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Como las proteínas MHC de un individuo son únicas, ac- túan como antígenos extraños en los cuerpos de otras perso- nas. Por eso es que en ocasiones los órganos trasplantados sufren rechazo. Los médicos deben encontrar un donador cu- yas proteínas MHC sean tan similares como sea posible a las del receptor, pero incluso cuando hay compatibilidad de teji- dos, los pacientes que han recibido trasplante también deben tomar medicamentos para suprimir la acción del sistema in- munitario. Sin estos medicamentos, el sistema inmunitario del receptor atacaría las proteínas MHC extrañas en las células del donador, destruyendo el tejido trasplantado. Las células del sistema inmunitario lanzan un ataque Una vez que nuestro cuerpo ha sido invadido, digamos por un virus de gripe, nuestro sistema inmunitario organiza dos tipos de ataque: inmunidad humoral e inmunidad mediada por cé- lulas. Las células B y los anticuerpos que secretan al torrente sanguíneo proveen la inmunidad humoral, la cual consiste en atacar patógenos antes de que puedan entrar a las células del cuerpo. Un tipo de células T, llamadas células citotóxicas T, proporcionan inmunidad mediada por células, pues atacan a cé- lulas cancerosas o infectadas, matando tanto a las mismas células como a los patógenos dentro de ellas. Estos dos tipos de respuestas inmunitarias requieren una comunicación conside- rable entre los distintos tipos de células. Tanto la inmunidad humoral como la mediada por células son estimuladas por cé- lulas auxiliares T. Los receptores de las células auxiliares T se unen a antígenos microbianos que están expuestos en las membranas plasmáticas de los macrófagos que fagocitaron a los invasores. Al unirse a un antígeno, las células auxiliares T proliferan y liberan una variedad de citocinas, las cuales esti- mulan la división celular y el desarrollo entre las células B y las células T citotóxicas que son específicas para ese antígeno (véase más adelante la figura 36-11). Es posible que ocurra una pequeña respuesta inmunitaria, ya sea del tipo humoral o mediada por células, sin el estímulo químico de las células au- xiliares T. Por eso el SIDA, que destruye las células auxiliares T, es una enfermedad mortal.Aunque la inmunidad humoral y la mediada por células no son totalmente independientes, aquí las examinaremos por separado para facilitar su comprensión. La inmunidad humoral se debe a anticuerpos disueltos en la sangre Cada célula B lleva un tipo específico de anticuerpo en su su- perficie. Cuando se presenta una infección, los anticuerpos de unas cuantas células B pueden unirse a los antígenos del inva- sor. La unión antígeno-anticuerpo hace que estas células B se dividan rápidamente. El proceso se denomina selección clonal porque la población resultante de células consta de “clones” (porque son genéticamente idénticas a las células B progeni- toras) que se “seleccionaron” para multiplicarse, gracias a la presencia de antígenos invasores específicos (FIGURA 36-9). Las células hijas se diferencian en dos tipos: células B de me- moria y células plasmáticas. Las primeras no liberan anticuer- pos, pero sí desempeñan un papel importante en la inmunidad futura a la enfermedad particular que estimuló su producción (como veremos más adelante). Las células plasmáticas crecen y se llenan de retículo endoplásmico, en el que se sintetizan enormes cantidades de anticuerpos específicos (figura 36-9). Estos anticuerpos son liberados al torrente sanguíneo (de ahí 4 micrómetros retículo endoplásmico célula plasmática célula B 1 Anticuerpos en una sola célula B pueden unirse a los antígenos. 2 La célula B “seleccionada” se multiplica rápidamente y da origen a una gran población de idénticas células B “clonadas”. 3 Algunas células B se convierten en células de memoria que persisten para iniciar de inmediato una respuesta inmune en el futuro ante este mismo invasor. 4 La mayoría de las células B se vuelven células plasmáticas que liberan anticuerpos en la sangre. y antígenos anticuerpo FIGURA 36-9 Selección clonal entre células B y producción de células plasmáticas (izquierda) Los antígenos “seleccionan” una célula B al unirse a su anticuerpo específico haciéndola que se divida y se diferencie en célu- las plasmáticas y células B de memoria. (derecha) Una célula B antes (arriba) y después (abajo) de convertirse en una célula plasmática. La célula plasmática es mucho más grande y está empacada con retículo endoplásmico rugoso, que sintetiza anticuerpos para ser libe- rados en el plasma.
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