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las de muchos otros organismos sobre la Tierra. Como señaló el Hombre Araña: “Un gran poder implica una gran respon- sabilidad”. ¿La humanidad es capaz de manejar la biotecno- logía con responsabilidad? La controversia gira alrededor de muchas aplicaciones de la biotecnología (véase “Enlaces con la vida: Biotecnología, de lo sublime a lo ridículo”). Aquí ex- ploraremos dos debates importantes acerca de la biotecnolo- gía: el uso de los organismos genéticamente modificados en la agricultura y las posibilidades para modificar de forma gené- tica a seres humanos. ¿Deberían permitirse en la agricultura los organismos genéticamente modificados? La finalidad de la biotecnología agrícola “tradicional” y “mo- derna” es la misma: modificar la composición genética de los organismos para volverlos más útiles. Sin embargo, hay tres diferencias principales. Primera, la biotecnología tradicional por lo general es lenta; son necesarias muchas generaciones de reproducción selectiva antes de que aparezcan nuevas ca- racterísticas significativamente útiles en plantas y animales. En cambio, la ingeniería genética introduce potencialmente cambios genéticos masivos en una sola generación. Segunda, la biotecnología tradicional casi siempre recombina el mate- rial genético de las mismas especies, o al menos de las muy ín- timamente relacionadas; en tanto que la ingeniería genética es capaz de recombinar el DNA de especies muy diferentes en un solo organismo. Finalmente, la biotecnología tradicio- nal no manipula por sí misma la secuencia de DNA de los ge- nes. Sin embargo, la ingeniería genética puede producir nuevos genes nunca antes vistos sobre la faz de la Tierra. Los mejores cultivos transgénicos tienen ventajas muy cla- ras para los agricultores. Los cultivos resistentes a los herbici- das permiten a los granjeros eliminar la maleza de sus campos de cultivo al rociarlos con poderosos herbicidas del tipo no se- lectivo en prácticamente cualquier etapa del crecimiento de los cultivos. Con las semillas resistentes a los insectos disminu- ye la necesidad de aplicar pesticidas sintéticos, lo cual ahorra costos en el uso de pesticidas, de combustible para tractores y de mano de obra. Por consiguiente, los cultivos transgénicos son capaces de ofrecer abundantes cosechas a un menor cos- to. Con estos ahorros, el consumidor final también resulta be- neficiado. Asimismo, los cultivos transgénicos tienen el potencial de ser más nutritivos que los cultivos “estándar” (véase “Guardián de la biotecnología: Arroz dorado”). Independientemente de los beneficios monetarios y sani- tarios potenciales, mucha gente rechaza firmemente el em- pleo de cultivos o de ganado transgénicos. Por ejemplo, en noviembre de 2005, los electores en Suiza decidieron votar a favor de prohibir los cultivos transgénicos (aun cuando los alimentos elaborados con ellos, cultivados en alguna otra par- te, sí se podían importar y vender). Hay dos objeciones cien- tíficas principales para el uso de organismos genéticamente modificados (OGM) en la agricultura: 1. pueden ser nocivos para la salud humana y 2. tal vez sean peligrosos para el me- dio ambiente. ¿Los alimentos de los OGM son peligrosos si se ingieren? El primer argumento contra los alimentos transgénicos es que pueden resultar peligrosos si la gente los ingiere. En la mayo- ría de los casos, esto no es preocupante. Por ejemplo, las inves- tigaciones han demostrado que la proteína Bt no es tóxica para los mamíferos y, por lo tanto, tampoco lo es para los se- res humanos. Los jitomates Flavr SavrTM, que carecen de una enzima que los ablanda conforme van madurando (y hace que se magullen con facilidad durante su transporte) no tienen Casi todos aplauden las diversas aplicaciones de la biotecnolo- gía, como cuando le concede la libertad a alguien injustamen- te encarcelado o cuando se diagnostican y curan enfermedades hereditarias, por ejemplo. Muchas otras aplicaciones por lo ge- neral son aceptadas, aunque con cierto grado de incertidum- bre. La mayoría de nosotros, nos guste o no, hemos comido maíz o soya transgénicos, y no hemos hecho ningún esfuerzo para evitarlo. ¿Pero si por simple diversión creamos organismos genéticamente modificados (OGM)? En Singapur, hace algunos años, científicos pensaron que po- dían emplearse peces transgénicos para monitorear los niveles de contaminación. Insertaron el gen de una proteína fluorescen- te de anémonas marinas en los óvulos de peces cebra. El gen de la proteína fluorescente se unió a un promotor que se activaría en condiciones estresantes, como el agua contaminada. Todavía no se ha comprobado la utilidad de esa aplicación, pero un cria- dor de peces tropicales vio al pez cebra y decidió que los peces fluorescentes resultarían de gran atractivo para los acuarios do- mésticos. El resultado fue el GloFish® (FIGURA E13.2), el cual se puede adquirir en todo el territorio de Estados Unidos, con ex- cepción de California, porque aquí se prohibió su venta, con el argumento básico de que no era adecuada la aplicación de la tecnología de los OGM sólo por diversión. (Los ríos y lagos de California realmente son demasiado fríos en el invierno para que sobreviva el pez cebra, así que su huida probablemente no se- ría un asunto de importancia). Como expresó un miembro de la Comisión de Juego y Pesca de California: “No importa qué tan Biotecnología, de lo sublime a lo ridículoENLACES CON LA VIDA FIGURA E13-2 GloFish® ¿El pez cebra rojo brilla bajo “luz negra”? Aunque esta aplica- ción de tecnología transgénica parece algo trivial, en los labo- ratorios de investigación se utilizan peces similares para investigar los mecanismos del desarrollo. Los ratones transgé- nicos “etiquetados” con proteínas fluorescentes se emplean en estudios de toxicología, desarrollo y cáncer. bajo sea el riesgo, se necesita que haya un beneficio público mucho mayor que esto.” ¿Qué piensas? ¿Están bien las aplica- ciones “útiles”, pero no las aplicaciones “triviales”?
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