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INTRODUCCIÓN El verbo en latín monere, que significa “avisar, informar”, es el ori- gen de la palabra inglesa monitor. En la práctica médica moderna los pacientes se someten a vigilancia a fin de detectar alteraciones en diversos parámetros fisiológicos; de esta manera se consigue un aviso por adelantado del deterioro inminente del estado de uno o más sistemas orgánicos. La meta que se pretende alcanzar con dicho comportamiento es que el clínico emprenda acciones apropiadas en forma oportuna para evitar o disminuir trastornos funcionales. Aún más, la vigilancia fisiológica seriada (monito- reo) se utiliza no sólo como un elemento precautorio sino también para “ajustar” y adaptar intervenciones terapéuticas como el trata- miento con líquidos o la introducción de fármacos vasoactivos o inotrópicos por venoclisis. La unidad de cuidados intensivos (ICU; intensive care unit) y el quirófano son dos sitios en que se utili- zan sistemáticamente las formas más avanzadas de vigilancia en la atención de sujetos en estado crítico. En su sentido más amplio, la vigilancia fisiológica comprende muy diversos comportamientos cuya complejidad varía desde la medición corriente e intermitente de los clásicos signos vitales (como temperatura, frecuencia cardiaca, presión arterial y frecuen- cia respiratoria) hasta el registro continuo del estado de oxidación de la citocromo oxidasa que es el elemento terminal de la cadena de transporte electrónico de la mitocondria. La capacidad para estimar parámetros clínicamente importantes del estado de los tejidos y los órganos y utilizar este conocimiento a fin de mejorar los resultados finales en los pacientes representa el “santo grial” de la medicina de cuidados intensivos. Por desgracia, no existe consenso sobre los parámetros más apropiados que deben vigilarse para lograr esta meta. Además, una decisión terapéutica inapropiada basada en datos fisiológicos inexactos o en una mala interpretación de datos correctos puede conducir a un resultado peor del que se tendría con la ausencia de datos. Es muy importante incorporar los datos fisiológicos que se obtienen de la vigilancia en un plan de tratamiento coherente y basado en pruebas. En este capítulo se resumen las tecnologías actuales que permiten auxiliar al clínico en su tarea; también se presenta un panorama somero de técnicas que comienzan a surgir y que pronto serán incorporadas en la práctica clínica. En esencia, el objetivo de la vigilancia hemodinámica es asegurar que el flujo de sangre oxigenada por la microcirculación sea suficiente para mantener el metabolismo aerobio celular. Las células de los mamíferos no pueden almacenar oxígeno para usarlo después en el metabolismo oxidativo, aunque en el tejido muscular se guarda una cantidad relativamente pequeña en forma de mio- globina oxidada. Por consiguiente, la síntesis aerobia de trifosfato de adenosina (ATP), la energía de “uso corriente” de las células, requiere el aporte continuo de oxígeno por difusión proveniente de la hemoglobina (Hgb) de los eritrocitos para la maquinaria oxida- tiva que se encuentra en las mitocondrias. Cabe la posibilidad de que el aporte de oxígeno a las mitocondrias sea inadecuado por varias razones. Por ejemplo, el gasto cardiaco, la hemoglobina o el contenido de oxígeno (O2) de la sangre arterial pueden ser insu- ficientes por razones independientes. Otra opción es que a pesar de un gasto cardiaco adecuado, el riego de redes capilares puede estar deteriorado como consecuencia de la alteración del tono arte- riolar, trombosis microvascular u obstrucción de vasos nutrientes ocasionada por leucocitos o plaquetas secuestrados. La vigilancia hemodinámica que no considera todos estos factores proporciona un cuadro incompleto y tal vez engañoso de la fisiología celular. Vigilancia fisiológica del paciente quirúrgico Louis H. Alarcon y Mitchell P. Fink13capítulo Introducción 399 Presión arterial 400 Medición de la presión arterial sin penetración corporal / 400 Vigilancia de la presión arterial con penetración corporal / 401 Vigilancia electrocardiográfica 401 Gasto cardiaco y parámetros relacionados 402 Determinantes del funcionamiento cardiaco / 402 Colocación de un catéter en arteria pulmonar / 402 Mediciones hemodinámicas / 403 Medición del gasto cardiaco por termodilución / 403 Oximetría venosa mixta / 404 Efecto del cateterismo de arteria pulmonar en los resultados clínicos / 405 Opciones de penetración corporal mínima para el catéter de la arteria pulmonar / 407 Vigilancia respiratoria 409 Gases en sangre arterial / 409 Determinantes del aporte de oxígeno / 409 Presión máxima y en meseta de las vías respiratorias / 409 Oximetría de pulso / 410 Capnometría / 410 Vigilancia renal 410 Diuresis / 410 Presión vesical / 411 Vigilancia neurológica 411 Presión intracraneal / 411 Electroencefalograma y potenciales evocados / 411 Ecografía Doppler transcraneal / 411 Oximetría venosa yugular / 412 Espectroscopia cuasi infrarroja transcraneal / 412 Tensión de oxígeno en tejido cerebral / 412 Conclusiones 412 1 http://booksmedicos.org En condiciones normales donde el aporte de O2 es abundante, el metabolismo aerobio está determinado por otros factores distin- tos a la disponibilidad de O2. Entre estos factores se encuentran el entorno hormonal y el trabajo mecánico del tejido contráctil. Sin embargo, en circunstancias patológicas, cuando no es adecuada la disponibilidad de O2, la utilización del mismo (VO2) depende del aporte de oxígeno (DO2). La relación de VO2 con DO2 en una gama amplia de valores de DO2 suele representarse con dos líneas rectas que se intersecan. En la región de los valores más altos de DO2, la pendiente de la línea recta es cercana a cero, lo que indica que VO2 es en gran parte independiente de DO2. En cambio, en la región de los valores bajos de DO2, la pendiente de la línea recta no es igual a cero y es positiva, lo cual indica que VO2 depende del aporte de VO2. La región donde se intersecan las dos líneas rectas se llama punto de aporte crítico de O2 (DO2crít), y representa la transición desde la captación de oxígeno independiente del aporte hasta la que sí depende del aporte. Por debajo de este umbral crítico de aporte de oxígeno, el aumento en la extracción de O2 no compensa la deficiencia del aporte, por lo que el consumo de O2 empieza a disminuir. La pendiente de la gráfica de la región dependiente del aporte refleja la capacidad máxima de extracción de oxígeno del lecho vascular que está en evaluación. En las secciones siguientes se describen las técnicas y utilidad de la vigilancia seriada de diversos parámetros fisiológicos. PRESIÓN ARTERIAL La presión que ejerce la sangre en el árbol arterial de todo el cuerpo y que suele conocerse como “presión arterial” es una variable car- dinal que debe medirse como parte de la vigilancia hemodinámica de pacientes. Los puntos extremos de la presión arterial intrínseca- mente son nocivos o denotan alguna alteración grave del funcio- namiento normal del organismo. La presión arterial es una función compleja del gasto cardiaco y la impedancia de entrada vascular. De este modo, el clínico inexperto puede suponer que si mide una presión arterial normal ello es signo de que el gasto cardiaco y el riego hístico son adecuados. Con frecuencia, esta suposición es incorrecta y es la razón por la que algunos pacientes graves se benefician con las formas de vigilancia hemodinámica además de la medición de la presión arterial. La presión arterial se determina de manera directa midiendo la presión dentro de la luz arterial, o bien de modo indirecto utilizando un manguito alrededor de la extremidad. Cuando el equipo se coloca y calibra de manera apropiada, la vigilancia intraarterial directa de la presión arterial proporciona datos precisos y continuos. Además, los catéteres intraarteriales representan un medio conveniente en la obtenciónde muestras de sangre para realizar gasometrías arteria- les y otros estudios de laboratorio. A pesar de estas ventajas, los catéteres intraarteriales son dispositivos de penetración corporal y en ocasiones se relacionan con complicaciones importantes. Medición de la presión arterial sin penetración corporal Las técnicas manuales y automatizadas para la cuantificación no penetrante de la presión arterial utilizan un manguito de esfigmo- manómetro inflable para incrementar la presión alrededor de la extremidad, y con ello se tiene una forma de identificar la presen- cia o ausencia de pulsaciones arteriales. Para este fin se conocen varios métodos. El procedimiento consagrado es la auscultación de los ruidos de Korotkoff, que se escuchan sobre la arteria distal al manguito a medida que este último se desinfla de una presión más alta que la sistólica a una menor que la diastólica. La presión sis- tólica se define como la presión que existe en el manguito cuando se escuchan por primera vez los ruidos que golpean ligeramente. La presión diastólica es la presión que hay en el manguito cuando desaparecen por primera vez las pulsaciones audibles. Otros medios para detectar el pulso cuando se mide la presión arterial sin penetración corporal dependen de la detección de oscila- ciones de la presión dentro de la hoja del manguito. Este método es simple y, a diferencia de la auscultación, se puede ejecutar incluso en un ambiente ruidoso (p. ej., una sala de urgencias atestada). Pero este método no es preciso ni seguro. Se pueden utilizar otros métodos a fin de detectar con seguridad la reaparición de un pulso distal al manguito, con lo que se puede estimar la presión arterial sistólica. Dos métodos excelentes y muy difundidos para detectar el pulso son el uso de un estetoscopio Doppler (la reaparición del pulso produce una señal audible amplificada) o un oxímetro de pulso (la reaparición del pulso está indicada por el destello de un diodo que emite luz). Varios dispositivos automatizados son capaces de medir la presión arterial varias veces sin implicar penetración corporal. Algunos de ellos miden las oscilaciones de la presión en la hoja inflable que circunda la extremidad para detectar las pulsaciones arteriales a medida que disminuye gradualmente la presión en el manguito desde una presión mayor a la sistólica a una menor de la diastólica. Otro dispositivo automatizado que no penetra en el cuerpo cuenta con un cristal piezoeléctrico que se coloca sobre la arteria humeral para detectar el pulso. La precisión de los aparatos anteriores es variable y suele depender de la desigualdad entre la circunferencia del brazo y el tamaño del manguito.1 Si este último es demasiado angosto (en relación con la extremidad), habrá incre- mento artificial de la presión medida. Por esa razón, es necesario que el ancho del manguito sea de 40%, aproximadamente de su circunferencia. Otro método para medir la presión arterial que no implica penetración corporal se basa en una técnica llamada fotopletismo- grafía. Este método es capaz de proporcionar información conti- nua, ya que se registran las presiones arteriales sistólica y diastólica latido a latido. En la fotopletismografía se utiliza la transmisión de luz infrarroja a fin de estimar la cantidad de hemoglobina (que Puntos clave 1 La provisión de los cuidados intensivos modernos se caracteriza por la capacidad para vigilar una gran cantidad de variables fisiológicas y formular estrategias terapéuticas basadas en evidencia a fin de manejar estas variables. Los avances tecnológicos en la vigilancia tienen al menos un riesgo teórico de rebasar la capacidad del médico para comprender las implicaciones clínicas de la informa- ción obtenida. Esto podría derivar en el uso de datos de la vigilancia para tomar decisiones clínicas inapropiadas. Por lo tanto, la imple- mentación de cualquier tecnología de vigilancia nueva debe tomar en cuenta la relevancia y exactitud de los datos obtenidos, los ries- gos para el paciente y la evidencia que apoya cualquier interven- ción enfocada en corregir la anormalidad detectada. 2 El uso sistemático de dispositivos de vigilancia con penetra- ción corporal, en particular el catéter arterial pulmonar, debe cuestionarse en vista de la evidencia disponible que no demuestra un beneficio claro para su empleo diseminado en varias poblaciones de pacientes graves. El futuro de la vigilan- cia fisiológica estará dominado por la aplicación de dispositi- vos no invasivos y muy precisos que guíen el tratamiento basado en evidencia. 400 http://booksmedicos.org 401 Vigilan cia fisiológica del pacien te qu irú rgico capÍtu lo 13 la circulación intracraneal. Para llevar al mínimo dicho riesgo se procurará no “purgar” los catéteres arteriales cuando existe aire dentro del sistema, para la cual se utilizarán sólo volúmenes peque- ños de soluciones (menos de 5 ml). Las infecciones relacionadas con el catéter se presentan con cualquier dispositivo para vigilan- cia intravascular. Sin embargo, la infección sanguínea relacionada con un catéter es una complicación relativamente infrecuente de los catéteres intraarteriales usados para vigilancia, ocurre en 0.4 a 0.7% de las cateterizaciones.3 La incidencia aumenta con una mayor duración de la cateterización arterial. VIGILANCIA ELECTROCARDIOGRÁFICA El electrocardiograma (ECG) registra la actividad eléctrica aso- ciada con la contracción cardiaca mediante la detección de voltajes en la superficie del cuerpo. Un ECG estándar de tres derivacio- nes se obtiene colocando electrodos que corresponden al brazo izquierdo (LA, left arm), el brazo derecho (RA, right arm) y la pierna izquierda (LL, left leg). Los electrodos de las extremida- des se definen como derivaciones I (LA-RA), II (LL-RA) y III (LL-LA). Las ondas del ECG se muestran continuamente en un monitor y el equipo se ajusta de tal manera que suena una alarma si se detecta una anomalía en la frecuencia o el ritmo. Está amplia- mente distribuida la vigilancia continua mediante ECG, y se aplica a pacientes graves y en el periodo perioperatorio. Es esencial vigi- lar la onda del ECG en enfermos con síndromes coronarios agudos o lesión contusa del miocardio, porque las arritmias son la com- plicación letal más común. En pacientes en estado de choque o septicemia se presentan arritmias como consecuencia del aporte inadecuado de O2 al miocardio o por una complicación de medica- mentos vasoactivos o inotrópicos que se utilizan para apoyar la pre- sión arterial y el gasto cardiaco. Las arritmias se detectan mediante la vigilancia continua de los trazos del ECG, y la intervención a tiempo suele evitar complicaciones graves. Es posible analizar en forma continua el segmento ST a fin de detectar isquemia o infarto mediante computadoras y programas adecuados. Puede obtenerse información adicional con un ECG de 12 derivaciones, que es esencial en pacientes con posible isquemia del miocardio o si se desea investigar si hay complicaciones car- diacas en otros pacientes con enfermedades agudas. En la actuali- dad se dispone de vigilancia continua del ECG de 12 derivaciones; además, está demostrado que es útil en ciertas poblaciones de enfermos. En un estudio de 185 pacientes de cirugía vascular, la vigilancia continua con un ECG de 12 derivaciones detectó epi- sodios de isquemia del miocardio pasajera en 20.5% de ellos.4 Mediante este estudio se demostró que la derivación V4 precordial, que no se vigila en forma rutinaria en un ECG estándar de tres derivaciones, es la más sensible para detectar isquemia e infarto perioperatorios. Para detectar 95% de los episodios isquémicos, se requirieron dos o más derivaciones precordiales. Por lo antes expuesto, con las mediciones ECG continuas de 12 derivaciones se obtiene mayor sensibilidad que con ECG de 3 derivaciones para detectar isquemia perioperatoria del miocardio y puede tornarse una técnica normativa para la vigilancia de pacientesquirúrgicos de alto riesgo. En la actualidad ha surgido gran interés por el uso de procedi- mientos computarizados para analizar ondas ECG y perfiles, a fin de identificar signos ocultos que se puedan utilizar para anticipar la muerte repentina de origen cardiaco o la aparición de arritmias graves. Los trazos de interés incluyen cambios repetitivos en la morfología de la onda T [onda T alternante (TWA); T-wave alter- nans]5 y variabilidad de la frecuencia cardiaca.6 Los sistemas de vigilancia integrada utilizan programas que integran signos vitales para generar un índice monoparamétrico que permite la detección temprana de trastornos funcionales. Las variables de entrada comprenden mediciones sin penetración cor- se relaciona directamente con el volumen sanguíneo) en un dedo colocado bajo un manguito inflable servocontrolado. Un circuito de retroalimentación controlado por medio de un microprocesa- dor ajusta de manera continua la presión en el manguito con el fin de conservar constante el volumen sanguíneo del dedo. En estas condiciones, la presión del manguito refleja la presión en la arte- ria digital. Las mediciones obtenidas con fotopletismografía por lo regular concuerdan íntimamente con las logradas por la vigilancia penetrante de la presión arterial.2 Sin embargo, las “lecturas” en cuestión quizá sean menos precisas en sujetos con hipotensión o hipotermia. Vigilancia de la presión arterial con penetración corporal La vigilancia directa y continua de la presión arterial en individuos en estado grave se puede realizar por medio de tubos llenos de líquido que están unidos a un catéter endoarterial y a un transduc- tor manométrico externo. La señal que genera el transductor se amplifica electrónicamente y se muestra como una onda continua en un osciloscopio. También se muestran los valores digitales de la presión sistólica y la diastólica. Asimismo, puede mostrarse la pre- sión media calculada promediando electrónicamente la amplitud de la onda de presión. Numerosos factores entre los que se encuen- tran la elasticidad de los tubos, el área superficial del diafragma del transductor y la distensibilidad del diafragma determinan la fidelidad del sistema catéter-sondas-transductor. Si el sistema está subamortiguado, entonces la inercia del sistema, que depende de la masa de líquido que hay en las sondas y de la masa del diafragma, provoca una desviación excesiva de los puntos de desplazamiento máximo positivo y negativo del diafragma durante la sístole y la diástole, respectivamente. Por lo tanto, en un sistema subamorti- guado, la presión sistólica se estima en exceso y se subestima la presión diastólica. En un sistema sobreamortiguado, el desplaza- miento del diafragma no sigue la onda de presión que cambia rápi- damente, por lo que se subestima la presión sistólica y se estima en exceso la diastólica. Es importante señalar que incluso en un sistema subamortiguado o sobreamortiguado, la presión media se registra con precisión siempre y cuando el sistema esté calibrado de manera apropiada. Por las razones mencionadas, cuando se mide de manera directa la presión intraarterial para vigilar a los pacientes, los médicos deben hacer decisiones basadas más bien en la presión media arterial medida. La arteria radial a nivel de la muñeca es el sitio utilizado más a menudo para vigilar la presión intraarterial. Otros sitios incluyen las arterias femoral y axilar. Es importante tener en mente que la presión arterial medida está determinada en parte por el sitio en que se vigila la presión. Las presiones centrales (es decir, aórtica) y periféricas (como la arteria radial) son diferentes como resultado de la impedancia e inductancia del árbol arterial. Por lo regular, las presiones sistólicas son más altas y las diastólicas más bajas en la periferia, en tanto que la presión media es aproximadamente igual en la aorta y en sitios más distales. La isquemia distal es una complicación rara del cateterismo intraarterial. La incidencia de trombosis aumenta cuando se utilizan catéteres de calibre grande y se dejan colocados durante mucho tiempo. La incidencia de trombosis se reduce al mínimo con la colocación de un catéter del número 20 (o más pequeño) en la posi- ción radial, por el menor tiempo posible. Se puede disminuir de manera importante el riesgo de lesión isquémica distal si existe un flujo colateral adecuado antes de insertar el catéter. Se comprueba practicando una versión modificada de la prueba de Allen en la muñeca, en la que se comprime con los dedos la arteria por canular mientras se utiliza un estetoscopio Doppler para escuchar la perfu- sión en los vasos del arco palmar. Otra posible complicación de la vigilancia intraarterial es la embolización retrógrada de burbujas de aire o trombos hacia http://booksmedicos.org 402 Con sideraCion es BásiCas ParTe i forma de esta última. Debido a que es difícil valorar clínicamente estos factores, se acostumbra obtener un valor aproximado de la poscarga calculando la resistencia vascular sistémica, que se define como la presión arterial media (MAP, mean arterial pressure) divi- dida entre el gasto cardiaco. Contractilidad. Se define como el estado inotrópico del mio- cardio. Se dice que la contractilidad aumenta cuando es mayor la fuerza de contracción ventricular a una precarga y poscarga cons- tantes. Desde el punto de vista clínico es difícil cuantificar la con- tractilidad, porque casi todas las medidas disponibles dependen en cierto grado de la precarga y la poscarga. Si se construyen asas de presión y volumen para cada ciclo cardiaco, los cambios peque- ños en la precarga, la poscarga, o en ambas, originarán cambios del punto que define el final de la diástole. Dichos puntos tele- sistólicos en el esquema de presión/volumen describen una línea recta conocida como la línea de presión/volumen telesistólico. La oblicuidad cada vez más intensa de dicha línea denota una mayor contractilidad. Colocación de un catéter en arteria pulmonar En su forma más sencilla, el catéter de arteria pulmonar (PAC; pulmonary artery catheter) posee cuatro conductos. Uno de ellos termina en un globo en la punta del tubo. El extremo proximal de dicho conducto está unido a una jeringa que permite inflar el globo con aire (nunca se utilizará solución salina). Antes de colocar el PAC se infla el globo a fin de corroborar su integridad. Para lle- var al mínimo el riesgo de perforación vascular o ventricular por el catéter relativamente inflexible también es importante corrobo- rar que el globo inflado se extiende exactamente no más allá del extremo del dispositivo. El segundo conducto del catéter contiene alambres que se conectan a un termistor situado cerca de la punta del catéter. En el extremo proximal del PAC, los alambres termi- nan en una conexión; ésta se conecta a una computadora para cal- cular el gasto cardiaco usando la técnica de termodilución (véase más adelante). Los dos conductos finales se utilizan para vigilar la presión e inyectar el indicador térmico para determinar el gasto cardiaco. Uno de estos conductos termina en la punta del catéter; el otro termina a 20 cm de la punta. La colocación de un PAC requiere el acceso a la circulación venosa central. El acceso puede estar en diversos sitios, como las venas antecubital, femoral, yugular y subclavia. Se prefiere la colocación percutánea a través de la vena yugular o la subclavia. La canulación de la vena yugular interna derecha representa el riesgo más bajo de complicaciones y la vía del catéter a partir de este sitio hacia la aurícula derecha es directa. La presión local es significativamente más eficaz para controlar una hemorragia de la arteria carótida en comparación con la arteria subclavia en caso de punción arterial inadvertida. No obstante, es más difícil mantener en su lugar los apósitos oclusivos en el cuello que en la fosa subclavia. Además, las referencias anatómicas en la posición subclavia sonmuy constantes, incluso en pacientes con anasarca u obesidad masiva; la vena subclavia siempre está unida a la superfi- cie profunda (cóncava) de la clavícula. En cambio, las referencias anatómicas apropiadas para guiar la canulación venosa yugular son algunas veces difíciles de precisar en pacientes obesos o muy ede- matosos. Sin embargo, la orientación ecográfica que debe utilizarse sistemáticamente facilita la punción de vena yugular en la cabecera del enfermo.8 En circunstancias normales la canulación de la vena se realiza por vía percutánea y para ello se usa la técnica de Seldinger. El operador introduce una jeringa de calibre fino a través de la piel y tejido subcutáneo, hasta la vena. Después de corroborar el retorno de sangre venosa introduce una guía con extremo flexible a través de la aguja y de ahí a la vena y extrae la aguja. Introduce sobre la guía una camisa o vaina dilatadora/introductora y extrae la guía y el dilatador. El extremo proximal del orificio distal del PAC se poral de la frecuencia cardiaca y respiratoria, la presión arterial, la saturación de oxígeno en la sangre por cifras de oximetría de pulsos (SpO2) y la temperatura. Los programas utilizan algoritmos complejos y refinados, en forma repetitiva para crear un modelo probabilístico de normalidad, elaborado previamente a partir de un conjunto de muestras representativas de “entrenamiento” del paciente. La variación a partir de dicho conjunto de datos se utiliza para valorar la probabilidad de que los signos vitales obtenidos del paciente están dentro de límites normales. Puede surgir un índice anormal a pesar de que ningún parámetro de signos vitales esté fuera de los límites de la normalidad, si los perfiles en combina- ción son congruentes con perfiles conocidos de inestabilidad. Se ha demostrado que el uso de dicho sistema de vigilancia integrada en los pacientes de unidades de “cuidados intermedios” constituye un método sensible para identificar anomalías fisiológicas tempranas que anteceden a inestabilidad hemodinámica.7 GASTO CARDIACO Y PARÁMETROS RELACIONADOS El cateterismo de la arteria pulmonar a la cabecera del paciente se introdujo en la práctica clínica en la década de 1970. Aunque en un principio se utilizó el catéter de la arteria pulmonar (PAC, pulmonary artery catheter) para atender principalmente a pacien- tes en estado de choque, choque cardiógeno y otras enfermedades cardiacas agudas, poco a poco esta forma de vigilancia hemodi- námica de penetración corporal abarcó una variedad amplia de trastornos clínicos. Es evidente que muchos clínicos deben pensar que se obtiene información valiosa para la atención de pacientes graves si se conserva colocado un catéter en la arteria pulmonar. Sin embargo, son escasos los datos contundentes que apoyan esta idea; varios estudios sugieren que la cateterización arterial pulmo- nar a la cabecera del paciente no sería provechosa para la mayoría de los pacientes graves y, de hecho, causa algunas complicaciones graves (véase adelante). Determinantes del funcionamiento cardiaco Precarga. La ley de Starling del corazón establece que la fuerza de la contracción muscular depende de la longitud inicial de las fibras cardiacas. Si se recurre a la terminología que deriva de los primeros experimentos en que se utilizaron preparaciones de músculo car- diaco aisladas, precarga es el estiramiento del tejido del miocardio ventricular justo antes de la contracción siguiente. Por lo tanto, la precarga cardiaca se determina por medio del volumen telediastó- lico (EDV; end-diastolic volume). En cuanto al ventrículo dere- cho (RV, right ventricle), la presión venosa central (CVP, central venous pressure) se aproxima a la presión diastólica final (EDP, end-diastolic pressure) de esa cavidad. En el ventrículo izquierdo, la presión de oclusión de la arteria pulmonar (PAOP, pulmonary artery occlusion pressure), que se mide inflando en forma momen- tánea un globo al final de un catéter que mide la presión y que está colocado en una rama pequeña de la arteria pulmonar, se aproxima a la presión diastólica final del ventrículo izquierdo. La presencia de estenosis valvular auriculoventricular altera esta relación. Los clínicos utilizan con frecuencia la EDP como si repre- sentara el volumen diastólico final, pero dicha presión no sólo está determinada por el volumen, sino también por la distensibilidad diastólica de la cámara ventricular. Diversos agentes farmacológi- cos y estados patológicos alteran la distensibilidad del ventrículo. Más aún, la relación entre la EDP y la precarga verdadera no es lineal, sino más bien exponencial. Poscarga. Éste es otro término derivado de experimentos in vitro en los que se utilizaron tiras aisladas de músculo cardiaco. Se define como la fuerza que resiste al acortamiento de las fibras una vez que inicia la sístole. Varios factores alteran la correlación in vivo de la poscarga ventricular e incluyen la presión intracavitaria del ventrículo, el grosor de la pared, el radio de la cámara y la http://booksmedicos.org 403 Vigilan cia fisiológica del pacien te qu irú rgico capÍtu lo 13 Medición del gasto cardiaco por termodilución Antes del desarrollo del PAC, la determinación del gasto cardiaco (QT) a la cabecera del paciente requería mediciones cuidadosas del consumo de O2 (método de Fick) o determinaciones espec- trofotométricas de las curvas de dilución del colorante verde de indocianina. Las mediciones del QT utilizando la técnica de ter- modilución son sencillas y razonablemente precisas. Las medi- ciones se ejecutan en forma repetida y el principio es directo. Si se mezcla rápidamente y muy bien un bolo de un indicador con un líquido en movimiento retrógrado proveniente de un detector, entonces aumenta en forma súbita la concentración del indica- dor en el detector y, luego, disminuye en forma exponencial de regreso hasta cero. El área bajo la curva tiempo-concentración conecta por medio de tubos de poca distensibilidad a un transductor manométrico y se lava con soluciones el sistema de tubos/catéter. Mientras el operador observa constantemente los trazos tensionales en un osciloscopio, avanza el PAC con el globo desinflado hasta que se observan las excursiones respiratorias en el tórax. En este momento se infla el globo y se avanza todavía más el catéter (“se deja que flote”), en tanto que se cuantifican en forma seriada las presiones dentro de la aurícula y el ventrículo derechos, de paso hasta la arteria pulmonar. Las ondas tensionales de la aurícula, ven- trículo derecho y arteria pulmonar poseen características propias. El operador introduce el catéter a la arteria pulmonar hasta que se obtiene un trazo “amortiguado” que denota que llegó a la posi- ción de “cuña” o de enclavamiento. A veces se desinfla el globo, teniendo cuidado y asegurándose que se observa otra vez un trazo arterial pulmonar normal en el monitor; si se deja inflado el globo aumenta el riesgo de infarto pulmonar o perforación de la arteria pulmonar. No se recomienda medir innecesariamente la presión de oclusión de la arteria pulmonar ya que puede romperse este vaso. Mediciones hemodinámicas Incluso en su concepción más simple, el PAC es capaz de propor- cionar una cantidad notable de información sobre el estado hemodi- námico de los pacientes. Es posible obtener más información si se utilizan varias modificaciones del PAC estándar. Al combinar datos obtenidos con el empleo de PAC y con los resultados logrados por otros medios (como la concentración de hemoglobina en sangre y la saturación de oxihemoglobina), es posible obtener estimaciones derivadas del transporte de oxígeno sistémico y su utilización. En el cuadro 13-1 se resumen los parámetros directos y derivados que se obtienen mediante el cateterismo de la arteria pulmonar a la cabecera del paciente. Además, las ecuaciones que se utilizan para calcular los parámetros derivados se resumen en el cuadro 13-2. Por últi- mo,los valores normales aproximados para varios de estos paráme- tros hemodinámicos (en adultos) se muestran en el cuadro 13-3. Cuadro 13-2 Fórmulas para calcular parámetros hemodinámicos que pueden derivarse utilizando datos obtenidos mediante cateterismo de la arteria pulmonar QT* (L·min −1·m−2) = QT/BSA, en donde BSA es el área de superficie corporal (m2) SV (ml) = QT/HR, en donde HR es la frecuencia cardiaca (min−1) SVR (dinas·s·cm−5) = [(MAP − CVP) × 80]/QT, en donde MAP es la presión arterial media (mmHg) SVRI (dinas·s·cm−5·m−2) = [(MAP − CVP) × 80]/QT* PVR (dinas·s·cm−5) = [(PAP − PAOP) × 80]/QT, en donde PAP es presión media en la arteria pulmonar PVRI (dinas·s·cm−5·m−2) = [PAP − PAOP) × 80]/QT* RVEDV (ml) = SV/RVEF d . o2 (ml·min −1·m−2) = QT* × Cao2 × 10, donde Cao2 es el contenido arterial de oxígeno (ml/100 ml) v - o2 (ml·min −1·m−2) = QT* × (Cao2 − Cv - o2) × 10, donde Cv - o2 es el contenido de oxígeno venoso mixto (ml/100 ml) Cao2 = (1.36 × Hgb × Sao2) + (0.003 + Pao2), donde Hgb es la concentración de hemoglobina (g/100 ml), Sao2 es la saturación fraccional de hemoglobina arterial y Pao2 es la presión parcial de oxígeno en sangre arterial Cv - o2 = (1.36 × Hgb × Sv - o2) + (0.003 + Pv - o2), donde Pv - o2 es la presión parcial de oxígeno en sangre arterial pulmonar (venosa mixta) QS/QT = (Cco2 − Cao2)/(Cco2 − Cv - o2), en donde Cco2 (ml/100 ml) es el contenido de oxígeno en sangre de los capilares pulmonares finales Cco2 = (1.36 × Hgb) + (0.003 + PAo2), en donde Pao2 es la presión parcial de oxígeno alveolar Pao2 = [Fio2 × (PB − PH2O)] − Paco2/RQ, en donde Fio2 es la concentración fraccional de oxígeno inspirado, PB es la presión barométrica (mmHg), PH2O es la presión de vapor de agua (por lo general, 47 mmHg), Paco2 es la presión parcial de dióxido de carbono en sangre arterial (mmHg) y RQ es el cociente respiratorio (se supone por lo regular que es 0.8) Cv - 02, presión central de oxígeno venoso; CVP, presión venosa central media; d . 02, aporte sistémico de oxígeno; PAOP, presión de oclusión de la arteria pulmonar; PVR, resistencia vascular pulmonar; PVRI, índice de resistencia vascular pulmonar; QS/QT, mezcla venosa fraccional pulmonar (fracción de derivación); QT, gasto cardiaco; QT*, índice del gasto cardiaco con el área de superficie corporal (índice cardiaco); RVEDV, volumen telediastólico del ventrículo derecho; RVEF, fracción de expulsión del ventrículo derecho; SV, volumen sistólico; Sv - 02, saturación de hemoglo- bina venosa mixta (arteria pulmonar) fraccional; SVR, resistencia vascular sistémica; SVRI, índice de resistencia vascular sistémica; v - 02, utilización sis- témica de oxígeno. Cuadro 13-1 Datos hemodinámicos medidos en forma directa y derivados que se obtienen mediante cateterismo de la arteria pulmonar a la cabecera del paciente PAC EsTánDAr PAC COn CArACTErísTiCA(s) ADiCiOnAl(Es) PAráMETrOs DEriVADOs CVP Sv -02 (continua) SV (o SVI) PAP QT o QT* (continuo) SVR (o SVRI) PAOP RVEF PVR (o PVRI) Sv - 02 (intermitente) RVEDV QT o QT* (intermitente) d . 02 v - 02 ER QS/QT CVP, presión venosa central media; d . 02, aporte sistémico de oxígeno; ER, tasa de extracción sistémica de oxígeno; PAC, catéter de la arteria pulmonar; PAOP, presión de oclusión (en cuña) de la arteria pulmonar; PAP, presión de la arteria pulmonar; PVR, resistencia vascular pulmonar; PVRI, índice de re- sistencia vascular pulmonar; QS/QT, mezcla venosa fraccional pulmonar (frac- ción de derivación); QT, gasto cardiaco; QT*, índice del gasto cardiaco con el área de superficie corporal (índice cardiaco); RVEDV, volumen telediastólico del ventrículo derecho; RVEF, fracción de expulsión del ventrículo derecho; SV, volumen sistólico; SVI, índice de volumen sistólico; Sv - 02, saturación de hemoglobina (arteria pulmonar) venosa mixta fraccional; SVR, resistencia vascular sistémica; SVRI, índice de resistencia vascular sistémica; v - 02, uti- lización sistémica de oxígeno. http://booksmedicos.org 404 Con sideraCion es BásiCas ParTe i En general, la determinación del gasto cardiaco por el método de termodilución es muy precisa, aunque tiende a exagerar siste- máticamente el QT a valores bajos. Los cambios de la temperatura sanguínea y el QT durante el ciclo respiratorio pueden influir en la medición. Por lo tanto, los resultados se deben registrar como la media de dos o tres determinaciones obtenidas en puntos al azar en el ciclo respiratorio. El uso de líquidos fríos inyectados amplía la diferencia entre TB y TI y, por consiguiente, incrementa la relación de señal/ruido. No obstante, casi todas las autoridades recomiendan utilizar líquido a la temperatura ambiente (solución salina normal o glucosada al 5%) para inyección, con el fin de reducir al mínimo los errores que resultan del calentamiento de líquido a medida que se transfiere de su envase a una jeringa para inyectar. Hay innovaciones técnicas que permiten medir de manera continua el QT mediante termodilución. En este método, no se generan transitorios térmicos al inyectar un bolo de un indicador frío, sino más bien al calentar la sangre con un filamento muy pequeño colocado en el PAC retrógrado con respecto al termistor. Es posible estimar el flujo sanguíneo promedio por el filamento y, por consiguiente, calcular el gasto cardiaco (QT) al correlacionar la cantidad de corriente aplicada al elemento de calentamiento con la temperatura de la sangre anterógrada. Con base en los resulta- dos de varios estudios, las determinaciones continuas del QT utili- zando este método concuerdan muy bien con los datos obtenidos mediante las mediciones ordinarias utilizando inyecciones en bolo de un indicador frío.9 Falta información sobre el valor clínico de la posibilidad de vigilar continuamente el QT. Oximetría venosa mixta Le ecuación de Fick puede escribirse QT = VO2/(Cao2 − CVO2), en donde Cao2 es el contenido de O2 en la sangre arterial y CVO2 es el contenido de oxígeno en la sangre venosa mixta. La ecuación de Fick puede reordenarse como sigue: CVO2 = Cao2 − VO2/QT. Si no se toma en consideración la pequeña contribución del oxígeno disuelto, a CVO2 y Cao2, la ecuación reordenada se puede escribir de nuevo de este modo: SVO2 = Sao2 − VO2/(QT × Hgb × 1.36), donde SVO2 es la saturación fraccionada de hemo- globina en la sangre venosa mixta, Sao2 es la saturación fraccio- nada de hemoglobina en sangre arterial y Hgb es la concentración de hemoglobina en sangre. Entonces, es posible observar que SVO2 es una función de VO2 (es decir, el índice metabólico), QT, Sao2 y Hgb. Según todo esto, la causa de los valores subnormales de SVO2 es una disminución del QT (debido, por ejemplo, a insufi- ciencia cardiaca o hipovolemia), una reducción de Sao2 (causada, por ejemplo, por una enfermedad pulmonar intrínseca), una dis- minución de Hgb (es decir, anemia) o un incremento del índice metabólico (causado, por ejemplo, por convulsiones o fiebre). Con un PAC convencional, las mediciones de SVO2 requieren aspirar una muestra de sangre del puerto distal del catéter (por ejemplo, el catéter arterial pulmonar) e inyectarla en un analizador de gases sanguíneos. Por consiguiente, con fines prácticos, las mediciones de SVO2 sólo pueden llevarse a cabo de manera intermitente. Al agregar un quinto conducto a PAC es posible cuantificar en forma continua SVO2. El quinto conducto contiene dos haces fibrópticos que se usan para transmitir y recibir ondas luminosas de longitud adecuada que permitan las mediciones de la saturación de hemoglobina por espectrofotometría de reflexión. Los disposi- tivos para la valoración continua de SVO2 permiten obtener medi- ciones de SVO2 que concuerdan muy de cerca con las obtenidas por los análisis corrientes de sangre aspirada de la arteria pulmonar. A pesar de la utilidad teórica de poder medir continuamente SVO2 no se cuenta con datos que demuestren la “función” que mejora posi- tivamentelos resultados. En un estudio prospectivo, observacional, de 3 265 pacientes a quienes se practicaría cirugía cardiaca con PAC corriente o PAC con vigilancia continua de SVO2, el catéter oximétrico produjo menos mediciones de gas en sangre arterial y del gasto cardiaco por termodilución, pero no hubo diferencia en resultante está en función del volumen del indicador inyectado y el caudal de la corriente de líquido en movimiento. Volúmenes mayores del indicador originan áreas más grandes bajo la curva, y caudales más rápidos del líquido mezclado dan por resultado áreas más pequeñas bajo la curva. Cuando se mide el QT por ter- modilución, el indicador es calor y el detector es un termistor sensible a la temperatura en el extremo distal del PAC. La rela- ción que se utiliza para calcular el QT se denomina ecuación de Stewart-Hamilton: QT = [V × (TB – TI) × K1 × K2 ] / ∫TB (t)dt donde V es el volumen del indicador inyectado, TB la temperatura de la sangre (es decir, temperatura corporal central), TI es el indi- cador de temperatura, K1 es una constante que está en función de los calores específicos de la sangre y el indicador, K2 una constante derivada empíricamente que representa varios factores (el volumen de espacio muerto del catéter, la pérdida de calor del indicador a medida que atraviesa el catéter y el ritmo de inyección del indica- dor), y ∫TB(t)dt es el área bajo la curva de tiempo y temperatura. En la práctica clínica, un microprocesador resuelve la ecuación de Stewart-Hamilton. Cuadro 13-3 Límites normales aproximados de parámetros hemodi námicos seleccionados en adultos PAráMETrO líMiTEs nOrMAlEs CVP 0-6 mmHg Presión sistólica del ventrículo derecho 20-30 mmHg Presión diastólica del ventrículo derecho 0-6 mmHg PAOP 6-12 mmHg Presión arterial sistólica 100-130 mmHg Presión arterial diastólica 60-90 mmHg MAP 75-100 mmHg QT 4-6 L/m QT* 2.5-3.5 L·min −1·m−2 SV 40-80 ml SVR 800-1 400 dinas·s·cm−5 SVRI 1 500-2 400 dinas·s·cm−5·m−2 PVR 100-150 dinas·s·cm−5 PVRI 200-400 dinas·s·cm−5·m−2 Cao2 16-22 ml/100 ml Cv02 ∼15 ml 02/100 ml d . 02 400-600 ml·min −1·m−2 v -02 115-165 ml·min −1·m−2 Cao2, contenido arterial de oxígeno; Cvo2, presión central de oxígeno ve- noso; CVP, presión venosa central media; d . 02, aporte sistémico de oxígeno; MAP, presión arterial media; PAOP, presión de oclusión de la arteria pul- monar; PVR, resistencia vascular pulmonar; PVRI, índice de resistencia vascular pulmonar; QT, gasto cardiaco; QT*, índice del gasto cardiaco con el área de superficie corporal (índice cardiaco); SV, volumen sistólico; SVR, resistencia vascular sistémica; SVRI, índice de resistencia vascular sistémica; v - 02, utilización sistémica de oxígeno. http://booksmedicos.org 405 Vigilan cia fisiológica del pacien te qu irú rgico capÍtu lo 13 cer resultados en un estudio grande de observación en el que se calculó el valor del cateterismo de la arteria pulmonar en pacientes graves.15 Estos investigadores compararon dos grupos de pacientes: en quienes se colocó un PAC y en los que no se utilizó durante las primeras 24 h de cuidados en la unidad de cuidados intensivos. Los investigadores reconocieron que el valor del supuesto análi- sis dependía del todo de la solidez de su metodología para lograr la correspondencia de los casos, porque era más probable que se recurriera al cateterismo de la arteria pulmonar en los pacientes más enfermos (es decir, los que tenían mayor riesgo de mortalidad por la gravedad de su enfermedad). De conformidad con eso, los autores utilizaron métodos estadísticos complicados para generar una cohorte de pacientes para el estudio (es decir, PAC), en donde cada uno tenía un comparativo correspondiente, asignado cuidado- samente según la gravedad de la enfermedad. Connors et al. con- cluyeron que la colocación de un PAC durante las primeras 24 h de estancia en una ICU se acompaña de aumento importante del riesgo de mortalidad, aun cuando se utilizaron métodos estadísticos para explicar la gravedad de la enfermedad.15 En el cuadro 13-4 se resumen varias investigaciones prospec- tivas, comparativas con asignación al azar y hechas con PAC. El estudio de Pearson et al. abarcó sólo 226 pacientes.16 Además, se permitió que los anestesiólogos que atendieron excluyeran enfer- mos del grupo de presión venosa central (CVP, central venous pressure) a su criterio; por consiguiente, no hubo asignación al azar absoluta. El estudio de Tuman et al. fue grande (se incluye- ron 1 094 pacientes), pero se asignaron diferentes anestesiólogos a los resultados del paciente.10 Los catéteres en arteria pulmonar que permiten la vigilancia continua de SVO2, son más caros que PAC corriente, razón por la cual no es recomendable el empleo sistemá- tico de tales dispositivos. La saturación de oxígeno en la aurícula derecha o la vena cava superior (ScVO2) guarda una relación íntima con SVO2 en situaciones muy diversas11 aunque se ha cuestionado en algunos trastornos (como el estado de choque séptico)12 la correlación que priva entre ScVO2 y SVO2. Para medir ScVO2 se necesita colocar un catéter en la vena central y no usar un PAC, razón por la cual es menos penetrante y más fácil de realizar tal maniobra. Por empleo de un catéter en vena central con equipo que permita la medición seriada de ScVO2 por fibra óptica es posible “ajustar” los volúme- nes y tipos de soluciones en pacientes en choque y para utilizar un dispositivo menos penetrantes que PAC.11,13 Las guías interna- cionales de la Surviving Sepsis Campaign para tratamiento de la septicemia grave y el choque séptico recomiendan que durante las primeras 6 h del tratamiento con líquidos, los objetivos de la re- animación inicial de la deficiencia de riego inducida por septicemia deben incluir los siguientes elementos: CVP 8 a 12 mmHg, MAP ≥ 65 mmHg, diuresis ≥ 0.5 ml/kg/h, ScVO2 de 70% o SVO2 de 65%. 14 Efecto del cateterismo de arteria pulmonar en los resultados clínicos A pesar del entusiasmo inicial por el uso de PAC en el tratamiento de sujetos en estado crítico, en varios estudios no se ha demostrado que su empleo mejore los resultados. Connors et al. dieron a cono- CUADRO 13-4 Resumen de estudios clínicos prospectivos, con asignación al azar que comparan el catéter en arteria pulmonar con la vigilancia de la presión venosa central AuTOr POblACión En EsTuDiO GruPOs rEsulTADOs finAlEs Pearson et al.16 Pacientes de “riesgo bajo” que se someten a cirugía de corazón o vascular Catéter CVP (grupo 1); PAC (grupo 2); PAC con lectura continua de Sv - o2 (grupo 3) Sin diferencias intergrupales de mortalidad o tiempo de permanencia en la ICU; diferencias importantes en costos (grupo 1 < grupo 2 < grupo 3) Tuman et al.17 Pacientes quirúrgicos cardiacos PAC; CVP Sin diferencias intergrupales de mortalidad, permanencia en la ICU o complicaciones no cardiacas significativas Bender et al.18 Pacientes de operación vascular PAC; CVP Sin diferencias intergrupales de mortalidad, tiempo de permanencia en la ICU o tiempo de hospitalización Valentine et al.19 Pacientes de procedimiento aórtico PAC + optimización hemodinámica en ICU la noche anterior a la intervención; CVP Sin diferencias intergrupales de mortalidad o tiempo de permanencia en la ICU; incidencia mucho más alta de complicaciones posoperatorias en el grupo de PAC Sandham et al.20 Cirugía mayor de “alto riesgo” PAC; CVP Sin diferencias intergrupales de mortaIidad, tiempo de permanencia en la ICU; mayor incidencia de embolia pulmonar en el grupo de PAC Harvey S. et al.21 Pacientes médicos y quirúrgicos de ICU PAC en comparación con ausencia de PAC, con opción de dispositivo para medición alternativa de CO en el grupo sin PAC Sin diferencia en mortalidad hospitalaria entre ambos grupos. Mayor incidencia de complicaciones en el grupo con PAC Binanay et al.23 Pacientes con CHF PAC en comparación con ausencia de PAC Sin diferencia en mortalidad hospitalariaentre ambos grupos. Mayor incidencia de fenómenos adversos en el grupo con PAC Wheeler et al.24 Pacientes con ALI PAC en comparación con CVC con protocolo de manejo de líquidos e inotrópicos Sin diferencia en la mortalidad en ICU u hospitalaria, ni en la incidencia de insuficiencia orgánica entre los dos grupos; mayor incidencia de fenómenos adversos en el grupo con PAC ALI, lesión pulmonar aguda; CHF, insuficiencia cardiaca congestiva; CO, gasto cardiaco; CVC, catéter venoso central;; ICU, unidad de cuidados intensivos; PAC, catéter arterial pulmonar; Sv - o2, saturación de hemoglobina venosa mixta fraccional (arteria pulmonar). http://booksmedicos.org 406 Con sideraCion es BásiCas ParTe i la estrategia para manejo de líquidos se publicaron por separado). La mortalidad durante los primeros 60 días fue similar en los grupos PAC y CVC (27 y 26%, P = 0.69). La duración de la ventilación mecánica y la estancia en la ICU tampoco se modificó según el tipo de catéter usado. El tipo de catéter usado no influyó en la incidencia de choque, insuficiencia respiratoria o renal, ajustes del respirador ni necesidad de diálisis o vasopresores. Hubo una incidencia de 1% de cambio del tratamiento guiado por CVC al guiado por PAC. El tipo de catéteres usados no modificó la administración de soluciones ni diuréticos, y el balance neto de líquidos fue similar en los dos grupos. El grupo en que se usó PAC tuvo en promedio, una frecuencia doble de problemas adversos por el catéter (predominantemente arritmias). Pocos temas en la medicina de cuidados intensivos han generado históricamente más respuestas emocionales entre los expertos en el campo, que el uso de PAC. Como lo demuestran dichos estudios, es imposible demostrar que el tratamiento diri- gido por el uso de PAC salva vidas cuando se valora en una gran población de enfermos. Sin duda, con las pruebas disponibles no está justificado el uso sistemático del catéter en la arteria pul- monar. Sigue siendo un punto de controversia dilucidar si el uso selectivo del dispositivo en unas cuantas situaciones clínicas relativamente raras está justificado. En consecuencia, se observó una disminución extraordinaria en el uso de PAC, de 5.66 por 1 000 hospitalizaciones médicas en 1993, a 1.99 por 1 000 hospitalizacio- nes de ese tipo en 2004.25 Con base en los resultados y los criterios de exclusión en dichas investigaciones prospectivas con asignación al azar, en el cuadro 13-5 se exponen criterios razonables para la vigilancia perioperatoria sin el uso de un PAC. Una de las razones para utilizar PAC para la vigilancia de sujetos en estado crítico es optimizar el gasto cardiaco y el aporte de oxígeno sistémico. Sin embargo, ha sido difícil definir lo que constituye el gasto óptimo. Se han publicado diversas investigaciones con asignación al azar que valoraron el efecto en los resultados orientados a objetivos en comparación con la reanimación hemodinámica corriente. Algunos estudios obtuvieron datos a favor de la noción de que mejoran los resultados las intervenciones diseñadas para obtener objetivos supra- fisiológicos de DO2, VO2 y QT. 26,27 Sin embargo, otros estudios publi- cados generaron datos que no apoyan tal criterio y la información de un metaanálisis concluyó que las intervenciones diseñadas para alcanzar objetivos suprafisiológicos para el transporte de oxígeno no disminuían de manera significativa las tasas de mortalidad en sujetos en estado crítico.28,29 Hoy día, no se puede recomendar la fluidoterapia suprafisiológica para pacientes en estado de choque. No existen explicaciones sencillas para la ineficacia mani- fiesta del cateterismo de arteria pulmonar, aunque existen algunas los distintos grupos.17 Además, en 39 enfermos del grupo de CVP se colocó un PAC por complicaciones hemodinámicas. Todos los estudios de instituciones aisladas individuales sobre pacientes de cirugía vascular fueron relativamente menos contundentes, y todos excluyeron cuando menos ciertas categorías de enfermos (p. ej., los que tenían un antecedente de infarto del miocardio reciente).18,19 En el estudio clínico controlado, con asignación al azar, más grande de PAC, Sandham et al. distribuyeron en forma aleatoria 2 000 pacientes clase III y IV de la American Society of Anesthesio- logists (ASA) que habían sido sometidos a cirugía mayor torácica, abdominal u ortopédica para que se les colocara un PAC o un catéter para CVP.20 En los enfermos asignados para recibir un PAC, el trata- miento fisiológico dirigido por objetivos se puso en marcha mediante un protocolo. No hubo diferencias en la mortalidad a los 30 días, seis meses o un año entre los dos grupos, y el tiempo de permanencia en la ICU fue similar. Hubo una tasa significativamente más alta de embolias pulmonares en el grupo con PAC (0.9 comparado con 0%). Este estudio se criticó porque la mayoría de los pacientes que se incluyeron no era de la categoría de riesgo más alto. En el estudio “PAC-Man”, un estudio multicéntrico, con asig- nación al azar, que se realizó en 65 hospitales del Reino Unido, más de 1 000 pacientes de la ICU se trataron con o sin PAC.21 Los elementos específicos del tratamiento clínico se dejaron a criterio de los médicos tratantes. No hubo diferencia en la mortalidad hos- pitalaria entre los dos grupos (con PAC 68%, sin PAC 66%, p = 0.39). Sin embargo, hubo una incidencia de 9.5% de complicacio- nes en relación con la colocación o uso de PAC, aunque ninguna de las complicaciones fue letal. Está claro que se trataba de pacientes muy graves, como se indica por las altas tasas de mortalidad hos- pitalaria. Los que apoyan el PAC podrían citar problemas con la metodología de este estudio, como los criterios de inclusión laxos y la falta de un protocolo terapéutico definido. En el 200522 se publicó el metaanálisis de 13 estudios con asignación al azar hechos con PAC en el que se incluyeron más de 5 000 pacientes. Se incluyó una amplia variedad de pacientes graves en estos estudios heterogéneos, y había diferencias en los objetivos hemodinámicos y las estrategias terapéuticas. Aunque el uso del PAC se relacionó con el uso más frecuente de inotrópicos y vasodilatadores, no hubo diferencias en la mortalidad ni en la duración de la estancia hospitalaria entre los pacientes tratados con PAC y los que se manejaron sin este catéter. El estudio ESCAPE (que fue uno de los estudios incluidos en el metaanálisis mencionado)23 valoró 433 pacientes con insuficiencia cardiaca congestiva grave o recurrente internados en la ICU. Los pacientes se distribuyeron al azar para someterse a valoración clínica y PAC o a valoración clínica sin PAC. El objetivo en ambos grupos era resolver la insuficiencia cardiaca congestiva, con metas adicio- nales para el PAC de una presión de oclusión capilar pulmonar de 15 mmHg y presión auricular derecha de 8 mmHg. No hubo protocolo terapéutico formal, pero se desalentó el apoyo inotrópico. Se observó una disminución sustancial en los síntomas, presión venosa yugular y edema en ambos grupos. No hubo diferencia significativa en el criterio de valoración primaria de días activos y fuera del hospital durante los primeros seis meses, tampoco en la mortalidad hospi- talaria (PAC, 10% en comparación con casos sin PAC, 9%). Los fenómenos adversos fueron más frecuentes entre los pacientes del grupo con PAC (21.9% en comparación con 11.5%, P = 0.04). Por último, en 2006 se publicó el Fluids and Catheters Treat- ment Trial (FACTT) realizado por la Acute Respiratory Distress Syn- drome (ARDS) Clinical Trials Network.24 Se valoraron los riesgos y beneficios del PAC comparados con los de CVC en 1 000 pacien- tes con lesión pulmonar aguda. Los pacientes se asignaron al azar para tener un PAC o CVC como guía terapéutica durante siete días mediante un protocolo explícito. Los pacientes también se distribu- yeron al azar a una estrategia conservadora o una liberal para manejo de líquidos con un diseño factorial2 × 2 (los resultados basados en 2 Cuadro 13-5 Criterios sugeridos para vigilancia perioperatoria sin utilizar catéter en la arteria pulmonar en pacientes que se someten a procedimientos quirúrgicos cardiacos o vasculares mayores Sin necesidad prevista de pinzado transversal aórtico suprarrenal o supraceliaco Sin antecedentes de infarto del miocardio durante tres meses antes de la operación Sin antecedentes de insuficiencia cardiaca congestiva mal compensada Sin antecedentes de cirugía de revascularización coronaria con injerto durante seis semanas antes de la operación Sin antecedentes de cardiopatía valvular mitral o aórtica sintomática Sin antecedentes de angina de pecho inestable en curso http://booksmedicos.org 407 Vigilan cia fisiológica del pacien te qu irú rgico capÍtu lo 13 hacia la raíz de la aorta. Es posible estimar el área de la sección transversal de la aorta por medio de un nomograma, cuyos factores son edad, estatura y peso, que se calcula a la inversa si se dispone de una medida independiente de QT, o bien, utilizando ecografía bidi- mensional transtorácica o transesofágica. Este método no implica penetración corporal en lo absoluto, pero requiere un operador muy hábil a fin de obtener resultados importantes y una labor intensiva. Además, a menos que se utilice QT medido mediante termodilu- ción para calcular a la inversa el diámetro aórtico, no es aceptable la precisión utilizando el método de escotadura supraesternal. De conformidad con lo anterior, el método es útil sólo para obtener estimaciones muy intermitentes de QT y los clínicos lo aplican poco. Se ha introducido una nueva estrategia con mayor penetra- ción corporal aunque más promisoria. Con ésta se cuantifica con- tinuamente la velocidad de flujo sanguíneo en la aorta torácica descendente y para ello se usa un transductor Doppler de onda continua, colocado en el esófago. La sonda se conecta a un monitor que muestra gráficamente de manera continua el perfil de velocidad de flujo sanguíneo en la aorta descendente y también QT calculado. Para llevar al máximo la precisión del dispositivo se ajusta la posi- ción de la sonda para obtener la velocidad máxima en la aorta, y transformar el flujo sanguíneo en la porción descendente de ese gran vaso dentro del QT, se aplica un factor de corrección que se basa en la suposición de que sólo 70% del flujo en la base de la aorta persiste en el segmento torácico descendente. El metaanálisis de los datos disponibles indica una correlación satisfactoria entre las estimaciones del gasto cardiaco obtenida por Doppler transeso- fágico y PAC en sujetos en estado crítico.31 El dispositivo ecográ- fico también calcula un parámetro derivado denominado tiempo corregido de flujo (FTc; flow time corrected) que es el tiempo de flujo sistólico en el segmento descendente de la aorta corregido en función de la frecuencia cardiaca. El FTc está en función de la precarga, la contractilidad y la impedancia de entrada vascular. No es una medida pura de la precarga, pero los estimados de SV y FTc basados en técnica Doppler se han utilizado con buenos resultados para orientar la reanimación con líquidos en pacientes quirúrgicos de alto riesgo a quienes se practican operaciones mayores.30 Cardiografía por impedancia. La impedancia al flujo de una corriente eléctrica alterna en regiones del cuerpo se denomina comúnmente bioimpedancia. En el tórax, los cambios en el volumen y la velocidad de la sangre en la aorta torácica originan alteraciones detectables en la bioimpedancia. La primera derivada del compo- nente oscilatorio de la bioimpedancia torácica (dZ/dt) se relaciona en forma lineal con el flujo sanguíneo aórtico. Con base en esta relación, se elaboraron fórmulas derivadas empíricamente a fin de estimar el SV, y después el QT, de forma que no implique penetración corporal. Esta técnica se denomina cardiografía por impedancia. El método es beneficioso porque no penetra el cuerpo en lo absoluto, proporciona una lectura continua el QT y no requiere capacitación extensa para su uso. A pesar de las ventajas mencionadas, las mediciones de QT obtenidas por cardiografía de impedancia no son lo suficientemente fiables para utilizar en decisiones clínicas y guardan poca correlación con datos obtenidos por termodilución.32 Ante las limitaciones propias de los dispositivos de bioimpe- dancia, se creó y comercializó una nueva estrategia para “procesar” la señal de impedancia misma que se basa en el reconocimiento de que la señal mencionada posee dos componentes: amplitud y fase. La amplitud de la señal de la impedancia torácica depende de todos los componentes de la cavidad torácica (huesos, sangre, músculos y otras partes blandas), pero los cambios de fase dependen totalmente del flujo pulsátil. La mayor parte del flujo mencionado depende de la sangre que se desplaza dentro de la aorta. Por esa razón, la señal de “biorreactividad” se relaciona íntimamente con el flujo aórtico y el gasto cardiaco que se valora por el uso de tal procedimiento que concuerda íntimamente con el medido por técnicas corrientes de indicadores por dilución.33 posibilidades simultáneas. En primer lugar, a pesar de que el cate- terismo de la arteria pulmonar hecho a la cabecera del enfermo es un método bastante seguro, se acompaña de una incidencia finita de complicaciones graves que incluyen arritmias ventriculares, infección por el catéter (septicemia), trombosis venosa central, perforación de arteria pulmonar y embolia pulmonar.20 Los efec- tos nocivos de tales complicaciones en los resultados pueden ser iguales o incluso rebasar los beneficios que surgen con el uso de PAC para orientar en el tratamiento. En segundo lugar, los datos generados por PAC pueden ser inexactos y culminar en interven- ciones terapéuticas inapropiadas. En tercer lugar, las mediciones, incluso si son exactas, a menudo son interpretadas en forma erró- nea.29 Además, el estado actual de los conocimientos es primitivo cuando se trata de decidir cuál es el mejor tratamiento para ciertos trastornos hemodinámicos, en particular los que se relacionan con septicemia o estado de choque séptico. Podría ser que, si se toma en cuenta todo lo anterior, las intervenciones originadas por las medi- ciones obtenidas con un PAC sean en realidad perjudiciales para los pacientes. Como resultado, podría ser pequeño el beneficio que se consigue en la actualidad al colocar un catéter en la arteria pul- monar. Hay modalidades menos invasivas que pueden proporcio- nar información hemodinámica útil desde el punto de vista clínico. Quizá sea cierto que la reanimación hemodinámica de pacien- tes, guiada por diversas formas de vigilancia, sólo tiene valor durante ciertos periodos críticos, como las primeras horas después de iniciar el choque séptico o durante cirugías. Por ejemplo, en un trabajo de Rivers et al. se menciona que la supervivencia de pacientes con choque séptico mejora en forma significativa cuando la reanimación en la sala de urgencias se guía por un protocolo que busca conservar una ScVO2 mayor de 70%. 13 De igual forma, en un estudio en el que se utilizó un dispositivo basado en ecografía (véase más adelante Ecografia Doppler) para valorar el llenado car- diaco y el volumen sistólico (SV, shock volume) se demostró que la maximización del SV transoperatorio da por resultado menos complicaciones posoperatorias y menos estancia hospitalaria.30 Opciones de penetración corporal mínima para el catéter de la arteria pulmonar Por los beneficios dudosos, los riesgos y costos relacionados con el cateterismo de la arteria pulmonar a la cabecera del paciente, desde hace muchos años hay interés por perfeccionar medios prác- ticos para la vigilancia de parámetros hemodinámicos que implique una menor penetración corporal. Se crearon varios métodos, que lograron un grado de éxito variable. Ninguno de estos métodos torna obsoleta la técnica de termodilución estándar delcatéter en arteria pulmonar. Sin embargo, estas estrategias pueden contribuir a mejorar la vigilancia hemodinámica de pacientes graves. Ecografía Doppler. Cuando se reflejan ondas sonoras ultrasóni- cas por los eritrocitos en movimiento en el torrente sanguíneo, la frecuencia de la señal reflejada aumenta o disminuye, según sea que las células se muevan hacia la fuente ultrasónica o se alejen de la misma. Este cambio de frecuencia se denomina efecto Doppler y su magnitud se determina mediante la velocidad de los eritrocitos en movimiento. Por lo tanto, se pueden aprovechar las mediciones del efecto Doppler para calcular la velocidad de los eritrocitos. Si se conoce el área de la sección transversal de un vaso y la veloci- dad media de los eritrocitos de la sangre que fluye a través de él, se puede calcular la velocidad del flujo sanguíneo. Si el vaso en cuestión es la aorta, entonces el QT se determina como sigue: QT = HR × A × ∫V(t)dt en donde A es el área de la sección transversal de la aorta y ∫V(t)dt es la velocidad de los eritrocitos integrada sobre el ciclo cardiaco. Hay dos métodos de uso de la ecografía Doppler para calcular el QT. En el primero se utiliza un transductor ultrasónico, que se coloca en forma manual en la escotadura supraesternal y se dirige http://booksmedicos.org 408 Con sideraCion es BásiCas ParTe i Algunos estudios del método de reinhalación parcial de CO2 indican que esta técnica no es precisa cuando se utiliza termodilu- ción como estándar de referencia para medir QT. 34,36 Sin embargo, otros estudios sugieren que el método de reinhalación parcial de CO2 para determinar QT es superior a las mediciones obtenidas uti- lizando un PAC en pacientes graves.37 Ecocardiografía transesofágica. La ecocardiografía transeso- fágica (TEE, transesophageal echocardiography) efectuó la tran- sición del quirófano a la unidad de cuidados intensivos. La TEE requiere sedar al paciente y, por lo general, intubarlo para proteger las vías respiratorias. Es posible valorar de manera global la fun- ción del ventrículo izquierdo y del derecho, incluso las determina- ciones del volumen ventricular, EF y QT, utilizando esta técnica poderosa. Asimismo, es posible identificar con facilidad anomalías segmentarias del movimiento de la pared, derrames pericárdicos y taponamiento. Las técnicas Doppler permiten calcular las presio- nes de llenado auricular. La técnica es un poco molesta y requiere gran capacitación y habilidad a fin de obtener resultados seguros. En fecha reciente se introdujo en la práctica una sonda para TEE cuyo diámetro es lo suficientemente fino y puede quedar colocada durante 72 h. Se disponen de escasos datos con ella, pero al parecer es probable que constituya un instrumento útil para el monitoreo cardiaco en pacientes escogidos y con problemas complejos. Valoración de la respuesta de la precarga. Aunque el análisis del contorno del pulso o la reinhalación parcial de CO2 podrían proporcionar con cierta facilidad estimaciones seguras sobre el SV y el QT, estos métodos aislados proporcionan poca o ninguna infor- mación sobre si es adecuada la precarga. Por consiguiente, si el QT es bajo, se debe recurrir a algunos otros medios para calcular la precarga. Casi todos los clínicos valoran lo adecuado de la precarga cardiaca determinando la CVP o la PAOP. Sin embargo, ni la CVP ni la PAOP se relacionan directamente con el parámetro de inte- rés verdadero, el volumen telediastólico del ventrículo izquierdo (LVEDV, left ventricular end-diastolic volume).38 Los resultados extremadamente altos o bajos de la CVP o PAOP proporcionan información, pero no son muy útiles las lecturas en una zona media grande (es decir, 5 a 20 mmHg). Además, los cambios en la CVP o PAOP no se relacionan de modo directo con variaciones en el volumen sistólico.37,39 La ecocardiografía se utiliza para estimar el LVEDV, pero este método depende de la habilidad y la capa- citación de la persona que lo utiliza; por otro lado, las mediciones aisladas del LVEDV no pronostican la respuesta hemodinámica a alteraciones en la precarga.40 Cuando aumenta la presión intratorácica durante la aplicación de presión positiva en las vías respiratorias en pacientes con venti- lación mecánica, disminuye el retorno venoso y por consiguiente, se reduce asimismo el volumen sistólico del ventrículo izquierdo (LVSV). Por lo tanto, se usa la variación de la presión del pulso (PPV, pulse pressure variation) durante un episodio de presión positiva a fin de predecir la capacidad de respuesta del gasto car- diaco al modificarse la precarga.39,41 La PPV se define como la diferencia entre las presiones máxima y mínima del pulso dividi- das entre el promedio de estas dos presiones. Este método ha sido validado mediante comparación con PPV, CVP, PAOP y la varia- ción de la presión sistólica como indicadores del pronóstico de la capacidad de respuesta de la precarga en una cohorte de pacientes graves. Se clasificó a los pacientes como “reactivos a la precarga” si su índice cardiaco [QT/Área de Superficie Corporal (BSA)] aumentaba, como mínimo, 15% después de la introducción rápida en goteo de un volumen estándar de solución intravenosa.42 Las curvas de características receptor/operador (ROC; receiver-ope- rating characteristic) demuestra que la PPV constituyó el mejor elemento de anticipación de la reactividad precarga. Las arritmias auriculares interfieren en la utilidad de esta técnica, pero PPV sigue siendo una estrategia útil para valorar la reactividad precarga en casi todos los pacientes, porque es un método sencillo y fiable.40 Análisis del contorno de pulsos. Otro método para conocer el gasto cardiaco es el llamado análisis del contorno de pulsos para estimar SV, latido por latido. Las propiedades mecánicas del árbol arterial y SV son los elementos que rigen la forma de las ondas de pulsos arteriales. El método de contorno de pulsos para estimar QT utiliza las ondas de presión arterial como datos de entrada para el modelo de circulación general y así conocer el flujo latido a latido por todo el árbol circulatorio. Los parámetros de resistencia, disten- sibilidad e impedancia se estiman inicialmente con base en la edad y género del paciente y más tarde se refinan y para ello se utiliza una medición de referencia (estándar) de QT. La estimación de referencia de QT se obtiene periódicamente, para esto se utiliza la técnica de dilución de indicador que entraña la inyección del indicador en un catéter venoso central y la detección de un incremento transitorio en la concentración del indicador en la sangre, por medio de un catéter arterial. En una variante comercial de esa estrategia, el indicador utilizado para las calibraciones periódicas del dispositivo es el ion de litio (Li+). El carbonato de litio, que actúa como indicador, puede inyectarse en una vena periférica, y en los adultos las dosis no ejer- cen efectos farmacológicamente importantes. El método de dilución con indicador de litio tiene cuando menos la misma fiabilidad que otros métodos de termodilución en límites amplios del gasto cardiaco en diversos pacientes.33 En otro sistema que se puede adquirir en el comercio se utiliza para calibración un “bolo” corriente de líquido frío. La calibración basada en termodilución obliga a usar catete- rismo de vena central, aunque el cambio de temperatura se detecta en forma transpulmonar (es decir, en una arteria periférica). Las mediciones de QT basadas en la vigilancia del contorno del pulso tienen una precisión similar a la de los métodos de termo- dilución estándar con catéter en la arteria pulmonar (PAC), pero se utiliza una técnica con mucho menor penetración corporal, ya que se requieren cateterismo arterial y venoso central, pero no trans- cardiaco.34 Mediante el análisis en línea de la forma de la onda de presión, ciertos algoritmos computarizados calculan SV, QT, la resis- tencia vascular sistémica y estiman la contractilidad miocárdica,el ritmo de aumento de la presión sistólica arterial (dP/dT). El uso del análisis del contorno del pulso se aplica utilizando una técnica que no implica penetración corporal basada en mediciones fotopletismo- gráficas de la presión arterial. Sin embargo, se duda de la precisión de esta técnica y aún es necesario determinar su utilidad clínica.35 Un dispositivo distribuido en el comercio que se usa para estimar el gasto cardiaco no necesita de calibración externa y en vez de ello, la relación entre la presión diferencial (del pulso) y el volumen sistólico se conoce por medio de un algoritmo comer- cial que utiliza datos biométricos como edad, género y talla como datos de entrada. La metodología mencionada cada vez tiene mayor aceptación en medicina de cuidados intensivos, pero la precisión notificada no es muy grande33 (en comparación con las técnicas “normativas corrientes”). Reinhalación parcial de dióxido de carbono. En la reinhalación parcial de dióxido de carbono (CO2) se utiliza el principio de Fick para estimar el QT sin penetración corporal. Al alterar de manera intermitente el espacio muerto dentro del circuito del ventilador por medio de una válvula de reinhalación, se usan los cambios en la producción de CO2 (Vco2) y CO2 de corriente final (ETco2) para determinar el gasto cardiaco utilizando una ecuación modificada de Fick (QT = ΔVco2/ ΔETco2). Los dispositivos disponibles en el comercio utilizan el principio de Fick para calcular el QT utilizando la reinhalación intermitente parcial de CO2 a través de un circuito de reinhalación desechable. El dispositivo consiste en un sensor de CO2 que se basa en la absorción de luz infrarroja, un sensor del paso del aire y un oxímetro de pulso. Los cambios en la derivación intrapul- monar y la inestabilidad hemodinámica deterioran la precisión del QT estimado mediante la reinhalación parcial de CO2. Se utiliza oxime- tría de pulso continua en línea y la fracción inspirada de O2 inspirado (Fio2) a fin de estimar la fracción de derivación para corregir el QT. http://booksmedicos.org 409 Vigilan cia fisiológica del pacien te qu irú rgico capÍtu lo 13 está indicado, también se miden las concentraciones de carboxi- hemoglobina y metahemoglobina. En los últimos años se intentó disminuir el uso innecesario del análisis de gases en sangre arterial. Durante el periodo posoperatorio, en la mayoría de los pacientes no son necesarias las determinaciones seriadas de gases en sangre arterial para la interrupción rutinaria de la ventilación mecánica. En casi todos los análisis de gases en sangre a la cabecera del paciente se requiere aún la extracción de una parte equivalente de sangre del paciente, aunque ya es posible determinar de manera continua los gases en sangre arterial a la cabecera del paciente sin obtener muestras; ahora se utiliza un catéter arterial permanente que incluye un biosensor. En estudios en que se compararon la precisión de la vigilancia continua de gases en sangre arterial y del pH mediante un analizador de gases sanguíneos de laboratorio convencional, se demostró una concordancia excelente entre los dos métodos.45 La vigilancia continua reduce el volumen de sangre que se pierde por la flebotomía y disminuye en forma notable el tiempo necesario para obtener los resultados de los gases en sangre. Sin embargo, la vigilancia continua es cara y no es muy común. Determinantes del aporte de oxígeno La principal función de los sistemas cardiovascular y respiratorio es llevar sangre oxigenada a los tejidos. El DO2 depende más de la saturación de oxígeno de la hemoglobina (Hgb) en sangre arte- rial (Sao2) que de la presión parcial de oxígeno en sangre arterial (Pao2). El DO2 también depende de QT y Hgb. El oxígeno disuelto en sangre, que es proporcional a la Pao2, sólo contribuye en forma insignificante al DO2, como es evidente por la ecuación: DO2 = QT × [(Hgb × Sao2 × 1.36) + (Pao2 × 0.0031)] La Sao2 en pacientes con ventilación mecánica depende de la presión media de las vías respiratorias, la fracción de oxígeno ins- pirado (Fio2) y SVO2. Por consiguiente, cuando la Sao2 es muy baja, el clínico sólo cuenta con muy pocos medios para mejorar este parámetro. Los clínicos pueden incrementar la presión media de las vías aéreas aumentando la presión positiva al final de la espiración (PEEP, positive-end expiratory pressure) o el tiempo inspiratorio. La Fio2 se incrementa a un máximo de 1.0 disminuyendo la canti- dad de aire ambiente que se mezcla con el oxígeno que se propor- ciona al respirador. La SVO2 se incrementa aumentando la Hgb o el QT o disminuyendo el uso de oxígeno (p. ej., si se administra un relajante muscular y sedación). Presión máxima y en meseta de las vías respiratorias En pacientes con ventilación mecánica se vigilan en forma rutinaria las presiones en las vías respiratorias. La presión máxima en las vías respiratorias medida al final de la espiración (Pmáx) es una función del volumen corriente, la resistencia de las vías respiratorias, la dis- tensibilidad del pulmón y de la pared torácica y el flujo inspiratorio máximo. La presión de las vías respiratorias que se mide al final de la inspiración cuando se conserva el volumen inhalado en los pul- mones cerrando durante un momento la válvula espiratoria se deno- mina presión en meseta de las vías respiratorias (Pmeseta). Como un indicador estático, la presión en meseta de las vías respiratorias es independiente de la resistencia de las mismas, y se relaciona con la adaptabilidad del pulmón y la pared torácica y el volumen corriente. Los respiradores mecánicos vigilan la Pmáx con cada respiración y se puede fijar un parámetro para que suene una alarma si la Pmáx excede un umbral establecido antes. La Pmeseta no se mide de manera rutinaria con cada volumen corriente proporcionado, sino de modo intermi- tente ajustando el respirador para que cierre el circuito de espiración durante un momento al final de la inspiración y registre la presión de las vías respiratorias cuando el flujo de aire es cero. Si se incrementaron la Pmáx y la Pmeseta (y el volumen corriente no es excesivo), entonces el problema es una disminución en la Medición espectroscópica en el cuasi infrarrojo de la satura- ción de oxígeno en hemoglobina hística. La espectroscopia del cuasi infrarrojo (NIRS) permite la medición continua no penetrante de la saturación de oxígeno en hemoglobina hística (StO2) con el uso de luz con longitud de onda del cuasi infrarrojo (700 a 1 000 nm). Esta tecnología se basa en la ley de Beer, que señala que la trans- misión de luz a través de una solución con un soluto disuelto dis- minuye en forma exponencial conforme aumenta la concentración del soluto. En el tejido de mamíferos, tres compuestos cambian su patrón de absorción cuando se oxigenan: citocromo aa3, mioglo- bina y hemoglobina. Por los espectros de absorción distintos de la oxihemoglobina y la desoxihemoglobina, la ley de Beer puede usarse para detectar sus concentraciones relativas en un tejido. Por lo tanto, es posible conocer las concentraciones relativas de los tipos de Hgb con la medición del cambio en la intensidad de la luz a su paso por el tejido. Como cerca de 20% del volumen sanguíneo está en las arterias y las mediciones de StO2 se hacen sin relación con la sístole o la diástole, las mediciones espectroscópicas indican sobre todo la concentración venosa de oxihemoglobina. La NIRS se evaluó como forma de valoración de la grave- dad del estado de choque traumático en modelos animales y en pacientes traumatizados. Los estudios mostraron que la StO2 muscular periférica, determinada por NIRS, es tan precisa como otros parámetros de valoración para la reanimación [p. ej., défi- cit de base (DB), saturación venosa mixta de O2] en un modelo porcino de choque hemorrágico.43 En pacientes con traumatismos cerrados se valoró la StO2 medida en forma continua como factor predictivo del desarrollo de síndrome de disfunción orgánica
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