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RELACIÓN MEDICO-PACIENTE GUIA (1) (1)

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UNIVERSIDAD DE CARABOBO 
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD 
ESCUELA DE SALUD PÚBLICA Y 
DESARROLLO SOCIAL 
DEPARTAMENTO DE SALUD MENTAL 
CARRERA: MEDICINA 
ASIGNATURA: PSICOLOGIA MEDICA PS0235 
 
 
 
PROFESOR RESPONSABLE: CARMEN TELLERIA 
TEMA 5: RELACIÓN MEDICO-PACIENTE 
Para la Dra. Olivia Chavez, la Medicina más que una ciencia es un arte, 
su enfoque debe ser el paciente y su objetivo continuo, el bienestar del mismo. 
En la relación médico-paciente (M-P) se distinguen tres aspectos 
fundamentales: 
- El aspecto biológico, que representa la situación clínica del paciente, 
todos los síntomas y signos que se deben obtener del enfermo para 
poder establecer un diagnóstico acertado, así como el tratamiento 
adecuado para contribuir al alivio y/o curación de los síntomas por los 
cuales el enfermo acudió a la consulta médica. 
- El aspecto humano, que se refiere a los síntomas propios de la 
esencia del hombre: angustia, temores, etc; los cuales deben 
también ser identificados y tomados en cuenta por el médico, ya que 
muchas veces contribuyen a enmascarar u ocultar otros síntomas 
orgánicos. 
- El aspecto psicológico, donde el médico debe respetar, comprender y 
darle al paciente las explicaciones necesarias, sin dar nada por 
supuesto; ya que muchas cosas que el médico puede considerar 
obvias, para el enfermo puede no serlo. Así como también debe 
colaborar en la toma de decisiones, enseñando al paciente a 
enfrentarse con la nueva situación que representa su enfermedad, 
identificando causas, enumerando posibles soluciones y 
estableciendo opciones fáciles. Una vez que el paciente profundiza 
sobre el conocimiento de una nueva situación, hay que ayudarle a 
encontrar una razón por la que vivir, morir o debatirse incluso entre 
ambas. 
Teniendo presente estos tres elementos, el médico es la persona 
directamente responsable de que se mantenga ese trato cálido, solidario y 
personalizado con el paciente, como ser único, irrepetible e invalorable, el cual 
espera no solo la ayuda profesional, sino también que se les escuche, se les 
comprenda y se les informe haciéndoles participes de su propio estado de 
salud. 
La Relación Médico-Paciente es una relación individuo a individuo, 
definiendo al paciente como aquella persona que sufre y que pide ayuda, y al 
médico como aquella persona, que aunque sufra o no sufra, pretende darla. 
¿Cuál es la clave de la relación M-P? En primer lugar comprender que 
hay una parte del paciente que está enferma, mientras que la otra siempre está 
sana. En segundo lugar, comprender que tanto el médico como el paciente 
tienen un inconsciente que determina su conducta, y en tercer lugar, que el 
paciente pone en manos del médico su vida. 
La acción que ejerce el médico, puede ser preventiva o curativa, pero la 
vida médica desde el punto de vista científico, ha hecho que muchos médicos 
se dediquen a la investigación y se alejen del paradigma de la relación personal 
con el paciente, para abocarse a los conocimientos de la ciencia física y la 
ciencia química, cuya suma es la base de la tecnología médica. La prevención 
en medicina, se ejerce como una extensión de la relación M-P, porque para 
prevenir es necesario salirse de la individualidad y entrar dentro de la 
comunidad donde está inmerso el paciente. Con respecto a la curación se 
plantea el problema de lo que hay que curar, y desde el punto de vista del arte 
medico lo que hay que curar es a un enfermo, mientras que desde el punto de 
vista de la ciencia médica lo que hay que estudiar es una enfermedad. Para 
Rísquez (2004), esto establece dos vertientes del rol del médico, una que se 
refiere a abordar la enfermedad como forma, a la enfermedad como 
investigación, a la enfermedad como sistematización y hace del médico un ser 
racionalista; y otra en la que aborda al enfermo, observando los fenómenos de 
su realidad y convirtiéndose en un médico empirista. 
La relación Médico-Paciente puede variar de acuerdo a la reversibilidad 
o irreversibilidad de la enfermedad del individuo. Las enfermedades se pueden 
clasificar como agudas por su intensidad o crónicas por su duración; leves por 
su lejanía con la muerte o graves por el contrario; somáticas por que presentan 
síntomas físicos obvios; y psíquicas, porque provienen de la pérdida del 
dominio de la conciencia. 
La enfermedad es una entidad nosológica que puede ser interpretada de 
varias formas: 
- Como sorpresa: el accidente es el más antiguo compromiso del 
médico por su inmediatez y objetividad, lo cual presenta al agente 
afuera y al doliente adentro, generando una observación exacta, una 
espera corta y una acción técnica, cuyo modelo de relación sería el 
campo de la cirugía. 
- Como gasto: aquí el vector se inclina hacia la calidad del doliente y 
en general a la terapéutica de paliación. Requiere de la esperanza 
más que de la espera. 
- Como desacato: implica una adaptación del organismo a su entorno y 
produce desde las reglas simples del higienista hasta las 
intervenciones sociales más complicadas del oficial de Salud Pública. 
- Como destino: hace volcar el entendimiento del médico a ponderar lo 
genético hereditario, con lo circunstancial y lo de afuera (entorno, 
religión, etc.). 
Para Letamendi (cp Risquez, 2004), la relación Médico-Paciente puede 
estar determinada por la meriatría y la pantiatría; donde Meriatros se refiere al 
médico que se ocupa de una parte, y Pantiatros a aquel médico que se ocupa 
de todo. En este sentido la Meriatría, es la historia de la medicina tecnológica 
del siglo XX, la incursión en la especialidad, mientras que por el contrario el 
pantiatros, es el médico holista, gestaltiano, integrador, quien se centra en la 
observación de lo peculiar en el individuo, de lo variable de la enfermedad, de 
lo dinámico en la interioridad. Para este último, el hombre enfermo es el objeto 
y fin de la medicina. 
Si analizamos la convergencia de ambos conceptos, se puede ver que 
en los exámenes complementarios esta la especialidad, en la anamnesis esta 
la biopatografía, y en la praxis está, por un lado el examen físico, y por el otro 
lado el examen mental. 
En la relación Médico-Paciente, se establece un vinculo, existe una 
conexión, cuando la relación entre el médico y el paciente no es solamente 
sistemática, no es solamente científica, no es solamente tecnológica sino que 
es empirista, anecdótica, individualista. Por lo tanto, el vínculo es un lazo que 
une indisolublemente al médico con su paciente. Este vinculo no solo se crea 
con el paciente sino también con su familia. 
Para el Dr. Riquez, el médico debe tener tres características 
fundamentales: 
- Una ecuación personal: la cual diferencia a un hombre de otro. Se 
refiere a las características de personalidad del individuo, introversión 
(individuos que dependen del sujeto) o extroversión (individuos que 
dependen del objeto), intuitivo o perceptivo, intelectivo o afectivo. El 
médico debe conocer su ecuación personal, ya que esta es básica en 
la relación M-P. 
Esta ecuación personal del médico, no cobra sentido sino dentro de una 
situación determinada: no se constituye como tal dentro del campo de la 
medicina sino en la relación con el enfermo y su familia. Bloom distingue tres 
modelos básicos: a) Actividad-Pasividad, b) Guía-Cooperación, y c) Asociación-
Participación. Donde en el último modelo, se le dará al enfermo un asiento que 
en comodidad y elevación sea por lo menos igual al del médico. 
- Un rango terapéutico: que se refiere a la capacidad de proyección del 
terapeuta en un momento dado. 
- Un tono terapéutico: es la manera particular que tiene el terapeuta 
para ponerse en contacto con el inconsciente del enfermo, eludiendo 
sutilmente las defensas de este último. El tono terapéutico se basa 
primero en la comunicación, donde el habla representa el 10% (en 
ciertos casos hasta el 20%), mientras que el lenguajecorporal 
representa entre el 80% y 90%. Es necesario observar el leguaje 
corporal, los gestos del enfermo que busca ayuda y evitar usar un 
lenguaje técnico que sea difícil de comprender por el paciente. La 
comunicación en la relación M-P transita entre el espectro de la 
autoridad y la confianza, donde la manera en la que el médico se 
expresa y su actitud ejercerán una gran influencia en la impresión del 
paciente y en la relación que se establecerá entre ambos. 
La comunicación entre el médico y el paciente, puede darse desde 
diferentes paradigmas: una comunicación entre adulto y adulto, que 
sería la ideal en la relación médico-paciente; adulto a niño, donde el 
médico trata al paciente como un niño; comunicación de niño a niño, 
que es la que se da con mayor frecuencia en la emergencia de todos 
los hospitales; la más trágica de todas las relaciones vistas en el 
sentido de la comunicación es la relación niño-adulto. 
Es importante considerar que los pacientes frecuentemente van en 
compañía de algún familiar, en este caso, es oportuno tener una entrevista a 
solas con el paciente, sobre todo en el caso de los adolescentes y los 
conyugues. 
TRANSFERENCIA Y CONTRATRANSFERENCIA 
Cuando el médico es visto por el paciente como una imagen de 
autoridad, puede simbolizar su figura paterna o materna, y cuando es visto con 
imagen de confianza, puede simbolizar su papá bueno o su mamá buena, pero 
siempre existe una transferencia. Así como también una contratransferencia, el 
médico también puede ver en su paciente a su papá bueno o mamá buena, 
dependiendo. 
La transferencia se refiere a la repetición de prototipos de la vida 
pasada, sobre todo de la infancia, vividos con un marcado sentimiento de 
individualidad. Mientras que la contratransferencia, es el conjunto de 
reacciones inconscientes del médico hacia la persona del paciente. Es 
importante considerar que los sentimientos del paciente puede generar alguna 
clase de eco en el médico, sin embargo, este debe manejar y controlar la 
contratransferencia, sobre todo si es negativa. 
MODALIDADES DE LA RELACIÓN MÉDICO PACIENTE 
El tipo de relación médico-paciente va cambiando en función de factores 
tales como la concepción de la enfermedad que en cada momento tenga la 
medicina o el tipo de asistencia que se dispensa a los pacientes. En segundo 
lugar existe una serie de factores, como el tipo de enfermedad de que se trate, 
el grado posible de participación del enfermo, el tipo de ejercicio profesional del 
médico (generalista, especialista), el tipo de asistencia (pública o privada) o la 
personalidad de los participantes, que condicionan distintos tipos de relación 
entre el médico y el paciente. 
Hollender distingue diversas modalidades de relación médico-paciente: 
Profesional Paciente Situación Prototipo 
Actividad Pasividad Intervención quirúrgica, 
coma, agitación, urgencias 
Madre-Lactante 
Dirección Cooperación Enfermos Agudos Padres-Hijos 
Participación mutua y recíproca Enfermedad Crónica Adulto-Adulto 
 
 Si tomamos en cuenta el eje actividad-pasividad, considerando la 
dinámica de la relación que se establece entre el médico y el enfermo, así 
como su situación y el prototipo al que da lugar, nos encontraríamos tres 
modalidades: 
1.- Aquella en la que el protagonismo recae casi por completo en el médico, 
actuando el paciente de forma totalmente pasiva, se da esta circunstancia en 
situaciones tales como: intervenciones quirúrgicas, estados graves que 
requieren asistencia urgente, estado de agitación o de coma, etc. El prototipo 
de esta relación sería el de Madre-Lactante. 
2.- El médico lleva la dirección y el paciente coopera en la comunicación. Se 
suele dar en las enfermedades agudas, y su prototipo es la relación que se 
establece entre Padres e Hijos. 
3.- Relación de participación mutua, que se daría en las enfermedades crónicas 
y en las fases postoperatorias y postraumáticas. El prototipo de relación sería: 
Adulto-Adulto. 
 Por su parte, Tatossian establece cuatro modalidades de relación 
médico-paciente, teniendo en cuenta las distintas concepciones del médico y 
paciente acerca de los motivos, los valores, las decisiones y los objetivos de la 
relación (ver tabla): 
 Paternalista Informativo Interpretativo Deliberativo 
Valores del 
Paciente 
Objetivos 
compartidos por el 
médico y el 
paciente 
Definidos, fijos, 
conocidos por 
el paciente 
Poco definidos y 
conflictivos, 
necesitados de 
aclaración 
Abiertos a 
discusión y 
revisión a 
través de un 
debate moral 
Obligaciones 
el médico 
Promover el 
bienestar del 
paciente 
independientemente 
de las preferencias 
de este. 
Dar información 
relevante y 
realizar la 
intervención 
elegida por el 
paciente 
Determinar e 
interpretar los 
valores del 
paciente más 
importantes, 
informar y 
realizar la 
intervención 
elegida por el 
paciente 
Estructurar y 
persuadir al 
paciente de que 
ciertos valores 
son los más 
adecuados, 
informarle y 
realizar la 
intervención 
elegida por el 
 
Modelo Paternalista 
Los médicos utilizan sus conocimientos para determinar la situación 
clínica del paciente y elegir que pruebas diagnósticas y que tratamientos son 
los más adecuados para restablecer la salud del paciente. El medico 
selecciona la información que ofrece al paciente y éste consciente en la 
intervención; incluso podría llegar a informar de forma autoritaria durante la 
intervención. Este modelo presupone la existencia de un modelo objetivo que 
sirve para determinar que es lo mejor para el paciente sin que sea necesaria su 
participación. El médico antepone la salud del paciente y su bienestar a su 
capacidad de elección y autonomía. El médico también tiene una serie de 
obligaciones que cumplir, como tutor del paciente, entre ellas poner los 
intereses del paciente por encima de los suyos o pedir opinión a otros médicos 
cuando sus conocimientos no basten para establecer un diagnóstico o un 
tratamiento adecuado. 
Modelo Informativo 
En este modelo el objetivo de la relación es proporcionarle al paciente 
toda la información relevante para que este pueda elegir la intervención que 
desee. El médico ofrece detalladamente la información acerca del diagnostico o 
posible diagnostico, las posibilidades terapéuticas, los riesgos y los beneficios 
consiguientes, las probabilidades a favor o en contra de los procesos que se 
establezcan. El paciente dispondrá de toda la información y deberá seleccionar 
la que crea más conveniente. En este modelo no hay lugar para valores y 
opiniones del médico, ni para que el médico comprenda los valores del 
paciente, los enjuicie o los contraste. Se concibe la autonomía del paciente 
como el control sobre la toma de decisiones médicas. 
Modelo Interpretativo 
El objetivo es determinar los valores del paciente y lo que esté realmente 
desea, y ayudarle a elegir, de entre todas las intervenciones posibles, las que 
mejor se acomoden a sus valores. Al igual que en el modelo informativo, el 
médico informa al paciente acerca de los riesgos o beneficios de cada acción 
posible y también le ayuda a esclarecer los valores que mejor se adapten a la 
intervención. El médico actúa como un consejero, nunca juzga los valores del 
paciente, pero le ayuda a comprenderlos. Es tarea del médico tratar de 
esclarecerlos y articularlos de forma coherente. El médico no impone sus 
opiniones, y el paciente es quien finalmente toma las decisiones ajustándolas a 
sus pretensiones. 
Modelo Deliberativo 
El objetivo de este modelo es que el paciente determine, de entre todos 
los valores relacionados con la salud, aquellos que son los mejores. El médico 
debe suministrar la información acerca de la situación clínica del paciente y 
ayudarle a dilucidar cuales serían los valores adecuados para las distintas 
opciones posibles. El médico debe tratar de explicar que valores relacionadoscon la salud son los que más peso tienen y, por tanto, ayudar al paciente para 
que pueda conseguirlos; comprometiendo al paciente a un dialogo y a una 
deliberación acerca de qué tipo de actuación será mejor. El médico indica lo 
que el paciente podría hacer, pero no solo se limita a esto, sino que, 
conociendo al paciente y deseando lo mejor para él, le sugiere que debería 
hacer, que decisión sería la más adecuada tomar. La acción del médico debe 
ser una acción moral, no coactiva: el paciente es el que finalmente decide, 
pues está capacitado para reflexionar, analizar y escoger, a través del dialogo 
con el médico, aquellos valores relacionados con la salud que mejor se 
adecuen a su situación. 
ROL DEL MÉDICO 
El médico en su relación con el paciente debe mantener un equilibrio 
entre la proximidad interpersonal y un respetuoso distanciamiento. Es 
aconsejable evitar los recursos de compadreo o el colocarse al mismo nivel del 
enfermo, identificarse absolutamente con sus puntos de vista o hacerles 
confidencias. Se debe evitar proyectar en el paciente situaciones vividas por el 
médico. 
Es importante respetar la intimidad del paciente, evitar manipulaciones 
encaminadas a influir en sus planteamientos ideológicos. El médico debe 
mantener siempre una actitud comprensiva y de ayuda, al margen de 
sentimientos personales de rechazo. En caso que el paciente reacciones con 
rechazo hacia el médico en un primer momento, éste debe responder de forma 
amable, cordial y comprensiva, para intentar mejorar la relación y hacerla 
idónea. 
El médico debe ser empático con su paciente, ponerse en el lugar del 
enfermo, pero debe evitar participar directamente en el dolor o sufrimiento del 
mismo. Ponerse en el lugar del enfermo no implica demostrar que se padece 
con el enfermo, para eso están sus familiares y amigos, ya que una actitud de 
este tipo limitaría la efectividad y tendría consecuencias negativas sobre el 
paciente; el médico más bien debe mostrarse ecuánime, seguro, optimista y 
equilibrado emocionalmente. 
Es necesario evitar recriminar al paciente o hacerlo sentir culpable por 
su estado actual. Tener prudencia y tener en cuenta la forma y el momento que 
resulte idóneo, además de las características de personalidad del paciente, a la 
hora de tener que comunicarle a él y/o sus familiares el diagnóstico de una 
enfermedad incurable y/o previsiblemente mortal. 
El médico debe evitar sentimientos de culpa o frustración por las 
limitaciones de la medicina para curar o salvar a uno de sus pacientes. 
 
ROL DEL PACIENTE 
El paciente normalmente llega a consulta nervioso por las expectativas 
en cuanto a su enfermedad, la gravedad del diagnostico, el pronóstico y el tipo 
de tratamiento que amerita. Se debe explicar al paciente y despejar sus dudas, 
ubicándose en el nivel cultural del mismo, utilizar un lenguaje sin abuso de 
términos técnicos; prestando atención y un tiempo razonable a la finalidad que 
persigue el tratamiento, además de los posibles efectos colaterales o 
secundarios que puede tener. 
Muchas veces el paciente esta angustiado por cómo debe expresarse 
para no confundir al médico, incluso algunos llevan apuntados los síntomas en 
un papel para no olvidarse de relatar ninguno y facilitarle la tarea al médico. El 
médico debe escuchar pacientemente, así favorece la canalización adecuada 
de la angustia del paciente, pues este se siente atendido, escuchado y 
comprendido. No se debe interrumpir al paciente hasta que se haya expresado 
para luego formular las preguntas de interés desde el punto de vista clínico. 
La confidencialidad es imprescindible en esta interrelación. Es 
conveniente hacerle saber al paciente que el médico está obligado a guardar el 
“secreto médico”, tranquilizando al paciente y eliminando posibles obstáculos 
para el diagnóstico certero. El médico debe recordar la posibilidad de que 
terceras personas tengan acceso al registro médico (historia clínica), por lo cual 
es conveniente registrar información confidencial de cierta relevancia cuando 
esto resulte imprescindible para el beneficio de la salud del enfermo. 
En ocasiones el enfermo puede mentir u ocultar la verdad, a veces por 
vergüenza, por evitar el reproche por parte del galeno o simplemente como 
mecanismo psicológico de defensa. No es conveniente entonces descubrirle 
abiertamente, aún ante la sospecha el médico debe ser cordial, preguntar con 
naturalidad pero asomando a la sospecha, sin autoritarismo ni reproches; 
siempre haciéndolo a entender la importancia de la verdad para el diagnóstico 
y evaluación de la terapia indicada. 
LA ENTREVISTA MÉDICA 
Es un instrumento imprescindible de la práctica médica, indispensable 
para realizar la historia clínica y las exploraciones subsecuentes, además de 
ser el medio para establecer una relación médico-paciente adecuada, con 
especial atención a los factores humanos que favorezcan que el paciente se 
sienta comprendido y deposite su confianza en el medico, esto por sí solo, 
puede ocasionar un alivio de la sintomatología y un mejor pronóstico a más 
largo plazo. En esta el paciente elabora una primera impresión y opinión sobre 
el médico, la cual puede ser influida por la información previa recibida de otros 
pacientes que le han recomendado a ese médico o a esa institución sanitaria. 
 El enfermo analiza al médico, para reunir elementos de juicio sobre su 
capacidad profesional, su personalidad, su calidez, calidad humana y la forma 
como establece su relación terapéutica para algunos pacientes. Es probable 
que una buena relación médico-paciente sea la solución misma del motivo que 
le llevo a consulta, ya que el médico que sabe escuchar ya está ejerciendo una 
acción terapéutica, al interpretar adecuadamente los signos y síntomas que el 
enfermo refiere, que indaga y encuentra durante la exploración física, y 
expresarse de una forma que el paciente pueda comprender, sencilla , sincera 
y aliviando la carga emocional que trae el paciente consecuencia de la 
enfermedad que le aqueja, con seguridad abra logrado el alivio y el progresivo 
bienestar del paciente aun antes de iniciar terapia farmacológica alguna. 
Cuando se tiene un paciente con riego suicida, este debe sentirse 
cómodo relajado en un ambiente de naturalidad y confianza. No se bebe 
simular un interrogatorio y es preferible adaptarse todo lo posible a la 
secuencia con que el paciente nos refiere sus problemas con lo cual la 
conversación es más fluida, natural y espontánea. Emitir expresiones de 
reproche o actitudes de superioridad, pueden generar la impresión de 
encontrarse ante un juez y no delante de un medico cuya función es ayudarle y 
comprenderle. 
Se debe evitar la verticalidad , incluso en el mobiliario del consultorio 
para no transmitir al paciente la impresión de inferioridad , conseguir una 
temperatura agradable, un ambiente silencioso y evitar interrupciones 
inesperadas tanto del personal sanitario, auxiliar las llamadas telefónicas al 
móvil celular o al directo del consultorio, las llamadas telefónicas urgentes son 
probablemente inevitable pero aquí es conveniente explicar la circunstancia al 
paciente para justificar la interrupción por tratarse de una emergencia. En 
cuanto al interrogatorio el médico debe escuchar al paciente y ampliar detalles 
o formular preguntas sobre aspectos que varadamente pueden resultar 
relevantes. 
 
Bibliografía Consultada y Recomendada 
Aquilino Polaino. Manual de Bioética General. RIALP. 4ta Edición. Madrid. 
España. 2000. 
Chávez G. Olivia y Chávez G. Rafael. Hacia una mayor humanización de la 
Medicina: principios y valores éticos. Universidad de Carabobo, Valencia-
Venezuela (2001). 
Gallar. La Relación de Ayuda. En Promoción de la Salud. Págs. 43-174. ITP 
Paraninfo. 
Nieto M., Abad, M., Esteban, A., Tejerina, A. Psicología para Ciencias de la 
Salud. Mc Graw-Hill- Interamericana. PrimeraEdición en Español. España, 
1979. 
Rísquez Fernando. Diálogos con Médicos y Pacientes. Monte Ávila Editores 
Latinoamericana, Caracas, Venezuela. 2004. p 375-390. 
Solanes José. El campo de la psicología médica. Editorial ESPASANDE. 
Caracas (1984).

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