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DE UN VISTAZO E S T U D I O D E C A S O P R O T E Í N A S M I S T E R I O S A S E S T U D I O D E C A S O : Proteínas misteriosas 3.1 ¿Por qué el carbono es tan importante en las mo- léculas biológicas? 3.2 ¿Cómo se sintetizan las moléculas orgánicas? Las moléculas biológicas se unen o se desintegran agregando o eliminando agua 3.3 ¿Qué son los carbohidratos? Hay diversos monosacáridos con estructuras ligeramente distintas Enlaces con la vida: ¿Alimentos sintéticos? Los disacáridos consisten en dos azúcares simples que se enlazan mediante síntesis por deshidratación Los polisacáridos son cadenas de azúcares simples 3.4 ¿Qué son los lípidos? Los aceites, las grasas y las ceras son lípidos que sólo contienen carbono, hidrógeno y oxígeno Los fosfolípidos tienen “cabezas” solubles en agua y “colas” insolubles en agua Los esteroides consisten en cuatro anillos de carbono fusionados Guardián de la salud: El colesterol, aliado y enemigo 3.5 ¿Qué son las proteínas? Las proteínas se forman a partir de cadenas de aminoácidos Los aminoácidos se unen para formar cadenas mediante síntesis por deshidratación Una proteína puede tener hasta cuatro niveles de estructura Las funciones de las proteínas están ligadas a sus estructuras tridimensionales De cerca: Un asunto peliagudo 3.6 ¿Qué son los ácidos nucleicos? El DNA y el RNA (las moléculas de la herencia) son ácidos nucleicos Otros nucleótidos actúan como mensajeros intracelulares y porta- dores de energía O T R O V I S TA Z O A L E S T U D I O D E C A S O Proteínas misteriosas “¿SABES, LISA?, CREO QUE hay algo mal en mí”, dijo a su hermana la joven de 22 años llena de energía y ganadora de una beca. Era 2001 y Charlene había vivido en Estados Unidos por nueve años cuando co- menzó a perder la memoria y a experimen- tar repentinos cambios de humor. Durante el siguiente año, sus síntomas empeoraron; las manos de Charlene temblaban, sufría ataques incontrolables en los que se mordía y se golpeaba, y se volvió incapaz de cami- nar. Charlene era víctima de la “enfermedad de las vacas locas”, que contrajo casi 10 años atrás, cuando vivía en Inglaterra. En ju- nio de 2004, luego de haber estado postra- da en cama y de ser incapaz de poder deglutir alimentos durante dos años, Char- lene se convirtió en el primer residente de Estados Unidos que murió de la variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (vCJD), la forma humana del mal de las va- cas locas (encefalopatía espongiforme bovi- na o BSE). El intimidante nombre científico de la enfermedad de las vacas locas se refie- re a la apariencia esponjosa de los cerebros de las vacas infectadas, vistos bajo el micro- copio. Los cerebros de las víctimas humanas de vCJD, por lo general adultos jóvenes, también terminan afectados por agujeros microscópicos. En los seres humanos la en- fermedad se llama así porque se parece a una afección detectada desde hacía tiempo, llamada Creutzfeldt-Jakob (CJD). Tanto la CJD como la vCJD son enfermedades mor- tales. ¿Por qué el ganado comenzó a morir sú- bitamente de BSE? Durante siglos, se supo que las ovejas sufrían de una “encefalopatía espongiforme” llamada tembladera (o scra- pie), que no se transmitía a los seres huma- nos ni a otro tipo de ganado. Como los síntomas de la BSE se parecen notablemen- te a los de la tembladera, los científicos piensan que una forma mutante de ésta se volvió capaz de infectar al ganado, quizás a principios de la década de 1980. La práctica, que desde entonces se eliminó, de alimen- tar al ganado con huesos y complementos proteínicos derivados de ovejas y de otro ti- po de animales probablemente transmitió la forma mutante de la tembladera de las ove- jas al ganado vacuno. Desde que la BSE se identificó por primera vez en Inglaterra en 1986, se ha diagnosticado a más de 180,000 cabezas de ganado con la enfermedad; se sacrificaron millones de ejemplares y sus cuerpos se incineraron como medida sanita- ria. No fue sino hasta mediados de la déca- da de 1990, por el tiempo en que el brote de la enfermedad logró controlarse, que los oficiales reconocieron que la afección po- dría transmitirse a los seres humanos que in- girieran carne de ganado infectado. Aunque es probable que millones de personas ha- yan comido carne de reses infectadas antes de que se reconociera el peligro, sólo unas 155 personas han muerto de vCJD en el mundo. No hay evidencia de transmisión entre seres humanos, excepto por transfu- sión sanguínea o por donación de órganos de una persona infectada. Las enfermedades infecciosas mortales son comunes, así que, ¿por qué la enferme- dad de las vacas locas intriga tanto a los científicos? A principios de la década de 1980, el doctor Stanley Prusiner, un investi- gador de la Universidad de California en San Francisco, sorprendió a la comunidad científica al mostrar evidencia de que una proteína sin material genético era la causa de la tembladera, y de que esta proteína podía transmitir la enfermedad a animales en experimentos de laboratorio. Duplicó las proteínas infecciosas llamadas “priones”, un término formado por la contracción del nombre “partículas proteicas infecciosas”. Como hasta entonces no se había identifica- do ningún agente infeccioso que careciera de material genético (DNA o RNA), los cien- tíficos analizaron los hallazgos de Prusiner con un enorme escepticismo. ¿Qué son las proteínas? ¿En qué difieren del DNA y del RNA? ¿Cómo es que una pro- teína que carece de material hereditario puede infectar a otro organismo y luego multiplicarse, para dar como resultado una enfermedad?
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