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910 © 2019. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos GENERALIDADES SOBRE HIPERTENSIÓN, 910 Definición, 910 Prevalencia, 910 Variabilidad de la presión arterial y sus determinantes, 911 MECANISMOS DE HIPERTENSIÓN PRIMARIA (IDIOPÁTICA), 912 Subtipos hemodinámicos, 912 Mecanismos neurales, 912 Mecanismos renales, 914 Mecanismos vasculares, 914 Mecanismos hormonales: sistema renina-angiotensina-aldosterona, 915 EVALUACIÓN INICIAL DEL PACIENTE HIPERTENSO, 917 Medición de la presión arterial, 917 Estratificación del riesgo de enfermedades cardiovasculares, 919 Formas identificables (secundarias) de hipertensión, 921 CAUSAS SUPRARRENALES Y OTRAS CAUSAS DE HIPERTENSIÓN, 923 Aldosteronismo primario y otras formas de hipertensión causada por mineralocorticoide, 923 Síndrome de Cushing, 925 Feocromocitoma y paraganglioma, 925 OTRAS CAUSAS DE HIPERTENSIÓN, 925 Coartación aórtica, 925 Alteraciones hormonales, 926 PERSPECTIVAS FUTURAS, 926 BIBLIOGRAFÍA, 926 46 Hipertensión sistémica: mecanismos y diagnóstico RONALD G. VICTOR GENERALIDADES SOBRE HIPERTENSIÓN La hipertensión afecta a más de 80 millones de personas en EE. UU. y más de 1.000 millones en todo el mundo, por lo que sigue siendo el factor de riesgo más frecuente, identificable con facilidad y reversible de infarto de miocardio (IM), ictus, insuficiencia cardíaca, fibrilación auricular, disección aórtica, enfermedad arterial periférica y deterioro cognitivo.1 La carga global de hipertensión está aumentando debido al incremento de la obesidad y al envejecimiento de la población, y se calcula que hacia 2025 afectará a 1.500 millones de personas –un tercio de la población mundial–.2 La prevalencia de la hipertensión está aumentando con más rapidez en los países en desarrollo (80% del mundo), donde el tratamiento y el control inadecuados contribuyen a la epidemia creciente de enfermedades cardiovasculares (ECV). La presión arterial (PA) alta sigue siendo el principal contribuyente individual a la carga global de enfermedad; causa dos tercios de todos los accidentes cerebrovas- culares (ictus) y la mitad de toda los casos de cardiopatía isquémica en el mundo y, por tanto, 9,4 millones de muertes anuales.2 La mitad de esta carga de enfermedad ocurre en personas con hipertensión (es decir, PA ≥ 140/90 mmHg); la otra mitad ocurre en personas con grados menores de PA alta (prehipertensión). Durante las cuatro últimas décadas, las cifras de PA más altas en todo el mundo han pasado de los países ricos a los países pobres en el sur de Asia y en el África subsahariana, mientras que la PA ha permanecido alta en el centro y el este de Europa.3 Por tanto, la PA alta sigue siendo la causa principal de muerte en todo el mundo y uno de los principales problemas de salud pública (v. capítulos 1 y 45). La naturaleza asintomática de la hipertensión sistémica retrasa el diagnóstico. El tratamiento efectivo requiere asistencia continua por un médico experto y reconocimientos médicos frecuentes, que son menos accesibles para los hombres y las personas de grupos minoritarios con ingresos bajos. La mayoría de los pacientes diagnosticados de hipertensión no tienen un único mecanismo causante de enfermedad. El tratamiento es empírico y con frecuencia hace necesarios tres (o más) antihipertensivos con mecanismos de acción sinérgicos combinados con hipolipidemiantes (y fármacos para trastornos concomitantes como la diabetes).4,5 El número de pastillas, el coste de los fármacos, los efectos secundarios de la medicación y el tiempo insuficiente para informar al paciente contribuyen al incumplimiento terapéutico. Es frecuente un tratamiento insuficiente de la hipertensión6 (v. capítulo 47). Por todos estos motivos, la PA sigue alta –140/90 mmHg o más– en la mitad de las personas afectadas en EE. UU., Canadá y otros países desarrollados.2 Incluso en pacientes con hipertensión aparentemente regulada con medidas ordinarias, menos de uno de cada tres puede sufrir un ictus, IM o insuficiencia cardíaca. El coste anual resultante para el sistema sanitario estadounidense supera los 48.000 millones de dólares, una cifra que se calcula que puede subir a 274.000 millones de dólares en el año 2030.7 Este capítulo y el capítulo 47 tratan el fundamento científico de las recomendaciones rápidamente cambiantes para el diagnóstico, la evaluación y el tratamiento de la hipertensión, y presentan conceptos emergentes de investigación básica y clínica que influyen en la toma de decisiones clínicas. Definición La hipertensión se define como una PA repetida en la consulta de 140/90 mmHg o más.8 Sin embargo, datos epidemiológicos indican relaciones positivas continuas entre riesgo de enfermedad arterial coro- naria (EAC) y muertes por ictus con PA sistólica o diastólica por debajo de cifras tan bajas como 115 o 75 mmHg, respectivamente9 (fig. 46-1). La dicotomía artificiosa entre hipertensión y normotensión puede retrasar el tratamiento farmacológico hasta un deterioro irreversible de la salud vascular por cifras PA altas consideradas normales previamente. Prevalencia En EE. UU. y en otros países desarrollados, la prevalencia de hiperten- sión aumenta con la edad, exponencialmente después de los 30 (v. capítulo 1). Antes de los 50 años las mujeres tienen una prevalencia ligeramente más baja que los hombres. Después de la menopausia la prevalencia de hipertensión sube rápidamente en las mujeres y sobrepasa a la de los hombres. Más adelante, a los 78 años –por debajo de la esperanza media de vida de hombres y mujeres estadounidenses–, casi el 90% presentan hipertensión. En la actualidad, el 41% de los adultos negros no iberoamericanos en EE. UU. tienen hipertensión, frente al 28% de los adultos blancos no iberoamericanos, el 25% de los adultos asiáticos y el 26% de los adultos iberoamericanos.10 Los negros americanos tienen también un inicio más temprano, una hipertensión más avanzada y más afectación de órganos diana, lo que provoca incapacidad y muerte prematuras. La hipertensión y sus complicaciones son más prevalentes todavía en muchos países europeos predominantemente blancos que en los negros americanos, pero mucho menos prevalentes en negros africanos11,12 (fig. 46-2). La prevalencia de hipertensión no varía entre adultos negros y no negros iberoamericanos en Cuba. Los factores genéticos pueden contribuir a la carga desproporcionada de hipertensión en los negros americanos, pero estos datos internacionales subrayan la importancia del entorno. El 90-95% de los pacientes hipertensos no tienen una causa única reversible de elevación de la PA, de ahí el término hipertensión primaria. El 5-10% restante –casos denominados hipertensión secundaria (identificable)– tienen un mecanismo más definido. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 911 H ip erten sió n sistém ica: m ecan ism o s y d iag n ó stico 46 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . Variabilidad de la presión arterial y sus determinantes Determinantes conductuales En la mayoría de los pacientes con hipertensión primaria, conductas identificables con facilidad contribuyen a la PA alta. La nicotina aumenta transitoriamente la PA de 10 a 20 mmHg, incrementando, por tanto, la PA diurna media en fumadores habituales. Las personas que consumen alcohol con moderación (una o dos bebidas diarias) tienen por lo general menos hipertensión que los completamente abstemios, pero el riesgo de hipertensión aumenta en los muy bebedores (tres o más bebidas diarias). La hipertensión es infrecuente en hombres asiáticos que no toman alcohol para evitar las náuseas y la rubefacción asociadasa su mutación con pérdida de función en el gen alcohol deshidrogenasa (ALDH2).13 El consumo de cafeína causa por lo general un pequeño aumento transitorio de la PA, que en algunas personas aparece después de la primera taza de café. El riesgo de hipertensión no varía con el consumo de café, pero aumenta rápidamente cuando se consume cafeína en bebidas con gas; por tanto, el café puede contener polifenoles antioxidantes protectores que no están presentes en las bebidas con gas. La inactividad física aumenta también el riesgo de presentar hipertensión. Los hábitos alimentarios a lo largo de la vida influyen clara- mente en el riesgo de presentar hipertensión (v. capítulo 49). La prevalencia de hipertensión en distintas poblaciones aumenta linealmente con el índice de masa corporal (IMC) medio. Sin embargo, la influencia del aumento o de la pérdida de peso en la PA es menor que su influencia en el metabolismo de la glucosa y en la diabetes. Por el contrario, hay numerosos indicios de que el riesgo de presentar hipertensión aumenta con el consumo de sodio en los alimentos y disminuye con el consumo de potasio en los alimentos. En chicas adolescentes, una dieta rica en potasio puede anular los efectos adversos de una dieta rica en sodio en la PA.14 El consumo de potasio actúa como un diurético tiacídico: disminuye rápidamente la actividad del cotransportador Na+/K+ sensible a tiacida, disminuyendo la reabsorción renal de Na+.15 Varios estudios epidemiológicos no han zanjado el debate de si una dieta muy pobre en sodio puede causar activación refleja de mecanismos nerviosos y hormonales que pueden aumentar las ECV a pesar de prevenir la hipertensión.16,17 En la práctica, es muy difícil conseguir y mantener un grado muy bajo de ingestión de sodio en los países occidentales. La variabilidad individual en las respuestas de la PA a la carga alimentaria de sodio y a la restricción de sodio indica una base genética importante. Determinantes genéticos La concordancia de la PA es más alta en las familias que en personas sin relación, más alta en gemelos monocigóticos que en los dicigóticos, FIGURA 46-1 Riesgos absolutos de mortalidad por enfermedad arterial coronaria (izquierda) y de mortalidad por ictus (derecha) para cada década de vida (trazados a escala logarítmica) por presión arterial (PA) sistólica habitual (trazado en escala lineal); IC, intervalo de confianza. (Tomado de Lewington S, Clarke R, Qizilbash N, et al. Age-specific relevance of usual blood pressure to vascular mortality: a meta-analysis of individual data for one million adults in 61 prospective studies. Lancet 2002;360:1903.) FIGURA 46-2 Variación geográfica de la prevalencia de hipertensión en poblaciones de ascendencia africana (barras rosas) y ascendencia europea (barras azules). (Modificado de Cooper RS, Wolf-Maier K, Luke A, et al. An international comparative study of blood pressure in populations of European vs. African descent. BMC Med 2005;3:2.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 912 Ca rd io lo g ía p re ve n ti va VI y más alta en hermanos biológicos que en adoptivos que viven en el mismo entorno doméstico. Aunque alrededor del 50% de la variabilidad PA es heredable, las variaciones genéticas asociadas identificadas hasta ahora explican como mucho el 2-3% de esta variabilidad.18 La amplia diferencia entre varianza calculada y observada, denominada «heredabilidad perdida», puede estar causada en parte por mecanismos epigenéticos como metilación ADN.19 La regulación compleja de la PA ha impedido la disección genética de la hipertensión humana primaria. Aunque las mutaciones en 20 genes que regulan la sal (síndromes con pérdida de sal) y la hipertensión (todos con herencia mendeliana), la aplicabilidad a la hipertensión primaria común ha sido evasiva. Datos del Framingham Heart Study indican que el 1-2% de la población adulta general tiene mutaciones génicas subyacentes a los síndromes infantiles con pérdida de sal (Bartter, Gitelman) que pueden conferir resistencia contra la hipertensión primaria20 (fig. 46-3). Aunque las formas monogénicas poco frecuentes de hipertensión grave ponen de relieve los mecanismos renales –defectos en la capacidad de excreción renal de sodio– como impulsor principal de la hipertensión, el estudio más numeroso hasta ahora para investigar la genómica de la variación de PA en la población general halló un conjunto nuevo de 66 variantes que afectan con frecuencia la regulación celular endotelial vascular y un conjunto distinto asociado a daños de la hipertensión en corazón, vasos cerebrales, arteria carótida y ojo, pero no en el riñón.18 Estos datos nuevos confirman la importancia de los mecanismos vasculares en la patogenia y en la progresión de la hipertensión, con esperanzas de descubrir nuevas dianas farmacológicas. MECANISMOS DE HIPERTENSIÓN PRIMARIA (IDIOPÁTICA) Subtipos hemodinámicos La hipertensión primaria tiene tres subtipos hemodinámicos diferentes que varían mucho con la edad. Hipertensión sistólica en adolescentes y adultos jóvenes Asociada por lo general a hipertensión en pacientes de edad avanzada (v. más adelante), la hipertensión sistólica aislada (HSA) es también el tipo principal en adultos jóvenes (normalmente de 17 a 25 años). Las anomalías hemodinámicas clave son aumento del gasto cardíaco y rigidez aórtica, presumiblemente como reflejo de un sistema nervioso simpático hiperactivo. La prevalencia puede llegar al 25% entre los hom- bres jóvenes, pero solo al 2% entre las mujeres jóvenes. Varios estudios recientes muestran que las personas jóvenes con HSA tienen PA central y braquial sistólica alta, lo que indica un aumento considerable de la carga hemodinámica.21 Por tanto, la HSA en jóvenes puede predisponer a hipertensión diastólica en la mediana edad. Hipertensión diastólica en la mediana edad La hipertensión diagnosticada en la mediana edad (normalmente de 30 a 50 años) presenta habitualmente el patrón de presión diastólica alta, con presión sistólica normal (hipertensión diastólica aislada) o presión sistólica alta (hipertensión diastólica-sistólica combinada). Este patrón constituye la «hipertensión idiopática» clásica. La hipertensión diastólica aislada es más frecuente en hombres y se asocia con frecuencia a aumento de peso en la mediana edad. Sin tratamiento, la hipertensión diastólica aislada progresa a menudo a hipertensión diastólica-sistólica combinada. El defecto hemodinámico fundamental es una resistencia vascular sistémica (RVS) alta combinada con un gasto cardíaco inadecuadamente normal. La vasoconstricción de las arteriolas de resistencia está causada por aumento de actividad neurohormonal y por una reacción autorreguladora del mús- culo liso vascular a la expansión del volumen plasmático, esta última como consecuencia de alteración de la capacidad de excreción renal de sodio. Hipertensión sistólica aislada en adultos de edad avanzada Después de los 55 años predomina la HSA (PA sistólica > 140 mmHg y PA diastólica < 90 mmHg). En países desarrollados la presión sis- tólica aumenta continuamente con la edad; por el contrario, la presión diastólica sube hasta los 55 años aproximadamente y después des- ciende progresivamente (fig. 46-4). El ensanchamiento resultante de la presión diferencial indica aumento de la rigidez de la aorta central y un retorno más rápido de las ondas de pulso reflejadas desde la periferia, aumentando la presión aórtica sistólica22 (v. figs. e46-1 a e46-3). La acumulación de colágeno (poco distensible) afecta adversamente su proporción respecto a la elastina en la pared aórtica. La HSA puede representar una exageración del proceso de aumento de rigidezdependiente de la edad, aunque la PA sistólica y la presión diferencial no suben con la edad en ausencia de urbanización (p. ej., monjas de clausura). La HSA es más frecuente en las mujeres y se asocia prominentemente a insuficiencia cardíaca con función sistólica conservada, un síndrome todavía más prevalente en las mujeres (v. capítulos 26 y 89). Comparados con los adultos jóvenes o de mediana edad con PA óptima, los que tienen PA en el intervalo normal-alto (prehipertensión) tienen más probabilidades de presentar HSA des- pués de los 55 años. Muchos mecanismos neurohormonales, renales y vasculares interactúan en grados diversos en la patogenia y la progresión de las diferentes formas hemodinámicas de hipertensión. Mecanismos neurales Dos métodos intervencionistas basados en dispositivo para tratar la hipertensión –terapia de activación barorrefleja (TAB) y desnervación renal (DNR)– han reavivado el interés por los mecanismos neurales de la hipertensión clínica.23,24 La figura 46-5 muestra los mecanismos centrales y reflejos principales que impulsan la hiperactividad simpática en la hipertensión humana, incluyendo el reajuste de los barorreceptores y la activación de los nervios sensitivos renales denominados aferentes renales. La figura 46-5 muestra también los mecanismos específicos en los que actúan las terapias basadas en dispositivo. Con la TAB carotídea, la estimulación mediante campo eléctrico del nervio del seno carotídeo envía señales neurales aferentes que el tronco encefálico interpreta como aumento de la PA, provocando un descenso reflejo de la PA. La rama eferente de este arco reflejo implica una disminución de la actividad nerviosa simpática eferente en el corazón, que ralentiza la frecuencia cardíaca; en la circulación periférica que disminuye la RVS; y en el riñón, que disminuye la liberación de renina y aumenta la excreción renal de sodio. Con la DNR, se inserta un catéter en las arterias renales y se usa radiofrecuencia o ultrasonidos para destruir los nervios renales localizados sobre la adventicia superficial de las arterias renales. La DNR pretende destruir los nervios renales eferentes y aferentes. Los nervios renales eferentes (simpáticos) contribuyen a la hipertensión causando vasoconstricción renal e hipertrofia vascular mediante receptores adrenérgicos α1, estimulan la liberación de reni- na mediante receptores β1 y aumentan la reabsorción renal de sodio y agua mediante receptores α1 (fig. 46-6). Los nervios aferentes renales contribuyen a la hipertensión provocando una activación refleja del FIGURA 46-3 Prevalencia reducida de hipertensión en portadores de mutación. Prevalencia de hipertensión en la última exploración entre los 25 y los 40, entre los 41 y los 50, y entre los 51 y los 60 años en portadores de mutación y no portadores de genes que causan síndromes de Bartter y de Gitelman. Se muestra el riesgo relativo de genotipo (RRG) para portadores de mutación. (Tomado de Ji W, Foo JN, O’Roak BJ, et al. Rare independent mutations in renal salt handling genes contribute to blood pressure variation. Nat Genet 2008;40:592.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 913 H ip erten sió n sistém ica: m ecan ism o s y d iag n ó stico 46 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . flujo simpático central dirigido a varios tejidos y lechos vasculares. Sin embargo, con TAB y DNR, los estudios comparativos aleatorizados en fase de control con simulación obtuvieron resultados decepcionantes (v. capítulo 47). Ninguno de estos dispositivos logró la aprobación de la Food and Drug Administration (FDA) estadounidense, pero la investigación continúa. La hiperactividad del sistema nervioso simpático puede tener más influencia en el inicio de la hipertensión primaria que en su progresión.25 Un componente simpático puede contribuir a la patogenia de la hipertensión asociada a obesidad, apnea del sueño, síndrome metabólico, nefropatía crónica (NC), insuficiencia cardíaca y tratamiento inmunodepresor con inhibidores de calcineurina como la ciclosporina. El aumento de la actividad simpática puede causar también algunos casos de hipertensión resistente a la medicación.26 En estas circunstancias, la activación simpática central puede estar causada por desactivación de impulsos neurales inhibidores (p. ej., barorrecep- tores), activación de impulsos neurales excitadores (p. ej., quimiorreceptores del cuerpo carotídeo, aferentes renales) o por angiotensina II (A II) circulante, que activan grupos de neuronas excitadoras en el tronco encefálico sin una barrera hematoencefálica (v. fig. 46-5). En la hipertensión los barorreceptores se reajustan para mantener una PA más alta. El control barorreflejo de la función del nódulo sinusal está alterada incluso en la hipertensión leve, pero el control baro- rreflejo de la RVS y de la PA se mantiene hasta que se produce disfunción dias- tólica.25 El fracaso barorreflejo completo causa hipertensión lábil, observada con más frecuencia en los supervivientes de un cáncer de laringe como complicación tardía de la radioterapia, que produce una destrucción gradual de los nervios barorreceptores (v. capítulo 99). La dis- función parcial de los barorreceptores es frecuente en los pacientes hipertensos de edad avanzada y por lo general se manifiesta por la tríada de hipotensión ortostática, hipertensión en supino e hipotensión posprandial sintomática –esta última iniciada por acumulación esplácnica de comidas ricas en hidratos de carbono–. FIGURA 46-4 A. Cambios dependientes de la edad en la presión sistólica y diastólica en EE. UU. B. Representación esquemática de la relación entre distensibilidad aórtica y presión diferencial. (A, tomado de Burt V, Whelton P, Rocella EJ, et al. Prevalence of hypertension in the U.S. adult population: results from the Third National Health and Nutrition Examination Survey, 1988–1991. Hypertension 1995;25:305; B, tomado del Dr. Stanley Franklin, University of California at Irvine.) FIGURA 46-5 Mecanismos neurales simpáticos de regulación de la presión arterial y objetivos terapéuticos de estimulación de barorreceptores y desnervación renal. Obsérvese que los barorreceptores aórticos, que influyen también en la presión arterial, no son estimulados. Obsérvese también que la desnervación renal afecta a los nervios renales aferentes y eferentes. Las flechas discontinuas representan influencias nerviosas inhibidoras, y las flechas continuas representan influencias nerviosas excitadoras en el flujo simpático al corazón, vasculatura periférica y riñones. A II, angiotensina II; ACh, acetilcolina; ADR, adrenalina; NA, noradrenalina; NFS, núcleo del fascículo solitario. (Modificado de Martin EA, Victor RG. Premise, promise, and potential limitations of invasive devices to treat hypertension. Curr Cardiol Rep 2011; 13:86-92.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 914 Ca rd io lo g ía p re ve n ti va VI Hipertensión relacionada con obesidad Al ganar peso, la activación simpática refleja es una compensación importante para quemar grasa, pero a expensas de hiperactividad simpática en tejidos diana como el músculo liso vascular y el riñón que produce hipertensión. Los pacientes hipertensos con síndrome metabólico tienen tasas submáximas de descarga simpática. Aunque la activación simpática se asocia a resistenciaa la insulina, se desconoce el estímulo exacto para la descarga simpática; los candidatos son leptina, otras adipocinas y A II. Se desconoce por qué la pérdida de peso mejora la hipertensión mucho menos que la diabetes.25 Apnea obstructiva del sueño como causa de hipertensión neurógena Los pacientes con apnea obstructiva del sueño (AOS) pueden tener una concentración plasmática y urinaria muy alta de catecolaminas, parecidas a las observadas en el feocromocitoma (v. capítulos 87 y 92). Debido a la desaturación arterial repetida durante las apneas, la activación de los receptores del cuerpo carotídeo desencadena subidas bruscas de PA durante la noche y reajustes del reflejo quimiorreceptor; la normoxia diurna se malinterpreta como hipoxia, produciendo una activación simpática refleja sostenida e hipertensión incluso durante las horas en que están despiertos. El despertar nocturno frecuente con sueño fragmentado desencadena también la activación simpática diurna con independencia del grado de AOS.27 La AOS acelera la aparición de complicaciones hipertensivas como fibrilación auricular e ictus.28 Mecanismos renales Una anomalía fundamental en la hipertensión es el defecto hereditario o adquirido de la capacidad renal para excretar el exceso de sodio que supone una dieta moderna rica en sal. El ser humano ha evolucionado en un entorno pobre en sodio/rico en potasio, y el riñón humano maneja mal la exposición a mucho sodio y poco potasio. La retención renal de sodio aumenta el volumen plasmático, incrementando el gasto cardíaco y desencadenando respuestas autorreguladoras que aumentan la RVS. La retención de sal aumenta también la contracción del músculo liso causada por vasoconstrictores endógenos. Aparte de subir la PA, una dieta rica en sal acelera el daño hipertensivo en los órganos diana. La dieta estadounidense es rica en ClNa, y la mayor parte de la sal procede de alimentos procesados (v. capítulo 49). Aunque los hom- bres consumen alrededor de 10,7 g/día de ClNa, y las mujeres 7,3 g, el Department of Agriculture y el Department of Health and Human Services de EE. UU. recomiendan un consumo diario inferior a 5,8 g de ClNa (2.300 mg de sodio) para la población general, y 3,7 g para las personas con hipertensión o prehipertensión. Si la industria alimentaria aceptara un descenso aceptable del contenido de sal de los alimentos pro- cesados, bajar a 3 g/día la sal en los alimentos evitaría probablemente cada año de 60.000 a 120.000 casos nuevos de cardiopatía isquémica, de 32.000 a 66.000 de ictus y de 54.000 a 99.000 de IM, y disminuiría la mortalidad anual por cualquier causa entre 44.000 y 92.000. Se beneficiarían todos los segmentos de la población, proporcionalmente más los negros, las mujeres especialmente por disminución del número de ictus, las personas de edad avanzada por descenso de los episodios de cardiopatía isquémica y los adultos más jóvenes por una tasa de mortalidad más baja.29 Reajuste de presión-natriuresis En personas normotensas, la subida de la PA provoca un incremento inmediato de la excreción renal de sodio para disminuir el volumen plas- mático y normalizar la PA. En la hipertensión, esta curva presión-natriuresis se desplaza a la derecha, y en la hipertensión sensible a la sal, disminuye la pendiente. El reajuste de la presión-natriuresis impide la normalización de la PA de manera que se mantiene el equilibrio de líquidos, pero a expensas de una PA más alta. La presión-natriuresis causa nicturia intensa en pocos pacientes con fracaso autónomo que tienen hipertensión nocturna en supino. La nicturia puede ser también un síntoma desapercibido de hipertensión primaria descontrolada.30 Peso bajo al nacer Debido a la nutrición deficiente fetal, el peso bajo al nacer con dis- minución de la nefrogenia aumenta el riesgo de presentar hipertensión dependiente de sal en el adulto. Los adultos hipertensos tienen menos glomérulos por riñón, pero muy pocos glomérulos obsolescentes, lo que indica que el deterioro de la nefrona con disminución del área de superficie de filtración total es la causa y no la consecuencia de la hipertensión. Cuando los niños con bajo peso al nacer tienen una alimentación inadecuada, son propensos a un aumento de peso posnatal rápido, que conduce a obesidad e hipertensión en la adoles- cencia. Contribuciones genéticas Los estudios en animales y en el ser humano han implicado una con- tribución genética importante a la hipertensión sensible a la sal. Las ratas con defectos congénitos en excreción renal de sodio permanecen relativamente normotensas con una dieta pobre en sodio, pero se hacen muy hipertensas con una dieta rica en sodio –un modelo de hipertensión sensible a la sal que puede curarse mediante trasplante renal intercepa–. Una interacción genes-ambiente similar puede explicar por qué personas con ancestros africanos subsaharianos se mantienen normotensas con una dieta pobre en sodio, pero son propensas a la hipertensión cuando reciben una dieta rica en sodio. El análisis de genes ancestrales no ha definido el sustrato molecular de la hipertensión humana dependiente de sal, pero ha identificado una predisposición genética frecuente de las poblaciones de origen africano a todas las formas de NC no diabética, incluyendo la glomeruloesclerosis focal, el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) y la nefropatía hipertensiva. Las variaciones de secuencia en el gen APOL1 tienen una asociación sólida a origen africano y confieren un aumento del riesgo al doble o al cuádruple de enfermedad renal terminal (ERT). En estos pacientes, el control estricto de la hipertensión puede ralentizar la progresión a ERT.31 Cuando los riñones fracasan, la PA se hace cada vez más dependiente de la sal. Mecanismos vasculares Las alteraciones en la estructura y en la función de las arterias grandes y pequeñas son cruciales en la patogenia y en la progresión de la hipertensión. FIGURA 46-6 Efectos del aumento de la actividad nerviosa simpática en los tres neuroefectores renales: células granulares yuxtaglomerulares (CGY) con aumento de la tasa de secreción de renina (TSR) mediante estimulación de adrenorreceptores (AR) β1; células epiteliales tubulares renales (T) con aumento de la reabsorción tubular renal de sodio y descenso de la excreción urinaria de sodio (EUNa) mediante estimulación de AR α1B; y vasculatura renal (V) con descenso del flujo sanguíneo renal (FSR) mediante estimulación de AR α1A. (Tomado de DiBona GF. Physiology in perspective: the wisdom of the body. Neural control of the kidney. Am J Physiol Regul Integr Comp Physiol 2005;289:R633.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 915 H ip erten sió n sistém ica: m ecan ism o s y d iag n ó stico 46 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . Disfunción celular endotelial El revestimiento endotelial de los vasos sanguíneos es esencial para la salud vascular y constituye una defensa importante contra la hipertensión (v. capítulo 57). Un endotelio disfuncional libera menos factores relajantes derivados del endotelio (p. ej., óxido nítrico, factor hiperpolarizante derivado de endotelio) y más factores de crecimiento, protrombóticos, proinflamatorios y constrictores derivados del endotelio32 (fig. 46-7). Van acumulándose indicios de que la inflamación vascular intensa contribuye a la génesis y a las complicaciones de la PA alta. La proteína C reactiva (CRP), un biomarcador sérico que puede medirse con facilidad, indica inflamación.33 Los estudios transversales muestran correlaciones firmes entre CRP alta y rigidez arterial y aumento de la presión diferencial. Los estudioslongitudinales implican la concentración alta de CRP como marcador de riesgo de hipertensión de inicio nuevo y progresión acelerada de la enfermedad hipertensiva en órganos diana, posiblemente más allá de lo explicable solo por la elevación de la PA (v. capítulos 9 y 45). El estrés oxidativo contribuye también a la disfunción vasodilatadora celular endotelial en la hipertensión. El anión superóxido y otras especies reactivas del oxígeno (ROS) reducen el NO, disminuyendo así su biodisponibilidad.32 Varias vías producen peróxido en las arterias: las oxidasas de fosfato de dinucleótido de nicotinamida y adenina (NADPH), expresadas en todos los tipos celulares vasculares y activadas por A II circulante; la NOS, que produce superóxido solo cuando un cofactor importante (tetrahidrobiopterina) es deficiente, un proceso denominado desacoplamiento NOS; la xantina oxidasa, que produce ácido úrico; y las mitocondrias. La generación de ROS por la xantina oxidasa es responsable de la asociación entre hiperuricemia y disfunción endotelial e hipertensión. El alopurinol, un inhibidor de la xantina oxidasa, puede normalizar la PA en dos tercios de los adolescentes con hiperuricemia e hipertensión diagnosticada recientemente y puede corregir la prehipertensión en adolescentes obesos,34 pero no puede recomendarse como antioxidante habitual debido a su perfil de efectos secundarios. Los antioxidantes débiles como la vitamina C y E por vía oral tienen poco efecto en la PA. Remodelación vascular. Con el tiempo, la disfunción celular endotelial, la activación neurohormonal y la PA alta causan remodelación de los vasos sanguíneos, que perpetúa la hipertensión35,36 (fig. 46-8). El incremento del grosor de la media respecto al diámetro de la luz (aumento del índice media/luz) es el distintivo de la remodelación hipertensiva de las arterias grandes y pequeñas. La vasoconstricción inicia la remodelación de arterias pequeñas que normaliza la presión en la pared. Las células musculares lisas (CML) normales se reorganizan alrededor de un diámetro luminal más pequeño, un proceso denominado remodelación eutrófica interna. El índice media/luz aumenta, pero el área transversal de la media no cambia. Al disminuir el diámetro de la luz en la circulación periférica, la remodelación eutrófica interna aumenta la RVS, el distintivo hemodinámico de la hipertensión diastólica. Por el contrario, la remodelación de las arterias grandes se caracteriza por la expresión de genes hipertróficos, desencadenando aumentos del grosor de la media y del índice media/luz. Dicha remodelación hipertrófica implica un aumento del tamaño de las CML vasculares y una acumulación de las proteínas de la matriz extracelular, como el colágeno, debido a la activación del factor de crecimiento transformante (TGF) β. La rigidez resultante en las arterias grandes es el distintivo hemodinámico de la HSA. Es posible que el tratamiento antihipertensivo no proporcione protec- ción cardiovascular óptima a menos que impida o revierta la remodelación vascular mediante normalización de la carga hemodinámica, restable- ciendo la función celular endotelial normal, y eliminando la activación neurohormonal subyacente.35 Mecanismos hormonales: sistema renina-angiotensina-aldosterona La activación del sistema renina-angiotensina-aldosterona (SRAA) es uno de los mecanismos más importantes que contribuyen a la disfunción celular endotelial, remodelación vascular e hipertensión (fig. 46-9; v. también fig. 23-3). La renina, una proteasa producida solo por las células yuxtaglomerulares renales, escinde el angiotensinógeno (sus- trato de la renina producido por el hígado) en A I, que se convierte en A II por la enzima conversora de la angiotensina (ECA). La ECA es más abundante en los pulmones, pero también está presente en el corazón y en la vasculatura sistémica (ECA tisular). La cimasa, una serina proteasa en el corazón y en las arterias sistémicas, aporta una vía alternativa para la conversión de A I en A II. La interacción de A II con los receptores FIGURA 46-7 Factores relajantes y constrictores derivados del endotelio. Distintas sustancias procedentes de la sangre y de las plaquetas pueden activar receptores específicos (círculos naranjas) en la membrana endotelial para liberar factores relajantes como óxido nítrico (NO), prostaciclina (PGI2) y factor hiperpolarizante derivado del endotelio (EDHF). También se liberan factores constrictores, como endotelina (ET-1), angiotensina II (A II) y tromboxano A2 (TXA2), así como prostaglandina H2 (PGH2). Bk, bradicinina; ECA, enzima conversora de la angiotensina; ECE, enzima conversora de la endotelina; 5-HT, serotonina; L-Arg, L-arginina; NOS, sintasa de óxido nítrico; −O2 , superóxido; TGF-β1, factor de crecimiento transformante β1; Tr., trombina. (Tomado de Ruschitzka F, Corti R, Noll G, et al. A rationale for treatment of endothelial dysfunction in hypertension. J Hypertens 1999;17[Suppl 1]:25.) O2− El endotelio de todos los vasos sanguíneos expresa la enzima óxido nítrico sintasa (NOS), que se activa por bradicinina, acetilcolina (ACh) o presión de cizallamiento laminar cíclica. NOS genera óxido nítrico (NO), un gas volátil que se difunde al músculo liso vascular adyacente y activa una serie de cinasas de proteína G que provocan vasodilatación (v. fig. 46-7). En el ser humano, la vasodilatación dependiente del endotelio puede valorarse midiendo aumentos de diámetro en las arterias grandes (antebrazo o coronarias) después de la inyección intraarterial de ACh o de la liberación de la isquemia (p. ej., circulación detenida en el antebrazo) o de una subida brusca de la PA (prueba hipertensora con frío). Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 916 Ca rd io lo g ía p re ve n ti va VI AT1 acoplados a proteína G activa numerosos procesos celulares y contribuye a la hipertensión y acelera el daño hipertensivo en órganos terminales (v. fig. 46-9), incluidas la vasoconstricción, la generación de ROS, la inflamación vascular, la remodelación vascular/cardíaca y la producción de aldosterona, el mineralocorticoide principal. La aldosterona, la A II y la prorrenina activan varias vías de señalización que pueden dañar la salud vascular y causar hipertensión. La activación SRAA es un mecanismo homeostático principal para contrarrestar la hipotensión hipovolémica (por hemorragia o restricción de sal y agua). La interacción de la aldosterona con los receptores mineralocorticoides citosólicos en las células del conducto colector renal atrae canales de sodio desde el citosol hasta la superficie del epitelio renal. Los canales de sodio epiteliales atraídos (ENaC) aumentan la reabsor- ción de Na+, reexpandiendo así el volumen plasmático. Por el contrario, las dietas modernas ricas en sal deben ocasionar una inhibición retrógrada continua del SRAA. La inhibición de la aldosterona sérica desencadena un secuestro de ENaC mediante endocitosis y un aumento de la excreción renal de Na+, disminuyendo de este modo el volumen plasmático para protegerse contra la hipertensión sensible a la sal. Por tanto, en presencia de dieta rica en sodio y PA alta, el SRAA debe estar completamente bloqueado, y cualquier grado de actividad SRAA es inapropiado. En personas normotensas el riesgo de presentar hipertensión aumenta al incrementar la concentración sérica de aldosterona incluso dentro de los límites normales. Al estimular los receptores mineralocorti- coides en el corazón y en el riñón, la aldosterona circulante puede contribuir a la aparición de fibrosis cardíaca y renal en la hipertensión.37 Además, la aldos- terona contribuye a la hiperactividad simpática mediante estimulaciónde receptores mineralocorticoides en el tronco encefálico. Hay dos tipos principales de receptores de angiotensina (AT). Los recepto- res AT1 están ampliamente expresa- dos en la vasculatura, los riñones, las glándulas suprarrenales, el corazón, el hígado y el encéfalo. La activación del receptor AT1 explica la mayoría de las acciones hipertensivas de A II. Además, el aumento de la señalización mediada por AT1 proporciona una explicación causa-efecto de la coexis- tencia frecuente de PA alta, resistencia a la insulina y ateroesclerosis, y es un objetivo terapéutico importante para interrumpir cada paso de la progresión de las ECV, desde la remodelación vascular y la formación de una placa ateroesclerótica hasta el ictus, el IM y la muerte (fig. 46-10). Por el contrario, los receptores AT2 tienen una distribución amplia en el feto, pero en los adultos solo están en la médula suprarrenal, útero, ovarios, endotelio vascular y distintas regiones encefálicas. En roedores, la activación del receptor AT2 se opone a algunos efectos perjudiciales del receptor AT1 mediante vasodilatación dependiente del endotelio por vías bradicinina y NO. Los estudios en animales han indicado que los receptores AT2 pueden ser profibróticos, pero se desconoce su papel en la hipertensión humana (fig. e46-4). La prorrenina es el precursor inactivo de la renina y además se une a un receptor prorrenina que aumenta la producción de TGF- β, causando depósito de colágeno y fibrosis. Los antagonistas SRAA A I I producen incrementos reactivos intensos de la producción de prorrenina que pueden contrarrestar parte de la protección cardiovascular proporcionada por la menor activación del receptor AT1. Hipertensión como trastornos inmunitarios. Los macrófagos y los linfocitos T se acumulan y favorecen la inflamación en el sistema nervioso central (SNC), grasa perivascular, corazón y riñones de ratones en hipertensión experimental, sobre todo en la causada por infusión de A II. La activación simpática renal inicia una hipertensión causada por A II, mientras que la activación sistémica de los linfocitos T en la grasa perirrenal y perivascular es clave para la progresión de la hipertensión experimental38 (fig. 46-11). Está comenzando la aplicación de este estudio preclínico a la hipertensión humana.39 FIGURA 46-8 Remodelación vascular de arterias pequeñas y grandes en hipertensión. Los dibujos representan arterias en corte transversal para mostrar la capa adventicia, la capa media y la capa íntima. (Modificado de Duprez DA: Role of renin-angiotensin-aldosterone system in vascular remodeling and inflammation: A clinical review. J Hypertens 24:983, 2006.) FIGURA 46-9 Sistema renina-angiotensina-aldosterona. A I, angiotensina I; A II, angiotensina II; AT1R, receptor de tipo 1 de angiotensina; ECA, enzima conversora de la angiotensina; SNC, sistema nervioso central. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 917 H ip erten sió n sistém ica: m ecan ism o s y d iag n ó stico 46 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . EVALUACIÓN INICIAL DEL PACIENTE HIPERTENSO La hipertensión es el «asesino silencioso», un trastorno crónico asinto- mático que, si no se detecta y se trata, daña silenciosamente los vasos sanguíneos, el corazón, el encéfalo y los riñones. Sin embargo, es posible que no sea completamente asintomática. En estudios comparativos con placebo con enmascaramiento doble, la calidad de vida de los pacientes mejora a menudo con tratamiento farmacológico efectivo de la hipertensión. El control de la hipertensión puede mejorar la disnea de esfuerzo causada por disfunción diastólica, la nicturia causada por reajuste de presión-natriuresis y posiblemente incluso la disfunción eréctil causada por disfunción endotelial. La evaluación inicial de la hipertensión debe cumplir tres objetivos: 1) medición exacta de la PA; 2) valoración del riesgo global de enfermedad cardiovascular (ECV) del paciente, y 3) detección de formas secundarias (es decir, identificables y curables) de hipertensión. Medición de la presión arterial En la actualidad hay cuatro maneras de medir la PA: 1) PA en la consulta convencional; 2) PA en la consulta automatizada; 3) monitorización en domicilio, y 4) monitorización ambulatoria de la PA.40 En cualquier caso, la PA debe medirse con una técnica apropiada utilizando aparatos homologados con calificaciones «AA» del protocolo de la British Hypertension Society en la página de Internet del Educational Trust: http://dableducation.org/. En la tabla 46-1 se muestran los valores límite para el diagnóstico de hipertensión. Presión arterial en la consulta auscultatoria convencional. La medición auscultatoria de la PA por personal médico es el método con- vencional de diagnosticar la hipertensión en EE. UU. y el método utilizado, hasta hace poco tiempo, en la mayoría de los estudios comparativos aleatorizados. Las últimas directrices de 2016 sobre hipertensión de la National Heart Foundation of Australia califican la PA en la consulta como la media de dos o más mediciones realizadas en dos o más visitas a la consulta41 (tabla 46-2). La PA debe medirse dos veces como mínimo después de 5 min de reposo, con el paciente sentado en una silla, la espalda apoyada y el brazo desnudo y a la altura del corazón. En los adultos con sobrepeso debe utilizarse un manguito grande porque el manguito normal puede sobrevalorar las cifras de PA. Deben evitarse el tabaco y la cafeína en los 30 min previos. La PA debe medirse en ambos brazos y después de 5 min de permanecer levantado, para descartar un descenso postural pronunciado de la PA, sobre todo en personas de edad avanzada, en diabéticos o con otras enfermedades (p. ej., enfermedad de Parkinson) que predisponen a la insuficiencia autónoma. En la práctica, las mediciones en consulta convencionales son imprecisas con frecuencia debido a dos errores frecuentes: el número bajo de mediciones, la reacción de «bata blanca» (alerta) y el gran número de factores que influyen fuera de la consulta médica. Presión arterial en consulta automática (PACA). El estudio Systolic Blood Pressure Intervention Trial (SPRINT) fue el primero en utilizar la PACA sin supervisión.4 Se ajustó un monitor oscilo- métrico para hacer tres mediciones a intervalos de 1 min después de que el paciente estuviera sin supervisión por personal médico y sin acompañamiento de familiares en la sala de exploración durante 5 min.42 Otros protocolos realizan cinco mediciones a intervalos de 1 min (o en modo STAT) y hacen la media de las cinco mediciones o de las tres últimas.6 Las directrices de 2016 sobre hipertensión de Australia y de Canadá (con la PACA iniciada por el Dr. Martin Myers) consideran la PACA más apropiada que la PA en consulta convencional porque: 1) disminuye la reacción de bata blanca; 2) se correlaciona mejor con la PA ambulatoria des- pierto o en el domicilio, y 3) elimina la preferencia de dígito.41,43 De media, la PACA es 15/10 mmHg más baja que la PA en la consulta convencional, pero hay diferencias interindividuales más amplias.44 Se diagnostica hipertensión cuando la PACA es 135/85 mmHg o más alta. Monitorización de la presión arterial en el domicilio (AMPA). La PA en la consulta puede sobrestimar o subestimar la PA de una persona medida en el domicilio. La AMPA mejora el cumplimiento de la medicación al implicar activamente a los pacientes en su propia asistencia sanitaria. Las últimas directrices45 recomiendan enseñar a los pacientes a realizar la AMPA como sigue: reposo tranquilo durante 5 min en posición sentada con la espalda apoyada y el brazoapoyado sobre la mesa a la altura del corazón; realizar dos mediciones por la mañana y otras dos por la tarde durante 3 días consecutivos (mejor 7 días). Las mediciones del primer día deben descartarse porque están elevadas falsamente, y debe hacerse una media de todas las demás mediciones para tomar decisiones clínicas. Se diagnostica hipertensión cuando la PA media en el domicilio es 135/85 mmHg o más. Es necesario comprobar el aparato de cada paciente en la consulta para comprobar que está bien y que se ha empleado el manguito del tamaño apropiado. Los aparatos con gran capacidad de memoria evitan el sesgo de notificación. Los aparatos de muñeca son imprecisos y no son recomendables. Es posible que el método oscilométrico no funcione bien en pacientes con fibrilación auricular o con extrasístoles frecuentes. Algunos pacientes se obsesionan con la medición de la PA y hay que aconsejarles que dejen de medirla. Monitorización ambulatoria de la presión arterial La monitorización ambulatoria de la PA (MAPA) es el «patrón de referencia»: proporciona mediciones automáticas de la PA durante un período de 24 h o (mejor) de 48 h mientras los pacientes realizan sus actividades habituales, incluyendo dormir. Los estudios prospectivos muestran que la MAPA pronostica el ictus y el IM mortal y no mortal mejor que las mediciones ordinarias en consulta46 (fig. 46-12). Las directrices de consenso actuales47 definen la hipertensión fuera de la consulta como una PA diurna media de 135/85 mmHg o más, nocturna de 120/70 mmHg o más, o PA en 24 h 130/80 mmHg o más (v. tabla 46-1). Además, las cifras óptimas son PA diurna menor de 130/80, nocturna menor de 110/65 y PA en 24 h menor de 125/75. Deben realizarse como mínimo dos mediciones por hora mientras el paciente está despierto, y la media como mínimo de 14 mediciones durante ese período confirma el diagnóstico de hipertensión.45 Hipertensión de bata blanca Los pacientes con PA alta en la consulta pueden tener una PA normal en el domicilio y ambulatoria. Si la PA diurna es menor de 135/85 mmHg y existe daño de órgano diana a pesar de unas mediciones uniformemente altas en la consulta, el paciente tiene hipertensión «exclusivamente en FIGURA 46-10 Representación esquemática del papel central de la señalización mediada por receptor de tipo 1 de angiotensina (AT1R) en la progresión de la enfermedad cardiovascular. A II, angiotensina II; IM, infarto de miocardio; NA, noradrenalina. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 918 Ca rd io lo g ía p re ve n ti va VI la consulta» o «de bata blanca», causada por una respuesta adrenérgica transitoria a la medición de la PA solo en la consulta del médico. Los pacientes con hipertensión de bata blanca no presentan por lo general reacciones hipertensoras exageradas a estímulos estresantes en su vida diaria. Se mantiene el debate sobre si la hipertensión de bata blanca es completamente benigna o implica un grado intermedio de riesgo de ECV.48 La hipertensión de bata blanca es benigna si el riesgo ECV global es bajo49 (fig. 46-13A), en especial si la PA media despierto y dormido es adecuada (< 130/80 y < 110/65 mmHg, respectivamente). Tanto la prevalencia como el grado de hipertensión de bata blanca aumentan bruscamente con la edad (fig. 46-13B). En personas de edad avanzada, la mayor parte del riesgo ECV asociado a hipertensión de bata blanca está causado por el envejecimiento o por hipertensión sistólica aislada diagnosticada incorrectamente como hipertensión de bata blanca.49 Muchos pacientes no tienen una hipertensión de bata blanca pura sino un «empeoramiento de bata blanca», una reacción de bata blanca superpuesta a un grado más leve de hipertensión fuera de la consulta que nunca precisa tratamiento (fig. e46-5). Hipertensión enmascarada Además, la MAPA es clave para detectar pacientes en los que las mediciones en la consulta subestiman la PA fuera de la consulta, presumiblemente por hiperactividad simpática en la vida diaria causada por estrés laboral o doméstico, abuso de tabaco u otra estimulación adrenérgica (AOS) que desaparece cuando acuden a la consulta (fig. 46-14). Esta confirmación evita el infratratamiento de esta hipertensión enmascarada, que siempre aumenta el riesgo ECV a pesar de unas mediciones de PA normales en la consulta.47 La hipertensión enmascarada se define como una PA diurna de 135/85 mmHg o más o una PA nocturna de 120/70 mmHg o más a pesar de una PA convencional en la consulta menor de 140/90 mmHg. Es más frecuente en pacientes FIGURA 46-11 Esquema de la contribución de los nervios simpáticos renales a la activación de la inmunidad adaptativa en la hipertensión. Los estímulos hipertensivos como angiotensina II y sodio actúan en el sistema nervioso central aumentando la actividad nerviosa simpática renal. La activación simpática favorece la inflamación y el daño en el riñón y en otros órganos (sobre todo la vasculatura sistémica), causando hipertensión grave. El mecanismo consiste en acumulación de proteínas oxidadas mediante cetoaldehídos γ muy activos denominados isocetales en las células dendríticas (CD) presentadoras de antígeno, que a su vez inician la activación de linfocitos T. Los linfocitos T activados son atraídos mediante expresión local de moléculas de adhesión (p. ej., VCAM1) a la grasa perirrenal (y perivascular), donde producen citocinas proin- flamatorias (p. ej., IL-17, TNF-α) causando inflamación y daño renal (y vascular). (Tomado de American Heart Association; Xiao L, Kirabo A, Wu J, et al. Renal denervation prevents immune cell activation and renal inflammation in angiotensin II-induced hypertension. Circ Res 2015;117:547.) TABLA 46-1 Criterios diagnósticos de hipertensión con distintos métodos de medición de la presión arterial (PA) (sistólica y/o diastólica) MÉtodo SiStÓliCa (mmHg) diaStÓliCa (mmHg) En consulta PA consulta convencional ≥ 140 ≥ 90 PA en consulta automatizada sin supervisión (PACA) ≥ 135 ≥ 85 En el domicilio PA en domicilio ≥ 135 ≥ 85 Monitorización ambulatoria de PA (MAPA) Diurna (despierto) ≥ 135 ≥ 85 Nocturna (dormido) ≥ 120 ≥ 70 24 o 48 h (promedio) ≥ 130 ≥ 80 Modificado de Gabb GM, Mangoni A, Anderson CS, et al. Guideline for the diagnosis and management of hypertension in adults—2016. Med J Aust 2016;205:85. TABLA 46-2 Estadificación de la presión arterial en consulta* eStadio de pa SiStÓliCa (mmHg) diaStÓliCa (mmHg) Normal < 120 < 80 Prehipertensión (normal-alta) 120-139 80-89 Estadio 1 hipertensión (leve) 140-159 90-99 Estadio 2 hipertensión (moderada) 160-179 Estadio 3 hipertensión (grave) ≥ 180 ≥ 110 Hipertensión sistólica aislada ≥ 140 < 90 *El cálculo de la PA en posición sentada se basa en la media de dos o más mediciones en dos visitas distintas a la consulta. Modificado de Gabb GM, Mangoni A, Anderson CS, et al. Guideline for the diagnosis and management of hypertension in adults—2016. Med J Aust 2016;205:85. FIGURA 46-12 Superioridad de la medición ambulatoria de la presión arterial (PA) respecto a la medición en la consulta como indicador del riesgo cardiovascular. Se muestra el riesgo a 5 años ajustado de muerte cardiovascular (número de muertes por 100 personas) en el estudio de cohortes de 5.292 pacientes según la PA ambulatoria y la PA en la consulta. (Tomado de Dolan E, Santon A, Thijs L, et al. Superiority of ambulatory over clinic BP measurement in predicting mortality: The Dublin Outcome Study. Hypertension 2005;46:156.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 919 H ip erten sió n sistém ica: m ecan ism o s y d iag n ó stico 46 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . afroamericanos y en pacientes con diabetes o con NC.47 La hipertensión enmascarada es más frecuente en los pacientes tratados con medicación para la PA que en los pacientes sin medicación.47 Un motivo es que algunos pacientes tienen más probabilidad de tomar su medicación para la PA la mañana de la vista médica. Otro motivo es que algunos fármacos de acción corta como la hidroclorotiacida (HCTC), cuando se administran por la mañana, causan un descenso notable de la PA durante la visita a la consulta que desaparece antes de acostarse, sin proteger frente a la hipertensión nocturna.50 La MAPA es la única manera de detectar una PA alta al dormir (v. fig. 46-14). La PA baja normalmente al dormir y aumenta bruscamente cuando la persona se despierta y está activa (v. fig. e46-5). La hiperten- sión nocturna aumenta la carga hemodinámica agregada en el sistema cardiovascular y predice la ECV mejor que la PA ambulatoria diurna o la medición convencional en la consulta46 (v. fig. 46-13). Una PA nocturna alta, que es responsable de la mayor parte de la hipertensión descon- trolada, es un factor de riesgo de ECV especialmente desfavorable.51 Indicaciones de monitorización ambulatoria de la PA En la actualidad, los Centers for Medicare and Medicaid Services (CMS) estadounidenses reembolsan la MAPA (código CPT 93784) solo en una indicación: PA alta sin diagnóstico de hipertensión (CIE 796.2), es decir, sospecha de hipertensión de bata blanca. Deben cumplirse los siguientes criterios estrictos: PA en la consulta de 140/90 mmHg o más al menos en tres visitas distintas a la consulta, con dos mediciones en cada visita; como mínimo dos mediciones fuera de la consulta menores de 140 mmHg; y ausencia de daños en órgano diana. La expansión de las indicaciones aprobadas por los CMS para MAPA ha aumentado mucho basándose en numerosos indicios convincentes. El 2015 U. S. Preventive Services Task Force concluyó que «la MAPA es el mejor método para diagnosticar la hipertensión».52 La MAPA evita el tratamiento innecesario de numerosos pacientes con hipertensión de bata blanca y es un factor de riesgo ECV potente independiente de la PA en la consulta. Este documento del grupo de trabajo y las directrices canadienses de 2016 y australianas de 2016 recomiendan MAPA para confirmar o descartar el diagnóstico de hipertensión en pacientes con una PA en la consulta inicialmente alta, excepto aquellos con una PA en la consulta muy alta de 180/110 mmHg o más. Además, puede añadirse un argumento convincente a favor de la MAPA en el cribado sistemático de poblaciones de riesgo alto para prevenir el infratratamiento de la hipertensión enmascarada: los pacientes afroamericanos y los pacientes con diabetes o NC. La MAPA es muy útil también en el tratamiento de los pacientes con hipertensión resistente a medicación aparente y en los pacientes con hipotensión ortostática o hipertensión en supino por insuficiencia autónoma. Estratificación del riesgo de enfermedades cardiovasculares En personas hipertensas, el riesgo cardiovascular aumenta bruscamente según el estadio de PA, pero este no es el único factor relevante. El gradiente entre cifras crecientes de PA y riesgo ECV se hace pro- gresivamente más amplio al acumular factores de riesgo adicionales. El riesgo cardiovascular aumenta mucho también con daño en órgano FIGURA 46-13 Hipertensión «de bata blanca» en la International Database on Ambulatory Blood Presssure Monitoring in Relation to Cardiovascular Outcomes (DACO) en 11 países. A. Incidencia acumulada de Kaplan-Meier de episodios de enfermedades cardiovasculares (ECV) en una cohorte de pacientes con hipertensión de bata blanca (HBB) y riesgo ECV bajo comparada con una cohorte de testigos normotensos (NT) emparejados aproximadamente por edad. B. La prevalencia de HBB aumenta linealmente con la edad. EBB, efecto de bata blanca. (Tomado de Franklin SS, Thijs L, Asayama K, et al. The cardiovascular risk of white-coat hypertension. J Am Coll Cardiol 2016;68:2033.) FIGURA 46-14 Registro de presión arterial (PA) ambulatoria de 24 h en un paciente con PA normal en la consulta, pero con hipertensión diurna (despierto) y nocturna (dormido) enmascaradas. (Tomado del Dr. R. G. Victor, Cedars-Sinai Heart Institute/ Hypertension Center, Los Angeles.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 920 Ca rd io lo g ía p re ve n ti va VI diana y con factores de riesgo ECV adicionales presentes con frecuencia en pacientes con hipertensión o prehipertensión 53 (tabla 46-3). La inmensa mayoría de los pacientes hipertensos cumplen los criterios actuales de inicio de tratamiento hipolipidemiante (v. capítulo 48). Por esta razón la evaluación analítica mínima inicial de la hipertensión debe incluir el lipidograma en ayunas, los electrólitos séricos, la glucemia en ayunas y la concentración de creatinina sérica con filtración glomerular (FG) estimada; hematocrito; análisis de orina completo, incluyendo índice albúmina/creatinina en orina; y electrocardiograma (ECG) de 12 derivaciones en reposo. El riesgo cardiovascular global del paciente puede calcularse con el Pooled Cohort Calculator (http://tools.acc. org/ASCVD-Risk-Estimator/) de la American Heart Association y el American College of Cardiology (AHA/ACC). El capítulo 45 analiza el proceso de ajuste de los objetivos terapéuticos al riesgo ECV. Métodos para mejorar la estratificación del riesgo de ECV en caso de hipertensión Variabilidad de la presión arterial visita a visita Además de una PA media alta, indicios sólidos señalan que una variabili- dad visita a visita alta de la PA sistólica predice de manera independiente riesgo de ECV y de NC.54 Esta fluctuación es más frecuente en pacientes de edad avanzada y puede reflejar una aorta rígida con alteración de los barorreflejos arteriales y/o trastorno de ansiedad generalizada.55 Medición no invasiva de la rigidez aórtica y de la presión aórtica central mediante tonometría de pulso. La rigidez aórtica es la causa y la consecuencia de la hipertensión sistólica aislada.56 La onda de presión aórtica central es la suma de la onda de presión generada por el ventrículo izquierdo y de las ondas reflejadas desde la circulación periférica. Cuando las arterias de conducción grandes están sanas y son distensibles, la onda reflejada se fusiona con la onda incidente durante la diástole, lo que aumenta el flujo sanguíneo coronario. Sin embargo, cuando las arterias de conducción se vuelven rígidas (como en la HSA), la velocidad de la onda de pulso aumenta de manera que la onda reflejada y la incidente se fusionan en sístole, aumentando de este modo la presión sistólica en lugar de la diastólica, lo que incrementa la poscarga ventricular izquierda y disminuye el flujo sanguíneo coronario. Sphymocor es un dispositivo comercial que usa la PA en la arteria humeral y una función de transferencia generalizada (programa informático patentado) para convertir la onda radial, medida mediante tonografía de aplanamiento, en una onda de PA aórtica central derivada (v. fig. e46-1). Este dispositivo ha sido aprobado por la FDA para uso clínico (código CPT 93784). La tonometría de pulso proporciona dos mediciones principales de la rigidez aórtica que suelen ser altas en la hipertensión: velocidad de la onda de pulso e índice de refuerzo.40 Recientemente se ha aprobado para uso clínico un monitor de PA central ambulatoria durante24 h. Disfunción eréctil. La disfunción eréctil autoevaluada está presente en más de la mitad de los hombres con hipertensión y es un factor independiente predictivo de episodios cardiovasculares mortales y no mortales.57 Evaluación del daño de órgano diana. Clásicamente, las com- plicaciones de la hipertensión se consideran hipertensivas (causadas por el aumento de la PA por sí mismo) o ateroescleróticas (causadas por la ateroesclerosis concomitante), con un papel variable de la elevación de la PA. Sin embargo, esta es una visión simplista porque con frecuencia coexisten ambos tipos de complicaciones, como demuestra la retinopatía hipertensiva58 o la cardiopatía hipertensiva. Patogenia de la cardiopatía hipertensiva La hipertensión es un factor de riesgo principal no solo de EAC sino también de hipertrofia ventricular izquierda (HVI) e insuficiencia cardíaca. Hipertrofia por sobrecarga de presión La HVI es el distintivo anatómico de la cardiopatía hipertensiva. En pacien- tes hipertensos, la HVI es un potente factor de riesgo independiente para insuficiencia cardíaca, arritmias ventriculares y muerte súbita cardíaca (MSC), ictus isquémico, fibrilación auricular e ictus embólico.59 Repre- senta un fallo de diagnóstico y de tratamiento efectivo de la hipertensión. Algunos avances destacados han aumentado nuestro conocimiento de las vías de transducción de señal molecular subyacentes en el miocardio hipertensivo.60 Entre estas destacan la hipertrofia del miocito más hiper- trofia de la media de las arteriolas coronarias intramiocárdicas, depósito de colágeno con fibrosis perivascular e intersticial, debilitamiento capilar, y apoptosis y autofagia del miocardiocito. Estos procesos ocasionan una alteración de la contracción, relajación (lusitropía), perfusión y actividad electrica59 (fig. 46-15). Estas alteraciones son consecuencia de la sobrecarga de presión más activación neurohormonal acompañante, reprogramación fetal de los genes del miocardiocito e inflamación. En experimentos en animales, la A II, la aldosterona, la noradrenalina y la prorrenina aceleran la hipertrofia del miocardiocito por sobrecarga de presión y favorecen la fibrosis cardíaca, el distintivo de la HVI patológica (frente a la hipertrofia fisiológica mediante entrenamiento de ejercicio, que implica menos fibrosis). La resonancia magnética (RM) cardíaca sin contraste puede cuantificar en la actualidad la extensión de la fibrosis mediante mapeo T1.61 Clasificación y complicaciones La cardiopatía hipertensiva se clasifica según la gravedad de las com- plicaciones59 (tabla 46-4), que pueden ir desde disfunción diastólica asintomática leve hasta insuficiencia cardíaca con fracción de eyección conservada (ICFEc) o reducida (ICFEr). Lo más probable es que la hipertensión cause HVI e insuficiencia cardíaca en pacientes negros y en pacientes con NC. Deterioro de la reserva vasodilatadora coronaria e insuficiencia cardíaca El corazón hipertenso hipertrofiado tiene un flujo sanguíneo coro- nario en reposo normal, pero la reserva vasodilatadora está alterada porque el aumento de la masa de miocitos no se acompaña de un aumento proporcional de la microvasculatura miocárdica, sino de debilitamiento capilar. La isquemia microvascular es un distintivo de la cardiopatía hipertensiva y es más frecuente en las mujeres. Incluso en ausencia de ateroesclerosis, el corazón hipertensivo tiene una reserva vasodilatadora coronaria reducida o ausente, que provoca isquemia subendocárdica al aumentar la demanda miocárdica de oxígeno. La combinación de isquemia por demanda subendocárdica y fibrosis cardíaca altera la relajación diastólica, causando disnea de esfuerzo e ICFEc (v. capítulo 26). TABLA 46-3 Riesgos que influyen en el pronóstico en pacientes con hipertensión Factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares Cifra de PA sistólica y diastólica Cifra de presión diferencial (pacientes de edad avanzada) Edad: hombres > 55 años, mujeres > 65 años Tabaquismo Dislipidemia (C-LDL > 115 mg/dl) Glucemia en ayunas elevada/102-125 mg/dl) o intolerancia a la glucosa Antecedente familiar de enfermedad cardiovascular prematura Obesidad abdominal Daño de órgano diana asintomático Hipertrofia ventricular izquierda Engrosamiento o placa en la pared carotídea Filtración glomerular estimada baja ≤ 60 ml/min/1,73 m2 Microalbuminuria Índice de PA tobillo-brazo < 0,9 Daño de órgano diana consolidado Enfermedad cerebrovascular: ictus isquémico, hemorragia cerebral, accidente isquémico transitorio Cardiopatía: infarto de miocardio, angina, revascularización coronaria, insuficiencia cardíaca Nefropatía: nefropatía diabética, deterioro renal Enfermedad arterial periférica Retinopatía avanzada: hemorragias o exudados, edema de papila C-LDL, colesterol en lipoproteínas de baja densidad; PA, presión arterial. Modificado de Mancia G, Fagard R, Narkkiewicz K, et al. 2013 ESH/ESC practice guidelines for the management of arterial hypertension: Blood Pressure 2014;23:3. Diabetes mellitus Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 921 H ip erten sió n sistém ica: m ecan ism o s y d iag n ó stico 46 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . Enfermedad de vasos grandes La hipertensión es también un factor de riesgo importante de, y está pre- sente en, una inmensa mayoría de pacientes con disección aórtica,62 así como con aneurisma aórtico abdominal (AAA) y enfermedad arterial pe- riférica (v. capítulos 63 y 64). Se recomienda cribado mediante ecogra- fía abdominal única después de los 65 años en fumadores y en pacientes con hipertensión sistólica grave, y debe realizarse si se detectan pulsa- ciones aórticas por debajo del ombligo, porque la mayoría de los AAA se localizan en el origen de las arterias renales. Alrededor del 50% de los pacientes con arteritis de Takayasu tienen hipertensión (v. capítulo 94). Enfermedad cerebrovascular La hipertensión es un factor de riesgo principal de ictus y demencia, a menudo dos de las complicaciones más temidas del envejecimiento (v. capítulo 65). La hipertensión es responsable del 50% de los ictus. En personas hipertensas, el 80% de los ictus son isquémicos (trombóticos o embólicos) y el 20% son hemorrágicos. El inicio del ictus isquémico es más frecuente al despertar, en correlación con el ascenso matinal de la PA. Los pacientes hipertensos con soplos carotídeos asintomáticos deben someterse a una ecografía Doppler. Los pacientes de edad avanzada con HSA tienen un riesgo específico de ictus. En pacientes hipertensos de edad mediana o avanzada, las lesiones en la sustancia blanca cerebral asintomáticas muy frecuentes en la RM aceleran probablemente la atrofia cerebral y la demencia vascular asociadas al envejecimiento. Nefropatía crónica La hipertensión solo está precedida por la diabetes como factor de riesgo principal de NC. Clásicamente, el cambio patológico caracterís- tico de riñones fibrosos y pequeños (denominados nefroes- clerosis hipertensiva), probablemente como consecuencia de exposición crónica del parénquima renal a un flujo y una presión excesivos, es la causa más frecuente de ERT en los negros. La mayor propensión a la nefroesclerosis de los pacientes hipertensos negros no iberoamericanos está determinada en parte genéticamente por un alelo de riesgo ancestral africano en el cromosoma 22 (variantes APOLI).31 Deben realizarse cálculos cuantitativos de la excreción urinaria de albúmina y de FG (esta última a través de www. kdoqi.org) en una muestra puntual de orina. La microal- buminuria (definida como un índice albúmina/creatinina de 30 a 300 mg/día), es un marcador temprano sensiblede NC y un factor predictivo independiente de complicaciones ECV por hipertensión, porque refleja la enfermedad vas- cular sistémica. En pacientes con daño renal hipertensivo aumenta mucho el riesgo de ECV. Muchos pacientes con NC asociada a hipertensión mueren de IM, ictus, o MSC antes de presentar ERT. Formas identificables (secundarias) de hipertensión El tercer objetivo de la evaluación inicial del paciente hipertenso es detectar causas identificables de hipertensión, con posibilidad de curar a algunos pacientes, sobre todo aquellos con hipertensión grave o resistente a la medicación (tabla 46-5). Enfermedad del parénquima renal La enfermedad del parénquima renal es la causa más frecuente de hipertensión secundaria, responsable del 2-5% de todos los casos. El descenso de la glomerulonefritis crónica hace que la diabetes y la hipertensión sean los factores de riesgo de ECV más frecuentes. La NC, definida como un descenso de la FG a menos de 60 ml/min/1,73 m2 o albuminuria persistente de más de 300 mg/día, afecta al 11% (19,2 millones) aproximadamente de la población adulta estadounidense (v. capítulo 98). Como se ha explicado antes, una microalbuminuria de 30 a 300 mg/dl está muy relacionada con daño de órgano diana y debe determinarse en todo paciente hipertenso nuevo mediante análisis de una muestra de orina de micción única. La medición de la concen- tración sérica de creatinina por sí misma es una prueba de cribado inadecuada para el daño renal relevante, sobre todo en pacientes de edad avanzada. El aclaramiento de creatinina debe calcularse con la ecuación Cockcroft-Gault o con la ecuación Modification of Diet in Renal Disease (MDRD), aunque la última no tiene en cuenta otros factores que influyen en la producción muscular de creatinina, como la dieta y el acondicionamiento físico. La cistatina C sérica y la proteína de 13 kDa endógena filtrada por los glomérulos y reabsorbida y metabolizada por el epitelio tubular proximal, con excreción muy escasa en orina, son prometedoras como sustitutas de la creatinina sérica porque están menos afectadas por la masa muscular.63 Una vez que empieza la nefropatía es frecuente que progrese, siguiendo el concepto de que la pérdida de superficie de filtración conduce a hipertensión glomerular y sistémica, que causan más esclerosis glomerular, estableciendo un ciclo de enfermedad progresiva. Por esta razón es esencial identificar pronto el daño renal, porque la corrección de los factores causales o agravantes puede prevenir el progreso inexorable del daño renal. Estos factores son uropatía obs- tructiva, hipovolemia, compuestos nefrotóxicos y, lo más importante, hipertensión incontrolada. Nefropatías agudas La hipertensión puede aparecer con cualquier agresión intensa y brusca del riñón que altere notablemente la excreción de sal y agua, lo que conduce a expansión de volumen, o que disminuya el flujo sanguíneo renal (p. ej., isquemia renal bilateral súbita por émbolos de colesterol), o que active el SRAA (p. ej., obstrucción ureteral bilateral). La corrección de la hipertensión ha sido especialmente llamativa en hombres con retención crónica de orina de presión alta, que presentan insuficiencia renal e hipertensión grave que pueden mejorar al solucionar la obs- FIGURA 46-15 Mosaico de interacciones entre las lesiones microscópicas encontradas en el miocardio hipertenso, que causan alteraciones en la función ventricular izquierda, isquemia por demanda y arritmia. (Tomado de Morena, MU, Eiros R, Gavira JJ, et al. The hypertensive myocardium. Med Clin North Am 2017;101:43, 2017.) TABLA 46-4 Clasificación de la cardiopatía hipertensiva Clase I: disfunción diastólica asintomática mediante ecocardiografía sin hipertrofia ventricular izquierda Pacientes asintomáticos con relajación/rigidez ventricular izquierda alterada mediante ecocardiografía Doppler, un hallazgo frecuente en personas hipertensas > 65 años Clase II: hipertrofia ventricular izquierda IIA: con capacidad funcional normal (clase I de la NYHA) IIB: con capacidad funcional alterada (> clase II de la NYHA) Clase III: insuficiencia cardíaca con fracción de eyección conservada (ICFEc) Clase IV: insuficiencia cardíaca con fracción de eyección reducida (ICFEr) NYHA, New York Heart Association. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 922 Ca rd io lo g ía p re ve n ti va VI trucción. La hipertensión puede ser el signo de presentación de una vasculitis sistémica con afectación renal. Dos clases farmacológicas usadas con frecuencia –antiinflamatorios no esteroides (AINE) e inhibidores SRAA– pueden precipitar una lesión renal aguda (LRA) en pacientes con NC preexistente. Los AINE bloquean la síntesis de prostaglandinas, que actúan como vasodilatadoras en el interior del riñón. Los inhibidores renina-angiotensina, incluyendo los inhibidores de la ECA (IECA) y los antagonistas del receptor de angiotensina (ARA), pueden precipitar una insuficiencia renal aguda en pacientes con enfermedad renovascular bilateral cuya perfusión renal depende de una concentración alta de A II. Nefropatías crónicas El riñón es el culpable y la víctima en la hipertensión. En pacientes con NC, un tratamiento antihipertensivo demasiado agresivo, sobre todo con un inhibidor SRAA potente y un diurético potente, puede precipitar LRA. Sin embargo, un aumento modesto de la concentración sérica de creatinina, promediando 30% por encima de la cifra basal, pronostica mejor la conservación de la función renal, reflejando presumiblemente un descenso efectivo de la presión intraglomerular. Alrededor de dos tercios de los pacientes con NC tienen hipertensión nocturna enmas- carada detectable solo mediante MAPA (v. fig. 46-14).47 Los pacientes con nefropatía diabética tienen una protección específica contra el daño renal progresivo mediante descenso de la PA alta con un ARA o un IECA (v. capítulos 51 y 98). Los resultados del estudio Aliskiren Trial in Type 2 Diabetes Using Cardio-Renal Endpoints (ALTITUDE) muestran que la adición de aliskirén, un inhibidor directo de la renina, al bloqueo SRAA estándar con un IECA o un ARA en pacientes de riesgo alto con diabetes de tipo 2 no mejoró los criterios de valoración cardiovasculares ni renales comparada con solo bloqueo SRAA estándar, pero provocó una tasa más alta de episodios adversos, sobre todo hiperpotasemia e hipotensión.64 Por estos motivos, la FDA obligó a incluir un aviso en «recuadro negro» informando de que el alis- kirén está contraindicado en pacientes con diabetes de tipo 2 tratados con IECA o ARA y debe evitarse en pacientes no diabéticos trata- dos con IECA o ARA por NC no diabética. La mayoría de los pacientes con NC necesitan como mínimo dos fármacos además de un IECA o un ARA –por lo general, un diurético de asa o un diurético tiacídico potente y un antagonista del calcio– para controlar su hipertensión. Pacientes en hemodiálisis La hipertensión es un factor de riesgo de mortalidad en los pacientes en diálisis. Aparte de la influencia primaria del exceso de volumen de líquido, la acumulación de inhibidores endógenos de NOS y la hiperactividad simpática pueden acentuar la hipertensión. La PA puede ser especialmente lábil y sensible a los cambios de volumen de líquido. En pacientes con hemodiálisis de mantenimiento cada 48 h, la PA alta tiende a descender progresivamente después de la diálisis, permanecer baja durante las primeras 24 h y volver a subir durante el segundo día por retención de líquido. Conseguir gradualmente y mantener el peso seco, como con hemodiálisis nocturna durante 8 h, puede mejorar mucho el control de la PA. Trasplante renal Aunque el trasplante renal puede curar
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