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1445© 2019. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos ESTENOSIS TRICUSPÍDEA, 1445 Causas y anatomía patológica, 1445 Fisiopatología, 1445 Presentación clínica y diagnóstico, 1445 Tratamiento, 1446 INSUFICIENCIA TRICUSPÍDEA, 1447 Causas y anatomía patológica, 1447 Presentación clínica y diagnóstico, 1447 Tratamiento, 1449 ESTENOSIS PULMONAR, 1450 Causas y anatomía patológica, 1450 Presentación clínica, 1450 Tratamiento, 1450 INSUFICIENCIA PULMONAR, 1450 Causas y anatomía patológica, 1450 Presentación clínica, 1451 Tratamiento, 1452 ENFERMEDAD MULTIVALVULAR, 1452 Estenosis mitral y valvulopatía aórtica, 1452 Estenosis aórtica e insuficiencia mitral, 1453 Insuficiencia aórtica y mitral, 1453 Tratamiento quirúrgico de la enfermedad multivalvular, 1453 BIBLIOGRAFÍA, 1453 70 Enfermedad tricuspídea, pulmonar y multivalvular PATRICIA A. PELLIKKA ESTENOSIS TRICUSPÍDEA Causas y anatomía patológica La estenosis tricuspídea (ET) es casi siempre de origen reumático, aunque la enfermedad valvular reumática suele afectar más a las válvulas izquierdas.1 Otras causas de obstrucción del vaciamiento de la aurícula derecha (AD) son raras e incluyen la atresia congénita de la tricúspide (v. capítulo 75); los tumores de la AD, que pueden producir un cuadro clínico sugestivo de ET rápidamente progresiva (v. capítulo 95), y las derivaciones de los dispositivos, que suelen asociarse a insuficiencia tricuspídea (IT), pero pueden retorcerse y fusionarse al aparato valvular tricuspídeo y producir obstrucción, sobre todo cuando son múltiples. El síndrome carcinoide (v. capítulo 77) y el uso de derivados de la ergotamina producen IT con mayor frecuencia, que cuando es grave contribuye a generar un gradiente a través de la válvula tricúspide2 (vídeo 70-1C). La disfunción, incluida la trombosis, de una válvula tricúspide protésica mecánica o de una bioprótesis puede originar una estenosis. En raras ocasiones, la obstrucción al flujo del ventrículo derecho (VD) puede deberse a una fibrosis endomiocárdica, vegetaciones en la válvula tricúspide o tumores extracardíacos. La mayor parte de los pacientes con una enfermedad valvular tricuspídea reumática sufren una IT o una combinación de ET e IT. La enfermedad aislada de la válvula tricúspide de origen reumático es infrecuente, y esta lesión se suele asociar a una afectación de la válvula mitral, que es la que predomina en la clínica (v. capítulo 69). En muchos pacientes con ET se afecta también la válvula aórtica (es decir, existe una estenosis trivalvular). La ET se encuentra en la autopsia aproximadamente del 15% de los pacientes con una cardiopatía reumática, pero solo tiene importancia clínica en el 5%. La enfermedad orgánica de la válvula tricúspide es más frecuente en la India, Pakistán y otras naciones en vías de desarrollo cercanas al ecuador que en América del norte o Europa occidental. Los cambios anatómicos de la ET reumática se parecen a los de la estenosis mitral (EM), con fusión y acortamiento de las cuerdas tendinosas y fusión de las valvas a la altura de los márgenes, lo que da lugar a un diafragma con una apertura central fija. Sin embargo, la calcificación valvular es infrecuente. Igual que sucede con la EM, la ET es más frecuente en las mujeres. La aurícula derecha suele estar muy dilatada en la ET y sus paredes aparecen engrosadas. Puede existir evidencia de congestión pasiva grave con hiperplasia del hígado y el bazo. Fisiopatología Aumenta el gradiente de presión diastólico entre la aurícula y el ven- trículo derechos –la expresión hemodinámica de la ET–, cuando el flujo transvalvular de sangre aumenta durante la inspiración o el ejercicio. Un gradiente de presión diastólica relativamente modesto (p. ej., gradiente medio de solo 5 mmHg) es suficiente para incrementar la presión media en la AD hasta niveles que produzcan congestión venosa sistémica y, salvo que se limite la ingesta de sodio o se administren diuréticos, también distensión de la vena yugular (DVY), ascitis y edema. En los pacientes con ritmo sinusal, la onda a de la AD puede ser muy alta. El gasto cardíaco en reposo suele estar muy disminuido y no aumenta durante el ejercicio, lo que explica que las presiones de la aurícula izquierda (AI), arterial pulmonar y sistólica del VD solo se eleven mínimamente a pesar de la valvulopatía mitral asociada. Un gradiente de presión diastólica medio de tan solo 2 mmHg a través de la válvula tricúspide y el típico aspecto ecocardiográfico de res- tricción de la valva o «cúpula» es suficiente para establecer el diagnós- tico de ET. El ejercicio, la inspiración profunda y la infusión rápida de líquidos o la administración de atropina pueden aumentar mucho un gradiente de presión límite en un paciente con una ET. El diagnóstico se suele establecer mediante ecocardiografía transtorácica (ETT), aunque en algunos casos se necesita una ecocardiografía transesofágica (ETE) u otros estudios de imagen. Es raro que se necesiten pruebas invasivas. Presentación clínica y diagnóstico Síntomas. El bajo gasto cardíaco típico de la ET provoca fatiga, y los pacientes suelen referir molestias por hepatomegalia, ascitis y anasarca (tabla 70-1). La gravedad de estos síntomas, secundarios a una elevación de la presión venosa sistémica, es desproporcionada para el grado de disnea. Algunos pacientes refieren una sensación de aleteo en el cuello, provocada por las ondas a gigantes en el pulso venoso yugular (PVY). En algunas ocasiones, los síntomas de la EM (disnea grave, ortopnea y disnea paroxística nocturna) pueden verse enmascarados por la presencia de una ET grave, dado que esta impide el paso de sangre hacia la circulación pulmonar por detrás de la válvula mitral estenótica. La ausencia de síntomas de congestión pulmonar en los pacientes con una EM evidente sugiere la posibilidad de una ET. Exploración física. Dado que la EM es frecuente en los pacientes con ET y las dos lesiones valvulares tienen una exploración física semejante, y que los hallazgos de la ET son sutiles, la ecocardiografía resulta esencial para diagnosticar una ET. Los hallazgos físicos de la ET pueden atribuirse a la EM, que es más frecuente y se asocia a un soplo más alto. Por eso, se debe tener un alto índice de sospecha clínica para detectar la ET. En pacientes con ritmo sinusal, la onda a del PVY es alta, y se puede palpar con frecuencia la pulsación hepática presistólica. El descenso y es lento y apenas apreciable. Los campos pulmonares están normales y, a pesar de que las venas del cuello están ingurgitadas y existe ascitis y anasarca, el paciente puede sentirse cómodo tumbado. Por tanto, se puede sos- pechar un diagnóstico de et al inspeccionar el PVY en un paciente con EM, pero sin evidencia clínica de hipertensión pulmonar. La sospecha se refuerza cuando se palpa un frémito diastólico en el borde esternal inferior izquierdo, sobre todo si este aparece o se hace más llamativo durante la inspiración. Los hallazgos de la auscultación de la EM asociada suelen ser llamativos y con frecuencia oscurecen los signos más sutiles de la ET. Puede aus- cultarse un chasquido de apertura (ChA) tricuspídeo, pero con frecuencia resulta difícil distinguirlo del ChA mitral. Sin embargo, el ChA tricuspídeo suele aparecer después del CS mitral y se localiza en el borde esternal Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1446 En fE rm Ed a d Es d E la s vá lv u la s ca rd ía ca s VIII inferior izquierdo, mientras que el ChA mitral suele ser más llamativo en la punta y se irradia de forma más extensa. El soplo diastólico de la ET se suele auscultar mejor en el borde paraesternal inferior izquierdo a la altura del cuartoespacio intercostal y suele ser más suave, de tono más agudo y de menor duración que el soplo de la EM. El componente presistólico del soplo de la ET suele recordar a un ruido de rascado y una configuración crescendo-decrescendo, que se reduce antes del primer tono cardíaco (S1). El soplo diastólico y el ChA de la ET aumentan con las maniobras que incrementan el flujo a través de la válvula tricúspide, incluida la inspiración, la maniobra de Müller (inspiración forzada contra la glotis cerrada), ponerse en decúbito lateral derecho, elevar las piernas, inhalar nitrito de amilo, ponerse en cuclillas y el ejercicio isotónico. El soplo y el ChA disminuyen durante la espiración o por la tensión de la maniobra de Valsalva y recuperan los niveles de control de forma inmediata (es decir, de dos a tres latidos) después de terminar dicha maniobra. Electrocardiografía. Cuando no existe fibrilación auricular (FA) en un paciente con una enfermedad valvular cardíaca, se debería plantear una ET por la evidencia electrocardiográfica de aumento de tamaño de la AD (v. capítulo 12). La amplitud de la onda P en las derivaciones II y V1 supera 0,25 mV. Dado que la mayor parte de los pacientes con ET presentan una enfermedad valvular mitral, es frecuente encontrar signos electrocardiográficos de aumento de tamaño de las dos aurículas. Se puede encontrar una reducción de la amplitud del complejo QRS en la derivación V1 por la dilatación de la aurícula derecha. Radiografía. El hallazgo radiológico más importante es una notable cardiomegalia con aumento de tamaño llamativo de la aurícula derecha (es decir, prominencia del borde cardíaco derecho), que se continúa con una dilatación de la vena cava superior y la ácigos, pero sin dilatación llamativa de la arteria pulmonar. Los cambios típicos de la enfermedad mitral en los vasos pulmonares pueden quedar enmascarados, con poco o nulo edema intersticial o redistribución vascular, pero puede encontrarse un aumento de tamaño de la AI. Es posible visualizar también la válvula tricúspide estenótica mediante resonancia magnética cardíaca (RMC) o tomografía computarizada (TC), y cuantificar los volúmenes de la AD y del VD. Ecocardiografía Se debería realizar una evaluación detallada de la válvula tricúspide mediante ecocardiografía en todos los pacientes con una cardiopatía reumática sospechada o confirmada, o con una enfermedad valvular que afecte a múltiples válvulas. Los cambios ecocardiográficos (v. capítulo 14) de la válvula tricúspide en la ET reumática se parecen a los encontrados en la válvula mitral en la EM reumática.3 La ecocardiografía bidimensional muestra típicamente un abombamiento diastólico de las valvas (v. fig. 14-51), engrosamiento y limitación del movimiento de las otras valvas, menor separación de las puntas de las valvas y reducción del diámetro del orificio tricuspídeo. También se debería valorar la presencia de fusión de las comisuras y la anatomía de la válvula y el aparato subvalvular, porque estas características pueden influir sobre el tratamiento. La ETE permite delimitar mejor los detalles de la estructura valvular (vídeo 70-2, en el que se muestran engrosamiento y estenosis de la válvula tricúspide con un trombo asociado en la cara lateral de la AD), y la ecocardiografía Doppler puede resultar útil para valorar la gravedad de la ET cuando las imágenes bidimensionales no resultan óptimas. En la ET, la ecocardiografía Doppler muestra una pendiente de flujo anterógrado prolongada y tiene buenos resultados para cuantificar la ET y evaluar la IT asociada en comparación con el cateterismo cardíaco. La evaluación con Doppler de la ET ha sustituido en gran medida la necesidad de cateterismo para valorar la gravedad. La ET grave se caracteriza por un área valvular de 1 cm2 o menos, medida mediante la ecuación de continuidad. La semivida de presión suele superar 190 ms, y la AD y la vena cava inferior se encuentran dilatadas. El gradiente medio de presión a través de la válvula tricúspide varía con la frecuencia cardíaca, pero un gradiente medio de 5 mmHg o superior se considera compatible con una ET importante.4 Puede valorarse mejor la morfología de la válvula mediante una ecocardiografía tridimensional, que permite la visualización directa de la válvula tricúspide y la identificación simultánea de las tres valvas.3 Cateterismo cardíaco Es raro tener que realizar una valoración hemodinámica invasiva de la ET, pero resulta apropiado en pacientes sintomáticos en los que los datos de la exploración física y las pruebas no invasivas sean discordantes. En ocasiones se realiza en pacientes sometidos a una evaluación hemodinámica invasiva por otra indicación. Se pueden registrar de forma simultánea las presiones de la AD y del VD, usando dos catéteres o un catéter de doble luz, colocándolas a ambos lados de la válvula tricúspide. Tratamiento Aunque el abordaje fundamental para el tratamiento de la ET grave es el quirúrgico, la restricción intensiva de sodio y los diuréticos pueden reducir los síntomas causados por la acumulación de un exceso de agua y sal. Cuando existe una FA, es necesario controlar la frecuencia ventricular para mejorar el llenado diastólico. Un período preparatorio de diuresis puede reducir la congestión hepática, mejorando de este modo la función hepática lo suficiente como para disminuir los riesgos de la posterior intervención. La mayor parte de los pacientes con una ET tienen una enfermedad valvular asociada que necesita cirugía. El tratamiento quirúrgico de la ET debería realizarse durante la reparación o el reemplazo de la válvula mitral en los pacientes con ET cuyo gradiente medio de presión dias- tólica supere 5 mmHg y que tengan un orificio tricuspídeo inferior a unos 2 cm2. En ocasiones, la decisión final sobre el tratamiento quirúrgico se toma en el propio quirófano. Dado que la ET casi siempre va acompañada de cierto grado de IT, la valvulotomía mediante fractura digital simple puede no conseguir una mejoría hemodinámica significativa y puede limitarse a cambiar una IT grave por una ET. Sin embargo, la valvulotomía o comisurotomía abierta en la que la válvula tricúspide estenótica se convierte en una válvula bicúspide a nivel funcional puede mejorar al paciente, aunque en ocasiones se precisa también una anuloplastia si existe dilatación anular.5 Se abren las comisuras entre las valvas anterior y septal, y entre las valvas posterior y septal. No se recomienda abrir las comisuras entre las valvas anterior y posterior por el temor a producir una IT grave. Si la valvulotomía abierta no consigue recuperar una función valvular normal razonable, puede ser necesario el reemplazo de la válvula tricúspide. Se prefiere una bioprótesis grande antes que una mecánica en la tricúspide por el alto riesgo de trombosis de esta última y la mayor durabilidad de la bioprótesis tricuspídea en comparación con la mitral o aórtica. La valvuloplastia con balón de la tricúspide es posible, pero muestra una eficacia limitada y puede ocasionar una IT significativa. Se podría plantear en los escasos pacientes que no sufren una IT, pero la carencia de datos de pronóstico a largo plazo aconseja realizar mejor un tratamiento quirúrgico. TABLA 70-1 Manifestaciones clínicas y de imagen de la estenosis tricuspídea reumática Anamnesis Fatiga progresiva, edema, anorexia Ortopnea mínima, disnea paroxística nocturna Fiebre reumática en dos tercios de los pacientes Predominio en mujeres Edema pulmonar y hemoptisis poco frecuentes Hallazgos físicos Signos de afectación multivalvular Murmullo diastólico en el borde esternal izquierdo inferior, que aumenta de intensidad con la inspiración Suele confundirse con una estenosis mitral Cianosis periférica Distensión de las venas del cuello con llamativas ondas a y descenso y lento Ausencia de elevación del ventrículo derecho Soplos asociados de las válvulas mitral y aórtica Pulsación hepática Ascitis, edema periféricoHallazgos de imagen Electrocardiograma: ondas P altas de la aurícula derecha sin hipertrofia del ventrículo derecho Radiografía de tórax: dilatación de la aurícula derecha sin aumento de tamaño del segmento de la arteria pulmonar Ecocardiograma: abombamiento diastólico de las valvas de la válvula tricúspide, engrosamiento valvular, gradiente de presión diastólico a través de la válvula tricúspide, aumento de tamaño de la aurícula derecha Modificado de Ockene IS. Tricuspid valve disease. In Dalon JE, Alpert JS, editors. Valvular Heart Disease. 2nd ed. Boston: Little Brown; 1987, pp 356, 390. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1447 En ferm ed ad tricu sp íd ea, p u lm o n ar y m u ltivalvu lar 70 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . INSUFICIENCIA TRICUSPÍDEA Causas y anatomía patológica Es frecuente encontrar una IT trivial a leve en la ecocardiografía de los pacientes con un corazón derecho normal y una válvula tricúspide de estructura normal. Este hallazgo no tiene consecuencias y, en condicio- nes normales, su gravedad no aumenta. Sin embargo, varios trastornos pueden ser causa de IT de mayor grado. La causa más frecuente de la IT no es una afectación intrínseca de la propia válvula (es decir, una IT primaria), sino la dilatación del VD y del anillo tricuspídeo, que producen una IT secundaria (funcional)6-8 (tabla 70-2; v. también fig. 14-52). La dilatación del lado derecho del corazón puede deberse a una sobrecarga de volumen como se encuentra en las comunicaciones izquierda-derecha de las comunicaciones interauriculares (CIA) o las conexiones anómalas de las venas pulmonares. La dilatación puede ser una complicación de la insuficiencia del VD de cualquier causa. Se observa en pacientes con hipertensión del VD secundaria a cualquier tipo de enfermedad cardíaca o vascular pulmonar. Por eso, puede encontrarse una IT secundaria en la valvulopatía mitral,8,9 la enfermedad tromboembólica pulmonar aguda o crónica, o la neumopatía obstructiva crónica. En general, una presión sistólica del VD superior a 55 mmHg producirá una IT funcional. La IT puede ser también consecuencia de un infarto del VD, una cardiopatía congénita (p. ej., estenosis pulmonar e hipertensión pulmonar secundaria al síndrome de Eisenmenger; v. capítulo 75), una hipertensión pulmonar primaria (v. capítulo 85) y un corazón pulmonar. En los lactantes, la IT puede complicar la insuficiencia del VD secundaria a enfermedades pulmonares neonatales y la hipertensión pulmonar con persistencia de la circulación pulmonar fetal. En todos estos casos, la IT refleja la existencia de una insuficiencia del VD y a su vez la agrava. La IT funcional puede disminuir o desaparecer cuando disminuye el tamaño del VD por el tratamiento de la insuficiencia cardíaca. La IT puede ser también consecuencia de la dilatación del anillo en el síndrome de Marfan, entidad en la cual no existe dilatación del VD secundaria a la hipertensión pulmonar. Diversos procesos pueden afectar al aparato valvular de la tricúspide de forma directa y producir insuficiencia (IT primaria).1,10 La IT orgánica puede ser congénita (v. capítulo 75), como parte de la anomalía de Ebstein, defectos que afectan al canal auriculoventricular, cuando la válvula tricúspide se ve implicada en la formación de un aneurisma del tabique interventricular o en la transposición de los grandes vasos corregida, o puede aparecer como una lesión congénita aislada. La fiebre reumática puede afectar a la válvula tricúspide de forma directa. Si esto ocurre, suelen aparecer cicatrices de las valvas y las cuerdas tendinosas, lo que limita la movilidad de las primeras y ocasiona una IT aislada o combinada con una ET. A menudo se acompaña de afectación reumática de la válvula mitral y con frecuencia aórtica. La IT puede ser consecuencia del prolapso de la válvula tricúspide por cambios mixomatosos en las valvas y las cuerdas tendinosas; en estos pacientes suele existir además un prolapso de la válvula mitral (PVM). Se estima que el 20% de todos los pacientes con PVM tienen además prolapso de la válvula tricúspide, pero, a diferencia de lo que sucede en el PVM, los criterios diagnósticos están peor definidos. El prolapso de la válvula tricúspide puede asociarse a CIA. Una causa cada vez más frecuente de IT con repercusión clínica es la distorsión de las valvas de la tricúspide por un marcapasos transvenoso o las derivaciones de un desfibrilador.11 Las lesiones de la válvula tricúspide o el aparato subvalvular pueden complicar la biopsia endomiocárdica. La IT aislada o combinada con una ET es un rasgo importante del síndrome carcinoide (fig. 70-1; v. también fig. 14-53), que se asocia a depósitos focales o difusos de tejido fibroso en el endocardio de las cús- pides valvulares y las cámaras cardíacas, además de la íntima de las grandes venas y el seno coronario. Las placas blanquecinas y fibrosas del carcinoide son más extensas en el lado derecho del corazón, donde se suelen depositar en las superficies ventriculares de la válvula tricúspide y condicionar que las cúspides se adhieran a la pared del VD subyacente, provocando de este modo una IT. Un proceso parecido puede afectar a la válvula tricúspide en los pacientes que han empleado fármacos que aumentan las concentraciones de serotonina o simulan sus efectos a nivel de los receptores (v. vídeo 70-1). Entre ellos se incluyen los fármacos anorexígenos fenfluramina y fentermina, los derivados de ergotamina empleados como tratamiento de las migrañas (ergotamina, metisergida) o la enfermedad de Parkinson (pergolida, cabergolina), o el estimulante y alucinógeno sintético 3,4-metilendioximetanfetamina (MDMA, «éxtasis»). Otras causas de IT son los traumatismos abiertos y cerrados,12 la miocardiopatía dilatada y la endocarditis infecciosa (EI), sobre todo por estafilococos en adictos a drogas por vía intravenosa (i.v.). La fibrosis endomiocárdica con acortamiento de las valvas y cuerdas tendinosas de la válvula tricúspide es una causa importante de IT en África tropical. Otras causas menos frecuentes de IT son los tumores cardíacos (sobre todo el mixoma de la AD), la fibrosis endomiocárdica, la valvulopatía asociada a metisergida y el lupus eritematoso sistémico con afectación de la válvula tricúspide. Presentación clínica y diagnóstico En la tabla 70-3 se resumen los estadios clínicos de la IT.13 Síntomas. Cuando no existe hipertensión pulmonar o insuficiencia del VD, la IT se tolera bien en general. Cuando coexiste con estos dos procesos, disminuye el gasto cardíaco y se agravan las manifestaciones de la insuficiencia cardíaca derecha. Por tanto, los síntomas de la IT se deben a una reducción del gasto cardíaco y de la ascitis, la hepatomegalia congestiva dolorosa y el edema masivo. En ocasiones, los pacientes refieren pulsaciones visibles en el cuello, que se agravan con el esfuerzo y se deben a la DVY; se han descrito también pulsaciones sistólicas en los globos oculares. En los múltiples pacientes con IT que presentan una valvulopatía mitral suelen predominar los síntomas de esta última. Los síntomas de congestión pulmonar pueden desaparecer cuando se desarrolla la IT, pero se sustituyen por debilidad, fatiga y otras manifestaciones de una reducción del gasto cardíaco. Exploración física. En los pacientes con una IT grave, la inspección suele revelar pérdida de peso y caquexia, cianosis e ictericia. Es frecuente la FA. También se evidencia DVY, con desaparición de los descensos x y x′ normales y aparición de una prominente onda sistólica –una onda c-v (u onda s)–. El descenso de esta onda, el descenso y, esabrupto y se convierte en el rasgo más llamativo del pulso venoso, salvo que coexista con una TABLA 70-2 Causas y mecanismos de la insuficiencia tricuspídea pura Causas Alteraciones anatómicas valvulares Reumáticas No reumáticas Endocarditis infecciosa Anomalía de Ebstein Floja (prolapso) Congénita (anomalía distinta de la de Ebstein) Carcinoide Disfunción de los músculos papilares Traumatismos Trastornos del tejido conjuntivo (síndrome de Marfan) Artritis reumatoide Lesiones por radiación Válvula anatómicamente normal (funcional, anillo dilatado) Presión sistólica elevada en el ventrículo derecho Fibrilación auricular crónica Miocardiopatía restrictiva Mecanismos Trastorno área valvular Perímetro anular Inserción de la valva Prolapso ↑ ↑ Normal Anomalía de Ebstein ↑ ↑ Anómala Hipertensión sistólica pulmonar/ventrículo derecho Normal ↑ Normal Disfunción del músculo papilar Normal Normal Normal Carcinoide ↓/normal Normal Normal Reumático ↓/normal Normal Normal Endocarditis infecciosa ↓/normal Normal Normal Modificado de Waller BF. Rheumatic and nonrheumatic conditions producing valvular heart disease. In Frankl WS, Brest AN, editors. Cardiovascular Clinics. Valvular Heart Disease: Comprehensive Evaluation and Management. Philadelphia: FA Davis; 1989, pp 35, 95. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1448 En fE rm Ed a d Es d E la s vá lv u la s ca rd ía ca s VIII prolapso de la válvula tricúspide, igual que el PVM, produce chasquidos sistólicos no asociados a la eyección y soplos sistólicos tardíos. Sin embargo, en el prolapso de la válvula tricúspide, estos hallazgos son más llamativos en el borde esternal izquierdo inferior. Durante la inspiración, los chasquidos son más tardíos, y los soplos se hacen más intensos y cortos. Electrocardiografía. Los cambios del elec- trocardiograma (ECG) son inespecíficos en general y típicos de la lesión responsable de la IT. Se suele encontrar un bloqueo incompleto de la rama dere- cha, ondas Q en la derivación V1 y FA. Radiografía. En los pacientes con una IT funcional se suele encontrar una cardiomegalia importante con una prominente AD. Las evidencias de hipertensión en la AD pueden incluir distensión de la vena ácigos y aparición de derrame pleural. Puede encontrarse ascitis con desplazamiento hacia arriba del diafragma. La radioscopia puede mostrar pulsaciones sistólicas en la AD. Ecocardiografía El objetivo de la ecocardiografía es estimar la gravedad de la IT y valorar la presión arterial pulmonar (PAP) y la función del VD6,15 (v. capí- tulo 14). En los pacientes con una IT secundaria a la dilatación del anillo tricuspídeo, la ecocardio- grafía suele mostrar una importante dilatación de la AD, del VD y del anillo tricuspídeo.15-17 Existe evidencia de sobrecarga diastólica del VD con movimiento paradójico del tabique interven- tricular, como se encuentra en la CIA. En los pacientes con una anomalía de Ebstein resulta evidente un movimiento exagerado y retraso en el cierre de la válvula tricúspide. La ecocardio- grafía puede revelar también el prolapso de la válvula tricúspide por degeneración mixomatosa. En la inmensa mayoría de los pacientes con cardiopatía carcinoide se encuentran indicios ecocardiográficos, especialmente IT por examen Doppler, de alteración de la válvula tricúspide (v. fig. 70-1). Puede observarse una válvula tricúspide de aspecto parecido en los pacientes que han utilizado fármacos que aumentan las concen- traciones de serotonina o simulan su efecto a nivel de los receptores (v. vídeo 70-1). En los pacientes con una IT secundaria a endocarditis, la ecocardiografía puede identificar las vegetaciones en la válvula o una válvula frágil. La ETE facilita la detección de la IT. La ecocardiografía Doppler es una técnica sensible para visualizar el chorro de la IT. La magnitud de la IT puede cuantificarse con técnicas parecidas a las empleadas en la evaluación de la IMi.14,17,18 Resonancia magnética cardíaca La RMC es útil para determinar las relaciones geométricas tridimensio- nales entre el VD, y el anillo y las valvas tricuspídeas en los pacientes con una IT funcional.19,20 Hallazgos hemodinámicos En la IT suele encontrarse un aumento de las presiones telediastólicas de la AD y el VD, independientemente de que el proceso se deba a una enfermedad orgánica de la válvula o de que sea secundario a una sobrecarga sistólica del VD. El registro de presiones de la AD suele mostrar ausencia del descenso x con una onda v o c-v prominentes (ventricularización de la presión auricular). La ausencia de estos datos básicamente descarta una IT moderada a grave. Conforme se agrava la IT, el contorno del pulso de presión de la AD se parece cada vez más al de presión del VD. Un aumento o la ausencia de cambios de la presión de la AD con la inspiración profunda en lugar del descenso habitual es un hallazgo característico.21 La determinación de la presión sistólica arterial pulmonar (o del VD) puede ser útil para decidir si la IT es primaria o secundaria a la dilatación del VD. Una presión sistólica en la arteria pulmonar o el VD por debajo de 40 mmHg sugiere una causa ET, en cuyo caso se ralentiza. En los pacientes con una IT grave puede encontrarse además un frémito sistólico venoso y un soplo en el cuello. El impulso del VD es hiperdinámico y saltón. A menudo en fases iniciales se observan pulsaciones sistólicas del hígado doloroso y aumentado de tamaño, pero en los pacientes con IT crónica y cirrosis congestiva, el hígado puede volverse firme e indoloro. Es frecuente la ascitis y el edema. En la auscultación, el soplo de una IT leve puede ser muy corto y sutil. Cuando se encuentra una IT sin hipertensión pulmonar (p. ej., en la EI o tras un traumatismo), el soplo suele ser de baja intensidad y limitado a la primera mitad de la sístole. Al agravarse la IT, la auscultación permitirá identificar en general un S3 originado en el VD y que se acentúa por la inspiración. Cuando la IT se asocia a una hipertensión pulmonar o la produce de forma secundaria, se acentuará también P2 y el soplo sistólico tendrá un tono alto, pansistólico y más alto en el cuarto espacio intercostal de la región paraesternal (aunque a veces puede ser más intenso en la región subxifoidea). Cuando se produce una gran dilatación del VD y este ocupa la superficie anterior del corazón, el soplo puede ser más llamativo en la punta y resultaría difícil diferenciarlo del ocasionado por una insuficiencia mitral (IMi). La respuesta del soplo sistólico a la respiración y otras maniobras es bastante útil para establecer el diagnóstico de IT. El soplo aumenta típicamente durante la inspiración (signo de Carvallo), porque la inspiración se asocia a un aumento del tamaño del VD y de las dimensiones del anillo de la válvula tricúspide, además del área del orificio de regurgitación.14 Sin embargo, cuando el ventrículo que está fracasando no consigue aumentar más el volumen sistólico cuando el paciente se coloca en decúbito o sedestación, es posible provocar este aumento inspiratorio poniéndose de pie. El soplo aumenta también con la maniobra de Müller (v. anteriormente), el ejercicio, la elevación de las piernas y la compresión hepática. Muestra un incremento inmediato tras terminar la maniobra de Valsalva, pero se reduce en intensidad y duración al estar en bipedestación y durante el esfuerzo de la maniobra de Valsalva. El aumento del flujo auriculoventricular a través del orificio tricuspídeo en diástole puede ocasionar un rumor de flujo diastólico precoz de corta duración en la región paraesternal izquierda después del tercer tono cardíaco (S3). El FIGURA 70-1 Imágenes de ecocardiografíatranstorácica de la válvula tricúspide en un paciente con una enfermedad valvular carcinoide. A. Imagen longitudinal paraesternal bidimensional del flujo por la válvula tricúspide en mesosístole que muestra un marcado engrosamiento y retracción de las valvas de la válvula tricúspide (flechas), con fallo del cierre de las valvas. B. Estudio en Doppler color de la válvula tricúspide en el eje longitudinal paraesternal del flujo por la válvula tricúspide en mesosístole que muestra un ancho chorro de regurgitación que ocupa toda la aurícula derecha (AD), compatible con insuficiencia grave de la válvula tricúspide (asterisco). C. Estudio con Doppler de onda continua de la válvula tricúspide que muestra un chorro de regurgitación tricuspídeo sistólico denso con forma de daga, compatible con una IT grave (flechas). Las formas menos graves de IT se asocian típicamente a chorros de regurgitación de forma parabólica. VD, ventrículo derecho. (Tomado de Luis SA, Pellikka PA. Carcinoid heart disease: diagnosis and management. Best Pract Res Clin Endocrinol Metab 2016;30:149.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1449 En ferm ed ad tricu sp íd ea, p u lm o n ar y m u ltivalvu lar 70 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . primaria, mientras que una presión superior a 55 mmHg indica origen secundario de la IT. Tratamiento La IT sin hipertensión pulmonar se suele tolerar bien inicialmente y puede que no se necesite tratamiento quirúrgico. Sin embargo, cuando la IT es grave y mantenida, se acaba produciendo una insuficiencia cardíaca derecha; por tanto, está indicado valorar bien la necesidad de realizar cirugía y el mejor momento para la misma (v. capítulo 72, «Directrices»). La IT funcional en presencia de hipertensión pulmonar se asocia a insuficiencia cardíaca y mala supervivencia22,23 (v. capítulo 85). El tratamiento quirúrgico de la IT adquirida secundaria a la dilatación del anillo mejoró de forma notable con la introducción de las técnicas de anuloplastia con o sin anillo.5,24 La tasa de reparaciones ha mejorado, sobre todo durante la última década, y la cirugía sobre la válvula tricúspide, que se suele realizar durante otra intervención cardíaca, es la tercera cirugía valvular más frecuente en América del norte.8 La reparación de la válvula tricúspide representa un 73% de todas las cirugías sobre esta válvula. Para el reemplazo de la válvula tricús- pide (RVT) cada vez se emplean más las bioprótesis, que actualmente suponen el 46% de los RVT.25 La gravedad de la IT debería evaluarse antes de la cirugía sobre la válvula mitral en los pacientes con una IT secundaria a una hipertensión pulmonar. Se debería determinar si la IT es secundaria a una hipertensión pulmonar, en cuyo caso la válvula sería normal, o a otros procesos patológicos. Los pacientes con una IT leve sin dilatación anular no suelen necesitar un tratamiento quirúrgico; las presiones vasculares pulmonares disminuyen tras una cirugía exitosa sobre la válvula mitral, y la IT leve tiende a desaparecer. Sin embargo, incluso una IT leve debería repararse si existe dilatación del anillo tricuspídeo, porque es probable que la IT se agrave si no se trata.26 Se han publicado unos resultados excelentes en los pacientes con una IT leve a moderada usando una anuloplastia con sutura de la porción posterior (no soportada) del anillo. Los pacientes con una IT grave nece- sitan una anuloplastia en anillo.24,27 La mortalidad quirúrgica recogida en la National Database de la Society of Thoracic Surgeons (STS) se redujo de un 10,6% en 2000 a un 8,2% en 2010 a pesar de la mayor comorbilidad de los pacientes.8 Las intervenciones quirúrgicas concomitantes, la disfunción renal y hepática y los síntomas preoperatorios son los principales determinantes del riesgo quirúrgico.8,19,28 La reintervención se asocia a una mortalidad intrahospitalaria del 13,9%, pero una mejoría de la clase funcional en los supervivientes.29 La IT residual tras la anuloplastia tricuspídea viene condicionada principalmente por el grado de anclaje preoperatorio de las valvas de la válvula.27,30 Si estas TABLA 70-3 Estadios de la insuficiencia tricuspídea (IT) EsTadIO dEfInIcIÓn anaTOmía dE la válvula HEmOdInámIca dE la válvula* cOnsEcuEncIas HEmOdInámIcas sínTOmas A Riesgo de IT Primaria: Cambio reumático leve Prolapso leve Otros (p. ej., EI con vegetaciones, depósitos de carcinoide precoces, radiación) Intraanular: Marcapasos del VD o derivación de DAI Tras el trasplante cardíaco (en relación con la biopsia) Funcional: Normal Dilatación anular precoz Nada o mínima IT Ninguna Ninguno o en relación con otras enfermedades del corazón izquierdo o pulmonares/ enfermedad vascular pulmonar B IT progresiva Primaria: Deterioro/destrucción progresivos de la valva Prolapso moderado o grave, rotura limitada de las cuerdas Funcional: Dilatación precoz del anillo Anclaje moderado de las cuerdas IT leve: Área del chorro central < 5 cm2 Anchura de la vena contracta no definido Densidad y contorno del chorro en CW: suave y parabólico Flujo de la vena hepática: predominio sistólico IT moderada: Área del chorro central 5-10 cm2 Anchura de la vena contracta no definida, pero < 0,7 cm Densidad y contorno del chorro en CW: denso, variable Flujo de la vena hepática: amortiguamiento sistólico IT leve: Tamaño normal de VD, AD, VCI IT moderada: Ausencia de aumento de tamaño del VD Tamaño de AD normal o leve aumento Aumento de tamaño de la VCI ausente o leve con una variación respirofásica normal Presión normal de la AD Ninguno o en relación con otras enfermedades del corazón izquierdo o pulmonares/ vasculares pulmonares C IT grave asintomática Primaria: Valvas frágiles o macroscópicamente distorsionadas Funcional: Dilatación anular grave (> 40 mm o 21 mm/m2) Marcado anclaje de las valvas IT grave: Área del chorro central > 10 cm2 Anchura de la vena contracta > 0,7 cm Densidad y contorno del chorro en CW: denso, triangular con pico precoz Flujo de la vena hepática: inversión sistólica Dilatación de VD, AD, VCI con reducción de la variación respirofásica de la VCI Aumento de la presión en la AD con onda «c-v» Puede existir un aplanamiento septal interventricular en diástole Ninguno o en relación con otras enfermedades del corazón izquierdo o pulmonares/ vasculares pulmonares D IT grave sintomática Igual que estadio C Igual que estadio C Igual que estadio C Al final, reducción de la función sistólica del VD Fatiga, palpitaciones, disnea, flatulencia abdominal, anorexia, edema *Existen varios criterios hemodinámicos para evaluar la gravedad de la IT, pero no todos los pacientes tienen que cumplir necesariamente todos los de cada categoría. La clasificación de la gravedad de la IT como leve, moderada o grave depende también de la calidad de la imagen y de la integración de estos parámetros con los hallazgos clínicos. Tomado de Nishimura RA, Otto CM, Bonow RO, et al. 2014 AHA/ACCF guideline for the management of patients with valvular heart disease: a report of the American College of Cardiology Foundation/American Heart Association Task Force on Practice Guidelines. J Am Coll Cardiol 2014;63:e57. AD, aurícula derecha; CW, onda continua (continuous-wave); DAI, desfibrilador automático implantable; EI, endocarditis infecciosa; VCI, vena cava inferior; VD, ventrículo derecho. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1450 En fE rm Ed a d Es d E la s vá lv u la s ca rd ía ca s VIII intervenciones no consiguen un buen resultado funcional en el quirófano, según se confirma con una ETE, puede ser preciso realizar un RVT con bioprótesis grandes. Es posible un abordaje mediante catéter para la reparación de la válvula tricúspide y su reemplazo con diversos métodos y dispositivos, y actualmente se encuentra en fase de estudio en ensayos clínicos31,32 (v. ca- pítulo 72). Cuando una enfermedad orgánica de la válvula tr icúspide (anomalía de Ebstein o cardiopatía carcinoide) provoca una IT lo bastante grave como para exigir una cirugía, en general será precisa el RVT. El riesgo de trombosis asociado a las prótesis mecánicas es mayor en la válvula tricúspide que en la mitral o aórtica, posiblemente porque la presión y velocidad de flujo son menores en el corazón derecho. Por este motivo, la válvula de elección para la tricúspide es una bioprótesis en los adultos. Se ha establecido una durabilidad del injerto superior a 10 años. Se recomienda el tratamiento con antagonistas de la vitamina K postoperatorios tras el RVT con bioprótesis en los pacientes con una cardiopatía carcinoide, por el riesgo de trombosis.33 A la hora de tratar el problema complejo de la endocarditis tricuspídea en adictos a drogas i.v. (v. capítulo 73), en general los pacientes pueden tolerar una escisión total de la válvula tricúspide sin reemplazo inmediato, dado que no suelen tener una hipertensión pulmonar asociada. Sin embargo, las decisiones terapéuticas deberían realizarse por parte del equipo especializado en válvulas cardíacas, que incluye cardiólogos, ciru- janos cardíacos y especialistas en enfermedades infecciosas. Se debería extirpar el tejido valvular patológico para erradicar la endocarditis y pos- teriormente continuar el tratamiento antibiótico. Al final puede aparecer una disfunción del VD si no se trata la IT grave que se produce de este modo, y por eso a los pocos meses de la escisión valvular y de conseguir controlar la infección se puede poner una válvula bioprotésica. ESTENOSIS PULMONAR Causas y anatomía patológica La estenosis pulmonar (EP) congénita es la forma más frecuente de EP (v. capítulo 75), con una prevalencia estimada en el momento del nacimiento a escala mundial de 0,5 de cada 1.000 nacidos vivos y una prevalencia algo superior en Asia.34 El síndrome de Noonan se asocia a EP, y también puede producirse una EP en la tetralogía de Fallot, el síndrome de Williams y otras malformaciones cardíacas congénitas. La válvula pulmonar puede ser bicúspide, unicomisural, acomisural o displásica. La inflamación reumática de la válvula pulmonar es muy poco frecuente, en general asociada a la afectación de otras válvulas, y es raro que produzca una deformidad grave. La cardiopatía carcinoide suele afectar a la válvula pulmonar y con frecuencia se encuentran placas, parecidas a las que afectan a la válvula tricúspide, en el tracto de salida del VD de los pacientes con un carcinoide maligno. Las placas condicionan una constricción del anillo de la válvula pulmonar, con retracción, engrosamiento y fusión de las cúspides valvulares, y una combinación de EP e insuficiencia pulmonar (IP) (fig. 70-2).35 Otra causa de EP es la compresión extrínseca por un tumor cardíaco o un aneurisma del seno de Valsalva. Presentación clínica Los síntomas no aparecen hasta que la EP es grave, e incluyen fatiga, disnea, presíncope o síncope con el esfuerzo, y al final una insuficiencia cardíaca derecha. El soplo de eyección sistólico de la EP se ausculta mejor en la base izquierda y aumenta con la inspiración. Al agravarse la EP, el chasquido de eyección se desplaza para acercarse a S1; este chasquido desaparece en la EP grave. Cuando la EP es grave, el PVY muestra una onda a prominente y se palpa la elevación del VD. Tratamiento El tratamiento de la EP congénita se centra en la dilatación con balón cuando el cuadro es grave o el paciente tiene síntomas. Para la EP y la IP mixta por afectación de la válvula pulmonar por un carcinoide, a menudo se recomienda una anuloplastia con parche en el momento del reemplazo de la válvula pulmonar (RVT).33 El RVT a través de un catéter se emplea cada vez más para la EP, la atresia o la IP36 (v. capítulo 72). El pronóstico a largo plazo tras el tratamiento quirúrgico de una EP es excelente.37 INSUFICIENCIA PULMONAR Causas y anatomía patológica La IP puede ser secundaria a una dilatación del anillo valvular secundaria a una hipertensión pulmonar (por cualquier causa) o dilatación de la arteria pulmonar. La EI puede afectar a la válvula pulmonar y producir insuficiencia valvular. Conforme más pacientes con una cardiopatía con- génita alcanzan la edad adulta (v. capítulo 75), aparece una población creciente de adultos jóvenes con una IP residual tras el tratamiento qui- rúrgico de una tetralogía de Fallot (fig. 70-3) o el tratamiento quirúrgico o mediante catéter de una EP congénita (v. fig. 14-54). La IP también puede ser secuela de diversas lesiones que afectan de forma directa a esta válvula, entre las que cabe mencionar malformaciones congénitas, como valvas ausentes, malformadas, fenestradas o supernumerarias. Estas malformaciones pueden aparecer de forma aislada, pero con FIGURA 70-2 Imágenes de ecocardiografía transtorácica de la válvula pulmonar en un paciente con una enfermedad valvular carcinoide. A. Imagen en el eje transversal paraesternal bidimensional ampliada de la válvula aórtica que muestra la válvula pulmonar en el eje longitudinal en mesodiástole, demostrando un marcado engrosamiento con retracción de las valvas de la válvula pulmonar (flechas) y la consiguiente falta de cierre de estas. B. Imagen en Doppler color de la válvula pulmonar en la misma proyección que muestra un chorro de regurgitación ancho que ocupa toda la anchura del tracto de salida del ventrículo derecho (TSVD), compatible con una insuficiencia grave de la válvula pulmonar (asterisco). C. Doppler de onda continua a través de la válvula pulmonar que muestra un chorro de regurgitación pulmonar diastólico denso, que regresa a la basal antes del final de la diástole, compatible con una IP grave (flechas). AP, arteria pulmonar; VD, ventrículo derecho. (Tomado de Luis SA, Pellikka PA. Carcinoid heart disease: diagnosis and management. Best Pract Res Clin Endocrinol Metab 2016;30:149.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1451 En ferm ed ad tricu sp íd ea, p u lm o n ar y m u ltivalvu lar 70 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . mayor frecuencia se asocian a otras malformaciones congénitas, sobre todo la tetralogía de Fallot, la comunicación interventricular (CIV) y la EP valvular. Causas menos frecuentes son traumatismos; síndrome carcinoide en el que el engrosamiento y la retracción de las valvas produce una estenosis e insuficiencia mixta (v. fig. 70-2); la afectación reumática; las lesiones causadas por un catéter en la arteria pulmonar dirigido por el flujo; la sífilis, y los traumatismos torácicos. Presentación clínica Igual que sucede en la IT, la IP aislada produce una sobrecarga de volumen del VD y puede tolerarse durante muchos años sin dificultad salvo que se complique o aparezca una hipertensión pulmonar. Si esto sucede, la IP se asociará a una insuficiencia del VD o la agravará. Los pacientes con una IP causada por una EI que presentan émbolos pulmonares sépticos e hipertensión pulmonar suelen tener una insuficiencia grave del VD. En la mayor parte de los pacientes, las manifestaciones clínicas de la enfermedadprimaria son graves y suelen ocultar la IP. Exploración física. El VD es hiperdinámico y provoca pulsaciones sistólicas palpables en la región paraesternal izquierda, y una arteria pulmonar aumentada de calibre suele producir pulsaciones sistólicas en el segundo espacio intercostal izquierdo. En ocasiones se palpan frémitos sistólico y diastólico en esta misma zona. Es fácil palpar un golpe que corresponde al cierre de la válvula pulmonar en el segundo espacio intercostal en pacientes con hipertensión pulmonar e IP se- cundaria. Auscultación. P2 no es audible en pacientes con una ausencia congénita de la válvula pulmonar; sin embargo, este tono se acentúa en los casos de IP secundaria a hipertensión pulmonar. Se puede encontrar una amplia duplicación del S2 causada por una prolongación de la eyección del VD asociada a un aumento del volumen sistólico del VD. Un chasquido de eyección sistólico no valvular causado por la súbita expansión de la arteria pulmonar por el aumento del volumen sistólico del VD inicia con frecuencia un soplo de eyección mesosistólico, más llamativo en el segundo espacio intercostal izquierdo. Se pueden auscultar S3 y S4 originados en el VD, sobre todo en el cuarto espacio intercostal del área paraesternal izquierda, que aumentan con la inspiración. En ausencia de hipertensión pulmonar, el soplo diastólico de la IP tiene un tono bajo y se suele auscultar mejor en los espacios intercos- tales izquierdos tercero o cuarto adyacente al esternón. El soplo de insuficiencia refleja el gradiente de presión diastólica entre la arteria pulmonar y el VD; dado que las presiones suelen ser inferiores a las del lado izquierdo, es menos probable que se ausculte el soplo de la IP en comparación con uno de grado comparable por insuficiencia aórtica (IA). El soplo de la IP comienza cuando las presiones en la arteria pulmonar y en el VD divergen, aproximadamente unos 0,04 s después de P2. La sonoridad del soplo aumenta con la inspiración. Cuando la PAP s is tó l ica supera unos 55 mmHg, la dilatación del anillo pulmonar condiciona un chorro de insuficiencia de alta velocidad, que produce el soplo audible de la IP o soplo de Graham Steell. Este soplo es silbante, de tono alto y en decrescendo, y comienza inmediatamente después de P2, siendo más llamativo en la región paraesternal izquierda en los espacios intercostales segundo a cuarto. Por tanto, aunque recuerda al soplo de la IA, se suele asociar a una hipertensión pulmonar grave –de forma que existe un P2 acentuado o una fusión de S2, un sonido de eyección y un soplo sistóli- co de IT–, pero no se acompaña de un aumento de la presión diferencial. En ocasiones aparece un soplo presistólico de baja frecuencia, que se origina por un aumento del flujo diastólico a través de la válvula tricúspide. La intensidad del soplo de la IP secundaria a la hipertensión pulmonar aumenta con la inspiración, disminuye durante la tensión del Valsalva y recupera la intensidad basal casi de forma inmediata al aliviarse esta. Este soplo de la IP se parece y puede confundirse con el soplo silbante diastólico de la IA. Sin embargo, un soplo silbante diastólico en el borde esternal izquierdo de los pacientes con cardiopatía reumática e hipertensión pulmonar (incluso sin signos periféricos de IA) se suele deber a una IA en lugar de una IP. Electrocardiografía. Cuando no existe hipertensión pulmonar, la IP suele asociarse a un ECG que refleja la sobrecarga diastólica del VD –una configuración rSr (o rsR) en las derivaciones precordiales derechas–. La IP secundaria a la hipertensión pulmonar se suele asociar a evidencias electrocardiográficas de hipertrofia del VD. Radiografía. Se suele encontrar un aumento de tamaño de la arteria pulmonar y del VD, pero estos signos son inespecíficos. La radioscopia puede mostrar una pulsación pronunciada en la arteria pulmonar principal. Resonancia magnética cardíaca. La RMC puede valorar la anatomía de la válvula pulmonar, reconocer una obstrucción por encima o por debajo de la misma, medir la dilatación de la arteria pulmonar y cuantificar la gravedad de la IP (v. fig. 70-3). La RMC también resulta útil para evaluar la dilatación del VD y la función sistólica.38 Ecocardiografía La ecocardiografía Doppler permite detectar una IP de grado leve o trivial en la mayor parte de los pacientes normales. Cuando la gravedad aumenta, la ecocardiografía bidimensional mostrará dilatación del VD y, en los pacientes con hipertensión pulmonar, también una hipertrofia del VD. Es posible evaluar la función del VD. Puede resultar evidente un movimiento anómalo del tabique característico de la sobrecarga de volumen del VD en diástole y un aleteo (o flúter) septal. El movimiento de la válvula pulmonar puede orientar sobre la causa de la IP. La ausencia de ondas a y la presencia de una escotadura sistólica en la valva posterior sugieren hipertensión pulmonar; unas ondas a grandes sugieren EP. La ecocardiografía Doppler FIGURA 70-3 Resonancia magnética cardíaca (RMC) y ecocardiografía Doppler de una mujer de 40 años sometida a una reparación de una tetralogía de Fallot en la infancia. Estaba asintomática, pero mostraba un significativo aumento de tamaño del ventrículo derecho (VD) en la ecocardiografía. A. La dilatación del VD (área delimitada con trazo verde) se confirma en las imágenes de la RMC, con un volumen telediastólico calculado del VD de 444 ml. B. Registro Doppler que muestra una señal densa en diástole con una pendiente de desaceleración empinada, que alcanza el valor basal antes del final de la diástole (flecha). C. El estudio del flujo de la arteria pulmonar en las imágenes de velocidad de fase de la RMC se realiza dibujando la región de interés (rojo) alrededor de la arteria pulmonar. D. Gráfico del flujo de la arteria pulmonar en la región de interés indicada en C que muestra flujo anterógrado y retrógrado. El volumen sistólico total del VD fue de 245 ml, con flujo anterógrado de 98 ml, lo que genera una fracción de insuficiencia del 67%. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1452 En fE rm Ed a d Es d E la s vá lv u la s ca rd ía ca s VIII resulta extraordinariamente precisa para detectar la IP y ayuda a estimar su gravedad (v. figs. 70-2 y 70-3; v. también fig. 14-54). La IP grave se asocia a una reducción del tiempo de hemipresión, lo que indica una rápida equiparación de la presión en el VD y la arteria pulmonar. Ade- más, la densidad del perfil Doppler del chorro está aumentada, y es po- sible detectar una inversión del flujo de la arteria pulmonar mediante el estudio en color a distancia de la válvula. En general se observan al- teraciones de las señales Doppler en el estudio de flujo del VD con una velocidad que se mantiene durante la diástole en los pacientes cuya IP se debe a una dilatación del anillo valvular secundario a una hiperten- sión pulmonar. Cuando disminuye la velocidad durante la diástole, la PAP suele ser normal, y la insuficiencia se debe a una alteración de la pro- pia válvula. Tratamiento Salvo en los pacientes con una cirugía previa por una tetralogía de Fallot o una obstrucción al tracto de salida del VD parecida o una cardiopatía carcinoide, la IP aislada no suele tener gravedad suficiente como para necesitar un tratamiento específico. El tratamiento del proceso primario, como la EI, o de la lesión responsable de la hipertensión pulmonar, como la cirugía sobre la válvula mitral, suele mejorar la IP. El momento de realización de la cirugía por una IP grave depende del grado de dilatación del VD y las evidencias de disfunción sistólica.13,39 En estos pacientes se puede realizar un RVT, si se puedecon un aloinjerto pulmo- nar. Cada vez se acumula más experiencia con los abordajes mediante catéter para realizar el RVT en una enfermedad de la válvula pulmonar nativa y en la IP tras la corrección quirúrgica de una malformación cardíaca congénita36 (v. capítulo 72). ENFERMEDAD MULTIVALVULAR Las distintas combinaciones de alteraciones valvulares pueden ocasionar distintos síndromes clínicos y hemodinámicos. La afectación multivalvular se asocia a distintas causas (tabla 70-4). Con frecuencia se debe a una enfermedad reumática, pero también puede asociarse a una cardiopatía congénita, una cardiopatía carcinoide, una cardiopatía secundaria a radioterapia y a trastornos del tejido conjuntivo. La IMi mixomatosa y el PVM pueden asociarse a prolapso de la válvula tricúspide o IT, o a hipertensión pulmonar, dilatación del anillo tricuspídeo e IT. El síndrome de Marfan y otros trastornos del tejido conjuntivo pueden provocar prolapso y dilatación de múltiples válvulas con la consiguiente insuficiencia multivalvular. La calcificación degenerativa de la válvula aórtica puede asociarse a una calcificación degenerativa del anillo mitral, con la consiguiente estenosis aórtica (EA) e IMi simultáneas. Distintos cuadros patológicos pueden afectar a dos válvulas en el mismo paciente (p. ej., EI en la válvula aórtica produce IA e isquemia produce IMi). En los pacientes con una enfermedad multivalvular, las manifes- taciones clínicas dependerán de la gravedad relativa de cada una de las lesiones. Cuando las alteraciones valvulares tienen una gravedad similar, las manifestaciones clínicas provocadas por las más proximales (por detrás) de ambas (es decir, la válvula mitral cuando se afectan la mitral y la aórtica o la tricúspide cuando lo hacen la tricúspide y la mitral) suelen ser más llamativas que las debidas a las distales. Por eso, la lesión proximal tiende a enmascarar la distal. Es importante reconocer de forma preoperatoria la afectación multivalvular, porque una falta de corrección de todas las enfermedades valvulares significativas en el momento de la cirugía aumenta la mor- talidad. Existen recomendaciones específicas en las directrices para la cirugía sobre otra válvula en los pacientes sometidos a una intervención valvular.13,40 En los pacientes con una enfermedad multivalvular puede resultar difícil estimar la gravedad de cada una mediante la exploración física, dado que una lesión puede enmascarar las manifestaciones de la otra. Por tanto, se debería realizar una evaluación clínica detallada con estudio ecocardiográfico Doppler completo en los pacientes con sospecha de afectación multivalvular en los que se plantee tratamiento quirúrgico. La ecocardiografía de esfuerzo está indicada para valorar la enfermedad multivalvular, y puede resultar especialmente útil cuando los síntomas del paciente son desproporcionados para la hemodinámica en reposo. Las lesiones mixtas de estenosis e insuficiencia pueden evaluarse combinando estudios bi- y tridimensionales, incluida la planimetría de los orificios estenóticos, los estudios de flujo en color y el Doppler. Es posible valorar múltiples válvulas de forma sistemática durante el esfuerzo;41 esto resulta especialmente útil para evaluar a los pacientes con síntomas de esfuerzo, sobre todo si estos son des- proporcionados para los hallazgos de imagen en reposo. En ocasiones se necesita un cateterismo cardíaco derecho e izquierdo. Si se plantea cualquier duda sobre la presencia de una EA significativa en pacientes sometidos a una cirugía sobre la válvula mitral, se debería inspeccionar la válvula aórtica, dado que la falta de diagnóstico de este cuadro podría determinar una alta mortalidad perioperatoria. De igual modo, resulta útil palpar la válvula tricúspide durante la cirugía de la válvula mitral. La ETE intraoperatoria es importante también para evaluar la repercusión de la reparación de una de las lesiones valvulares sobre la otra. Estenosis mitral y valvulopatía aórtica La afectación de la válvula aórtica se encuentra aproximadamente en un tercio de los pacientes con una EM reumática. La valvulopatía aórtica reumática puede producir insuficiencia primaria, estenosis o una mezcla de estenosis e insuficiencia. La IA resulta evidente en la exploración física aproximadamente en dos tercios de los pacientes con una EM grave, pero solo es grave en un 10% de los casos. Dado que una lesión proximal puede enmascarar los signos de una lesión distal en la exploración física, puede que una IA significativa pase desapercibida en los pacientes con una EM grave, porque faltaría el aumento de la presión diferencial. Una acentuación de S1 y el ChA en un paciente con una IA debería hacer sospechar una valvulopatía mitral. La EA resulta evidente en la exploración física por el soplo típico, incluso en presencia de una EM; sin embargo, el gasto cardíaco suele reducirse más que en los pacientes con una EA aislada. En la exploración física no suele encontrarse un S4 (frecuente en los pacientes con una EA pura). El soplo mesosistólico típico de la EA puede reducirse de intensidad y duración por la reducción del volumen sistólico causada por la EM. La ecocardiografía resulta decisiva para evaluar a los pacientes con enfermedad reumática y permite un diagnóstico preciso sobre la presencia y gravedad de la afectación multivalvular, teniendo en consideración las alteraciones del flujo con las lesiones seriadas. Por ejemplo, el gradiente a través de la válvula aórtica estenótica puede ser relativamente bajo en presencia de una EM por el bajo gasto cardíaco; en este contexto resulta especialmente útil calcular el área valvular. TABLA 70-4 Causas de enfermedad multivalvular cardíaca Adquiridas Enfermedades sistémicas Endocarditis infecciosa Cardiopatía carcinoide Lupus eritematoso sistémico Cardiopatías Endocarditis infecciosa Cardiopatía reumática Degenerativas Calcificación, aumentada con la edad, antecedentes de radiación, nefropatía crónica Yatrógenas Efectos adversos de fármacos: antagonistas de la ergotamina Radioterapia Funcionales (dilatación del anillo), causadas por: Cardiopatía isquémica Cardiopatía hipertensiva Arritmias crónicas Hipertensión pulmonar Miocardiopatía Congénitas Enfermedades del tejido conjuntivo Síndrome de Marfan Síndrome de Ehlers-Danlos Otras Trisomía 18, 13 y 15 Síndrome de Shone Ocronosis Mixtas Múltiples trastornos pueden contribuir a la disfunción valvular, como: Enfermedades degenerativas, que pueden ocasionar una alteración funcional Cardiopatías congénitas, que pueden predisponer a la endocarditis infecciosa o la enfermedad degenerativa Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1453 En ferm ed ad tricu sp íd ea, p u lm o n ar y m u ltivalvu lar 70 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . Dado que el reemplazo de dos válvulas se asocia a un aumento de los riesgos a corto y largo plazo, la valvuloplastia mitral con balón (VMB) puede ser la primera opción cuando predomine una EM, y posteriormente se podría realizar el reemplazo de la válvula aórtica (RVA) si fuera preciso. Si la VMB percutánea no es una alternativa o se necesita un RVA simultáneo, se puede valorar una posible valvulotomía quirúrgica. Resulta clave reconocer la existencia de una enfermedad valvular aórtica con repercusión hemodinámica (es decir, IA, EA) antes de la cirugía en los pacientes que se van a someter a una VMB. Esta intervención puede resultar peligrosa, porque provoca una carga hemodinámica súbita sobre el ventrículo izquierdo, que estaba protegido por la EM y puede ser causa de un edema pulmonar agudo. Estenosis aórtica e insuficienciamitral La EA se suele asociar a IMi por un PVM, calcificación anular, enfermedad reumática o IMi funcional. El aumento de la presión del VI secundario a una obstrucción del flujo de salida por el VI puede incrementar el volumen del flujo de IMi, mientras que la existencia de una IMi puede reducir la precarga ventricular necesaria para mantener el volumen sistólico del VI en los pacientes con una EA. La consecuencia sería una reducción del gasto cardíaco anterógrado con marcada hipertensión en la AI y las venas pulmonares. La IMi significativa es una explicación de la EA de bajo gasto42 (v. capítulo 68). El desarrollo de una FA (causada por el aumento de tamaño de la AI) tiene un efecto hemodinámico adverso en presencia de una EA. Los hallazgos físicos pueden ser confusos, porque resulta difícil reconocer dos soplos sistólicos diferentes. Sin embargo, la ecocardiografía permite valorar de forma exacta la causa y gravedad de la EA y la IMi. En la mayor parte de los pacientes, la IMi es leve a moderada, y es adecuado tratar exclusivamente la EA. Cuando la IMi es grave o existe una enfermedad estructural significativa de la válvula mitral, se debería plantear una reparación simultánea de la válvula mitral (siempre que sea posible) o el reemplazo valvular en el momento del RVA. Insuficiencia aórtica y mitral La combinación de IA e IMi es relativamente infrecuente y puede deberse a una cardiopatía reumática, prolapso de las válvulas aórtica y mitral por degeneración mixomatosa o dilatación de los dos anillos en pacientes con una enfermedad del tejido conjuntivo. Los rasgos clínicos de IA suelen predominar, y en ocasiones resulta difícil determinar si la IMi se debe a la afectación orgánica de esta válvula o a la dilatación del anillo de la válvula mitral secundario al aumento de tamaño del VI. Cuando ambas fugas valvulares son graves, esta combinación de lesiones se tolera mal. La válvula mitral normal suele servir como refuerzo para la válvula aórtica, y su cierre prematuro (diastólico) limita el volumen de reflujo en los pacientes con una IA aguda. Si existen lesiones de insuficiencia grave combinadas, independientemente de la causa de la lesión mitral, la sangre puede refluir desde la aorta a las dos cámaras izquierdas y llegar a las venas pulmonares. Los datos de la exploración física y la analítica suelen revelar evidencia de ambas lesiones. Es frecuente encontrar un S3 y un pulso arterial saltón. La gravedad relativa de cada lesión se evalúa mejor mediante ecocardiografía Doppler, sobre todo usando el área de superficie de isovelocidad proximal (PISA, proximal isovelocity surface area) o el método de la vena contracta, la visualización tridimensional o la angiografía con contraste. Esta combinación de lesiones determina una dilatación grave del VI. La IMi que aparece en los pacientes con IA secundaria a una dilatación del VI suele regresar en cuanto se realiza el RVA. Si es grave, la IMi puede corregirse con una anuloplastia en el momento del RVA. Una válvula mitral intrínsecamente normal que sufre insuficiencia por dilatación del anillo no debería sustituirse. Tratamiento quirúrgico de la enfermedad multivalvular El reemplazo o la reparación de múltiples válvulas representan actualmente el 12% de las intervenciones valvulares y se suelen asociar a un mayor riesgo con peor supervivencia que el reemplazo de una válvula aislada.43 El riesgo quirúrgico del reemplazo de dos válvulas es un 70% superior al de una sola. El National Database Committee de la STS ha publicado una mortalidad quirúrgica global del 9,6% para el reemplazo multivalvular (en general de dos válvulas) en 3.840 pacientes, frente al 3,2 y al 5,7% para el reemplazo aislado de la válvula aórtica y de la válvula mitral, respectivamente.44,45 La supervivencia a largo plazo depende principalmente del estado funcional preoperatorio. Los pacientes intervenidos por una combinación de IA e IMi tienen peor pronóstico que los sometidos a reemplazo de doble válvula para cualquiera de las otras combinaciones de lesiones, posiblemente porque tanto la IA como la IMi pueden provocar lesiones irreversibles en el VI. La reparación de la válvula mitral o, en caso de EM, la VMB realizada al tiempo del RVA puede ser mejor que el reemplazo de dos válvulas y se debería valorar. Además, cabe esperar que la mayor parte de los pacientes tengan cierta reducción de la gravedad de la IMi funcional tras el RVA. Cuando se planifique un RVA, el tratamiento de la IMi asociada debería tener en consideración la gravedad de la IMi, su mecanismo, los riesgos quirúrgicos y las enfermedades coexistentes.46 Entre los factores de riesgo que reducen la supervivencia a largo plazo tras un reemplazo valvular doble están la edad avanzada, un estado funcional menos favorable, una menor fracción de eyección del VI, un aumento de tamaño más importante del VI y la cardiopatía isquémica asociada que obligue a realizar un injerto de derivación arterial coronaria.45,47 Dado el mayor riesgo, se necesita un umbral más alto para elegir la cirugía multivalvular que la cirugía sobre una válvula única. Por eso, en general se recomienda a los pacientes no operarse de varias válvulas hasta que no se encuentren en las fases evolucionadas de las clases II o III de la New York Heart Association (NYHA), salvo que existan datos de un deterioro de la función del VI. A pesar de los estudios no invasivos e invasivos detallados, la decisión de tratar más de una válvula suele basarse en los hallazgos de la palpación o la inspección directa en quirófano o los hallazgos de la ETE intraoperatoria. Bibliografía Estenosis tricuspídea 1. Rodes-Cabau J, Taramasso M, O’Gara PT. Diagnosis and treatment of tricuspid valve disease: current and future perspectives. Lancet. 2016;388:2431-2442. 2. Luis SA, Pellikka PA. Carcinoid heart disease: diagnosis and management. Best Pract Res Clin Endocrinol Metab. 2016;30:149-158. 3. Muraru D, Badano LP, Sarais C, et al. Evaluation of tricuspid valve morphology and function by transthoracic three-dimensional echocardiography. Curr Cardiol Rep. 2011;13:242-249. 4. Baumgartner H, Hung J, Bermejo J, et al. Echocardiographic assessment of valve stenosis: EAE/ ASE recommendations for clinical practice. J Am Soc Echocardiogr. 2009;22:1-23:quiz 101–2. 5. Shinn SH, Schaff HV. 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