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FIGURA 15-8) es bastante más común entre los menoni- tas que habitan el condado de Lancaster, Pensilvania, que entre la población general. Los menonitas actuales de ese condado son descendien- tes de tan sólo unos 200 inmi- grantes del siglo XVIII, y se sabe que una pareja de entre esos inmigrantes era portado- ra del alelo del síndrome de Ellis-van Creveld. En una pobla- ción de fundadores tan reducida, dicho suceso significó que el alelo fuera portado por una proporción relativamente alta de la población menonita fundadora (1 o 2 portadores de 200, contra quizás 1 de 1000 en la población general). Esta elevada frecuencia inicial de alelos, combinada con la deriva genética subsiguiente, contribuyó con los niveles significativamente altos del síndrome de Ellis-van Creveld entre ese grupo de menonitas. El apareamiento dentro de una población casi nunca es fortuito El apareamiento no aleatorio por sí mismo no altera la fre- cuencia de alelos dentro de una población. Sin embargo, qui- zá tenga efectos considerables sobre la distribución de genotipos diferentes y, por lo tanto, en la distribución de los fenotipos de la población. Ciertos genotipos pueden llegar a ser más comunes, lo cual afectaría la dirección de la selección natural. Los efectos del apareamiento no aleatorio pueden ser im- portantes, ya que los organismos rara vez se aparean estricta- mente en forma aleatoria. Por ejemplo, muchos organismos tienen movilidad limitada y suelen permanecer cerca del lugar donde nacieron, se criaron o germinaron. En tales espe- cies, la mayoría de los descendientes de un progenitor especí- fico viven en la misma área y, así, cuando se reproducen, es muy probable que estén emparentados con sus parejas repro- ductoras. La reproducción sexual entre parientes se llama en- dogamia (consanguinidad). Debido a que los parientes por lo general son genética- mente parecidos, la endogamia tiende a incrementar el núme- ro de individuos que heredan los mismos alelos de ambos progenitores y, por lo tanto, son homocigotos de muchos ge- nes. En ocasiones este aumento de homocigotos origina efec- tos dañinos, como el índice creciente de enfermedades o defectos genéticos. Muchas pozas génicas incluyen los alelos recesivos dañinos que persisten en la población, porque sus efectos negativos están enmascarados en portadores heteroci- gotos (que tienen solamente una copia del alelo dañino). Sin embargo, la endogamia aumenta la probabilidad de engen- drar descendientes homocigotos con dos copias del alelo da- ñino. En los animales puede surgir también el apareamiento no aleatorio si éstos eligen aparearse con ciertos individuos de su especie, en vez de con otros. El ganso blanco (o de las nieves) es un caso ejemplar. Los individuos de esta especie se dan en dos “fases de color”: algunos son blancos, en tanto que otros son azules (FIGURA 15-9). Aunque ambos gansos pertenecen a la misma especie, la elección para el apareamiento no es al azar respecto del color. Las aves muestran una fuerte tenden- cia a aparearse con otras del mismo color. La preferencia por aparearse con quienes son similares se llama apareamiento se- lectivo. No todos los genotipos son igualmente benéficos En una población hipotética en equilibrio, los individuos de todos los genotipos sobreviven y se reproducen igualmente FIGURA 15-9 Apareamiento no aleatorio entre los gansos blancos Es muy probable que los gansos blancos, que tienen plumaje blanco o azul, se apareen con otras aves cuyo plumaje sea del mismo color. FIGURA 15-8 Un ejemplo humano del efecto fun- dador Una mujer menonita con un hijo (izquierda) que sufre de un conjunto de defectos genéticos cono- cidos como síndrome de Ellis-van Creveld. Los sín- tomas son brazos y piernas cortos, dedos adicionales (derecha) y, en algunos casos, padeci- mientos cardiacos. El efecto fundador es responsa- ble de que prevalezca el síndrome de Ellis-van Creveld entre los residentes menonitas del conda- do de Lancaster en Pensilvania.
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