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CUIDADO CORPORAL RESPETUOSO DEL INFANTE

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¿CÓMO FAVORECER EL DESARROLLO Y APRENDIZAJE EN 
LOS MOMENTOS DE CUIDADO INFANTIL? 
Es a través del trato que los niños reciben en los momentos de cuidado infantil que 
van construyendo la percepción de sí mismos y aprendiendo a relacionarse con los 
otros. En la medida que esos momentos sean vividos de manera respetuosa, segura y 
placentera el niño construirá una percepción positiva de sí mismo y de los otros, 
aspecto fundamental para su desarrollo integral. 
SITUACIONES PARA BRINDAR UN CUIDADO CORPORAL 
RESPETUOSO 
Dentro de los cuidados corporales, hay cuatro situaciones muy importantes: 
Primera situación: cómo se sostiene al niño; cuando los adultos lo tienen en brazos: 
Es importante tener en cuenta que no sólo se sostiene con los brazos y el cuerpo, 
también la mirada, la palabra y nuestra actitud respetuosa y cariñosa sostienen a un 
niño. 
Para sostener bien a un niño es necesario que el adulto esté cómodo. Si se va a 
sostener al bebé en posición sentado, es recomendable que esté apoyado en una 
buena silla y use un almohadón para apoyar el brazo. 
Si el niño requiere estar en brazos, se le puede sostener sobre las rodillas para no 
impedirle ningún movimiento; así el niño puede tocar la mano y la cara del adulto y 
estar activo en todo aquello que le suceda. Es necesario que el cuerpo y la cabeza se 
encuentren bien sostenidos, para que esté tranquilo. 
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Segunda situación: cómo se levanta y acuesta a un niño: 
Si bien pueden existir múltiples maneras de tomar en brazos a un niño, se sugiere esta 
forma ya que ha sido largamente estudiada y probada por la Dra. Emmi Pikler y el 
Instituto que lleva su nombre en Budapest, quienes por casi 70 años vienen 
investigando las formas de tratar lo más respetuosamente posible a un niño desde que 
nace y durante los tres primeros años. 
De esta manera se permite que el niño mantenga el sentimiento de seguridad física, 
que se sienta protegido por el adulto que lo cuida. Es necesario que el cuerpo y la 
cabeza se encuentren bien sostenidos, para que esté tranquilo. 
Si se ejecutan movimientos teniendo en cuenta el movimiento de respuesta del niño, y 
si se modifican los gestos del adulto conforme a los que este va comunicando, se le 
otorga la posibilidad de participar cada vez más de las diversas acciones de cuidado. 
 
SECUENCIA SUGERIDA PARA LEVANTAR AL NIÑO 
 
1. Avisarle que lo vamos a levantar y colocar la mano 
derecha sobre el hombro derecho. Si la persona es zurda lo 
aprende también de esta forma. 
 
 
2. Colocar la mano izquierda en la nuca, levantando 
ligeramente su cabeza. 
 
 
3. La mano derecha con los dedos juntos como almohadita, 
se colocan bajo la cabeza del niño. 
4. El brazo izquierdo que estaba en la nuca se desliza como 
una pala con suavidad debajo de la espalda del niño hasta 
llegar a la altura de su cadera izquierda. 
 
5. Se levanta al niño. Puede sostenérsele con ambas manos 
 
 
 
 
 
6. O quedar la mano derecha libre para tomar otro objeto o realizar otra actividad. 
 
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SECUENCIA SUGERIDA PARA ACOSTAR AL NIÑO 
 
1. Se le avisa que se le acostará. El adulto acerca al niño 
al lugar donde lo va a acostar, inclinándose con suavidad. 
Primero se colocan los pies. 
 
 
 
 
2. La mano derecha sostiene la cabeza, mientras la 
izquierda se desliza subiendo por la espalda con 
suavidad 
 
 
 
 
3. Cuando la izquierda ha subido del todo, se coloca en 
la cabeza para luego dejarla con sumo cuidado sobre la 
superficie donde se le va a acostar. 
 
 
 
 
4. Ambas manos se retiran con delicadeza 
 
 
 
 
 
5. El niño queda acostado. 
 
 
 
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Tercera situación: Cómo se traslada el niño de un lugar a otro. Se le traslada de 
manera cercana, abrigadora y respetuosa. Es conveniente cargarlo con una tela, que 
de acuerdo a cada cultura toma un nombre particular. Por ejemplo, en algunas zonas 
andinas de nuestro país la llaman lliclla (o manta) y en otras zonas quepina o aguayo. 
Esta tela mide aproximadamente 1,20 metros por lado y permite trasladar al niño 
cuando se sale al exterior. Al anudarla en la espalda de la mamá, forma un gran 
bolsillo colgante que permite sostenerlo en forma cómoda. En muchas zonas andinas 
de nuestro país el niño es llevado a la espalda, en otros lugares como la costa norte o 
las zonas amazónicas se le lleva en la parte delantera. 
 
 
 
 
 
 
Es necesario que nuestros gestos expresen la espera, y ofrezcan al niño la posibilidad 
de escoger la posición más cómoda para ser trasladado. Cuando los adultos hacemos 
todo por él, el niño no solo no participa en forma independiente, sino que no puede 
construir la cadena de pensamiento anticipatorio. 
 
Cuarta situación: cómo se manipula al niño; cuando se le cambian los pañales, la 
ropa, se le baña o alimenta. 
Durante los momentos en que atendemos a los niños, se debe procurar que el 
contacto corporal sea agradable, evitándole sensaciones bruscas, molestas o 
sentimientos de frustración como los que les podemos provocar cuando se le cambia 
los pañales sin mirarlo, sin hablarle, como si ésta 
fuera una acción mecánica y aburrida. 
Investigaciones sobre este tema (Pikler, Tardos, Falk), 
señalan que los momentos más significativos del 
desarrollo de la capacidad de comunicarse, lo 
constituyen precisamente estos momentos de 
interacción durante los cuidados repetidos 
cotidianamente; siempre y cuando se realicen de 
manera comprometida y sensible, ya que representan 
casi la totalidad de las experiencias que vive un niño 
durante sus momentos de vigilia. 
A través de los cuidados, los niños aprenden 
también a construir capacidades cognitivas, 
como los procesos mentales de anticipación y/o 
como la construcción del lenguaje.

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