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909 DE UN VISTAZO E S T U D I O D E C A S O P L A N TA S D E R A P I Ñ A E S T U D I O D E C A S O : Plantas de rapiña 44.1 ¿Qué son las hormonas vegetales y cómo actúan? 44.2 ¿Cómo regulan las hormonas el ciclo de vida de las plantas? El ciclo de vida de las plantas comienza con una semilla Investigación científica: ¿Cómo se descubrieron las hormonas vegetales? La auxina controla la orientación de la plántula que brota La forma genéticamente determinada de la planta adulta es resultado de interacciones hormonales La duración del día controla la floración Las hormonas coordinan el desarrollo de semillas y frutos La senectud y el estado de latencia preparan a la planta para el invierno 44.3 ¿Las plantas pueden comunicarse y moverse rápidamente? Las plantas llaman a los “guardianes” cuando son atacadas Las plantas podrían advertir a sus vecinos y a su descendencia de los ataques Algunas plantas se mueven rápidamente O T R O V I S TA Z O A L E S T U D I O D E C A S O : Plantas de rapiña EN LA MARISMA, LAS PLANTAS ESTÁN “HAMBRIENTAS”, no de luz solar, sino de nitrógeno. Las marismas y las ciénagas tien- den a ser medios ácidos, y el ácido desalien- ta el crecimiento de las bacterias fijadoras de nitrógeno. Aunque el nitrógeno es esca- so en el medio acuático, es abundante en las proteínas del cuerpo de los animales, y algunas plantas que habitan en los pantanos han desarrollado estilos de vida carnívoros que satisfacen sus necesidades de nitrógeno. En un pantano de Carolina del Sur, una mosca desprevenida se posa sobre una plan- ta aparentemente inofensiva (véase la ima- gen en el recuadro al inicio del capítulo), atraída por el néctar que recubre los bordes de las hojas con forma de concha de alme- ja. De repente, las hojas se cierran, presio- nando el cuerpo del insecto contra las glándulas digestivas que recubren sus su- perficies internas. Sus bordes con espigas embonan para atrapar al infortunado insec- to. Durante los siguientes cuatro o cinco días, las enzimas digerirán a la mosca, y la hoja absorberá las moléculas que contienen nitrógeno antes de que su trampa se abra de nuevo para atraer a su siguiente víctima. Cerca de ahí, un insecto alas de encaje se posa sobre un cúmulo de gotitas dulces y refulgentes sólo para encontrarse después luchando indefenso en medio de una masa pegajosa (FIGURA 44-1). Para empeorar la situación, unos tentáculos rojos con más es- feritas de pegamento dulce se doblan hacia él para atraparlo sin remedio. Las enzimas en la secreción digerirán el cuerpo del in- secto, y la planta, llamada rocío del sol, se dará un “festín” al absorber los nutrimentos ricos en nitrógeno. Debajo de la superficie de la marisma, todavía tiene lugar otro drama. Una utricula- ria deja colgadas en el agua cientos de pe- queñas cámaras con forma de pera, las cuales varían —dependiendo de la espe- cie— desde un tamaño equivalente a una cabeza de alfiler hasta el de un guisante. Cada una de estas pequeñas “vejigas” está sellada con una puerta hermética cuyo bor- de inferior tiene cerdas. Un diminuto crustá- ceo (emparentado con el camarón, pero apenas visible para nosotros) nada y pasa rozando las cerdas. En 1/60 de segundo, el animal es atrapado por la vejiga, donde las enzimas lo matarán y digerirán poco a poco. Pero, ¿cómo logran estas plantas de rapiña moverse lo suficientemente rápido para atrapar animales que vuelan o nadan? FIGURA 44-1 Una planta rocío del sol atrapa a un alas de encaje
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