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Las semillas y los frutos obtienen de su planta progenitora nutrimentos para crecer y desarrollarse. No debe extrañar que la maduración de las semillas y la de los frutos estén muy coordinadas. Casi todos los frutos que aún no están maduros tienen colores que pasan inadvertidos (normalmente verde, como el resto de la planta) y son duros, amargos e incluso, en algunos casos, venenosos. Por ello, los animales casi nunca co- men frutos que no han madurado. Una vez que las semillas maduran, también lo hace el fru- to: se vuelve más suave porque las enzimas debilitan sus pare- des celulares, más dulce porque los almidones se convierten en azúcar, y de color más brillante porque la verde clorofila se descompone conforme se sintetizan más pigmentos amarillos, anaranjados y rojos. Los colores brillantes hacen a los frutos más atractivos para los animales (FIGURA 44-13). Si camina- mos por la sección de frutas y verduras del supermercado, ve- remos frutas de colores brillantes, ya que están adaptadas para atraer animales diseminadores de semillas. En frutos como los plátanos, las manzanas, las peras, los to- mates y los aguacates, los cambios que acompañan a la madu- ración son estimulados por el etileno. El etileno es sintetizado por las células de la fruta en respuesta a una elevación del ni- vel de auxina liberada por las semillas (un importante meca- nismo para coordinar el desarrollo de las semillas y los frutos). Como el etileno es gaseoso, una fruta madura emite continuamente etileno al aire. En la naturaleza es probable que el efecto de esto sea insignificante, pero si se guardan fru- tas en un recipiente cerrado, el etileno liberado por una ace- lerará la maduración de las demás. El descubrimiento del papel del etileno en la maduración revolucionó la comerciali- zación moderna de frutas y verduras. Los plátanos que se cul- tivan en América Central se pueden cortar cuando están verdes y duros para enviarse a los mercados norteamericanos. Al llegar a su destino, los comerciantes los exponen a etileno y pueden vender fruta perfectamente madura (véase la FIGU- RA 44-12b). Pero no todos los frutos maduran correctamente si se les separa de la planta. Las fresas, por ejemplo, no madu- ran en presencia de etileno, así que es preciso dejar que ma- duren en la planta; es muy difícil lograr que las frutas suaves y maduras lleguen a los mercados sin deteriorarse. Aunque los tomates verdes maduran cuando se les rocía etileno, nunca tie- nen el mismo sabor de aquellos que maduraron en la planta. La senectud y el estado de latencia preparan a la planta para el invierno En otoño los frutos maduran y caen al suelo, poniéndolos a la disposición de los animales que los comerán y luego dispersa- rán las semillas. En el caso de las plantas perennes de hoja an- cha, también es necesario perder las hojas porque en invierno representarían una carga: no podrían efectuar fotosíntesis, pe- ro sí permitirían la evaporación del agua. Las hojas, los frutos y las flores sufren un envejecimiento rápido llamado senectud. La senectud es un proceso complejo controlado por varias hormonas distintas. En casi todas las plantas, las hojas sanas y las semillas en desarrollo producen auxina, que ayuda a man- tener la salud de hojas o frutos. Simultáneamente, las raíces sintetizan citocinina, que sube por el tallo y llega a las ramas. La citocinina también evita la senectud. (Las flores cortadas que se compran en la florería a menudo fueron rociadas con citocinina para mantenerlas frescas durante más tiempo). Pe- ro al acercarse el invierno, la producción de citocinina en las raíces disminuye y los frutos y hojas producen menos auxina. Mientras tanto, las hojas viejas y los frutos maduros liberan etileno, el cual estimula la senectud de las hojas; durante ese periodo las proteínas, los almidones y la clorofila se descom- ponen en moléculas simples, las cuales son transportadas a las raíces y otros tejidos permanentes de la planta como provi- sión para el invierno. La senectud concluye con la formación de la capa de abscisión en la base del pecíolo que une la hoja con el tallo (FIGURA 44-14). El etileno estimula esta capa de células de paredes delgadas para que produzcan una enzima que destruye sus paredes celulares. Cuando el lugar de unión capa de abscisión yema pecíolo de la hoja FIGURA 44-14 La capa de abscisión Este corte transversal muestra la capa de abscisión que se forma en la base de una hoja de arce. Una nueva yema foliar es visible por encima de la hoja a punto de morir. FIGURA 44-13 Los frutos maduros se vuelven atractivos para los animales diseminadores de semillas El fruto del nopal es verde, duro y amargo antes de madurar, lo que desalienta a los animales que podrían comerlo. Una vez que las semillas maduran, el fruto se vuelve blando, rojo y sabroso, lo que atrae a animales como esta tortuga del desierto. El tracto di- gestivo del animal no daña a las semillas maduras, que se dispersan con las heces. PREGUNTA: Los ingenieros agrícolas han desarro- llado plantas de tomate genéticamente modificadas en las que se bloquea la producción de etileno. ¿Por qué tales plantas son valio- sas para los cultivadores de tomate?
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