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PARTE XI 1807© 2019. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos HORMONAS HIPOFISARIAS Y ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES, 1807 Hormona de crecimiento, 1807 Manifestaciones cardiovasculares de la acromegalia, 1807 Manifestaciones cardiovasculares de la deficiencia de hormona de crecimiento, 1808 Enfermedad prolactínica, 1808 HORMONAS SUPRARRENALES Y ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR, 1809 Corticotropina y cortisol, 1809 Enfermedad de Cushing y síndrome de Cushing, 1809 Hiperaldosteronismo primario, 1810 Enfermedad de Addison, 1810 Feocromocitoma, 1811 HORMONAS PARATIROIDEAS Y ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR, 1812 Hiperparatiroidismo, 1812 Hipocalcemia, 1812 Deficiencia de vitamina D, 1813 HORMONAS TIROIDEAS Y ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR, 1813 Mecanismos celulares de la acción de las hormonas tiroideas sobre el corazón, 1813 Diagnóstico de los trastornos de la función tiroidea, 1814 Alteraciones hemodinámicas en las enfermedades tiroideas, 1815 Hipertiroidismo, 1815 Hipotiroidismo, 1817 Enfermedad tiroidea subclínica, 1818 Amiodarona y función tiroidea, 1819 Cambios en el metabolismo de las hormonas tiroideas que acompañan a la cardiopatía, 1820 PERSPECTIVAS FUTURAS, 1820 BIBLIOGRAFÍA, 1820 92 Trastornos endocrinos y enfermedad cardiovascular IRWIN KLEIN Y BERNADETTE BIONDI El sistema endocrino está íntimamente relacionado con muchas enfermedades cardiovasculares importantes. A medida que han evolucionado nuestros conocimientos sobre los efectos celulares y moleculares de las diversas hormonas, se entienden mejor las manifes- taciones clínicas derivadas de la secreción excesiva de las hormonas y de la insuficiencia glandular (y los estados subsiguientes de deficiencia hormonal). La detección de alteraciones cardiovasculares asociadas a cambios patológicos de las glándulas endocrinas ha precedido a la identificación de las hormonas concretas producidas en estas glándulas. En este capítulo se revisa el espectro de enfermedades cardíacas que obedecen a variaciones de funciones endocrinas concretas. Este enfoque nos permitirá explorar los mecanismos celulares por los que dis- tintas hormonas alteran el sistema vascular a través de modificaciones en el metabolismo y acciones de los lípidos sobre los miocitos cardíacos, las células musculares lisas vasculares y otras células y tejidos efectores. Además, en el capítulo se exponen estudios epidemiológicos y metaa- nálisis sobre la morbilidad y mortalidad cardiovasculares asociadas a disfunciones endocrinas para orientar al clínico sobre el tratamiento más adecuado de los pacientes afectados. HORMONAS HIPOFISARIAS Y ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES La hipófisis consta de dos regiones anatómicas nítidas. La adenohipófisis o hipófisis anterior contiene seis tipos celulares diferentes; cinco de ellos productos hormonas polipeptídicas o glucoproteínicas y el sexto se compone de células cromófobas no secretoras. De todos estos tipos celu- lares, las células somatótropas, que segregan la hormona de crecimiento humano (hGH) y las células corticótropas, que producen la corticotropina (ACTH), pueden contribuir a las cardiopatías. La neurohipófisis o hipófisis posterior es la región anatómica de terminaciones nerviosas secretoras de vasopresina (hormona antidiurética, que ayuda a regular el equilibrio hídrico), y oxitocina (polipéptido que facilita la salida de la leche). Hormona de crecimiento La secreción excesiva de hGH y del factor de crecimiento similar a la insulina de tipo 1 (IGF-1) por los adenomas hipofisarios benignos produce un síndrome clínico de gigantismo en la juventud, antes de que se fusionen las epífisis óseas, y de acromegalia en la vida adulta, una vez que han madurado los huesos largos. La hGH ejerce sus efectos celulares a través de dos grandes vías. La primera es la unión de la hormona a los receptores específicos de la hGH en las células efectoras. Estos receptores están presentes en el corazón, el músculo esquelético, el tejido adiposo, el hígado y los riñones y también en muchos otros tipos de células a lo largo del desarrollo fetal.1 El segundo efecto promotor del crecimiento de la hGH se debe a la síntesis de IGF-1. El hígado produce casi todo el IGF-1, pero otros tipos de células también lo secretan bajo la influencia de la hGH. Poco después de que se identificara la familia de los IGF, se pensaba que este segundo mensajero mediaba en la mayoría de las acciones de la hGH. La capacidad de fomentar la captación de glucosa y la síntesis celular de proteínas dio origen al término «insulinoide». El IGF-1 se une al receptor emparentado IGF-1, localizado en casi todos los tipos de células. Los experimentos genéticos han revelado que la presencia de receptores de IGF-1 en las células se relaciona de manera estrecha con su capacidad para dividirse. Los estudios en los que se sobreexpresó el receptor de IGF-1 por miocitos cardíacos pusieron de manifiesto que este estado aumentaba el número de los miocitos y la frecuencia de las mitosis y fomentaba la replicación de los miocitos después de su diferenciación. La infusión aguda de hGH o de IGF-1 modifica la función y la hemodinámica del corazón. El incremento agudo de la contractilidad y del gasto cardíacos se debe, en parte, a una disminución de las resis- tencias vasculares sistémicas y de la poscarga del ventrículo izquierdo.2 Manifestaciones cardiovasculares de la acromegalia La acromegalia es un trastorno bastante poco frecuente y su incidencia anual alcanza de 3 a 4 casos por millón. A pesar de su rareza, la acro- megalia se asocia a una tasa muy elevada de morbilidad y mortalidad; la tasa estandarizada de mortalidad oscila entre 1,3 y 3.3 Cerca del 60% de los enfermos acromegálicos sufren alteraciones cardiovasculares.4 Los principales factores de riesgo cardiovascular que más se asocian a la acromegalia son la hipertensión, la resistencia a la insulina, la diabetes mellitus y la hiperlipidemia.4-6 La muerte de los enfermos acromegálicos se debe sobre todo a enfermedades cardiovasculares y diabetes, sobre todo si el paciente no es diagnosticado ni tratado. Tan solo el 20% de los enfermos acromegálicos diabéticos sobreviven 20 años.7,8 En varios ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES Y DE OTROS ÓRGANOS Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1808 EN FE RM ED A D ES C A RD IO VA SC U LA RE S Y D E O TR O S Ó RG A N O S XI estudios se ha señalado que la mayor frecuencia de neoplasias del tubo digestivo, pólipos de colon, cáncer de colon y enfermedad pulmonar constituyen factores que favorecen la mortalidad;5 sin embargo, los episodios cardiovasculares y cerebrovasculares son los más frecuen- tes.7,8 En las guías recientes de práctica clínica de la Endocrine Society se aconseja evaluar la comorbilidad de los enfermos acromegálicos (hipertensión, diabetes mellitus, enfermedades cardiovasculares y apnea del sueño).9 Los efectos cardiovasculares y hemodinámicos de la acromegalia varían mucho dependiendo de la edad del paciente y de la gravedad y duración de la enfermedad. Los enfermos con una secreción permanentemente elevada de hGH e IGF-1 sufren una miocardiopatía angiomegálica específica, que puede aparecer incluso en ausencia de factores de riesgo cardiovascular y que se manifiesta por una hiper- trofia concéntrica biventricular.10 Hasta dos tercios de los enfermos acromegálicos cumplen los criterios ecocardiográficos de hipertrofia del ventrículo izquierdo (HVI); la masa ventricular derecha también aumenta en la acromegalia, dato que revela un proceso más genera- lizado que el de la hipertensión sistémica.10,11 La evolución natural de esta miocardiopatía específica discurre en tres fases.2 Laprimera suele darse en pacientes jóvenes con acromegalia reciente y consiste en un síndrome hipercinético con aumento de la contractilidad miocárdica y del gasto cardíaco. En la segunda fase suele advertirse una hipertrofia más nítida, que se acompaña de una alteración del llenado diastólico, que reduce el rendimiento cardíaco durante el ejercicio. Esta disfunción sistólica y el descenso del gasto cardíaco son característicos de la última fase de la enfermedad si no se diagnostica y trata la acromegalia del paciente. Esta última fase se complica con insuficiencia cardíaca, indicadora de pronóstico desfavorable.12 La hipertensión, la diabetes de tipo 2 y la hiperlipidemia también contribuyen a la alteración de la función contráctil.13 La actividad clínica de la enfermedad de los pacientes con exceso de hGH se correlaciona mejor con los niveles séricos de IGF-1 que con las concentraciones de hGH. La hipertensión secundaria acompaña a la acromegalia y su prevalencia promedia del 33 al 46%.13 El mecanismo de la hipertensión en la acromegalia no se conoce bien. La administración de hGH fomenta la retención de sodio y la expansión del volumen y el IGF-1 posee un efecto antinatriurético potente, que no depende de ningún efecto sobre la aldosterona. Los estudios del sistema renina- angiotensina-aldosterona han mostrado que no se logra inhibir la libera- ción de renina de un modo óptimo por la expansión de volumen. Tanto los inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina como los antagonistas de los receptores de la angiotensina inducen un aumento paradójico de la presión arterial en los enfermos acromegálicos. La intolerancia a la glucosa y la diabetes mellitus se dan en el 15 al 38% de los pacientes acromegálicos.14 La importancia de la hiperinsulinemia en la hipertensión asociada a la acromegalia ha sido cuestionada.14 A pesar de que los primeros informes indicaban que los pacientes con acromegalia de larga evolución mostraban una función cardíaca alterada por la ateroesclerosis acelerada, en un estudio necroscópico solo se advirtió una enfermedad arterial coronaria importante en el 11% de los pacientes que fallecieron por causas relacionadas con la enfermedad. La angiografía revela arterias coronarias normales o dilatadas en la mayoría de los casos. Menos del 25% de los pacientes tienen una gammagrafía de esfuerzo positiva, lo que indica que la ateroesclerosis y la cardiopatía isquémica probablemente no explican el grado llamativo de hipertrofia cardíaca biventricular, insuficiencia cardíaca y mortalidad cardiovascular. La acromegalia aumenta la prevalencia de valvulopatía aórtica y mitral, que persiste aunque se cure la acromegalia. La insuficiencia mitral pro- gresiva y el aumento de la precarga y poscarga del ventrículo izquierdo se han constatado en casos de acromegalia no controlada. Algunos enfermos acromegálicos presentan una dilatación de la raíz aórtica. Las alteraciones del electrocardiograma (ECG), como la desviación del eje a la izquierda, las ondas Q septales, la depresión del intervalo ST y de la onda T, la dispersión anómala de QT y los defectos del sistema de conducción afectan casi al 50% de los pacientes acromegálicos. Pueden aparecer distintas arritmias, como extrasístoles auriculares y ventriculares, síndrome del nódulo sinusal y taquicardia supraven- triculares y ventriculares.15,16 En la monitorización se advierte un incremento cuádruple de arritmias ventriculares complejas. Los ECG con promediación de la señal muestran un incremento paralelo de los potenciales tardíos, signo asociado a las arritmias ventriculares. Los pacientes con acromegalia activa suelen experimentar más alteraciones electrofisiológicas que los tratados.16 Aquellos con una acromegalia recién diagnosticada y no tratada también experimentan alteraciones de la función autónoma cardíaca, a juzgar por la recuperación y la variabilidad de la frecuencia cardíaca. Diagnóstico La acromegalia surge en el 99% de las ocasiones por un adenoma benigno de la adenohipófisis. En el momento del diagnóstico, la mayoría de estas neoplasias son catalogadas de macroadenomas (> 10 mm) y el enfermo presenta manifestaciones clínicas de la enfermedad desde hace más de 10 años. El diagnóstico bioquímico de la acromegalia depende de la presencia de niveles séricos elevados de IGF-1 y de la falta de supresión de la hGH hasta menos de 1 µg/l tras una sobrecarga oral de glucosa.9 La localización del tumor se basa en la resonancia magnética (RM) o tomografía computarizada (TC) de la hipófisis, si está contraindicada la RM o no se dispone de ella. Tratamiento El tratamiento persigue controlar el crecimiento tumoral y normalizar los niveles séricos de hGH e IGF-1 para reducir el riesgo de muerte prematura y mejorar la calidad de vida.9 La cirugía transesfenoidal con resección del adenoma cura del 50 al 70% de los casos. El tratamiento farmacológico preoperatorio con ligandos del receptor de somatos- tatina se recomienda para disminuir el riesgo quirúrgico de los enfermos con insuficiencia cardíaca o comorbilidad grave.9 Las complicaciones cardiovasculares de la acromegalia suelen mejorar con el tratamiento y las tasas de supervivencia se prolongan de forma significativa entre los pacientes que alcanzan una remisión de la enfermedad, definida como una normalización del IGF-1 sérico y de la hGH sérica hasta menos de 1 µg/l.9 Los niveles de hGH y/o IGF-1, si permanecen elevados después de la operación, exigen tratamiento farmacológico.9 La masa tumoral residual tras la cirugía puede requerir radioterapia si el tratamiento farmacológico no se encuentra disponible, no surte efecto o no se tolera.9 Manifestaciones cardiovasculares de la deficiencia de hormona de crecimiento La hGH cumple una importante misión en el desarrollo del corazón normal y en el mantenimiento de su estructura y funcionamiento nor- males en la vida adulta.2 Los pacientes adultos con una deficiencia de hGH no tratada pueden manifestar una disfunción cardíaca y endotelial, resistente a la insulina, un perfil lipídico anómalo, aumento del espesor de la íntima y media carotídeas, marcadores inflamatorios elevados, incremento de la grasa corporal con obesidad abdominal, hipercoagula- bilidad y disminución de la masa y fuerza de la musculatura esquelética.17 Aquellos con hipopituitarismo no tratado con hGH experimentan una mortalidad global doble, sobre todo por el aumento de la mortalidad cardiovascular.18,19 La ateroesclerosis prematura puede aparecer en pacientes hipopituitarios que no reciben hGH; por eso, el tratamiento con hormona de crecimiento se debe mantener después de que un paciente con una deficiencia persistente de hormona de crecimiento alcance la talla adulta. La hormona de crecimiento puede surtir efectos beneficiosos a los enfermos con insuficiencia cardíaca congestiva secundaria a miocardiopatía isquémica o dilatada idiopática.17-19 Enfermedad prolactínica El trastorno más frecuente de la adenohipófisis es el adenoma hipofisario pequeño (< 1 cm), productor de prolactina, que causa amenorrea y galactorrea. La prolactina desempeña una función estimuladora, cada vez mejor conocida, en la inflamación y se han localizado receptores de prolactina en placas de arterias coronarias humanas, dato que hace pensar que la prolactina modifica la aterogenia. Como la dopamina hipotalámica inhibe en condiciones normales la secreción de prolactina, el tratamiento de primera línea consiste en agonistas dopamínicos, como la cabergolina y la bromocriptina. Por fortuna, este tratamiento de la enfermedad prolactínica no se ha asociado con valvulopatías, como ha ocurrido en la enfermedad de Parkinson.20 Los pacientes con prolactinoma pueden presentar un perfil de riesgo cardiovascular y metabólico desfavorable. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente.No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1809 Trasto rn o s en d o crin o s y en ferm ed ad card io vascu lar 92 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . HORMONAS SUPRARRENALES Y ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR Corticotropina y cortisol L a s célula s cor t icót ropa s de la adenohipófisis sintetizan una proteína grande (proopiomelanocor tina), que es procesada por estas células hacia una familia de proteínas más pequeñas, entre otras la cor tico - tropina (ACTH). La zona glomerular de la corteza suprarrenal produce aldosterona y la fascicular, sobre todo, cortisol y algunos esteroides andrógenos. La zona reticular también sintetiza cortisol y andrógenos. La ACTH regula la síntesis de cortisol en las zonas fascicular y reticular. Enfermedad de Cushing y síndrome de Cushing El síndrome de Cushing obedece a una exposición prolongada e inapropiadamente alta de los tejidos a los glucocorticoides.21 La secreción excesiva de cortisol y los estados morbosos consiguientes surgen por la liberación hipofisaria excesiva de ACTH (enfermedad de Cushing) o por neoplasias adenomatosas o, rara vez, malignas de la propia glándula supra- rrenal (síndrome de Cushing).21 Los estados perfectamente caracterizados de exceso de glucocorticoides y mine- ralocorticoides suprarrenales parecen obedecer a niveles excesivamente altos de ACTH (ectópica) producida por el carcinoma microcítico de los pulmones, tumores carcinoides, tumores de las células de los islotes pancreáticos, cáncer medular de tiroides y otros adenocarcinomas y neoplasias hematológicas malignas.21 Los signos y los síntomas clínicos del síndrome de Cushing surgen, a menudo, en enfermos tratados con esteroides por vía exógena o en dosis equivalentes a 20 mg de prednisona al día durante más de 1 mes. El cortisol, miembro de la familia glucocorticoide de hormonas esteroideas, se une a receptores ubicados en el citoplasma de muchos tipos de células (fig. 92-1). Tras la unión del cortisol, estos receptores se translocan al núcleo y actúan como factores de trans- cripción. Varios genes cardíacos contienen elementos de respuesta a los glucocorticoides en sus regiones promotoras que les confieren una capacidad de respuesta transcripcional a los glucocorticoides. Entre estos genes se encuentran los que codifican los canales de potasio regulados por el voltaje y cinasas de proteínas que fosforilan y regulan los canales de sodio regulados por el voltaje. Además, existen vías no transcripcionales, de acción más veloz, mediante las cuales el cortisol regula la actividad de los canales de potasio dependientes del voltaje. Los efectos cardíacos del síndrome de Cushing obedecen a la acción de los glucocorticoides sobre el corazón, el hígado, el músculo esqueléti- co y el tejido adiposo.22-24 Pueden aparecer HVI y remodelación concén- trica. El exceso de glucocorticoides también se asocia a disfunción ventricular izquierda, fibrosis miocárdica y miocardiopatía dilatada.25 La tasa mayor de morbimortalidad cardiovascular del síndrome de Cushing se debe, en gran medida, a la enfermedad cerebrovascular, vascular periférica y arterial coronaria, así como a la insuficiencia cardíaca congestiva crónica.22-28 En comparación con controles emparejados, los pacientes con enfermedad activa muestran una hazard ratio (HR) de 6 (2,1-17,1) para la insuficiencia cardíaca, de 2,1 (0,5-8,6) para el infarto agudo de miocardio y de 4,5 (1,8-11,1) para el accidente cere- brovascular.26-28 La hipersecreción crónica de cortisol causa obesidad central, hipertensión, resistencia a la insulina, dislipidemia, un estado protrombótico y síndrome metabólico. La hipertensión mediada por el cortisol está ocasionada por varios mecanismos. La obesidad centrípeta característica del exceso de glucocorticoides se parece a la de los síndromes de resistencia a la insulina. Además, la marcada debilidad muscular, secundaria a miopatía ósea inducida por los corticoesteroides, contribuye a la intolerancia al esfuerzo. Los pacientes con enfermedad de Cushing manifiestan diversas altera- ciones electrocardiográficas. La duración del intervalo PR se correlaciona, al parecer, de manera inversa con las tasas de producción suprarrenal de cortisol. El mecanismo guarda relación, en principio, con la expresión o regulación del canal de sodio regulado por el voltaje (SCN5A). Los cambios ECG, en particular de los intervalos PR y QT, también obedecen a efectos directos (no genómicos) de los glucocorticoides sobre el canal de potasio regulado por el voltaje (Kv1.5) de los tejidos excitables. La asociación concreta de lesiones cardíacas y suprarrenales, denominada complejo de Carney, es una combinación del síndrome de Cushing, mixoma cardíaco y una variedad de lesiones dérmicas pigmentadas (no manchas de café con leche). Este rasgo monogénico autosómico dominante se ha cartografiado en la región q2 del cromo- soma 17.29 Los mixomas suelen afectar a la aurícula izquierda, pero pueden ocurrir en todo el corazón, aparecer a una edad temprana y ser multicéntricos. FIGURA 92-1 Representación esquemática del mecanismo generalizado de acción de los receptores hormonales nucleares. El receptor mineralocorticoide (MR) posee una afinidad similar por la aldosterona y el cortisol. Los niveles circulantes de cortisol son de 100 a 1.000 veces mayores que los de la aldosterona. Entre las células que responden a los MR, la enzima 11-β-hidroxiesteroide deshidrogenasa metaboliza el cortisol hacia cortisona, permitiendo que la aldosterona se una al MR. El MR y el receptor glucocorticoide (GR) son receptores citoplásmicos que, tras unirse a su ligando, se translocan al núcleo para unirse a los elementos de respuesta glucocorticoide (ERG) de las regiones promotoras de los genes con capacidad de respuesta. La triyodotironina (T3) es transportada al interior de la célula por proteínas específicas de la membrana y se une a los receptores de las hormonas tiroideas (TR), que se ligan a elementos de respuesta a las hormonas tiroideas de las regiones promotoras de los genes con capacidad de respuesta a T3. HSP, proteína del golpe de calor; TATA, región promotora de la caja TATA. (Por cortesía del Dr. S. Danzi.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1810 EN FE RM ED A D ES C A RD IO VA SC U LA RE S Y D E O TR O S Ó RG A N O S XI Diagnóstico El diagnóstico de la enfermedad de Cushing y del síndrome de Cushing exige la demostración de una producción elevada de cortisol, reflejada en un nivel de cortisol libre en orina de 24 h elevada o en una elevación del cortisol salival nocturno.21 La determinación de ACTH indica si la enferme- dad es hipofisaria, suprarrenal o ectópica; la localización anatómica de la lesión sospechosa con la RM confirma los datos de laboratorio. Tratamiento El tratamiento de la producción excesiva de cortisol depende de los mecanismos subyacentes.30 La resección inicial de la o las lesiones primarias está indicada en la enfermedad de Cushing (de origen hipo- fisario) y también en la enfermedad de Cushing relacionada con causas ectópicas y suprarrenales. La adenomectomía selectiva transesfenoidal, con radioterapia postoperatoria o sin ella, puede revertir de manera com- pleta o parcial la producción elevada de ACTH por la adenohipófisis. El síndrome de Cushing precisa la extirpación quirúrgica de una glándula suprarrenal (adenoma suprarrenal, carcinoma suprarrenal) o de ambas (enfermedad multinodular). Inmediatamente después de la operación, para prevenir la insuficienciasuprarrenal se necesita una restitución de cortisol y mineralocorticoides (fludrocortisona). La farmacoterapia antes o después de la operación ayuda a con- trolar la producción persistente de cortisol. El pasireótido reduce la producción de ACTH por el tumor hipofisario. El inhibidor de las enzimas suprarrenales ketoconazol se puede administrar solo o combinado con la metirapona para mejorar el control de la hipercortisolemia intensa. El mitotano se usa sobre todo para tratar el carcinoma suprarrenal. La mifepristona está aprobada en EE. UU. para combatir el síndrome de Cushing con diabetes de tipo 2 o intolerancia a la glucosa. La mifepris- tona bloquea el efecto directo del cortisol sobre los tejidos y mejora la hipertensión o la diabetes del 40 al 60% de los enfermos. El etomidato ayuda cuando se necesita una acción parenteral inmediata y en casos graves que no pueden tomar medicación por vía oral. El objetivo del tratamiento es la normalización clínica de la concentración de cortisol. Hiperaldosteronismo primario (v. también capítulo 46) La producción de aldosterona en la zona glomerular es sensible al sis- tema renina-angiotensina.30 La secreción de renina responde sobre todo a cambios del volumen intravascular. La síntesis y la secreción de aldos- terona dependen, en gran medida, de la regulación por la angiotensina II, que se une al receptor de tipo I de la angiotensina II situado sobre las células de la zona glomerular.31 El hiperaldosteronismo primario (HAP) hace referencia a un grupo de trastornos con una producción inapropiadamente alta de aldosterona; la producción apenas depende de los factores reguladores principales de la secreción (angiotensina II y concentración plasmática de potasio) y no se suprime con una carga de sodio.32 Las causas habituales de HAP son el adenoma suprarrenal, la hiperplasia suprarrenal unilateral o bilateral o, en casos raros, el carcinoma suprarrenal o un trastorno hereditario conocido como aldos- teronismo con respuesta a los glucocorticoides.32 El mecanismo de acción de la aldosterona sobre los tejidos efectores se parece al de los glucocorticoides (v. fig. 92-1). La aldosterona entra en la célula y se une al receptor mineralocorticoide que luego se trans- loca al núcleo para fomentar la expresión de genes con respuesta a la aldosterona. Además de las células del riñón, en las que los receptores mineralocorticoides controlan el transporte de sodio, en estudios in vitro se han observado receptores de este tipo en miocitos cardíacos de rata. El hiperaldosteronismo primario humano produce daño cardiovas- cular; puede inducir una hipertrofia cardíaca, fibrosis miocárdica y disfunción diastólica.31-33 En estudios prospectivos recientes se ha indicado que más del 10% de los enfermos hipertensos sufre hiperaldos- teronismo primario y que la hipertensión normopotasémica constituye la presentación más habitual.32 Solo una minoría de pacientes sufre una hipopotasemia intensa (9-37%).32 El hiperaldosteronismo primario se asocia a tasas más altas de morbimortalidad cardiovascular, en comparación con pacientes con hipertensión esencial emparejados por edad y sexo.32 El hiperaldosteronismo primario se debe investigar ante todo paciente con: 1) hipertensión grave; 2) hipertensión rebelde al tratamiento; 3) hipertensión con hipopotasemia espontánea o inducida por los diuréticos; 4) hipertensión con incidentaloma suprarrenal; 5) hipertensión y apnea del sueño, o 6) antecedentes familiares de hipertensión de comienzo temprano o de accidente cerebrovascular a edad temprana (< 40 años).32,34,35 El cociente aldosterona/renina en plasma detecta el posible HAP. Los pacientes deben recibir un aporte de sal sin restricciones antes de la prueba y disponer de reservas adecuadas de potasio.32-35 Los antagonistas de los receptores mineralocorticoides se deben suspender como mínimo 4 semanas antes de la prueba, sobre todo en los casos de hipertensión leve. Los pacientes con un cociente aldosterona/renina anómalo se someten a una o más pruebas confirmatorias hasta confirmar o descartar de manera definitiva el diagnóstico.32,35 Tras la carga de sodio, un nivel plasmático de aldosterona inferior a 5 ng/dl reduce mucho la probabilidad de HAP. Los niveles superiores a 10 ng/dl indican una HAP con una probabilidad muy alta.32 Hay que extremar la cautela durante las pruebas confirmatorias; los pacientes con hipopotasemia espontánea, niveles plasmáticos de renina inferiores a los detectables y concentraciones plasmáticas de aldosterona superiores a 20 ng/dl no precisan pruebas adicionales.32 Todo paciente con una enfermedad sospechosa debe someterse a una TC suprarrenal en busca de un carcinoma adrenocortical.32 Tratamiento (v. también capítulos 25, 26, 46 y 47) Los pacientes con hiperaldosteronismo primario e hipopotasemia deben recibir suplementos de cloruro potásico de liberación diferida para mantener el potasio plasmático. Los antagonistas de la aldosterona espironolactona o eplerenona (como segunda opción) controlan la hipertensión, la hipopotasemia y los efectos cardiovasculares deletéreos de la hipersecreción aldosterónica.32 Se puede proceder al tratamiento quirúrgico de los pacientes jóvenes (edad < 35 años) con hipopotasemia espontánea, exceso llamativo de aldosterona y lesiones suprarrenales unilaterales que muestren un adenoma cortical en la TC suprarrenal.32 El muestreo venoso suprarrenal antes de la operación permite diferenciar entre la enfermedad suprarrenal unilateral y la bilateral. La adrenalec- tomía laparoscópica unilateral cura la hipopotasemia y mejora o cura la hipertensión de estos pacientes. Los pacientes con enfermedad bilateral y los que rechazan la cirugía deben recibir tratamiento farmacológico con antagonistas de los receptores mineralocorticoides.32 Las pruebas genéticas de hiperaldos- teronismo familiar están indicadas en los pacientes con antecedentes familiares de hipertensión y accidente cerebrovascular a edad temprana (< 40 años).32 En los pacientes más jóvenes se analizarán las mutaciones de KCNJ5 en la línea germinal que producen el hiperaldosteronismo familiar de tipo 3.32 Enfermedad de Addison Thomas Addison fue el primero que describió la asociación entre la atro- fia y pérdida de función de las glándulas suprarrenales y los cambios lla- mativos del sistema cardiovascular. La insuficiencia suprarrenal primaria ocurre cuando la corteza suprarrenal no logra producir glucocorticoides o mineralocorticoides en cantidad suficiente.36 La crisis addisoniana aguda, una de las urgencias endocrinas más graves, se caracteriza por hipovolemia, hipotensión y prolapso cardiovascular agudo como consecuencia de las pérdidas renales de sodio, la hiperpotasemia y la pérdida del tono vascular. La insuficiencia suprarrenal primaria obedece de ordinario a la pérdida bilateral de la función suprarrenal de origen autoinmune; como consecuencia de infección, hemorragia o metástasis; o, en casos excepcionales, como consecuencia de errores congénitos en el metabolismo de las hormonas esteroideas.36 La enfermedad de Addison puede ocurrir a cualquier edad y se acompaña de otros tras- tornos autoinmunes (p. ej., tiroiditis de Hashimoto, diabetes mellitus de tipo 1, gastritis autoinmune/anemia perniciosa y vitíligo).36 En cambio, la insuficiencia suprarrenal secundaria, por pérdida de la secreción de ACTH de origen hipofisario, determina una caída en la producción de glucocorticoides; la producción de mineralocorticoides, incluida la aldosterona, se mantiene relativamente normal.36 En los estudios se ha abordado la insuficiencia hipotalámica-hipofisaria-suprarrenal relativa de los pacientes agudos. Aunque no se ha validado la existencia real de este tipo de entidad y de los criterios para establecer su diagnóstico, su posible existencia ha reabierto la necesidad del tratamiento con cortisol, en dosis de estrés, de los pacientes con enfermedades críticas. Los síntomas extracardíacos,como la hiperpigmentación, el dolor abdominal con náuseas y vómitos, la hipoglucemia y la pérdida de peso Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1811 Trasto rn o s en d o crin o s y en ferm ed ad card io vascu lar 92 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . pueden resultar crónicos; aparecen también taquicardia, hipotensión, hiponatremia, hiperpotasemia, pérdida del tono autónomo y colapso y crisis cardiovasculares, sobre todo entre los pacientes en estado crítico o con una enfermedad de Addison no tratada.36 El tratamiento diferido de los síntomas más graves incrementa las tasas de morbilidad y mor- talidad.37 La lectura de la presión arterial muestra de manera uniforme un valor diastólico bajo (< 60 mmHg) junto con variaciones ortostáticas que reflejan la pérdida de volumen y la disfunción autónoma adquirida. Los datos de laboratorio (hiponatremia e hiperpotasemia) denotan la pérdida de producción de aldosterona (los niveles de renina están elevados). La hiperpotasemia puede alterar los signos ECG produciendo ondas P de baja amplitud y ondas T picudas. Los pacientes con una enfermedad de Addison recién diagnosticada y no tratada muestran una disminución de las dimensiones telesistólica y telediastólica del ventrículo izquierdo, en comparación con los controles. La atrofia cardíaca no es habitual, pero aparece con la malnutrición, causada por la anorexia, en astronautas que realizan vuelos prolongados al espacio, en poblaciones que siguen dietas con poca sal y de manera caracterís- tica en la enfermedad de Addison (corazón en lágrima; fig. 92-2). Esta atrofia refleja una respuesta al descenso de la carga cardíaca porque el restablecimiento del volumen plasmático normal con la reposición de mineralocorticoides y glucocorticoides incrementa la masa ventricular. Diagnóstico La insuficiencia suprarrenal aguda ocurre de modo característico en el seno del estrés agudo, infección o traumatismo de un paciente con una insuficiencia suprarrenal autoinmune crónica o de niños con alteraciones congénitas en el metabolismo del cortisol. También puede surgir como consecuencia de una hemorragia suprarrenal bilateral de pacientes con una infección sistémica grave o con coagulación intravascular diseminada.38 La insuficiencia suprarrenal secundaria se da en el contexto del hipopituitarismo y suele cursar de forma crónica, pero también ocurre con alteraciones agudas provocadas por hemorragia (apoplejía) o por inflamación (hipofisitis linfocítica) hipofisarias. La insuficiencia suprarrenal aguda aparece entre pacientes tratados durante largo tiempo con dosis depresoras de corticoesteroides (> 10 mg de prednisona durante > 1 mes) si el tratamiento se sus- pende de manera repentina o si surge una enfermedad aguda, grave, no relacionada con el trastorno endocrino. Los criterios diagnósticos comprenden un cortisol bajo (cortisol matutino < 140 nmol/l [< 5 µg/dl]) o cifras de cortisol que no aumentan por encima de 500 nmol/l (20 µg/dl) de 30 a 60 min después de la inyección intravenosa de 250 µg de ACTH.38 La determinación simultánea de la renina y de la aldosterona en plasma permite saber si existe una deficiencia de mineralocorticoides. Tratamiento La enfermedad de Addison es un trastorno potencialmente mortal.37,38 El tratamiento de la crisis addisoniana aguda requiere la reposición adecuada de hidrocortisona (100 mg en bolo intravenoso inicial seguido de 100 mg cada 8 a 12 h durante las primeras 24 h con disminución gradual de la dosis en las 72 a 96 h siguientes).38 Los grandes volúmenes de suero salino fisiológico más suero glucosado al 5% corrigen el déficit de líquido intravascular.38 Hay que identificar y tratar la posible causa precipitante (infección, isquemia cardíaca o cerebral aguda o urgencia intraabdominal). El tratamiento prolongado de la insuficiencia suprarrenal se basa en corticoesteroides por vía oral (≈20 mg de hidrocortisona en dos tomas orales al día o 5 mg de prednisona por vía oral, una o dos veces al día).38 Si el paciente sufre una deficiencia confirmada de aldosterona, se repondrán los mineralocorticoides con fluorohidrocortisona (dosis inicial de 50 a 100 µg para adultos).38 Hay que evitar los diuréticos y los antagonistas de la aldosterona, como espironolactona o eplerenona.38,39 Feocromocitoma Los feocromocitomas (v. también capítulos 46 y 47) son tumores fun- damentalmente benignos de las células cromafines neuroectodérmicas; suelen surgir en la médula suprarrenal y en el abdomen, pero pueden aparecer en cualquier plexo de nervios simpáticos adrenérgicos.40 Los estudios de autopsia revelan que el diagnóstico no se llega a sospechar en clínica en el 75% de las ocasiones y que en más de la mitad de los casos el trastorno contribuyó a la muerte. La mayoría de los feocromocitomas son esporádicos y los datos recientes revelan que un 20% tienen un carácter familiar.40,41 En clínica se distinguen seis enfermedades autosómicas dominantes familiares diferentes: la neurofibromatosis de tipo 1, la neoplasia endocrina múltiple de tipo 2 (MEN2), el síndrome de von Hippel-Lindau, el nefrocarcinoma con mutación SDHB, la tríada de Carney (paragangliomas, tumores del estroma gástrico, condromas pulmonares) y el síndrome de Carney- Stratakis (paragangliomas y sarcomas del estroma gástrico). Cuando el feocromocitoma coexiste con un carcinoma medular de tiroides o, en ocasiones, con un hiperparatiroidismo, se designa como síndrome de neoplasia endocrina múltiple de tipo 2A (MEN2A). En los casos de MEN2B, el feocromocitomas coexiste con el cáncer medular de tiroides y con neuromas de la mucosa, sobre todo en labios y lengua. Las manifestaciones clínicas del feocromocitoma comprenden cefalea, palpitaciones, sudoración excesiva, temblor, dolor torácico, pérdida de peso y una serie de síntomas generales. La hipertensión puede ser episódica, pero, de ordinario, resulta constante y se asocia, de forma paradójica, a hipotensión ortostática al levantarse por la mañana. Las crisis paroxísticas y los síntomas clásicos se deben a la secreción episódica y excesiva de catecolaminas.42,43 La hipertensión causada por el feocromocitoma puede manifestarse, por primera vez, en el momento de la intervención quirúrgica selectiva por un trastorno no relacionado. La liberación de noradrenalina con el incremento de las resistencias vasculares sistémicas hace que el gasto cardíaco se eleve de forma mínima (o ninguna) a pesar de la aceleración de la frecuencia cardíaca. El ECG puede revelar HVI, así como anoma- lías de la repolarización, datos que indican una sobrecarga del ventrículo izquierdo. A pesar de que pueden ocurrir extrasístoles ventriculares y auriculares y episodios de taquicardia supraventricular, son pocos los elementos que separan esta HVI de la de la hipertensión esencial. La alteración de la función del ventrículo izquierdo y la miocardiopatía están descritas en casos de feocromocitoma.42,43 El mecanismo es com- plejo y engloba un aumento del trabajo ventricular izquierdo y HVI por la hipertensión asociada; posibles efectos adversos del exceso de catecolaminas sobre la estructura y la contractilidad de los miocitos, y alteraciones en las arterias coronarias, como engrosamiento de la túnica media, que posiblemente obstaculicen el flujo sanguíneo al miocardio. El estudio necroscópico de pacientes con enfermedad, previamente diagnosticada o no, muestran signos histológicos de miocarditis. Debe también excluirse la posibilidad de una taquicardia inducida por las cate- FIGURA 92-2 Radiografía de tórax rutinaria de un paciente con enfermedad de Addison asociada a tuberculosis.Aparte de la silueta cardíaca pequeña se advierten gan- glios linfáticos calcificados en el hilio del pulmón derecho. (Por cortesía del Dr. J. B. Naidich.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1812 EN FE RM ED A D ES C A RD IO VA SC U LA RE S Y D E O TR O S Ó RG A N O S XI colaminas que, a su vez, mediaría en la disfunción ventricular izquierda, puesto que los tratamientos que frenan la frecuencia cardíaca mejoran la función del ventrículo izquierdo. Las manifestaciones cardiovasculares del feocromocitoma, que ponen la vida en peligro, obedecen sobre todo a urgencias hipertensivas (alteraciones del ritmo cardíaco y arritmias ven- triculares o alteraciones de la conducción graves).42,43 Algunas manifes- taciones cardíacas conocidas del feocromocitoma son la miocardiopatía hipertrófica dilatada reversible y la miocardiopatía de takotsubo. La principal catecolamina liberada por los feocromocitomas supra- rrenales es la noradrenalina, pero la adrenalina también se eleva. La demostración de valores elevados de dopamina en el suero implica una transformación maligna que, a su vez, hace pensar que el tumor se origina fuera de las suprarrenales y posee perfiles de expresión génica característicos. En raras ocasiones, el feocromocitoma nace en el corazón, probablemente a partir de células cromafines integradas en los paraganglios adrenérgicos o autónomos. Diagnóstico Para establecer el diagnóstico, es esencial detectar la elevación de la noradrenalina, la adrenalina o sus metabolitos en el suero o en la sangre. Los procedimientos de cribado más fiables consisten en la determinación cuantitativa de los niveles fraccionados de metanefrina en orina de 24 h; su sensibilidad alcanza el 97% y su especificidad, el 91%.40 La TC es la primera modalidad de imagen por la excelente resolución espacial en el tórax, abdomen y pelvis.40 La RM se recomienda a los enfermos con metástasis y para detectar paragangliomas en la base del cráneo y en el cuello.40 La 131I-metayodobencilguanidina permite localizar las lesiones productoras de catecolaminas, y la tomografía por emisión de positro- nes con 18F-fluorodesoxiglucosa, la enfermedad metastásica.40 Las prue- bas genéticas facilitan el asesoramiento de los pacientes con enfermedad conocida y de sus familias.40 Tratamiento El tratamiento definitivo de los feocromocitomas pasa por la extirpación de la lesión.40 La localización preoperatoria exacta reduce la tasa de mor- talidad quirúrgica y evita la necesidad de una laparotomía exploratoria. Hoy, las técnicas endoscópicas constituyen la norma frente a tumores pequeños y la resección abierta solo está indicada para tumores grandes (p. ej., > 6 cm) o feocromocitomas invasivos.40 El tratamiento farmacológico preoperatorio está indicado para prevenir complicaciones cardiovasculares perioperatorias.40 Consiste en el bloqueo α-adrenérgico (de ordinario, con doxazosina, prazosina o fenoxibenzamina) durante 7 a 14 días para normalizar la presión arterial. Los β-bloqueantes normalizan la frecuencia cardíaca, pero deben administrarse después de establecer un bloqueo α suficiente. Antes de la operación se aplicará una dieta rica en sodio y un aporte adecuado de líquidos para mejorar la con- tracción del volumen sanguíneo y evitar una hipotensión grave después de extraer el tumor. Durante la operación se requiere una monitorización cons- tante de la presión arterial y la administración intravenosa de fentolamina o nitroprusiato sódico para tratar la hipertensión episódica en el quirófano.40 El éxito de la operación se calibra por la mejora efectiva de la presión arterial y de los síntomas y por la determinación de las catecolaminas urinarias 4 semanas después. Se precisan análisis bioquímicos anuales durante toda la vida para descartar recidivas o metástasis. HORMONAS PARATIROIDEAS Y ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR Las enfermedades de las glándulas paratiroideas pueden ocasionar alteraciones cardiovasculares y de la función cardíaca a través de dos mecanismos. La hormona paratiroidea (PTH) es una hormona proteínica que afecta al corazón, células musculares lisas vasculares y células endoteliales. Las alteraciones en los niveles séricos de calcio inducidos por la PTH también afectan al sistema cardiovascular.44 La PTH se une a su receptor y altera la frecuencia espontánea de latido de los miocitos cardíacos neonatales incrementando el monofos- fato de adenosina cíclico (AMPc) intracelular. La PTH también modifica la entrada de calcio y la contractilidad cardíaca de los miocardiocitos adultos, así como la relajación de las células del músculo liso vascular. Más aún, diversos tejidos, entre otros el miocárdico, producen un péptido relacionado estructuralmente con la PTH (PTHrP). El PTHrP se une al receptor de PTH de las células cardíacas y estimula la acumulación de AMPc y la actividad contráctil, además de regular las corrientes de calcio de tipo L. El tratamiento prolongado con PTH humana recombinante obliga a vigilar los efectos cardíacos adversos. Hiperparatiroidismo En el hiperparatiroidismo primario se advierte hipercalcemia (o valores séricos de calcio en el límite alto de la normalidad) en presencia de unas concentraciones inapropiadamente normales o elevadas de PTH debido a la hiperproducción de esta última. El hiperparatiroidismo primario que causa hipercalcemia obedece casi siempre al crecimiento adenomatoso de una de las cuatro glándulas paratiroideas. Las acciones cardiovasculares de la hipercalcemia comprenden aumento de la con- tractilidad cardíaca; acortamiento en la duración del potencial de acción ventricular, sobre todo por cambios de la fase 2; y abolición de la onda T junto con cambios del segmento ST que, en ocasiones, hacen pensar en una isquemia cardíaca.44 El intervalo QT se acorta y, a veces, el intervalo PR disminuye. El tratamiento con glucósidos de la digital incrementa, al parecer, la sensibilidad del corazón a la hipercalcemia. La hipercalcemia puede inducir cambios patológicos en el corazón, incluso el intersticio miocárdico y el sistema de conducción, así como depósitos de calcio en las cúspides y anillos valvulares y, posiblemente, en las arterias coronarias. A pesar de que las denominadas calcifica- ciones metastásicas se apreciaban, al principio, en la hipercalcemia de evolución relativamente larga e intensa, pueden también ocurrir en la enfermedad paratiroidea secundaria a insuficiencia renal crónica, en la que se excede la constante del producto calcio-fósforo en el suero. Los pacientes con hiperparatiroidismo primario suelen preservar la función sistólica del ventrículo izquierdo, pero aquellos con enfermedad grave o crónica sufren una alteración diastólica. No parece que las alteraciones de la estructura y función del ventrículo izquierdo mejoren de 1 a 2 años después de la cirugía paratiroidea satisfactoria.45 Diagnóstico El incremento simultáneo de la PTH inmunorreactiva en el suero (repre- sentado de forma óptima mediante el análisis de la PTH intacta) con elevación del calcio sérico establece el diagnóstico de hiperparatiroidis- mo primario. Otras causas de hipercalcemia son las neoplasias malignas con incremento del PTHrP o la hipercalcemia que surge directamente por metástasis óseas o neoplasias (linfomas) o enfermedades no neo- plásicas (p. ej., sarcoidosis) con aumento de la síntesis y liberación de la 1,25-dihidroxivitamina D3. Tratamiento El tratamiento del hipertiroidismo se basa en la extirpación quirúrgica del adenoma paratiroideo.46 La medicación calcimimética (cinacalcet) reduce las concentraciones de PTH y normaliza el calcio sérico.46 El hiperparatiroidismo primario asintomático, que se detectasis- temáticamente en las consultas de endocrinología, no siempre precisa tratamiento definitivo. Hipocalcemia Los niveles séricos reducidos de calcio total e ionizado alteran directamente la función de los miocitos. La hipocalcemia prolonga la fase 2 de la duración del potencial de acción y el intervalo QT. La hipocalcemia intensa altera la contractilidad cardíaca y produce un sín- drome osteomuscular difuso, caracterizado por tetania y rabdomiólisis. El hipoparatiroidismo primario es raro y aparece: a) tras la extirpación quirúrgica de las glándulas paratiroides y también tras el tratamiento del cáncer tiroideo; b) en el contexto de los síndromes de disfunción poliglandular, se debe al síndrome de agenesia glandular (DiGeorge), y c) en un trastorno hereditario raro, el seudohipoparatiroidismo. La PTH humana recombinante brinda la posibilidad de tratamiento. La insuficiencia renal crónica es la causa más habitual del calcio sérico bajo y la PTH alta. Los efectos de los valores crónicamente altos de PTH (hiperparatiroidismo secundario) sobre el corazón y el aparato cardiovascular de estos pacientes pueden tener una función causal y servir también de biomarcador para evaluar las estrategias de tratamiento de la insuficiencia cardíaca.47,48 El ascenso de la PTH sérica y la remodelación ósea ocurren en los pacientes mayores con progresión de la estenosis aórtica.49 La capacidad de la PTH para Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1813 Trasto rn o s en d o crin o s y en ferm ed ad card io vascu lar 92 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . estimular los receptores acoplados de la proteína G puede alterar la contractilidad de los miocitos y contribuir a la HVI. El cinacalcet permite tratar el hiperparatiroidismo secundario asociado a la insuficiencia renal crónica. Sin embargo, en un ensayo sobre su eficacia en los episodios cardiovasculares no se advirtió ningún beneficio significativo. Deficiencia de vitamina D La mayoría de los tejidos y células corporales expresan el receptor de la vitamina D. La forma activa de la vitamina D, 1,25(OH)2D, posee muchas acciones biológicas, entre otras, inhibir la proliferación celular e inducir la diferenciación terminal, inhibir la angiogenia, estimular la producción de insulina e inhibir la producción de renina.50 Entre el 30 y el 50% de los miembros de la población general sufre una deficiencia de vitamina D.50 La evidencia observacional revela que los valores más bajos de vitamina D se asocian a tasas más altas de morbilidad por todas las causas y cardiovascular.51,52 La deficiencia de vitamina D contribuye a los factores de riesgo coronario y a las enfermedades cardiovasculares; predispone a la hipertensión, la diabetes mellitus y el síndrome metabólico, la HVI, la insuficiencia cardíaca congestiva, los accidentes cerebrovasculares, la enfermedad arterial periférica y la inflamación vascular crónica. En estudios epidemiológicos recientes, la deficiencia de vitamina D se ha relacionado con un mayor riesgo de episodios cardiovasculares adversos mayores y con una duplicación del riesgo de infarto de miocardio. En un metaanálisis reciente de 18 estudios controlados y aleatorizados, en el que se examinó a 57.000 sujetos, el aporte de vitamina B superior a 500 UI/día mejoró las tasas de mortalidad por todas las causas, en parte, al reducir la mortalidad cardiovascular.53 HORMONAS TIROIDEAS Y ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR La glándula tiroides y el corazón guardan una estrecha relación que surge durante la vida embrionaria. Durante la ontogenia, esta glándula y el corazón migran juntos. Los cambios de la función cardiovascular en todos los tipos de enfermedad tiroidea ilustran esta estrecha relación fi- siológica entre el corazón y la glándula tiroidea.54-56 En la disfunción tiroidea, tanto subclínica como franca, suelen ocurrir complicaciones cardiovasculares.54-56 Mecanismos celulares de la acción de las hormonas tiroideas sobre el corazón El diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades cardíacas mediadas por las hormonas tiroideas exige un conocimiento de los mecanismos celulares por los que las hormonas tiroideas modifican el corazón y las células del músculo liso vascular.54-56 Bajo la regulación de la tiro- tropina (hormona estimulante del tiroides [TSH]), la glándula tiroidea concentra el yodo y, a través de una serie de etapas enzimáticas, sintetiza fundamentalmente tetrayodotironina (T4 ≈80%) y, en menor medida, triyodotironina (T3 ≈20%) (fig. 92-3). La hormona tiroidea activa, la triyodotironina, explica la inmensa mayoría de los efectos biológicos, como la estimulación de la termogenia tisular, los cambios en la expresión de diversas proteínas celulares y las acciones sobre el corazón y las células del músculo liso vascular.54-57 Cerca del 80-90% de la T3 extratiroidea se produce por desyodación de la T4 por desyodasas de tipo I (D1) y de tipo II (D2).58 La D1 se expresa en el hígado y los riñones y la D2 en el sistema nervioso central, huesos, piel, hipófisis, tejido adiposo pardo, músculo esquelético y corazón. La desyodasa de tipo 3 (D3) inactiva tanto la T4 como la T3 y actúa fundamen- talmente en la vida embrionaria; en los adultos sanos perdura su expresión en el corazón y puede aparecer en el tejido isquémico.59 La T3 libre entra en la célula a través de proteínas transportadoras (fig. 92-4) de la familia de los transportadores de monocarboxilato (MCT8, MCT10) y del polipéptido transportador de aniones orgánicos 1C1 (OATP) situados en la superficie celular.60 Como se ha descrito para las familias de proteínas receptoras de esteroides y ácido retinoico, los receptores de las hormonas tiroideas se unen en forma de homodímeros o de heterodímeros a los elementos de respuesta a estas hormonas situados en una región promotora de genes específicos. La unión a estas regiones promotoras activa o reprime la expresión génica. Las hormonas tiroideas regulan a través de transcripción muchas proteínas cardíacas (tabla 92-1), por ejemplo proteínas estructurales y reguladoras, canales iónicos de la membrana cardíaca y receptores de la superficie celular; este mecanismo molecular explica muchos de los efectos de estas hormonas sobre el aparato cardiovascular.54-56 Las dianas principales de la T3 son las isoformas (α y β) de la cadena pesada de la miosina. El ventrículo humano expresa sobre todo β-miosina y en los estados patológicos tiroideos se observa una alteración limitada de la expresión de esta isoforma. Los cambios en la expresión de la isoforma de la cadena pesada de miosina se dan en las aurículas humanas en distintas enfermedades, como la insuficiencia cardíaca congestiva y el hipotiroidismo grave.54-56,59,61,62 La adenosina trifosfatasa de Ca2+ (ATPasa) del retículo sarcoplásmico (SERCA) es una importante bomba iónica que establece la magnitud del ciclo miocítico del calcio (v. capítulo 22). La recaptación de calcio por el retículo sarcoplásmico al comienzo de la diástole determina, en parte, la velocidad de relajación del ventrículo izquierdo (período de relajación isovolumétrica). La proteína polimérica fosfolambán regula la actividad de SERCA2 y las sustancias inótropas que potencian la contractilidad cardíaca a través de un aumento de la AMPc miocítico actúan estimulando la fos- forilación del fosfolambán. Las hormonas tiroideas inhiben la expresión de fosfolambán y aumentan su fosforilación.54-56 Este mecanismo molecular explica por qué la función diastólica varía de manera inversa en todo el espectro de enfermedades tiroideas, incluso en el hipotiroidismo subclínico leve (fig. 92-5),63-65 y por quélos grados, aun leves, de hipotiroidismo con- tribuyen a la insuficiencia cardíaca.66,67 Además, el bloqueo adrenérgico β del corazón en el hipertiroidismo no reducen la relajación diastólica rápida, disociando así todavía más las hormonas tiroideas de los efectos adrenérgicos de la tirotoxicosis.54-56 Los cambios en otros genes miocíticos, como Na+,K+-ATPasa, justifican el incremento en el consumo basal de oxígeno del corazón hipertiroideo experimental y explican la menor sensibilidad de los enfermos tiroideos a la digital. Las fórmulas tiroideas también regulan la expresión de genes que codifican sus propios receptores nucleares y proteínas de transporte de la membrana citoplásmica (MCT8 y MCT10) de los miocardiocitos (v. tabla 92-1). Además de los efectos nucleares bien conocidos de las hormonas tiroideas, algunas respuestas cardíacas a estas hormonas obedecen, al parecer, a mecanismos no transcripcionales,68,69 como lo revela su inicio relativamente rápido de acción –más rápido que los cambios en la expresión génica y la síntesis de proteínas– y la ausencia de modificación por los inhibidores de la transcripción génica. Interacción entre las hormonas tiroideas y las catecolaminas En las observaciones primitivas del corazón hipertiroideo se subrayaba que funcionaba de forma parecida al corazón de los estados hiperadrenérgicos, y este hallazgo llevó a proponer que la sensibilidad a las catecolaminas podría acentuarse en estos estados. Este postulado constituyó la base de la prueba descrita por Emil Goetsch en 1918: el hipertiroidismo se diagnos- ticaba demostrando la aceleración cardíaca llamativa y la respuesta presora a pequeñas dosis subcutáneas de adrenalina. El incremento de receptores adrenérgicos β1 en los miocardiocitos del hipertiroidismo experimental constituye un mecanismo de la hipersensibilidad catecolamínica.70,71 Sin embargo, en un estudio de primates no humanos, cuidadosamente controlado, la sensibilidad del corazón o del sistema cardiovascular a las catecolaminas no aumentó en el hipertiroidismo experimental.71 Junto con el mayor número de receptores adrenérgicos β1 y de proteínas de unión al trifosfato de guanosina, las hormonas tiroideas disminuyen la expresión de las isoformas de la subunidad catalítica de la adenilato ciclasa cardíaca específica (V, VI) y, de este modo, preservan la respuesta FIGURA 92-3 Cambios en la hemodinámica cardiovascular asociados a la disfunción tiroidea. Se señalan los cambios concretos de cada parámetro en el hipertiroidismo. Los efectos del hipotiroidismo son diametralmente opuestos. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1814 EN FE RM ED A D ES C A RD IO VA SC U LA RE S Y D E O TR O S Ó RG A N O S XI celular a los agonistas β y la síntesis de AMPc dentro de límites normales.71 El tejido cardíaco contiene subtipos de receptores adrenérgicos β1 y β2. La T3 cuadruplica el ARNm de los receptores cardíacos β1 y triplica el número de receptores cardíacos β1, hecho que persiste durante 48 h. La administración de T3 apenas modifica la expresión de los receptores β2.71 Diagnóstico de los trastornos de la función tiroidea Existe una batería de pruebas de laboratorio sensibles y específicas para diagnosticar las enfermedades tiroideas con una alta precisión. La TSH sérica es la medida más utilizada y sensible para diagnosticar la disfunción tiroidea.72 Los niveles séricos de TSH se elevan de manera uniforme en los pacientes con hipotiroidismo primario (> 4,5 mU/l) y se encuentran bajos (< 0,1 mU/l) en el hipertiroidismo debido a la retroalimentación de los valores séricos excesivos de T4 y T3 sobre la síntesis y secreción hipofisarias de tirotropina. En presencia de cifras anómalas de TSH, la determinación de la tiroxina libre (FT4) y de la T3 total (TT3) o de la T3 libre (FT3) separa la disfunción tiroidea subclínica de la franca.55,72 El hipertiroidismo franco y subclínico casi siempre se debe a un incremento de la síntesis de hormonas tiroideas relacionado con una enfermedad de Graves, adenomas tóxicos o bocio tóxico multinodular.55,71 La enfermedad de Hashimoto, la cirugía tiroidea previa y, en algunas regiones del mundo, la deficiencia de yodo son las causas más habituales de hipotiroidismo.55 FIGURA 92-4 La T3 entra con transportadores específicos de membrana y se une a los receptores nucleares de T3. El complejo se une a los elementos de respuesta a las hormonas tiroideas y regula la transcripción de genes específicos. Se indican las acciones no nucleares de la T3 sobre los canales de los iones Na+, K+ y Ca2+. AC, adenilato ciclasa; β-AR, receptor β-adrenérgico; ARNm, ARN mensajero; Gs, subunidad de la proteína de unión a los nucleótidos de guanina; Kv, canal de potasio regulado por voltaje; NCX, intercambiador de sodio y calcio; PLB, fosfolambán; TR, proteína receptora de T3. TABLA 92-1 Regulación de la expresión de genes cardíacos por las hormonas tiroideas Regulación positiva Cadena pesada de α miosina Ca2+-ATPasa del retículo sarcoplásmico Na+,K+-ATPasa Canales de potasio regulados por voltaje (Kv1.5, Kv4.2, Kv4.3) Péptido natriurético auricular y cerebral Enzima málica Receptor adrenérgico β Gs de la proteína de unión a nucleótidos de guanina Transportador de nucleótidos de adenina 1 Regulación negativa Cadena pesada de β-miosina Fosfolambán Intercambiador de Na+-Ca2+ Receptor de hormonas tiroideas α 1 Adenilato ciclasa de tipos V y VI Gi de la proteína de unión a nucleótidos de guanina Transportadores de monocarboxilato 8 y 10 FIGURA 92-5 La función diastólica, reflejada en el período de relajación isovolumé- trica, varía en toda la gama de enfermedades tiroideas, incluido el hipotiroidismo franco (HF), el hipotiroidismo subclínico (HSC), el estado de control (C), el hipertiroidismo (H), el hipertiroidismo con bloqueo adrenérgico β (H + P) y el hipertiroidismo con normalización de la función tiroidea mediante tratamiento (E). 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Varios estudios, incluso en animales de experimentación, así como mediciones invasivas y no invasivas en la especie humana, revelan que la T3 regula el inotropismo y el cronotropis- mo cardíacos a través de mecanismos directos o indirectos.54-56,62-65,71 La T3 actúa sobre tejidos del organismo incrementando el consumo miocárdico de oxígeno y la termogenia tisular (v. fig. 92-3). Los datos ecocardiográficos revelan que la tirotoxicosis humana recién diagnos- ticada induce una mejora de la función sistólica del ventrículo izquierdo y potencia la relajación del ventrículo izquierdo, aumenta la velocidad de flujo diastólico y prolonga el período de relajación isovolumétrica. La T3 reduce la resistencia vascular sistémica en las arteriolas periféricas a través de efectos directos sobre las células del músculo liso vascular. Es más, la tirotoxicosis puede incrementar la síntesis de óxido nítrico por el endotelio vascular.73-75 La caída de las resistencias vasculares sistémicas da lugar a una disminución del volumen telediastólicodel ventrículo izquierdo. Se observa un descenso de la presión arterial media y la activación del sistema renina-angiotensina-aldosterona con el aumento en la actividad sérica de la enzima conversora de la angiotensina, junto con una mayor reabsorción renal de sodio. El incremento del volumen plasmático, sumado al de la eritropoyetina, aumenta el volumen de sangre. La combinación de un volumen sanguíneo expandido y la mejora de la relajación diastólica del corazón explican el incremento en el volumen telediastólico del ventrículo izquierdo.56 A pesar del claro descenso de las resistencias vasculares sistémicas, la carga arterial pulsátil experimenta un cambio compensatorio y la mayor pulsación aórtica sostiene la presión arterial sistólica.56 La presión arterial sistólica casi siempre aumenta y la diastólica se reduce en los pacientes con hipertiroidismo franco, de manera que la presión diferencial se eleva de manera característica y la presión arterial media solo se reduce de modo marginal.56 Hasta el 30% de los pacientes hipertiroideos experimentan hipertensión sistólica, que resulta más acusada en la tercera edad.54 El efecto neto de la mayor precarga y la menor poscarga es un incremento del volumen sistólico del ventrículo izquierdo en el hipertiroidismo.54-56 A su vez, el aumento de la frecuencia cardíaca y del volumen sistólico se suman para duplicar o triplicar el gasto cardíaco. El gasto cardíaco puede más que duplicarse en el hipertiroidismo. Las mediciones del metabolismo del acetato por tomografía por emisión de positrones han mostrado que la elevación llamativa del gasto cardíaco en el hipertiroidismo no modifica la eficiencia energética.54-56 De hecho, el corazón hipertiroideo aumenta su rendimiento modulando las cargas hemodinámicas; este efecto positivo sobre el metabolismo energético y el consumo de oxígeno mejora la eficiencia mecánica del ventrículo izquierdo, optimizando el consumo mecánico-energético del corazón.54-56 En el hipertiroidismo se suceden cambios hemodinámicos diame- tralmente opuestos (v. tabla 92-2). La función del ventrículo izquierdo se reduce de manera reversible en el hipotiroidismo. La precarga cardíaca disminuye por la disfunción diastólica y la volemia reducida; la fracción de eyección del ventrículo izquierdo en reposo, durante el ejercicio y durante la prueba de esfuerzo cardiorrespiratoria desciende y tiende a mejorar cuando se restablece el eutiroidismo.54-56 La poscarga de los pacientes hipotiroideos aumenta por el incremento de la resis- tencia vascular sistémica, la rigidez arterial y la disfunción endotelial. La resistencia vascular sistémica puede elevarse hasta un 30% y la presión arterial media hasta un 20% en los enfermos con hipertensión dias- tólica.54-56 El hipotiroidismo, aun leve, disminuye los factores relajantes derivados del endotelio.73-75 La hipertensión diastólica de los enfermos hipotiroideos se asocia a una renina baja y a una menor síntesis hepática del sustrato renina. El gasto cardíaco llega a caer hasta un 30-40% en el hipotiroidismo.54 A pesar de la disminución del gasto cardíaco y de la contractilidad del miocardio hipotiroideo, los estudios del metabolismo cardíaco por tomografía por emisión de positrones han revelado que el miocardio hipotiroideo no resulta eficiente, desde la perspectiva energética, a pesar del bajo consumo global de oxígeno.56,75 De hecho, uno de los factores principales que determinan el consumo de oxígeno del miocardio es el incremento de la poscarga.75 Hipertiroidismo Los síntomas cardiovasculares constituyen una manifestación clínica propia y, a menudo, una de las manifestaciones predominantes en el hipertiroidismo. Casi todos los pacientes refieren palpitaciones como consecuencia del aumento en la frecuencia y en la fuerza de la con- tractilidad cardíaca. El incremento de la frecuencia cardíaca se debe a una disminución de la estimulación parasimpática y a un incremento del tono simpático. Son frecuentes las frecuencias superiores a 90 latidos por minuto en reposo y durante el sueño, y la variación diurna normal en la frecuencia cardíaca desaparece; el incremento durante el ejercicio se exagera. Muchos enfermos hipertiroideos experimentan intolerancia al ejercicio y disnea de esfuerzo, en parte, por una debilidad de la musculatura esquelética y respiratoria.71 La resistencia vascular escasa y la mayor precarga pone en peligro la reserva cardíaca funcional, que no es capaz de aumentar más para acomodar la demanda impuesta por un ejercicio submáximo o máximo.71,75 Un subgrupo de enfermos tirotóxicos experimenta un dolor torácico de tipo anginoso. El aumento del trabajo cardíaco junto con el del gasto cardíaco y la contractilidad cardíaca pueden ocasionar una isquemia miocárdica a los enfermos hipertiroideos mayores con una enfermedad arterial coronaria conocida o sospechada, isquemia que responde a los fármacos bloqueantes β -adrenérgicos (β -bloqueantes) o al res- tablecimiento del estado eutiroideo. Un número reducido de pacientes, casi siempre mujeres jóvenes, sufre un síndrome de dolor torácico en reposo asociado a alteraciones isquémicas en el electrocardiograma. El cateterismo cardíaco evidencia que la mayoría de estos pacientes tienen arterias coronarias angiográficamente normales, pero sufren un vasoespasmo coronario parecido al de la angina variante (v. también capítulos 61 y 89). El infarto de miocardio ocurre muy pocas veces y, en principio, estos pacientes responden a los antagonistas del calcio o a la nitroglicerina. El hipertiroidismo se asocia a un grado considerable de hiper- tensión pulmonar (presión sistólica media en la arteria pulmonar > 50 mmHg).71,76,77 La hipertensión pulmonar impone, a su vez, una tensión y poscarga importantes del ventrículo derecho, es decir, aunque las resistencias vasculares sistémicas disminuyen con la tirotoxicosis, las pulmonares no lo hacen. La corrección del hipertiroidismo suele reducir la presión arterial pulmonar.71,77 La hipertensión pulmonar grave también revierte por completo después del tratamiento satisfactorio del hipertiroidismo. Aparte del descenso del flujo sanguíneo pulmonar, la mejora en la hemodinámica de la vasculatura pulmonar tras el tratamiento del hipertiroidismo se puede explicar por un efecto vasoactivo específico del metimazol.71,77 Daño autoinmune del sistema cardiovascular en los pacientes con enfermedad de Graves y enfermedad de Hashimoto El hipertiroidismo y el hipotiroidismo a veces están ligados a un daño cardiovascular autoinmune. La hipertensión arterial pulmonar, la valvu- lopatía cardíaca mixomatosa y la miocardiopatía dilatada irreversible se han notificado en la enfermedad de Graves.71,77 La hipertensión pulmonar se puede deber al daño endotelial de mediación inmunitaria.71,77 La miocardiopatía de takotsubo se asocia a la tirotoxicosis grave y puede constituir la manifestación inicial de la tormenta tiroidea.77 La miocardiopatía periparto afecta a mujeres afroamericanas con tirotoxicosis.71,77 Los pacientes con una enfermedad tiroidea autoinmune TABLA 92-2 Cambios cardiovasculares en la enfermedad tiroidea PARÁMETRO NORMAL HIPERTIROIDISMO HIPOTIROIDISMO Resistencia vascular sistémica (dinas-cm · s-5) 1.500-1.700 700-1.200 2.100-2.700 Frecuencia cardíaca (latidos/min) 72-84 88-130 60-80 Gasto cardíaco (l/min) 5,8 > 7 < 4,5 Volumen sanguíneo (% del normal) 100 105,5 84,5 Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1816 EN FE RM ED A D ES C A RD IO VA SC U LA RE S Y D E O TR O S Ó RG A N O S XI pueden manifestar el síndrome de anticuerpos anticardiolipídico y anti- fosfolipídicos. En las publicaciones recientesse han detectado síntomas confirmados de isquemia cerebrovascular entre mujeres jóvenes con enfermedad de Graves, fundamentalmente asiáticas. Este síndrome, la enfermedad de moyamoya, se caracteriza por la obstrucción anatómica de las porciones terminales de las arterias carótidas internas y parece mejorar, tanto desde el punto de vista anatómico como sintomático, con el tratamiento. Fibrilación auricular en el hipertiroidismo franco (v. también capítulo 38) El trastorno más frecuente del ritmo en el hipertiroidismo es la taquicardia sinusal, pero la fibrilación auricular es la que más preocupación clínica suscita. La prevalencia de la fibrilación auricular en el hipertiroidismo oscila entre el 2 y el 20%, en contraposición con el 2,3% de la población de control con una función tiroidea normal. La capacidad para restablecer el estado eutiroideo de un paciente tirotóxico con ritmo sinusal justifica la prueba de la TSH en la mayoría de los casos con una fibrilación auricular reciente y sin una explicación clara o con cualquier otra arritmia supra- ventricular. La fibrilación auricular puede constituir el primer síntoma del exceso de hormonas tiroideas en la tercera edad. Del 7 al 8% de los enfermos hipertiroideos de edad mediana sufren fibrilación auricular; esta prevalencia aumenta de forma gradual con cada década y alcanza un máximo de aproximadamente el 15% entre los pacientes mayores de 70 años; está descrita una prevalencia del 20 al 40% en los enfermos con cardiopatía de base, cardiopatía isquémica asociada o valvulopatía.78 El tratamiento de la fibrilación auricular en el seno de un hipertiroidismo comprende el bloqueo adrenérgico β con un preparado β1 selectivo o no selectivo para controlar la respuesta ventricular (tabla 92-3).79-82 Los síntomas se alivian de manera rápida. Según el American College of Cardiology/American Heart Association, el tratamiento inicial de la fibrilación auricular y de la insuficiencia cardíaca de los pacientes con disfunción tiroidea ha de perseguir, sobre todo, el restablecimiento del estado eutiroideo, puesto que los fármacos cardiovasculares suelen tener menos eficacia ante un exceso de hormonas tiroideas.79 Así pues, el tratamiento del hipertiroidismo con β -bloqueantes seguido de antitiroideos o yodo radiactivo constituye la primera línea de actuación ante un hipertiroidismo franco con fibrilación auricular a fin de obtener la conversión al ritmo sinusal y mejorar la hemodinámica.81,82 El tratamiento satisfactorio del hipertiroidismo y el restablecimiento de los niveles séricos normales de T4 y de T3 permite la reversión al ritmo sinusal en dos tercios de los casos en un plazo de 2 a 3 meses. La digital ayuda a controlar la respuesta ventricular en la fibrilación auricular asociada al hipertiroidismo, pero, dada la velocidad tan rápida de aclaramiento de la digital, la menor sensibilidad a la acción farmacológica por los altos niveles celulares de Na+,K+-ATPasa y el menor tono parasimpático, los enfermos suelen precisar dosis más altas. La anticoagulación, en particular con los nuevos preparados que no depen- den de la vitamina K, de los pacientes con hipertiroidismo y fibrilación auricular suscita controversia. El riesgo de embolización sistémica o cerebral se debe sopesar frente al de sangrado y sus complicaciones.80-82 Se sigue ignorando si los enfermos hipertiroideos corren más riesgo de embolización sistémica. Por eso, entre los pacientes más jóvenes con hipertiroidismo y fibrilación auricular, sin otras cardiopatías, hipertensión u otros factores de riesgo independiente para la embolización (índice CHADS VASC = 0), no se han detectado beneficios de la anticoagulación e incluso podría conllevar algún riesgo adicional. Los pacientes mayores o aquellos con fibrilación auricular de duración más larga muestran una frecuencia menor de reversión al ritmo sinusal.71,82 Entre los enfermos hipertiroideos que no recuperan de forma espontánea el ritmo sinusal después de 4 meses de normalización de la función tiroidea se debe plantear la cardioversión farmacológica o eléc- trica tras evaluar la edad del paciente y el estado cardíaco de base.71,81-83 Muchos de estos pacientes precisarán tratamiento anticoagulante. En caso de ablación de la fibrilación auricular, la reversión de las anomalías funcionales tiroideas antes de la intervención incrementa las tasas de respuesta a corto y largo plazo.81,82 Insuficiencia cardíaca en el hipertiroidismo franco Las alteraciones cardiovasculares del hipertiroidismo comprenden un aumento del gasto cardíaco en reposo y de la contractilidad cardíaca (v. tabla 92-2). Sin embargo, una minoría de los pacientes refieren síntomas, como disnea de esfuerzo, ortopnea y disnea paroxística nocturna, y signos del tipo de edema periférico, elevación de la presión venosa yugular o tercer tono cardíaco (S3). Este complejo de manifes- taciones, sumado a la incapacidad para elevar la fracción de eyección del ventrículo izquierdo con el ejercicio, hace pensar en una miocardiopatía hipertiroidea.75 El término que se suele usar en este sentido, insuficiencia de gasto alto, no es adecuado porque, si bien el gasto cardíaco en reposo llega a duplicar o triplicar el normal, la intolerancia al esfuerzo no parece obedecer a la insuficiencia cardíaca, sino más bien a la debilidad del mús- culo esquelético y quizá a la hipertensión pulmonar asociada.54-56,66,75,77 No obstante, los estados de alto gasto pueden incrementar la reabsorción renal de sodio y expandir el volumen plasmático. A pesar de que la resistencia vascular sistémica desciende en el hipertiroidismo, la resis- tencia vascular pulmonar no lo hace y, como el gasto hacia la circulación pulmonar es mayor, la presión en la arteria pulmonar se eleva. Esto explica el incremento de la presión venosa media, la congestión hepática y el edema periférico que se asemeja al de la hipertensión pulmonar primaria o el de la insuficiencia cardíaca derecha. Entre los pacientes con hipertiroidismo de larga evolución y taqui- cardia sinusal importante o fibrilación auricular puede observarse un gasto cardíaco bajo, alteraciones de la contractilidad cardíaca con una fracción de eyección reducida, un tercer tono y congestión pulmonar; todos ellos denotan insuficiencia cardíaca.54,56,75 El examen de estos casos pone de relieve que la disfunción del ventrículo izquierdo se debe a la frecuencia cardíaca crónicamente alta y la insuficiencia cardíaca relacionada con la frecuencia. Cuando se dilata el ventrículo izquierdo, también surge, en ocasiones, una insuficiencia mitral (v. capítulo 69). Conviene diagnosticar este fenómeno porque el tratamiento destinado a frenar la frecuencia cardíaca o controlar la respuesta ventricular en la fibrilación auricular parece mejorar la función del ventrículo izquierdo, incluso antes de que se inicie el tratamiento antitiroideo. Estos pacientes se encuentran en estado crítico y requieren observación en una unidad de vigilancia intensiva. Algunos enfermos hipertiroideos, como ocurre con la población global que sufre insuficiencia cardíaca congestiva, no toleran el inicio del tratamiento con β-bloqueantes en dosis plenas.54,75 Tratamiento del hipertiroidismo franco El tratamiento de los enfermos con una cardiopatía tirotóxica debe incluir un antagonista de los receptores β para reducir la frecuencia cardíaca hasta un 10-15% por encima de la normal. Los β-bloqueantes mejoran el componente de disfunción ventricular mediado por la taquicardia, pero los efectos inótropos directos de las hormonas β-AR, receptor β-adrenérgico; UCI, unidad de cuidados intensivos. TABLA 92-3 Bloqueo del receptor β-adrenérgico para el tratamiento del hipertiroidismo* FÁRMACO DOSIS FRECUENCIA CONSIDERACIONES Propranolol 10-40 mg Tres o cuatro veces al día Bloqueo no selectivo del β-AR; experiencia más larga Atenolol 25-100 mg Dos veces al día Selectividad β1 relativa; mejora el cumplimiento terapéutico Metoprolol
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