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http://booksmedicos.org AV, y c) malformaciones del ostium secundum, que son el subtipo con mayor prevalencia y constituyen 80% de todas las ASD (fig. 20-1).1 Fisiopatología. Las ASD inducen un incremento del flujo sanguí- neo pulmonar como consecuencia de un cortocircuito de izquierda a derecha a través de la malformación. La dirección del cortocir- cuito intracardiaco la determina sobre todo la distensibilidad del ventrículo ipsolateral. La distensibilidad del ventrículo izquierdo (LV) y del ventrículo derecho (RV) durante el desarrollo embrio- nario es la misma, pero en la fase posnatal el LV se torna menos distensible que el RV. Este cambio se debe a que la resistencia de los lechos vasculares distales cambia después del nacimiento. La resistencia vascular pulmonar (PVR) cae en el momento en que el recién nacido respira por primera vez, con lo cual la presión en el RV disminuye, en tanto que la resistencia vascular sistémica se incre- menta de manera muy notable, lo mismo que la presión en el LV. El incremento de esta última crea un engrosamiento de su masa mus- cular, que opone mayor resistencia al llenado diastólico en compa- ración con el RV; por lo tanto, el flujo a través de una ASD ocurre de izquierda a derecha. La cantidad mayor de sangre que retorna a la aurícula derecha produce sobrecarga en el RV, pero éste se distiende con facilidad y permite el alojamiento de la carga a causa de su menor masa muscular y resistencia baja al flujo de salida. Las consecuencias a largo plazo de la sobrecarga crónica de volumen del RV incluyen hipertrofia muscular con elevación de su presión diastólica final y estenosis pulmonar relativa a nivel de la válvula pulmonar, porque no puede soportar el incremento del flujo del RV. La resistencia al nivel de la válvula pulmonar contribuye a una mayor carga de presión sobre el RV, lo cual acelera su hipertro- fia. Su distensibilidad disminuye de modo gradual cuando la presión dentro de la cavidad se aproxima a la presión sistémica y el tamaño del cortocircuito de izquierda a derecha se reduce. La circulación del Figura 20-1. Anatomía de las comunicaciones interauriculares. En las de tipo del seno venoso (A), es frecuente que las venas pulmonares superior derecha y media drenen en la vena cava superior o la aurícula derecha. B. Por lo general, las malformaciones del ostium secundum se presentan como anomalías únicas. C. Las malformaciones del ostium primum son parte de alteraciones más complejas y es más adecuado considerarlas como comunicaciones entre la aurícula y el ventrículo. (Con autorización de Greenfield LJ, Mulholland MW, Oldham KT, et al, eds. Surgery: Scientific Principles and Practice, 3rd ed. Philadel- phia: Lippincott Williams & Wilkins, 2001:1444.) A B C 696 Puntos clave 1 La cardiopatía congénita comprende un amplio espectro morfoló- gico. En general, las lesiones pueden clasificarse como las que pueden repararse por completo, las que deben paliarse y las que pueden repararse o paliarse, según el paciente particular y las características institucionales. 2 Las medidas terapéuticas percutáneas para cardiopatía congénita son elementos coadyuvantes cada vez más importantes; en algunos casos, constituyen alternativas al tratamiento quirúrgico estándar. Los ejemplos importantes incluyen el cierre percutáneo de las comunicaciones interauricular o interventricular, la estrategia híbrida para el síndrome de hipoplasia de las cavidades izquierdas del corazón, perforación de la válvula pulmonar con radiofrecuen- cia y sustitución percutánea de la válvula pulmonar. Se requieren más estudios para establecer criterios y las referencias actuales para la integración segura de estas nuevas estrategias en la atención de pacientes con intervención quirúrgica de cardiopatía congénita. 3 Las personas con obstrucción crítica del infundíbulo del ventrículo izquierdo, como el caso de la estenosis aórtica crítica de recién naci- dos, constituyen una población de tratamiento muy difícil. Es de suma importancia tomar la decisión correcta (si lo que se busca es una estructura univentricular o biventricular) en la primera opera- ción, porque la pérdida de pacientes cuando se toma la decisión inco- rrecta, es grande. Se han publicado algunos criterios (cálculo de la estenosis crítica, por parte de la Congenital Heart Surgeons Society) para auxiliar a los cirujanos a escoger la estrategia por seguir. 4 La estrategia óptima para reparar la conexión venosa pulmonar anó- mala total (TAPVC; total anomalous pulmonary venous connec- tion) sigue siendo un tema con algunas reservas. En muchos centros ha evolucionado la reparación sin suturas, reservada inicialmente para la reestenosis inicial después de las reparaciones corrientes y se le acepta como el tratamiento primario más indicado en pacientes de alto riesgo. Se necesitan estudios más detallados para definir si la reparación sin suturas debe ser una modalidad por conside- rar en todos los pacientes de TAPVC. 5 En una investigación prospectiva reciente, con asignación al azar y multicéntrica auspiciada por los National Institutes of Health, en el estudio Systemic Ventricle Reconstruction (SVR) los resul- tados en recién nacidos con el síndrome de hipoplasia de las cavidades izquierdas del corazón, sometidos a una derivación modificada de Blalock-Taussig, se compararon con una deriva- ción de ventrículo derecho/arteria pulmonar (RV-PA, right ven- tricle-to-pulmonary artery). La investigación SVR demostró que la supervivencia a los 12 meses sin trasplante después de asigna- ción al azar fue mayor cuando se realizó la derivación RV-PA que con la derivación modificada de Blalock-Taussig. Sin embargo, los datos reunidos durante una vigilancia media de 32 ± 11 meses indicaron una diferencia no significativa en la supervivencia sin trasplante entre los dos grupos. 6 Los resultados de la intervención quirúrgica para cardiopatía congénita han mejorado mucho con el tiempo; la mayoría de las lesiones complejas puede operarse en la lactancia temprana. Sin embargo, la protección neurológica se mantiene como un aspecto clave en la atención de recién nacidos que son objeto de intervención quirúrgica con derivación cardiopulmonar y paro circulatorio hipotérmico profundo. Hay dispositivos de vigilan- cia y estrategias perioperatorias nuevos en proceso de investi- gación. Ahora, la atención en este campo ha cambiado de los análisis de la mortalidad perioperatoria, que para la mayoría de las lesiones es < 10%, a los resultados a largo plazo, incluidas la calidad de vida y la función neurológica. http://booksmedicos.org 697 CARDIOPATÍAS CON GÉN ITAS CAPÍTU LO 20 paciente se equilibra en esta fase y la disminución de su sintomato- logía puede causar confusión. Las consecuencias a largo plazo de la sobrecarga crónica de volumen del RV incluyen hipertrofia muscular con elevación de su presión diastólica final y estenosis pulmonar relativa a nivel de la válvula pulmonar, porque no puede soportar el incremento del flujo del RV. La resistencia al nivel de la válvula pulmonar contri- buye a una mayor carga de presión sobre el RV, lo cual acelera su hipertrofia. Su distensibilidad disminuye de modo gradual cuando la presión dentro de la cavidad se aproxima a la presión sistémica y el tamaño del cortocircuito de izquierda a derecha se reduce. La circulación del paciente se equilibra en esta fase y la disminución de su sintomatología puede causar confusión. Una minoría de pacientes con ASD desarrolla cambios pulmonares progresivos de tipo vascular como resultado de la sobrecarga circulatoria crónica. El incremento de la PVR en estos individuos induce la igualación de las presiones del LV y el RV, y su razón entre el flujo pulmonar (Qp) y el flujo sistémico (Qs) (Qp:Qs), se aproxima a 1.2 Sin embargo, esto no significa que no exista cortocircuito intracardiaco, sino que la proporción entre los componentes izquierda-derecha y derecha-izquierdaes semejante. La propiedad del RV para recuperar su función normal se relaciona con la duración de la sobrecarga crónica, puesto que los niños que son objeto de cierre de la ASD antes de los 10 años de edad, tienen mayor probabilidad de recuperar la función normal del RV durante el periodo posoperatorio.3 La fisiología de las ASD del seno venoso es semejante a la que se analiza en párrafos previos, con la excepción de que tales mal- formaciones a menudo se acompañan de drenaje venoso pulmonar anómalo. Con frecuencia, ello causa alteraciones hemodinámicas significativas que aceleran la evolución clínica en estos escolares. La misma intensificación de los síntomas se observa en quie- nes tienen malformaciones del ostium primum porque la presencia concomitante de insuficiencia mitral por una “hendidura” en la vál- vula mitral puede inducir una mayor carga volumétrica en la aurícula e incrementar el grado de cortocircuito auricular. Diagnóstico. Los pacientes con ASD pueden presentarse con pocas manifestaciones físicas. Es posible que la auscultación revele pro- minencia del primer ruido cardiaco con desdoblamiento fijo del segundo ruido. Esto se debe a un cortocircuito de izquierda a dere- cha más o menos constante durante todas las fases del ciclo cardiaco. Puede identificarse un soplo diastólico que indica incremento del flujo a través de la válvula tricúspide y a menudo se percibe un soplo de expulsión a nivel de la válvula pulmonar. La palpación de un choque más amplio de la pared del RV y el incremento de la inten- sidad del componente pulmonar del segundo ruido cardiaco indican hipertensión pulmonar y posibilidad de que el daño sea irreparable. Las radiografías de tórax en un sujeto con ASD tal vez revelen cambios que sugieren incremento de la vascularidad pulmonar, con prominencia de la silueta hiliar y cardiomegalia. El electrocardio- grama (ECG) muestra desviación a la derecha del eje cardiaco con bloqueo incompleto de rama. Debe sospecharse con firmeza una alte- ración del conducto AV cuando el bloqueo de rama derecha se rela- ciona con desviación del eje cardiaco hacia arriba o a la izquierda. El diagnóstico se corrobora con una ecocardiografía bidimen- sional y el mapeo mediante flujo de color facilita la comprensión de las alteraciones fisiológicas consecutivas a las malformaciones. Los niños mayores y los adultos con comunicación interauricular sin reparar quizá presenten apoplejía o embolia sistémica originada por embolia paradójica, o con arritmias auriculares generadas por la dilatación auricular derecha. La ecocardiografía también permite al médico calcular el grado de cortocircuito intracardiaco, demostrar el grado de insufi- ciencia mitral en pacientes con malformaciones del ostium primum y, si hay microcavitación, quizá facilite la detección de anoma- lías del seno venoso. El advenimiento de la ecocardiografía bidimensional con Doppler de flujo en color posibilita obviar en gran medida la nece- sidad de cateterismo cardiaco porque esta técnica define con pre- cisión la naturaleza de la ASD. Sin embargo, en casos en que el paciente es mayor de 40 años de edad, el cateterismo puede cuan- tificar el grado de hipertensión pulmonar puesto que los enfermos con PVR > 12 U/ml se consideran inoperables.4 El cateterismo car- diaco también es útil para obtener datos que permiten cuantificar el Qp y el Qs a fin de calcular la magnitud del cortocircuito intra- cardiaco. Esta razón (Qp:Qs) puede aprovecharse para establecer la conveniencia de realizar un cierre ante la falta de certeza terapéu- tica, ya que en general se acepta que una Qp:Qs > 1.5:1 constituye el umbral para la intervención quirúrgica. Por último, en pacientes > 40 años de edad, el cateterismo cardiaco también puede ser útil para revelar la presencia de enfermedad arterial coronaria. En general, el cierre quirúrgico de las ASD suele efectuarse cuando los pacientes tienen cuatro a cinco años de edad. Los niños con la talla correspondiente a esta edad casi siempre pueden ope- rarse sin necesidad de transfusión sanguínea y su evolución es exce- lente en la mayoría de las ocasiones. No obstante, algunos cirujanos recomiendan la reparación sistemática en lactantes y niños porque aun las malformaciones más pequeñas se relacionan con riesgo de embolia paradójica. En una revisión reciente realizada por Reddy et al. se encontró que 116 recién nacidos con peso < 2 500 g que fueron objeto de reparación de malformaciones cardiacas simples y complejas mediante CPB, no presentaron hemorragia intracere- bral ni secuelas neurológicas a largo plazo, y tuvieron una tasa de mortalidad operatoria baja (10%). Tales resultados se correlacio- nan con la duración de la CPB y la complejidad de la reparación.5 Estos investigadores también hallaron una supervivencia actuarial de 80% a un año y, de mayor importancia, que el crecimiento tras la reparación completa fue equivalente al de recién nacidos del mismo peso que no mostraban malformaciones cardiacas.5 Tratamiento. Las ASD pueden repararse con facilidad mediante técnicas de derivación cardiopulmonar (CPB, cardiopulmonary bypass) estándar a través de esternotomía media. Los detalles de la reparación misma son casi siempre simples. Se practica una auricu- lotomía oblicua, se establece la posición del seno coronario y todas las venas sistémicas pulmonares, para después visualizar la totalidad del borde de la anomalía. El cierre de las malformaciones del ostium secundum se logra con sutura directa o inserción de un parche. La decisión de utilizar un parche puede definirse al observar tanto el tamaño y la forma del defecto como la calidad de sus bordes. El tipo de reparación utilizada para las comunicaciones inter- auriculares sinusales venosas con conexión venosa pulmonar anó- mala parcial depende de la localización de las venas pulmonares anormales. Si las venas anómalas se conectan con las aurículas o la vena cava superior (SVC, superior vena cava) caudal al punto donde la vena cava cruza con la arteria pulmonar derecha (RPA, right pulmonary artery), la ASD puede remediarse con la coloca- ción de un parche, con redirección de las venas pulmonares detrás del parche a la aurícula izquierda. En esta técnica, se tiene cuidado de evitar la obstrucción de las venas pulmonares o la SVC, aunque por lo general esta última se encuentra dilatada y brinda un espacio amplio para aplicar el parche. Si la vena anómala se conecta con la vena cava superior en dirección cefálica hacia la arteria pulmonar derecha, tal vez se necesite otra técnica, como el procedimiento de Warden. En esta intervención quirúrgica, la vena cava superior se corta de forma transversal en un sitio craneal a la vena anómala (casi siempre la vena pulmonar superior derecha). El extremo cau- dal de la vena cava seccionada se cierra con sutura. El extremo craneal de la vena seccionada se anastomosa con la orejuela de la aurícula derecha. Dentro de la aurícula se usa un parche para desviar el flujo sanguíneo venoso pulmonar a la aurícula izquierda. En cambio, con la reparación para una malformación en la que las venas pulmonares entran en la aurícula derecha o la vena cava http://booksmedicos.org 698 CON SIDERACION ES ESPECÍFICAS PARTE II superior por debajo de la arteria pulmonar derecha, el parche cubre la unión entre la vena cava y la aurícula derecha para que la sangre de la vena pulmonar anómala que entra a la cava se desvíe a la aurícula izquierda. La sangre que retorna de la mitad superior del cuerpo entra a la aurícula derecha a través de la anastomosis entre la vena cava superior y la orejuela auricular derecha. Resultados y complicaciones del cierre quirúrgico de ASD. Las estrategias quirúrgicas tradicionales como el cierre pericárdico o con un parche sintético tienen un sitio establecido en la espe- cialidad, con una cifra pequeña de complicaciones y un índice de mortalidad de cero en pacientes sin hipertensión pulmonar.6 Las complicacionesinmediatas señaladas más a menudo incluyen el síndrome pospericardiotomía y las arritmias auriculares. Más allá de los resultados posoperatorios inmediatos, la culminación a largo plazo después del cierre operatorio (incluso 20 años) corroboran la cifra pequeña de fallecimientos y la durabilidad del beneficio en el estado funcional. Sin embargo, como dato importante, el cierre no mitiga del todo las arritmias auriculares que aparecen en 10 a 40% de los pacientes, en especial en aquellos > 40 años o en aquellos que ya tenían arritmias.7 Kutty et al.8 vigilaron a 300 pacientes de su ins- titución, de los cuales 152 habían sido sometidos a cierre operatorio. La mortalidad tardía a los 10 años fue de 3% y el estado funcional de salud disminuyó sólo en 15 pacientes durante el lapso de vigilancia. En fecha reciente ha habido un número cada vez mayor de notifica- ciones sobre los resultados obtenidos después del cierre operatorio en personas > 60 años de edad, que demuestran supervivencia equi- valente a la de personas más jóvenes, aunque con tasas de compli- caciones un poco mayores.8-10 Hanninen et al.11 estudiaron (en su institución) a 68 pacientes de 68 a 86 años a quienes realizaron el cierre quirúrgico (n = 13) o por un dispositivo (n = 54). A pesar de que la incidencia de 23% de complicaciones mayores (incluidos neumotórax, insuficiencia cardiaca y neumonía) fue mayor de la publicada recientemente por Mascio et al.,12 por el uso de la Society of Thoracic Surgeons’ Congenital Database (20%) o de la revi- sión de una sola institución por parte de Hopkins et al.13 (12%), no hubo fallecimientos quirúrgicos en la cohorte de ancianos. Aún más, después del cierre de ASD, los índices ecocardiográficos del tamaño y la función del RV mejoraron de forma significativa en relación a las cifras preoperatorias, y también mejoró significativa- mente la capacidad funcional medida por instrumentos de revisión estandarizados. Estrategias nuevas y futuras respecto al cierre quirúrgico tradicional de ASD. Ante los resultados uniformemente excelen- tes con la cirugía tradicional, la atención ha cambiado al mejorar los resultados estéticos y llevar al mínimo la permanencia hospita- laria y la convalecencia. Para lograr tales objetivos se han descrito múltiples estrategias que incluyen la incisión submamaria derecha a través de toracotomía anterior; la incisión submamaria bilateral limitada con dehiscencia esternal parcial, y la incisión limitada de la línea media con dehiscencia esternal parcial. Algunos cirujanos utilizan la cirugía torácica asistida con video (VATS; video-assisted thoracic surgery) junto con las vías de acceso submamaria y transxi- foidea para facilitar el cierre dentro de un campo quirúrgico cons- treñido o la reparación endoscópica total en pacientes escogidos.14-16 También se ha señalado el uso de robótica en una serie pequeña de 12 adultos, por parte de Argenziano et al.15 La morbilidad y la mor- talidad de todas las estrategias anteriores ha sido similar a las de la esternotomía mediana tradicional; no obstante, cada una tiene sus inconvenientes técnicos. La precisión quirúrgica debe conservarse con la exposición limitada en toda técnica de mínima invasión. La derivación cardiopulmonar extendida y los tiempos en que la aorta está ocluida por una pinza transversal, junto con mayores costos, pueden limitar la utilidad del cierre de ASD totalmente endoscópico o auxiliado por robótica, excepto en unos cuantos centros especia- les. Algunas estrategias se centran en una población específica de pacientes en las que son aplicables. Por ejemplo, es mejor no utilizar en niñas prepúberes la toracotomía anterolateral porque interfiere en el desarrollo de las mamas. Muchas de las estrategias totalmente endoscópicas no son factibles en pacientes de muy corta edad, a causa del tamaño de los trócares toracoscópicos. Sin embargo, a pesar de estos posibles inconvenientes, en pacientes perfectamente escogidos con las técnicas de mínima invasión se han obtenido bene- ficios. Luo et al. realizaron un estudio prospectivo con asignación al azar en que compararon la miniesternotomía (corte del extremo superior del esternón en el caso de lesiones aórtica y pulmonar y de la porción inferior en el caso de lesiones de tabique), con la ester- notomía total en 100 pacientes consecutivos a quienes se repararon lesiones del tabique.16 Las personas sometidas a miniesternotomía tuvieron un tiempo quirúrgico más largo (15 a 20 min) pero menor hemorragia y permanencia hospitalaria más breve. En forma con- gruente con tales iniciativas, en fecha reciente se ha descrito17 la conversión de pacientes de “alto riesgo” a quienes se practica cierre de ASD con mínima invasión, a una población ambulatoria (alta del hospital dentro de 24 h). Cada vez gozan de mayor aceptación las técnicas por catete- rismo para el cierre de ASD que recurren a diversos dispositivos de oclusión, los cuales se practicaron por primera vez en 1976.18 Algu- nos tipos de ASD, incluido el agujero oval persistente (PFO, patent foramen ovale), anomalías en la porción secundaria y algunas malformaciones perforadas en la región secundaria pueden cerrarse con un dispositivo, siempre que se cumplan criterios anató- micos particulares (p. ej., un borde superior e inferior adecuado para asentar el dispositivo, así como distancia apropiada de la válvula AV). Desde la introducción del cierre percutáneo (PC), ha habido un aumento espectacular en la prevalencia de cierre mediante dis- positivo, hasta el punto que esta técnica sustituyó el tratamiento quirúrgico como modalidad terapéutica dominante para la ASD del segmento secundario.19 En fecha reciente, el estudio de Karamlou et al.19 detectó que los cierres de ASD y del agujero oval persistente per cápita aumentaron de forma impresionante de 1.08 por 100 000 personas en 1988 a 2.59 por 100 000 personas en 2005, un incremento de 139%. Al analizarlo con arreglo al tipo de cierre, el cierre opera- torio aumentó 24% (de 0.86 por 100 000 personas en 1988 a 1.07 por 100 000 en 2005), en tanto que el cierre transcatéter aumentó 3 475% (de 0.04 por 100 000 personas en 1988 a 1.43 por 100 000 en 2005). Como aspecto importante, dicho estudio indicó que el cambio para- digmático que se inclinaba por el cierre transcatéter se produjo más bien a causa de una mayor prevalencia del cierre en adultos mayores de 40 años y no por un incremento en el cierre en lactantes o niños. A pesar de la sencillez de la reparación de ASD, hay innume- rables opciones para pacientes y médicos que atienden a enfermos de CHD. Es posible que aumente la población de pacientes que podrían beneficiarse del cierre (por medio de un dispositivo o de tipo quirúrgico), y ello se opondrá a las ideas y algoritmos terapéu- ticos actuales que optimizan los resultados. Estenosis aórtica Anatomía y clasificación. El espectro de anomalías de la vál- vula aórtica representa la modalidad más frecuente de CHD y la mayoría de los pacientes se mantiene asintomática hasta la mitad de su vida. La obstrucción del infundíbulo ventricular izquierdo (LVOT, left ventricular outflow tract) puede presentarse a varios niveles: subvalvular, valvular y supravalvular (fig. 20-2). Una vál- vula aórtica con estenosis crítica en un recién nacido o lactante casi siempre cuenta con una o dos comisuras, tejido engrosado, distrófico y mixomatoso en las valvas, así como reducción del diá- metro de la válvula. A menudo se observan lesiones concomitantes en el lado izquierdo. En una revisión de 32 casos del Children’s Hospital en Boston, 59% tenía válvulas con una comisura y 40% con dos comisuras.20 Las lesiones concomitantes fueron frecuentes; se presentaron en 88% de los pacientes, más a menudo conducto arterioso persistente (PDA, patent ductus arteriosus), insuficiencia mitral e hipoplasia del LV. También la fibroelastosis endocárdica 2 http://booksmedicos.org 699 CARDIOPATÍAS CON GÉN ITAS CAPÍTULO 20 es frecuente entre lactantes con estenosis aórtica (AS, aortic steno- sis) crítica. En este trastorno, el LV es no funcional en gran medida y tales pacientes no son idóneos para valvulotomía con balón, sus- titución o reparación de la válvula porque esta cavidad no es capaz de proveer la circulación sistémica. En muchas ocasiones, el LV es marcadamente hipertrófico con reducción del tamaño de su cavi- dad, si bien en algunos casos inusuales puede encontrarse un LV dilatado, reminiscencia de una insuficiencia cardiaca sin control.20 Fisiopatología. Las derivaciones intracardiacas y extracardiacas que se presentan durante la vida fetal hacen posible que aun los recién nacidos con AS crítica sobrevivan. Durante el desarrollo uterino, la hipertrofia del LV y la isquemia causan hipertensión en la aurícula izquierda, que reduce el flujo de derecha a izquierda a través del agujero oval. En los casos graves puede observarse inversión del flujo, que desencadena sobrecarga de volumen en el RV. De esta manera, el RV aporta la totalidad del flujo sanguíneo de salida a través del conducto arterioso permeable (flujo sanguí- neo general dependiente del conducto). Aunque el gasto cardiaco se preserva, el LV sufre daño continuo porque la presión intraca- vitaria impide la perfusión adecuada de las arterias coronarias, lo cual induce infarto de sus tejidos y fibroelastosis subendocárdica. Por ello, el cuadro clínico del recién nacido con AS crítica depende tanto del grado de disfunción del LV como del grado de transición desde una circulación en paralelo hacia una circulación en serie (es decir, del cierre del agujero oval y el conducto arterioso). Los recién nacidos con AS leve a moderada en la que la función del LV se conserva son asintomáticos al nacimiento. Es posible que las únicas anomalías que se detecten correspondan a un soplo sistólico de expulsión y evidencia de hipertrofia ventricular izquierda en el ECG. Sin embargo, los recién nacidos con AS grave y alteración de la función del LV no son capaces de conservar un gasto cardiaco adecuado al nacimiento y experimentan colapso circulatorio una Figura 20-2. Características anatómicas de los distintos tipos de este- nosis aórtica congénita. A. Estenosis de la válvula aórtica. B. Estenosis aórtica supravalvular y su reparación (inserto). C. Estenosis aórtica subvalvular en túnel. D. Estenosis aórtica subvalvular membranosa. (Con autorización de Greenfield LJ, Mulholland MW, Oldham KT, et al, eds. Surgery: Scientific Principles and Practice, 3rd ed. Philadel- phia: Lippincott Williams & Wilkins, 2001:1448.) A B C D vez que el conducto se cierra, con disnea, taquipnea, irritabilidad, disminución de la amplitud del pulso, oliguria y acidosis metabólica intensa.7,21 Si el conducto arterioso permanece permeable, la per- fusión sistémica puede mantenerse a través de éste, gracias al flujo que proviene del RV, y el único signo puede ser cianosis. Diagnóstico. Es posible que los recién nacidos y los lactantes con AS grave tengan antecedentes hasta cierto punto inespecíficos de irritabilidad y detención del crecimiento y el desarrollo. La angina de pecho, si se presenta, suele manifestarse por episodios de llanto inconsolable que coinciden con la alimentación. Como se descri- bió antes, las evidencias de riego periférico deficiente, como la palidez extrema, indican obstrucción grave de la LVOT. La ciano- sis diferencial es un dato infrecuente, pero ocurre cuando el flujo retrógrado sólo es suficiente para mantener la perfusión normal de la porción superior del cuerpo, en tanto la PDA amplia produce cianosis en abdomen y extremidades inferiores. Entre los datos de la exploración física se encuentra soplo sis- tólico de expulsión, si bien un soplo leve puede indicar de manera paradójica enfermedad más grave con reducción del gasto cardiaco. Un chasquido sistólico confirma el origen valvular de la obstruc- ción. Conforme la disfunción del LV progresa surgen evidencias clínicas de insuficiencia cardiaca congestiva (CHF, congestive heart failure). El aspecto de la radiografía de tórax es variable, pero puede revelar dilatación de la raíz aórtica y a menudo el ECG muestra hipertrofia del LV. La ecocardiografía y el estudio de flujo con Doppler son en extremo útiles para establecer el diagnóstico, así como para cuantificar el gradiente transvalvular.22 Aún más, la ecocardiografía puede facilitar la valoración de malformacio- nes relacionadas con una AS crítica en el recién nacido, inclusive hipoplasia y estenosis mitral, fibroelastosis endocárdica del LV, estenosis subaórtica, comunicación interventricular (VSD) o coar- tación. La presencia de una o varias de estas anomalías tiene impli- caciones importantes en relación con las opciones terapéuticas para los pacientes. Aunque el cateterismo no se practica de manera sis- temática con fines diagnósticos, tal vez sea invaluable como parte del algoritmo terapéutico si la lesión es sensible a la valvulotomía con balón. Tratamiento. La primera decisión que debe tomarse en el recién nacido con obstrucción crítica de la LVOT es si el paciente es el indicado para la reparación de uno o ambos ventrículos. Un punto central en esta decisión es la valoración del grado de hipoplasia del LV y otras estructuras izquierdas. Alsoufi et al.23 describieron hace poco una estrategia racional para el recién nacido con obstrucción de la LVOT (fig. 20-3). El lactante con AS grave quizá necesite intervención quirúrgica urgente. Sin embargo, la posibilidad de estabilización preoperatoria modificó de manera notable el algoritmo clínico y la evolución en esta población.19,21 La estrategia preoperatoria comienza con intubación endotraqueal y apoyo inotrópico. Se inicia infusión de prostaglandinas para man- tener la permeabilidad del conducto arterioso y se efectúan estudios confirmatorios antes de la intervención quirúrgica. Por lo general, el tratamiento quirúrgico está indicado en presencia de un gradiente transvalvular de 50 mmHg con sínto- mas relacionados, como síncope, CHF o angina de pecho, o si el gradiente es de 50 a 75 mmHg con evidencia electrocardiográfica de sobrecarga en la pared del LV o isquemia. El recién nacido en estado crítico puede mostrar un gradiente mínimo a través de la válvula aórtica a causa de la función deficiente del LV. Estos individuos dependen de la permeabilidad del conducto arterioso para mantener la perfusión sistémica a partir del RV y todos los pacientes con AS crítica que dependen del conducto requieren tratamiento. Sin embargo, la elección de las opciones terapéuticas debe basarse en el conocimiento completo de las malformaciones vinculadas. Por ejemplo, en presencia de hipoplasia del LV (volu- men diastólico final en el LV < 20 ml/m2), o en caso de una válvula 3 http://booksmedicos.org 700 CON SIDERACION ES ESPECÍFICAS PARTE II mitral marcadamente anómala, no debe practicarse valvulotomía aórtica aislada porque los estudios demuestran una mortalidad alta en esta población después de ese procedimiento.24 Los pacientes con LV capaz de preservar el gasto sistémico son idóneos para la intervención que se propone aliviar la AS, casi siempre mediante valvulotomía con globo. En casos muy infre- cuentes, cuando la corrección con catéter no es una alternativa, la reparación de una AS valvular en lactantes y niños puede lograrse con técnicas estándar de circulación extracorporal (CPB) y expo- sición directa de la válvula aórtica. Se lleva a cabo una incisión transversal en la aorta ascendente por arriba del seno de Valsalva y se extiende hacia la porción no coronaria del seno, sin alcanzarlo. La exposición de la válvula se logra al colocar un retractor en el seno coronario derecho. Después de explorar la válvula, la comi- sura elegida se incide hasta una distancia de 1 a 2 mm de la pared aórtica (fig. 20-4). Hoy en día, la valvulotomía con balón que se practica en el consultorio tiene gran aceptación comoprocedimiento de elección para reducir los gradientes transvalvulares en lactantes y niños sintomáticos. Este procedimiento es una opción paliativa ideal porque la mortalidad por valvulotomía quirúrgica puede ser alta como resultado del estado crítico de estos pacientes. Por otra parte, la valvulotomía con balón libera el gradiente valvular y permite una futura intervención quirúrgica (la cual se requiere casi siem- pre en la mayoría de los individuos cuando se pueden implantar prótesis más grandes) en un tórax sin cicatrices. Un aspecto impor- tante durante la planificación de la valvulotomía aórtica, ya sea percutánea o por técnica quirúrgica abierta, es el riesgo de causar insuficiencia aórtica de importancia hemodinámica. La generación de una insuficiencia aórtica más que moderada es poco tolerable para un lactante con AS crítica, y quizá necesite un procedimiento urgente para sustituir o reparar la válvula aórtica. Figura 20-3. Algoritmo terapéutico para recién nacidos y lactantes con obstrucción crítica del infundíbulo ventricular izquierdo. Al principio, los pacientes pueden elegirse para una técnica univentricular o biventricular, según las características morfológicas, y la situación demográfica e institucional. (Con autorización de Alsoufi B, et al, Management options in neonates and infants with critical left ventricular outflow tract obs- truction. Eur J Cardiothorac Surg. 2007;31:1013. Fig. 1. Y de Oxford University Press.) Obstrucción crítica del infundíbulo ventricular izquierdo en recién nacido o lactante Trasplante cardiaco Reparación de cayado y cierre de comunicación interventricular Dos ventrículos Hipoplasia del cayado/coartación Obstrucción a un solo nivel Valvuloplastia percutánea con globo Valvulotomía quirúrgica Obstrucción en múltiples niveles Intervención quirúrgica de Ross Konno Estenosis intrínseca de la válvula aórtica Sin estenosis intrínseca de válvula aórtica Corrección por etapas Norwood estándar Norwood modificado Estrategia híbrida Ross Konno y reparación de cayado Sin comunicación interventricular Estenosis intrínseca de válvula aórtica Reconstrucción de cayado ± valvulotomía/Ross Konno Sin estenosis intrínseca de válvula aórtica Sólo reparación del cayado Ventrículo único Cirugía de Yasui Sin hipoplasia del cayado/coartación Comunicación ventricular Figura 20-4. Valvulotomía aórtica con circulación extracorporal. Se efectúa una incisión transversal en la aorta ascendente por encima de los senos de Valsalva y se extiende hasta acercarse al seno no coronario, sin alcanzarlo. La exposición se completa con la colocación de un retractor en el seno coronario derecho. Después de inspeccionar la válvula, la comisura elegida se incide hasta 1 a 2 mm de la pared aórtica. (Con autorización de Doty DB. Cardiac Surgery: A Looseleaf Workbook and Update Service. Chicago: Year Book, 1986. Copyright Elsevier.) Arteria coronaria derecha Incisión en la aorta ascendente Arteria coronaria izquierda Incisión en las comisuras http://booksmedicos.org 701 CARDIOPATÍAS CON GÉN ITAS CAPÍTU LO 20 En general, la valvulotomía con globo mediante catéter sus- tituyó la valvulotomía quirúrgica abierta. La decisión relativa a la técnica más adecuada para cada sujeto depende de varios facto- res cruciales, inclusive la experiencia médica de que se dispone, el estado general del paciente y su situación hemodinámica, así como la presencia de malformaciones cardiacas relacionadas que requieren reparación.25 Aunque en fecha reciente surgió evidencia que indica lo contrario, la valvulotomía simple, por vía percutánea o abierta, suele considerarse sólo un procedimiento paliativo. El objetivo es disminuir la obstrucción de la LVOT sin inducir reflujo con importancia clínica, a fin de lograr un crecimiento suficiente del anillo valvular que permita la sustitución de la válvula aórtica. La mayoría de los sobrevivientes de valvulotomía realizada durante la infancia necesita otras intervenciones sobre la válvula aórtica al cabo de 10 años.26 La valvulotomía puede ocasionar insuficiencia aórtica que, aunque no es lo suficientemente importante como para requerir una intervención en la infancia, sola o en combinación con la AS, puede dar como resultado la necesidad de una sustitución de la válvula aórtica. Es posible que los recién nacidos con hipoplasia grave o fibroelastosis endocárdica importante del LV no sean los sujetos indicados para la reparación de ambos ventrículos y reciben el mismo tratamiento que los lactantes con síndrome de hipoplasia de cavidades izquierdas del corazón (HLHS), que se analiza más A B C Válvula aórtica anómala Autoinjerto pulmonar Aloinjerto pulmonar adelante en la sección Síndrome de hipoplasia de cavidades izquier- das del corazón). Muchos cirujanos evitaban efectuar la sustitución de válvula aórtica por AS durante los primeros años de la infancia porque las válvulas mecánicas que solían usarse podían resultar pequeñas al crecer el niño y requerir una sustitución ulterior, además de consi- derar que el uso obligado de anticoagulación tras la aplicación de válvulas mecánicas inducía un riesgo sustancial de complicaciones. Asimismo, la incidencia de endocarditis bacteriana o fuga peri- valvular tras la colocación de válvulas mecánicas es alta y quizá necesite reintervención. La utilización de aloinjertos y el advenimiento del procedi- miento de Ross evitan en gran medida estos problemas y consti- tuyen una opción viable para la corrección definitiva temprana de la AS crítica.19,27,28 En 1967, Donald Ross describió por primera vez la transposición de la válvula pulmonar hacia la posición aór- tica con reconstrucción de la vía de salida pulmonar mediante un aloinjerto.27 El resultado de esta intervención quirúrgica es una válvula semilunar de tres valvas elaborada con el propio tejido del paciente, con la posibilidad de crecimiento hasta el tamaño adulto en la posición aórtica, en lugar de una válvula aórtica dañada (fig. 20-5). El procedimiento de Ross se ha vuelto una opción útil para la sustitución valvular aórtica en niños, por su mayor durabilidad y porque puede llevarse a cabo con índices de morbilidad y morta- Figura 20-5. A a C. Autoinjerto pulmonar para susti- tuir la válvula aórtica. Esta última y la aorta adyacente se cortan, y se conservan botones de tejido aórtico alre- dedor de los ostia coronarios. La válvula pulmonar y el tronco pulmonar se cortan y transfieren a la posición de la válvula aórtica. Los botones coronarios se unen a la raíz neoaórtica. Se inserta un aloinjerto pulmonar para restablecer el flujo a través del infundíbulo ven- tricular derecho. (Con autorización de Kouchokos NT, Davila-Roman VG, Spray TL, et al. Replacement of the aortic root with a pulmonary autrograft in children and young adults with aortic-valve disease. N Engl J Med. 1994;330:1.) http://booksmedicos.org 702 CON SIDERACION ES ESPECÍFICAS PARTE II lidad aceptables. La colocación de un conducto pulmonar, que no crece y que con el tiempo se calcifica y se vuelve estenótico, obliga a operar de nuevo al paciente para reponer el ventrículo derecho en el conducto arterial pulmonar. Karamlou et al.29 revisaron los resultados y los factores de riesgo relacionados con la sustitución valvular aórtica de 160 niños del Hospital for Sick Children en Toronto. Ellos encontraron que la menor edad, el peso más redu- cido al momento de la intervención quirúrgica, el funcionamiento concurrente de la sustitución o la reconstrucción de la raíz aórtica y el uso de prótesis distinta a un aloinjerto pulmonar eran facto- res predictivos importantes de muerte, mientras que el uso de una válvula bioprotésica o un aloinjerto, y el año más temprano de la cirugía se identificaron como factores de riesgo significativos para repetición de la sustitución valvular aórtica. El uso de autoinjer- tos se relacionó con amortiguación de la progresión del gradiente máximo en la válvulaprotésica y un descenso rápido en la dimen- sión ventricular izquierda al final de la diástole (fig. 20-6). Acorde con estos datos, Lupinetti y Jones28 compararon la sustitución val- vular aórtica con aloinjerto con el procedimiento de Ross y encon- traron una disminución más importante del gradiente transvalvular y regresión de la hipertrofia ventricular izquierda en los pacientes que se sometieron al procedimiento de Ross. En algunos casos, quizá sea imposible la utilización de la válvula pulmonar por las malformaciones implícitas o por ausencia congénita. Estos niños no son los indicados para el procedimiento de Ross y ahora casi siempre se tratan con aloinjertos crioconservados (válvulas aórti- cas humanas cadavéricas). Algunas veces, las dimensiones de los infundíbulos de ambos ventrículos discrepan, sobre todo en casos de AS crítica en lactantes. En estos sujetos, el autoinjerto pulmonar se coloca de tal manera que también permita agrandar el anillo aórtico (Ross/Konno) (fig. 20-7). La AS subvalvular se localiza bajo la válvula aórtica y puede clasificarse como leve o en túnel (difusa). La estenosis subaórtica leve se distingue por la presencia de un diafragma fibromuscular delgado en un punto proximal inmediato a la válvula aórtica. Este diafragma suele extenderse 180 grados o más con forma circular o semilunar y a veces se adhiere a la válvula mitral y el tabique interventricular.21 La válvula aórtica misma casi siempre es nor- mal, aunque la turbulencia que la estenosis subvalvular induce puede afectar la morfología de las válvulas y la competencia de la estructura. La AS subvalvular difusa se caracteriza por una obstrucción alargada con forma de túnel que puede extenderse hasta la punta del LV. La distinción entre cardiomiopatía hipertrófica y estenosis subaórtica difusa resulta difícil en algunos individuos. La inter- vención quirúrgica para AS subvalvular está indicada cuando el gradiente de presión es > 30 mmHg o en presencia de síntomas de obstrucción de la LVOT.30 Dado que la reparación de la estenosis subaórtica aislada y leve puede llevarse a cabo con bajos índices de morbilidad y mortalidad, algunos cirujanos sugieren la reparación de todos los casos de AS leve para evitar la progresión de la este- nosis y la aparición de insuficiencia aórtica, aunque la resección subaórtica debe posponerse hasta que el gradiente del LV sea > 30 mmHg porque la mayoría de los niños con un gradiente del LV inicial < 30 mmHg tiene enfermedad silenciosa.31 Muchas veces se necesita una aortoventriculoplastia para tratar la AS difusa, como se describió antes. Por lo general, los resultados son excelentes, con una mortalidad quirúrgica menor de 5%.32 La AS supravalvular se presenta con menor frecuencia y puede clasificarse en un tipo leve, que genera deformidad de la aorta en reloj de arena, y uno difuso, que puede afectar todo el cayado y las arterias braquiocefálicas. Las valvas de la válvula aór- tica suelen ser normales, pero en algunos casos tal vez se adhieran a la estenosis supravalvular y estrechan los senos de Valsalva durante la diástole, lo cual restringe la perfusión de las arterias coronarias. Además, en estos pacientes es posible demostrar cam- bios acelerados de hiperplasia de la íntima en las arterias coronarias porque la posición proximal de estas estructuras las somete a pre- siones de perfusión anormalmente altas. Los signos y síntomas de la AS supravalvular se asemejan a los de otras modalidades de obstrucción de la LVOT. Cerca de 50% de los enfermos tiene como manifestación un soplo asinto- mático al momento de la presentación. Con una frecuencia muy similar aparecen síncope, baja tolerancia al ejercicio y angina de pecho. En ocasiones, la estenosis supravalvular se vincula con el síndrome de Williams, que se caracteriza por facies de duende, retraso mental e hipercalcemia.33 Tras la exploración sistemática, debe efectuarse cateterismo cardiaco para definir la anatomía coronaria, así como para cuantificar el grado de obstrucción. Un gradiente ≥ 50 mmHg es una indicación de intervención quirúr- gica; sin embargo, el clínico debe descartar la coexistencia de cualquier otra lesión, como estenosis pulmonar, que es frecuente y puede complicar la reparación. La presentación focal de la AS supravalvular se resuelve mediante una aortotomía invertida en “Y” que cruza el área de estenosis y se ubica por encima de la arteria coronaria derecha. Luego se incide el reborde que causa la obstrucción y se aplica un parche con forma de pantalón para cerrar la incisión.21 La modalidad difusa de estenosis supravalvular es más variable y el procedimiento quirúrgico específico debe modi- ficarse de acuerdo con la anatomía de cada paciente. En gene- ral, puede efectuarse endarterectomía aórtica con ampliación mediante parche o, si el estrechamiento se extiende más allá del cayado aórtico, colocarse un injerto protésico entre la aorta ascen- dente y la descendente. Los resultados quirúrgicos en caso de AS supravalvular leve casi siempre son buenos y la mortalidad hos- pitalaria es < 1%, en tanto que la supervivencia actuarial excede 90% a 20 años.34 La reparación de la presentación difusa es más riesgosa y la mortalidad que conlleva es de 15% según un estudio reciente.34,35 Conducto arterioso persistente Anatomía. El conducto arterioso se deriva del sexto arco aórtico y, en situaciones normales, se extiende desde el tronco de la arteria pulmonar (PA) o su rama izquierda a la aorta torácica descendente, Figura 20-6. Progresión esperada del gradiente valvular protésico instantáneo máximo después de reemplazo valvular aórtico inicial (AVR) estratificado por tipo de prótesis (autoinjerto en contraposi- ción con no autoinjerto) para un paciente hipotético de tres años de edad que se sometió a AVR en 1990. Las líneas continuas represen- tan estimaciones puntuales de un modelo mixto de regresión lineal (rodeado por sus intervalos de confianza a 90% en líneas discon- tinuas). AoV, válvula aórtica. (Con autorización de Karamlou T, et al. Outcomes and associated risk factors for aortic valve repla- cement in 160 children: A competing risks analysis. Circulation. 2005;112:3462.) Años desde la AVR inicial G ra di en te A oV in st an tá ne o m áx im o (m m H g) 0 2 4 6 8 10 80 60 40 20 0 Autoinjerto Sin autoinjerto http://booksmedicos.org 703 CARDIOPATÍAS CON GÉN ITAS CAPÍTU LO 20 en un punto distal al origen de la arteria subclavia izquierda. El flujo a través del conducto es considerable en el sistema cardiovas- cular normal del feto (alrededor de 60% del gasto de ambos ven- trículos) y se dirige de manera exclusiva de la PA a la aorta.36 La longitud del conducto puede variar de 2 a 8 mm durante el periodo neonatal y su diámetro es de 4 a 12 mm. Las prostaglandinas E2 (PGE2) e I2 (PGI2) producidas local- mente y circulantes inducen una relajación activa de la muscula- tura del conducto, lo cual lo mantiene con permeabilidad máxima durante el periodo fetal.37 Al nacimiento, el incremento del flujo sanguíneo pulmonar metaboliza estos productos de prostaglandi- nas, lo que aunado a la eliminación de la placenta, que es una de sus fuentes principales, resulta en una disminución intensa de la con- centración de estas sustancias relajantes. Asimismo la liberación de histamina, catecolaminas, bradicinina y acetilcolina promueve la contracción de la musculatura del conducto. Además de estas interacciones complejas, el incremento de la presión de oxígeno en la sangre fetal es el estímulo principal para la contracción del mús- culo liso y el cierre del conducto durante las 10 a 15 h posteriores al nacimiento.38 El cierre anatómico por fibrosis produce el ligamento arterioso, que conecta la PA con la aorta. El cierre tardío del conducto se denomina permeabilidad pro- longada, en tanto que la falta de cierre causa persistencia, la cual se presenta como fenómeno aislado o junto con otras malformacionescongénitas cardiacas más complejas. En muchos lactantes con este último tipo de malformaciones, las perfusiones pulmonar o sisté- mica tal vez dependan del flujo a través del conducto y es posible que ocurra una descompensación si no se administra prostaglan- dina E (PGE) exógena para mantenerlo abierto. Historia natural. La incidencia de conducto arterioso persistente (PDA) se aproxima a 1 por cada 2 000 nacimientos; sin embargo, se incrementa de manera notoria a la par que la premadurez.39 Algunos estudios indican que hasta 75% de los recién nacidos de 28 a 30 semanas de gestación presenta PDA. Esta última es más frecuente en mujeres, con una proporción de 2:1.39 La PDA no es una alteración benigna, aunque se conocen casos de supervivencia prolongada. La tasa estimada de muerte Figura 20-7. La aortoventriculoplastia de Kon- no-Rastan permite ampliar de manera significa- tiva el anillo aórtico y la región subaórtica. A. Se practica una aortotomía vertical a la izquierda de la arteria coronaria derecha y se extiende hasta el infundíbulo ventricular derecho. Tras extirpar la válvula aórtica se incide el tabique interventricu- lar y se fija una prótesis de válvula aórtica al anillo agrandado. B. El tabique interventricular y la aor- totomía se cierran con un parche de dacrón, que se une al anillo para sutura de la prótesis. C. Un parche pericárdico independiente cierra la ventriculotomía derecha. (Con autorización de Misbach GA, Turley K, Ullyot DJ, et al. Left ventricular outflow enlarge- ment by the Konno procedure. J Thorac Cardiovasc Surg 1982; 84:696. Copyright Elsevier.) A B C Válvula protésica Aortotomía vertical Incisión en el tabique interventricular Parche de dacrón Parche de pericardio para lactantes con PDA aislada sin tratamiento es cercana a 30%.40 La principal causa de muerte es CHF, con infección de vías respi- ratorias como causa secundaria. La ocurrencia de endocarditis es más factible cuando el conducto es pequeño y raras veces resulta letal si se inicia tratamiento enérgico y oportuno con antibióticos. Manifestaciones clínicas y diagnóstico. Después del nacimiento, en un aparato cardiovascular normal en otros sentidos, la PDA ocasiona un cortocircuito de izquierda a derecha que depende del diámetro de la luz del conducto y su longitud total. Puesto que la PVR se reduce 16 a 18 semanas después del nacimiento, el cortocircuito se incrementa y, por último, su flujo lo deter- minan las resistencias relativas de las circulaciones pulmonar y sistémica. Las consecuencias hemodinámicas de un cortocircuito no restrictivo a través del conducto son sobrecarga de volumen en el LV con incremento de las presiones en la aurícula izquierda (LA) y la PA, y sobrecarga de la pared del RV por incremento de la poscarga. Estos cambios producen aumento de la descarga simpática, taquicardia, taquipnea e hipertrofia ventricular. El cor- tocircuito diastólico causa disminución de la presión diastólica aórtica e incremento del potencial de isquemia miocárdica e hipo- perfusión de otros órganos sistémicos, en tanto que el aumento del flujo pulmonar conduce a incremento del trabajo respiratorio y disminución del intercambio de gases. El flujo irrestricto a tra- vés del conducto puede ocasionar hipertensión pulmonar durante el primer año de vida. Estos cambios se atenúan de manera sig- nificativa si el tamaño del conducto es moderado y no ocurren si es pequeño. La exploración física del lactante afectado revela eviden- cias de circulación hiperdinámica con presión de pulso amplia e hiperactividad precordial. La auscultación demuestra un soplo sistólico o continuo, que a menudo se denomina soplo de maqui- naria. No se observa cianosis en casos de PDA aislado y sin com- plicaciones. La radiografía de tórax puede mostrar incremento de la vascularidad pulmonar o cardiomegalia y el ECG, sobrecarga del RV, crecimiento de la LA y tal vez hipertrofia del LV. El http://booksmedicos.org 704 CON SIDERACION ES ESPECÍFICAS PARTE II ecocardiograma con flujo de color muestra de modo confiable la persistencia del conducto y permite calcular la intensidad del cortocircuito. El cateterismo cardiaco sólo es necesario cuando se sospecha hipertensión pulmonar. Tratamiento. La PDA constituye una indicación suficiente para el cierre a causa del incremento de la mortalidad y el riesgo más alto de endocarditis.2,4 En pacientes de mayor edad con hiperten- sión pulmonar, tal vez el cierre no mejore los síntomas y se rela- ciona con una mortalidad mucho más alta. La intervención enérgica con indometacina para lograr el cierre temprano del conducto resulta beneficiosa en recién naci- dos prematuros a menos que existan contraindicaciones, como la enterocolitis necrosante o la insuficiencia cardiaca.41 Sin embargo, los recién nacidos a término no suelen responder al tratamiento farmacológico con indometacina, por lo cual requieren cierre mecánico al confirmar el diagnóstico. Éste puede efectuarse por medios quirúrgicos o por cateterismo.12,42,43 Hoy en día se utiliza más la colocación transluminal de diversos dispositivos para oclu- sión, como la sombrilla doble de Rashkind o la embolización con resortes de Gianturco.42 No obstante, la colocación de implementos por vía percutánea conlleva diversas complicaciones, como trom- boembolia, endocarditis, oclusión incompleta, lesión vascular y hemorragia consecutiva a perforación.43Además, estas técnicas no pueden aplicarse en recién nacidos muy pequeños porque los vasos periféricos no permiten un acceso adecuado para la introducción de los dispositivos. El cierre quirúrgico puede llevarse a cabo mediante técnica abierta o asistida con video. La técnica abierta requiere toracoto- mía lateral posterior en el cuarto o quinto espacio intercostal, al lado de la aorta (casi siempre a la izquierda). Luego, el pulmón se retrae hacia adelante. En el recién nacido, la PDA se cierra con un broche quirúrgico o con sutura permanente. En pacientes mayores, se aplica una ligadura triple a la PDA. Debe tenerse cuidado de Figura 20-8. A. Perspectiva del cirujano de la persistencia de un conducto arterioso que se expone a través de toracotomía izquierda. B. La pleura que cubre el istmo aórtico se incide y retrae. C y D. Técnica de ligadura triple. A., arteria; N., nervio. (Con autorización de Castaneda AR, Jonas RA, Mayer JE, et al. Cardiac Surgery of the Neonate and Infant. Philadelphia: W.B. Saunders; 1994:208. Copyright Elsevier.) A B C D A. pulmonar Aorta N. laríngeo recurrente N. vago Ligadura triple del conducto Aorta descendente Istmo Conducto arterioso persistente N. frénico izquierdo evitar el nervio laríngeo recurrente que transcurre alrededor del conducto arterioso. Éste puede ligarse también a través de ester- notomía mediana, pero esta técnica casi siempre se utiliza sólo en sujetos con lesiones adicionales en el corazón o grandes vasos que requieren reparación. A veces, el conducto es corto y ancho, cuya dimensión transversal es casi igual a la longitudinal. En este caso se recomienda la división entre pinzas vasculares con cie- rre por sutura de ambos extremos (fig. 20-8). En casos extremos, una opción es usar la CPB para descomprimir un conducto grande durante la ligadura. Aunque también se describe la oclusión con grapas metáli- cas mediante toracoscopia asistida con video, este procedimiento tiene pocas ventajas con respecto a la técnica quirúrgica están- dar.12 Sin embargo, los recién nacidos prematuros y los preesco- lares pueden responder bien a la técnica toracoscópica, mientras que los niños mayores (con más de cinco años de edad) y aque- llos con conductos más pequeños (< 3 mm) responden bien a la oclusión con resortes. De hecho, Moore et al. concluyeron con base en sus series, que la oclusión con resortes es el procedi- miento de elección en conductos menores de 4 mm.44 Las tasas de cierre completo mediante técnicas por cateterismo mejoran de manera progresiva.Aun así, los estudios comparativos de costo y evolución entre la intervención quirúrgica abierta para cierre del conducto y los procedimientos basados en cateterismo no aportan datos de peso para preferir una u otra modalidad. Burke llevó a cabo una revisión de la oclusión con resortes y cirugía torácica asistida con video en el Miami Children’s Hospital, y encontró que ambas opciones son eficaces y tienen menor morbilidad que la toracotomía tradicional.12 Resultados. La mortalidad quirúrgica en pacientes prematuros es muy baja, aunque la tasa de mortalidad hospitalaria es signifi- cativa como consecuencia de otras complicaciones de la prema- durez. La mortalidad es < 1% en lactantes mayores y niños. Es http://booksmedicos.org 705 CARDIOPATÍAS CON GÉN ITAS CAPÍTU LO 20 inusual la aparición de hemorragia, quilotórax, parálisis de las cuerdas vocales y necesidad de reintervenir. El advenimiento de la toracotomía con conservación de la musculatura casi eliminó el riesgo de disfunción subsiguiente de la extremidad superior o anomalías pectorales.45 Coartación de la aorta Anatomía. La coartación de la aorta (COA, coarctation of the aorta) se define como un estrechamiento luminal en la aorta, que obstruye el flujo sanguíneo. Por lo general, el estrechamiento se ubica en un punto distal a la arteria subclavia izquierda. El origen embriológico de la COA es motivo de controversias. Una teoría sostiene que el borde obstructor, que se compone sobre todo de tejido semejante al del conducto, se forma conforme el conducto arterioso involuciona.46 La otra teoría indica que la disminución del istmo aórtico es consecutiva a la reducción del flujo aórtico en lactantes con incremento de la circulación ductal. Como resultado directo de la obstrucción al flujo aórtico, surge una circulación colateral extensa que afecta sobre todo los vasos arteriales intercostales y mamarios. Esto se manifiesta como un dato radiográfico de muescas en el borde costal inferior, así como presencia de pulso prominente bajo las costillas. En la COA es posible encontrar anomalías concomitantes como VSD, PDA y ASD, pero la más frecuente es la aorta bicús- pide, que puede demostrarse en 25 a 42% de los casos.47 Fisiopatología. Los lactantes con COA manifiestan síntomas ori- ginados por obstrucción del flujo del infundíbulo del LV, inclusive incremento de la circulación pulmonar y, más tarde, insuficiencia biventricular. Además, aparece hipertensión sistémica proximal como resultado de la obstrucción mecánica a la expulsión ventricu- lar y de la activación del sistema renina-angiotensina-aldosterona consecutiva a hipoperfusión. Es interesante notar que la hiperten- sión a menudo persiste aun tras la corrección quirúrgica a pesar de la eliminación completa de la obstrucción mecánica y del gradiente de presión.48 Está demostrado que la corrección quirúrgica tem- prana puede evitar la ocurrencia de hipertensión a largo plazo, que sin duda contribuye a muchas de las secuelas adversas de la COA, como desarrollo de aneurismas en el polígono de Willis, disección y rotura aórticas, e incremento de la incidencia de arteriopatía coro- naria con infarto miocárdico secundario.49 Diagnóstico. Es posible que la COA se vuelva sintomática durante el periodo neonatal en presencia de otras anomalías o en la adolescencia tardía, con el inicio de insuficiencia ventricular izquierda. La exploración física revela hiperdinamia precordial con un soplo de tono grave que se localiza en el lado izquierdo del tórax y la espalda. Los pulsos femorales disminuyen de manera drástica en comparación con los de las extremidades superiores y puede detectarse cianosis diferencial hasta el momento del cierre del conducto. La ecocardiografía hace posible demostrar con claridad el estrechamiento del segmento aórtico y definir el gradiente de pre- sión a través del segmento con estenosis. Además, provee infor- mación detallada de anomalías concomitantes. La aortografía sólo se utiliza en los casos en que los datos ecocardiográficos no son definitivos. Tratamiento. Las medidas terapéuticas sistemáticas de COA hemodinámicamente significativa son quirúrgicas en todos los grupos de edad. Cada vez se recurre con mayor frecuencia a la reparación a través de catéter en pacientes mayores y en aquellos con coartación recidivante después de reparación quirúrgica. Se ha usado la dilatación con globo de la coartación nativa en recién nacidos con resultados deficientes. La técnica que más se emplea hoy en día es la resección con anastomosis terminoterminal o anastomosis terminoterminal amplia con eliminación cuidadosa de todo el tejido del conducto.50,51 La anastomosis terminoterminal extendida también permite al cirujano corregir la hipoplasia trans- versal del cayado, que es frecuente en lactantes con coartación aórtica.52,53 La aortoplastia con colgajo subclavio es otra técnica de reparación, aunque hoy en día se usa con menor frecuencia por el riesgo de formación tardía de aneurisma y posible subde- sarrollo de la extremidad superior izquierda por isquemia.51 En este método, se corta la arteria subclavia izquierda y se desciende sobre el segmento que sufrió coartación como parche vasculari- zado. El principal beneficio de estas técnicas es que no incluyen el uso de materiales protésicos y la evidencia sugiere que la anasto- mosis terminoterminal extendida podría promover el crecimiento del cayado, sobre todo en lactantes con diámetros iniciales más pequeños del cayado aórtico.52 Sin embargo, a pesar de los beneficios, la anastomosis ter- minoterminal extendida tal vez no sea factible cuando hay un seg- mento largo de coartación o cuando ya se practicó una intervención quirúrgica previa, porque el tejido aórtico por arriba y abajo de la lesión no es suficiente para permitir su movilización. En tales casos, es indispensable utilizar material protésico, como la aor- toplastia con parche, en la cual se usa un parche protésico para ampliar el segmento que sufrió coartación, o la interposición de un injerto tubular. Las complicaciones más frecuentes después de la reparación de una COA son reestenosis tardía y formación de aneurismas en el sitio de la reparación.54-56 La formación de aneurismas es en espe- cial ordinaria luego de la aortoplastia con parche de dacrón. En una serie que incluyó a 891 pacientes, 5.4% del total presentó aneuris- mas: 89% en el grupo con aortoplastia con parche de dacrón y sólo 8% en quienes se sometieron a resección con anastomosis primaria terminoterminal.54 Otra complicación observada menos a menudo es la parálisis de la porción inferior del cuerpo por lesión isquémica de la médula espinal durante la reparación. Esta evolución temible complica 0.5% de todas las reconstrucciones quirúrgicas, pero su incidencia puede limitarse mediante el uso de algún método de per- fusión distal, de preferencia derivación del hemicardio izquierdo con el uso de la arteria femoral o la aorta torácica distal para esta- blecer el flujo arterial de entrada y de la vena femoral o la aurícula izquierda para el retorno venoso.50 Por lo regular, estas técnicas se utilizan sólo en pacientes mayores con coartaciones complejas que podrían requerir tiempos más prolongados con las pinzas aórticas colocadas, con frecuencia en presencia de grandes vasos colaterales o intervención quirúrgica previa. La hipertensión también se reconoce después de la reparación de la COA. Bouchart et al. informaron que en una cohorte de 35 adultos hipertensos (edad promedio de 28 años) que fueron objeto de reparación, a pesar de la evolución anatómica satisfactoria, sólo 23 se mantenían normotensos tras un seguimiento promedio de 165 meses.55 Asimismo, Bhat et al. informaron que en un grupo de 84 individuos (edad promedio al momento de la reparación, 29 años), la hipertensión persistía en 31% tras un seguimiento posquirúrgico promedio de cinco años.56 Aunque la reparación quirúrgica aún es el estándar de oro,el tratamiento de la COA por cateterismo se convirtió en una prác- tica socorrida. La dilatación con balón y el implante primario de prótesis se utilizan con éxito. El estudio más extenso relativo a los resultados de la angioplastia con balón se basó en 970 intervencio- nes: 422 COA primarias y 548 casos de recurrencia. La reducción promedio del gradiente fue de 74 ± 24% en el caso de COA pri- maria y de 70 ± 31% para COA recurrente.57 Esto demostró que la terapéutica basada en cateterismo puede lograr resultados eficaces semejantes tanto en enfermos con COA recurrente como en aque- llos con COA primaria, un dato con implicaciones de gran alcance en relación con el nuevo paradigma de los algoritmos de trata- http://booksmedicos.org 706 CON SIDERACION ES ESPECÍFICAS PARTE II miento multidisciplinario para las CHD. En el informe del estudio de valvuloplastia y angioplastia de anomalías congénitas, los fac- tores de riesgo independientes para un resultado menos que óptimo del procedimiento fueron gradiente mayor previo a la angioplastia, realización más temprana del procedimiento, edad más avanzada del paciente y recurrencia de la COA.57 El gradiente tras la dilatación con balón es aceptable en la mayoría de los estudios. Sin embargo, el resultado del procedi- miento es subóptimo y el gradiente posterior a la intervención es de 20 mmHg o más en una minoría significativa de pacientes (0 a 26%). Tales enfermos pueden considerarse los sujetos idóneos para la colocación primaria de prótesis. La reestenosis es mucho más inusual en niños y se considera reflejo de la calidad de la cica- trización de la pared vascular y el crecimiento permanente en el grupo pediátrico. Las muertes por el procedimiento también son escasas (< 1%) y su complicación principal es la formación de aneurismas, que ocurre en 7% de los individuos.50 Muchos autores demostraron una mejoría en la eliminación de la estenosis mediante la implantación de prótesis en comparación con la dilatación con balón aislada, si bien las complicaciones a largo plazo en cuanto a la distensibilidad de la pared vascular se desconocen en gran medida; hoy en día, sólo se cuenta con datos a mediano plazo. En resumen, los niños menores de seis meses con COA al nacimiento deben tratarse mediante reparación quirúrgica, en tanto que quienes requieren tratamiento a edad posterior pueden ser las personas idóneas para la dilatación con balón o el implante prima- rio de prótesis.50 En casos de reestenosis se prefiere el cateterismo luego del tratamiento quirúrgico o intravascular de primera inten- ción. Tronco arterioso Anatomía. El tronco arterioso es una anomalía poco común: constituye 1 a 4% de todos los casos de CHD.58 Se caracteriza por la presencia de un conducto arterial único que se origina a partir del corazón, cabalga sobre el tabique interventricular y aporta las circulaciones pulmonar, sistémica y coronaria. Figura 20-9. Las clasificaciones del tronco arterioso de Collett y Edwards, y la de van Praagh muestran similitudes. El tipo I corresponde al tipo A1. Los tipos II y III se agrupan para formar el tipo A2 porque no tienen diferencias significativas en cuanto a embriología ni terapéutica. El tipo A3 denota lesiones con arteria pulmonar unilateral con flujo colateral hacia el pulmón contralateral (hemitronco). El tipo A4 es un tronco arterioso relacionado con interrupción del cayado aórtico (13% de todos los casos de tronco arterioso). (Con autorización de Fyler DC: Truncus arteriosus, en Fyler DC, ed. Nadas’ Pediatric Cardiology. Philadelphia: Hanley and Belfus, 1992:676. Copyright Elsevier. Adaptada de Her- nanz-Schulman M, Fellows KE: Persistent truncus arteriosus: Pathologic, diagnostic and therapeutic considerations. Semin Roentgenol 20:121, 1985. Copyright Elsevier.) I Collett y Edwards Van Praagh II III IV A1 A2 A3 A4 Los dos principales sistemas de clasificación son el de Collett y Edwards, descrito en 1949, y el de Van Praagh y Van Praagh, des- crito en 1965 (fig. 20-9).59,60 La clasificación de Collett y Edwards se enfoca sobre todo en el origen de las arterias pulmonares a partir del tronco arterial común, en tanto que el sistema de Van Praagh se basa en la presencia o ausencia de VSD, el grado de formación del tabique aortopulmonar y el estado del cayado aórtico. Durante la vida embrionaria el tronco arterioso empieza a separarse de manera normal mediante un crecimiento en espiral que da origen a una arteria pulmonar anterior y una aorta posterior. De ahí que la persistencia del tronco arterioso represente una deten- ción del desarrollo embrionario en esta fase.61 Otros fenómenos que participan en su formación son torsión del tronco en división a causa del plegamiento de los ventrículos, atresia subinfundibu- lar y localización anómala de los sitios de fijación de las válvulas semilunares.62 La cresta neural también puede desempeñar una función crucial en la formación normal de los grandes vasos, toda vez que estudios experimentales en embriones de pollo demuestran que su ablación induce la persistencia del tronco arterioso.63 La cresta neural se transforma en las bolsas faríngeas que dan origen al timo y las glándulas paratiroides, lo cual puede explicar la corre- lación entre tronco arterioso y síndrome de DiGeorge.64 El anillo de la válvula del tronco suele encontrarse a horcaja- das sobre el tabique interventricular de manera “balanceada”; sin embargo, no es inusual que se ubique de modo predominante sobre el RV, lo cual incrementa el potencial de obstrucción de la LVOT tras la reparación quirúrgica. En la mayoría de los casos, las val- vas experimentan engrosamiento y deformación, que conducen a insuficiencia valvular. Aunque casi siempre hay tres valvas (60%), en ocasiones pueden detectarse válvulas bicúspides (50%) o aun tetracúspides (25%).65 En presencia del tronco arterioso, el tronco pulmonar se bifurca y las arterias pulmonares izquierda y derecha se forman en un sitio distal y casi siempre sobre el lado izquierdo. El calibre de las ramas arteriales pulmonares suele ser normal, con estenosis o hipoplasia difusa sólo en casos poco comunes. http://booksmedicos.org 707 CARDIOPATÍAS CON GÉN ITAS CAPÍTU LO 20 Aunque es posible que las arterias coronarias sean norma- les, las anomalías no son inusuales y se encuentran en 50% de los casos.65,66 Muchas de estas anomalías son hasta cierto punto menores, pero dos variantes revisten importancia especial por sus implicaciones para la reparación quirúrgica del conducto. La primera es que el ostium coronario izquierdo puede originarse en un sitio alto en el seno de Valsalva o incluso a partir del tejido del tronco pulmonar, en el borde en que se forma su arco. Una arteria coronaria con estas características puede lesionarse durante la reparación cuando las arterias pulmonares se seccio- nan del tronco o cuando la malformación troncal se cierra. La segunda anomalía es el origen de una arteria anterior descen- dente accesoria importante a partir de la arteria coronaria dere- cha; a menudo la arteria anómala desciende sobre el RV en el sitio preciso en que la ventriculotomía derecha suele practicarse durante la reparación.65,66 Fisiología y diagnóstico. Las principales consecuencias fisio- patológicas del tronco arterioso son: a) la mezcla obligada de san- gre sistémica y pulmonar a nivel de la VSD y la válvula troncal, que conduce a saturación arterial cercana a 85%, y b) la presen- cia de un cortocircuito de izquierda a derecha no restrictivo, que persiste durante la sístole y la diástole, cuyo volumen depende de las resistencias relativas de las circulaciones pulmonar y sis- témica.65 Además, la estenosis o la insuficiencia en la válvula troncal, la presencia de obstrucción importante de la LVOT y la estenosis de las ramas de la arteria pulmonar pueden contribuir a incrementar la carga de presión y volumen de ambos ventrícu- los. Muchas veces estas lesiones producen insuficiencia cardiacagrave e inestabilidad cardiovascular durante los primeros años de la vida. La PVR puede aparecer desde los seis meses de edad y se correlaciona con resultados inadecuados tras la corrección quirúrgica tardía. Por lo general, los pacientes con tronco arterioso se presentan en el periodo neonatal, con signos y síntomas de CHF, y cianosis leve a moderada. Es posible identificar un soplo holosistólico sobre el borde izquierdo del esternón y, en ocasiones, un soplo diastólico que se debe al reflujo troncal. La radiografía de tórax muestra cambios por incremento de la circulación pulmonar y es posible apreciar un cayado aórtico derecho en 35% de los casos. El ECG suele ser inespecífico, con ritmo sinusal normal e hipertrofia biventricular. La ecocardiografía con Doppler de flujo en color o Doppler de pulso permite establecer el diagnóstico y aporta la información suficiente para conocer el tipo de tronco arterioso, el sitio de origen de las arterias coronarias y su proximidad con el tronco pulmonar, el tipo de valvas de la válvula troncal y el grado de insuficiencia de la misma.65 El cateterismo cardiaco quizá sea útil en casos en que se sospecha hipertensión pulmonar o para delinear de manera más precisa las anomalías de las arterias coronarias antes de la reparación. La presencia de tronco arterioso constituye una indicación para intervención quirúrgica. La reconstrucción debe efectuarse durante el periodo neonatal o tan pronto como se establezca el diagnóstico. La fisiología de Eisenmenger, que se detecta sobre todo en niños mayores, es la única contraindicación absoluta para la corrección quirúrgica. Reparación. El primer procedimiento para la corrección del tronco arterioso fue la banda de la PA, como lo describieron Armer et al. en 1961.67 Sin embargo, esta técnica sólo lograba una mejoría marginal de un año en las tasas de supervivencia a causa de la apa- rición inevitable de insuficiencia ventricular. No obstante, en 1967 McGoon et al. llevaron a cabo una reparación completa con base en el trabajo experimental de Rastelli, quien introdujo la idea de que podría utilizarse un conducto valvular extracardiaco para restituir la comunicación entre el ventrículo y la PA.68 Durante los siguien- tes 20 años, las tasas de supervivencia mejoraron y ello condujo a la adopción uniforme de la reparación completa aun en los recién nacidos más pequeños y de menor edad.58,65,69 La corrección quirúrgica suele requerir el uso de CPB. La reparación se lleva a cabo mediante la separación de las arte- rias pulmonares de la aorta, el cierre de la malformación aórtica (a veces con un parche) para disminuir las complicaciones del flujo coronario, la colocación de un aloinjerto criopreservado con vál- vulas o de un conducto de la vena yugular valvulado para recons- truir el infundíbulo ventricular derecho (RVOT, right ventricular outflow tract) y el cierre de la comunicación interventricular. La estenosis importante de la rama arterial pulmonar debe repararse al momento de la reconstrucción completa, lo cual casi siempre puede efectuarse mediante arterioplastia con un aloinjerto como parche longitudinal. La insuficiencia de la válvula troncal grave quizá necesite sustitución valvular, lo cual se logra con un aloin- jerto criopreservado.70 Resultados. Los resultados de la reparación completa del tronco arterioso mejoran de manera constante. Ebert informó una tasa de supervivencia de 91% en su estudio en 77 pacientes menores de seis meses de edad; estudios ulteriores de otros autores confirman sus datos y demuestran que pueden obtenerse resultados excelentes inclusive en los recién nacidos más diminutos con malformaciones complejas relacionadas.11,69 También se cuenta con nuevos tipos de conductos extracar- diacos y su uso tiene buenos resultados, lo cual amplía el repertorio moderno del cirujano especializado en cardiopatías congénitas y mejora la evolución del paciente.71 Entre los factores de riesgo que se vinculan con muerte perioperatoria y mala evolución, pueden mencionarse el reflujo troncal grave, la interrupción del cayado aórtico (IAA), las anomalías coronarias concomitantes y edad < 100 días. Conexión venosa pulmonar anómala total La conexión venosa pulmonar anómala total (TAPVC, total anoma- lous pulmonary venous connection) ocurre en 1 a 2% de todas las malformaciones cardiacas y se caracteriza por el drenaje alte- rado de las venas pulmonares hacia el lado derecho del corazón, ya sea a través de conductos que llegan a la aurícula derecha o a sus tributarias.72 De acuerdo con lo anterior, el único mecanismo por el cual la sangre oxigenada puede regresar hacia las cavidades izquierdas del corazón es a través de una ASD, que se presenta en casi todos los casos de TAPVC. Una característica exclusiva de esta lesión es la ausencia de una técnica de paliación definitiva. Por lo tanto, la TAPVC constituye la única urgencia quirúrgica real de todo el espectro de la cirugía de las anomalías cardiacas congénitas. Anatomía y embriología. Los pulmones se desarrollan a partir de evaginaciones del intestino anterior y sus plexos venosos for- man parte del sistema venoso esplácnico. La TAPVC se origina cuando una de las gemaciones de la vena pulmonar que surge de la superficie posterior de la aurícula izquierda no se fusiona con el plexo venoso pulmonar que rodea las yemas pulmonares. En lugar de que se forme una conexión normal con la aurícula izquierda, persiste por lo menos una conexión entre el plexo pul- monar y el esplácnico. Como consecuencia de este fenómeno, las venas pulmonares drenan hacia el corazón a través de una vena sistémica (fig. 20-10). Darling et al. clasficaron la TAPVC según el nivel o el sitio en el cual la conexión de las venas pulmonares con el sistema venoso sistémico se ubica:73 tipo I (45%), conexión anómala a nivel supracardiaco; tipo II (25%), conexión alterada a nivel car- diaco; tipo III (25%), conexión anómala a nivel infracardiaco, y tipo IV (5%), conexión alterada a múltiples niveles.74 Cada catego- ría puede contener subdivisiones que dependen de la presencia de PVO. La obstrucción al drenaje venoso pulmonar es un factor que http://booksmedicos.org 708 CON SIDERACION ES ESPECÍFICAS PARTE II pronostica con gran precisión la evolución natural adversa y ocurre con mayor frecuencia en las anomalías de tipo infracardiaco, en especial cuando el patrón de conexión a este nivel impide que el conducto venoso permita la derivación del hígado.75 Fisiopatología y diagnóstico. Como la sangre venosa pulmo- nar y sistémica regresa a la aurícula izquierda en todos los tipos de TAPVC, debe estar presente un cortocircuito intracardiaco de derecha a izquierda para que el recién nacido con la malforma- ción pueda sobrevivir. Esto ocurre de manera invariable a través del PFO con flujo irrestricto. Puesto que la mezcla de sangre es obligada, suele aparecer cianosis, cuya intensidad depende de la proporción entre el flujo sanguíneo pulmonar y el flujo sistémico. La disminución del flujo sanguíneo pulmonar es consecuencia de la PVO y su surgimiento es poco probable si la presión en el RV es < 85% del valor de la presión sistémica.76 El recién nacido con TAPVC puede experimentar cianosis intensa e insuficiencia respiratoria que requieren intervención quirúrgica urgente en presencia de PVO grave. Sin embargo, si no se observa un componente obstructivo, el cuadro clínico suele caracterizarse por sobrecarga circulatoria a los pulmones, hepato- megalia, taquicardia y taquipnea durante la alimentación. El aná- lisis de los gases arteriales de un recién nacido con obstrucción grave revela hipoxemia intensa (Po2 < 20 mmHg) con acidosis metabólica.77 La radiografía de tórax muestra un corazón de tamaño nor- mal con edema pulmonar generalizado. La ecocardiografía bidi- mensional es muy útil para establecer el diagnóstico y también puede determinar la posición del tabique ventricular, el cual qui- zás esté
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