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1118 Capítulo 51 cas liberan gonadotropina coriónica humana (GCh), la cual señala al cuerpo lúteo (vea el capítulo 50) que el embarazo ha comenzado. En res- puesta, el cuerpo lúteo aumenta de tamaño y libera grandes cantidades de progesterona y estrógenos. Estas hormonas estimulan el desarrollo continuado del endometrio y la placenta. Sin GCh, el cuerpo lúteo se degeneraría y el embrión sería abor- tado y arrastrado junto con el fl ujo menstrual. Quizá la mujer ni siquiera sabría que estaba embarazada. Si el cuerpo lúteo es eliminado antes de aproximadamente la semana 11 después de la fecundación, el embrión es abortado de manera espontánea. Después de este momento, la pla- centa misma produce sufi ciente progesterona y estrógenos para mante- ner el embarazo. El desarrollo de los órganos empieza durante el primer trimestre La gastrulación ocurre durante las semanas segunda y tercera de desa- rrollo. Luego, el notocordio empieza a formarse e induce la formación de la placa neural. Se desarrolla el tubo neural, y el prosencéfalo, mes- encéfalo y rombencéfalo son evidentes alrededor de la quinta semana de desarrollo. Aproximadamente una semana después el prosencéfalo empieza a crecer hacia fuera, formando los rudimentos de los hemisfe- rios cerebrales. este sistema de conteo temporal al analizar los eventos del desarrollo temprano. Debido a que el momento de fecundación no es fácilmente observable, los obstetras suelen datar el embarazo al contar a partir de la fecha del comienzo del último período menstrual de la mujer; mediante este cálculo, un embarazo promedio dura 260 días (40 semanas). La fecundación ocurre en el oviducto, y en menos de 24 horas el cigoto humano se ha dividido para convertirse en un embrión de dos células (FIGURA 51-14). La segmentación continúa a medida que el em- brión es impulsado a lo largo del oviducto por acción ciliar. Cuando el embrión entra en el útero aproximadamente el quinto día del desarrollo, la zona pelúcida (su cubierta circundante) se disuelve. Durante los siguientes días, el embrión fl ota en libertad en la cavidad uterina y es alimentado por un fl uido nutritivo secretado por las glándu- las del útero. Sus células se ordenan a sí mismas formando una blástula, que en los mamíferos se denomina blastocito. La capa más exterior de células, el trofoblasto, termina por formar el corión y el amnios que ro- dean al embrión. Un pequeño grupo de células, la masa celular interna, se proyecta hacia la cavidad del blastocito. La masa celular más interna da origen al embrión propiamente dicho. Alrededor del séptimo día de desarrollo, el embrión inicia el pro- ceso de implantación, en el que se incrusta en el endometrio del útero (FIGURA 51-15). Las células del trofoblasto en contacto con el endome- trio secretan enzimas que erosionan una zona lo sufi cientemente grande para dar cabida al diminuto embrión. A medida que éste se las arregla para encontrar su camino hacia los tejidos conectivo y vascular subyacentes, el endometrio se repara a sí mismo. Todo el desarrollo ulterior del em- brión se lleva a cabo dentro del endometrio. La placenta es un órgano de intercambio En mamíferos, la placenta es el órgano de intercambio entre la madre y el embrión (vea la fi gura 51-15). La placenta proporciona nutrientes y oxí- geno para el feto, y elimina desechos, excretados por la madre. Además, la placenta es un órgano endocrino que secreta estrógeno y progesterona para mantener el embarazo. La placenta se desarrolla a partir del corión del embrión y el tejido uterino de la madre. En el desarrollo temprano, el corión crece rápidamente, invadiendo al endometrio y formando pro- yecciones semejantes a dedos conocidas como vellosidades coriónicas. La técnica de muestreo de las vellosidades coriónicas permite la detección prenatal de ciertos trastornos genéticos (vea la fi gura 16-13). Las vello- sidades se vuelven vascularizadas (infi ltradas por vasos sanguíneos) a medida que se desarrolla la circulación embrionaria. Conforme el embrión humano crece, se desarrolla el cordón um- bilical que conecta el embrión con la placenta (vea la fi gura 51-15e). El cordón umbilical contiene las dos arterias umbilicales y la vena um- bilical. Las arterias umbilicales conectan al embrión con una vasta red de capilares que se desarrollan dentro de las vellosidades coriónicas. La sangre de las vellosidades regresa al embrión por la vena umbilical. La placenta consta de la porción del corión que desarrolla vello- sidades, junto con el tejido uterino subyacente que contiene capilares maternos y pequeños depósitos de sangre materna. La sangre fetal en los capilares de las vellosidades coriónicas entra en estrecho contacto con la sangre de la madre en los tejidos entre las vellosidades. Las dos circulaciones están separadas siempre por una membrana a través de la cual las sustancias pueden difundirse o transportarse activamente. En condiciones normales, las sangres materna y fetal no se mezclan en la placenta ni en ningún otro sitio. La placenta produce varias hormonas. Desde el momento en que el embrión comienza a implantarse a sí mismo, sus células trofoblásti- 50 μm 50 μm 50 μm 50 μm (a) Pronúcleos masculino y femenino antes de la unión (b) Etapa de 2 células (c) Etapa de 8 células (d) La segmentación continúa, dando origen a la mórula FIGURA 51-14 Animada Segmentación de un embrión humano (Tomada de: Nilsson, Lennart, Being Born, pp. 14, 15, 17. Putnam Publishing Group, 1992). 51_Cap_51_SOLOMON.indd 111851_Cap_51_SOLOMON.indd 1118 20/12/12 14:2820/12/12 14:28 Parte 7 Estructura y procesos vitales en animales 51 Desarrollo animal 51.7 Desarrollo humano La placenta es un órgano de intercambio El desarrollo de los órganos empieza durante el primer trimestre
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