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vas dentro de una comunidad específica (FIGURA 28-5). Algu- nos animales, como los mapaches, los osos, las ratas y los seres humanos, por ejemplo, son omnívoros (“que comen de todo”, en latín), es decir, en momentos diferentes actúan como con- sumidores primarios, secundarios y, ocasionalmente, terciarios (de tercer nivel). Muchos carnívoros se alimentan ya sea de herbívoros o de otros carnívoros, actuando como consumido- res secundarios y terciarios, respectivamente. Por ejemplo, una lechuza es un consumidor secundario cuando devora un ratón, que se alimenta de plantas, pero es un consumidor ter- ciario cuando se come una musaraña, que se alimenta de in- sectos. Una musaraña que se come un insecto carnívoro es un consumidor terciario, y la lechuza que se alimentó de la musaraña es un consumidor cuaternario (de cuarto nivel). Al digerir una araña, una planta carnívora como la drosera “en- maraña la red” irremediablemente al servir al mismo tiempo como productor fotosintético y como consumidor secundario. Los comedores de detritos y los descomponedores liberan nutrimentos que se reutilizan Entre los hilos más importantes de la red alimentaria están los comedores de detritos y los descomponedores. Los come- dores de detritos son un ejército de pequeños animales que suelen pasar desapercibidos y que viven de los desperdicios de la vida: exoesqueletos mudados, hojas caídas, desechos y cadáveres (detrito significa “residuo de la degradación de un cuerpo”). La red de comedores de detritos es sumamente compleja e incluye lombrices de tierra, ácaros, protistas, ciem- piés, ciertos insectos, un singular crustáceo terrestre llamado cochinilla (o “armadillo”), gusanos nematodos e incluso algu- nos vertebrados grandes como los buitres. Consumen materia orgánica muerta, extraen parte de la energía almacenada en ella y la excretan en un estado de descomposición más avan- zada. Sus productos de excreción sirven de alimento a otros comedores de detritos y a los descomponedores, que son prin- cipalmente hongos y bacterias que digieren el alimento que encuentran afuera de su cuerpo mediante la secreción de en- zimas digestivas hacia el ambiente. La capa negra o pelusa gris que a veces observamos en los tomates y en las cortezas de pan que se dejan demasiado tiempo en el refrigerador es- tá formada de hongos de descomposición dedicados a su la- bor. Absorben los nutrimentos y los compuestos ricos en energía que necesitan, liberando aquellos que quedan. Las actividades de los comedores de detritos y de los des- componedores reducen el cuerpo y los residuos de los organis- mos vivos a moléculas simples, como dióxido de carbono, agua, minerales y moléculas orgánicas, que regresan a la atmósfera, el suelo y el agua. Al liberar nutrimentos para su aprovecha- miento, los comedores de detritos y los descomponedores cons- tituyen un eslabón vital en los ciclos de nutrimentos de los ecosistemas. En ciertos ecosistemas, como en los bosques cadu- cifolios, por ejemplo, pasa más energía a través de los comedo- res de detritos y los descomponedores que de los consumidores primarios, secundarios o terciarios. ¿Qué ocurriría si desaparecieran los comedores de detritos y los descomponedores? Esta parte de la red alimentaria, aunque poco notoria, es absolutamente indispensable para la vida en la Tierra. Sin ella, poco a poco las comunidades que- darían sofocadas por la acumulación de residuos y cadáveres. Los nutrimentos almacenados en estos cuerpos no estarían disponibles para enriquecer el suelo, cuya calidad se empo- brecería cada vez más hasta que dejara de ser capaz de soste- ner la vida vegetal.Ya sin las plantas, dejaría de entrar energía en la comunidad; los niveles tróficos superiores, incluidos los seres humanos, también desaparecerían. La transferencia de energía de un nivel trófico a otro es ineficiente Como se explicó en el capítulo 6, una ley fundamental de la termodinámica es que la utilización de la energía nunca es to- talmente eficiente. Por ejemplo, cuando nuestro automóvil quema gasolina, alrededor del 75 por ciento de la energía li- berada se pierde inmediatamente en forma de calor. Esto también ocurre en los sistemas vivos. Por ejemplo, la ruptura de enlaces de trifosfato de adenosina (ATP) para producir una contracción muscular genera calor como producto colate- ral; por eso, caminar con rapidez en un día frío nos ayuda a entrar en calor. Todas las reacciones bioquímicas que mantie- nen las células con vida producen pequeñas cantidades de ca- lor residual. Pilas de composta pueden alcanzar temperaturas internas superiores a 54.4°C (130°F), como resultado del ca- lor liberado por los microorganismos descomponedores. También la transferencia de energía de un nivel trófico al siguiente es muy ineficiente. Cuando una oruga (consumidor primario) devora las hojas de una planta de tomate (produc- tor), sólo una parte de la energía solar captada originalmente por la planta está disponible para el insecto. La planta utilizó una fracción de la energía para crecer y mantenerse viva, en tanto que una proporción mayor se perdió en forma de calor durante estos procesos. Parte de la energía se convirtió en los enlaces químicos de moléculas como la celulosa, que la oruga no puede digerir. Por lo tanto, sólo una fracción de la energía captada por el primer nivel trófico está disponible para los or- ganismos del segundo nivel. La energía que consume la oruga se utiliza parcialmente para impulsar su desplazamiento y producir el rechinido de su boca. Otra parte de esa energía se utiliza en parte para formar el exoesqueleto, que es indigeri- ble, y una importante fracción se desprende en forma de ca- lor. Toda esta energía no está disponible para el ave canora del tercer nivel trófico que se come la oruga. El ave pierde energía en forma de calor corporal, consume aún más duran- te el vuelo y convierte una cantidad considerable de ella en plumas, pico y huesos, que son indigeribles. Toda esta energía no está disponible para el halcón que la atrapa. En la FIGURA 28-6 se ilustra un modelo simplificado del flujo de energía por los niveles tróficos de un ecosistema de bosque caducifolio. Las pirámides de energía ilustran la transferencia de energía entre niveles tróficos El estudio de diversas comunidades indica que la transferen- cia neta de energía entre los niveles tróficos tiene una eficien- cia aproximada del 10 por ciento, aunque la transferencia entre niveles dentro de las diferentes comunidades varía en grado apreciable. Esto significa que, en general, la energía al- macenada en los consumidores primarios (herbívoros) repre- senta sólo el 10 por ciento de la energía almacenada en el cuerpo de los productores. A la vez, el cuerpo de los consumi- dores secundarios posee aproximadamente el 10 por ciento de la energía almacenada en los consumidores primarios. En otras palabras, de cada 100 calorías de energía solar captada por el pasto, sólo alrededor de 10 calorías se convierten en 564 Capítulo 28 ¿CÓMO FUNCIONAN LOS ECOSISTEMAS?
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