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1455© 2019. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos TIPOS DE VÁLVULAS PROTÉSICAS CARDÍACAS, 1455 Válvulas mecánicas, 1455 Válvulas tisulares, 1455 Comparación de válvulas mecánicas y tisulares, 1457 Comparación de válvulas quirúrgicas y colocadas transcatéter, 1457 ELECCIÓN DEL PROCEDIMIENTO DE REEMPLAZO VALVULAR Y DE LA PRÓTESIS, 1457 Elección del procedimiento, 1457 Elección de la prótesis valvular, 1457 TRATAMIENTO MÉDICO Y VIGILANCIA TRAS EL REEMPLAZO VALVULAR, 1458 Tratamiento antitrombótico, 1458 Gestación, 1458 Profilaxis de la endocarditis infecciosa, 1458 Evaluación clínica, 1458 EVALUACIÓN Y TRATAMIENTO DE LA DISFUNCIÓN DE LAS VÁLVULAS PROTÉSICAS, 1459 Discordancia paciente-prótesis, 1460 Deterioro estructural valvular, 1460 Regurgitación paravalvular, 1460 Tromboembolia y hemorragia, 1461 Trombosis en prótesis valvular, 1462 Endocarditis infecciosa, 1462 Anemia hemolítica, 1462 BIBLIOGRAFÍA, 1462 71 Válvulas protésicas cardíacas PHILIPPE PIBAROT Y PATRICK T. O’GARA En las últimas seis décadas hemos asistido a avances significativos en la supervivencia de los pacientes y en los resultados funcionales tras una cirugía de reemplazo de válvulas cardíacas.1 Los refinamientos continuos en el diseño de las prótesis valvulares y en su funcionamiento, las técnicas quirúrgicas, la conservación del miocardio, la perfusión sis- témica, la protección cerebral y el tratamiento anestésico han permitido la aplicación de tratamientos valvulares quirúrgicos y transcatéter a un espectro más amplio de pacientes. Los abordajes quirúrgicos mínima- mente invasivos y el uso agresivo de la reparación valvular primaria cuando sea anatómicamente adecuada son práctica rutinaria en la mayoría de los centros de alto volumen de pacientes. Los equipos de válvulas cardíacas se han constituido para proporcionar una valoración y tratamiento multidisciplinares a pacientes complejos, incluido el uso de reemplazo de válvulas cardíacas transcatéter o de su reparación cuando sea adecuado2 (v. capítulo 72). La National Adult Cardiac Database de la Society of Thoracic Surgeons (STS) ha informado de la realización de más de 43.000 operaciones de reemplazo de válvulas aórtica o mitral (con o sin derivación de arterias coronarias) durante 2015.3 Una familiarización con las características hemodinámicas específicas, la durabilidad, la trombogenia y las limitaciones inherentes de los sustitutos de válvulas cardíacas disponibles, así como con su potencial de complicaciones a largo plazo, resulta clave para una toma de decisiones clínica adecuada en los pacientes en quienes la reparación no resulta adecuada o no es factible. La elección de la prótesis valvular es en sí misma un com- promiso entre la durabilidad y el riesgo de tromboembolia, con los riesgos asociados y las limitaciones en el estilo de vida de la anticoagulación. La válvula sustitutiva ideal sigue siendo un objetivo pendiente. TIPOS DE VÁLVULAS PROTÉSICAS CARDÍACAS Válvulas mecánicas Los tres tipos básicos de válvulas protésicas mecánicas son las bivalvas, las de disco oscilante y las de bola encerrada (fig. 71-1; v. también fig. 14-55). La válvula bivalva St. Jude se utilizó por primera vez en 1977 y es la prótesis mecánica más implantada a escala mundial. Consta de dos «valvas» o discos pirolíticos semicirculares con un orificio central en hendidura entre las mismas y dos orificios semicirculares mayores laterales. El ángulo de apertura de las valvas en relación con el plano del anillo se sitúa en un rango entre 75 y 90°. La válvula CarboMedics es una variante de la St. Jude que puede rotarse para evitar la limitación del desplazamiento de la valva por el tejido subvalvular. Para un tamaño de anillo dado, el área del orificio eficaz (AOE) es generalmente mayor y el gradiente de presión transprotésico es menor en las válvulas mecánicas bivalvas en comparación con las válvulas de disco oscilante. Como el orificio central es más pequeño que los orificios laterales en las válvulas bivalvas, la veloci- dad del flujo sanguíneo puede ser localmente mayor en la zona entrante del orificio central; este fenómeno puede llevar a una sobrestimación del gradiente y a una infraestimación del AOE en la ecocardiografía trans- torácica (ETT)4,5 (v. capítulo 14). Las válvulas bivalvas presentan una pequeña regurgitación normal («chorro de lavado»), diseñada en parte para reducir el riesgo de formación de trombos. Se pueden identificar un pequeño chorro central y dos convergentes que se originan en los puntos bisagra de los discos en las imágenes de flujo Doppler color. Las válvulas de disco oscilante o monovalvas utilizan un disco circular único que rota dentro de un anillo rígido para ocluir o abrir el orificio valvular. El disco está fijado mediante pilares metálicos laterales o centrales. El ángulo de apertura del disco en relación con el anillo valvular es de 60 a 80°, lo que da lugar a dos orificios de diferente tamaño. El ángulo de apertura no perpendicular del oclusor valvular tiende a aumentar ligeramente la resistencia al flujo sanguíneo, particularmente en los orificios principales. Las válvulas de disco oscilante también presentan un pequeño volumen de regurgitación, surgido de los pequeños huecos en el perímetro de la válvula. La voluminosa válvula Starr-Edwards de bola encerrada, la prótesis valvular cardíaca disponible comercialmente más antigua que se utilizó por primera vez en 1965, raramente se implanta en la actualidad. Las válvulas de bola encerrada son más trombógenas y tienen unas características hemodinámicas de funcionamiento menos favorables que las válvulas tanto bivalvas como de disco oscilante. Las válvulas mecánicas actualmente disponibles tienen una durabilidad a largo plazo excelente, hasta con 45 años para la válvula Starr-Edwards y más de 30 años para la válvula St. Jude. El deterioro estructural, ejemplificado por algunas prótesis de Björk-Shiley de antigua generación (fractura de pilar con embolización del disco) y de Starr-Edwards (oscilaciones de la esfera), es actualmente muy raro. La libertad de fallecimientos a 10 años relacionados con la válvula supera el 90% para las válvulas bivalvas, tanto St. Jude como CarboMedics. Todos los pacientes con válvulas mecánicas requieren anticoagulación de por vida con un antagonista de la vitamina K (AVK). Los problemas a largo plazo asociados a las válvulas mecánicas incluyen endocarditis infecciosas, regurgitación paravalvular (RPV), anemia hemolítica, trom- boembolia/trombosis valvular, crecimiento interno de paños (pannus) y complicaciones hemorrágicas relacionadas con la anticoagulación. Válvulas tisulares Entre las válvulas tisulares o biológicas hay bioprótesis con o sin soporte (porcinas, bovinas), homoinjertos (o aloinjertos) de cadáver, y autoinjer- tos de origen pericárdico o valvular pulmonar (v. fig. 71-1; v. también fig. 14-57). Las válvulas tisulares constituyen una alternativa de válvulas cardíacas menos trombógena y que no requiere anticoagulación a largo plazo en ausencia de factores de riesgo adicionales para tromboembolia. Válvulas bioprotésicas con soporte El diseño tradicional de una válvula de heteroinjerto consta de tres valvas biológicas hechas de válvula aórtica porcina o de pericardio Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1456 En fE rm Ed a d Es d E la s vá lv u la s ca rd ía ca s VIII bovino tratadas con glutaraldehído para reducir su antigenicidad. Las valvas están montadas sobre un anillo de metal o polimérico de soporte; se abren a un orificio circular durante la sístole, asemejando la anatomía de una válvula aórtica nativa (v. fig. 71-1). La inmensa mayoríade las válvulas bioprotésicas están tratadas con fármacos o procesos anticalcificantes. Las generaciones más recientes de válvulas pericárdicas bovinas (Carpentier-Edwards Magna o St. Jude Trifecta) ofrecen un mejor funcionamiento hemodinámico en comparación con las bioprótesis de las generaciones previas. Se puede detectar un pequeño grado de regurgitación mediante imágenes de flujo Doppler color en el 10% de las bioprótesis con funcionamiento normal. Una limitación de las generaciones previas de válvulas bioprotésicas era su durabilidad limitada debido al deterioro estructural valvular (DEV), que comienza típicamente 5-7 años después de su implantación, pero que varía según la posición y la edad en el momento del implante, con cambios tisulares que se caracterizan por calcificación, fibrosis, laceraciones y perforaciones. El DEV aparece antes en las válvulas mitrales que en las aórticas, quizá debido a la exposición de las prótesis mitrales a presiones de cierre del ventrículo izquierdo (VI) relativamente más altas. El proceso del DEV se acelera en pacientes más jóvenes, en los que tienen un metabolismo alterado del calcio (nefropatía terminal) y posiblemente en las mujeres embarazadas, independientemente de una edad menor. Con las válvulas bioprotésicas de generaciones más recientes la durabilidad es excelente, con tasas de DEV del 2-10% a los 10 años, del 10-20% a los 15 años y del 40% a los 20 años.6,7 Válvulas bioprotésicas sin soporte El anillo rígido de sutura y la construcción basada en el soporte de ciertas bioprótesis permiten una implantación y manteni- miento más sencillos de las relaciones tridimensionales de las valvas. Sin embargo, estas características también contribuyen a la limitación del funcionamiento hemodinámico. Las válvulas porcinas sin soporte se desarrollaron en parte para superar estos problemas (v. fig. 71-1). Su uso ha quedado restringido a la posición aórtica. Su implantación supone un mayor reto técnico, ya sea colocada en posición subcoronaria e como parte de una minirraíz, por lo cual estas válvulas solo son de elección para una minoría de cirujanos. Los gradientes medios postoperatorios tempranos pueden ser inferiores a 15 mmHg, con mejoría adicional en el funcionamiento de la válvula con el tiempo gracias a la remodelación de la raíz aórtica, menores gradientes transvalvulares pico en ejercicio y reducción más rápida de la masa del VI.8 Se han desarrollado también válvulas bioprotésicas sin suturas para reducir la complejidad y duración de la implantación de las válvulas (v. fig. 71-1). Homoinjertos Los homoinjertos de válvula aórtica se obtienen de cadáveres humanos durante las 24 h posteriores al fallecimiento y son tratados con antibióticos y crioconservados a −196 °C. Actual- mente se suelen implantar en forma de sustitución total de la raíz con reimplantación de las arterias coronarias. Las válvulas homoinjertos parecen resistentes a la infección y son de elección para algunos cirujanos para el tratamiento de la endocarditis de la válvula y la raíz aórticas durante la fase activa. No requieren inmunodepresión ni anticoagulación de rutina. A pesar de las expectativas iniciales, la durabilidad a largo plazo por encima de 10 años no es superior a la de las válvulas pericárdicas de la generación actual,9 y su reintervención puede resultar un problema técnico mayor. Autoinjertos En el procedimiento Ross, se obtiene la propia válvula pulmonar o autoinjer to del paciente en forma de pequeño bloque tisular que incluye la válvula pulmonar, el anillo y la arteria pulmonar proximal, el cual se inserta en la posición aórtica, habitualmente como sustitución completa de la raíz con reim- plantación de las arterias coronarias.9 La válvula pulmonar y el tracto de salida del ventrículo derecho son posteriormente sus- tituidos por un homoinjerto aórtico o pulmonar. El procedimiento requiere, por tanto, dos operaciones valvulares separadas, un tiempo de derivación cardiopulmonar más prolongado y un arduo proceso de aprendizaje. Con una adecuada selección de pacientes jóvenes por cirujanos expertos en centros hospitalarios de excelencia con experiencia, las tasas de mortalidad son inferiores al 1%, y las tasas de supervivencia a 20 años llegan hasta el 95%, similares a las de la población general.10 Las ventajas de los aloinjertos incluyen la capacidad de aumentar en tamaño durante el crecimiento infantil, unas excelentes características de funcionamiento hemodinámico, la ausencia de trombogenicidad y la resistencia a infecciones. Las características de funcionamiento hemodinámico de un autoinjerto pulmonar son similares a las de una válvula aórtica nativa normal. Este procedimiento se suele reservar para niños y adultos jóvenes, pero debe evitarse en pacientes con raíces aórticas dilatadas, dada la inaceptable alta incidencia de degeneración acelerada, dilatación del autoinjerto pulmonar y regurgitación significativa. FIGURA 71-1 Diferentes tipos de modelos de prótesis valvulares y sus complicaciones. A. Válvula mecánica bivalva St. Jude. B. Válvula mecánica monovalva Medtronic Hall. C. Válvula mecánica de esfera encerrada Starr-Edwards. D. Válvula bioprotésica porcina con soporte Med - tronic Mosaic. E. Válvula bioprotésica de pericardio bovino con soporte Edwards Magna. F. Válvula bioprotésica porcina sin soporte Medtronic Freestyle. G. Válvula bioprotésica transcatéter expansible con balón Edwards SAPIEN 3. H. Válvula bioprotésica transcatéter autoexpansible Med- tronic CoreValve Evolut. I. Válvula bioprotésica sin suturas Sorin Perceval. J. Trombo obstructivo sobre el disco oscilante de una válvula protésica. K. Crecimiento interno de paños que interfiere en la apertura de las valvas de una válvula mecánica bivalva. L. Rotura del soporte externa y fuga por una valva en una prótesis de Björk-Shiley. M. Trombosis en una válvula aórtica transcatéter autoexpansible. N. Degeneración calcificada de las valvas y laceración en una prótesis biológica porcina. O. Degeneración calcificada de las valvas y estenosis en una válvula aórtica transcatéter autoexpansible. (F, tomado de Seeburger J, Weiss G, Borger MA, Mohr FW. Structural valve deterioration of a CoreValve prosthesis 9 months after implantation. Eur Heart J 2013;34:1607; I, por cortesía de LivaNova PLC/Sorin Group; K, por cortesía del Dr. Christian Couture, Québec Heart & Lung Institute; M, tomado de American Heart Association. Latib A, Naganuma T, Abdel-Wahab M, et al. Treatment and clinical outcomes of transcatheter heart valve thrombosis. Circ Cardiovasc Interv 2015;8:1-8; N, por cortesía de Gosta Petterson, Cleveland Clinic.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1457 V álvu las p ro tésicas card íacas © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . Válvulas bioprotésicas transcatéter El reemplazo de la válvula aórtica transcatéter (RVAT) es una valiosa alternativa del reemplazo de la válvula aórtica quirúrgico en pacientes con estenosis aórtica (EA) grave sintomática considerados de riesgo quirúrgico extremo, alto o intermedio (v. capítulo 72). Actualmente hay dos tipos principales de válvulas aórticas colocadas a través de catéter: válvulas expansibles con balón y válvulas autoexpansibles (v. fig. 71-1). Las válvulas expansibles con balón Edwards SAPIEN XT y SAPIEN 3 constan de una válvula de pericardio bovino de tres valvas montada sobre un marco de cobalto y cromo. Estas válvulas están disponibles en tamaños de 20, 23, 26 y 29 mm. Las vías de acceso habituales para el RVAT son transfemoral, transapical y transaórtica. Aproximadamente el 75-80% de los procedimientos de RVATse realizan actualmente por abordaje transfemoral. A medida que los tamaños de la vaina del catéter se reducen (actualmente 14 o 16 F para la mayoría de las válvulas), se anticipa que el equilibrio se desplazará aún más hacia el abordaje transfemoral. Este abordaje se asocia a menor mortalidad y a una recuperación más rápida en comparación con los abordajes alternativos de acceso. La válvula expansible con balón CoreValve consta de tres valvas de pericardio porcino situadas en posición relativamente alta en un marco de nitinol con el fin de conseguir una colocación verdaderamente supraa- nular, y está disponible en tamaños de 26, 29 y 31 mm. La válvula CoreValve se implanta con mayor frecuencia a través de un abordaje transfemoral. Para un tamaño del anillo aórtico determinado, las válvulas trans- catéter tienen AOE mayores y menores gradientes en comparación con las válvulas bioprotésicas quirúrgicas.11 Se produce con mucha más frecuencia, sin embargo, RPV tras una RVAT (v. fig. 14-61), lo cual tiene consecuencias adversas a largo plazo.12 Aparece regurgitación en el 25-60% de los pacientes, y es una regurgitación de moderada a grave en el 3-20%.13,14 La RPV moderada o grave se asocia con un aumento 2-2,5 veces en la mortalidad.13 La válvula expansible con balón a través de catéter (SAPIEN 3) fue diseñada con un faldón para reducir la RPV. La tasa de regurgitación de moderada a grave ha disminuido a menos del 3% con su uso.15 Algunos estudios sugieren que las válvulas autoexpansibles tienen AOE ligeramente mayores y menores gradientes, pero, en cierto modo, mayores tasas de RPV que las válvulas expansibles por balón.16 Comparación de válvulas mecánicas y tisulares Hay diferencias evidentes entre los tipos de válvulas en relación con su du- rabilidad (p. ej., indefinida para las mecánicas frente a limitada para las vál- vulas tisulares) y la necesidad de anticoagulación (p. ej., obligatoria con las mecánicas frente a ninguna para las válvulas tisulares en ausencia de otros factores de riesgo de tromboembolia). Las características de funcionamiento hemodinámico a plazo corto-intermedio de las prótesis mecánicas de perfil bajo (p. ej., St. Jude) son comparables a las de las válvulas tisulares con soporte de un tamaño similar. No hay diferencias importantes en cuanto a las tasas de endocarditis en prótesis valvulares (EPV) (v. capítulo 73), aunque algunas series han sugerido una mayor incidencia de infecciones (< 1 año) con las válvulas mecánicas frente a las bioprótesis.17 En el ensayo clínico aleatorizado Veterans Affairs estadounidense llevado a cabo entre 1977 y 1982, los pacientes que iban a ser sometidos a reemplazo de la válvula aórtica (RVA) presentaron una mejor supervivencia a 15 años con una válvula mecánica que con una válvula bioprotésica, mientras que no hubo diferencias en la supervivencia entre el reemplazo de la válvula mitral (RVM) con válvula mecánica frente a biológica (v. «Bi- bliografía clásica»: Hammermeister et al.). Con el RVA, el aumento de la mortalidad entre los pacientes asignados para bioprótesis se debió en gran medida a la mayor tasa de DEV. Hubo un mayor riesgo de hemorragia con el reemplazo por válvulas mecánicas, pero no se apreciaron diferencias significativas para otras complicaciones relacionadas con la válvula, como tromboembolia o EPV. Un ensayo clínico aleatorizado reciente menos extenso sobre pacientes de 55-70 años de edad con patología valvular aórtica tampoco demos- tró diferencias en la supervivencia a largo plazo entre las válvulas mecá- nicas de última generación y las bioprotésicas, con mayores tasas de DEV y de reintervención para los pacientes con bioprótesis, pero sin otras di- ferencias en cuanto a los puntos de análisis secundarios.18 En un análisis sobre más de 39.000 pacientes con RVA de 65-80 años de edad del que se informó a la Adult Cardiac Surgery Database de la STS y asociado a Medicare, los pacientes a quienes se implantó una bioprótesis tuvieron un riesgo de fallecimiento ajustado similar, mayores riesgos de reintervención y endocarditis, y menores riesgos de accidente cerebro- vascular (ACV) y hemorragia, en comparación con los pacientes que reci- bieron una válvula mecánica.19 Dos análisis equiparados en propensión del Statewide Planning and Research Cooperative System (SPARCS) de Nueva York no indicaron di- ferencias en cuanto a supervivencia para los pacientes de 50-69 años de edad a quienes implantaron prótesis mecánicas frente a bioprótesis, sea RVA o RVM.20,21 Las tasas de ACV o de hemorragia fueron mayores, mientras que las tasas de reintervención resultaron menores entre los receptores de válvulas mecánicas. Se describió, sin embargo, una ventaja en cuanto a supervivencia entre los pacientes de este grupo de edad a quien implantó una válvula mecánica en vez de una bioprotésica en el sistema suizo para el registro Enhancement and Development of Evidence- Based Care in Heart Disease Evaluated According to Recommended Therapies (SWEDEHEART).22 El riesgo de ACV resultó similar entre los grupos, aunque las tasas de hemorragia fueron mayores y la necesidad de reintervención resultó menor tras el reemplazo por una válvula. Comparación de válvulas quirúrgicas y colocadas transcatéter El RVAT está bien establecido para el tratamiento de pacientes de alto riesgo e inoperables con EA sintomática grave2,12,23 (v. capítulo 72). Más aún, ensayos clínicos recientes han demostrado que el RVAT es equivalente o superior al RVA quirúrgico en pacientes con riesgo quirúrgico intermedio.15,24,25 En estos ensayos clínicos, el RVAT a través de un abordaje transfemoral presentó una menor incidencia de fallecimiento o de ACV, mientras que con abordaje transtorácico, los resultados fueron similares para el reemplazo valvular quirúrgico y transcatéter. El RVAT también consiguió mayores AOE y menores tasas de lesión renal aguda, hemorragia grave y fibrilación auricular de nueva aparición que el RVA quirúrgico. El RVA quirúrgico tuvo menos complicaciones vasculares mayores y menos regurgitación aórtica paravalvular. ELECCIÓN DEL PROCEDIMIENTO DE REEMPLAZO VALVULAR Y DE LA PRÓTESIS Una vez establecida la indicación de reemplazo valvular, el siguiente paso es la elección del tipo de procedimiento (reparación frente a reem- plazo) y del tipo de prótesis valvular de resultar necesario el reemplazo.2 Las directrices de 2014 de la American Heart Association y el American College of Cardiology (AHA/ACC) para el tratamiento de los pacientes con enfermedad valvular cardíaca aconsejan una toma compartida de decisiones (pacientes-cardiólogo-cirujano cardíaco) sobre la elección de la intervención (reparación o reemplazo, transcatéter o quirúrgica), así como sobre el tipo de prótesis valvular (mecánica o bioprótesis).2,26 Esta elección se basa en la consideración de varios factores, entre los que están la durabilidad de la válvula, la hemodinámica esperada para el tipo y el tamaño específicos de la válvula, el riesgo quirúrgico o de la intervención, la potencial necesidad de anticoagulación a largo plazo y las preferencias del paciente. Elección del procedimiento En pacientes con EA grave que tienen indicación de RVA (v. capítulo 68), la elección entre RVA quirúrgico y RVAT se basa en el riesgo quirúrgico predicho, que se establece mediante una combinación de la estimación STS-PROM (http://riskcalc.sts.org/stswebriskcalc/ ), la debilidad del paciente, la disfunción de sistemas orgánicos mayores y los impedimentos específicos del procedimiento.2 Se recomienda el RVAT en pacientes que cumplen indicaciones para RVA por EA grave y en quienes el riesgo quirúrgico es prohibitivo y la supervivencia predicha tras el RVA es mayor de 1 año. Se recomienda RVA o RVAT para los pacientes con alto riesgo quirúrgico, en función de los riesgos y preferencias del procedimiento específicos de cada paciente. El RVAT es una alternativa razonable al RVA quirúrgico para los pacientes deriesgo intermedio, mientras que el RVA quirúrgico es recomendable para los pacientes con bajo riesgo quirúrgico.26 En pacientes con insuficiencia mitral (IMi) primaria crónica grave que cumplen indicaciones de cirugía valvular mitral (v. capítulo 69) se recomienda la reparación de la válvula mitral frente al RVM cuando se pueda conseguir una reparación adecuada y duradera.2 En pacientes con IMi secundaria crónica, el RVM puede resultar superior a la reparación de la válvula mitral, porque se asocia a tasas más bajas de recidiva de IMi.27 La reparación por anuloplastia de la válvula tricúspide se lleva a cabo con frecuencia durante una cirugía de válvulas izquierdas cuando la insuficiencia tricuspídea (IT) es grave o cuando existe una dilatación significativa del anillo tricuspídeo (> 40 mm), a pesar de que solo exista grado leve o moderado de IT2 (v. capítulo 70). El reemplazo de la válvula tricúspide se lleva a cabo por una enfermedad grave que no permite su reparación, como en caso de patología reumática avanzada, un carcinoide o una endocarditis destructiva. El reemplazo de la válvula pulmonar quirúrgico o transcatéter es infrecuente en el adulto. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1458 En fE rm Ed a d Es d E la s vá lv u la s ca rd ía ca s VIII Elección de la prótesis valvular Se recomienda una bioprótesis a pacientes de cualquier edad en quienes el tratamiento anticoagulante está contraindicado, no puede ser controlado adecuadamente o no se desea.2,26 Es razonable una prótesis mecánica para el RVA o RVM en pacientes de menos de 50 años que no presentan contraindicaciones para la anticoagulación, mientras que la bioprótesis resulta razonable en pacientes mayores de 70 años.26 Resulta razonable una válvula bioprotésica o mecánica en pacientes de 50 a 70 años de edad. La bioprótesis es razonable para mujeres jóvenes que planean gestación para evitar los riesgos de la anticoagulación en este contexto. TRATAMIENTO MÉDICO Y VIGILANCIA TRAS EL REEMPLAZO VALVULAR Tratamiento antitrombótico Principios generales En la tabla 71-1 se muestra el tratamiento antitrombótico que se recomienda en las directrices de 2014 de la AHA/ACC para los diferen- tes tipos de procedimientos y válvulas protésicas.2 Todos los pacientes con válvulas cardíacas mecánicas precisan anticoagulación de por vida con un AVK, cuya intensidad varía en función del tipo o trombogenicidad valvulares, la posición y el número de válvulas y la presencia de factores de riesgo adicionales para tromboembolia, como fibrilación auricular, disfunción sistólica del VI, antecedentes de tromboembolia y estado de hipercoagulabilidad. El tratamiento anticoagulante con inhibidores directos de la trombina o fármacos anti-Xa por vía oral no debe utilizarse en pacientes con prótesis mecánicas2 (v. capítulo 93). Aunque no hay un consenso claro, se puede utilizar un AVK incluso en ausencia de factores de riesgo de tromboembolia durante los primeros 3-6 meses tras el RVA o el RVM bioprotésico.26 El tratamiento a largo plazo en pacientes con RVA y RVM con bioprótesis de bajo riesgo consiste en dosis bajas de ácido acetilsalicílico, aunque no hay datos que apoyen esta práctica. Interrupción del tratamiento antitrombótico En la interrupción planificada del tratamiento con AVK para una cirugía no cardíaca hay que tener en cuenta los siguiente: la naturaleza del procedimiento; la magnitud del riesgo de tromboembolia en función del tipo, la posición y el número de válvulas; los factores de riesgo subyacentes del paciente, y el riesgo contrario de hemorragia peri- procedimiento.2 Los pacientes de bajo riesgo con válvulas bivalvas o de disco oscilante de bajo perfil en posición aórtica pueden habitualmente suspender el tratamiento con AVK 3-5 días antes de la cirugía no cardíaca y luego retomarlo postoperatoriamente tan pronto como se considere seguro, sin la necesidad de un «puente» con heparina. En todos los demás pacientes hay que administrar heparina de bajo peso molecular (HBPM) o heparina no fraccionada (HNF) intravenosa tanto antes como después de la cirugía, según indique el cirujano. El uso de HBPM evita la necesidad de hospitalización preoperatoria. Los datos de ensayos clínicos aleatorizados son escasos, y la variabilidad institucional/de operador es grande respecto al uso de estrategias puente para cirugías no cardíacas en tales pacientes. Gestación Las mujeres gestantes con válvulas protésicas deben ser vigiladas estrechamente debido a que la mayor carga hemodinámica puede causar o empeorar una insuficiencia cardíaca si se produce disfunción de la válvula protésica o si el estado de hipercoagulabilidad asociado al embarazo aumenta el riesgo de trombosis valvular (v. capítulo 90). Todos los regímenes antitrombóticos comportan un mayor riesgo para el feto, un riesgo aumentado de aborto y complicaciones hemorrágicas para la madre. Por tanto, las pacientes necesitan un asesoramiento adecuado, estrecha vigilancia y ajustes del tratamiento anticoagulante. En mujeres gestantes con válvulas mecánicas, resulta razonable dar warfarina (clase IIa) durante el primer trimestre si la dosis es de 5 mg/ día o menor y está recomendada (clase I) para conseguir un cociente normalizado internacional (INR) terapéutico diana en el segundo y tercer trimestres. Se recomienda la interrupción de la warfarina y el inicio de HNF intravenosa antes de un parto vaginal planificado en mujeres gestantes con una válvula mecánica. Profilaxis de la endocarditis infecciosa Los pacientes con prótesis valvulares tienen mayor riesgo de endocarditis infecciosa debido a la superficie de la válvula extraña y al anillo de soporte. Solo está indicada la profilaxis antibiótica (clase IIa) en los pacientes con válvulas protésicas que son sometidos a procedimientos odontológicos que incluyen la manipulación de tejido gingival, la región periapical de los dientes o la perforación de la mucosa oral (v. capítulo 73). Ya no se recomienda la profilaxis en procedimientos no dentales, como ecocardio- grafía transesofágica (ETE), esofagogastroduodenoscopia, colonoscopia o cistoscopia (a no ser que exista infección activa en estas áreas).17,26 Evaluación clínica Las consultas postoperatorias deben iniciarse aproximadamente 3-4 semanas después de la implantación de la válvula. La primera visita se centra en garantizar una transición suave entre el hospital/centro de rehabilitación y el domicilio, conciliar la medicación y evaluar la función neurocognitiva, la cicatrización de las heridas, el estado de volumen, el ritmo cardíaco y las características auscultatorias de la función de la prótesis valvular. La historia clínica en las visitas sucesivas se adapta a la TABLA 71-1 Tratamiento antitrombótico en pacientes con válvulas protésicas válvula PrOTÉsIca avK (Inr OBJETIvO) aas (75-100 mg) clOPIdOGrEl (75 mg) clasE Válvulas mecánicas RVA: válvulas bivalvas o de discos oscilantes únicos de la generación actual y sin factores de riesgo para tromboembolia* Sí (INR: 2,5) Sí No I RVA: válvulas de generación más antiguas† y/o cualquier factor de riesgo para tromboembolia* Sí (INR: 3) Sí No I RVM: válvulas mecánicas Sí (INR: 3) Sí No I RVA: sobre válvula X y sin factores de riesgo para tromboembolia Sí (INR: 1,5-2) Sí No IIb Válvulas bioprotésicas RVA o RVM: primeros 3-6 meses Sí (INR 2,5) Sí No IIa RVA o RVM: pasados los primeros 3-6 meses No Sí No I Válvulas aórticas transcatéter Primeros 3 meses Si Sí Sí IIb Primeros 3-6 meses No Sí Sí IIb Pasados los primeros 6 meses No Sí No IIb AAS, ácido acetilsalicílico; AVK, antagonistas de vitamina K; INR, cociente normalizado internacional; RVA, reemplazode la válvula aórtica; RVM, reemplazo de la válvula mitral. *Factores de riesgo para tromboembolia: fibrilación auricular, disfunción del ventrículo izquierdo (VI) (fracción de eyección del VI ≤ 35%), dilatación de la aurícula izquierda (AI) (diámetro de AI ≥ 50 mm), tromboembolia previa y estado de hipercoagulabilidad. †Válvulas de esfera encerrada, válvulas de disco oscilante único de generaciones más antiguas. Tomado de Nishimura RA, Otto CM, Bonow RO et al. 2017 AHA/ACC focused update of the 2014 AHA/ACC guideline on the management of patients with valvular heart disease. J Am Coll Cardiol 2017;70:252-89. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1459 V álvu las p ro tésicas card íacas © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . detección de síntomas sugestivos de insuficiencia cardíaca o de reducción de la capacidad funcional, arritmia, tromboembolia o infección. En todos los pacientes anticoagulados se debe valorar el cumplimentado del protocolo recomendado sobre determinaciones del INR y el tiempo relativo que permanecen en un rango terapéutico. Hay que identificar los posibles problemas hemorrágicos. En cada consulta se repite una evaluación cardiovascular específica. Se deben repetir las instrucciones respecto a la profilaxis antibiótica. Tras los primeros 6 meses, las visitas de control se pueden llevar a cabo anualmente si no surgen problemas adicionales. El cirujano debe solicitar una radiografía de tórax durante la primera consulta para evaluar el posible derrame pleural residual, el neumotórax, la aireación pulmonar y el tamaño cardíaco. Se suele obtener de rutina un electrocardiograma (ECG), que debe analizarse sobre el ritmo, la conducción y los cambios en la repolarización dinámica. Hay que determinar los valores postoperatorios basales de hemoglobina, hemato- crito, lactato deshidrogenasa (LDH) y bilirrubina en todos los pacientes con válvulas cardíacas mecánicas, lo que permitirá realizar futuras comparaciones en el caso de que se sospeche hemólisis. Resulta menos útil el seguimiento de la haptoglobina sérica. Si resultan clínicamente relevantes, se pueden llevar a cabo otros estudios analíticos. Ecocardiografía Doppler. Se recomienda una exploración inicial de ETT llevada a cabo de 6 semanas a 3 meses después de la implantación de una prótesis valvular con el fin de analizar los resultados de la cirugía y servir como línea de base de comparación en el caso de que posteriormente aparezcan complicaciones o deterioro. Se recomienda asimismo la repetición de la ETT si hay cambios en los síntomas o signos clínicos sospechosos de disfunción valvular. En pacientes con una válvula bioprotésica, se recomienda un seguimiento rutinario normal con ETT pasados 5 años según la American Society of Echocardiography (ASE),4 pero no hasta el 10.° año según las directrices de 2014 de la AHA/ACC.2 Estudios recientes estiman que entre el 25 y el 30% de los pacientes con una bioprótesis implantada durante menos de 10 años en posición aórtica tienen algún grado de degeneración o disfunción valvular.7 En pacientes con válvulas mecánicas no está indicada la ecocardiografía rutinaria anual en ausencia de cambios en el estado clínico.2 Un ecocardiograma completo incluye imágenes bidimensionales de la válvula protésica, la evaluación de la morfología y movilidad de las valvas/oclusores valvulares, la medición de la velocidad y de los gradientes transprotésicos, el AOE de la válvula, el índice de velocidad del Doppler, la estimación del grado de regurgitación, la evaluación del tamaño y la función sistólica del VI, y el cálculo de la presión sistólica en la arteria pulmonar4,5 (v. capítulo 14). La RPV es más habitual tras un RVAT que tras el RVA quirúrgico, y la medición del AOE de la válvula tiene mayor dificultad en las válvulas implantadas transcatéter que en las quirúrgicas debido al soporte valvular en el tracto de salida del VI.26,28 Dado que las válvulas transcatéter son dispositivos relativamente nuevos, se recomienda un seguimiento más frecuente siguiendo las recomendaciones específicas de la ASE y el Valve Academic Research Consortium (VARC) sobre evaluación mediante ecocardiografía Doppler de estas nuevas válvulas.28 EVALUACIÓN Y TRATAMIENTO DE LA DISFUNCIÓN DE LAS VÁLVULAS PROTÉSICAS La sospecha de disfunción de una válvula protésica puede surgir por la aparición de un nuevo ruido o síntoma en un paciente con válvula protésica o por el hallazgo incidental de velocidades y gradientes de flujo anormalmente elevados detectados durante una ecocardiografía de rutina. La ecocardiografía Doppler es el método de elección para valorar la función de las válvulas protésicas, identificar y cuantificar la estenosis o regurgitación a través de la válvula protésica, e identificar las discordancias paciente-prótesis4,5 (figs. 71-2 y 71-3). La cinerradioscopia FIGURA 71-2 La evaluación de la estenosis de una válvula aórtica protésica comienza con las mediciones estándar de la gravedad de la estenosis, que incluyen la velocidad máxima (Vmáx.), el gradiente medio de presión (∆p), el área del orificio eficaz (AOE) y el índice de velocidad por Doppler (IVD), el índice entre la velocidad en el tracto de salida del ventrículo izquierdo (VI) y la aórtica. Deben correlacionarse los valores normales para el tipo y el tamaño de cada válvula, pero unos umbrales simples de 3 y 4 m/s para la Vmáx. y de 20 y 35 mmHg para el ∆p medio son una primera aproximación rápida. Para los pacientes con valores intermedios de gravedad de la estenosis, la evaluación de la estructura y la movilidad de la válvula, y de los cambios en el ∆p, el AOE y el IVD durante el seguimiento (Seg.) pueden ayudar a diferenciar un funcionamiento normal de la válvula protésica de una discordancia paciente-prótesis concomitante o de estados de alto flujo frente a estenosis de la válvula protésica. La morfología de la curva de velocidades también puede resultar de ayuda, y una forma triangular (tiempo de aceleración [TA] corto [p. ej., tiempo hasta el pico, en milisegundos] con relación al tiempo de eyección del VI [TEVI]) sugiere un funcionamiento normal de la válvula, mientras que una forma redondeada (índice TA/TEVI aumentado) sugiere estenosis significativa. *Se pueden necesitar pruebas de imagen adicionales, como ecocardiografía transesofágica, cinerradioscopia o tomografía computarizada, para valorar la estructura y la movilidad de las valvas de la válvula. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1460 En fE rm Ed a d Es d E la s vá lv u la s ca rd ía ca s VIII y la tomografía computarizada multidetector (TCMD) (v. capítulo 18) también pueden resultar de ayuda para valorar la movilidad de las valvas en las válvulas mecánicas y bioprotésicas, respectivamente.5 La estenosis en una válvula protésica puede estar producida por la formación de trombos, el crecimiento interno de paños (o una combinación de ambos), la calcificación de las valvas en el caso de válvulas bioprotésicas y las vegetaciones relacionadas con EPV. La regurgitación en una válvula protésica puede estar producida por la formación de trombos (válvulas mecánicas), desgarros en las valvas (bioprótesis), vegetaciones o RPV. Discordancia paciente-prótesis Se produce una discordancia paciente-prótesis (DPP) cuando el tamaño de una válvula protésica de funcionamiento normal es demasiadopequeño respecto al tamaño corporal del paciente y, por tanto, en relación con los requisitos de gasto cardíaco del paciente, lo que da lugar a gradientes postquirúrgicos anormalmente elevados. Se define la DPP como un AOE < 0,85 cm2 (grave, < 0,65 cm2) para válvulas protésicas aórticas y < 1,2 cm2 (grave, < 0,9 cm2) para válvulas protésicas mitrales. La prevalencia de DPP moderada se sitúa entre el 20 y el 70%, y la de DPP grave entre el 2 y el 10% tras un RVA o un RVM.29 Los pacientes con DPP aórtica presentan peor clase funcional y capacidad de ejercicio, menor reducción de la hipertrofia de VI, más episodios cardíacos adversos y un mayor riesgo de mortalidad tanto perioperatoria como tardía tras un RVA en comparación con los pacientes que no presentan DPP.29 Los pacientes con DPP mitral muestran hipertensión pulmonar mantenida y un aumento de la incidencia de insuficiencia cardíaca y de fallecimiento. También se observa un mayor impacto clínico de la DPP aórtica en grupos específicos de pacientes, como los que presentan disfunción preexistente del VI o grave hipertrofia del VI, y/o IMi concomitante, así como en los de menos de 65-70 años de edad. La DPP es menos habitual con el RVAT en comparación con el RVA quirúrgico, en particular en el subgrupo de pacientes con un anillo aórtico pequeño.11,30 En las figuras 71-2 y 71-3 se presentan los algoritmos para la diferenciación entre un funcionamiento de la válvula protésica normal, DPP y dis- función intrínseca de la válvula producida por DEV, trombos o paños. Deterioro estructural valvular Las prótesis mecánicas tienen una excelente durabilidad, y el DEV es extremadamente raro con las válvulas actuales, aunque se han produ- cido fallos mecánicos (p. ej., fractura del soporte, escapes valvulares, disfunción del oclusor causada por reabsorción de lípidos) con algunos modelos antiguos. Por otro lado, el DEV debido a calcificación de las valvas o a rotura de las fibras de colágeno es la causa principal de fallo de las válvulas bioprotésicas. El DEV puede ocasionar rigidez de la válvula y estenosis progresiva o laceraciones de las valvas, con la consiguiente regurgitación transvalvular (fig. 71-4; v. también fig. 14-60). Aunque el DEV de las bioprótesis ha sido considerado durante mucho tiempo con un proceso degenerativo meramente pasivo, estudios más recientes sugieren que pueden estar implicado en procesos activos y potencialmente modificables, entre los que se incluyen infil- tración por lípidos, inflamación, rechazo inmunitario y mineralización activa. La implantación a través de un catéter de una válvula sobre una válvula ofrece una valiosa alternativa a la cirugía para los pacientes con válvulas bioprotésicas que han fallado y que presentan un riesgo quirúrgico alto o extremo para la reintervención26,31 (v. capítulo 72). Regurgitación paravalvular La RPV se produce por fuera de la válvula protésica, en la interfase entre el anillo de soporte y el anillo de la válvula nativa (v. fig. 71-4). Puede FIGURA 71-3 La evaluación de la estenosis de una válvula mitral protésica comienza con las mediciones estándar de la gravedad de la estenosis, que incluyen la velocidad máxima (Vmáx.; en metros por segundo), el gradiente de presión (∆p) medio, el área del orificio eficaz (AOE) y el tiempo medio de la presión (TMP; en milisegundos). El índice de velocidad por Doppler (IVD) es la relación entre la velocidad en la válvula mitral y la del tracto de salida del ventrículo izquierdo, por lo que un valor superior a 2,2 resulta anómalo. Se deben referenciar los valores normales para el tipo y el tamaño de cada válvula, pero los umbrales que se muestran suponen una primera aproximación rápida. En pacientes con valores intermedios de gravedad de estenosis, el diagnóstico diferencial incluye estenosis significativa, discordancia paciente-prótesis y estado de alto flujo. *Se pueden necesitar pruebas de imagen adicionales, como ecocardiografía transesofágica, cinerradioscopia o tomografía computarizada, para valorar la estructura y la movilidad de las valvas de la válvula. Seg., seguimiento. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1461 V álvu las p ro tésicas card íacas © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . aparecer como resultado de una técnica inadecuada, dehiscencia de suturas, afectación de la integridad del tejido nativo (calcificaciones densas, degeneración mixomatosa extensa), infección o abrasión crónica del anillo de soporte contra un anillo calcificado o rígido. La magnitud del volumen de regurgitación dependerá del tamaño del orificio. Se suele des- cubrir habitualmente de forma incidental una pequeña fuga paravalvular sin secuencias hemodinámicas durante la evaluación rutinaria por ETT o flujo Doppler color, sin que suponga cambios en el tratamiento indicado. Sin embargo, pequeñas fugas paravalvulares pueden asociarse a hemólisis intravascular significativa y a anemia, a medida que los eritrocitos pasan forzadamente a través de un orificio estrecho a alta velocidad. A pesar de que se tenga un índice de sospecha clínico elevado en esta circunstancia, puede no resultar audible el ruido de regurgitación. La ETE puede resultar necesaria para diferenciar el RPV de una regurgitación transvalvular y para visualizar adecuadamente el defecto, especialmente con las prótesis mitrales. Las regurgitaciones paravalvulares más voluminosas pueden provocar una sobrecarga significativa de volumen e insuficiencia cardíaca, hasta el punto de que esté indicada la reintervención. Se puede desarro- llar una RPV significativa durante el período postoperatorio tardío, y a menudo es el resultado de endocarditis. La experiencia con dispositivos de oclusión a través de un catéter en pacientes con RPV importante ha aumentado, pero los resultados hasta la fecha han sido mixtos.32 El tratamiento puede constituir un reto, y con frecuencia se escoge un abordaje conservador con tratamiento médico, en parte debido a los riesgos de la reintervención en algunos pacientes. La RPV aparece con mayor frecuencia tras una RVAT más que con un RPV quirúr- gica; su incidencia es significativamente menor con las prótesis para RVAT de última generación. Como los chorros de RPV tras un RVAT son a menudo múltiples, irregulares y excéntricos, la identificación por imagen y la gradación del RPV puede suponer un problema (v. fig. 71-4; v. también fig. 14-61). Resulta esencial un abordaje multiventana, multiparamé- trico e integrador para determinar la gravedad del RPV por ecocardiografía Doppler.14,28 Otras técnicas de imagen, como la cineangiografía, la TC cardíaca y la resonancia magnética cardíaca (v. capí- tulos 17 y 18), así como biomarcadores séricos, pueden resultar útiles como com- plemento o para corroborar los hallazgos de la ecocardiografía.5,14,33 Se pueden considerar procedimientos correctores, como dilataciones con balón repetidas, implantación de una válvula sobre otra válvula y cierre de las fugas transcatéter, en función de la gravedad del RPV y del riesgo de complicaciones del procedimiento.14 Tromboembolia y hemorragia La tromboembolia es una fuente principal de morbilidad de los pacientes con válvu- las cardíacas protésicas. La incidencia de episodios clínicamente identificables se sitúa en un rango del 0,6 al 2,3% por años- paciente,2 una estimación que no tiene en cuenta los episodios subclínicos que podrían detectarse mediante técnicas de imagen sensibles.34 Las tasas de incidencia de tromboembolia son similares para los pacientes no anticoagulados con biopró- tesis y para los pacientes adecuadamente anticoagulados con válvulas metálicas.Los factores de riesgo de tromboembolia incluyen la trombogenicidad inherente de las prótesis, la posición de la válvula (mitral > aórtica), el número de válvulas, el tiempo transcurrido fuera del rango terapéutico de anticoagulación, los antecedentes de tromboembolia, los estados de hipercoagulabilidad, la fibrilación auricular, el crecimiento de la aurícula izquierda y la disfunción sistólica del VI. El riesgo de hemorragia, que se estima como del 1% por años-paciente, aumenta con la edad y con la intensidad de la anticoagulación. En los pacientes con hemorragia no controlable que requieren reversión de la anticoagulación, resulta razonable la administración de plasma fresco congelado o de concen- trados de complejo de protrombina. El tratamiento de un episodio tromboembólico en pacientes con válvulas mecánicas generalmente es el siguiente:2 • En pacientes cuyo INR es subterapéutico, la dosis de AVK se adelanta para conseguir el rango de INR deseado. • En pacientes cuyo INR se encuentra en el rango terapéutico, la dosis de AVK se adelanta para conseguir un rango de INR más elevado, y/o se administra una dosis baja de ácido acetilsalicílico si no estaba ya indicada. • Se informa al paciente y su familia sobre el mayor riesgo de hemorragia. • Se revisa la posibilidad de interacciones farmacológicas. Raramente se lleva a cabo una reintervención para implantar una válvula menos trombógena en pacientes con episodios de tromboem- bolia recurrentes a pesar de un tratamiento anticoagulante intensivo. FIGURA 71-4 Pruebas de imagen de la disfunción de una válvula protésica. A. Vista de ecocardiografía transesofágica (ETE) de una válvula mitral mecánica bivalva obstruida; flecha naranja, gran trombo; flecha blanca, paño; flecha roja, valva móvil; flecha verde, valva inmóvil (v. vídeo 71-1). B. Cinerradioscopia de una válvula mecánica bivalva en la que se aprecia una valva inmóvil (flecha naranja). C. Imagen de tomografía computarizada multidetector tras la inyección de contraste en la que se ve un área de hipoatenuación (flecha naranja) que indica un trombo sobre una de las valvas de una válvula transcatéter expansible con balón. D. Vista de ecocardiografía transtorácica (ETT) de una válvula bioprotésica con soporte que presenta degeneración calcificada, engrosamiento y reducción de la movilidad de las valvas (flecha naranja) (v. vídeo 71-2). E y F. Vistas de ETT de la trombosis obstructiva de una válvula aórtica transcatéter expansible con balón. Las valvas están engrosadas (E, flecha naranja), y la anchura del chorro transprotésico está reducida (F, flecha blanca) (v. vídeo 71-3). G. Vista de ETE en Doppler color en la que se aprecia regurgitación paravalvular grave (flecha blanca) en una válvula mecánica mitral. H e I. Vistas apical de tres cámaras (H) y paraesternal en el eje corto (I) de ETT con Doppler color de dos chorros de regurgitación paravalvular (flechas blancas) en una válvula aórtica transcatéter (v. vídeo 71-4). AD, aurícula derecha; AI, aurícula izquierda; Ao, aorta; VD, ventrículo derecho; VI, ventrículo izquierdo. (D, por cortesía de John Chambers, Guy’s and St. Thomas Hospitals, London; G, por cortesía de Arsène Basmadjian, Montreal Heart Institute.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1462 En fE rm Ed a d Es d E la s vá lv u la s ca rd ía ca s VIII Trombosis en prótesis valvular Se estima la incidencia de trombosis en válvulas mecánicas como del 0,3 al 1,3% por paciente-año en los países desarrollados, pero llega a alcanzar incluso el 6% por paciente-año en los países en vías de desarrollo.2 La trombosis sobre una válvula cardíaca mecánica puede tener consecuencias devastadoras (v. figs. 71-1 y 71-4). La trombosis de una válvula bioprotésica (quirúrgica o transcatéter) es menos frecuente, con una incidencia publicada del 0,03-0,5% por paciente-año.35 Sin embargo, estudios recientes sugieren que puede existir trombosis subclínica en el 5-15% de los pacientes durante los primeros 2 años tras una RVAT.36-38 Debe despertarse sospecha clínica de trombosis de prótesis valvular cuando hay síntomas de insuficiencia cardíaca, tromboembolia o bajo gasto cardíaco juntamente con una disminución en la intensidad de los ruidos de cierre valvulares (válvulas mecánicas), han aparecido ruidos nuevos y patológicos o se documenta una anticoagulación inadecuada. La trombosis es más frecuente en las posiciones mitral y tricúspide frente a la posición aórtica. Aunque puede resultar difícil la diferenciación con la formación de paños, el contexto clínico suele permitir un diagnóstico preciso. La evaluación con ETT/ETE puede ayudar a dirigir la toma de decisiones terapéuticas4,5 (v. fig. 14-59). En los pacientes con válvulas mecánicas, la confirmación de valvas o de desplazamientos anormales de los discos en presencia de un trombo oclusor también se puede conseguir mediante cinerradioscopia.5 La TCMD también puede ayudar a identificar el engrosamiento de las valvas y la reducción de la movilidad tras el reemplazo valvular por una bioprótesis36 (v. fig. 71-4). Resulta razonable una cir ugía de urgencia en pacientes con trombosis en una válvula protésica del lado izquierdo en shock o con síntomas de clase funcional III o IV de la New York Heart Association (NYHA) y en pacientes con una gran carga de trombo (≥ 0,8 cm2 en la ETE).2 El tratamiento fibrinolítico resulta razonable para los pacientes con síntomas de clase I o II de la NYHA de reciente comienzo (< 2 semanas) y con baja carga de trombo (< 0,8 cm2), y en los pacientes más graves con trombos mayores cuando no hay disponibilidad o es desaconsejable la cirugía. El tratamiento fibrinolítico generalmente se recomienda a los pacientes con trombosis de válvula protésica del lado derecho.2 A algunos pacientes sin o con mínimos síntomas y pequeños trombos a menudo se les puede tratar mediante HNF intravenosa y posteriormente transformarlo a tratamiento fibrinolítico si no se consiguen resultados. Un trabajo alentador sobre la eficacia de la infusión lenta de dosis bajas de activador del plasminógeno tisular en mujeres gestantes con trombosis de válvulas protésicas debería promover la investigación de este abordaje en otros subgrupos de pacientes.39 Cualquier régimen de tratamiento fibrinolítico debe continuarse en los intervalos adecuados con la infusión continua de HNF durante la transición al tratamiento con AVK dirigido a conseguir un INR mayor, sin o con dosis baja de ácido acetilsalicílico. Los estudios seriados de ETT resultan útiles para evaluar la respuesta al tratamiento. En pacientes con sospecha o confirmación de trombosis de una válvula bioprotésica que se encuentren hemodinámicamente estables y que no tengan contraindicaciones para anticoagulación, resulta razonable el tratamiento inicial con un AVK.26,35,36,38 Endocarditis infecciosa La endocarditis sobre una válvula protésica es la forma más grave de endocarditis infecciosa (EI), y aparece en el 1-6% de los pacientes con válvulas protésicas, lo que supone el 10-30% del total de casos de EI17 (v. capítulo 73). La EPV es una enfermedad extremadamente grave con una elevada mortalidad (30-50%). El diagnóstico, basado en los criterios de Duke modificados, se basa predominantemente en una combinación de hemocultivos positivos y evidencia ecocardiográfica de infección de la prótesis valvular, incluyendo vegetaciones, abs- cesos paravalvulares o una nueva RPV.17 La ETE resulta esencial en los pacientes con válvulas protésicas debido a su mayor sensibilidad para la detección de estas alteraciones. Estudios recientes sugieren que la captación aumentada de 18F-fluorodesoxiglucosa medida por tomografía poremisión de positrones (PET) combinada con tomografía computarizada (PET-TC) puede mejorar el diagnóstico precoz de EPV40 (v. fig. 16-47). A pesar de un tratamiento antibiótico precoz y adecuado, muchos pacientes con EPV precisarán cirugía. El tratamiento médico aislado tiene más probabilidades de conseguir buenos resultados en la EPV tardía (> 6 meses después de la cirugía) y en infecciones no estafilocócicas. La cirugía debe considerarse en pacientes con insuficiencia cardíaca; fracasos del tratamiento antibiótico; regurgi- tación de una válvula protésica hemodinámicamente significativa, especialmente si se asocia a deterioro de la función del VI; grandes vegetaciones (> 10 mm); hemocultivos persistentemente positivos durante el tratamiento; embolias recurrentes con vegetaciones persis- tentes, y formación de fístulas intracardíacas2 (v. fig. 73-4). La EPV tras el RVAT aparece predominantemente durante el primer año posterior al procedimiento; su incidencia es baja (1%/años-paciente), pero las tasas de mortalidad intrahospitalaria (aproximadamente 35%) y a 2 años (67%) son elevadas,41 lo que probablemente refleja la edad y las comorbilidades de los pacientes. Anemia hemolítica El desarrollo de una anemia hemolítica no inmune tras el reemplazo o la reparación de una válvula suele atribuirse a RPV con destrucción intravascular de eritrocitos. El diagnóstico se basa en un alto índice de sospecha, junto con evidencias analíticas de hemólisis, que incluyen los cambios característicos en la morfología de los eritrocitos (esquis- tocitos), la elevación de la bilirrubina indirecta y de LDH, un recuento alto de reticulocitos y la disminución de la haptoglobina sérica. Está indicada la reintervención quirúrgica o el cierre mediante catéter del defecto cuando aparece insuficiencia cardíaca, se necesitan trans- fusiones persistentemente o hay mala calidad de vida. Las medidas clínicas empíricas incluyen el tratamiento de sustitución con hierro y ácido fólico, y los bloqueantes de los β-adrenorreceptores. Es importante descartar la EPV como causa. Bibliografía clásica Hammermeister K, Sethi GK, Henderson WG, et al. Outcomes 15 years after valve replacement with a mechanical versus a bioprosthetic valve: final report of the Veterans Affairs randomized trial. J Am Coll Cardiol. 2000;36:1152-1158. Bibliografía 1. Hermiller J, Sampson AJ. Utilization and mortality trends in transcatheter and surgical aortic valve replacement: the New York State experience—2011 to 2012. JACC Cardiovasc Interv. 2016;9:586-588. 2. Nishimura RA, Otto CM, Bonow RO, et al. 2014 AHA/ACC guideline for the management of patients with valvular heart disease: executive summary. A report of the American College of Cardiology/American Heart Association Task Force on Practice Guidelines. J Am Coll Cardiol. 2014;63:2438-2488. 3. Society of Thoracic Surgeons. 2015 Executive report. http://www.sts.org/sites/default/files/ documents/2015Harvest4_ExecutiveSummary.pdf. Accessed October 7, 2016. 4. Zoghbi WA, Chambers JB, Dumesnil JG, et al. Recommendations for evaluation of prosthetic valves with echocardiography and Doppler ultrasound: a report from the American Society of Echocardiography’s Guidelines and Standards Committee and the Task Force on Prosthetic Valves, developed in conjunction with the American College of Cardiology Cardiovascular Ima- ging Committee, Cardiac Imaging Committee of the American Heart Association, the European Association of Echocardiography, a registered branch of the European Society of Cardiology, the Japanese Society of Echocardiography and the Canadian Society of Echocardiography. J Am Soc Echocardiogr. 2009;22:975-1014. 5. 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