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Biologia la Vida en La Tierra-comprimido-836

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804 Capítulo 39 ACCIÓN Y SOSTÉN: LOS MÚSCULOS Y EL ESQUELETO
tipos de fibras y puede ayudar a destacar en un deporte que
exija intensa actividad.
La terapia génica puede ayudar a los músculos 
enfermos, pero crea dilemas en los deportes
Los investigadores han descubierto muchos genes que codifi-
can los mensajeros químicos que influyen en la capacidad de
los músculos para crecer y reparase por sí solos. Cuando la
gente y los animales experimentan una prolongada inactivi-
dad o la ingravidez del espacio exterior, los músculos sufren
una atrofia por desuso en la cual los mecanismos del creci-
miento normal y de reparación parecen desconectarse por un
proceso desconocido. Durante el envejecimiento, la repara-
ción muscular se vuelve menos eficiente. Para contrarrestar
esto y ayudar a la gente que padece de enfermedades que des-
truyen los músculos como la distrofia muscular, los científicos
utilizan la ingeniería genética. Han introducido en ratones
ciertos genes sintéticos que producen el factor de crecimien-
to muscular IGF-I (factor de crecimiento tipo insulina I). Los
músculos de los ratones sometidos a estos procedimientos de
ingeniería genética crecieron y resultaron más capaces de re-
parar algún daño y de resistir los efectos debilitantes del en-
vejecimiento en comparación con los músculos de los ratones
normales. Los investigadores ahora están ampliando sus estu-
dios en perros con distrofia muscular, con la esperanza de
descubrir algún tratamiento que pueda aplicarse en los seres
humanos.
Mientras tanto, los atletas y entrenadores deshonestos es-
peran con ansiedad esta tecnología como un recurso para 
obtener medallas, fama y fortuna. La Agencia Mundial Anti-
dopaje (un grupo internacional que vigila que los atletas no
recurran a los fármacos prohibidos para aumentar su rendi-
miento) pidió a los científicos que desarrollen análisis para
detectar el uso ilegal de genes.
El músculo cardiaco acciona al corazón
El músculo cardiaco —a semejanza de los músculos esquelé-
ticos— presenta estrías a causa de su disposición regular de
sarcómeros con sus filamentos gruesos y delgados alternados
(véase la tabla 39-1). Las fibras del músculo cardiaco son más
pequeñas que la mayoría de las células musculares esqueléti-
cas y poseen solamente un núcleo. A diferencia del músculo
esquelético, las fibras del músculo cardiaco pueden iniciar sus
propias contracciones. Esta capacidad está bastante bien de-
sarrollada en las fibras musculares especializadas del marca-
pasos del corazón (el nodo sinoauricular; véase el capítulo
32). Los potenciales de acción del nodo SA se difunden rápi-
damente a través de las uniones abiertas que interconectan
las fibras musculares cardiacas. Estas uniones abiertas están
concentradas en las regiones llamadas discos intercalados
(véase la tabla 39-1), que también sirven para unir unas con
otras las fibras musculares cardiacas adyacentes, lo que evita
que las fuerzas de contracción las separen.
El músculo liso produce contracciones 
lentas e involuntarias
se la tabla 39-1). Al igual que las fibras musculares cardiacas,
las fibras del músculo liso están conectadas directamente
unas con otras por uniones abiertas, de manera que sus célu-
las se contraen en sincronía, y cada una contiene un solo nú-
cleo. La contracción del músculo liso es lenta y sostenida
(como la contracción de las arterias que elevan la presión san-
guínea durante los esfuerzos) o lenta y ondulatoria (como las
ondas peristálticas que mueven el alimento a través del trac-
to digestivo o que expelen al bebé del útero durante el parto).
El músculo liso se estira fácil y extensamente, como se puede
observar en la vejiga, el estómago y el útero. La contracción
del músculo liso es involuntaria y puede iniciarse por estira-
miento, por la acción de hormonas, por señales del sistema
nervioso autónomo (véase el capítulo 38), o bien, por alguna
combinación de estos estímulos.
39.3 ¿QUÉ FUNCIÓN DESEMPEÑA 
EL ESQUELETO?
Para la mayoría de la gente, la palabra esqueleto evoca la ima-
gen de los huesos humanos. Pero los esqueletos, definidos am-
pliamente como armazones para el cuerpo animal, son diversos
y no necesariamente están hechos de hueso.
Entre los animales hay tres tipos de esqueletos
Los esqueletos son de tres formas radicalmente diferentes: es-
queletos hidrostáticos (hechos de líquido), exoesqueletos (en
el exterior del animal) y endoesqueletos (internos).
Los esqueletos hidrostáticos de los gusanos, moluscos (ca-
racoles y sus parientes) y cnidarios (anémonas marinas y sus
parientes; FIGURA 39-6) son los más sencillos; consisten en un
saco lleno de líquido, el cual no puede comprimirse y brinda
un sostén excelente. La anémona puede expeler la mayor par-
te de su esqueleto hidrostático, retirar sus tentáculos y con-
traerse hasta formar un bulto pequeño. Como el líquido es
amorfo, para controlar la forma de su cuerpo, los animales
con esqueletos hidrostáticos dependen de dos capas de múscu-
los, una circular y la otra longitudinal, en la pared corporal.
Los movimientos ondulatorios del cuerpo de una lombriz que
se introduce en la tierra alternan el adelgazamiento hasta al-
canzar el grosor de un cordel (cuando los músculos alrededor
del cuerpo se contraen) con el engrosamiento (cuando los
músculos a lo largo del cuerpo se contraen); esto muestra un
excelente ejemplo de la flexibilidad de los esqueletos hidros-
táticos (véase la figura 39-8a, más adelante).
FIGURA 39-6 La anémona sostiene su cuerpo suave por medio
de un esqueleto hidrostático

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