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las inundaciones, controlar las plagas y ofrecer medios recrea- tivos. Estos servicios literalmente no tienen precio porque mantienen a la humanidad, pero como se nos ofrecen de forma gratuita y su valor económico es difícil de calcular, los servicios de los ecosistemas casi siempre son ignorados. Cuando los te- rrenos se destinan para la vivienda, por ejemplo, generalmen- te no hay incentivo para que los responsables de la obra preserven los ecosistemas y sus servicios, sino que, por el con- trario, existe una considerable motivación económica para destruirlos. La gente casi nunca ha intentado sopesar los cos- tos verdaderos en relación con los beneficios económicos de alterar el ambiente. En 2005 se publicó el informe Millennium Ecosystem As- sessment (Evaluación del ecosistema del milenio), el cual es el resultado de cuatro años de esfuerzo desplegado por más de 1300 científicos de 95 países para recabar la información más fidedigna acerca de los ecosistemas del mundo. El informe concluye que el 60 por ciento de todos los servicios de los eco- sistemas de la Tierra se estaban degradando o estaban utili- zándose de una manera no sustentable. Estos resultados subrayan la necesidad de preservar los ecosistemas naturales que todavía quedan en la Tierra y de trabajar para restaurar los que se han dañado. La gente usa directamente algunos productos de los ecosistemas Los ecosistemas sanos proveen directamente a los seres hu- manos una gran variedad de recursos. Casi cualquiera puede comprar peces y mariscos recién capturados, que sólo prospe- ran en los medios marinos sanos. La práctica de la cacería co- mo deporte y para obtener alimento es importante para la economía de muchas regiones rura- les. En África la mayoría de los anima- les salvajes son cazados para obtener alimento, y brindan una fuente impor- tante de proteínas para las poblacio- nes en crecimiento, a menudo mal nutridas (véase la sección “Guardián de la Tierra: Problemas intrincados: Tala, pesca y cacería furtiva”). En muchos países en desarrollo, los resi- dentes rurales dependen de la made- ra de los bosques de la localidad para hacer fuego y cocinar sus alimentos. 612 Capítulo 30 CONSERVACIÓN DE LA BIODIVERSIDAD DE LA TIERRA Servicios del ecosistema Sustancias empleadas directamente • plantas y animales alimenticios • materiales de construcción • fibras y telas • combustible • plantas medicinales • reabastecimiento de oxígeno Servicios benéficos indirectos • conservación de la fertilidad del suelo • polinización • dispersión de semillas • descomposición de desechos • regulación del clima local • control de inundaciones • control de la erosión • control de la contaminación • control de plagas • hábitat para la vida salvaje • almacén de genes FIGURA 30-1 Servicios del ecosistema Los especialistas en conservación tratan de aplicar los princi- pios de la biología, en particular de la ecología, la genética y la biología evolucionista, para mejorar el bienestar y mante- ner la diversidad de la vida sobre la Tierra. Los biólogos em- peñados en la conservación de la naturaleza también trabajan estrechamente con políticos, abogados, geógrafos, economistas, historiadores y especialistas en ética, porque la preservación es necesariamente un asunto de interés social. La meta de la bio- logía de la conservación es preservar la diversidad de los orga- nismos vivos, tanto por el bien de éstos como por los beneficios que la diversidad biológica representa para la humanidad. 30.1 ¿QUÉ ES LA BIODIVERSIDAD Y POR QUÉ DEBEMOS CUIDARLA? La biodiversidad es simplemente la variedad de la vida: la asombrosa diversidad de los organismos vivos, sus genes, los ecosistemas de los cuales forman parte y las interacciones en- tre ellos. La biología de la conservación busca preservar la di- versidad de las especies y la diversidad genética dentro de cada una de éstas, así como preservar todos los ecosistemas y las complejas interacciones de las comunidades dentro de ellos. La biología de la conservación debe operar en el nivel de las especies, las poblaciones y la comunidad. Cada especie es única e irremplazable. Aunque las extinciones ocurren de for- ma natural a través del tiempo evolutivo, la biología de la con- servación trata de evitar las extinciones causadas por las actividades humanas. Dentro de cada especie, la diversidad genética produce adaptaciones ligeramente diferentes entre los individuos, lo que permite a las especies prosperar en una gama de ambientes y evolucionar en respuesta a las condicio- nes cambiantes. Deben conservarse poblaciones razonable- mente grandes para preservar la adecuada diversidad genética dentro de una especie (véase el capítulo 15). Finalmente, la in- trincada red de las interacciones comunitarias es crucial para mantener el funcionamiento adecuado de los ecosistemas, los cuales, a la vez, sostienen la salud, el bienestar y, en última ins- tancia, la supervivencia de los seres humanos. Servicios de los ecosistemas: Usos prácticos para la biodiversidad Muchos de nosotros trabajamos y vivimos en ciudades, nues- tros alimentos vienen empacados o envasados y los adquiri- mos en el supermercado; a menudo transcurren semanas sin que veamos un ecosistema en su estado natural. ¿Por qué en- tonces debemos preocuparnos por conservar los ecosistemas y las comunidades que sostienen? Muchos dirán que vale la pena preservar los ecosistemas por el propio bien de éstos. Una razón inmediata más práctica es el interés propio; estos ecosistemas, tanto directa como indirectamente, nos sostienen (FIGURA 30-1). En décadas recientes, los científicos, economistas y políticos han admitido que la naturaleza nos brinda beneficios gratuitos, pero que generalmente no los reconocemos. Estos servicios de los ecosistemas son los procesos a través de los cuales los eco- sistemas naturales y sus comunidades vivas sostienen y satisfa- cen la vida humana. Los servicios de los ecosistemas incluyen purificar el aire y el agua, reponer el oxígeno, polinizar las plan- tas y dispersar sus semillas, ofrecer un hábitat adecuado para la vida silvestre, descomponer los desechos, controlar la erosión y FIGURA 30-2 Vainas de las semillas del anís estrella
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