular.
Si bien los versos no presentan una rima consonante, sino asonantada, éstos poseen la característica de la fórmula repetitiva, una forma de epíteto que sirvió a los juglares como herramienta mnemotécnica y rítmica, puesto que cada determinado número de versos se presentaba alguna, las más conocidas son: “Mío Cid el Campeador, el que en buena hora ciñó espada”, “El que en buena hora nació” y “Noble Cid el Campeador, si tuviese buen señor”, y otras variantes que refieren a los mismos adjetivos. 
El primer cantar aborda el destierro del Cid y el resguardo de su esposa e hijas, antes de iniciar su marcha de reconquista por tierras no cristianas, donde recupera las ciudades de Castejón y Alcocer, y derrota en la batalla de Tébar al conde Don Remont. Del botín que obtiene en cada una de las batallas, El Cid envía la quinta parte al rey, como muestra de fidelidad y en la búsqueda del perdón real. 
En el segundo canto, El Cid toma la ciudad de Valencia y consigue el perdón del rey, quien le pide además que acepte a los infantes de Carrión como esposos de sus hijas, doña Elvira y doña Sol, a lo que El Cid accede, aunque con ciertas reservas, pues desconfía de los infantes; las bodas se llevan a cabo y la celebración dura quince días. 
En el tercer canto, los infantes de Carrión son expuestos como cobardes y El Cid se burla de ellos, por lo que deciden pagar su humillación vejando y lastimando a sus esposas, las hijas del Cid, que al darse cuenta de la deshonra de los infantes pide justicia al rey, quien al enterarse lleva a cabo un juicio en el que los infantes se enfrentan en batalla singular a los representantes del Cid, sus dos mejores generales. Los representantes del Cid vencen y dan muerte a los infantes de Carrión, se anulan los matrimonios y se preparan nuevas bodas para las hijas del Cid, pero en este caso con los príncipes de Navarra y Aragón, con lo que la honra del Cid queda restaurada (Shimose, 2017). 
El Poema de Mío Cid plantea dos tipos de interpretaciones: la literaria y política. En la interpretación literaria se presenta el modelo idealizado del héroe del pueblo, que, gracias a su destreza militar, valor y humildad alcanzó el favor del rey y consiguió por méritos propios que uno de sus descendientes se convirtiera en rey; esta interpretación se mantiene al considerar que la nobleza del Cid era de las más bajas, la de un infanzón o segundón de su propia familia, por lo que en tal condición logró un lazo de empatía e identificación muy fuerte con el pueblo llano. Por otra parte, la interpretación política ubica al Cid como un noble de gran importancia, al que la historia le reconoce su fidelidad, inteligencia y constancia para con su rey, pues alcanzó tanto poder político que hubiera podido tomar él mismo el trono de Alfonso VI; sin embargo, la figura del Cid quedó como la del gran caudillo del pueblo español cuyo principal interés fue el de liberar a España de los invasores moros. 
En cuanto a la obra del Amadís de Gaula, su primera característica es la indeterminación de su autoría, pues a finales del siglo XV aparece una edición definitiva, compuesta por cuatro libros, de los cuales el autor del último es Garci Rodríguez de Montalvo, que declaró haber escrito el último libro y llevado a cabo la edición del tercero, puesto que la obra del Amadís se conocía desde mediados del siglo XIV, sin que se supiera con certeza el nombre de su autor, por lo que continúa como anónima. En relación con el argumento, en el primer libro se relatan los orígenes de Amadís, quien es hijo de dos príncipes importantes, que a la postre se convertirán en rey y reina, pero que en el momento de su concepción y nacimiento no podían estar juntos, por lo que Amadís es abandonado en una cesta en el río y criado por un escudero que lo entrena en el uso de las armas. El joven crece como un fuerte y valiente guerrero, que como resultado de una de sus aventuras es armado caballero por su propio padre, que aún desconoce su identidad; posteriormente Amadís conoce a Oriana, una bella y virtuosa princesa que se convierte en su amada, y a la cual rescata constantemente de múltiples peligros. 
En uno de sus reencuentros Amadís y Oriana consuman su amor y conciben a un hijo, que nacerá en el libro tres. En el libro dos, Amadís y sus leales hombres se ven envueltos en engaños, provocados por una hechicera cambia rostros y son exiliados a tierras lejanas; del mismo modo, le comunican a Oriana de una presunta infidelidad de Amadís y decide terminar con él. En el libro tercero, Oriana da a luz al hijo de Amadís, Esplandián, que se convertirá en el continuador de las aventuras de su padre; mientras que Oriana se da cuenta del error que cometió y perdona a Amadís, mientras que éste se enfrenta a diversas aventuras. En el libro cuarto, Amadís se enfrenta a una guerra por recuperar el reino de su futuro suegro, su hijo Esplandían crece y se convierte en caballero, y ambos reconquistan el reino, que a partir de ese momento gobernarán Amadís y Oriana, que contraen matrimonio (Shimose, 2017). Si bien no se puede precisar qué obra dio inicio al género caballeresco, se puede afirmar que las tradiciones literarias caballerescas de todos los países compartieron estructuras similares, cuando no idénticas, al argumento del Amadís. En el caso particular de España, los libros o novelas de caballerías fueron uno de los géneros más populares y difundidos durante la Baja Edad Media, ya que se publicaron por casi doscientos años, y se conservan más de setenta títulos y sagas literarias, algunas relacionadas argumentalmente al Amadís, como lo fueron Las Sergas de Esplandián, otras que se convirtieron en epígonos famosos, como las sagas de los Palmerines, y otras que fueron copias burdas o traducciones a distintos idiomas de las obras originales. 
Como se mencionó anteriormente, al Cid en cuanto a la política se le tiene ubicado como un noble de gran importancia, al que la historia le reconoce su fidelidad, inteligencia y constancia para con su rey, ya que alcanzó demasiado poder político que hubiera podido tomar él mismo el trono de Alfonso VI; sin embargo, la figura del Cid quedó como la del gran caudillo del pueblo español cuyo principal interés fue el de liberar a España de los invasores moros. En el Cid se reflejan las más nobles cualidades del pueblo que le hizo su héroe: el amor a la familia, que anima la ejecución hasta de las más altas y absorbentes empresas; la fidelidad inquebrantable; la generosidad magnánima y altanera aun para con el Rey; la intensidad del sentimiento y la leal sobriedad de la expresión. De los poemas nacionales de la literatura universal es el que relata acontecimientos más cercanos a la fecha de su creación. Se trata de un personaje heroico, pero nunca fantástico al que apoyan la veracidad histórica y la exactitud geográfica y topográfica. Es un caballero cristiano vital en su época al que la historia recuerda gracias a la literatura. 
CONCLUSIÓN 
Las conclusiones que hesacado a cerca de este trabajo han sido que el Cid fue un héroe Español, aunque no se sabe con certeza si es una historia ficticia o real. El cantar de Mio Cid es la obra de literatura española mas importante que se ha escrito hasta el momento, esta es proveniente de la historia oral, cuya vitalidad era mucho mayor en el siglo XII de lo que hoy se podría pensar. Todavía en 1270, los colaboradores de la Historia de España de Alfonso X, el Sabio manejaban información obtenida de noticias orales sobre la época del Cid.
REFERENCIAS:
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Monsalvo Antón, J. (2014). Historia de la España Medieval. Salamanca: Ediciones
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Shimose, P. (2017). Literatura española: el medievo. Madrid: Firmas Press. Recuperado
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Figueras, A. M. (2014, 31 julio). Cid «Campeador»: ese agente doble que luchó a favor y en contra de moros y cristianos. abc. https://www.abc.es/historia-militar/20130412/abci-campeador-agente-doble-lucho-201304091749.html
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