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598 Capítulo 29 LOS DIVERSOS ECOSISTEMAS DE LA TIERRA El frío clima de la tundra ártica da lugar a lo que se cono- ce como permafrost, una capa de suelo permanentemente congelada, por lo regular situada a no más de 50 centímetros por debajo de la superficie. En consecuencia, cuando llegan los deshielos estivales el agua líquida que se produce al fun- dirse la nieve y el hielo no penetra en el suelo, la tundra se convierte en un enorme pantano. Los árboles no sobreviven en la tundra, en parte porque el permafrost limita severamen- te la profundidad a la que las raíces pueden penetrar. A pesar de ello, la tundra sostiene formas de vida sorpren- dentemente abundantes y variadas. El suelo está tapizado de pequeñas flores perennes, sauces enanos de unos cuantos cen- tímetros de altura y grandes líquenes conocidos como “musgo de los renos”, uno de los alimentos preferidos del caribú. El agua estancada ofrece un soberbio hábitat para los mosquitos. Éstos y otros insectos sirven de alimento a numerosas aves, la mayor parte de las cuales recorren largas distancias para ani- dar y criar a sus pequeños durante el breve festín veraniego. La vegetación de la tundra brinda sustento a los lemming, que sirven de alimento a lobos, búhos nivales, zorras del Ártico e incluso osos pardos. Efectos de las actividades humanas La tundra es uno de los biomas más frágiles a causa de su bre- ve temporada de crecimiento. Un sauce de 10 centímetros de altura puede tener un tronco de siete centímetros de diáme- tro y una edad de 50 años. Las actividades humanas en la tun- dra dejan cicatrices que persisten durante siglos. Por fortuna para los habitantes de la tundra, la influencia de la civilización se concentra en torno a las instalaciones de perforación de pozos petroleros, las tuberías, las minas y las bases militares. La precipitación pluvial y la temperatura determinan la vegetación que un bioma es capaz de sostener 29-22). Como consecuencia de la baja temperatura promedio anual (de alrededor de 25°F o � 4°C), hay permafrost debajo de gran parte del suelo. Durante el deshielo de verano la tai- ga hace honor a su nombre en ruso, “bosque de pantanos”, pese a que su nivel de precipitación pluvial es casi la misma que la del desierto de Sonora. 29.4 ¿CÓMO SE DISTRIBUYE LA VIDA EN EL MEDIO ACUÁTICO? Los ecosistemas de agua dulce incluyen lagos, corrientes y ríos Aunque los ecosistemas acuáticos son tan diversos como los terrestres, comparten tres características generales. En primer lugar, como el agua se calienta y se enfría con más lentitud que el aire, las temperaturas de los sistemas acuáticos son más moderadas que las de los ecosistemas terrestres. En segundo lugar, el agua absorbe luz; aunque el agua parece ser muy transparente, a profundidades de 200 metros o más, la luz que llega es prácticamente insuficiente para llevar a cabo la foto- síntesis. Los sedimentos suspendidos (partículas inanimadas que son transportadas por el agua en movimiento) o los mi- croorganismos reducen considerablemente la entrada de luz. Por último, los nutrimentos de los sistemas acuáticos tienden a concentrarse cerca de los sedimentos del fondo, de manera que donde los nutrimentos abundan, los niveles de luz son meno- res. De los cuatro requisitos para que haya vida, los ecosiste- mas acuáticos suministran agua en abundancia y temperaturas idóneas. Por consiguiente, la disponibilidad de energía y nutri- mentos determina en buena parte la cantidad de vida y su dis- tribución en los ecosistemas acuáticos. Los lagos de agua dulce tienen regiones de vida definidas Los lagos de agua dulce se forman cuando enormes depresio- nes naturales se llenan de agua proveniente de diversas fuen- tes que incluyen filtraciones de aguas subterráneas, corrientes o escurrimientos de lluvia o nieve derretida. Los lechos de los lagos tienen diversos orígenes. Muchos de ellos fueron exca- vados por los glaciares mientras recorrían el paisaje hace mi- les de años; otros se formaron cuando los corrimientos de tierras o de escombros depositados por ríos que fluían lenta- mente formaron presas conteniendo el agua detrás de ellas. Unos cuantos, como el Lago del Cráter en Oregon, ocupan los conos remanentes de volcanes extinguidos. Aunque los lagos varían considerablemente en tamaño, profundidad y contenido de nutrimentos, los lagos tanto gran- des como pequeños en climas templados comparten algunas características, incluidas zonas distintivas de vida. La distribu- ción, la cantidad y el tipo de vida en los lagos depende en bue- na parte del acceso a la luz, a los nutrimentos y, en algunos casos, de un lugar donde fijarse (el fondo). Aunque los peque- ños lagos, llamados estanques, a menudo reciben gran canti- dad de luz y de nutrimentos incluso en el fondo, los lagos de mayores dimensiones presentan zonas de vida que correspon- den a profundidades específicas (FIGURA 29-25). Cerca de la ribera se localiza la zona litoral. En esta zona el agua es poco profunda y las plantas encuentran luz en abun- dancia, anclaje y nutrimentos adecuados de los sedimentos del fondo. Las comunidades de la zona litoral son las más va- riadas e incluyen plantas como las espadañas, los juncos y los
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