Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
492 Capítulo 25 COMPORTAMIENTO ANIMAL a) Se presenta una abeja a un sapo sin experiencia. b) Al tratar de comerse a la abeja, el sapo sufre una dolorosa picadura en la lengua. c) Cuando se le presenta una mosca ladrona inocua, parecida a una abeja, el sapo se encoge. d) Se presenta una libélula al sapo. e) El sapo se come de inmediato la libélula y demuestra que la aversión aprendida es específica para las abejas y los insectos parecidos a ellas. FIGURA 25-3 Aprendizaje por ensayo y error en un sapo descienden las ratas de laboratorio). Es evidente que la capa- cidad de evitar alimentos que inducen malestar es benéfica para un animal como la rata de Noruega, que come una varie- dad enorme de alimentos. En cambio, aprender a erguirse co- mo respuesta a un ruido no tiene ninguna ventaja obvia. En general, cabe esperar que las capacidades de aprendizaje par- ticulares de cada especie hayan evolucionado para apoyar su respectivo modo de vida. El discernimiento es resolución de problemas sin ensayo y error En ciertas situaciones, los animales parecen capaces de resol- ver problemas repentinamente, sin haber tenido una expe- riencia previa. Este tipo de resolución repentina de problemas se conoce como aprendizaje por discernimiento porque se ase- meja, al menos superficialmente, al proceso por el cual el ser humano manipula conceptos mentalmente para llegar a una solución. Desde luego, no podemos saber a ciencia cierta si los animales no humanos experimentan estados mentales simila- res al resolver problemas. En 1917 el estudioso del comportamiento animal Wolfgang Kohler demostró que un chimpancé hambriento, sin adiestra- miento, era capaz de apilar cajas para alcanzar un plátano col- gado del techo. En otros tiempos se creyó que este tipo de resolución mental de problemas se limitaba a las especies ani- males más inteligentes como los primates, pero después se descubrió que animales a los que se considera menos inteli- gentes también cuentan con capacidades similares. Por ejem- plo, R. Epstein y sus colaboradores realizaron un experimen- to en el cual demostraron que las palomas eran capaces de aprender por discernimiento. En el experimento, primero se adiestró a palomas (cuyas alas se habían recortado para que no pudieran volar) para que realizaran dos tareas sin relación entre sí a cambio de recompensas de alimento. Las tareas con- sistían en empujar una caja pequeña por el piso de la jaula y picotear un pequeño plátano de plástico. Después se presen- tó a las aves adiestradas una situación novedosa: un plátano de plástico que colgaba, fuera de su alcance, del techo de una jaula, en la cual también había una caja pequeña. Muchas de las palomas empujaron la caja hasta colocarla bajo el plátano de plástico y treparon en la caja para picotear la fruta artifi- cial. Al parecer, una paloma adiestrada para ejecutar los mo- vimientos físicos necesarios puede resolver el problema del plátano colgado, igual que un chimpancé. No hay una distinción importante entre comportamientos innatos y aprendidos Aunque los términos “innato” y “aprendido” resultan útiles para describir y entender los comportamientos, estas palabras también podrían tentarnos a simplificar excesivamente nues- tra perspectiva del comportamiento animal. En la práctica, ningún comportamiento es exclusivamente innato o aprendi- do; todos son una mezcla inseparable de los dos tipos.
Compartir