Logo Studenta

Analisis teorico- historia de desarrollo

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Planteamiento del problema 
 A nivel global estamos atravesando una crisis sanitaria; los gobiernos mundiales incluyendo el de México, adoptaron los protocolos instituidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), siendo más relevante el confinamiento iniciado en México el mes de marzo del año 2020, esto provocó grandes cambios en las dinámicas sociales e individuales, afectando la economía, el ámbito laboral, de salud y escolar. Todo proceso de socialización cuerpo a cuerpo quedó interrumpido, se implementaron medidas de sanidad tales como el uso de cubrebocas en todo momento, las prácticas y costumbres sociales de afecto como abrazos, saludos, tocarse y estar cerca, resultaban un riesgo de contagio del Covid-19, por lo que procesos como la subjetivación se vieron afectados, no solo en los adultos, sino también en los infantes, pues estos aprenden a relacionarse a partir de la mimesis e identificación con los adultos.
Asumimos que los niños tienen dinámicas propias y que estas cambian o se vieron afectadas a partir de la falta de interacción, hablamos no solo de las dinámicas familiares, sino de las escolares, de guardería, de juego/motricidad, de cuidado, de alimento, a la vez que realizaremos una intervención con un niño o niña y un análisis teórico de su historia de desarrollo.
La situación sanitaria está generando en los individuos un proceso de adaptación a nuevas formas de relacionarse. Antes del confinamiento los niños tenían la posibilidad de relacionarse de manera física, a través de la interacción propiciada por lugares de recreación tales como el jardín de niños, la escuela primaria, estancias de guardería y parques, la interacción en estos lugares es imprescindible para el desarrollo de los niños, así como para su proceso de individuación. De lo anterior hemos elegido el grupo poblacional de niños con edad de tres a cuatro años por su proximidad a la etapa escolar, pues es en esta etapa que el infante expande su círculo social, más allá de su núcleo familiar, y por lo tanto posibilita el desenvolvimiento del niño en la vida social y su inserción en la cultura. 
Como primer punto se realizará una entrevista a ambos padres o a una madre con el fin de armar la historia de desarrollo del niño o niña, durante la gestación del embarazo, esta entrevista se llevará a cabo en sesión de Zoom, por nuestro compañero André Armenta, las demás integrantes del equipo serán observadoras y podrán intervenir en caso necesario. 
Para desarrollar de manera completa la historia de desarrollo y el posterior análisis teórico de esta, se aplicará la Guía Portage de desarrollo, la cual posee 5 grupos de aplicación, cada área será aplicada por un miembro del equipo, en sesiones de Zoom, debido a las condiciones de sanidad y distancia entre los miembros del equipo. Esta aplicación de la guía se llevará a cabo después de haber realizado la entrevista a los padres, mamá o cuidador/a de la niña o niño que se haya seleccionado. 
La aplicación de la guía se llevará a cabo en al menos tres sesiones con la niña o niño y la colaboración del tutor. Serán dos personas del equipo por cada sesión, quedando únicamente una persona para la aplicación de la última área de desarrollo para la tercera sesión. 
Encargados de cada área de desarrollo Edith: Socialización, Yolohtzin: Cognición, Berenice: Lenguaje, Monserrath: Desarrollo motriz, André: Autoayuda. 
Posteriormente se abordarán los efectos de las nuevas dinámicas del niño/a durante el encierro en la pandemia.
Esta historia de desarrollo corresponde a Leonardo nacido el día 5 de octubre del año 2017, quien al momento de la realización de este escrito cuenta con 3 años y 7 meses de edad. La entrevista, de donde recabamos la información necesaria para realizar este trabajo, fue hecha exclusivamente a Ivette, la madre del infante. 
La conformación de la pareja y de la familia compuesta por Ivette, Axel y Leonardo, es descrita como “Todo muy rápido” y este significante seguirá presente. Comenta el miedo que tenía a la formalización de la relación por su experiencia con la pareja anterior a pesar de haber salido todo un año con su actual esposo (Axel). Respecto a esta decisión ella menciona “me ganó” haciendo referencia a una cuestión de meritocracia para la concretización de la relación afectiva. El primer embarazo de la pareja sucede a los 6 o 7 meses desde su oficialización, lo que los lleva a mudarse juntos, sin embargo, el embarazo se pierde a causa de un aborto espontaneo sin explicación concreta de los médicos. 
A raíz del aborto hubo revisiones ginecológicas en las que se le informó que tenía pocas posibilidades de embarazo pues contaba con menos foliculos ovaricos de los normales. Esto la llevó a hablar con su esposo acerca de su deseo de ser madre “Es un proyecto de vida que sí quería”, inscribe al esposo en el deseo pero no menciona si él también deseaba ser padre. Comienzan a descuidar sus métodos anticonceptivos denotando esta ambivalencia del deseo. También se observa que sus otros deseos apuntan fuera de la maternidad, directamente a las áreas laboral, económica, patrimonial y de intereses personales como viajar. 
El primer significante que aparece con la noticia del embarazo es “difícil”. A partir de esta etapa ella denomina una “nueva vida” por los cambios que se suscitaron en su cuerpo y en su trabajo. Hay una conformidad/resignación con la situación pues dice que se fue acostumbrando a pesar de que la adaptación fue difícil. Por el aborto acontecido antes de este embarazo inscribe a Leonardo como la reposición de una perdida, viene a ocupar el lugar de este bebé no nato y eso lleva a Ivette a inscribirse en el lugar de preocupona, alterada y a su esposo como su contraparte “Mi mediador”, un apoyo en el miedo constante a que también perdiera a este bebé. El apoyo que fue, se manifiesta en las dos pruebas de embarazo que se realizó. La primera hecha sola, denominada no clara; la segunda en conjunto con su esposo, es la que sale positiva. Lo adjunta a este momento, a la noticia y lo hace partícipe del deseo así como de la felicidad y la incertidumbre por lo nuevo y lo desconocido del terreno parental.. “No fue como tan planeado pero sí muy deseado”. 
El recibimiento de ambas familias fue bueno pero la ilusión está instalada en la abuela materna quien hizo la comparación con la hermana menor de Ivette pues está ya tenía una hija “Ya me decía ¿y tú para cuando?”, “Mi mamá fue la más feliz con la noticia”. Es posible que exista una rivalidad inconsciente entre hermanas, inscrita por el deseo de la madre.
Existe una identificación muy fuerte con el género femenino que fue expresada en el deseo de esta madre de que su bebé fuera niña. Todas las mujeres en su contexto social, o así lo percibió ella, dieron a luz a niñas y su propia familia está conformada en su mayoría por mujeres. Menciona la familiaridad con el sexo femenino y el desconocimiento e incertidumbre que le generó el masculino. “Cuando supimos que iba a ser niño no me caía el 20. ¿Cómo se cuidan los niños?”. En esta ambivalencia del deseo materno se encuentra la resignación “Pero bien, también me dio mucho gusto” y aparece otra vía en la que encamina la noticia del sexo del bebé. 
La noticia a los padres de la pareja fue dada en forma de regalo, con la prueba de embarazo y artículos de bebé en una caja. Al no ser cumplido su deseo identificatorio con el sexo del bebé, simbolicamente, con la forma de dar la noticia, está cumpliendo con el deseo Edipico, darle al padre un hijo pues en cuanto se entera del sexo del bebé Ivette comenta “Lo primero que pensé es: Ay, mi papá va a ser muy feliz. En la familia somos puras mujeres y él siempre quiso un niño”. 
Establece en la figura de su sobrina la idealización de su bebé, “a lo mejor se parece a ella”. Surge de nuevo la comparación como la que hace su madre con ella y su hermana. Sin embargo, sus pre-representaciones físicas del bebé también son creadas a partir de su imagen y la de su esposo. Se imagina un niño moreno y de cabello chino (rizado),presentando una sorpresa al descubrir que su hijo era lo contrario, blanco y de cabello lacio. La madre se manifiesta de la siguiente manera: “Entonces no le atiné. Me sorprendió poquito”. Buscando inmediatamente engancharlo a la figura de otro miembro de la familia, en este caso a su abuelo materno. 
Leo no cumplió con ninguna de las pre representaciones (idealizaciones) de su madre. 
“A diferencia de mis amigas nunca he tenido nombres favoritos” El deseo de ser madre no es tan intenso a pesar de haberlo establecido verbalmente, no quiso nombrar a su hijo hasta estar seguros del sexo. La significacion del nombre se la dan ambos padres pues no recuerdan el significado etimológico de Leonardo pero se habla de “un nombre con personalidad” utilizando los adjetivos valiente, fuerte, seguro de sí mismo mientras que en su hipocorístico (Leo) les suena más amigable dando paso a esta doble significación que establecen para la personalidad pre representada en el nombre de su hijo. 
Si hablamos de la maternidad como nos la han planteado a partir de la cultura occidental, se encuentra asociada a sentimientos de amor, cuidado y protección independientes de las condiciones históricas en las que las mujeres son reproducidas como madres. Dicho lo anterior se destacan acciones peculiares que significan la importante relación que se desarrollará entre el niño recién nacido y la madre. La lactancia materna es una de ellas, la cual representa un vínculo entre madre e hijo que favorece la adaptación del bebé al entorno familiar y social. 
El proceso de parto y lactancia en el que tuvo lugar nuestra entrevistada estuvo inmerso de significaciones importantes que destacamos a continuación.
Como primera instancia nos encontramos en el supuesto de que el parto de Ivette fue bastante difícil. Durante su embarazo experimento cambios físicos y emocionales que delimitaron la doble preocupación de la madre por Leo, esto debido a que anteriormente tuvo un aborto espontaneo que condujo a la realización de ultrasonidos constantes para saber sobre la salud del bebé. Estos sentimientos de angustia se relacionan con el deseo de ser madre y la prominente preocupación de que se repitiera un caso similar, sin embargo, Ivette mencionaba que se daba cuenta de cómo estos sentimientos de preocupación afectaban al bebé, por lo que conforme el embarazo avanzaba su nivel de preocupación disminuía. 
Cuando el momento de dar a luz llegó, Ivette estaba segura de que Leo nacería por parto natural, sin embargo, diversas circunstancias[footnoteRef:0] delimitaron que se hiciera una cesárea cuando Leo tenía 8 meses de gestación. [0: Calcificación de la placenta, es decir ya no le estaba pasando los nutrientes necesarios, y en el parto Leo presentaba doble circular al cuello. ] 
Se menciona que durante la cesárea no hubo complicaciones y en el momento no sintió dolor, fue hasta después cuando la anestesia cesó y la pasaron a una sala de descanso en la cual comenzó con la etapa postoperatoria que delimitó la presencia de fuertes dolores recurrentes, además de la voluntad de búsqueda por ver a su hijo por primera vez. Cuando los doctores la visitaron, le comentaron que Leo tenía problemas para respirar, por lo que fue necesario mantenerlo en terapia intermedia durante tres días, lo que dio lugar a que se alimentará con fórmula para que de alguna manera obtuviera los nutrientes que en el momento necesitaba. 
Si bien como parte del desarrollo de todo individuo está presente el tema de sexualidad, el cual se encuentra en permanente transformación en donde se organizan las etapas indispensables para la formación de la personalidad adulta y la vida sexual madura. Una de estas etapas corresponde a la satisfacción de placer autoerótico del bebé, al momento de succionar el pecho materno, pues la boca es el núcleo primario de energía y gratificación. La boca es la parte del cuerpo que proporciona satisfacción, agrado y acercamiento hacia la madre. 
De lo anterior y debido a la imposibilidad de la madre de amamantar a Leo desde sus primeras horas de vida, fue difícil el proceso de lactancia. Ser lactante significa ser alguien que incorpora algo del otro, por consiguiente, cuando la madre comienza a introducir la leche materna surge un cierto rechazo del bebé por no satisfacer el deseo de inmediato, y cuenta la entrevistada que fue el padre la pieza clave para que Leo desarrollará este vínculo de amor y protección, que por supuesto Ivette le daría al momento de amamantarlo. El proceso de lactancia duró aproximadamente 6 meses y posteriormente utilizó biberón. 
Ivette menciona que Leo utilizó el chupón durante algún tiempo (recordemos que este objeto es utilizado como sustituto del pecho materno, en el cual recae la misma significación), sin embargo, la forma en la que se produjo este destete traumático fue interesante, pues es aquí en donde surge la primera fantasía de la infancia, en la cual se describe el miedo a ser devorado por el otro. Este destete podría dar pie al rechazo por el alimento, lo que en algunos casos propiciaría problemas de alimentación temprana. 
En la entrevista se menciona que el despojo del chupón surge de una noche a otra “quitado de golpe”, por lo que fue un cambio drástico que desencadenó aspectos que al momento de aplicar la guía Portage salieron a la luz, respecto a tardar mucho cuando lo llaman para comer, tener que rogarle para que Leo ingiera alimentos sólidos y la utilización de cubiertos, que, aunque los sostiene bien, aun lo hace tomandolos con todo el puño de la mano. 
En niños en donde no se da el destete de manera adecuada a cada situación particular, surgen situaciones que caracterizan este hecho, por ejemplo, que el infante juegue con la comida y se dé cuenta de que el alimento no es solo para comer. 
A partir de este primer corte con la relación con el otro y la fantasía de devoración se atraviesa por lo que Luterau nombra “el segundo complejo”, que es el control de esfínteres, en el que los excrementos significan parcializar la angustia de devoración, “te doy algo a cambio para que no me comas”. (Luterau, 2018, 23m24s)
La siguiente etapa para desarrollar es la entrada a la guardería. El proceso de separación de la madre con el niño tiene que ser llevado a cabo en un momento específico del desarrollo, no es un momento lineal que tenga que ver con su edad cronológica, sino con el desarrollo particular de las habilidades del niño, en este caso de Leonardo, para aprender a diferenciar los objetos exteriores a sí mismo, es decir la capacidad del niño de reconocer un objeto como un “no-yo”, la capacidad de haber creado una imagen mental del Objeto-madre con quien gracias al proceso precedente de lactancia ha creado su primer vínculo de relación objetal.
Como señalan autores como Melanie Klein, de acuerdo con el pensamiento omnipotente del niño, él cree que el proceso de la satisfacción oral y de satisfacción alimentaria tiene que ver con su propio deseo de ser satisfecho, además de que el pecho de la madre es reconocido por el lactante como una parte de él, busca introyectar lo mediante el chupeteo y las posteriores mordidas que surgen con la dentición del niño. El pecho materno es objeto del amor-odio del niño, esto es importante puesto que denota las pulsiones destructivas y de reparación, es decir, la madre suficientemente buena, hablando en términos de Winnicot, deberá permitir que el niño exprese estas pulsiones para saber inconscientemente que puede destruir/odiar un objeto y este no va a dejar de existir, es decir soportara toda esa agresividad expresada. (Permanencia del objeto, Piaget) 
Todo lo anterior se requiere para entender porqué es necesaria la creación de una zona intermedia que dará pauta para una separación madre-hijo y que ésta no se lleve a cabo de manera traumática para ninguno de los dos, pues tanto el niño como la madre se encuentran en estado de dependencia emocional uno del otro. Esta zona intermedia propicia el espacio para lo que Winnicot (1951) denomina ¨objeto transicional ̈ un objeto generalmentesuave, esponjoso, que cumpla la función de brindar seguridad, comodidad y cobijo, que además soporte también las pulsiones de odio y destrucción del pequeño; la elección de un objeto transicional solo se puede llevar a cabo si ya existe una imagen mental estable de la madre. 
En el caso de Leo, es interesante como a su ingreso en la guardería a la edad de 1 año, requería estar en todo momento sosteniendo una cobija. Ivette, mamá de Leo como ya hemos visto, se narra que no era una cobija en especial, podía ser cualquier cobija y que eso le hacía sentir protegido, dentro de la estancia que correspondía a su grupo de edad Leo lloraba y quería alcanzar las cobijas, sin embargo por cuestiones de protección tanto para él como para sus compañeros no se le permitía tomarlas, pues podían tropezar con la misma, por lo que decidieron llamar a Ivette y sugerirle que cortara una cobija, al menos un rectángulo que fuera como un pañuelo, y así lo hizo. Lo que se puede observar en esta zona intermedia de separación es que no se llevó a cabo la separación de Leo con su madre en el momento indicado para él, por cuestiones de trabajo y tiempo, Leo tuvo que entrar de manera sorpresiva a la guardería, pues el proceso de lactancia duró apenas 6 meses y según lo describe Ivette, fue muy difícil, y el hecho de que el destete también ocurrió de manera abrupta, si recordamos el aspecto del chupón, “quitado de golpe”.
La etapa que constituye la “guardería” en la historia de desarrollo de Leo, es sumamente importante de revisar, pues la entrada apresurada y la separación madre-hijo precipitada pudo haber desencadenado en Leo una angustia de separación muy marcada durante este periodo, pues Ivette, narra que hace apenas poco tiempo Leo pudo dominar parcialmente el dormir solo en su habitación, el aspecto de los terrores nocturnos será revisado con mayor detenimiento más adelante. 
Para retomar la idea del objeto transicional, el apego a las cobijas por parte de Leo tiene que ver con un primer “momento” que A. Freud determina en el capítulo 3 de su texto Normalidad y patología en la niñez, en el apartado Desde el cuerpo hacia los juguetes y desde el juego hacia el trabajo; nos dice 
“El juego es al principio una actividad que proporciona un placer erótico, comprometiendo a la boca, los dedos, la visión, la total superficie de la piel. Se lleva a cabo en el propio cuerpo (juego auto erótico) o en el cuerpo de la madre”
Y aunque no se sabe con certeza si Leo además de sostener la cobija también realizaba actividades de placer autoerótico tales como chupetear la cobija, se ubica este primer objeto de transición como perteneciente a este momento. 
Posteriormente durante la primera sesión de aplicación de la Guía Portage con Leo, entre los materiales que fueron solicitados a la madre para llevar a cabo las actividades, se encontraba la petición de un juguete que el niño eligiera, que fuera su juguete favorito o el que más le gustara, lo interesante es que el pequeño Leo eligió un peluche de León que sostuvo en sus brazos en determinados momentos, incluso el peluche posee un nombre que Leo le otorgó lo que denota esta catectización de libido que Leo pone en su peluche, “Leoncín” es su nombre, incluso en determinados momentos de la sesión Leo interrumpió las actividades y tomaba a su peluche para mostrarlo o jugar con él. 
Esta elección de objeto de transición específico pertenece a un tercer “momento” que A. Freud determina como objetos simbólicos acariciados y maltratados alternativamente, este peluche es simbólico para Leo porque existe una gran identificación con él, no es una casualidad que el nombre “Leo, Leonardo” sea asociado precisamente a la imagen real de un León, y si se recuerda la significación que Ivette le da al nombre durante la entrevista, son adjetivos como “seguro”, “valiente”, “fuerte”; esta identificación también se logró apreciar en una actividad realizada con Leo durante la sesión del área “socialización”, se le mostró un peluche de oso con una corbata, el cual servía para interpretar algún personaje conocido de su familia para que él pudiera saludarlo como hace de costumbre, la compañera que aplicó esta área de la Guía sugirió a Leo que el peluche de osito fuera su papá, e inmediatamente Leo dijo que el peluche “Leoncín” sería el hijo, y así se llevó a cabo esa actividad. 
Leo mostró en esta actividad ser capaz de lograr una ecuación de sustitución en el juego, es decir jugar bajo ciertos roles o sustituir un objeto e imaginar que es otro. Sin embargo, otra actividad que tenía que ver con la permanencia de objeto, como el simular hablar con teléfono por alguien se llevó a cabo de manera peculiar, realizó la sustitución de objeto de un celular real por únicamente la carcasa de ese celular, eligió hablar con su papá, pero lo hizo buscando la mirada de este, quien estaba sentado en el sillón de la sala muy cerca del escritorio de la computadora, permaneció fingiendo la llamada viendo fijamente a su papá. 
La segunda situación que surge con Leo en la etapa de entrada a guardería es cuando en cierto momento él, junto al grupo de niños de su edad necesitaban pasar a la siguiente “estancia” y para ello, tenían que dominar ya el control de esfínteres. Ivette menciona que para él fue un cambio totalmente radical comenzar a dejar de usar el pañal, ya que solo avisaba cuando ya estaba sucio “él decía “baño” y significaba que ya se había hecho”. Estando en la guardería se le dificultaba aún más, ya que a ella le pedían de 6 a 8 cambios de ropa y la mayoría de las veces regresaban sucios. Él se encontraba en la primera fase del desarrollo psicosexual antes de asistir a la guardería, ya que tenía completa libertad en cuanto a la evacuación, pero esto cambió por la influencia ambiental que en ese momento estaba presente, es decir, existía la presión para el niño, por un lado social (en aquella institución la mayoría de los niños ya debían de tener más control de esfínteres para poderlos pasar a otra estancia) y familiar (cuando la madre comienza a interferir en el control de esfínteres de su hijo). 
“La segunda fase se inicia por un avance en la maduración. El papel dominante en la actividad de los impulsos se traslada desde la zona oral a la anal y debido a esta transición el niño aumenta su oposición a cualquier interferencia relacionada con sus emociones vitales.” (Freud, A: 1979). La madre comenzaba a tener cierto control de la leche que Leonardo bebía por la noche, para que esté comenzará a dejar de tener “accidentes” tales como mojar el pañal y en ocasiones mojar la cama, ella comenta que él lloraba porque quería leche antes de dormir, ella se la daba pero en cantidades pequeñas, es decir, si antes le daba un biberón lleno de leche poco a poco fue reduciéndose, le daba la mitad o incluso menos de la mitad y cada que esto pasaba Leo dejaba de hacer pipí en la cama y en su pañal. 
La madre comentaba que no estaba presente al comienzo de la tercer fase, debido a que estaba con su hijo solo en las noches cuando regresaba de trabajar y Leo la mayor parte del tiempo estaba en la guardería, esto lleva a pensar que esos accidentes que él tenía durante las noches y en la guardería eran porque Leonardo estaba desilusionado de su madre o en este caso separado de ella tal como lo mencionamos anteriormente con la angustia de separación, Ana Freud (1979) lo explica de este modo, “Un niño que está seriamente desilusionado de su madre o separado de ella, o que sufre de cualquier forma de pérdida de objeto puede no sólo perder la apetencia internalizada de estar limpio, sino que puede reactivar el empleo agresivo de la incontinencia. Esto puede originar incidentes de incontinencia que se consideran como "accidentes”. Esta incontinencia estuvo acompañada de terrores nocturnos, pues hubo ocasiones en las que Leo despertaba llorando y gritando al menos dos veces durante la noche, y solo lograba volver a dormir si Ivette se acostaba a su lado, lo cual tiene que ver con la marcada angustia de separación. 
Al iniciar la pandemia (hace unaño aproximadamente) se le facilitó más a la madre ayudar a su hijo a dejar el pañal, ya que ella comenzó a ayudarlo en casa, lo dejaba sin pañal durante el día y por la noche se lo ponía. Menciona que llegó a evacuar en diferentes ocasiones sin avisar pero posiblemente sea porque “se consideran objetos preciosos, el niño les otorga un carácter de "regalo" que entrega a la madre como un signo de amor; puesto que reciben también una carga agresiva, constituyen instrumentos por medio de los cuales se descargan las desilusiones, la rabia y la agresión en las relaciones con los objetos” (Freud, 1979), pero poco a poco lo fue controlando y ya comenzaba a diferenciar la orina y el excremento. Es necesario mencionar que Leonardo mostraba un miedo por hacer del baño parado, posiblemente este miedo se producía en Leo debido a una relación inconsciente entre el deseo de su madre porque Leonardo fuera una niña y la imagen de que las niñas van al baño sentadas, es probable que a él le afectara inconscientemente, que al creer que si hacía parado probablemente su madre se enfadaría con él. Podemos mencionar un poco sobre la fase fálica, él al darse cuenta de que no posee el mismo miembro sexual que su madre, hizo efectiva la angustia de castración, pues apenas hace tres meses comenzó a hacer parado y dejó de tener miedo. Sin embargo, cuando Leo asistía a la guardería, comenzó a presentar miedo al ir al baño, pues tan solo de escuchar la palabra "baño" le hacía sentir mal ya que comenzaba a llorar y no quería ir solo, necesitaba de su mamá para que ella lo acompañará. 
Está claro que Leonardo se encuentra todavía en la transición de la tercera y cuarta fase, ya que apenas va comenzando a ir de manera independiente al sanitario, nos comenta la madre que en una mínima de veces Leo suele pedir ayuda, pero únicamente para que le pase la toalla para secarse las manos o papel en caso de que esté ya se haya terminado. Como menciona Ana Freud (1979) “sólo durante la cuarta fase se asegura por completo el control de los esfínteres, cuando éste ya no depende de las relaciones objetales y alcanza el estadio de intereses totalmente neutralizados y autónomos del yo y del superyó.” 
Cotidianidad y desarrollo
Durante la entrevista, con fines de investigación se le pidió a Ivette que describiera un día normal en la vida de Leo previo a la cuarentena en comparación con la situación actual en busca de rezagos relacionados con la sociabilidad. 
En ello Ivette relata que anterior a la cuarentena su cotidianidad recaía en un acelerado ritmo: Se levantaba temprano para vestir, alistar, dar de desayunar a Leo y emprender el camino de aproximadamente una hora hacia la guardería del infante, para después dirigirse a su trabajo en el cual pasaba todo el día, teniendo un horario de 9:00 am-6:00 pm aproximadamente. A las 5 pm el padre de Leo pasaba por él y se dirigían al trabajo de Ivette para esperarla y posteriormente regresar a casa de nuevo en un trayecto de 1 hora. Llegando a casa Ivette cenaba con su familia, ponía ropa a lavar y se recostaba con Leo hasta que este caía en sueño, más tarde se disponía a dormir para comenzar de nuevo la rutina “era como siempre andar corriendo”. 
En esta rutina anterior a la situación de cuarentena se observa que entre semana el tiempo que Leo y su madre solían compartir era limitado ya que el infante residía mayormente en la guardería (Característica que puede dar explicación a la facilidad que Leo posee en el ámbito social al convivir con otros niños en este espacio, tomando en cuenta las dificultades en cuanto a la separación de su madre) y su madre en el trabajo. Situación rutinaria que cambiaría durante el periodo de confinamiento:
Ivette se levanta a las 8, se baña, posteriormente levanta, viste a Leo y desayunan junto con una maestra particular (En la cual no se ahondó mucho, pero ha sido vital para el desarrollo de Leo durante la cuarentena). A las 10 Ivette entra a trabajar mientras que Leo y la maestra acuden a la ludoteca (de 10:30am a 2:30 pm) ubicada dentro de los departamentos. A las 12 Ivette le lleva alguna colación a Leo. Al cabo de dos horas y media Leo, la maestra e Ivette comen de nuevo juntos, posterior a esto la maestra se va y Leo espera viendo la televisión hasta que su padre llega para llevarlo a jugar al roof garden, igualmente situado en el edificio o en ocasiones juegan dentro del departamento hasta que Ivette sale de trabajar (horario variado: 7-7:30,8:30 o más tarde). Cenan juntos y se disponen a realizar la rutina de noche, es decir, a veces acompaña al baño a Leo (en un 50% de las veces según ella) Supervisa que el infante cepille sus dientes, lo baña y posteriormente se recuesta a su lado hasta que este se duerme. Cuando Leo duerme Ivette se dispone a ir a su cuarto para ejecutar la misma acción, ella menciona que la rutina en pandemia “está más padre así”.
Cabe resaltar que esta dinámica no se sigue todos los días de la semana, ya que la maestra acude únicamente martes, miércoles y jueves.
Dentro de estas preguntas se esperaba un déficit en la sociabilidad del infante, sin embargo, el contraste entre los dos contextos planteados en la entrevista (confinamiento y previo a confinamiento) apuntaron a una prevención en el rezago de la motricidad del niño, así como a la adquisición del control de esfínteres, esto debido a la atención proporcionada por la madre y la maestra durante el confinamiento. Esto apunta a pensar que los estímulos proporcionados en guardería no bastaban para llenar los requerimientos exigidos por Leonardo para su desarrollo.
Abordemos primero el tema del dominio del esfínter: “Antes de la pandemia, en la guardería él ya había comenzado a dejar el pañal”. Aunque sin éxito alguno, Ivette notaba un rezago, incluso la institución ya la había citado para tratar esta cuestión.
En este caso Leo requirió atención focalizada por parte de su madre (asesorada por la maestra) para lograr dominar sus esfínteres y los miedos anteriormente mencionados alrededor de esta habilidad, problemática que, con la insistencia de Ivette, poco a poco y recientemente fue superada, sin embargo, la madre comenta que Leo aún necesita en un cincuenta por ciento de su compañía, para cumplir con los procesos excretores “A veces si va solito y otras veces quiere que lo acompañe”.
Cabe resaltar que Ivette ocasionalmente ocupa la visita de un amigo de Leonardo (El cual ya va solo al baño) para motivar a que haga lo mismo “él ya va solo como niño grande”.
¿Qué significa que Leo pueda dominar sus esfínteres con mayor facilidad en presencia de la mamá? “fue mucho más fácil estando yo aquí” ¿Será acaso que, para él, ella es la única digna de recibir lo que él puede dar? Leo necesita un objeto de amor a quien regalar su excreción, objeto o persona que no encontró en la guardería ya que en esta Leo presentaba una incontinencia “regresaba con varias mudas sucias” como posible agresión hacia sus cuidadores de institución.
En cuanto a lo motriz, cabe resaltar que a pesar de que Leonardo es muy activo es difícil ignorar el factor tecno-virtual en el cual podría estar inmerso un tiempo considerable: “le encanta ese canal de YouTube” “Ya domina el xbox” “sabe descargar los juegos del celular”. Puede ser que estas tecnologías de alguna manera hayan influido en el previo rezago que Leonardo presentó en el ámbito motriz. En palabras de Ivette, la maestra le había comentado que Leo ya debería contar con habilidades de bajar y subir las escaleras pie a pie, y saltar.
Afortunadamente esta cuestión fue superada gracias a los ejercicios que la maestra trabajó con él “ahorita dice que ya va bien de acuerdo con su edad”.
Incluso se resalta el hecho de que Leonardo no completó la última sesión vía Zoom debido a lo que él explicó como sueño “si el sol no sale me da sueño” y su madre relaciona como falta de interés. Un ejemplo más de cómo las tecnologías pueden limitar los estímulos que se encuentran en interacciones presenciales. 
Puede ser que para la mayoría de los infantes la atención previa a la cuarentena,brindada en la guardería haya bastado para cumplir con las exigencias requeridas para satisfacer las pulsiones del infante, sin embargo, el hecho de que Leonardo pudiera disponer de mayor riqueza en cuanto a su desarrollo en presencia de la madre, podría apuntar a lo que Mahler denominaría un reforzamiento en el rapprochment (acercamiento), etapa esencial para la individuación del infante en donde la motricidad juega un papel determinante y es caracterizada por “Una necesidad aumentada y un deseo de que su madre comparta con él cada nueva adquisición de destreza y experiencia” (Mahler, M. 1972,) Ya que el niño, en este caso Leo, necesita la referencia de su objeto amado para reforzar su identidad yoica.
Conclusión 
Este trabajo esperaba que el contexto social que se está viviendo dentro del confinamiento, de alguna manera reflejara un déficit o posible rezago en el desarrollo infantil, específicamente en el aspecto social, ya que como anteriormente se mencionó, las interacciones presenciales son difíciles de llevar a cabo durante el confinamiento.
Evidentemente las interacciones, rutinas y dinámicas dentro de la vida de nuestro sujeto de estudio (Leonardo) no estuvieron exentas de cambio, sin embargo, para nuestra sorpresa, esto repercutió de manera positiva en el desarrollo del infante ya que Leo, a pesar de demostrar destrezas sociales previamente adquiridas durante su estancia en guardería poseía también dificultades motrices y relacionadas al control de esfínter previamente redactados. Dichas dificultades pudieron ser solventadas durante el estado de confinamiento, debido a la estimulación y el trabajo tanto de la maestra particular, como de sus padres. Esto nos lleva a pensar, no obviando nada, que cada niño dentro de su subjetividad requiere intensidades, atenciones, ambientes y estimulaciones distintas para evitar tanto posibles rezagos como retrasos en su desarrollo.
· Comentarios generales de la aplicación de la Guía Portage 
La primer área de la guía Portage aplicada a Leo fue socialización, realmente hubo interés por ver el desempeño de Leo en esta área, pues parte de lo que esperábamos de la intervención era observar que tanto había afectado la pandemia a un pequeño que no tuvo la experiencia de asistir al preescolar, sin embargo como vimos antes, Leo, tenía muy fresca la experiencia de asistir a la guardería, por lo tanto demostró haber desarrollado satisfactoriamente la mayoría de las habilidades de socialización, al momento de la aplicación se podía observar a un niño bastante activo que no tuvo problemas para comenzar a comunicarse con la aplacadora, expresándose de manera correcta si hablamos de la pronunciación de las palabras, con expresión verbal y corporal acorde a lo que quería expresar, realizó fácilmente los ejercicios los cuales estuvieron apoyados de una dinámica lúdica con peluches, canto y baile. Durante el desarrollo de la sesión, Leo mostró ser un poco distraído sin embargo si se le pedía seguir la instrucción lo hacía, hubo una dinámica en la que había que preguntar si seguía su turno en alguna situación de juego, se le planteó de manera clara una situación en el parque y Leo mostró un ejercicio de recuerdo o imaginación de esa situación y sin que se le pidiera mostró cómo se hace fila para subir a los juegos, lo cual asombró, pues significa que es capaz de actuar una situación y que tiene perfectamente guardada la experiencia de hacerlo. 
La aplicación de la guía Portage de desarrollo en el área de cognición tuvo complicaciones. El contexto no dió la posibilidad de aplicar los ejercicios de forma presencial sino a través de diversas sesiones en las plataformas de Meet y Zoom lo que condujo a la modificación de materiales e implicó hacer más lúdicos los ejercicios para mantener la atención del infante. 
En el primer contacto que se tuvo en el apartado de cognición con Leonardo no se realizó más que una actividad. El niño se manifestó molesto y con sueño, no quiso ser partícipe del cuento que involucra la actividad y en cuanto se le preguntó si deseaba trabajar en ese momento o después, su respuesta fue afirmativa a la segunda opción por lo que su madre y yo apalabramos la reposición de esta sesión. 
La segunda sesión abierta para este apartado se llevó a cabo tres días más tarde. Después de una reflexión del primer acercamiento se llegó a una reestructuración más dinámica de las actividades (se aplicaron 17 de 24 incisos marcados en la guía). Se utilizaron los recursos del baile, canto y juego facilitando la conclusión de cada prueba y asegurando la atención de Leo. 
Leonardo adjuntaba diversos conocimientos de la siguiente actividad en la que ya estaba realizando sin necesidad de plantearlos, como el nombrar más de dos figuras geométricas y diversos colores mientras dibujaba, lo que permitió evaluar varios incisos a la vez y corroborar la asimilación que el niño tiene de esos conocimientos. 
Es un niño sumamente activo e inteligente, su nivel en el área de cognición (lo que se pudo aplicar) superan lo marcado para un niño en su rango de edad (3-4 años) se expresa de forma coherente y como se menciona antes, recurre no solo a la habilidad y conocimientos que implica la actividad aplicada sino otros conocimientos para realizarla. La estimulación constante en este niño durante el tiempo de pandemia, tanto en compañía de sus padres como de la maestra que le imparte clases presenciales martes, miércoles y jueves han contribuido a que Leonardo rebase los resultados de las pruebas de la guía. 
En el área de lenguaje, logramos observar que Leo sí cuenta con un desarrollo del lenguaje de acuerdo con su edad, pero hubo algunas actividades que requerían de mayor atención para que él las pudiera resolver. Cada actividad tenía un fin específico, por ejemplo, se leyó un cuento durante 5 minutos y después se le realizaron preguntas sobre este mismo para ver que tanto prestaba atención, el resultado fue satisfactorio ya que Leonardo si presto total atención y respondió muy bien estas preguntas. Sin embargo, hay tres ejercicios en específico en el que notamos un poco de “rezago” y en algunos el resultado no fue como se esperaba porque Leonardo aún no domina por completo estos temas, en el primer ejercicio él no respondió haciendo uso de 2 a 4 palabras al decir cómo realiza las actividades de vestirse, de lavarse los dientes, de cómo se alimenta, etc., pero si trato de dar una idea de las actividades que suele hacer él sólo. En el segundo ejercicio, Leonardo aún no domina del todo el uso de la palabra “puedo” como pregunta, pero si trata de decir lo que él puede hacer, “yo puedo correr muy rápido”, “yo puedo dar muchas vueltas”, entre otras frases más. Y como tercer ejercicio, él intenta contar sucesos tal y como ocurrieron, pero no de manera verbal sino usando mímica, es decir, imita los movimientos que la persona hace, pero no dice “primero nos lavamos las manos, después nos enjuagamos”, aún no emplea las palabras primero y después. 
Con ayuda de esta evaluación y de las diversas actividades que fuimos realizando, se logró ver que tan avanzado está Leonardo en su lenguaje y en su caso, de acuerdo con la guía, él va acorde a lo esperado, solo falta estimular los aspectos antes mencionados. 
Durante la evaluación del desarrollo motriz, analizamos que Leo es un niño muy activo que tiende a desarrollar satisfactoriamente actividades consideradas de mayor dificultad según la guía. 
Para analizar las actividades que requerían materiales específicos se utilizó la ayuda de la persona a cargo (Ivette) para que la aplicación de la guía fuera lo mas justa posible.
Se le pidió a su mamá un rompecabezas que tuviera las tres figuras geométricas esenciales (Triángulo, círculo y cuadrado) al momento de evaluar este procedimiento, Leo armó un rompecabezas con figuras asimétricas que denota el conocimiento necesario de las figuras esenciales. Para recortar hojas y realizar trazos siguiendo plantillas se le dificulto un poco debido a que se distraía mucho, sin embargo, este proceso también fueconseguido.
En las demás actividades que requerían la presencia de actividad física, se buscaron estrategias como la presencia de cantos, bailes y juegos que atrajeron el interés del infante, todo esto con la finalidad de adaptarnos al plan virtual y conseguir los resultados suficientes para evaluar esta etapa. 
Todos los aspectos de la prueba de desarrollo motriz de Leo fueron conseguidos. 
En la sección de auto ayuda, se observó en Leo un desempeño satisfactorio en la mayoría de los ámbitos, aunque cabe resaltar que existe una entendible dificultad en cuanto a su motricidad fina ya que manipula la mayoría de los objetos utilizando toda la palma de su mano. Lava sus dientes, es capaz de abrir y cerrar broches, abotonar, desabotonar (aunque con mayor dificultad), utilizar ganchos para después colgarlos en los percheros, sabe distinguir los objetos peligrosos de los no peligrosos y utiliza correctamente los cubiertos para su alimentación.
A pesar de contar con las habilidades de abrochar, desabrochar, abotonar, desabotonar, Ivette lo viste en más del 75 % de las ocasiones, en términos de Winnicot,en su obra de la dependencia a la independencia, esto es un efecto de la noción que la madre tiene para satisfacer las necesidades del ego de su primogénito , sin embargo, también puede explicar el hecho de que a Leonardo se le dificulte la tarea de abotonar, sin embargo, no cae en un rezago.
Cabe resaltar el hecho de que en un momento de la entrevista Leonardo cayó al suelo, accidente que cualquiera comete, pero me lleva a pensar en el posible rezago motriz que la maestra detectó en el contexto previo a la cuarentena. 
Bibliografía 
Aberastury, Arminda (1984). “Entrevista a padres”, en: Teoría y técnica del psicoanálisis de niños, Buenos Aires: Paidós. 99-111pp
Baltazar Ramos, A. (2019), Estimulación del desarrollo psicológico infantil, UNAM-FES Zaragoza: México. (pp.9-75)
Cohan, A. (1991) Psicoanálisis con niños y adolescentes Vol.1, no. 1. “El deseo y el discurso de los padres en la constitución psíquica del hijo según Piera Aulagnier” 46-59 pp.
Doltó, F. (2000) La función maternal y su simbología, en: Lo femenino, Paidós, Barcelona. 57-108 PDF
Freud, A. (1965 [1997]), “La evaluación de la normalidad en la niñez”, en: Normalidad y patología en la niñez, Paidós: Barcelona (no se citan aquí páginas por tratarse de una versión digital).
López, M; León, N. (1991). Representaciones mentales de los padres. 11-37 pp, México. 
Lutereau, L. (2018). Lo infantil en nuestra época: síntomas actuales de los niños. (Archivo de video) recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=ADSE6ZOh2FY
Mahler, M. Simbiosis humana y vicisitudes de la individuación, Sobre conceptos de simbiosis y separación-individuación 22-53pp
Winnicott, D. (1971) Realidad y juego. Gedisa, Bs As. Cap. 1 Objetos y fenómenos transicionales. 17-45pp
Winnicott, D. (1981) El proceso de maduración en el niño. Estudios para una teoría del desarrollo emocional, De la dependencia a la independencia en el desarrollo del individuo. Ed. Laia Barcelona

Continuar navegando