Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
1822 © 2019. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos SISTEMA HEMOSTÁTICO, 1823 Endotelio vascular, 1823 Plaquetas, 1823 Coagulación, 1825 Sistema fibrinolítico, 1827 TROMBOSIS, 1828 Trombosis arterial, 1828 Trombosis venosa, 1828 Estados hipercoagulables hereditarios, 1829 Estados hipercoagulables adquiridos, 1829 TRATAMIENTO DE LA TROMBOSIS, 1832 Antiagregantes plaquetarios, 1832 Anticoagulantes, 1835 Fármacos fibrinolíticos, 1844 PERSPECTIVAS FUTURAS, 1846 BIBLIOGRAFÍA, 1846 93 Hemostasia, trombosis, fibrinólisis y enfermedad cardiovascular JEFFREY I. WEITZ La hemostasia conserva la integridad vascular equilibrando los procesos fisiológicos que mantienen la fluidez de la sangre en circunstancias normales y previenen el sangrado excesivo después de una lesión vascular. La conservación de la fluidez de la sangre depende de que el endotelio vascular esté intacto y de una serie compleja de rutas reguladoras que mantienen las plaquetas en estado latente y controlan el sistema de la coagulación. Por el contrario, para detener una hemorragia deben formarse tapones hemostáticos rápidamente en los sitios donde se produzcan lesiones vasculares para evitar la exanguinación. Cuando se altera la hemostasia puede producirse trombosis, que afecta a las arterias o a las venas y causa una morbilidad y mortalidad importantes. La trombosis arterial es la causa más frecuente del síndrome coronario agudo, el accidente cerebrovascular isquémico y la gangrena de las extre- midades, mientras que la trombosis en las venas profundas de las piernas conduce al síndrome postrombótico y a embolias pulmonares (v. también capítulo 84). La mayoría de los trombos arteriales se forman encima de placas ateroescleróticas dañadas, dado que cuando se rompe la placa el material trombógeno del centro entra en contacto con la sangre (v. también capítulo 44). Este material provoca la agregación plaquetaria y la formación de fibrina, por lo que se generan trombos ricos en plaquetas que ocluyen el flujo sanguíneo de forma temporal o permanente.1 El descenso consiguiente del flujo sanguíneo puede causar síndrome coronario agudo, accidente isquémico transitorio o accidente cere- brovascular isquémico. Al contrario que los trombos arteriales, los trombos venosos no suelen formarse en zonas de alteración vascular evidente.2 Aunque es posible que aparezcan después de un traumatismo quirúrgico de una vena o en relación con los catéteres venosos permanentes, generalmente se originan en las valvas de las válvulas de las venas profundas de la pantorrilla o en los senos musculares, que puede causar estasis. El flujo de sangre lento en estas venas hace que disminuya el aporte de oxígeno a las cúspides de las válvulas avasculares. La hipoxemia induce a las células endoteliales que recubren las valvas a expresar moléculas de adhesión, que atrapan a los leucocitos que transportan el factor tisular y micropartículas en su superficie. Los leucocitos que transportan el factor tisular y las micropartículas se adhieren a estas células activadas e inician la coagulación.3 Además, los neutrófilos activados liberan mallas de ADN denominadas trampas extracelulares de neutrófilos (NET, neutrophil extracellular traps), que también promueven la trombosis, al proporcionar un andamiaje al que se pueden unir las plaquetas y al estimular su activación y agregación.4 La alteración del flujo sanguíneo exacerba la formación local de trombos porque disminuye la elimina- ción de los factores de la coagulación activados. Los trombos que se extienden hacia las venas proximales de la pierna pueden desprenderse y migrar hasta los pulmones para causar embolia pulmonar. Los trombos arteriales y venosos contienen plaquetas y fibrina, pero en distintas proporciones. Los trombos arteriales son ricos en plaquetas debido al alto nivel de la fuerza de arrastre en las arterias dañadas.1 Por el contrario, los trombos venosos, que se forman cuando el nivel de la fuerza de arrastre es menor, contienen relativamente pocas plaquetas y están formados principalmente por fibrina y eritrocitos atrapados.3 Los trombos arteriales son de color blanco porque predominan las plaquetas, mientras que los trombos venosos parecen rojos debido a los eritrocitos atrapados. Los fármacos antitrombóticos que se utilizan para la prevención y el tratamiento de la trombosis actúan sobre los componentes de los trombos. Comprenden los antiagregantes plaquetarios, que inhiben las plaquetas; los anticoagulantes, que atenúan la coagulación; y los fármacos fibrinolíticos, que inducen la degradación de la fibrina (fig. 93-1). Puesto que en los trombos arteriales predominan las plaquetas, las estrategias para inhibir o tratar la trombosis arterial se centran principalmente en los antiagregantes plaquetarios, aunque en los casos agudos también se pueden utilizar fármacos anticoagulantes y fibrinolíticos. En los trombos arteriales oclusivos en los que es necesario restaurar rápidamente el flujo sanguíneo, los métodos mecánicos y/o farmacológicos permiten extraer, comprimir o degradar los trombos. Aunque no suelen utilizarse para esta indicación, la warfarina previene los episodios isquémicos recurrentes después de un infarto agudo de miocardio. Las observaciones recientes que indican que la adición de rivaroxabán, un inhibidor oral del factor Xa, en dosis bajas al tratamiento antiagregante doble disminuye los episodios isquémicos recurrentes y la trombosis de la endoprótesis en pacientes con síndrome coronario agudo, y que su adición al ácido acetilsalicílico baja el riesgo de episo- dios graves coronarios y en extremidades en pacientes con enfermedad arterial coronaria o periférica estable, subrayan la utilidad potencial de los anticoagulantes por encima de los antiagregantes plaquetarios para la prevención secundaria (v. también capítulos 59 y 60). Los anticoagulantes son la pieza clave de la prevención y el trata- miento de la tromboembolia venosa (TEV), que incluye la trombosis venosa profunda y la embolia pulmonar.3 Los fármacos antiagregantes son menos eficaces que los anticoagulantes para la prevención de la trombosis venosa, debido al poco contenido en plaquetas de los trombos venosos. De todas formas, cuando se administra para la prevención secundaria, el ácido acetilsalicílico reduce aproximadamente en un 30% el riesgo de TEV recurrente,5,6 un hallazgo que pone de manifiesto el solapamiento entre la trombosis venosa y la arterial. El tratamiento fibrinolítico es beneficioso para ciertos pacientes con TEV;6 por ejem- plo, en pacientes con embolia pulmonar masiva, el flujo sanguíneo pulmonar se restaura más rápidamente cuando se utiliza un tratamiento fibrinolítico sistémico o dirigido con catéter que con el tratamien- to anticoagulante por sí solo (v. capítulo 84). De la misma manera, el pronóstico de algunos pacientes con trombosis venosa extensa en las venas ilíaca y/o femoral puede mejorar si, además del tratamiento anticoagulante, se utiliza la fibrinólisis dirigida por catéter y/o la extracción mecánica del trombo. Este capítulo repasa la hemostasia y la trombosis y destaca los procesos implicados en la activación y en la agregación plaquetaria, Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1823 H em o stasia, tro m b o sis, fi b rin ó lisis y en ferm ed ad card io vascu lar 93 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . coagulación sanguínea y fibrinólisis. Repasa los componentes princi- pales del sistema hemostático: endotelio vascular, plaquetas y sistemas de la coagulación y fibrinolítico. Después se centra en los fármacos antiagregantes plaquetarios,anticoagulantes y fibrinolíticos de uso frecuente. También hace un repaso somero de fármacos antitrombóticos nuevos en fases avanzadas de desarrollo. SISTEMA HEMOSTÁTICO Endotelio vascular (v. también capítulo 44) Es una monocapa de células endoteliales que recubre la superficie íntima del árbol circulatorio y separa la sangre de los componentes subendoteliales protrombóticos de la pared de los vasos. El endotelio vascular contiene alrededor de 1013 células que cubren una superficie muy grande. Más que servir como una barrera estática, el endotelio vascular sano regula dinámicamente la hemostasia inhibiendo las plaquetas, suprimiendo la coagulación y fomentando la fibrinólisis. Inhibición plaquetaria Las células endoteliales sintetizan prostaciclina y óxido nítrico y los liberan hacia la sangre. Estos mediadores no solo actúan como vasodilatadores potentes, sino que también inhiben la activación y la agregación plaquetaria consecuente estimulando la adenilato ciclasa y aumentando las concentraciones intracelulares de monofosfato de adenosina cíclico (AMPc). Además, las células endoteliales expresan la ecto-difosfatasa de adenosina (ecto-ADPasa) CD39 en su superficie. Esta enzima asociada a la membrana atenúa la activación de las plaquetas mediante la degradación del ADP.7 Actividad anticoagulante Las células endoteliales intactas regulan de forma activa la producción de trombina. Las células endoteliales expresan en su superficie proteo- glucanos de sulfato de heparano. Al igual que la heparina utilizada con fines médicos, el sulfato de heparano se une a la antitrombina circulante y aumenta su actividad. Los proteoglucanos de sulfato de heparano se unen también al inhibidor de la vía del factor tisular (IVFT), un inhibidor natural de la coagulación.8 El IVFT adicional se ancla a la superficie celular endotelial mediante anclajes glucosilfos- fatidilinositol. La administración de heparina o de heparina de bajo peso molecular (HBPM) desplaza al IVFT unido al glucosaminoglucano del endotelio vascular, y el IVFT liberado puede contribuir a la actividad antitrombótica de estos fármacos al inhibir al factor VIIa unido al factor tisular de forma dependiente del factor Xa. Las células endoteliales son esenciales para la vía anticoagulante de la proteína C, ya que expresan en sus superficies trombomodulina y receptor de la proteína C de las células endoteliales (EPCR).9 La vía de la proteína C se inicia mediante la unión entre la trombina y la trombomodulina. Una vez que se produce esta unión, la especificidad de la trombina por su sustrato se altera de tal forma que ya no actúa como procoagulante, sino que se convierte en un potente activador de la proteína C (fig. 93-2). La proteína C activada presenta actividad anticoagulante, ya que degrada e inactiva los factores activados V y VIII (factores Va y VIIIa, respectivamente), cofactores esenciales en la generación de trombina, una reacción facilitada por la proteína S. Los EPCR de la superficie de las células endoteliales estimulan esta vía mediante su unión a la proteína C y la presentación de esta última al complejo trombina-trombomodulina para su activación.9 Actividad fibrinolítica El endotelio vascular modula la fibrinólisis al sintetizar y liberar los activadores del plasminógeno tisular y de tipo urocinasa (t-PA y u-PA, res- pectivamente), que inician la fibrinólisis convirtiendo el plasminógeno en plasmina.10 Aunque las células endoteliales expresan constitutivamente t-PA, producen u-PA en circunstancias de inflamación y de reparación de la herida. Las células endoteliales también producen el inhibidor del activador del plasminógeno de tipo 1 (PAI-1), el regulador principal del t-PA y del u-PA. Por tanto, la actividad fibrinolítica neta depende del equilibrio dinámico entre la liberación de los activadores del plasminógeno y el PAI-1. La fibrinólisis se localiza en la superficie de las células endoteliales porque estas células expresan anexina II, un correceptor del plasminógeno y del t-PA que facilita su interacción. Por tanto, los vasos sanos resisten activamente la trombosis y ayudan a mantener las plaquetas en un estado latente.10 Plaquetas Las plaquetas entran en la circulación después de la fragmentación de los megacariocitos de la médula ósea. Puesto que son anucleadas, las plaquetas tienen una capacidad limitada para sintetizar proteínas. La trombopoyetina, una glucoproteína que se sintetiza en el hígado y los riñones, regula la proliferación y la maduración de los megacariocitos, así como la producción de plaquetas.11 Una vez que entran en la circu- lación, las plaquetas tienen una vida útil de 7 a 10 días. La lesión de la capa íntima de los vasos deja expuesta la matriz subendo- telial subyacente. Las plaquetas se dirigen a los sitios de alteración vascular y se adhieren a las proteínas de la matriz expuesta. Las plaquetas adheridas se activan y no solo liberan sustancias que reclutan otras plaquetas hasta el sitio de la lesión, sino que también fomentan la síntesis de trombina y la formación consecuente de fibrina (fig. 93-3). La trombina, un potente agonista plaquetario, aumenta el reclutamiento y la activación de las plaquetas. Las plaquetas activadas se agregan para formar un tapón que sella la filtración de la vasculatura. Conocer los pasos de este proceso altamente integrado ayuda a determinar con precisión los sitios donde actúan los antiagregantes plaquetarios y a racionalizar la utilidad de los anticoagulantes para el tratamiento de la trombosis arterial y venosa. Adherencia Las plaquetas se adhieren al colágeno expuesto y al factor von Wille- brand (vWF) y forman una monocapa que soporta y fomenta la síntesis de trombina y la consecuente formación de fibrina.12 Estos procesos dependen de los receptores que se expresan de forma constitutiva en la superficie de las plaquetas, α2β1 y glucoproteína (GP) VI, que se unen al colágeno, y GP Ibα y GP IIb/IIIa (αIIbβ3), que se unen al vWF. La superficie de las plaquetas está llena de receptores, pero los que participan en la adherencia son los más abundantes: cada plaqueta tiene alrededor de FIGURA 93-1 Clasificación de los fármacos antitrombóticos. FIGURA 93-2 Vía de la proteína C. La activación de la coagulación desencadena la producción de trombina (IIa). El exceso de trombina se une a la trombomodulina (TM) en la superficie de las células endoteliales. Una vez unida, la especificidad del sustrato de la trombina la altera de forma que ya no actúa como un procoagulante, pero se convierte en un potente activador de la proteína C (PC). El receptor de la proteína C de las células endoteliales (EPCR) se une a la proteína C y la presenta a la trombina unida a la trombomodulina para su activación. La proteína C activada (PCA), junto con su cofactor, la proteína S (PS), se une a la superficie de las plaquetas activadas y degrada proteolíticamente los factores Va y VIIIa en fragmentos inactivos (Vi y VIIIi). La degradación de estos cofactores activados inhibe la producción de trombina (barra doble). Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1824 En fE rm Ed a d Es c a rd io va sc u la rE s y d E o tr o s ó rg a n o s XI 80.000 copias de GP IIb/IIIa y 25.000 copias de GP Ibα. Los receptores se agrupan en subdominios enriquecidos con colesterol, que los hace más móviles, por lo que aumenta la eficacia de la adherencia plaquetaria y la activación consecuente.13 Cuando el nivel de la fuerza de arrastre es bajo, el colágeno puede capturar y activar las plaquetas por sí mismo. El citoesqueleto de las plaquetas capturadas se reorganiza, lo que hace que se aplanen y se adhieran mejor a la pared de losvasos dañados. Sin embargo, cuando el nivel de la fuerza de arrastre es alto, el colágeno y el vWF deben actuar conjuntamente para mejorar la adherencia y la activación de las plaque- tas. El vWF que sintetizan las células endoteliales y los megacariocitos se organiza en multímeros que tienen un tamaño que varía de 550 a más de 10.000 kDa.14 Cuando el vWF se libera desde sus almacenes en los cuerpos de Weibel-Palade de las células endoteliales o en los gránulos α de las plaquetas la mayor parte entra en la circulación, pero el vWF que se libera desde la superficie abluminal de las células endoteliales se acumula en la matriz subendotelial, donde se une al colágeno a través de su dominio A3. Este vWF inmovilizado en la superficie puede unirse simultáneamente a las plaquetas a través de su dominio A1. Por el contrario, el vWF circulante no reacciona con las plaquetas no estimuladas. Esta diferencia de la reactividad refleja la estructura del vWF; el vWF circulante tiene una estructura enrollada que impide el acceso de su dominio unido a las plaquetas a los receptores de vWF de la superficie de las plaquetas, mientras que el vWF inmovilizado tiene una forma alargada que expone el dominio A1 de unión a plaquetas. En su estructura extendida, los multímeros grandes del vWF actúan como un pegamento molecular que adhiere las plaquetas a la pared de los vasos dañados con la fuerza suficiente para resistir los niveles altos de fuerza de arrastre. Los multímeros grandes del vWF proporcionan sitios de unión adicionales para el colágeno, y aumentan la adherencia plaquetaria porque las plaquetas tienen más receptores de vWF que de colágeno.14,15 La adherencia del colágeno al vWF inicia la activación plaquetaria, el siguiente paso de la formación del tapón plaquetario. Activación La adherencia al colágeno y al vWF inicia las vías de señalización que dan lugar a la activación plaquetaria. Estas vías inducen la síntesis dependiente de la ciclooxigenasa 1 (COX-1) y la liberación de trombo- xano A2, y desencadenan la liberación de ADP desde los gránulos donde está almacenado. El tromboxano A2 es un vasoconstrictor potente y, como el ADP, activa localmente las plaquetas del entorno y las recluta al sitio de lesión, ampliando así el tapón plaquetario. Para activar las plaquetas, el tromboxano A2 y el ADP deben unirse a sus receptores respectivos en la membrana de las plaquetas. El receptor de tromboxano (TP) es un receptor acoplado a la proteína G que se encuentra sobre las plaquetas y sobre el endotelio, lo que explica por qué el tromboxano A2 produce vasoconstricción además de activar las plaquetas.16 El ADP interactúa con una familia de receptores acoplados a la proteína G sobre la membrana plaquetaria.17,18 El más importante de ellos es el P2Y12, que es el objetivo de las tienopiridinas (clopidogrel y prasugrel) y ticagrelor. El P2Y1 también contribuye a la activación de las plaquetas inducida por el ADP, de tal manera que para que la activación de las plaquetas inducida por el ADP sea máxima es necesario que se activen ambos receptores. Un tercer receptor, P2X1, es un canal del calcio regulado por el trifosfato de adenosina (ATP). Los gránulos de almacenamiento de las plaquetas contienen ATP y ADP; el ATP liberado durante el proceso de activación de las plaquetas puede contribuir al proceso de reclutamiento de las plaquetas de una forma dependiente de P2X1. Aunque el TP y los diversos receptores de ADP transmiten sus señales a través de diferentes vías, todos ellos desencadenan un aumento de la concentración intracelular de calcio en las plaquetas. Este aumento del calcio induce cambios de la forma de las plaquetas mediante una reorganización de su citoesqueleto, la movilización y liberación de gránulos, y la consiguiente agregación plaquetaria. Las plaquetas activadas fomentan la coagulación expresando fosfatidilo serina en su superficie, un fosfolípido aniónico que soporta el ensamblaje de los complejos del factor de la coagulación. Una vez ensamblados, estos complejos del factor de la coagulación provocan un aumento brusco de la síntesis de trombina y la formación consecuente de fibrina. Además de convertir el fibrinógeno en fibrina, la trombina aumenta el reclutamiento y la activación de las plaquetas, y facilita la expansión del tapón plaquetario. La trombina se une a los receptores activados por proteasa de tipo 1 y de tipo 4 (PAR-1 y PAR-4, respectivamente) en la superficie de las plaquetas y escinde su cola aminoterminal ampliada (fig. 93-4), generando así nuevos extremos aminoterminales que actúan como ligandos anclados que se unen y activan los receptores.19 Aunque el PAR-1 se divide con concentraciones bajas de trombina, la separación del PAR-4 requiere altas concentraciones de trombina. La separación de cualquiera de estos receptores desencadena la activación plaquetaria. Además de proporcionar una superficie sobre la que se unen los factores de la coagulación, las plaquetas activadas también aumentan la formación de fibrina y la estabilización consecuente liberando factores V, VIII, XI y XIII. Así, una activación coordinada de las plaquetas y la coagulación, y la red de fibrina que resulta de la actividad de la trombina ayuda a anclar los agregados plaquetarios al sitio de la lesión. Las plaquetas activadas también liberan proteínas adhesivas, como vWF, trombospondina y fibronectina, que pueden aumentar la adherencia de las plaquetas al sitio de la lesión, así como factores de crecimiento, como el factor de crecimiento derivado de las plaquetas (PDGF) y el factor transformador del crecimiento β (TGF-β), que fomentan la cicatrización de las heridas. FIGURA 93-3 Función principal de la trombina en la trombogenia. La lesión vascular provoca simultáneamente la adherencia y la activación de las plaquetas, así como la activación del sistema de la coagulación. La activación plaquetaria se inicia por la exposición del colágeno subendotelial y el factor de von Willebrand (vWF), sobre los que se adhieren las plaquetas. Las plaquetas adheridas se activan y liberan ADP y tromboxano A2, agonistas plaquetarios que activan las plaquetas del entorno y las reclutan al sitio de la lesión. La coagulación, que se desencadena por el factor tisular expuesto en el sitio de la lesión y potenciada mediante ensamblaje de complejos de factores coagulantes sobre la superficie plaquetaria activada, da lugar a la producción de trombina. Esta no solo convierte el fibrinógeno en fibrina, sino que también actúa como un agonista plaquetario potente. Cuando las plaquetas están activadas, la glucoproteína (GP) IIb/IIIa de sus superficies sufre un cambio estructural que le confiere la capacidad de unirse al fibrinógeno y mediar la agregación plaquetaria. Las hebras de fibrina mantienen entonces los agregados plaquetarios juntos para formar un trombo de fibrina-plaquetas. FIGURA 93-4 Activación del PAR-1 por la trombina. La trombina (IIa) se une a los extremos amino del dominio extracelular de PAR-1, donde escinde un enlace peptídico específico. La escisión de este enlace produce una nueva secuencia de los extremos amino que actúa como un ligando de unión y se une al cuerpo del receptor y lo activa. Después, la trombina se disocia del receptor. Los análogos de los cinco o seis primeros aminoácidos de las secuencias del ligando unido, que se conocen como péptidos agonistas del receptor de trombina, pueden activar el PAR-1 de forma independiente. LDPRSFLLR, Leu-Asp-Pro-Arg-Ser-Phe-Leu-Leu-Arg; RLLFS, Arg-Leu-Leu-Phe-Ser. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1825 H em o stasia, tro m b o sis, fi b rin ó lisis y en ferm ed ad card io vascu lar93 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . Agregación plaquetaria La agregación es el último paso en la formación del tapón plaquetario mediante unión de las plaquetas entre sí para formar cúmulos. El complejo GP IIb/IIIa media estas uniones entre las plaquetas. Sobre las plaquetas no activadas, el GP IIb/IIIa tiene una afinidad mínima por estos ligandos. Cuando las plaquetas se activan, el GP IIb/IIIa sufre un cambio estructural, que refleja la transmisión de las señales de dentro hacia fuera desde su dominio citoplásmico a su dominio extracelular.18 Esta transformación aumenta la afinidad del GP IIb/IIIa por sus ligandos, el fibrinógeno y, cuando el nivel de la fuerza de arrastre es alto, el vWF. Las secuencias Arg-Gly-Asp (RGD) que se localizan en el fibrinógeno y el vWF, así como la secuencia Lys-Gly-Asp (KGD) ligada a las plaquetas sobre el fibrinógeno, median su interacción con el GP IIb/IIIa. Cuando el nivel de la fuerza de arrastre es alto, el vWF circulante se alarga y expone su dominio de unión con las plaquetas, lo que permite su interacción con el GP IIb/IIIa activado de forma adaptativa.15 Las moléculas de fibrinógeno divalentes y de vWF multivalentes actúan como puentes y unen entre sí las plaquetas adyacentes. Una vez que se han unido al GP IIb/IIIa, el fibrinógeno y el vWF inducen las señales desde dentro hacia fuera que aumentan la activación plaquetaria y producen la activación de más receptores GP IIb/IIIa, creando un bucle de retroalimentación positiva. Puesto que el GP IIb/IIIa actúa como el efector final en la agregación plaquetaria, es un objetivo lógico de los antiagregantes plaquetarios. La fibrina, el producto final del sistema de la coagulación, mantiene juntos a los agregados plaquetarios y los ancla al sitio de la lesión. Coagulación La coagulación es el resultado de la síntesis de trombina, que convierte el fibrinógeno soluble en fibrina.20 La coagulación se produce por la acción de complejos enzimáticos discretos, formados por una enzima dependiente de la vitamina K y un cofactor no enzimático que se unen sobre membranas fosfolipídicas aniónicas de forma dependiente del calcio. Cada complejo enzimático activa un sustrato dependiente de la vitamina K que se convierte en el componente enzimático del siguiente complejo (fig. 93-5). La acción conjunta de estos complejos genera una pequeña cantidad de trombina, que, a continuación, amplifica su propia formación mediante un proceso de retroalimentación consistente en la activación de cofactores no enzimáticos y de las plaquetas.20 La fosfatidilserina expresada en la superficie de las plaquetas activadas proporciona una superficie de naturaleza aniónica sobre la que se pueden ensamblar los complejos. Los tres complejos enzimáticos que participan en la síntesis de trombina son la tenasa extrínseca, la tenasa intrínseca y la protrombinasa. Aunque la tenasa extrínseca inicia el sistema en la mayoría de las circunstancias, el sistema de contacto también desempeña una función en algunas situaciones. Tenasa extrínseca Estos complejos se forman cuando las células que expresan el factor tisular entran en contacto con la sangre. El factor tisular queda expuesto cuando se rompen las placas ateroescleróticas porque el centro de las placas es rico en células que expresan el factor tisular. La lesión de denudación de la pared de los vasos también expone el factor tisular expresado de forma adaptativa por las células musculares lisas subendoteliales. Además de las células de la pared de los vasos, los monocitos circulantes y las micropartículas derivadas de los monocitos (vesículas de la membrana pequeñas) también proporcionan una fuente de este factor.21 Cuando los monocitos o las micropartículas que trans- portan el facto tisular se unen a las plaquetas o a otros leucocitos y sus membranas plasmáticas se fusionan, se transfiere el factor tisular. Al unirse a las moléculas de adhesión expresadas en las células endoteliales activadas o en la selectina P en las plaquetas activadas, estas células o micropartículas que transportan el factor tisular pueden iniciar o aumentar la coagulación.21 Probablemente este fenómeno explica cómo se desarrollan los trombos venosos en ausencia de lesiones evidentes de la pared de los vasos.2 El factor tisular es una proteína integral de membrana que actúa como receptor del factor VII. Una vez unido, el factor VII se autoactiva,22 formando así el complejo tenasa extrínseco, un activador potente de los factores IX y X. Una vez activados, los factores IXa y Xa actúan como los compo- nentes enzimáticos de la tenasa intrínseca y de la protrombinasa, respectivamente. Tenasa intrínseca El factor IXa se une al factor VIIIa sobre las superficies de las células aniónicas para formar el complejo de la tenasa intrínseco. El factor VIII circula en la sangre en com- plejos con el vWF. La trombina separa el factor VIII y lo libera del vWF, convirtién- dolo en su forma activada. Las plaquetas activadas expresan los sitios de unión para el factor VIIIa. Una vez ligado, el factor VIIIa se une al factor IXa de forma dependiente del calcio para formar el complejo de la tenasa intrínseca, que entonces activa el factor X. La modificación de la eficacia catalítica de la activación del factor X mediada por el factor IXa que tiene lugar cuando se eliminan los componentes individuales del complejo de la tenasa intrínseca destaca su importancia. La ausencia de la membrana o del factor VIIIa anula casi completamente la actividad enzimática, y la eficacia catalítica del com- plejo completo es 109 mayor que la del factor IXa solo. Como la tenasa intrínseca activa el factor X entre 50 y 100 veces más rápidamente que la tenasa extrínseca, la primera desempeña un papel fundamental en la amplificación del factor Xa y en la producción de trombina. Las hemorragias que se producen en los pacientes con hemofilia, que es un déficit congénito de los factores VIII o IX, ilustra la importancia de la tenasa intrínseca en la hemostasia. FIGURA 93-5 Sistema de la coagulación. La coagulación se produce debido a la actividad de complejos enzimáticos discretos que están formados por una enzima dependiente de la vitamina K y un cofactor no enzimático. Estos complejos se ensamblan sobre membranas fosfolipídicas aniónicas, como la superficie de las plaquetas activadas, de forma dependiente del calcio. La lesión vascular expone el factor tisular (TF), que se une al factor VIIa para formar tenasa extrínseca. La tenasa extrínseca activa los factores IX y X. El factor IXa se une al factor VIIIa para formar tenasa intrínseca, que activa el factor X. El factor Xa se une al factor Va para formar protrombinasa, que convierte la protrombina (II) en trombina (IIa). Después, la trombina convierte el fibrinógeno soluble en fibrina insoluble. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1826 En fE rm Ed a d Es c a rd io va sc u la rE s y d E o tr o s ó rg a n o s XI Protrombinasa El factor Xa se une al factor Va, su cofactor activado, sobre las superficies de la membrana fosfolipídica aniónica para formar el complejo de la protrombinasa. Las plaquetas activadas liberan factor V de sus gránulos α, y este factor V derivado de las plaquetas puede desempeñar un papel más importante en la hemostasia que su equivalente plasmático. Mientras que el factor V plasmático requiere la activación de la trombina para ejercer su actividad de cofactor, el factor V parcialmente activado liberado por las plaquetas ya tiene actividad importante como cofactor. Las plaquetas activadas expresan sitios de unión del factor Va específicosen su superficie, y el factor Va unido actúa como receptor para el factor Xa. La eficacia catalítica de la activación de la protrombina por el factor Xa aumenta 109 veces cuando el factor Xa se incorpora al complejo de la protrombina- sa. La protrombina se une al complejo de la protrombinasa, donde se convierte en trombina por una reacción que libera el fragmento 1.2 de la protrombina (F1.2). Por tanto, las concentraciones plasmáticas de F1.2 proporcionan un marcador de la activación de la protrombina. Formación de fibrina La trombina, el efector final de la coagulación, convierte el fibrinógeno soluble en fibrina insoluble. El fibrinógeno es una molécula dimérica, cada una de sus mitades está formada por tres cadenas polipeptídicas –las cadenas Aα, Bβ y γ–. Numerosos enlaces bisulfuro unen covalentemen- te las cadenas entre sí y las dos mitades de la molécula de fibrinógeno (fig. 93-6). Los estudios con micrografía electrónica del fibrinógeno revelan una estructura trinodular, con un dominio E central flanqueado por dos dominios D. El diseño de las estructuras cristalinas muestra simetría con el dominio E central, que contiene los extremos amino de las cadenas del fibrinógeno unidos a los dominios laterales por regiones espirales enrolladas. El fibrinógeno, la proteína plasmática que participa en la coagulación más abundante, circula en una forma inactiva. La trombina se une a los extremos amino de las cadenas Aα y Bβ del fibrinógeno y rompe enlaces peptídicos específicos para liberar el fibrinopéptido A y el fibrinopéptido B y generar los monómeros de fibrina (v. fig. 93-6). Puesto que son productos de la acción de la trombina sobre el fibrinógeno, las concentraciones plasmáticas de fibrinopéptidos proporcionan un índice de la actividad de la trombina. Al liberarse los fibrinopéptidos, aparecen nuevos extremos amino que se extienden como protuberancias desde el dominio E de un monómero de fibrina y se insertan dentro de orificios preformados en los dominios D de otros monómeros de fibrina. Así se crean hebras largas, que se conocen como protofibrillas, formadas por monómeros de fibrina unidos no covalentemente de forma semiescalonada imbricada. Las protofibrillas de fibrina unidas de forma no covalente son inestables. Al entrecruzar de forma covalente las cadenas α y γ de los monómeros de fibrina adyacentes, el factor XIIIa estabiliza la red de fibrina de forma dependiente del calcio y la hace relativamente resistente a la degradación. El factor XIII circula en la sangre como un heterodímero que consta de dos subunidades A y de dos subunidades B. El sitio activo y los sitios de unión con el calcio del factor XIII se localizan en la subunidad A. Las plaquetas contienen grandes cantidades de factor XIII en su citoplasma, pero el factor XIII derivado de las plaquetas consta solo de subunida- des A. La trombina activa tanto el factor XIII plasmático como el plaquetario. Vía por contacto Actualmente se cree que esta exposición del factor tisular representa la única vía de activación de la coagulación y que el sistema de contacto –que incluye el factor XII, la precalicreína y el cininógeno de alto peso molecular– no tiene importancia para la hemostasia porque los pacientes con deficiencia de estos factores no tienen problemas hemorrágicos. La función fisiológica del factor XI es más difícil de evaluar porque la concentración plasmática del factor XI en pacientes con déficit congénito del factor XI, la denominada hemofilia C, no predice la tendencia a las hemorragias. Aunque la capacidad de retro- alimentación de la trombina y el factor XI ligado a las plaquetas activado pueden explicar este fenómeno, el factor XI derivado de las plaquetas pue- de ser más importante para la hemostasia que el factor XI circulante. Sin embargo, la vía por contacto no puede ignorarse porque es probable que los catéteres coronarios y otros dispositivos médicos que están en contacto con la sangre, como las endoprótesis o las válvulas cardíacas mecánicas, desencadenen la coagulación a través de este mecanismo.23 El factor XII se une a la superficie de los catéteres o los dis- positivos donde sufre un cambio estructural que da lugar a su activación. El factor XIIa convierte la precalicreína en calicreína en una reacción acelerada por el cininógeno de alto peso molecular, y el factor XIIa y la calicreína activan más factor XII debido a la retroalimentación. El factor XIIa propaga la coagulación activando el factor XI (fig. 93-7). Además de su función en la trombosis relacionada con dispositivos, la vía de contacto también puede intervenir en la estabilización de trombos arteriales y venosos. Así, en los ratones con déficit de factor XII o factor XI, se forman trombos inestables en puntos con lesiones arteriales o venosas, lo que sugiere que estos factores contribuyen a la estabilización del trombo.24 Entre los posibles activadores fisiológicos de la vía de contacto se encuentran los polifosfatos que liberan las plaquetas activadas, el ADN o ARN procedente de células dañadas FIGURA 93-6 Estructura del fibrinógeno y conversión del fibrinógeno en fibrina. Un dímero, cada mitad de la molécula de fibrinógeno está formada por tres cadenas polipeptídicas, las cadenas Aα, Bβ y γ. Numerosos enlaces disulfuro (líneas) mantienen las cadenas juntas de forma covalente y unen las dos mitades de la molécula de fibrinógeno para obtener una estructura trinodular con un dominio E central unido a través de regiones enrolladas en espiral a dos dominios D laterales. Para transformar el fibrinógeno en fibrina, la trombina escinde enlaces peptídicos específicos del extremo amino (NH2) de las cadenas Aα y Bβ del fibrinógeno, lo que da lugar a la liberación de fibrinopéptido A (FPA) y fibrinopéptido B (FPB) y, por consiguiente, del monómero de la fibrina. Los monómeros de fibrina se polimerizan para producir protofibrillas organizadas de forma imbricada semiescalonada. Entrecruzando covalentemente las cadenas α y γ de los monómeros de fibrina adyacentes, el factor XIIIa estabiliza la red de fibrina y la hace resistente a la degradación. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1827 H em o stasia, tro m b o sis, fi b rin ó lisis y en ferm ed ad card io vascu lar 93 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . o apoptósicas de las placas de ateroma, y las mallas de ADN e his- tonas de NET que secretan los neutrófilos activados, que no solamente promueven la adherencia y activación plaquetaria, sino que también desencadenan la activación del factor XII.24 La intervención de estos activadores en la trombosis queda confirmada por el hecho de que las fosfatasas y las enzimas degradantes de ADN o de ARN atenúan la trombosis en puntos con lesiones en ratones. Estos activadores de la trombosis tienen papeles dudosos en el ser humano. Aunque los pacientes con angina inestable tienen concentraciones altas de factor XIa,25 se desconoce si esto refleja la activación por el factor XIIa o por la trombina. Un estudio reciente mostró que la disminución del factor XI con un oligonucleótido antisentido en los pacientes a los que se realizó una artroplastia de rodilla bajó el riesgo de TEV postoperatoria más que la enoxaparina. Estos hallazgos identifican los factores XI y XII como objetivos posibles de anticoagulantes nuevos. Independientemente del grado en que la vía de contacto contribuya a la producción de trombina, el producto final de la coagulación es la fibrina. La hemostasia depende del equilibrio dinámico entre la formación de fibrina y su degradación; el sistema fibrinolítico es el encargado de degradar la fibrina.Sistema fibrinolítico La fibrinólisis comienza cuando los activadores del plasminógeno convierten el plasminógeno en plasmina, que degrada la fibrina en fragmentos solubles (fig. 93-8). La sangre contiene dos activadores del plasminógeno inmunológica y funcionalmente diferentes, el t-PA y el u-PA. El t-PA regula la degradación de la fibrina intravascular, mientras que el u-PA se une a un receptor de u-PA específico (u-PAR) en la superficie de las células, donde activa el plasminógeno ligado a las células.10 Por tanto, las funciones principales del u-PA son la proteólisis pericelular durante la migración celular, y la remodelación y la reparación tisulares. La regulación de la fibrinólisis tiene lugar en dos niveles. El PAI-1 y, en menor medida, el PAI-2 inhiben los activadores del plasminógeno, mien- tras que la α2-antiplasmina inhibe la plasmina.10 Las células endoteliales sintetizan PAI-1, que inhibe tanto el t-PA como el u-PA, mientras que los monocitos y la placenta sintetizan PAI-2, que inhibe específicamente el u-PA. El inhibidor de la fibrinólisis activable por la trombina (IFAT) también atenúa la fibrinólisis y proporciona un enlace entre la fibrinólisis y la coagulación.26 La alteración de la fibrinólisis favorece la acumulación de trombo, mientras que la activación excesiva provoca hemorragia. Mecanismo de acción del activador del plasminógeno tisular El t-PA, una serina proteasa, contiene cinco dominios discretos: un dominio finger de tipo fibronectina, un dominio del factor de crecimiento epidérmico, dos dominios kringle y un dominio proteasa. Sintetizada como un polipépti- do de cadena única, la plasmina convierte el t-PA de cadena simple en una forma de cadena doble. Ambas formas del t-PA convierten el plasminógeno en plasmina. El plasminógeno-glutamina nativo es un polipéptido de cadena única con un residuo glutamina en su terminal amino. La división de la plasmina cerca del terminal amino produce plasminógeno-lisina, una forma truncada con un residuo lisina en su nuevo terminal amino. El t-PA escinde un enlace de un péptido único para convertir el plasminógeno-glutamina o lisina de cadena única en plasmina de cadena doble, compuesta por una cadena pesada que contiene cinco dominios kringle y una cadena ligera que contiene el dominio catalítico. Puesto que esta estructura abierta expone el sitio de escisión del t-PA, el plasminógeno-lisina es un sustrato mejor para el t-PA que el plasminógeno-glutamina, que adopta una estructura circular que hace que este enlace sea menos accesible. El t-PA tiene poca actividad enzimática en ausencia de fibrina, pero su actividad aumenta en al menos tres órdenes de magnitud en presencia de la misma.10 Este aumento de la actividad refleja la capacidad de la fibrina para actuar como una plantilla que une el t-PA y el plasminógeno, y facilita su interacción. El t-PA se une a la fibrina a través de sus dominios finger y kringle segundo, mientras que el plasminógeno se une a la fibrina a través de sus dominios kringle. Los dominios kringle son estructuras circulares que se unen a los residuos lisina de la fibrina. Cuando la fibrina se degrada se exponen más residuos lisina, que proporcionan más sitios de unión para el t-PA y el plasminógeno. Como consecuencia, la fibrina degradada estimula la activación por el t-PA del plasminógeno más que la fibrina intacta. La α2-antiplasmina inhibe rápidamente la plasmina circulante acoplándose a su primer dominio kringle e inhibiendo el sitio activo.10 Puesto que la plasmina se une a la fibrina a través de sus dominios kringle, la plasmina que se genera en la superficie de la fibrina resiste la inhibición por la α2-antiplasmina. Este fenómeno le confiere a la plasmina unida a la fibrina la capacidad de degradar la fibrina. El factor XIIIa interconecta pequeñas cantidades de α2-antiplasmina sobre la fibrina, lo que impide la fibrinólisis prematura. Como la fibrina, la anexina II de las células endoteliales une el t-PA y el plasminógeno, y facilita la interacción de estas proteínas. Los gan- gliósidos de la superficie celular y la α-enolasa también pueden unirse al plasminógeno y fomentar su activación modificando su estructura hacia la forma abierta que se activa más fácilmente. El plasminógeno se une a las células endoteliales a través de sus dominios kringle. La lipoproteína(a), que también tiene dominios kringle, altera la fibrinólisis basada en las células compitiendo con el plasminógeno por unirse a la superficie celular (v. también capítulo 48). Este fenómeno puede explicar la asociación entre las concentraciones elevadas de lipo- proteína(a) y la ateroesclerosis (v. también capítulos 45 y 48).27 Mecanismo de acción del activador del plasminógeno urocinasa El u-PA de cadena única (scu-PA), que se sintetiza como un polipéptido de cadena única, tiene actividad enzimática mínima. La plasmina convierte fácilmente el scu-PA en una forma activa con dos cadenas que puede FIGURA 93-7 Sistema de contacto. El factor XII se activa por contacto con superficies cargadas negativamente. El factor XIIa convierte la precalicreína (PC) en calicreína (C) y puede activar más factor XII mediante retroalimentación. De forma parecida, el factor XIIa también puede amplificar su propia producción por retroalimentación. Alrededor del 75% de la PC circulante se une al cininógeno de alto peso molecular (CA), que se localiza en las superficies aniónicas y fomenta la activación de la PC. El factor XIIa propaga la coagulación activando el factor XI, que después activa el factor IX. El factor IXa resultante se ensambla dentro del complejo de la tenasa intrínseca, que activa el factor X para iniciar la vía común de la coagulación. FIGURA 93-8 Sistema fibrinolítico y su regulación. Los activadores del plasminógeno convierten el plasminógeno en plasmina. Después, el plasminógeno degrada la fibrina en los productos de la degradación de la fibrina solubles. Este sistema está regulado a dos niveles. El inhibidor del activador del plasminógeno de tipo 1 (PAI-1) inhibe los activadores del plasminógeno, mientras que la α2-antiplasmina actúa como el inhibidor principal de la plasmina. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1828 En fE rm Ed a d Es c a rd io va sc u la rE s y d E o tr o s ó rg a n o s XI unirse a los u-PAR en las superficies celulares. La escisión mayor en los extremos amino del u-PA de dos cadenas da lugar a una forma truncada de peso molecular bajo que carece del dominio de unión u-PAR.10 Las formas de dos cadenas del u-PA convierten rápidamente el plasminó- geno en plasmina en ausencia o en presencia de fibrina. Por el contario, el scu-PA no activa el plasminógeno en ausencia de fibrina, pero puede activar el plasminógeno unido a la fibrina porque el plasminógeno adopta una estructura más abierta y puede activarse más fácilmente cuando está inmovilizado sobre la fibrina. Como la forma de peso molecular mayor del u-PA de dos cadenas, el scu-PA se une a los u-PAR de la superficie de las células, donde la plasmina puede activarlo. Muchas células tumorales sintetizan u-PA y expresan u-PAR en su superficie. La plasmina generada sobre estas células favorece su capacidad para metastatizar.28 Mecanismo de acción del inhibidor de la fibrinólisis activable por trombina El inhibidor de la fibrinólisis activable por trombina (IFAT) se origina en el hígado y circula en la sangre en forma inactiva, donde la trombina unida a la trombomodulina puede activarlo. A menos que se una a la trombomodulina, la trombina activa el IFAT de forma ineficaz.26 El IFAT activado (IFATa) suprime la fibrinólisis eliminando los residuos lisina de los extremos carboxilode las cadenas de la fibrina degradada, eliminando así los sitios de unión del plasminógeno, la plasmina y el t-PA. El IFAT relaciona la fibrinólisis con la coagulación porque el complejo trombina-trombomodulina no solo activa el IFAT, que reduce la fibrinólisis, sino que también activa la proteína C, que reduce la producción de trombina (v. fig. 93-2). El IFATa tiene una semivida corta en el plasma, porque la enzima es inestable.26 Los polimorfismos genéticos pueden dar lugar a la síntesis de formas más estables del IFATa. La atenuación persistente de la fibrinólisis por estas formas diferentes del IFATa puede hacer a los pacientes susceptibles a la trombosis.26 TROMBOSIS La hemostasia es un mecanismo de defensa fisiológico del huésped orientado a detener la hemorragia formando tapones hemostáticos de plaquetas y fibrina en los sitios donde los vasos están dañados. Por el contrario, la trombosis refleja un proceso patológico asociado a trombos intravasculares que llenan y ocluyen la luz de las arterias o las venas. Trombosis arterial (v. también capítulo 44) La mayoría de los trombos arteriales se producen en la parte superior de las placas ateroescleróticas deterioradas. Las placas coronarias con una capa fibrosa fina y un núcleo rico en lípidos son más propensas a deteriorarse.1 Cuando se rompe la capa fibrosa el material trombógeno del núcleo, rico en lípidos, queda expuesto a la sangre y se desencadena la activación de las plaquetas y la producción de trombina. La magnitud de la alteración de la placa y el contenido de material trombógeno determinan las consecuencias del suceso, pero también contribuyen factores del huésped. Si se altera el mecanismo regulador que limita la activación de las plaquetas e inhibe la coagulación puede aumentar la trombosis en los sitios donde la placa está deteriorada. La disminución de la producción de óxido nítrico y de prostaciclina por las células endoteliales enfermas puede producir vasoconstricción y activación de las plaquetas.29 Las citocinas proinflamatorias disminuyen la expresión de la trombomodulina en las células endoteliales, lo que fomenta la producción de trombina y estimula la expresión del PAI-1, que inhibe la fibrinólisis.30 Los productos de la coagulación sanguínea contribuyen a la atero- genia y a sus complicaciones. Las erosiones microscópicas de la pared de los vasos desencadenan la formación de trombos muy pequeños ricos en plaquetas. Las plaquetas activadas liberan PDGF y TGF-β, que fomentan una respuesta fibrótica.31 La trombina que se produce en el sitio de la lesión no solo activa las plaquetas y convierte el fibrinógeno en fibrina, sino que también activa el receptor de la trombina PAR-1 de las células musculares lisas e induce su proliferación, migración y la elaboración de matriz extracelular. La incorporación de microtrombina en las plaquetas fomenta su crecimiento, y la disminución en las células endoteliales de la producción de heparano sulfato –que normalmente limita la proliferación del músculo liso– contribuye a la expansión de la placa. Las múltiples relaciones que existen entre la ateroesclerosis y la trombosis han dado lugar al término aterotrombosis. Trombosis venosa (v. también capítulo 84) La trombosis venosa puede estar causada por estados hipercoagulables genéticos o adquiridos o por factores como edad avanzada, obesidad o cáncer, que habitualmente son adquiridos y se asocian a inmovilidad (tabla 93-1). Los estados hipercoagulables hereditarios y estos factores de riesgo adquiridos se combinan para establecer el riesgo intrínseco de trombosis de cada individuo. Los factores desencadenantes que se superponen, como la cirugía, el tabaquismo, el embarazo o el tratamiento hormonal, modifican este riesgo, y cuando la combinación de las fuerzas genéticas, adquiridas y desencadenantes superan un umbral crítico se produce trombosis (fig. 93-9). Algunos factores adquiridos o desencadenantes suponen un riesgo mayor que otros. Por ejemplo, la cirugía ortopédica mayor, la neurocirugía, los traumatismos múltiples y el cáncer con metástasis (especialmente el adenocarcinoma) implican el riesgo más elevado, mientras que el reposo absoluto prolongado, la presencia de anticuerpos antifosfolipídicos y el puerperio se han asociado a un riesgo intermedio, y el embarazo, la obesidad, los viajes de larga distancia y el uso de anticonceptivos orales o el tratamiento hormonal sustitutivo son factores de riesgo leves. Hasta la mitad de los pacientes con TEV antes de los 45 años de edad tienen trastornos hipercoagulables hereditarios (la denominada trombofilia), especialmente los que han sufrido un TABLA 93-1 Clasificación de los estados hipercoagulables HErEditarios miXtos adQuiridos Pérdida de función Deficiencia de antitrombina Hiperhomocisteinemia Edad avanzada Deficiencia de proteína C Tromboembolia venosa previa Deficiencia de proteína S Cirugía Ganancia de función Inmovilización Factor V de Leiden Obesidad Mutación del gen de la protrombina Cáncer Aumento de las concentraciones del factor VIII, IX o XI Embarazo, puerperio Inducida por fármacos: l-asparaginasa, tratamiento hormonal FIGURA 93-9 Umbral de la trombosis. Los factores de riesgo hereditarios y adquiridos se combinan para crear un riesgo intrínseco de trombosis para cada individuo. Los factores desencadenantes extrínsecos aumentan el riesgo. Si las fuerzas intrínsecas y extrínsecas superan un umbral crítico en el que la producción de trombina supera los mecanismos protectores, se produce trombosis. TEV, tromboembolia venosa. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1829 H em o stasia, tro m b o sis, fi b rin ó lisis y en ferm ed ad card io vascu lar 93 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . episodio en ausencia de factores de riesgo o tras una provocación mínima, como un traumatismo menor, un vuelo de larga distancia o el uso de estrógenos. En las secciones siguientes se describen los estados hipercoagulables hereditarios y adquiridos. Estados hipercoagulables hereditarios Los estados hipercoagulables hereditarios entran dentro de dos categorías. Algunos se asocian con mutaciones de ganancia de función de las vías procoagulantes, como factor V de Leiden, la mutación del gen de la protrombina y el aumento de las concentraciones de proteínas procoagulantes; otros se asocian a las mutaciones de pérdida de función de las proteínas anticoagulantes endógenas, como deficiencias de antitrombina, proteína C y proteína S. Aunque todos estos trastornos hipercoagulables hereditarios aumentan el riesgo de TEV, solo el aumento de las concentraciones de las proteínas procoagulantes se asocia claramente a un aumento del riesgo de trombosis arterial. Factor V de Leiden La mutación del factor V de Leiden, presente en alrededor del 5% de las personas blancas, es la trombofilia hereditaria más frecuente. Debido al efecto de los portadores iniciales, la mutación es menos frecuente en los hispanos y las personas de color, e infrecuente en los asiáticos. Este defecto está causado por una mutación puntual del gen del factor V que da lugar a la síntesis de una molécula de factor V con un residuo glutamina en lugar de un residuo arginina en la posición 506, uno de los tres sitios en los que la proteína C activada escinde el factor Va para inactivarlo. Como consecuencia, el factor V de Leiden activado resiste la proteólisis rápida y persiste 10 veces más en presencia de la proteína C activada que de su correspondiente natural. La mutación se hereda de forma autosómica dominante. Los individuos heterocigóticos para la mutación del factor V deLeiden tienen un riesgo de TEV cinco veces mayor; los homocigotos para la mutación tienen un riesgo mayor. Sin embargo, el riesgo absoluto de trombosis venosa con el factor V de Leiden es bajo y, con un riesgo anual del 0,1-0,3%, el riesgo de trombosis a lo largo de toda la vida de los pacientes con este trastorno es solo del 5-10%. En la mayoría de los casos, el diagnóstico del factor V de Leiden se establece con un análisis de la resistencia de la proteína C activada. Este análisis supone calcular el cociente del tiempo de tromboplas- tina parcial activado (TTPa) medido después de añadir proteína C activada entre la misma medida antes de añadir la proteína. El uso de plasma deficiente en factor V aumenta la especificidad de la prueba. Si el resultado del análisis de la coagulación es dudoso, el diagnóstico se confirma realizando pruebas genéticas utilizando un ensayo basado en la reacción en cadena de la polimerasa (PCR). Mutación del gen de la protrombina El segundo trastorno trombofílico más frecuente, la mutación del gen de la protrombina, refleja una transición del nucleótido G al A en la oposición 20210 en la región 3’ no traducida del gen de la protrombina. Esta mutación produce aumento de las concentraciones de protrombina, que aumentan la producción de trombina. La prevalencia de la mutación del gen de la protrombina es de alrededor del 3% en las personas blancas y menor en los asiáticos y las personas de color. La mutación aumenta el riesgo de trombosis venosa en una medida parecida a la del factor V de Leiden. El diagnóstico de laboratorio depende de la detección selectiva genética después de la amplificación con PCR de la región 3’ no traducida del gen de la protrombina. Aunque las personas heterocigóticas para esta mutación tienen concentraciones de protrombina un 30% superiores a las de los no portadores, el amplio rango de la concentración de protrombina en los individuos sanos impide el uso de este fenotipo para identificar a los portadores. Concentraciones elevadas de proteínas procoagulantes Al parecer, las concentraciones elevadas del factor VIII y de otros factores de la coagulación, como el fibrinógeno y los factores IX y XI, son factores de riesgo independientes de la trombosis venosa. El aumento de la concentración del factor VIII también se asociada a un aumento hasta triple del riesgo de infarto de miocardio.32 Aunque todavía no se han identificado las bases moleculares del aumento de las concentraciones de estos factores de la coagulación, es probable que intervengan mecanismos genéticos porque estas anomalías cuantitativas tienen un alto potencial de ser heredables. Deficiencia de antitrombina La antitrombina, que se sintetiza el hígado, regula la coagulación formando un complejo covalente 1:1 con la trombina, el factor Xa y otros factores de la coagulación activados. El heparano sulfato o la heparina aceleran la velocidad de la interacción de la antitrombina con sus proteasas diana. La deficiencia de antitrombina hereditaria es infre- cuente, afecta aproximadamente a 1 de cada 2.000 personas, y puede estar causada por la disminución de la síntesis de una proteína normal o por la producción de una proteína disfuncional. Una disminución paralela de las concentraciones del antígeno de antitrombina y de la actividad identifica las deficiencias causadas por la disminución de la síntesis, mientras que la disminución de la actividad de la antitrombina cuando las concentraciones del antígeno son normales identifica las formas disfuncionales de la antitrombina. Comparando la actividad de la antitrombina, añadiendo o no heparina, se identifican las variantes en las que está alterada la capacidad de unirse a la heparina. La deficiencia de antitrombina adquirida es el resultado de la dis- minución de la síntesis, el aumento del consumo o el aumento del aclaramiento. La síntesis puede disminuir en pacientes con hepatopatía grave, especialmente cirrosis, o en los que se administra l-asparagi- nasa. El aumento de la activación de la coagulación puede causar consumo de antitrombina en trastornos como la trombosis extensa, la coagulación intravascular diseminada, la sepsis grave, los tumores malignos diseminados o la circulación extracorpórea prolongada. El tratamiento con heparina también puede disminuir las concentraciones de antitrombina hasta en un 20% al aumentar su aclaramiento. Puede producirse deficiencia grave de antitrombina en algunos pacientes con síndrome nefrotóxico debido a la pérdida de proteínas por la orina. Deficiencia de proteína C La trombina inicia la ruta de la proteína C cuando se une a la trom- bomodulina en la superficie de las células endoteliales (v. fig. 93-2). La trombina unida a la trombomodulina activa la proteína C con una eficacia aproximada 1.000 veces superior que la de la trombina libre.9 El EPCR aumenta este proceso 20 veces uniéndose a la proteína C y pre- sentándola al complejo trombina-trombomodulina para su activación.9 Después la proteína C activada se disocia debido a la activación del complejo y disminuye la producción de trombina por la inactivación de los factores Va y VIIIa sobre la superficie de las plaquetas activadas. Para que la inactivación de estos factores sea eficaz, la proteína C activada debe unirse a la proteína S, su cofactor. La deficiencia de proteína C puede ser hereditaria o adquirida. Alrededor de 1 de cada 200 adultos tiene deficiencia de proteína C heterocigótica hereditaria de forma autosómica dominante, pero la mayoría no tiene antecedentes de trombosis. La expresión fenotípica variable de la deficiencia de proteína C hereditaria indica la existencia de otros factores modificadores, aunque todavía no se conocen. Al contrario de lo que ocurre en la deficiencia de antitrombina, en el que la homocigosis es letal para el embrión, puede producirse deficiencia de proteína C homocigótica o heterocigótica doble. Los recién nacidos con este trastorno suelen desarrollar púrpura fulminante, que se caracteriza por trombosis generalizada. La deficiencia hereditaria de proteína C puede ser el resultado de la disminución de la síntesis de proteína normal o de la síntesis de formas disfuncionales de proteína. Para identificar el tipo de deficiencia es necesario medir simultáneamente el antígeno y la actividad de la proteína C; la disminución de la síntesis de una proteína normal produce una disminución paralela del antígeno y de la actividad de la proteína C, mientras que cuando se sintetiza una proteína disfuncional se produce un antígeno normal con actividad reducida. La deficiencia adquirida de proteína C puede estar causada por la disminución de la síntesis o por el aumento del consumo. La síntesis puede disminuir en pacientes con una hepatopatía grave o en los que se administra warfarina. Se consume proteína C cuando existe sepsis grave, en la coagulación intravascular diseminada y después de la cirugía. Aunque las concentraciones de antitrombina pueden ser bajas en pacientes con síndrome nefrótico, las concentraciones de proteína C son normales o están elevadas. Deficiencia de proteína S La proteína S actúa como un cofactor de la proteína C activada (v. fig. 93-2). Además, la proteína S puede inhibir directamente la activación Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1830 En fE rm Ed a d Es c a rd io va sc u la rE s y d E o tr o s ó rg a n o s XI de la protrombina debido a su capacidad para unirse a los factores Va y Xa, componentes del complejo de la protrombinasa, en presencia de cinc. No se conoce la importancia de la actividad anticoagulante directa de la proteína S. En la circulación, aproximadamente el 60% de la proteínaS está unida a la proteína de unión C4b, un componente del complemento; solo el 40% libre restante es activo funcionalmente. Para diagnosticar la deficiencia de proteína S es necesario medir la proteína S libre y la forma ligada. La deficiencia hereditaria de proteína S puede estar causada por la dis- minución de la síntesis de la proteína o por la síntesis de una proteína disfuncional. La deficiencia adquirida de proteína S puede estar causada por la disminución de la síntesis, el aumento del consumo, la pérdida o el intercambio de la proteína S libre por la forma ligada. La síntesis puede dis- minuir en pacientes con hepatopatía grave o en los que reciben warfarina o l-asparaginasa. El consumo de proteína S aumenta en pacientes con trombosis aguda o con coagulación intravascular diseminada. Los pacientes con síndrome nefrotóxico pueden excretar proteína S libre en la orina, lo que produce disminución de la actividad de la proteína S. Las concentraciones de proteína S total en estos pacientes suelen ser normales porque aumentan las concentraciones de proteína ligada a la C4b, intercambiando más proteína S a la forma ligada. Las concentraciones de proteína ligada a C4b también aumentan durante el embarazo y con el uso de anticonceptivos orales. Esto desplaza más proteína S a la forma ligada y disminuye las concentraciones de proteína S libre y la actividad de la proteína S. No están claras las consecuencias de este fenómeno. Otros trastornos hereditarios Un polimorfismo del gen que codifica el EPCR se ha asociado a trombosis venosa. Este polimorfismo, que se relaciona con la liberación de EPCR y concentraciones elevadas de EPCR soluble, disminuye el EPCR endotelial, y el EPCR soluble compite con su equivalente de las células endoteliales por unirse a la proteína C. Un polimorfismo del factor XIII que trae como consecuencia una activación más rápida por parte de la trombina se asociada con una lige- ra disminución del riesgo de TEV, infarto de miocardio y accidente cerebrovascular isquémico en algunos estudios de casos y controles, pero no en otros.33 La frecuencia de este polimorfismo varía entre las diferentes etnias, y es posible que ciertos factores ambientales, como la obesidad y el tratamiento con estrógenos, incrementen su efecto protector. Son precisos más estudios para determinar el grado en que este polimorfismo modula el riesgo de trombosis. Estados hipercoagulables adquiridos (v. también capítulo 84) Los estados hipercoagulables adquiridos pueden aparecer durante la cirugía y el período de inmovilización posterior, en personas de edad avanzada, obesas, con cáncer, embarazadas o en tratamiento con estrógeno (anticonceptivos orales o tratamiento hormonal sustitutivo) o en personas con antecedente de TEV, síndrome antifosfolipídico o hiperhomocisteinemia (v. tabla 93-1). Estos trastornos pueden produ- cirse de forma aislada o junto a estados hipercoagulables hereditarios. Cirugía e inmovilización La cirugía puede dañar directamente las venas y la inmovilización tras la cirugía produce estasis en las venas profundas de la pierna. El riesgo de TEV en los pacientes quirúrgicos depende de la edad del paciente, el tipo de cirugía y la presencia de cáncer activo. Los pacientes de más de 65 años tienen el riesgo mayor; la cirugía de alto riesgo comprende las intervenciones ortopédicas mayores, la neurocirugía o la cirugía extensa abdominal o pélvica, especialmente para el cáncer. Puesto que el riesgo de TEV aumenta hasta 20 veces en estos pacientes, necesitan trombo- profilaxis hasta que recuperan toda la movilidad. La hospitalización y el confinamiento en los asilos de ancianos son responsables de alrededor del 60% de los casos de TEV, lo que refleja otra vez el impacto de la inmovilización. La hospitalización por una enfermedad médica es res- ponsable de una proporción de casos parecida a la de la hospitalización para la cirugía, y destaca la necesidad de tromboprofilaxis en los pacientes médicos y en los pacientes quirúrgicos. Edad avanzada La TEV es una enfermedad predominantemente de los ancianos. En las personas de menos de 50 años tiene una incidencia de 1 de cada 10.000 habitantes, y después aumenta alrededor de 10 veces por década. En los hombres la incidencia general ajustada según la edad es 1,2 veces superior que en las mujeres. Aunque la incidencia es mayor en las mujeres durante los años reproductivos, en los hombres la incidencia es superior después de los 45 años. Existen muchos mecanismos posibles que aumentan la incidencia de la TEV según avanza la edad, como la disminución de la movilidad, las enfermedades asociadas y que el endotelio vascular es menos resistente a la trombosis. Las concen- traciones de proteínas procoagulantes también aumentan con la edad. Obesidad El riesgo de TEV aumenta alrededor de 1,2 veces por cada 10 kg/m2 que aumenta el índice de masa corporal, pero la base de la asociación entre la obesidad y la TEV no está clara. La obesidad produce inmovilidad; además, el tejido adiposo, especialmente la grasa visceral, expresa citocinas proinflamatorias y adipocinas, que pueden fomentar la coagu- lación aumentando las concentraciones de proteínas procoagulantes o alterar la fibrinólisis aumentando las concentraciones de PAI-1. Cáncer Aproximadamente el 20% de los pacientes con TEV tienen cáncer.34 Los pacientes con cáncer y TEV sobreviven menos tiempo que los que no tienen TEV. Los pacientes con tumores cerebrales, cáncer pancreático o cáncer de ovario o de próstata avanzado tienen tasas especialmente ele- vadas de TEV.34 La quimioterapia, el tratamiento hormonal y los fármacos biológicos (como eritropoyetina y fármacos antiangiógenos) aumentan aún más el riesgo, así como los catéteres venosos centrales o la cirugía para el cáncer. La patogenia de la trombosis en los pacientes con cáncer es multifactorial e implica una interrelación compleja entre el tumor, las características del paciente y el sistema hemostático. Muchos tipos de células tumorales expresan factor tisular u otros procoagulantes que pueden iniciar la coagulación. Además de su función en la coagulación, el factor tisular también actúa como una molécula de señalización que fomenta la proliferación y la diseminación de los tumores.35 Las caracterís- ticas del paciente que contribuyen a la TEV son la inmovilidad y la estasis venosa secundaria a la compresión extrínseca de las venas principales por el tumor. Las intervenciones quirúrgicas, los catéteres venosos centrales y la quimioterapia pueden lesionar las paredes de los vasos. Además, el tamoxifeno y los moduladores selectivos de los receptores de estrógenos (MSRE) inician un estado hipercoagulable adquirido porque disminuyen las concentraciones de proteínas anticoagulantes naturales. Una proporción de pacientes con TEV sin provocación tiene cáncer oculto. Esta observación ha hecho que algunos expertos recomienden una detección selectiva extensiva del cáncer en estos pacientes, pero las posibles consecuencias negativas –como la morbilidad relacionada con la intervención, el impacto psicológico de las pruebas positivas falsas y el coste de la detección– no compensan los beneficios de este abordaje. Los estudios que se han realizado para comparar la detección selectiva extensiva del cáncer con poca o ninguna detección selectiva en pacientes con TEV no provocada no han demostrado que la mortalidad relacionada con el cáncer disminuya cuando se realiza la detección. Por tanto, a menos que existan síntomas que indiquen un cáncer subyacente, solo está indicada la detección selectiva apropiada según la edad para el cáncer de pulmón, cervical, de colon y, posiblemente, de próstata, porque este tipo de estudios puede reducir la mortalidad. Embarazo Las mujeres embarazadas tienen un riesgo de cinco a seis veces superior de sufrir una TEV que las mujeres no embarazadas de la misma edad. Se produce TEV en aproximadamente 1 de cada 1.000 embarazos y alrede-dor de 1 de cada 1.000 mujeres desarrollan TEV durante el puerperio. La TEV es la causa principal de morbilidad y mortalidad maternas. En el riesgo de TEV durante el embarazo y el puerperio influyen factores relacionados con la paciente, como la edad superior a 35 años, el índice de masa corporal superior a 29, el parto por cesárea, la trombofilia o los antecedentes personales o familiares de TEV. La hiperestimulación ovárica y la multiparidad también aumentan el riesgo de trombosis. Más del 90% de los trombos venosos que se producen durante el embarazo afectan a la pierna izquierda, probablemente porque el útero dilatado comprime la vena ilíaca izquierda. En el embarazo se produce hipercoagulabilidad debido a la combinación de estasis venoso y cambios en la sangre. La dilatación del útero disminuye el flujo sanguíneo venoso desde las extremidades inferiores. Sin embargo, Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1831 H em o stasia, tro m b o sis, fi b rin ó lisis y en ferm ed ad card io vascu lar 93 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . esto no es lo único que contribuye a la estasis venosa, porque el flujo de sangre desde las extremidades inferiores empieza a disminuir al final del primer trimestre. Los factores sistémicos también contribuyen a la hipercoagulabilidad. Así, las concentraciones de proteínas procoagu- lantes, como el factor VIII, el fibrinógeno y el vWF, aumentan en el tercer trimestre del embarazo. De forma coincidente, se produce supresión de las rutas anticoagulantes naturales. Estos cambios aumentan la producción de trombina, que se hace evidente por las concentraciones elevadas de F1.2 y los complejos trombina-antitrombina. Alrededor de la mitad de los episodios de TEV durante el embarazo afectan a mujeres con trombofilia. El riesgo de TEV en mujeres con defectos trombofílicos depende del tipo de anomalía y de la presencia de otros factores de riesgo. Parece que este riesgo es mayor en mujeres con deficiencias de antitrombina, proteína C o proteína S, y es menor en las que tienen factor V de Leiden o mutación del gen de la protrombina. En general, estas mujeres tienen mayor riesgo diario de trombosis venosa durante el puerperio que durante el embarazo. El riesgo durante el embarazo es parecido en los tres trimestres. Por tanto, las mujeres que necesitan tromboprofilaxis precisan tratamiento durante todo el embarazo y al menos durante 6 semanas después del parto. Tratamiento con hormonas sexuales (v. también capítulo 92) Los anticonceptivos orales, el tratamiento hormonal sustitutivo con estrógenos y los MSRE están asociados a un aumento del riesgo de TEV. El riesgo relativamente elevado de TEV que se asociaba a los anticonceptivos orales de la primera generación dio lugar al desarrollo de formulaciones con dosis bajas. Los anticonceptivos orales con combinaciones bajas de estrógenos disponibles actualmente contienen 20-50 µg de etinilestradiol y uno de los distintos progestágenos que existen. Incluso estos anticonceptivos con una combinación de dosis bajas se han asociado a un aumento de TEV de tres a cuatro veces comparado con las personas que no utilizan estos anticonceptivos. En términos absolutos, esto se traduce en una incidencia de 3 a 4 por cada 10.000 habitantes en comparación con 5 a 10 por cada 10.000 habitantes en las personas en edad reproductiva que no los utilizan. Aunque fumar aumenta el riesgo de infarto de miocardio y de acci- dente cerebrovascular en mujeres que utilizan anticonceptivos orales, no está claro si fumar afecta al riesgo de TEV. Sin embargo, la obesidad aumenta el riesgo de trombosis arterial y venosa. El riesgo de TEV es mayor durante el primer año que se utilizan anticonceptivos orales y persiste solo durante su uso. Los estudios de casos-controles indican que el riesgo de TEV es de 20 a 30 veces superior en mujeres con trombofilia hereditaria que utilizan anticonceptivos orales que en mujeres con trombofilia que no los utilizan o en mujeres que los utilizan y no tienen estos defectos. A pesar del aumento del riesgo, no se recomienda realizar una detección selectiva de la trombofilia de forma rutinaria en las mujeres jóvenes que están considerando utilizar anticonceptivos orales. Basándose en la incidencia y en la tasa de mortalidad de los casos de episodios trombóticos, se ha estimado que en la detección selectiva de 400.000 mujeres se hallarían 20.000 portadoras del factor V de Leiden, y que para prevenir una única muerte sería necesario que todas estas mujeres dejaran de utilizar anticonceptivos orales. Incluso sería necesario realizar la detección selectiva a un número superior de mujeres con menos defectos trombofílicos prevalentes. El tratamiento hormonal sustitutivo con estrógenos conjugados de origen equino, con o sin progestágenos, está relacionado con un ligero aumento del riesgo de infarto de miocardio, accidente cerebrovascular isquémico y TEV. Los MSRE, como el tamoxifeno, son compuestos análo- gos a los estrógenos que actúan en las mamas como antagonistas de estos últimos, pero como agonistas en otros tejidos, como los huesos o el útero. Al igual que los estrógenos, el tamoxifeno incrementa entre tres y cuatro veces el riesgo de TEV. El peligro es mayor en las mujeres posmenopáusi- cas, especialmente en las que están sometidas a quimioterapia sistémica combinada. Debido a estos riesgos, los inhibidores de la aromatasa, que actúan como antagonistas de los estrógenos al inhibir su síntesis a partir de andrógenos, se usan algunas veces en lugar del tamoxifeno para el tratamiento del cáncer de mama positivo para receptores de estrógeno. Los inhibidores de la aromatasa conllevan menor riesgo de TEV que el tamoxifeno. El raloxifeno, un MSRE que se utiliza para la prevención de la osteoporosis, aumenta tres veces el riesgo de TEV al ser comparado con placebo, lo que hace que esté contraindicado para la prevención de la osteoporosis en mujeres con antecedentes de TEV. Antecedentes de tromboembolia venosa Los pacientes con antecedentes de TEV tienen riesgo de recaída. Cuando se suspende el tratamiento anticoagulante, los pacientes con TEV no provocada tienen un riesgo de recaída de aproximadamente el 10% en 1 año y del 30% en 5 años. Parece que este riesgo es independiente de si existe o no un defecto trombofílico subyacente, como el factor V de Leiden o la mutación del gen de la protrombina. El riesgo de TEV de repetición es menor en los pacientes que han sufrido un episodio incidental asociado a un factor de riesgo transitorio, como una cirugía mayor o inmovilización prolongada. Estos pacientes tienen un riesgo de reaparición de alrededor del 1% en 1 año y del 5% en 5 años. Los pacientes en los que se produjo TEV con factores de riesgo menores, como un vuelo de larga distancia, tienen un riesgo intermedio de recu- rrencia. Los pacientes con mayor riesgo de recurrencia son los que tienen deficiencias hereditarias de la antitrombina, la proteína C o la proteína S, aquellos con síndrome de anticuerpos antifosfolipídicos, pacientes con tumores malignos avanzados, o los que son homocigóticos para el factor V de Leiden o la mutación del gen de la protrombina. Es probable que su riesgo de recurrencia sea del 15% en 1 año y de hasta el 50% en 5 años. Síndrome antifosfolipídico Los anticuerpos antifosfolipídicos, conocidos anticoagulantes lúpicos (AL), como un grupo heterogéneo de autoanticuerpos que se dirigen contra las proteínas que se unen a los fosfolípidos, pueden clasificarse en los que prolongan las pruebas de la coagulación dependientes de los fosfolípidos. Otros, los anticuerpos anticardiolipina
Compartir