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COLUMNA VERTEBRAL Curvaturas de la columna vertebral Anatomía de superficie de las curvaturas de la columna vertebral Estructura y función de las vértebras Características regionales de las vértebras Anatomía de superficie de la columna vertebral Articulaciones de la columna vertebral Movimientos de la columna vertebral Vascularización de la columna vertebral Nervios de la columna vertebral MÉDULA ESPINAL Y MENINGES Estructura de los nervios espinales Meninges espinales y líquido cerebroespinal Vascularización de la médula espinal y raíces de los nervios espinales MÚSCULOS DEL DORSO Músculos extrínsecos del dorso Músculos intrínsecos del dorso Anatomía de superficie de los músculos del dorso Región suboccipital TÉCNICAS DE DIAGNÓSTICO POR LA IMAGEN DEL DORSO 147 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org CLAVES DEL CUADRO CLÍNICO Variantes anatómicas Procedimientos diagnósticos Ciclo vital Procedimientos quirúrgicos Traumatismo Patología El dorso (espalda), la superficie posterior del tronco, desde el cuello hasta las nalgas (región glútea), es la región del cuerpo a la que están unidos la cabeza, el cuello y los miembros. Debido a su estrecha relación con el tronco, en este capítulo se describen el dorso del cuello (nuca), los músculos cervicales posteriores y profundos y las vértebras. El dorso está constituido por: La piel. El tejido subcutáneo. La fascia profunda. Los músculos (una capa superficial que tiene que ver con la posición y el movimiento de los miembros superiores, y capas más profundas relacionadas con la postura, movimiento y mantenimiento de la posición del esqueleto axial). Los ligamentos. La columna vertebral. Las costillas (en la región torácica). La médula espinal y las meninges (membranas que recubren la médula espinal). Algunos nervios y vasos segmentarios. 148 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org COLUMNA VERTEBRAL La columna vertebral se extiende desde el cráneo hasta el vértice del cóccix, forma el esqueleto del cuello y el dorso y constituye la parte principal del esqueleto axial (huesos articulados del cráneo, columna vertebral, costillas y esternón). Protege la médula espinal y los nervios espinales, soporta el peso del cuerpo por encima de la pelvis, proporciona un eje parcialmente rígido y flexible para el cuerpo y un pivote para la cabeza y tiene un importante papel en la postura y locomoción. La columna vertebral del adulto consta normalmente de 33 vértebras dispuestas en cinco regiones: 7 cervicales, 12 torácicas, 5 lumbares, 5 sacras y 4 coccígeas (fig. 2-1 A a D). El ángulo lumbosacro se encuentra en la unión de la región lumbar de la columna vertebral y el sacro. Solo entre las 25 vértebras superiores existe una movilidad importante. En el adulto, las 5 vértebras sacras se fusionan para formar el sacro y las 4 vértebras coccígeas lo hacen para formar el cóccix. A medida que la columna vertebral desciende hacia el sacro, las vértebras se hacen gradualmente más grandes, mientras que su tamaño disminuye progresivamente hacia el vértice del cóccix. Estas diferencias estructurales se relacionan con el hecho de que las sucesivas vértebras soportan cantidades progresivas de peso corporal. Las vértebras alcanzan su tamaño máximo inmediatamente superiores al sacro, que transfiere el peso a la cintura pélvica en las articulaciones sacroilíacas. La columna vertebral es flexible debido a que está formada por pequeños huesos, las vértebras, separadas por los discos intervertebrales (IV). Las primeras 25 vértebras (cervicales, torácicas, lumbares y primera sacra) se articulan mediante las articulaciones sinoviales cigapofisarias, que facilitan y controlan la flexibilidad de la columna vertebral. Los cuerpos vertebrales constituyen aproximadamente las tres cuartas partes de la longitud de la columna vertebral y los fibrocartílagos de los discos IV, la cuarta parte restante. La forma y resistencia de las vértebras y discos IV, ligamentos y músculos proporcionan estabilidad a la columna vertebral. 149 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 150 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 2-1. Columna vertebral y curvaturas. A a C) Regiones de la columna vertebral en el adulto. Las articulaciones cigapofisarias representativas de cada región están marcadas con un círculo. D) Curvaturas de la columna del adulto. E) Curvaturas de la columna del feto. C + T + L = columna vertebral presacra. Curvaturas de la columna vertebral En los adultos, la columna vertebral tiene cuatro curvaturas: cervical, torácica, lumbar y sacra (fig. 2-1 D). Las curvaturas torácica y sacra (pélvica) –cifosis– son cóncavas anteriormente, mientras que las curvaturas cervical y lumbar (lordosis) son cóncavas posteriormente. Las curvaturas torácica y sacra son curvaturas primarias que se desarrollan durante el período fetal (fig. 2-1 E). Las curvaturas primarias se mantienen a lo largo de la vida como consecuencia de las diferencias de altura entre las partes anterior y posterior de las vértebras. Las curvaturas cervical y lumbar son curvaturas secundarias, que empiezan a aparecer en la región cervical durante el período fetal pero no se hacen evidentes hasta la infancia. Las curvaturas secundarias se mantienen principalmente por las diferencias de espesor entre las partes anterior y posterior de los discos IV. La curvatura cervical se acentúa cuando un niño empieza a sostenerse o a mantener su cabeza erguida. A N A T O M Í A D E S U P E R F I C I E Curvaturas de la columna vertebral 151 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA A2-1. Vista lateral de las curvaturas normales del dorso. Cuando se observa la superficie posterior del tronco, especialmente en la vista lateral, las curvaturas normales de la columna vertebral son aparentes. C U A D R O C L Í N I C O Curvaturas anormales de la columna vertebral En algunas personas, las curvaturas anormales son la consecuencia de anomalías del desarrollo; en otras, las curvaturas son el resultado de procesos patológicos como la osteoporosis. Este proceso se caracteriza por la desmineralización de los huesos causada por una perturbación del equilibrio normal del depósito y resorción del calcio. Los huesos se vuelven débiles y frágiles y están expuestos a fracturas. La osteoporosis del cuerpo vertebral se presenta en todas las vértebras, pero es más frecuente en las 152 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org torácicas, encontrándose en especial en mujeres posmenopáusicas. El exceso de cifosis torácica (acortada en el ámbito clínico como cifosis y denominada «joroba» coloquialmente) se caracteriza por un aumento anormal de la curvatura torácica; la columna vertebral se curva posteriormente (fig. C2-1 A y B). Esta anomalía puede ser el resultado de la erosión de la parte anterior de una o más vértebras. La erosión progresiva y el colapso de las vértebras provocan en conjunto una pérdida de altura. La joroba de las viudas es un término coloquial para referirse al exceso de cifosis torácica en las mujeres ancianas, como resultado de la osteoporosis; no obstante, la cifosis se produce en las personas ancianas de ambos sexos. El exceso de lordosis lumbar (acortada en el ámbito clínico como lordosis y denominada «dorso o espalda hundida» coloquialmente) se caracteriza por una rotación anterior de la pelvis, que produce un aumento anormal en la curvatura lumbar; la columna vertebral se vuelve más convexa anteriormente (fig. C2-1 A y C). Esta deformidad en extensión anormal se puede asociar con la debilidad de la musculatura del tronco, especialmente de la pared anterolateral del abdomen. Para compensar las alteraciones de su eje de gravedad normal, la mujer desarrolla una lordosis temporal durante el período final de la gestación. La escoliosis (dorso o espalda curvada o torcida) se caracteriza por una curvatura lateral anormal que está acompañada por la rotación de las vértebras (fig. C2-1 D y E). Los procesos espinosos giran hacia lacavidad de la curvatura anormal. La escoliosis es la deformidad más frecuente de la columna vertebral en las jóvenes púberes (12-15 años de edad). La debilidad asimétrica de los músculos intrínsecos del dorso (escoliosis miopática), el fallo en el desarrollo de la mitad de una vértebra (hemivértebra) y una diferencia en la longitud de los miembros inferiores son algunas causas de escoliosis. 153 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA C2-1. Curvaturas normales y anormales de la columna vertebral. 154 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org La curvatura lumbar se hace más evidente cuando un niño empieza a caminar y asume la postura vertical. Esta curvatura, generalmente más pronunciada en la mujer, termina en el ángulo lumbosacro, formado en la unión de la vértebra L5 con el sacro. La curvatura sacra de la mujer es menor, de manera que se reduce la protrusión del cóccix en el interior de la abertura inferior de la pelvis (canal del parto). Las curvaturas proporcionan flexibilidad adicional (elasticidad amortiguadora) a la columna vertebral, aumentando la que suministran los discos IV. Aunque la flexibilidad aportada por los discos IV es pasiva y está limitada principalmente por las articulaciones cigapofisarias y los ligamentos longitudinales, la flexibilidad que facilitan las curvaturas es resistida activamente por la contracción de grupos de músculos antagonistas al movimiento. Estructura y función de las vértebras Las vértebras varían en tamaño y otras características de una región a otra de la columna vertebral y en menor grado en la propia región. Una vértebra típica consta de un cuerpo vertebral, un arco vertebral y siete procesos (fig. 2-2 A a C). El cuerpo vertebral (la parte anterior más voluminosa de la vértebra) da solidez a la columna vertebral y soporta el peso corporal. El tamaño de los cuerpos vertebrales, especialmente los inferiores a T4, aumenta para soportar el incremento progresivo del peso del cuerpo. La mayor parte de las caras superior e inferior de los cuerpos vertebrales está cubierta con cartílago hialino, que es un resto del molde cartilaginoso a partir del cual se ha desarrollado el hueso, excepto en la periferia donde hay un anillo de hueso compacto, el reborde epifisario (fig. 2-2 A). Los restos cartilaginosos permiten cierta difusión de líquido entre el disco IV y los capilares del cuerpo vertebral. El arco vertebral está situado por detrás del cuerpo vertebral y consta de los pedículos y láminas derechos e izquierdos (fig. 2-2 C). Los pedículos son procesos cortos y fuertes que unen el arco vertebral al cuerpo de la vértebra. Se proyectan hacia atrás para unirse con dos placas de hueso, planas y anchas, denominadas láminas, que se unen en la línea media (fig. 2-2 A a B). El arco vertebral y la cara posterior del cuerpo vertebral forman las paredes del foramen vertebral. La sucesión de forámenes (agujeros) vertebrales en la columna articulada forma el conducto vertebral, que contiene la médula espinal, las meninges (membranas de protección), grasa, las raíces de los nervios espinales y distintos vasos. Las indentaciones formadas por la proyección del cuerpo y los procesos articulares superior e inferior del pedículo son las incisuras vertebrales (fig. 2-2 B). Las incisuras vertebrales superior e inferior de vértebras adyacentes contribuyen a formar 155 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org los forámenes IV, que dejan paso a la raíz de los nervios espinales y a los vasos que la acompañan y contienen los ganglios sensitivos de los nervios espinales (fig. 2-2 D). FIGURA 2-2. Vértebra típica, representada por L2. A y B) Fracturas óseas. C) Componentes funcionales. D) Formación del foramen intervertebral. De cada arco vertebral de una vértebra típica se originan siete procesos (fig. 2-2): Un proceso espinoso medio, que se proyecta hacia atrás (y generalmente, hacia abajo) desde el arco vertebral, en la unión de las láminas. Dos procesos transversos, que se proyectan posterolateralmente desde las uniones de los pedículos y las láminas. Cuatro procesos articulares, dos superiores y dos inferiores, que también se originan de las uniones de los pedículos y las láminas, sustentando cada uno de ellos una superficie (cara) articular. Los procesos espinosos y transversos se proyectan desde el arco vertebral y proporcionan inserción para los músculos profundos del dorso, sirviendo 156 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org como palancas que los ayudan a mover las vértebras (fig. 2-2 C). Los cuatro procesos articulares están en aposición con los correspondientes procesos de las vértebras superior e inferior a ellas, formando las articulaciones cigapofisarias (fig. 2-2 D). La dirección de las caras articulares en los procesos articulares determina los tipos de movimientos permitidos y limitados entre las vértebras adyacentes de cada región. El encaje de los procesos articulares también ayuda a mantener alineadas las vértebras adyacentes y previene, en concreto, que una vértebra se deslice anteriormente sobre la situada debajo. Características regionales de las vértebras Cada una de las 33 vértebras es única. No obstante, la mayoría de las vértebras muestra detalles característicos que las identifican como pertenecientes a una de las cinco regiones de la columna vertebral (p. ej., las vértebras cervicales se caracterizan por la presencia de forámenes en sus procesos transversos). En cada región, las caras articulares se orientan sobre los procesos articulares en una dirección característica que determina el tipo de movimiento permitido entre vértebras adyacentes y en el conjunto de la región. Las variaciones regionales en el tamaño y forma del conducto vertebral se ajustan al grosor variable de la médula espinal. Las principales características regionales de las vértebras están resumidas en las tablas 2-1 a 2-3 y en las figuras 2-3 a 2-7. 157 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 2-3. Vértebras cervicales. A y B) Vértebras articuladas. C) Radiografía lateral (comparado con [A]). D a F) Características óseas de la vértebra cervical típica. TABLA 2-1. VÉRTEBRAS CERVICALES Parte Características Cuerpo Pequeño y más ancho lateralmente que en sentido anteroposterior; cara superior cóncava, con proceso unciforme del cuerpo; cara inferior convexa Foramen vertebral Grande y triangular Procesos transversos Forámenes transversos; pequeños o ausentes en C7; las arterias vertebrales y las venas y plexos simpáticos que las acompañan pasan a través de estos forámenes (excepto en C7, por donde solo pasan pequeñas venas vertebrales accesorias); tubérculos anterior y posterior Procesos articulares Caras superiores dirigidas superoposteriormente; caras 158 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org inferiores dirigidas inferoanteriormente Proceso espinoso De C3 a C5, cortas y bífidasa (divididas en dos partes); el proceso de C6 es largo, pero el de C7 lo es más (C7 recibe la denominación de vértebra prominente) debido a que comparte características de las vértebras cervicales y torácicas. Es considerada como una vértebra de transición entre estas dos regiones Atlas (C1) Con forma anular, se asemeja ligeramente a un riñón cuando se observa desde arriba o desde abajo No tiene proceso espinoso ni tampoco cuerpo (es diferente el proceso espinoso del cuerpo); consta de dos masas laterales conectadas por los arcos anterior y posterior Las caras articulares superiores, cóncavas, forman las articulaciones atlanto-occipitales con los cóndilos occipitales; las caras inferiores, planas, se unen con la vértebra C2 para formar las articulaciones atlanto-axiales Axis (C2) Es la vértebra cervical más fuerte Su característica diferencial es el diente, que se proyecta superiormente desde el cuerpo y proporciona un pivote alrededor del cual gira el atlas y mueve el cráneo Se articula anteriormente con el arco anterior del atlas y posteriormente con el ligamento transverso del atlas aMenos frecuenteen personas afroamericanas. 159 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 2-4. Atlas (C1) y axis (C2). A y B) Características óseas. C y D) Radiografía anteroposterior con ilustración relacionada. E) Reconstrucción en 3D de una TC. 160 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 2-5. Vértebras torácicas. Las vértebras torácicas (T1-T12) forman la parte posterior del esqueleto del tórax y se articulan con las costillas. A) Características óseas de vértebras típicas. B) Radiografía anteroposterior. C) Características óseas de la vértebra típica. D) Vértebras articuladas. E) Radiografía lateral. En el espacio aparente entre los cuerpos vertebrales se asienta el disco intervertebral. TABLA 2-2. VÉRTEBRAS TORÁCICAS Parte Características Cuerpo En forma de corazón; tiene una o dos fositas para la articulación con la cabeza de una costilla Foramen vertebral Circular y de menor tamaño que los de las vértebras cervicales y lumbares con forma de rombo Procesos transversos Largos y fuertes; se extienden posterolateralmente; su longitud 161 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org disminuye de T1 a T12 (T1-T10 tienen fositas para la articulación con el tubérculo de las costillas) Procesos articulares Caras superiores dirigidas posteriormente y ligeramente laterales; caras inferiores orientadas anteriormente y ligeramente mediales Procesos espinosos Largos; inclinados posteroinferiormente, superponiéndose al cuerpo vertebral que se encuentra por debajo (a veces por completo) FIGURA 2-6. Vértebras lumbares. A y B) Características óseas. C) Radiografía lateral de la espina lumbar. D) Radiografía lateral de la región L1-L2. Las letras hacen referencia a las estructuras rotuladas en C. E) Radiografía anteroposterior. TABLA 2-3. VÉRTEBRAS LUMBARES 162 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org Parte Características Cuerpo Muy grande, con forma de riñón en una vista superior, reniforme en la vista superior, más largo y pesado que los de otras regiones Foramen vertebral Triangular; mayor que en las vértebras torácicas y menor que en las vértebras cervicales Procesos transversos Largos y delgados; proceso accesorio en la cara posterior de la base de cada proceso Procesos articulares Caras superiores dirigidas posteromedialmente (o medialmente); caras inferiores dirigidas anterolateralmente (o lateralmente); proceso mamilar en la cara posterior de cada proceso articular superior Procesos espinosos Cortos y robustos; en forma de hacha FIGURA 2-7. Sacro y cóccix. A) Base y cara pélvica. B) Radiografía 163 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org posteroanterior. C) Cara posterior. D) Sección coronal a través de los primeros forámenes sacros. En los adultos, el sacro, grande y en forma de cuña, está formado por cinco vértebras sacras fusionadas (fig. 2-7). Proporciona solidez y estabilidad a la pelvis y transmite el peso corporal hacia la cintura pélvica a través de las articulaciones sacroilíacas. La base del sacro está formada por la cara superior de la vértebra S1. Sus procesos articulares superiores se articulan con los procesos articulares inferiores de la vértebra L5. El borde anterior de la primera vértebra sacra proyectado anteriormente forma el promontorio del sacro. En las caras pélvica y dorsal hay cuatro pares de forámenes sacros para la salida de los ramos de los cuatro primeros nervios sacros y vasos que los acompañan. La cara pélvica del sacro es lisa y cóncava. Las cuatro líneas transversas indican dónde se ha producido la fusión de las vértebras sacras. La cara posterior del sacro es rugosa y convexa. Los procesos espinosos fusionados forman la cresta sacra media. Los procesos articulares fusionados forman las crestas sacras intermedias y los vértices fusionados de los procesos transversos forman las crestas sacras laterales. El hiato del sacro, en forma de V invertida, es el resultado de la ausencia de las láminas y procesos espinosos de las vértebras S4 y S5. El hiato conduce al interior del conducto del sacro, el extremo inferior del conducto vertebral. Los cuernos del sacro, que representan los procesos articulares inferiores de la vértebra S5, se proyectan inferiormente a cada lado del hiato del sacro y constituyen una guía útil para localizarlo. La cara lateral del sacro tiene una cara articular en forma de pabellón auricular que participa en la articulación sacroilíaca. Las cuatro vértebras del cóccix, con forma cónica, son los restos del esqueleto de la eminencia caudal semejante a una cola embrionaria. Las tres vértebras distales se fusionan hacia la mitad de la vida del individuo para formar el cóccix, un hueso semejante a un pico que se articula con el sacro. C U A D R O C L Í N I C O Espina bífida Una anomalía congénita frecuente en la columna vertebral es la espina bífida oculta, en la cual los arcos neurales de L5 y/o S1 no se desarrollan normalmente y no se fusionan por detrás del conducto vertebral. Este defecto óseo, presente en más del 24 % de la población, está oculto por la piel, pero su presencia puede estar indicada por un mechón de pelo. La mayoría de los niños con este tipo menor de espina bífida sufren problemas en 164 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org el dorso (Moore et al., 2016). En los tipos graves de espina bífida, o espina bífida quística, uno o más arcos vertebrales no se desarrollan por completo (fig. C2-2). La espina bífida quística se asocia con hernia de las meninges (meningocele) y/o de la médula espinal (mielomeningocele). Normalmente, en los casos graves de mielomeningocele suele haber síntomas neurológicos (p. ej., parálisis de los miembros y trastornos en el control de los esfínteres). FIGURA C2-2. Espina bífida quística con mielomeningocele. Laminectomía Una laminectomía es la escisión quirúrgica de uno o más procesos espinosos y sus láminas de soporte en una determinada región de la columna vertebral (1 en la fig. C2-3), normalmente también comporta la extirpación de la mayor parte del arco vertebral mediante la sección transversal de los pedículos (2 en la fig. C2-3). Las laminectomías proporcionan acceso al conducto vertebral para aliviar la presión sobre la médula espinal o las raíces nerviosas, provocada normalmente por un tumor, una hernia de un disco IV o una hipertrofia (crecimiento excesivo) ósea. 165 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA C2-3. Laminectomía. Fracturas de las vértebras Las fracturas y las fracturas-luxaciones de la columna vertebral normalmente son el resultado de flexiones violentas súbitas, como ocurre en un accidente de automóvil. La lesión más corriente es una fractura por compresión o aplastamiento del cuerpo de una o más vértebras. Si además de la compresión hay un violento movimiento anterior de la vértebra, esta puede desplazarse anteriormente sobre la inferior a ella. Normalmente, este desplazamiento luxa y fractura las caras articulares entre las dos vértebras y rompe los ligamentos interespinosos. Las lesiones por flexión de la columna vertebral más graves se acompañan de lesiones irreparables de la médula espinal. Fractura y dislocación del atlas Las fuerzas verticales (como ocurre al chocar contra el fondo de la piscina en accidentes de salto de trampolín) comprimen las masas laterales entre los cóndilos occipitales y el axis los separa, fracturando uno o ambos arcos anteriores o posteriores (fig. C2-4 A). Si la fuerza es suficiente, también se romperá el ligamento transverso que los une (fig. C2-4 B). Por si misma, la fractura de Jefferson o por estallido no necesariamente causará una lesión de la médula espinal porque las dimensiones del anillo óseo aumentan realmente. Sin embargo, es más probable una lesión medular si se ha roto también el ligamento transverso. FIGURA C2-4. Fractura de Jefferson del atlas (estallido). Las flechas rojas indican fracturas. Luxación de las vértebras Los cuerpos de las vértebras cervicales pueden luxarse en los traumatismos cervicales por fuerzasmenores que las que se requieren para su fractura. Debido a la amplitud del conducto vertebral en la región cervical, puede producirse una ligera luxación sin que se dañe la médula espinal. Si la luxación no provoca el «encabalgamiento de las caras articulares» 166 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org con bloqueo de los procesos articulares desplazados, las vértebras cervicales pueden autorreducirse («reposicionarse») de manera que una radiografía quizá no muestre que se ha lesionado la médula. Una RM puede revelar la lesión de los tejidos blandos. La hiperextensión grave del cuello (lesión por «latigazo») puede ocurrir en las colisiones por alcance por detrás en vehículos a motor, especialmente cuando el reposacabezas está demasiado bajo. En este tipo de lesiones por hiperextensión, el ligamento longitudinal anterior queda intensamente distendido y puede desgarrarse. 167 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA C2-5. Espondilólisis y espondilolistesis. Las luxaciones de las vértebras en las regiones torácica y lumbar son poco frecuentes debido al engranaje de sus procesos articulares; sin embargo, debido a la abrupta transición de la relativamente rígida región torácica a la mucho más móvil región lumbar, T11 y T12 son las vértebras no cervicales que se fracturan con mayor frecuencia. Las fracturas de las partes interarticulares de las láminas vertebrales de L5 168 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org (espondilólisis de L5 [fig. C2-5 A y B]) pueden provocar el desplazamiento anterior del cuerpo vertebral de L5 en relación con el sacro (vértebra S1), es decir, espondilolistesis (fig. C2-5 C). La espondilólisis de L5, o la susceptibilidad a esta, puede ser el resultado de un fallo del centro de L5 para unirse adecuadamente con los arcos neurales durante el desarrollo. La espondilolistesis en la articulación L5-S1 puede provocar presión sobre los nervios espinales de la cola de caballo cuando estos pasan hacia el interior de la parte superior del sacro, causando dolor lumbar y en el miembro inferior (fig. C2-5 C). La intrusión del cuerpo de L5 en la abertura superior de la pelvis reduce el diámetro anteroposterior de la abertura pélvica superior. La hiperextensión grave tiene mayor probabilidad de dañar las partes posteriores de las vértebras (los arcos vertebrales y sus procesos). La hiperextensión grave del cuello (p. ej., como la que ocurre en lesiones relacionadas con el submarinismo) puede comprimir el arco posterior de la vértebra C1 entre el hueso occipital y la vértebra C2. En estos casos, normalmente la vértebra C1 se rompe por uno o ambos surcos de las arterias vertebrales. El ligamento longitudinal anterior y el anillo fibroso adyacente del disco IV C2-C3 también pueden romperse. Si sucede esto, el cráneo, C1 y C2 se separan del resto del esqueleto axial, y normalmente se afecta la médula espinal. Las personas con esta lesión raramente sobreviven. Estenosis espinal lumbar Con este nombre se designa la estenosis (estrechamiento) del foramen vertebral en una o más vértebras lumbares (fig. C2-6). Sin embargo, la estenosis de un solo foramen vertebral lumbar puede comprimir una o más raíces de los nervios espinales que ocupan el conducto vertebral. El tratamiento quirúrgico puede consistir en una laminectomía descompresiva. Este proceso puede ser una anomalía hereditaria que predisponga al sujeto a cambios degenerativos relacionados con el envejecimiento, como la protrusión del disco IV. Cuando la protrusión del disco IV se produce en un paciente con estenosis espinal, afecta aún más al tamaño del conducto vertebral, como ocurre en la proliferación artrósica y en la degeneración ligamentosa. También debe señalarse que el tamaño de los nervios espinales lumbares va aumentando a medida que se desciende en la columna vertebral, pero paradójicamente el tamaño de los forámenes IV va disminuyendo. 169 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA C2-6. Estenosis espinal. Osteoporosis del cuerpo vertebral La osteoporosis del cuerpo vertebral es un trastorno metabólico común que se detecta a menudo en el curso de un estudio radiológico sistemático. Es consecuencia de una desmineralización neta de los huesos por alteración del equilibrio normal entre el depósito y la resorción de calcio. A consecuencia de ello disminuye la calidad del hueso y se atrofia el tejido óseo. Aunque la osteoporosis afecta a todo el sistema óseo, las áreas más afectadas son el cuello del fémur, el cuerpo de las vértebras, los metacarpianos (huesos de la mano) y el radio, que se vuelven débiles, quebradizos y propensos a las fracturas. En las radiografías tomadas durante la osteoporosis precoz o moderada se observa una desmineralización, que se pone de manifiesto por la menor radiodensidad del hueso trabecular (esponjoso) de los cuerpos vertebrales, lo que da lugar a que el hueso cortical aparezca relativamente destacado (fig. C2-7 A y B). La osteoporosis afecta de forma especial a las trabéculas horizontales del hueso esponjoso del cuerpo vertebral (v. fig. C2-9 A). Por lo tanto, pueden observarse líneas verticales que reflejan la pérdida de las trabéculas horizontales de sostén y el engrosamiento de los puntales verticales (fig. C2-7 A). En las radiografías practicadas en fases tardías pueden apreciarse colapsos vertebrales (fracturas por compresión) y aumento de la cifosis torácica (fig. 2-7 C). La osteoporosis del cuerpo vertebral se produce en todas las vértebras, pero es más frecuente en las torácicas y es un hallazgo especialmente habitual en la mujer posmenopáusica. 170 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA C2-7. Osteoporosis de los cuerpos vertebrales. A N A T O M Í A D E S U P E R F I C I E Columna vertebral Se pueden observar los procesos espinosos de la porción superior del dorso cuando este está flexionado (fig. A2-2 A y B), pero la mayoría de estos pueden palparse, incluso en individuos obesos, ya que normalmente la grasa no se 171 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org acumula en la línea media. Aunque el proceso espinoso de C7 es habitualmente el proceso visible más superior (de ahí el nombre de vértebra prominente), el proceso espinoso de T1 puede ser el más prominente. Los procesos espinosos de C2-C6 pueden palparse en el surco nucal entre los músculos del cuello; los procesos espinosos de C3-C5 están separados de la superficie por el ligamento nucal, lo que los hace más difíciles de palpar. C1 no tiene proceso espinoso. También son palpables los procesos transversos de las vértebras C1, C6 y C7. Las de C1 pueden palparse mediante presión profunda posteroinferior a los vértices de los procesos mastoides de los huesos temporales (relieves óseos posteriores a las orejas). Cuando el cuello y el dorso están flexionados, se pueden observar y palpar los procesos espinosos de las vértebras superiores, de superior a inferior, empezando en el proceso espinoso de C7. Los vértices de los procesos espinosos torácicos no indican el nivel de los correspondientes cuerpos vertebrales ya que se solapan a la vértebra situada por debajo (se sitúan en el nivel de esa vértebra). En la región torácica, a cada lado de los procesos espinosos, normalmente pueden palparse los procesos transversos de las vértebras torácicas; en los individuos delgados, pueden palparse las costillas, desde el tubérculo al ángulo de la costilla, al menos en la parte inferior del dorso (inferior a la escápula). Los procesos espinosos de las vértebras lumbares son grandes y fáciles de observar cuando se flexiona el tronco (fig. A2-2 B) y pueden palparse en el surco medio posterior (fig. A2-2 C). Una línea horizontal que une los puntos más altos de las crestas ilíacas pasa a través del vértice del proceso espinoso de L4 y del disco IV L4-L5. Este es un punto de referencia que se utiliza cuando se ha de realizar una punción lumbar para obtener una muestra de líquido cerebroespinal (v. cuadro clínico más adelante). Los procesos transversosestán cubiertos con gruesos músculos y, a veces, pueden palparse o no. El proceso espinoso de S2 se sitúa en el centro de una línea trazada entre las espinas ilíacas posteriores superiores, indicadas por los hoyos de la piel formados por la inserción de la piel y la fascia profunda en estas espinas (fig. A2-2 C y D). Este nivel indica la extensión inferior del espacio subaracnoideo (cisterna lumbar). La cresta sacra media puede palparse en la línea media, inferior al proceso espinoso de L5 (fig. 2-7). El hiato del sacro puede palparse en el extremo inferior del sacro, en la parte superior de la hendidura interglútea, entre las nalgas. Clínicamente, el cóccix se examina con un dedo enguantado situado en el canal anal, pudiendo palparse su vértice aproximadamente a 2,5 cm posterosuperiormente al ano. El triángulo sacro está formado por las líneas que unen las espinas ilíacas posteriores superiores y la parte superior de la hendidura interglútea. El triángulo sacro, que delimita el sacro, es un área frecuente de dolor resultante de esguinces en la parte inferior del dorso. 172 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 173 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA A2-2. A y B) Cuello y dorso flexionados y las escápulas traccionadas. C y D. Articulaciones de la columna vertebral Las articulaciones de la columna vertebral incluyen las de los cuerpos vertebrales, las de los arcos vertebrales, las craneovertebrales, las costovertebrales (v. cap. 4) y las sacroilíacas (v. cap. 6). ARTICULACIONES DE LOS CUERPOS VERTEBRALES Las articulaciones de los cuerpos vertebrales son sínfisis (articulaciones cartilaginosas secundarias) estructuradas para soportar peso y tener resistencia. Las superficies articulares de vértebras adyacentes están conectadas por discos IV y 174 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org ligamentos (fig. 2-8). Los discos IV, interpuestos entre los cuerpos de vértebras adyacentes, proporcionan uniones fuertes entre los cuerpos vertebrales. Además de permitir el movimiento entre vértebras adyacentes, los discos presentan una deformación elástica, que les permite actuar como amortiguadores. Cada disco IV consta de un anillo fibroso, una parte fibrosa externa, y una masa central gelatinosa, el núcleo pulposo. El anillo fibroso está constituido por laminillas concéntricas de fibrocartílago que forman la circunferencia del disco IV. Los anillos se insertan en los rebordes epifisarios redondeados de las caras intervertebrales (articulares) de los cuerpos vertebrales (fig. 2-8 C). Las fibras que forman cada laminilla discurren oblicuamente de una a otra vértebra; las fibras de una laminilla se disponen, normalmente, en ángulo recto respecto a las de las laminillas adyacentes. FIGURA 2-8. Estructura y función de los discos intervertebrales (IV). 175 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org El núcleo pulposo es la porción central del disco IV (fig. 2-8). Al nacer, los núcleos poseen alrededor de un 85 % de agua. Los núcleos pulposos se vuelven más anchos cuando se comprimen y más delgados cuando se tensan o estiran. Durante el movimiento de la columna vertebral (p. ej., flexión anterior y lateral, extensión, rotación), en un mismo disco se producen compresiones y tensiones simultáneamente; el núcleo turgente actúa como un fulcro semilíquido (fig. 2-8 D a F). Con la edad, los núcleos pulposos se deshidratan y pierden elastina y proteoglucanos al tiempo que ganan colágeno y, finalmente, se secan y se hacen granulosos. Como resultado, los discos IV pierden su turgencia y se endurecen, con lo que se vuelven más resistentes a la deformación. Cuando ocurre esto, el anillo asume una gran parte de la carga vertical y las tensiones y compresiones asociadas. Las laminillas del anillo se engruesan con la edad y a menudo desarrollan fisuras y cavidades. Dado que las laminillas del anillo fibroso son delgadas y menos numerosas en la parte posterior que las situadas anterior y lateralmente, el núcleo pulposo no está centrado en el disco, sino que se sitúa más hacia atrás (fig. 2-8 C). El núcleo pulposo es avascular. Recibe sus nutrientes por difusión de los vasos sanguíneos de la periferia del anillo fibroso y el cuerpo vertebral. Entre las vértebras C1 (atlas) y C2 (axis) no hay disco IV. El disco funcional más inferior se encuentra entre las vértebras L5 y S1. Los discos varían de espesor entre las diferentes regiones; son más gruesos en las regiones cervical y lumbar y más delgados en la región torácica superior. Su espesor relativo está relacionado con el grado de movimiento, y sus formas variables generan las curvaturas secundarias de la columna vertebral. Los discos son más gruesos anteriormente en las regiones cervical y lumbar y de grosor más uniforme en la región torácica. Las «articulaciones» uncovertebrales (de Luschka) se localizan entre los ganchos del cuerpo (procesos unciformes) de las vértebras C3-C6 y las superficies biseladas inferolaterales de los cuerpos vertebrales inmediatamente superiores (fig. 2-9). Las articulaciones se hallan en los bordes laterales y posterolaterales de los discos IV. Las superficies que se articulan de estas estructuras semejantes a articulaciones están cubiertas de cartílago y contienen una cápsula llena de líquido. Algunos autores las consideran articulaciones sinoviales, otros las tienen por espacios degenerativos en los discos (fisuras) ocupados por líquido extracelular. Las articulaciones uncovertebrales son lugares frecuentes de formación de espolones (proyecciones óseas) que pueden causar dolor cervical. El ligamento longitudinal anterior es una banda fibrosa, fuerte y ancha, 176 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org que cubre y conecta las caras anterolaterales de los cuerpos vertebrales y discos IV (figs. 2-8 A y 2-10 A). El ligamento se extiende desde la cara pélvica del sacro hasta el tubérculo anterior de la vértebra C1 (atlas) y el hueso occipital, anterior al foramen magno. El ligamento longitudinal anterior mantiene la estabilidad de las articulaciones intervertebrales y limita la extensión de la columna vertebral. El ligamento longitudinal posterior es una banda más estrecha, un poco más débil que el anterior. El ligamento discurre dentro del conducto vertebral, a lo largo de la cara posterior de los cuerpos vertebrales (fig. 2-10 A y C). Se une principalmente a los discos IV y en menor medida a los bordes posteriores de los cuerpos vertebrales desde C2 (axis) hasta el sacro. El ligamento longitudinal posterior ayuda a prevenir la hiperflexión de la columna vertebral y la hernia posterior de los discos IV. Está ampliamente inervado con terminaciones nerviosas nociceptivas (dolor). 177 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 2-9. Articulaciones uncovertebrales. Estas articulaciones se encuentran en el borde posterolateral de los discos intervertebrales cervicales. ARTICULACIONES DE LOS ARCOS VERTEBRALES Las articulaciones de los arcos vertebrales son las articulaciones cigapofisarias (v. fig. 2-6). Se trata de articulaciones sinoviales planas entre los procesos articulares superior e inferior de vértebras adyacentes. Cada articulación está rodeada por una delgada cápsula articular laxa, que se une a los bordes de las caras articulares de los procesos articulares de vértebras adyacentes (fig. 2-10 C). Diversos ligamentos accesorios unen las láminas, los procesos transversos y espinosos y ayudan a estabilizar las articulaciones. Las articulaciones cigapofisarias permiten movimientos de deslizamiento entre los procesos articulares; la forma y disposición de las superficies articulares determinan el tipo de movimiento posible. Las articulaciones cigapofisarias están inervadas por ramos articulares que se originan de ramos mediales de los ramos posteriores de nervios espinales (fig. 2-11). Cada ramo articular inerva dos articulaciones adyacentes; por tanto, cada articulación está inervada por dos nervios. 178 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.orgFIGURA 2-10. Articulaciones y ligamentos de la columna vertebral. A) Se han cortado los pedículos de las vértebras superiores y se han extirpado sus cuerpos. También se muestran una costilla y su articulación costovertebral y ligamentos asociados. B) En esta sección transversal de un disco IV y ligamentos asociados, se ha extirpado el núcleo pulposo para mostrar la placa de cartílago hialino que cubre la cara superior del cuerpo vertebral. C) Se ha extirpado el arco vertebral de la vértebra superior para mostrar el ligamento longitudinal posterior. D) Ligamentos de la región cervical. LIGAMENTOS ACCESORIOS DE LAS ARTICULACIONES INTERVERTEBRALES Las láminas de arcos vertebrales adyacentes están unidas mediante un ancho tejido fibroelástico amarillento pálido, los denominados ligamentos amarillos, que se extienden casi verticalmente desde la lámina situada por encima a la de debajo (fig. 2-10 A). Los ligamentos unen las láminas de vértebras adyacentes, formando 179 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org secciones alternas de la pared posterior del conducto vertebral. Los ligamentos amarillos resisten la separación de las láminas vertebrales conteniendo la flexión brusca de la columna vertebral y previenen de este modo la lesión de los discos IV. Los fuertes y elásticos ligamentos amarillos ayudan a preservar las curvaturas normales de la columna vertebral y a enderezarla después de su flexión. Los procesos espinosos adyacentes están unidos por los delicados, casi membranosos, ligamentos interespinosos y el fuerte y fibroso ligamento supraespinoso (fig. 2-10 B y C). Este último ligamento se fusiona superiormente con el ligamento nucal, el fuerte ligamento medio del cuello (nuca hace referencia al dorso del cuello; fig. 2-10 D). El ligamento nucal está constituido por tejido fibroelástico engrosado que se extiende desde la protuberancia occipital externa y el borde posterior del foramen magno hasta los procesos espinosos de las vértebras cervicales. Dada la escasa longitud de los procesos espinosos de C3-C5, el ligamento nucal sustituye al hueso para proporcionar inserción a los músculos. FIGURA 2-11. Inervación de las articulaciones cigapofisarias. 180 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org ARTICULACIONES CRANEOVERTEBRALES Las articulaciones craneovertebrales incluyen las articulaciones atlanto-occipitales, entre el atlas (vértebra C1) y el hueso occipital del cráneo, y las articulaciones atlanto-axiales, entre las vértebras C1 y C2. El prefijo griego atlanto-hace referencia al atlas y proviene de Atlas, el titán que cargaba la esfera celeste sobre sus hombros, algo muy parecido a cómo la vértebra C1 sostiene el cráneo. Estas articulaciones craneovertebrales son articulaciones sinoviales que carecen de discos IV. Su diseño permite un grado de movimiento más amplio que el del resto de la columna vertebral. ARTICULACIONES ATLANTO-OCCIPITALES Las articulaciones atlanto-occipitales, entre las masas laterales de C1 (atlas) y los cóndilos occipitales (fig. 2-12 C), permiten la inclinación de la cabeza, como ocurre con la flexión y extensión del cuello cuando indicamos aprobación (movimiento del «sí», v. fig. de la tabla 2-9). El movimiento principal es la flexión, con una ligera flexión lateral (inclinación lateral) y rotación. Estas articulaciones también permiten la inclinación oblicua. Las articulaciones atlanto-occipitales son articulaciones sinoviales de tipo elipsoideo (condíleo) y poseen cápsulas articulares delgadas y laxas. El cráneo y C1 también están conectados por las membranas atlanto- occipitales anterior y posterior, que se extienden desde los arcos anterior y posterior de C1 hasta los bordes anterior y posterior del foramen magno (fig. 2-12 B). Las membranas atlanto-occipitales anterior y posterior ayudan a prevenir los movimientos excesivos de estas articulaciones. ARTICULACIONES ATLANTO-AXIALES Hay tres articulaciones atlanto-axiales o atlanto-axoideas: dos (derecha e izquierda) articulaciones atlanto-axiales laterales entre las masas laterales de C1 y las caras articulares superiores de C2 (fig. 2-12 C), y una articulación atlanto-axial media entre el diente de C2 y el arco anterior y el ligamento transverso del atlas (fig. 2-12 A y B). La articulación atlanto-axial media es una articulación trocoide, mientras que las articulaciones atlanto-axiales laterales son articulaciones sinoviales planas. El movimiento conjunto de las tres articulaciones atlanto-axiales permite a la cabeza girar de uno a otro lado, como cuando rotamos la cabeza para indicar desaprobación (movimiento del «no»). Durante este movimiento, el cráneo y la vértebra C1 rotan sobre C2, como una sola unidad. Durante la rotación de la cabeza, el diente de C2 actúa de pivote, que está sujeto en un anillo formado anteriormente por el arco anterior del atlas y posteriormente por el ligamento transverso del atlas (v. fig. de la tabla 2-10). El ligamento transverso del atlas es un fuerte cordón fibroso que se extiende entre los tubérculos de las caras mediales de las masas laterales de la vértebra C1 (fig. 2-12 A). Orientados verticalmente, pero más débiles, los fascículos longitudinales superior e inferior discurren desde el ligamento transverso del atlas hacia el hueso occipital, superiormente, y hacia el cuerpo de C2, inferiormente. Juntos, el ligamento transverso y los fascículos 181 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org longitudinales forman el ligamento cruciforme, así denominado debido a su semejanza con una cruz (fig. 2-12 C). Los ligamentos alares se extienden desde los lados del diente a los bordes laterales del foramen magno. Estos cortos cordones redondeados unen el cráneo a la vértebra C2 y sirven como ligamentos de contención, que previenen la rotación excesiva de las articulaciones. La membrana tectoria, la fuerte prolongación superior del ligamento longitudinal posterior, cruza la articulación atlanto-axial media y, a través del foramen magno, llega hasta el suelo central de la cavidad craneal. Discurre desde el cuerpo de C2 hasta la cara interna del hueso occipital y cubre los ligamentos alares y transverso del atlas (fig. 2-12 B y C). Movimientos de la columna vertebral Los posibles movimientos de la columna vertebral son (figura 2-13): flexión, extensión, flexión lateral (inclinación lateral) y rotación (torsión). El grado de movimiento de la columna vertebral varía de acuerdo con la región y el individuo. Con la edad, el grado de movimiento normal posible en adultos jóvenes sanos se reduce generalmente un 50 % o más. La movilidad de la columna es principalmente el resultado de la compresibilidad y elasticidad de los discos IV. El grado de movimiento de la columna vertebral está limitado por: 182 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 2-12. Articulaciones craneovertebrales. A) Ligamentos de las articulaciones atlanto-occipitales y atlanto-axiales. El amplio foramen vertebral del atlas (vértebra C1) está dividido en dos agujeros por el ligamento transverso del atlas. El agujero posterior, más grande, es para el paso de la médula espinal, mientras el agujero anterior, más pequeño, es para el diente del axis (vértebra C2). B) En la hemisección de la región craneovertebral se observan las articulaciones medias y las continuidades membranosas de los ligamentos amarillos y los ligamentos longitudinales en dicha región. C) Fascículos del ligamento cruciforme. 183 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 2-13. Movimientos de la columna vertebral. El grosor, la elasticidad y la compresibilidad de los discos IV. La forma y orientación de las articulaciones cigapofisarias. La tensión de las cápsulas articulares de las caras articulares. La resistencia de los músculos y ligamentos del dorso (como los ligamentos amarillos y el ligamento longitudinal posterior). La unión con la caja torácica (costillas). El volumen de los tejidos circundantes. Los músculos del dorso que producen los movimientos de la columna vertebral sedescriben más adelante; no obstante, los movimientos no son producidos exclusivamente por ellos. Están ayudados por la gravedad y la acción de los músculos anterolaterales del abdomen (p. ej., músculos recto del abdomen y oblicuo del abdomen; v. tabla 2-8). Los movimientos entre vértebras adyacentes tienen lugar en los núcleos pulposos elásticos de los 184 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org discos IV y en las articulaciones cigapofisarias. La orientación de estas últimas articulaciones permite algunos movimientos y restringe otros. Aunque los movimientos entre vértebras adyacentes son relativamente pequeños, sobre todo en la región torácica, la suma de todos ellos produce un considerable grado de movimiento de la columna vertebral en conjunto (p. ej., cuando se flexiona al tocar los dedos de los pies con los de las manos). Los movimientos de la columna vertebral son más amplios en las regiones cervical y lumbar que en las otras. La flexión, la extensión, la flexión lateral y la rotación del cuello son especialmente amplias debido a que: Los discos IV, aunque se consideran más delgados que los otros discos, son relativamente gruesos para el pequeño tamaño de los cuerpos vertebrales de esta región. Las caras articulares de las articulaciones cigapofisarias son relativamente grandes y los planos articulares son casi horizontales. Las cápsulas articulares de las articulaciones cigapofisarias son laxas. El cuello es relativamente delgado (con menor volumen de tejidos blandos circundantes). La flexión de la columna vertebral es mayor en la región cervical. Los planos articulares de la región lumbar orientados sagitalmente están adecuados para la flexión y la extensión. La extensión de la columna vertebral es más marcada en la región lumbar y normalmente más amplia que la flexión; no obstante, en esta zona el encaje de los procesos articulares previene la rotación. La región lumbar, al igual que la cervical, tiene grandes discos IV (el mayor de ellos se encuentra aquí) en relación con el tamaño de los cuerpos vertebrales. La flexión lateral de la columna vertebral es mayor en las regiones cervical y lumbar. En contraposición, la región torácica tiene discos IV relativamente delgados para el tamaño de los cuerpos vertebrales. En esta parte de la columna vertebral también se consigue una relativa estabilidad mediante su conexión con el esternón por medio de las costillas y los cartílagos costales. Aquí los planos articulares se sitúan sobre un arco centrado sobre el cuerpo vertebral (v. fig. 2-5 A), lo que permite la rotación en la región torácica. Esta rotación de la parte superior del tronco, en combinación con la permitida en la región cervical y en las articulaciones atlanto-axiales, permite la torsión del esqueleto axial que se produce cuando se mira hacia atrás por encima del hombro (v. parte E de la tabla 2-8). Sin embargo, la flexión, incluso la lateral, es limitada en la región torácica. 185 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org Vascularización de la columna vertebral Las vértebras están irrigadas por las ramas periósticas y centrales de las principales arterias cervicales y segmentarias y sus ramas espinales. Las ramas espinales que irrigan las vértebras son ramas de las arterias (fig. 2-14): Vertebrales y cervicales ascendentes en el cuello. Intercostales posteriores en la región torácica. Subcostales y lumbares en el abdomen. Iliolumbares y sacras media y laterales en la pelvis. Las ramas periósticas y centrales se originan de estas arterias cuando cruzan las superficies externas (anterolaterales) de las vértebras. Las ramas espinales penetran por los forámenes IV y se dividen en ramas anterior y posterior (anterior y posterior del conducto vertebral) que discurren hacia el cuerpo vertebral y el arco vertebral, respectivamente, y dan origen a ramas ascendentes y descendentes que se anastomosan con las ramas del canal medular de los niveles adyacentes. Las ramas anteriores del conducto vertebral envían arterias nutricias hacia los cuerpos vertebrales. Las ramas espinales se continúan como arterias radiculares terminales que se distribuyen hacia las raíces anterior y posterior de los nervios espinales y sus cubiertas o como arterias medulares segmentarias que se continúan hacia la médula espinal. FIGURA 2-14. Irrigación sanguínea de las vértebras. 186 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org Las venas espinales forman plexos venosos a lo largo de la columna vertebral tanto interna (plexo venoso vertebral interno) como externamente (plexo venoso vertebral externo) respecto al conducto vertebral (fig. 2-15). Las grandes y tortuosas venas basivertebrales se forman en el interior de los cuerpos vertebrales y emergen por forámenes situados en sus superficies (sobre todo en la cara posterior) y drenan en el plexo venoso vertebral externo y especialmente en el interno. Las venas IV reciben venas desde la médula espinal y plexos venosos vertebrales a medida que acompañan a los nervios espinales a través de los forámenes IV para drenar en las venas vertebrales del cuello y venas segmentarias del tronco. Nervios de la columna vertebral Además de las articulaciones cigapofisarias (inervadas por ramos articulares de los ramos mediales de los ramos posteriores), la columna vertebral está inervada por ramos meníngeos (recurrentes) de los nervios espinales (fig. 2-16). La mayoría de estos ramos discurren hacia atrás a través del foramen IV, pero algunos de ellos permanecen fuera del conducto vertebral. Los ramos situados fuera del conducto inervan los anillos fibrosos y el ligamento longitudinal anterior; los que se encuentran dentro del conducto inervan el periostio, los ligamentos amarillos, los anillos fibrosos posteriormente, el ligamento longitudinal posterior, la duramadre espinal y los vasos sanguíneos del interior del conducto vertebral. FIGURA 2-15. Drenaje venoso de la columna vertebral. 187 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 2-16. Inervación del periostio, de los ligamentos de la columna vertebral y de las meninges. C U A D R O C L Í N I C O Hernias del núcleo pulposo La hernia o protrusión del núcleo pulposo, gelatinoso, en el interior o a través del anillo fibroso es una causa reconocida de dolor lumbar (lumbalgia) y en el miembro inferior. Si se ha producido la degeneración del ligamento longitudinal posterior y el desgaste del anillo fibroso, el núcleo pulposo puede herniarse en el interior del conducto vertebral y comprimir la médula espinal o las raíces de los nervios espinales en la cola de caballo (fig. C2-8). Normalmente, las hernias se producen posterolateralmente, donde el anillo es relativamente delgado y no recibe refuerzos de los ligamentos longitudinales posterior o anterior. Una hernia posterolateral es más probable que sea sintomática debido a la proximidad de las raíces de los nervios espinales. El dolor lumbar localizado de una hernia discal es el resultado de la presión sobre los ligamentos longitudinales y la periferia del anillo fibroso y de la inflamación local, provocada por la irritación química de sustancias liberadas por 188 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org el núcleo pulposo roto. El dolor crónico se origina por la compresión, provocada por la hernia discal, de las raíces del nervio espinal y es referido al área (dermatoma) inervada por ese nervio. La hernia posterolateral es más frecuente en la región lumbar; aproximadamente el 95 % de las protrusiones ocurre en los niveles L4-L5 o L5-S1. En pacientes de edad avanzada, las raíces nerviosas son comprimidas más fácilmente a su salida, por el aumento de osificación (osteófitos) del foramen IV. La ciática, dolor lumbar y de cadera, que irradia hacia abajo desde el dorso del muslo hacia la pierna, a menudo está causada por hernias discales lumbares u osteófitos que comprimen a los componentes L5 o S1 del nervio isquiático. Las raíces del nervio espinal descienden hasta el foramen IV en el que emergerá el nervio espinalformado por su fusión. El nervio que sale por un foramen IV determinado pasa a través de la mitad superior del foramen óseo y de este modo se sitúa por encima y no resulta afectado por una hernia discal a ese nivel. Sin embargo, las raíces nerviosas que discurren por el foramen IV inmediatamente inferior, pasan de un modo directo a través del área herniada; es decir, la hernia del disco L4-L5 afecta a la raíz del nervio L5 (fig. C2-8 D). Los síntomas que producen las protrusiones de los discos IV ocurren en la región cervical casi tan a menudo como en la región lumbar. En está misma región, los discos IV se sitúan centralmente en el borde anterior del foramen IV, por lo que una hernia discal comprime el nervio que sale a ese nivel. No obstante, hay que recordar que los nervios espinales cervicales salen por encima de la vértebra del mismo número. Las protrusiones discales cervicales provocan dolor cervical, en el hombro, el brazo y la mano. Rotura del ligamento transverso del atlas Cuando el ligamento transverso del atlas se rompe, el diente del axis se encuentra libre, provocando una subluxación atlanto-axial o una luxación incompleta de la articulación atlanto-axial media. Cuando se produce una luxación completa, el diente del axis puede dirigirse hacia la parte superior de la médula espinal cervical, y provocar tetraplejía (parálisis de los cuatro miembros), o hacia el interior de la médula del encéfalo, y causar la muerte. 189 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA C2-8. Herniación del núcleo pulposo. Rotura de los ligamentos alares 190 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org Los ligamentos alares son más débiles que el ligamento transverso del atlas. En consecuencia, la flexión y rotación combinadas de la cabeza pueden desgarrar uno o ambos ligamentos alares. La rotura de un ligamento alar provoca un incremento del grado de movimiento hacia el lado opuesto de un 30 %. Efecto del envejecimiento sobre las vértebras Durante la época media de la vida y la vejez disminuyen globalmente la densidad y la fortaleza óseas, sobre todo en la parte central del cuerpo vertebral, de tal modo que las caras superior e inferior de las vértebras se vuelven cada vez más cóncavas (fig. C2-9 A). Los núcleos pulposos se deshidratan, pierden elastina y proteoglucanos, e incrementan su colágeno. A consecuencia de ello, los discos IV pierden su turgencia y se hacen más duros y resistentes a la deformación. Las laminillas del anillo se engruesan y a menudo aparecen fisuras y cavidades. Aunque los bordes de los cuerpos vertebrales adyacentes pueden acercarse entre sí a medida que las caras superior e inferior se hacen cóncavas, se ha observado que los discos IV aumentan de tamaño con los años. No solo se hacen más convexos, sino que entre los 20 y 70 años de edad, su diámetro anteroposterior aumenta (Bogduk, 1997). El envejecimiento de los discos IV, combinado con el cambio morfológico de las vértebras, da lugar a que aumenten las fuerzas compresivas en la periferia de los cuerpos vertebrales, donde se unen los discos. En respuesta, suelen desarrollarse espolones óseos (osteófitos) en torno a los bordes del cuerpo vertebral (fig. C2-9 B). 191 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA C2-9. Efectos del envejecimiento sobre las vértebras. Lesiones y alteraciones de las articulaciones cigapofisarias Cuando las articulaciones cigapofisarias se lesionan o desarrollan osteófitos con el envejecimiento (artrosis), los nervios espinales relacionados resultan afectados. Esto provoca dolor a lo largo del patrón de distribución de los dermatomas y espasmos en los músculos derivados de los miotomas asociados (un miotoma consta de todos los músculos o partes de ellos que reciben inervación de un nervio espinal). La denervación de las articulaciones cigapofisarias lumbares es un procedimiento que puede usarse para el tratamiento de la lumbalgia (dolor lumbar) causada por la alteración de estas articulaciones. Los nervios se seccionan cerca de las articulaciones o se destruyen mediante rizólisis percutánea por radiofrecuencia (disolución de la raíz) (fig. C2-10). El proceso de denervación se dirige a los ramos articulares de los dos ramos posteriores de los nervios espinales adyacentes, ya que cada articulación recibe inervación del nervio que sale a ese nivel y del nervio suprayacente. 192 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA C2-10. Neurotomía por radiofrecuencia de los nervios del ramo medial (L3, L4). AF, articulación facetaria; P, pedículo; PAS, proceso articular superior; PE, proceso espinoso; PT, proceso transverso; R, radiofrecuencia. Dorsalgia (dolor de espalda) La dorsalgia en general, y la lumbalgia en particular, es un gran problema clínico, que ocupa el segundo lugar tras el resfriado común como motivo principal de consulta médica. En términos de los factores de salud que causan pérdidas de días de trabajo, la dorsalgia ocupa el segundo lugar después de la cefalea. Cinco clases de estructuras reciben inervación en el dorso y pueden ser origen de dolor: Estructuras fibroesqueléticas: periostio, ligamentos y anillos fibrosos de los discos IV. Meninges: cubiertas de la médula espinal. Articulaciones sinoviales: cápsulas de las articulaciones cigapofisarias. Músculos: intrínsecos del dorso. Tejido nervioso: nervios espinales o sus raíces que salen por los forámenes IV. De estas estructuras, las dos primeras están inervadas por los ramos meníngeos (recurrentes) de los nervios espinales, y las dos siguientes lo están por los ramos posteriores (ramos articulares y musculares). El dolor procedente del tejido nervioso, es decir, causado por compresión o irritación de los nervios espinales o de sus raíces, es típicamente un dolor referido, que se percibe como procedente del área cutánea o subcutánea (dermatoma) inervada por ese nervio, aunque puede acompañarse de un dolor localizado. La lumbalgia (que se percibe como procedente de la espalda) suele ser un 193 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org dolor muscular, articular o fibroesquelético. El dolor muscular está relacionado normalmente con espasmos reflejos que producen isquemia, a menudo por defensa muscular (contracción en previsión del dolor). El dolor procedente de las articulaciones cigapofisarias suele asociarse con el envejecimiento (artrosis) o con enfermedad (artritis reumatoide) de las articulaciones. El dolor causado por fracturas y luxaciones vertebrales no se diferencia del que ocurre en otros huesos y articulaciones. El dolor agudo después de una fractura es principalmente perióstico, mientras que el dolor de las luxaciones es ligamentoso. El dolor agudo localizado por una hernia de disco IV procede sin duda del anillo fibroso posterolateral afectado y de la presión sobre el ligamento longitudinal posterior. En estos últimos casos, el dolor es dirigido inicialmente por los ramos meníngeos de los nervios espinales. MÉDULA ESPINAL Y MENINGES La médula espinal, las meninges espinales, las raíces de los nervios espinales y las estructuras vasculonerviosas que las abastecen se hallan en el conducto vertebral (fig. 2-17). La médula espinal, el principal centro reflejo y vía de conducción de estímulos entre el cuerpo y el encéfalo, es una estructura cilíndrica ligeramente aplanada anterior y posteriormente. Está protegida por las vértebras y sus ligamentos y músculos asociados, las meninges espinales y el líquido cerebroespinal (LCE). La médula espinal se inicia como continuación del bulbo raquídeo, la parte caudal del tronco del encéfalo. En el recién nacido, el extremo inferior de la médula espinal se encuentra normalmente opuesto al disco IV entre las vértebras L2 y L3. En el adulto, la médula espinal termina normalmente en situación opuesta al disco IV entre las vértebras L1 y L2; no obstante, el extremo afilado, el cono medular, puede terminar superiormente al nivel de T12, o prolongarse inferiormente hasta L3. De este modo, la médula espinal ocupa sololos dos tercios superiores del conducto vertebral. La médula espinal está engrosada en dos regiones, en relación con la inervación de los miembros: La intumescencia cervical se extiende desde los segmentos C4 a T1 de la médula espinal, y la mayoría de los ramos anteriores de los nervios espinales que se originan de esta forman los plexos braquiales, que inervan los miembros superiores (v. cap. 3). La intumescencia lumbosacra (lumbar) se extiende desde los segmentos L1 a S3 de la médula espinal, y los ramos anteriores de los nervios espinales que se originan de esta forman los plexos lumbares y sacros que inervan a los miembros inferiores (v. cap. 7). Las raíces de los nervios espinales que se originan de la intumescencia lumbosacra y el cono medular forman la cola de caballo, el haz de raíces de nervios espinales que discurre 194 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org inferior a la médula espinal a través de la cisterna lumbar (espacio subaracnoideo). Estructura de los nervios espinales Un total de 31 pares de nervios espinales están vinculados a la médula espinal: 8 cervicales, 12 torácicos, 5 lumbares, 5 sacros y 1 coccígeo (fig. 2-17 A). Múltiples filetes radiculares (raicillas) emergen de las caras posterior y anterior de la médula espinal y convergen para formar las raíces posterior y anterior de los nervios espinales (fig. 2-18 A y B). La porción de la médula espinal de la que emergen los filetes radiculares de un par de raíces constituye un segmento de la médula espinal. Las raíces posteriores de los nervios espinales contienen fibras aferentes (o sensitivas) desde la piel, los tejidos subcutáneos y profundos y, a menudo, las vísceras. Las raíces anteriores de los nervios espinales contienen fibras eferentes (o motoras) para la musculatura esquelética y muchas contienen fibras autónomas presinápticas. Los cuerpos celulares de los axones somáticos que contribuyen a las raíces anteriores se hallan en los cuernos (astas) anteriores de la sustancia gris de la médula espinal (fig. 2-18 C), mientras que los cuerpos celulares de los axones que forman las raíces posteriores están fuera de la médula espinal en los ganglios sensitivos de los nervios espinales (ganglios de las raíces posteriores) en los extremos distales de las raíces posteriores. Las raíces nerviosas anterior y posterior se unen en sus puntos de salida del conducto vertebral para formar un nervio espinal. Los nervios C1 carecen de raíces posteriores en el 50 % de las personas y el nervio coccígeo (Co1) puede estar ausente. Cada nervio espinal se divide casi inmediatamente en un ramo posterior y un ramo anterior (fig. 2-18 A). Los ramos posteriores inervan las articulaciones cigapofisarias y los músculos profundos del dorso, así como la piel que los recubre; los ramos anteriores inervan los músculos, las articulaciones y la piel de los miembros y el resto del tronco. En los adultos, la médula espinal es más corta que la columna vertebral; por tanto, hay una oblicuidad progresiva de las raíces de los nervios espinales a medida que la médula desciende (fig. 2-17). A causa del aumento de la distancia entre los segmentos de la médula espinal y las correspondientes vértebras, la longitud de las raíces nerviosas aumenta progresivamente a medida que se aproximan al extremo inferior de la columna vertebral. Los filetes radiculares de los nervios lumbares y sacros son los más largos. Descienden hasta alcanzar sus forámenes IV de salida en las regiones lumbar y sacra de la columna vertebral, respectivamente. El haz de raíces de nervios espinales que atraviesa la cisterna lumbar (espacio subaracnoideo), dentro del conducto vertebral caudal, hasta la terminación de la médula espinal semeja una cola de caballo, de ahí su denominación (figs. 2-17 B y 2-18 C). El extremo inferior de la médula espinal tiene forma cónica y se estrecha para configurar el cono medular. De su extremo inferior desciende, entre las 195 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org raíces de los nervios espinales de la cola de caballo, el filum terminal interno. Está constituido principalmente por piamadre, aunque su extremo proximal también incluye vestigios de tejido nervioso, tejido conectivo y neuroglia (elementos celulares no neuronales del sistema nervioso). El filum terminal incorpora capas de aracnoides y duramadre a medida que penetra en el extremo inferior del saco dural, convirtiéndose en el filum terminal externo, que pasa a través del hiato del sacro para, por último, unirse al cóccix posteriormente. El filum terminal sirve como anclaje para los extremos inferiores de la médula espinal y el saco dural. 196 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 2-17. Columna vertebral, médula espinal y nervios espinales. Obsérvese la relación de los segmentos de la médula espinal y los nervios espinales con la columna vertebral adulta. 197 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 2-18. Médula espinal y sus menínges. A) Sección transversal de la médula espinal dentro de sus meninges. B) Meninges seccionadas y reclinadas. La piamadre cubre la médula espinal y se proyecta lateralmente como ligamento dentado. C) Médula espinal, nervios espinales y meninges espinales. 198 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 2-19. Médula espinal: vascularización y meninges con espacios asociados. Meninges espinales y líquido cerebroespinal En conjunto, la duramadre, la aracnoides y la piamadre, que rodean a la médula espinal, forman las meninges espinales. Estas membranas y el LCE rodean, soportan y protegen la médula espinal y las raíces de los nervios espinales, incluidas las de la cola de caballo. TABLA 2-4. ESPACIOS ASOCIADOS A LAS MENINGES ESPINALES Espacio Localización Contenido Epidural Espacio entre la pared del conducto vertebral y la duramadre Grasa en el espacio epidural (matriz grasa); plexos venosos vertebrales internos; cada par de raíces posterior y anterior conforme se extienden hacia su salida del conducto vertebral en los forámenes intervertebrales Subaracnoideo Espacio natural entre la aracnoides y la piamadre LCE; trabéculas aracnoideas; arterias radiculares, segmentarias, medulares y espinales; venas 199 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org La duramadre espinal, compuesta de un fuerte tejido fibroso, algo elástico, es la membrana de recubrimiento más externa de la médula espinal (fig. 2-18). La duramadre espinal está separada de las vértebras por el espacio epidural (fig. 2-19; tabla 2-4). La duramadre forma el saco dural espinal, una larga vaina tubular dentro del conducto vertebral (fig. 2-17). El saco dural espinal se adhiere al borde del foramen magno del cráneo, donde se continúa con la duramadre craneal. El saco dural espinal es atravesado por los nervios espinales y se ancla inferiormente en el cóccix por medio del filum terminal externo (ligamento coccígeo). La duramadre espinal se extiende por el interior de los forámenes IV y a lo largo de las raíces nerviosas posteriores y anteriores, distalmente a los ganglios sensitivos de los nervios espinales para formar las vainas o manguitos radiculares durales (fig. 2-18 A). Estas vainas se mezclan con el epineuro (tejido conectivo externo que recubre los nervios espinales) que se adhiere al periostio revistiendo los forámenes IV. La aracnoides es una delicada membrana avascular compuesta de tejidos fibroso y elástico que reviste el saco dural y las vainas radiculares durales. Encierra el espacio subaracnoideo, lleno de LCE, donde se encuentra la médula espinal, las raíces de los nervios espinales y los ganglios sensitivos de los nervios espinales (fig. 2-18 B y C). La aracnoides no está unida a la duramadre pero se apoya contra la superficie interna de esta por la presión del LCE. En una punción lumbar, la aguja atraviesa la duramadre y la aracnoides simultáneamente. Su aposición es la interfase duramadre- aracnoides, a menudo descrita erróneamente como «espacio subdural» (fig. 2-19). En realidad, no hayun verdadero espacio en esa localización; más bien hay una débil capa celular (Haines, 2013). Las hemorragias en esta capa crean un espacio patológico en la unión duramadre-aracnoides en el que se forma un hematoma subdural. En un cadáver, debido a la ausencia de LCE, la aracnoides se separa de la superficie interna de la duramadre y permanece suelta sobre la médula espinal. En vida, la aracnoides está separada de la piamadre en la superficie de la médula espinal por el espacio subaracnoideo, que contiene LCE (figs. 2-18 y 2-19; tabla 2-4). Delicados cordones de tejido conectivo, las trabéculas aracnoideas, se extienden a través del espacio subaracnoideo conectando la aracnoides y la piamadre (fig. 2-18 C). La piamadre, la membrana de recubrimiento más interna de la médula espinal, está compuesta por células planas con largas prolongaciones igualmente planas, que se adhieren íntimamente a todos los detalles de la superficie de la médula espinal (fig. 2-18 B y C). La piamadre también cubre directamente las raíces de los nervios espinales y vasos sanguíneos espinales. 200 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org Inferior al cono medular, la piamadre se continúa como filum terminal. La médula espinal está suspendida en el saco dural por el filum terminal y especialmente por los ligamentos dentados derechos e izquierdos, que discurren longitudinalmente a lo largo de cada lado de la médula espinal. Estos ligamentos están formados por una lámina fibrosa de piamadre que se extiende a medio camino entre las raíces nerviosas posterior y anterior. Entre 20 y 22 de estas prolongaciones, dispuestas de forma parecida a los dientes de un tiburón, se unen a la cara interna del saco dural tapizado por la aracnoides. Las prolongaciones superiores (parte más alta) de los ligamentos dentados derechos e izquierdos se unen a la duramadre craneal inmediatamente superior al foramen magno. Los procesos inferiores se extienden desde el cono medular, pasando entre las raíces de los nervios T12 y L1. ESPACIO SUBARACNOIDEO El espacio subaracnoideo se sitúa entre la aracnoides y la piamadre y está lleno de LCE (figs. 2-17 B, 2-18 C y 2-19; tabla 2-4). La dilatación del espacio subaracnoideo en el saco dural, caudal al cono medular, que contiene LCE y la cola de caballo, es la cisterna lumbar (fig. 2-17 B). Vascularización de la médula espinal y raíces de los nervios espinales Las arterias que irrigan la médula espinal son ramas de las arterias vertebrales, cervicales ascendentes, cervicales profundas, intercostales, lumbares y sacras laterales (figs. 2-19 y 2-20). Tres arterias longitudinales irrigan la médula espinal: una arteria espinal anterior, formada por la unión de ramas de las arterias vertebrales, y un par de arterias espinales posteriores, cada una de las cuales es una rama de cada arteria vertebral o de la arteria cerebelosa inferior posterior. Las arterias espinales discurren longitudinalmente desde el bulbo raquídeo del tronco del encéfalo hasta el cono medular de la médula espinal. Por sí mismas, las arterias espinales anterior y posteriores irrigan solo una pequeña parte de la porción superior de la médula espinal. La circulación de la mayor parte de la médula espinal depende de las ramas espinales de las arterias cervicales ascendentes, cervicales profundas, vertebrales, intercostales posteriores y lumbares que ingresan en el conducto vertebral a través de los forámenes intervertebrales. Las arterias medulares segmentarias anteriores y posteriores derivan de ramas espinales que irrigan la médula espinal, uniendo las arterias espinales anteriores y 201 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org posteriores. Estas arterias se localizan principalmente donde la necesidad de una buena irrigación sanguínea para la médula espinal es máxima: las intumescencias cervical y lumbosacra. La gran arteria medular segmentaria anterior (de Adamkiewicz) refuerza la circulación de dos terceras partes de la médula espinal, que incluyen la intumescencia lumbosacra. Es mucho mayor que otras arterias medulares segmentarias y normalmente se origina en el lado izquierdo en los niveles torácico inferior o lumbar superior. Las raíces posterior y anterior de los nervios espinales y sus cubiertas están irrigadas por arterias radiculares posteriores y anteriores, que discurren a lo largo de las raíces de los nervios. Estos vasos no alcanzan las arterias espinales posteriores y anterior. Las arterias medulares segmentarias se encuentran de forma irregular en el lugar de las arterias radiculares; son vasos más grandes que se dirigen hacia las arterias espinales. Las 3 venas espinales anteriores y las 3 venas espinales posteriores se disponen longitudinalmente; comunican libremente unas con otras y drenan a través de más de 12 venas medulares y radiculares anteriores y posteriores. Las venas que drenan la médula espinal se unen al plexo venoso vertebral interno en el espacio epidural (fig. 2-15). El plexo venoso vertebral interno discurre superiormente a través del foramen magno para comunicar con los senos venosos de la duramadre y las venas vertebrales en el cráneo (v. cap. 8). El plexo venoso vertebral interno comunica también con el plexo venoso vertebral externo en la superficie externa de las vértebras. 202 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 2-20. Irrigación arterial de la médula espinal. C U A D R O C L Í N I C O Isquemia de la médula espinal 203 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org Los refuerzos segmentarios de la irrigación de las arterias medulares segmentarias son importantes para el aporte sanguíneo a las arterias espinales anterior y posteriores. Las fracturas, las luxaciones y las fracturas-luxaciones pueden interferir en la irrigación de la médula espinal por las arterias espinales y medulares. La falta de irrigación (isquemia) de la médula espinal afecta su funcionamiento y puede producir debilidad muscular y parálisis. La médula espinal también puede sufrir trastornos circulatorios si las arterias medulares segmentarias, en especial la gran arteria medular segmentaria (de Adamkiewicz), están estrechadas por una enfermedad arterial obstructiva. En algunas ocasiones, durante una intervención quirúrgica, se ocluye la aorta («pinzamiento transversal») a propósito. Los pacientes sometidos a estas intervenciones, y aquellos con rotura de aneurismas de la aorta u oclusión de la gran arteria medular segmentaria, pueden perder toda la sensibilidad y movimiento voluntario por debajo del nivel de afectación de la irrigación de la médula espinal (paraplejía). Esto es secundario a la muerte de neuronas en la parte de la médula espinal irrigada por la arteria espinal anterior. Cuando la tensión arterial cae de manera importante durante 3-6 min, el flujo sanguíneo de las arterias medulares segmentarias hacia la arteria espinal anterior, que irriga la región mediotorácica de la médula espinal, puede reducirse o pararse. Estos pacientes también pueden perder la sensibilidad y el movimiento voluntario en las áreas irrigadas por el nivel afectado de la médula espinal. Vías alternativas de circulación Los plexos venosos vertebrales son importantes, ya que la sangre puede retornar desde la pelvis o el abdomen a través de estos plexos y alcanzar el corazón a través de la vena cava superior cuando la inferior está obstruida. Estas venas también pueden proporcionar una vía para la metástasis de las células tumorales hacia las vértebras o el encéfalo desde un tumor abdominal o pélvico (p. ej., el cáncer de próstata). Punción lumbar Para obtener una muestra de LCE de la cisterna lumbar, se inserta una aguja de punción lumbar, provista de un estilete, en el espacio subaracnoideo. La punción lumbar (espinal) se realiza con el paciente inclinado hacia delante o recostado en decúbito lateral con el dorso flexionado. La flexión de la columna vertebral facilita la inserción de la aguja al estirar los ligamentos amarillos y separar las láminas y los procesos espinosos (fig.
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