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que el número de proteínas existentes en la especie humana
es considerablemente superior, lo que puede deberse a que en
los genes humanos se produce un splicing alternativo más
extenso que en otros organismos, con unas estimaciones de
al menos tres ARNm diferentes por gen, aunque en algunos
casos el número puede ser considerablemente mayor. Este
hecho, junto a las diferentes modificaciones postraducciona-
les que pueden sufrir las cadenas polipeptídicas, determina
que el número total de proteínas diferentes existente en los
seres humanos pueda superar las 100 000.
Otro aspecto llamativo del genoma humano es que el por-
centaje de ADN codificante de proteína sea inferior al 2% del
ADN total. Aunque desde finales de la década de los setenta
se conocía la estructura discontinua de los genes eucarióti-
cos, en donde los intrones ocupan un espacio mucho mayor
que los exones (véase el Cap. 18), no parecía lógico esperar
un porcentaje tan bajo de ADN codificante. El ADN trans-
crito se considera que supone el 28% del total, mientras que
el restante 72% sería ADN no transcrito, del que más de la
mitad correspondería a ADN repetitivo (52% del genoma).
Tanto al ADN no codificante, localizado en regiones intergé-
nicas, como al ADN intragénico que corresponde a intrones,
se le ha denominado durante mucho tiempo ADN basura,
debido a su nulo protagonismo en la célula, pero hay razones
para sospechar que parte de este ADN puede desempeñar
funciones reguladoras importantes. Así, por ejemplo, se pien-
sa que algunos miembros de la familia de secuencias repeti-
tivas Alu (que ocupan alrededor del 10% del genoma), con-
centradas en la proximidad de los genes y que han sido
retenidas en el genoma humano a lo largo de la evolución,
pudieran tener alguna funcionalidad. También se han encon-
trado gran número de secuencias relacionadas con retro-
transposones, segmentos de ADN que parecen no tener nin-
guna función excepto la de copiarse y pasar de unas
posiciones del genoma o otras. El descubrimiento en los últi-
mos años, en muchos organismos eucarióticos, incluido el
ser humano, de la presencia de un gran número de tipos dife-
rentes de ARN con funciones reguladoras, como los micro
ARN o los ARN interferentes pequeños, generados a partir
de secuencias de ADN consideradas anteriormente como no
codificantes, sugiere que quizá se ha menospreciado la rele-
vancia de ese ADN basura, y que tal vez dentro de ese ADN
se encuentre la denominada por algunos autores como «cara
oculta del genoma».
Aunque la observación microscópica del cariotipo huma-
no indicaba que había variaciones significativas en la estruc-
tura de los diferentes cromosomas, la secuenciación del
genoma ha venido a poner claramente de manifiesto que
existe un reparto desigual de los genes entre los diferentes
cromosomas. Así, mientras que la densidad promedio teóri-
ca estaría alrededor de 10 genes por Mb, el cromosoma 19
está repleto de genes (23 genes/Mb) mientras que el cromo-
soma 13 es poco denso (5 genes/Mb). En cualquier caso, la
densidad génica está muy por debajo de la de los organismos
procarióticos, donde son normales densidades próximas a los
1000 genes/Mb. Las denominadas islas CG son también más
abundantes en las zonas ricas en genes, lo que refuerza la
posibilidad de que actúen como elementos reguladores de
los mismos.
Por último, cabe resaltar que la secuencia conocida del
genoma humano es la secuencia promedio obtenida a partir
de las muestras de los donantes del ADN. Indudablemente,
aunque esta secuencia es representativa de la especie huma-
na, no existe una secuencia única para el genoma de todos los
seres humanos, y cada individuo, a excepción de los gemelos
univitelinos, tiene su propia secuencia personal irrepetible.
De hecho, desde antes de la publicación del borrador del
genoma humano ya se conocían polimorfismos entre indivi-
duos, que afectaban, tanto a secuencias codificantes, como a
no codificantes (en especial, minisatélites y microsatélites).
Un aspecto pendiente del Proyecto Genoma Humano es
determinar la proporción de polimorfismos y su influencia en
la funcionalidad del genoma. Uno de los polimorfismos más
abundantes afecta a los denominados polimorfismos de un
nucleótido único (SNP). Los datos preliminares indican que
la frecuencia de SNP puede estar próxima a uno por cada
kilobase. Desde el punto de vista de la Medicina, el interés se
centra en aquellos polimorfismos que están relacionados con
la existencia de enfermedades genéticas.
24.5 GENÓMICA COMPARATIVA
La secuenciación de los genomas proporciona una herra-
mienta importante para el estudio de las relaciones evolutivas
entre los diferentes organismos, más allá de su mera relación
fenotípica (morfológica o bioquímica). La comparación, por
medio de sistemas informáticos, de las secuencias de dos
especies diferentes puede dar una indicación fehaciente de
las analogías y diferencias, a nivel de secuencias de ADN, lo
que suministra una importante información acerca de la dis-
tancia evolutiva entre las mismas. Esta aproximación ha per-
mitido constatar que los organismos procarióticos están for-
mados por dos grupos diferentes, que divergieron al principio
de la formación de la vida en nuestro planeta: las bacterias (o
eubacterias) y las arqueas (arqueobacterias), por lo que los
seres vivos han quedado divididos en tres grandes dominios:
bacterias, arqueas y eucariotas. 
La comparación de secuencias de organismos pertene-
cientes a los diferentes dominios permite estimar qué genes
comparten y que, por tanto, han tenido que estar en ellos
desde tiempos ancestrales y cuáles son específicos de una
422 | Genoma, patología molecular y terapia génica
24 Capitulo 24 8/4/05 11:46 Página 422
	BIOQUÍMICA Y BIOLOGÍA MOLECULAR (...)
	CONTENIDO
	PARTE II: BIOLOGÍA Y PATOLOGÍA MOLECULAR
	SECCIÓN V GENOMA, PATOLOGÍA MOLECULAR Y TERAPIA GÉNICA
	24 PROYECTO GENOMA HUMANO Y GENÓMICA
	24.5 GENÓMICA COMPARATIVA

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