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698 Capítulo 34 NUTRICIÓN Y DIGESTIÓN El estómago tiene tres funciones principales. La primera es almacenar el alimento y dejarlo pasar gradualmente al intes- tino delgado, a un ritmo apropiado para una digestión y ab- sorción correctas. Los pliegues de la pared del estómago (véase la figura 34-12) aumentan su capacidad y permiten in- gerir comidas abundantes y espaciadas. Los carnívoros llevan esta facultad hasta el extremo. Un león, por ejemplo, puede consumir unos 18 kilogramos de carne en una sola comida y dedicar los días siguientes a digerirla con calma. Una segunda función del estómago es contribuir al desdoblamiento mecá- nico del alimento; sus paredes musculares producen movi- mientos de contracción y batido, ayudando así a separar los trozos grandes de alimento. La tercera función del estómago es el desdoblamiento quí- mico del alimento. El revestimiento del estómago contiene grupos de células llamadas glándulas gástricas que incluyen varios tipos de células. Las glándulas gástricas secretan pepsi- nógeno, ácido clorhídrico (HCI) y moco. En el estómago se inicia la digestión de las proteínas. El pepsinógeno es una for- ma inactiva de la enzima pepsina. La pepsina es una proteasa, esto es, una enzima que desdobla las proteínas en cadenas más cortas de aminoácidos llamadas péptidos (véase la tabla 34-4). La pepsina se secreta en la forma de pepsinógeno para evitar que digiera las células mismas que la producen. El ácido clorhídrico, que confiere al jugo gástrico un pH de 1 a 3, con- vierte el pepsinógeno en pepsina, la cual funciona de manera óptima en un ambiente ácido. El ácido estomacal también promueve la absorción del calcio y el hierro; además, mata muchas bacterias presentes en los alimentos. Como podemos ver, el estómago produce todos los ingre- dientes necesarios para digerirse a sí mismo. De hecho, esto es lo que sucede cuando una persona padece úlceras (véase “Guardián de la salud: Las úlceras digieren el tracto digesti- vo”). Sin embargo, las células que revisten el estómago normal- mente producen una gran cantidad de moco espeso que cubre el revestimiento de este órgano y actúa como barrera contra la autodigestión. Esta protección no es perfecta; las células que recubren la parte interna del estómago sufren cierto grado de digestión y deben remplazarse luego de unos cuantos días. En el estómago, los alimentos se convierten gradualmente en un líquido espeso y ácido llamado quimo, que consiste en alimento parcialmente digerido y secreciones digestivas. Lue- go, ondas peristálticas (unas tres por minuto) empujan al qui- mo hacia el intestino delgado. El esfínter pilórico sólo permite que pase una pequeña cantidad de quimo (aproximadamente, lo equivalente a una cucharadita) con cada contracción. De- pendiendo de la cantidad de comida y del tipo de alimento ingerido, se necesitan entre dos y seis horas para vaciar total- mente el estómago después de una comida de alimentos sóli- dos. Los movimientos continuos de batido que realiza el estómago vacío se sienten como “retortijones de hambre”. Sólo unas cuantas sustancias, entre ellas algunos fármacos y el alcohol, pueden ingresar en el torrente sanguíneo a través de la pared estomacal. Dado que la presencia de alimentos en el estómago hace más lenta la absorción del alcohol, la reco- mendación de “no beber con el estómago vacío” se basa en principios fisiológicos sólidos. Casi toda la digestión se efectúa en el intestino delgado El intestino delgado del tracto digestivo, pues mide unos 3 metros de longitud (los reportes de intestinos delgados de seis metros de longitud se basan en medidas de cadáveres en los que todos los músculos han perdido el tono). Las funciones del intestino delgado son digerir alimento para convertirlo en pequeñas moléculas y absorber éstas para transferirlas al torrente sanguíneo. La di- gestión dentro del intestino delgado se efectúa con la ayuda de secreciones digestivas de tres fuentes: el hígado, el páncreas y las células del intestino delgado mismo (FIGURA 34-13). El intestino delgado completa la digestión de carbohidratos que se inició en la boca y la digestión de proteínas que comenzó en el estómago. Además, toda la digestión de los lípidos se realiza en el intestino delgado. El hígado y la vesícula biliar aportan bilis, que es importante para desdoblar los lípidos El hígado es quizá el órgano más versátil del cuerpo. Entre sus muchas funciones están el almacenamiento de lípidos y car- bohidratos para obtener energía, la síntesis de proteínas de la sangre, el almacenamiento de hierro y determinadas vitami- nas, la conversión del amoniaco tóxico (liberado por el desdo- blamiento de aminoácidos) en urea y la desintoxicación de otras sustancias dañinas como la nicotina y el alcohol. El pa- pel del hígado en la digestión es la producción de bilis, un lí- quido que se almacena y se concentra en la vesícula biliar y se libera al intestino delgado a través de un tubo llamado con- ducto biliar (véase las figuras 34-9 y 34-13). La bilis es una mezcla compleja formada por sales biliares, agua, otras sales y colesterol. Las sales biliares se sintetizan en el hígado a partir de colesterol y aminoácidos. Aunque ayu- dan a desdoblar los lípidos, las sales biliares no son enzimas. Tienen un extremo hidrofílico que es atraído por el agua, y un extremo hidrofóbico que interactúa con los lípidos. Como re- sultado, las sales biliares dispersan los lípidos en partículas microscópicas en el quimo acuoso, al igual que un detergente remueve la grasa de una sartén. Las partículas de lípidos son atacadas fácilmente por las lipasas, enzimas que el páncreas produce para la digestión de lípidos. Hígado: produce y libera bilis en el intestino delgado o la vesícula biliar. Vesícula biliar: almacena, concentra y libera bilis. Estómago: libera quimo ácido en el intestino delgado. Páncreas: libera bicarbonato para reducir la acidez y enzimas que digieren carbohidratos, proteínas y lípidos. Células del intestino delgado: las enzimas completan la digestión de carbohidratos y proteínas.
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