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258 CAPÍTULO © 2017. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Enfermedades pulmonares intersticiales poco frecuentes INTRODUCCIÓN Las enfermedades pulmonares intersticiales difusas (EPID) constituyen un grupo heterogéneo de entidades patológicas, de causa muy variada, capaces de producir una respuesta fibrogénica bilateral, difusa e irreversible en el parénquima pulmonar. Diferentes mecanismos biopatológicos, sin aparentes fac- tores causales conocidos, originan patrones histopatológicos altamente específicos y característicos, como los focos fibro- blásticos de la neumonía intersticial usual, el granuloma de la sarcoidosis, el granuloma eosinófilo con células de Langerhans de la histiocitosis X y la proliferación de las células LAM en la linfangioleiomiomatosis pulmonar (LAM), entre otros. Cada uno de estos patrones se consideran esenciales y capaces de estimular la fibrogenia y su evolución hacia la fibrosis irrever- sible de la zona alveolointersticial y bronquiolar pulmonar. Las EPID tienen una prevalencia y una incidencia escasas respecto a las de otras enfermedades respiratorias crónicas y evolutivas. Incluso algunas de estas EPID, como la histiocitosis de células de Langerhans y la LAM, se incluyen actualmente, por su baja frecuencia, dentro del capítulo de las enfermeda- des pulmonares raras y minoritarias. Todas las EPID tienen en común muchas manifestaciones clínicas, radiológicas y funcionales respiratorias. No obstante, desde la vertiente his- topatológica son bastante variadas, si bien todas ellas pueden evolucionar hacia la desestructuración y la fibrosis de la zona alveolointersticial, la pequeña vía aérea bronquiolar y el lecho vascular pulmonar. En las EPID se integran tres grupos de procesos bien carac- terizados: a) los de causa conocida o asociados con entidades clínicas bien establecidas (enfermedades sistémicas conectivo- vasculares, debidas a fármacos, secundarias a radiaciones ioni- zantes, etc.); b) los primarios o asociados con otras entidades patológicas definidas por cursar con una afectación intersticial clara, pero que no tienen una causa conocida (sarcoidosis, his- tiocitosis de células de Langerhans, LAM, proteinosis alveolar, amiloidosis, etc.), y c) los idiopáticos, también denominados neumonías intersticiales idiopáticas, que tienen unos hallazgos histopatológicos bien identificables y de las que la fibrosis pulmonar idiopática (FPI) es la forma más frecuente y de peor pronóstico (cuadro 33.1). Los datos publicados sobre la epidemiología de las dife- rentes EPID son escasos. Los estudios realizados hasta ahora permiten señalar que su incidencia y su prevalencia son muy variables, si bien estos estudios han seguido métodos epide- miológicos poco homogéneos. Casi todos los registros referen- tes a las EPID se han construido a partir de encuestas dirigidas, casi siempre, por servicios de neumología, por lo que bien pudiera ser que no se hayan tenido en cuenta las EPID diagnos- ticadas en otros ámbitos. No obstante, existe unanimidad en que la EPID más frecuente es la FPI, cuya incidencia oscila entre 3 y 6 casos/100.000 habitantes/año y cuya prevalencia está en torno a los 14 casos/100.000 habitantes, seguida por la sarcoidosis, las neumonitis por hipersensibilidad y la EPID asociada con enfermedades conectivo-vasculares. El objetivo del presente capítulo se centra en analizar algunas EPID poco frecuentes o minoritarias, entre las que se incluyen la histiocitosis X (granulomatosis de células de Langerhans), la LAM (ambas de naturaleza multisistémica), la proteinosis alveolar y la microlitiasis alveolar pulmonar (MAP). HISTIOCITOSIS X O GRANULOMATOSIS DE CÉLULAS DE LANGERHANS Definición, epidemiología y patogenia La histiocitosis de células de Langerhans pulmonar primaria forma parte de una entidad patológica multisistémica, con diversos perfiles clínicos según la edad, el grado de extensión y proliferación de las células de Langerhans (células diferenciadas de la línea monocito-macrofágica), y las propias características evolutivas de la enfermedad. Estas células también pueden estar presentes a veces en otros procesos, como la FPI o el carcinoma bronquioloalveolar. La incidencia y la prevalencia de la histiocitosis no se cono- cen. Sin embargo, a partir de una serie de aproximadamen- te 3.000 pacientes remitidos al Denver Specialized Center of Research Program in Interstitial Lung Disease con la sospecha de padecer una histiocitosis, durante un período de 14 años, tan 33 Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 33 Enfermedades pulmonares intersticiales poco frecuentes 259 © E ls ev ie r. F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. solo se realizó el diagnóstico de esta entidad en menos del 5% de las biopsias pulmonares enviadas para su estudio. En la histiocitosis de células de Langerhans, o síndrome de Hand-Schüller-Christian, se incluye una forma aguda disemi- nada propia de los lactantes (enfermedad de Letterer-Siwe), el granuloma eosinófilo multifocal infantil (enfermedad de Hand-Schüller-Christian) y la histiocitosis X (también deno- minada granulomatosis de células de Langerhans o granuloma eosinófilo), de localización preferentemente pulmonar, como forma tardía del adulto. En la patogenia de la histiocitosis X no se ha encontrado una predisposición geográfica u ocupacio- nal. Tan solo se ha implicado al consumo intenso de tabaco, actual o previo, como posible factor etiológico asociado, ya que la enfermedad es rara en los individuos no fumadores y el pulmón de los sujetos fumadores contiene un mayor número de células de Langerhans que el de los no fumadores. Estas células se encuentran normalmente en la dermis, el sistema reticuloendotelial, el pulmón y la pleura. Por el contrario, no parece existir asociación alguna entre el tabaquismo y las formas de la granulomatosis de células de Langerhans que cursan con una afectación extrapulmonar. La patogenia de la histiocitosis X es desconocida. Se han encontrado distintas anomalías en el sistema inmunitario. Las principales hipótesis patogénicas implican al péptido bombesin-like, a la glucoproteína tabáquica y a procesos de reactividad policlonal. Las lesiones inflamatorias envuelven a los bronquíolos más pequeños, que habitualmente contienen eosinófilos, linfoci- tos y neutrófilos. La proliferación y la activación de células inflamatorias y profibrogénicas también pueden implicar a las arteriolas pulmonares y a las vénulas. Por otra parte, otros patrones histopatológicos que pueden observarse, asimismo, en esta enfermedad son el de la neumonía intersticial des- camativa (NID), la bronquiolitis respiratoria asociada con una enfermedad pulmonar intersticial difusa (BR-EPID) y la fibrosis intraluminal, que a veces acompañan a la respuesta granulomatosa eosinófila, característica de la enfermedad. Las variantes evolucionadas son relativamente acelulares y difíciles de distinguir de las fibrosis pulmonares de otro origen. Manifestaciones clínicas La enfermedad afecta principalmente a adultos jóvenes que tienen entre 20 y 40 años de edad, con igualdad de distribución en ambos sexos. Se presenta habitualmente con tos no produc- tiva, de carácter irritativo, y disnea de esfuerzo progresiva, que suele tener una evolución inferior a 1 año en el momento del diagnóstico. No obstante, la mitad de los pacientes pueden estar asintomáticos en las fases iniciales. Es bastante frecuente el neumotórax de repetición, como expresión de la rotura de un espacio quístico de localización periférica, que en ocasiones es la forma en la que surge la histiocitosis y se sospecha su diagnóstico (cuadro 33.2). La hipertensión pulmonar es un hallazgo común, puedeaparecer ya incluso en los momentos iniciales de la enfermedad e incrementa la morbimortalidad de manera significativa. Un estudio ecocardiográfico de pacientes en los que se había confirmado histopatológicamente una histiocitosis X detectó una presión arterial pulmonar superior a 35 mm Hg en 15 de 17 sujetos (88%). Por otra parte, existe una asociación significativa de esta enfermedad con diversas neoplasias, como el carcinoma broncogénico (5%), el linfoma de Hodgkin, el linfoma no hodgkiniano, el tumor carcinoide y el ganglioneuroma mediastínico. En ocasiones se asocian lesiones quísticas óseas (4-20% de los casos) en el cráneo, los huesos largos, las costillas o la pelvis, que generalmente son asintomáticas y que pueden preceder o ser la única expresión de la enfermedad. La diabetes insípida se observa en el 15 al 28% de los pacientes, expresando la existencia de una lesión hipotalámica o hipofisaria. Cuadro 33.2 MANIFESTACIONES CLÍNICAS DE LA HISTIOCITOSIS X Tos no productiva (56-70% de los casos) Disnea de esfuerzo progresiva (40-87% de los casos) Dolor pleurítico (10-21% de los casos) Fatiga (30% de los casos) Pérdida de peso (20-30% de los casos) Fiebre (15% de los casos) Hemoptisis (13% de los casos) Neumotórax de repetición (15-25% de los casos) Cuadro 33.1 CLASIFICACIÓN DE LAS ENFERMEDADES PULMONARES INTERSTICIALES DIFUSAS (EPID) Neumonías intersticiales idiopáticas: ● Fibrosis pulmonar idiopática ● Neumonía intersticial aguda ● Neumonía intersticial no específica ● Bronquiolitis respiratoria asociada con una EPID ● Neumonía intersticial descamativa ● Neumonía organizada criptogénica ● Neumonía intersticial linfocítica EPID de causa conocida o asociadas con entidades bien definidas: ● Asociadas con enfermedades del colágeno ● Causadas por polvos inorgánicos (neumoconiosis) ● Inducidas por fármacos y radioterapia ● Causadas por polvos orgánicos (alveolitis alérgicas extrínsecas) ● Asociadas con enfermedades hereditarias (p. ej., enfermedad de Hermansky-Pudlak) EPID primarias o asociadas con procesos no bien definidos: ● Sarcoidosis ● Proteinosis alveolar pulmonar ● Microlitiasis alveolar pulmonar ● Linfangioleiomiomatosis ● Eosinofilias pulmonares ● Histiocitosis X (granulomatosis de células de Langerhans) ● Amiloidosis ● Otras EPID Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN IV Enfermedades pulmonares parenquimatosas difusas 260 Técnicas de imagen y exploración funcional respiratoria La radiografía de tórax puede mostrar nódulos mal definidos (2-10 mm) o infiltrados intersticiales reticulonodulares con pequeños quistes aéreos, de predominio medio-apical. En la tomografía computarizada de alta resolución (TCAR) torácica se identifican con más definición las lesiones micronodulares, a veces cavitadas, y los quistes aéreos en los estadios avanzados, de paredes bien definidas, con preservación de los ángulos costofrénicos. Todos estos hallazgos son muy característicos de la histiocitosis X. En general, la capacidad pulmonar total y los flujos espira- torios están conservados, si bien la enfermedad predominante- mente nodular suele asociarse con una alteración ventilatoria restrictiva y, en una minoría de casos, con un componente obs- tructivo. También se observa una desproporcionada reducción de la capacidad de difusión alveolocapilar para el monóxido de carbono (DLCO). Diagnóstico Se establece por los hallazgos de la TCAR torácica y de la biopsia transbronquial, que pueden ser suficientes en conjun- ción con los del lavado broncoalveolar (LBA) para establecer el diagnóstico. En el LBA se encuentran células positivas para el antígeno OKT-6/CD1 en un porcentaje superior al 5% de los elementos celulares de estirpe macrofágica, aunque los criterios cuantitativos actuales no son del todo claros. También puede observarse un incremento no específico de la inmunoglobulina G (IgG). La biopsia videotoracoscópica es definitiva en los casos no concluyentes. Las típicas inclusiones pentalaminares citoplasmáticas o gránulos de Birbeck (X-bodies), que se detectan mediante microscopia electrónica en los macrófagos alveolares del LBA y en la biopsia transbronquial, tienen carácter diagnóstico. El anticuerpo S-100 también se ha utilizado para la identifica- ción de la enfermedad en muestras procedentes de biopsias pulmonares. Tratamiento Debe incluir siempre el abandono del consumo de tabaco. Los fármacos inmunodepresores, como los glucocorticoides o los agentes citotóxicos, tienen un valor limitado. Según algu- nos autores, suelen responder los pacientes con opacidades nodulares prominentes en las fases iniciales de la enfermedad. Asimismo se han descrito ciertas mejorías tras el tratamiento con cladribina (2-clorodesoxiadenosina), un quimioterápico citotóxico para las células linfomonocíticas. En realidad, no existen estudios controlados comparativos sobre los beneficios que se derivan del empleo de estos fármacos. La radioterapia solo es útil cuando se aplica, con intención paliativa, sobre las lesiones extrapulmonares. El tratamiento de la hipertensión pulmonar que puede acompañar a la histiocitosis X se ha valo- rado recientemente en una serie de 12 pacientes. La terapia con un antagonista del receptor de la endotelina, con un inhibidor de la fosfodiesterasa 5, el iloprost, o con una combinación de ambos parece que mejora algo la presión arterial pulmonar media (de 56 ± 14 a 45 ± 12 mm Hg) y la resistencia vascular pulmonar (de 701 ± 239 a 469 ± 210 dinas/segundo/cm5), sin que empeore de manera significativa la oxigenación. El trasplante de pulmón debe considerarse en las formas avanzadas de la enfermedad, siempre que no existan con- traindicaciones. La recurrencia de la histiocitosis en el pulmón trasplantado puede ocurrir, pero su significado y repercusión sobre la supervivencia global postrasplante son muy incier- tos. Actualmente se encuentran en marcha diversos ensayos clínicos, cuya situación puede consultarse en la página web www.histio.org/us/assn. Pronóstico El pronóstico es variable, ya que la enfermedad puede resol- verse espontáneamente, permanecer estable o progresar hacia una fibrosis pulmonar grave. Los síntomas y las alteraciones funcionales o radiológicas pueden mejorar con el abandono del tabaquismo. Las tasas de supervivencia a los 5 y a los 10 años son, respectivamente, del 74 y del 64%. Por otra parte, la hipertensión pulmonar es un hallazgo común y se asocia, independientemente, con una menor supervivencia. PROTEINOSIS ALVEOLAR PULMONAR Definición, epidemiología y patogenia La proteinosis alveolar pulmonar (PAP) o fosfolipoproteinosis pulmonar es una entidad clínica poco frecuente. Su incidencia se estima en 1 caso/2.000.000 de habitantes. Se caracteriza por la ocupación alveolar por componentes apoproteicos y fosfolipídicos del surfactante, con típicamente escasa o nula inflamación. Se distinguen tres formas clínicas, que comparten los mismos hallazgos histopatológicos: congénita, primaria o idiopática, y secundaria. La patogenia de la enfermedad no se conoce, aunque algu- nos estudios apuntan hacia una disfunción macrofágica, bien primaria o bien adquirida, con las consiguientes alteraciones en la homeostasis del surfactante. Esa disfunción parece ser la consecuencia, en la forma primaria, de la inhibición de la acción del factor estimulador de colonias de granulocitos y macrófagos (GM-CSF) y, en la forma congénita, de mutaciones genéticas muy determinadas (alteraciones del receptor GM- CSF/IL-3/IL-5; del receptor γ del factor peroxisoma proliferante activado [PPAR-γ] y del receptor CD36). De hecho, parece que los niveles del PPAR-γ y del CD36 pueden restaurarse tras com- pletar un tratamiento con GM-CSF. Además, sehan detectado anticuerpos de alta afinidad anti-GM-CSF en los pacientes adultos con una PAP idiopática. Quizá por ello algunas publicaciones centran el origen de la enfermedad en una alteración clonal adquirida de las células hematopoyéticas. Manifestaciones clínicas La edad de presentación típicamente oscila entre los 30 y los 50 años, pero también se describen casos en neonatos y en ancianos. La enfermedad afecta más, con una proporción de 2:1, a los varones que a las mujeres. La forma primaria de Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 33 Enfermedades pulmonares intersticiales poco frecuentes 261 © E ls ev ie r. F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. la PAP es la más frecuente (90% de los casos). La PAP secun- daria se asocia con diversas enfermedades hematológicas (linfoma, leucemia mieloide, anemia de Fanconi, gamma- patía monoclonal por IgG), la exposición a polvos inorgá- nicos (silicosis aguda —«silicoproteinosis»—, aluminio y titanio), el consumo de fármacos (busulfano, clorambucilo) y la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). La asociación con infecciones (Pneumocystis jiroveci, Nocardia asteroides, Mycobacterium tuberculosis y otros gér- menes oportunistas) puede ser causa o consecuencia de la enfermedad. La clínica de inicio es insidiosa y consiste, esencialmente, en tos y disnea de esfuerzo. Un tercio de los pacientes permanece asintomático a pesar de la infiltración alveolar existente. La aparición de fiebre plantea el diagnóstico diferencial con una sobreinfección respiratoria, aunque una febrícula prolongada puede ser expresión de la propia enfermedad. El 30-35% de los individuos afectos tiene acropaquias. Los niveles séricos de la lactato deshidrogenasa (LDH) suelen estar elevados (cuadro 33.3). Técnicas de imagen y exploración funcional respiratoria En la radiografía de tórax se aprecian infiltrados alveolares bilaterales y simétricos, más marcados en las regiones peri- hiliares (en alas de mariposa), aunque también pueden ser de predominio periférico o basal. En algunos casos son el único hallazgo observable en los pacientes asintomáticos. La TCAR torácica muestra imágenes en vidrio deslustrado, una consolidación del espacio aéreo o engrosamientos de los septos interlobulares (imagen «en empedrado»). Las pruebas funcionales respiratorias ponen de manifiesto un defecto ventilatorio restrictivo y, ocasionalmente, una dis- minución aislada de la DLCO. La hipoxemia y la alcalosis respiratoria tienen una intensidad variable y empeoran con el ejercicio. Además, suele producirse un pequeño aumento en la cuantía del cortocircuito derecha-izquierda (efecto shunt patológico). Diagnóstico El diagnóstico puede establecerse por los característicos hallazgos encontrados en el LBA o en muestras procedentes de biopsias transbronquiales. El líquido obtenido con el LBA tiene un aspecto lechoso y su análisis demuestra la existencia de un material lipoproteico PAS (ácido peryódico de Schiff) positivo y azul alciano negativo, una concentración elevada de fosfolípidos totales y la presencia en el estudio ultrami- croscópico de mielina tubular y de cuerpos «lamelares», que probablemente proceden de las células alveolares tipo II. En algunos hospitales se dispone de la posibilidad de investigar en el esputo, con finalidad diagnóstica, la eventual existencia de estas anomalías morfopatológicas. La detección de autoan- ticuerpos séricos frente al GM-CSF puede facilitar, por la alta sensibilidad (100%) y especificidad (91-98%) de este hallazgo, el diagnóstico de la PAP idiopática. Tratamiento La elección del tratamiento depende de la gravedad de la PAP, ya que la enfermedad tiene una elevada tasa de remisiones espontáneas. En una reciente serie de pacientes sintomáti- cos la proporción de casos con una evolución estable, que mejoraron o que empeoraron fue del 45, del 30 y del 25%, respectivamente. Los individuos en los que la PAP llevaba más tiempo diagnosticada mostraron una mayor tendencia a que la enfermedad fuera progresiva. Por tanto, parece que pueden distinguirse dos perfiles bien diferentes de pacientes, para los que las estrategias terapéuticas también tienen que ser distintas. Por un lado, en los sujetos asintomáticos, con sín- tomas leves a moderados (poca disnea de esfuerzo) o con alteraciones fisiopatológicas limitadas puede plantearse la observación clínica, con revisiones periódicas radiológicas y de la función pulmonar. Por otra parte, en los individuos con manifestaciones clínicas moderadas o graves o con hipoxemia puede plantearse un LBA terapéutico completo y secuencial de ambos pulmones. Asimismo, ha de considerarse bien la posi- bilidad de incluirle en un ensayo clínico, por ejemplo con GM- CSF administrado por vía subcutánea, o bien la plasmaféresis. El LBA completo se efectúa bajo anestesia general, a través de un tubo endotraqueal de doble luz, con una técnica que aún no se ha estandarizado de manera adecuada (cuadro 33.4). Cuadro 33.3 ALTERACIONES DE LABORATORIO POSIBLES EN LA PROTEINOSIS ALVEOLAR PULMONAR Poliglobulia Hipergammaglobulinemia Elevación de los niveles de lactato deshidrogenasa sérica Elevación sérica de los niveles de las proteínas del surfactante A y D Marcadores tumorales séricos y en el lavado broncoalveolar (CEA, CA-19.9, SLX) elevados Anticuerpos séricos anti-GM-CSF (en las formas idiopáticas) Anti-GM-CSF, factor inhibidor del factor estimulador de colonias de granulocitos y macrófagos; CA-19.9, antígeno carbohidratado 19.9; CEA, antígeno carcinoembrionario; SLX, antígeno carbohidratado sialil-Lewis X. Cuadro 33.4 INDICACIONES DEL LAVADO PULMONAR TOTAL EN LA PROTEINOSIS ALVEOLAR Además de un diagnóstico histopatológico bien definitivo, debe existir uno de los siguientes criterios: ● PaO2 < 65 mm Hg (a nivel del mar) ● Gradiente alveoloarterial de oxígeno ≥ 40 mm Hg ● Porcentaje del cortocircuito medido (efecto shunt) > 10-12% ● Disnea grave e hipoxemia en reposo o con el ejercicio PaO2, presión arterial de oxígeno. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN IV Enfermedades pulmonares parenquimatosas difusas 262 En general, se emplean alícuotas de 1 a 1,5 L de una solu- ción salina calentada a temperatura corporal, completándose, aproximadamente, entre 10 y 15 lavados sucesivos. Durante el procedimiento debe recuperarse, para su posterior análisis, el característico material lipoproteico que va extrayéndose. Una vez terminado el lavado pulmonar total se objetiva, casi de forma inmediata, una mejoría muy evidente en la práctica totalidad de los casos, aunque el curso clínico posterior es más variable. En el 30 al 40% de los pacientes se requiere un único lavado, mientras que en los demás enfermos pueden precisarse lavados pulmonares repetidos, espaciados por intervalos que varían entre 6 y 12 meses. El tratamiento con el GM-CSF, aún en fase experimental, consigue una respuesta menos favorable que el lavado pul- monar total. En efecto, en un ensayo clínico abierto reciente, en el que se administró GM-CSF humano recombinante por vía subcutánea a 25 enfermos con una PAP primaria, par- tiendo de 250 µg/día durante el primer mes y aumentando luego a razón de 5 µg/kg de peso/día durante el segundo mes y de 9 µg/kg de peso/día al tercer mes, llegándose a 18 µg/kg de peso/día en algunos casos durante los 12 meses siguientes, se observó que hasta el 48% de los pacientes experimentó una mejoría clínica y radiológica significativa. La normali-zación de los niveles séricos de la LDH y la disminución de la tasa de anticuerpos anti-GM-CSF parecen predecir una respuesta positiva al tratamiento con GM-CSF. Por otro lado, los efectos secundarios más frecuentes de esta sustancia son la fiebre, la cefalea y el dolor y la inflamación en la zona de punción del fármaco. Recientemente se ha estudiado la posibilidad de administrar el GM-CSF por vía inhalatoria mediante nebulización, aunque los datos al respecto son aún insuficientes. La plasmaféresis y el tratamiento con el anticuerpo monoclonal rituximab ofrecen, hasta la fecha, resultados desiguales. Tampoco tienen un papel definido los glucocorticoides ni ningún otro agente inmunodepresor, que incluso podrían aumentar, según algunos trabajos, la mortalidad de la enfermedad. En los pacientes en los que la PAP progresa a pesar del lavado pulmonar total puede plantearse la posibilidad de un trasplante pulmonar, si bien la PAP puede reaparecer en el pulmón trasplantado. Otros tipos de trasplante, como el alogénico de médula ósea, tan solo se han realizado hasta ahora en ratones con un déficit de receptores para el GM-CSF, aunque es cierto que se consigue una aparente reversión de la enfermedad tras dicho trasplante. En tal sentido, se ha sugerido que este trasplante podría tener en el futuro alguna aplicación clínica (http://clinicaltrials.gov). Pronóstico El pronóstico es variable. En el 25% de los casos la enfermedad puede remitir de manera espontánea, aunque en ocasiones progresa hacia una insuficiencia respiratoria. El principal factor que determina el curso evolutivo es la infección pulmonar, habitualmente por microorganismos oportunistas. En una serie de 24 pacientes, con un seguimiento medio de 8,5 años, se constataron seis muertes ajenas a las compli- caciones habituales de la PAP. Aproximadamente el 50% de los supervivientes tenía síntomas respiratorios persistentes. En otra serie, que incluyó a 21 enfermos a los que se les había practicado un lavado pulmonar total, se objetivó una tasa de recurrencia a largo plazo inferior al 30%. LINFANGIOLEIOMIOMATOSIS Definición, epidemiología y patogenia La LAM es una rara enfermedad multisistémica —probable- mente represente menos del 1% de todos los casos de EPID—, de causa desconocida, que predomina en la raza blanca y que es casi exclusiva de mujeres en edad fértil. Por ello, en su pato- genia se han implicado principalmente factores de naturaleza hormonal. Los estrógenos parecen jugar un papel significativo, puesto que se ha demostrado la presencia de receptores de progesterona y de estrógenos en la subpoblación de células musculares anormales que son características de la enfermedad (cuadro 33.5). Los pacientes con una LAM tienen mutaciones en los genes de la hamartina o de la tuberina, lo que en conjunto se llama complejo hamartina-tuberina. Dicho complejo regula la acti- vidad del complejo-1 de la rapamicina y esta, a su vez, tiene una función determinante en el crecimiento y la proliferación celular. La alteración enzimática mejor estudiada es la muta- ción del gen responsable del control tumoral, localizado en el cromosoma 16p13 (TSC2), causante de las anomalías que se observan en las proteínas que intervienen luego en la síntesis de las catecolaminas. La LAM se caracteriza por una proliferación anormal de células musculares lisas, con positividad para el anticuerpo monoclonal HMB-45, y también por la formación de quis- tes (de 0,1 a varios centímetros de diámetro). Puede afectar, además de a los pulmones (músculo liso peribronquiolar, perivascular y perilinfático), a otros órganos, como riñones, ganglios linfáticos peritoneales, hígado, útero y páncreas, fun- damentalmente. Además, un trastorno que se asocia con mucha frecuencia con esta enfermedad es la hemosiderosis. Cuadro 33.5 DATOS EPIDEMIOLÓGICOS SOBRE LA LINFANGIOLEIOMIOMATOSIS PROCEDENTES DEL AMERICAN NATIONAL REGISTRY (AÑOS 1998-2001; 243 PACIENTES) Intervalo de edad: 18 a 76 años (media: 44 años) Edad media de comienzo de los síntomas: 39 años Pacientes premenopáusicas: 60% Pacientes que nunca han fumado: 60% Pacientes que refieren un neumotórax espontáneo como primer acontecimiento clínico: 36% Pacientes que presentan una obstrucción al flujo aéreo en la espirometría: 57% (en el 34% la espirometría es normal) Pacientes que sufren un complejo de esclerosis tuberosa (pacientes más jóvenes y con menor afectación pulmonar, en comparación con la linfangioleiomiomatosis esporádica): 15% Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 33 Enfermedades pulmonares intersticiales poco frecuentes 263 © E ls ev ie r. F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. Manifestaciones clínicas A los síntomas que habitualmente se observan en cualquiera de las EPID, en la LAM se suman otros más específicos. En el cuadro 33.6 se reflejan las principales complicaciones intra y extrapulmonares que pueden encontrarse, con cierta frecuen- cia, en una LAM. En efecto, en el 25% de los casos la LAM se asocia con una esclerosis tuberosa, una rara enfermedad neurocutánea que tiene una incidencia de 1 caso por cada 178.000 habitantes/año y cuya característica principal es la formación de hamartomas en varios lugares, entre ellos la piel, el cerebro, los ojos y el riñón. Su base es hereditaria —con un carácter autosómico dominante—, si bien no es raro que aparezca por mutaciones espontáneas. El gen responsable se localiza, probablemente, en el cromosoma 9. Técnicas de imagen y exploración funcional respiratoria Los hallazgos en la radiografía de tórax y en la TCAR torácica son variables. Pueden hallarse opacidades reticulares, reticu- lonodulares y micronodulares miliares en las fases iniciales de la enfermedad. En las fases más evolucionadas aparecen imágenes quísticas de pared fina, normalmente inferiores a 1 cm de diámetro, sobre todo en las zonas basales, con áreas «en panal» y zonas de hiperinsuflación (33-62% de los casos), asociadas con cambios enfisematosos intensos. Este tipo de lesiones, en un contexto clínico sugestivo, son altamente indicativas del diagnóstico y su extensión guar- da una estrecha correlación con la función pulmonar y el pronóstico. Desde un punto de vista funcional, la LAM suele ocasionar una obstrucción al flujo aéreo o bien, a veces, un trastorno ven- tilatorio mixto, que se acompaña de una disminución marcada de la DLCO. Por ello, esta combinación puede confundirse con la que ofrecen habitualmente la enfermedad pulmonar obs- tructiva crónica (EPOC) o el asma bronquial (cuadro 33.7). En la ergometría respiratoria, suele detectarse una reducción del consumo máximo de oxígeno y una disminución del umbral anaeróbico. Diagnóstico Se establece mediante una biopsia transbronquial o una biop- sia pulmonar abierta, aunque ambas pueden no ser necesarias en el caso de una mujer joven, portadora de una constelación de síntomas y signos sugerentes de la enfermedad. Mediante técnicas inmunohistoquímicas pueden teñirse específicamen- te los componentes musculares lisos, obtenidos mediante la biopsia, con actina, desmina y el anticuerpo monoclonal HMB-45, incrementándose de esta forma la sensibilidad y la especificidad diagnósticas. Tratamiento Ningún tratamiento tiene una eficacia clara en la LAM. En algu- nos trabajos se sugiere que la terapia hormonal podría ser útil, dado el papel que desempeñan las hormonas femeninas en la patogenia de la enfermedad. La ooforectomía, la progestina (acetato de medroxiprogesterona administrada en altas dosis por vía intramuscular, oral o en formulaciones depot), el tamo- xifeno (20 mg/día) y los análogos de la hormona liberadora de luteína (LHRH) se han empleado con diferentes resultados.En la actualidad se desaconseja por completo la ooforectomía por la alta morbilidad que conlleva y la falta de beneficios evidentes que han podido comprobarse hasta la fecha. El tratamiento con sustancias progestágenas o antiestrogé- nicas puede conseguir una mejoría o una estabilización de la enfermedad en algunas enfermas, aunque la evidencia al res- pecto es limitada. En una revisión retrospectiva de 36 pacientes con una LAM a las que se les administró un tratamiento hormo- nal, la tasa de supervivencia a los 10 años fue del 90%, frente al 20% observado en los controles históricos. Cabe señalar que la respuesta a los progestágenos no es universal. Así, en una serie retrospectiva de 275 pacientes, la progesterona no consiguió frenar la caída del volumen espiratorio forzado en el primer segundo (FEV 1) ni de la DLCO en ninguno de los casos. En otro estudio, basado en 57 pacientes tratadas hormonalmente, solo en 4 enfermas pudo apreciarse una mejoría significativa (> 15%) en el FEV1. En algunos trabajos se ha señalado que las mujeres con una LAM, con independencia de la posible existencia de una escle- rosis tuberosa, pudieran tener una mayor incidencia de menin- giomas, que podría verse incrementada por el efecto mitogénico de la progesterona. Así, por ejemplo, en 8 de 250 mujeres que Cuadro 33.6 COMPLICACIONES INTRA- Y EXTRAPULMONARES ASOCIADAS CON LA LINFANGIOLEIOMIOMATOSIS Neumotórax espontáneo, a menudo recidivante (50% de los casos) Quilotórax (25% de los casos) Quiloperitoneo (10% de los casos) Quiluria (2% de los casos) Linfangioleiomiomas Angiomiolipomas renales (hamartomas) (50-60% de los casos) Hemoptisis (20% de los casos) Hipertensión arterial pulmonar Meningiomas Cuadro 33.7 DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL DE LA LINFANGIOLEIOMIOMATOSIS Enfisema Asma Histiocitosis de células de Langerhans (granuloma eosinófilo) Sarcoidosis en estadio IV Esclerosis tuberosa Neumonitis por hipersensibilidad Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN IV Enfermedades pulmonares parenquimatosas difusas 264 padecían una variante esporádica de la enfermedad a las que se realizó un estudio radiológico craneal sistemático se encontró que 8 tenían un meningioma, 5 de las cuales habían sido trata- das previamente con un progestágeno. En consecuencia, según los autores de este trabajo, la progesterona no debe indicarse en las pacientes que tienen una LAM y en las que los hallazgos de una resonancia nuclear magnética son compatibles con la presencia de un meningioma. Por otra parte, en las enfermas en las que existe una obstrucción al flujo aéreo está indicado el tratamiento broncodilatador por vía inhalatoria, que puede proporcionar un alivio sintomático. Los corticoesteroides y los demás inmunodepresores no deben prescribirse. El interferón α se ha empleado en algunas series, aunque los resultados que se han obtenido son bastante discretos. Los efectos secundarios de este fármaco limitan su uso. Las terapias moleculares dirigidas a las mutaciones existentes en los genes TSC1 y TSC2 son motivo de ensayos clínicos multicéntricos aún no concluidos. Por otro lado, en la LAM son típicas las mutaciones genéticas somáticas de los genes hamartina y tuberina (complejo hamartina- tuberina). Dicho complejo regula la actividad del complejo-1 de la rapamicina, que a su vez desempeña un papel importante en el crecimiento y la proliferación celular. El sirolimus es una sustancia capaz de inactivar la rapamicina, por lo que pudiera tener un efecto beneficioso en esta enfermedad. En efecto, en un ensayo clínico realizado en 89 mujeres con una LAM y una alteración ventilatoria obstructiva moderada pudo comprobarse que el sirolimus, comparado con un placebo, conseguía que, tras 12 meses de tratamiento, no disminuyera el FEV 1, aumen- tara la capacidad vital forzada (FVC) y la capacidad residual funcional (FRC) y mejorara la calidad de vida. En cambio, no pudo constatarse cambio alguno en la DLCO ni en la prueba de la marcha de 6 minutos. Los efectos adversos (p. ej., mucositis, diarrea, náuseas, hipercolesterolemia, erupción acneiforme y edema periférico) fueron más frecuentes con el sirolimus que con el placebo, pero en ningún caso fueron graves. Seguidas las pacientes durante 12 meses, una vez suspendido el fármaco, pudo comprobarse que la pérdida de la función pulmonar se igualó en ambos grupos de tratamiento. En la actualidad, al ser la LAM una enfermedad que progresa lentamente y al ocasionar el sirolimus efectos secundarios no banales a largo plazo, parece claro que se necesitan ensayos clínicos adicionales para evaluar las indicaciones y la duración más conveniente del tratamiento, así como la dosis y la pauta terapéutica que ofrecen mayor probabilidad de respuesta al fármaco. Respecto al trasplante de pulmón en la LAM, las series más amplias publicadas hasta la fecha (45 trasplantes bilaterales y 34 unilaterales) muestran una mortalidad a los 30 días del 5%. Las supervivencias actuariales al año, a los 3 años y a los 5 años son del 86, el 76 y el 65%, respectivamente, porcentajes simi- lares a los que se encuentran en otras enfermedades como la FPI o el enfisema pulmonar. La función pulmonar y la calidad de vida mejoran tras el trasplante, aunque las complicaciones posquirúrgicas son bastante frecuentes. La LAM puede recidivar en el pulmón trasplantado. Pronóstico El pronóstico de la LAM es variable, si bien la progresión de la enfermedad hacia la insuficiencia respiratoria grave es lo más común, con una media de supervivencia de 8 a 10 años desde el diagnóstico. Se han descrito casos de comienzo repentino o de deterioro rápido, complicando el curso de la enfermedad, que puede acelerarse cuando se administran suplementos estrogénicos o durante el embarazo. En un estudio reciente se ha señalado que una capacidad pulmonar total (TLC) elevada y un cociente FEV 1/FVC dis- minuido en el momento del diagnóstico pueden indicar que el pronóstico es desfavorable, como también un patrón histopa- tológico de predominio quístico, frente a otro de predominio muscular. Ocasionalmente se detectan mujeres supervivientes a largo plazo, 20 años o más tras el diagnóstico. Las últimas series apuntan a que la supervivencia actual es mayor que la que se observaba hace años. Ello probablemente refleje que ahora los tratamientos son mejores, aunque también es posible que se haya producido un cambio en la historia natural de la enfermedad. MICROLITIASIS ALVEOLAR PULMONAR Definición, epidemiología y patogenia La MAP es una rara EPID, descrita inicialmente por Harbitz en 1918, de la que se han publicado algo más 600 casos en la literatura, muchos de ellos localizados en Europa o en Asia (≥ 33% en Turquía). Aunque su causa es idiopática, algunos autores han sugerido que se trata de un trastorno enzimáti- co hereditario local en el metabolismo del calcio. Puesto en marcha ya desde el nacimiento, este trastorno podría ser res- ponsable del acúmulo difuso de cuerpos nodulares calcificados microscópicos, compuestos por fosfato de calcio, conocidos como calcosferitas. Se ha especulado que, debido a un estí- mulo desconocido, ocurrirían cambios en el epitelio alveolar, produciéndose inicialmente una alcalinización y, luego, una precipitación intraalveolar de fosfato de calcio. La MAP puede presentarse a cualquier edad, pero sobre todo entre la tercera y la quinta décadas de la vida, predominando en el sexo masculino (relación 2:1). Se ha descrito también una asociación familiar en al menos el 50% de los casos, ya que la enfermedad parece mostrar una cierta tendencia hereditaria de carácter autosómico recesivo. Manifestaciones clínicas Un dato clínico fundamental, observable en la mayoría de los casos, es la llamativadisociación que existe entre el patrón radiológico y la relativa escasez de síntomas. Suele debutar con manifestaciones respiratorias inespecíficas, apareciendo en primer lugar tos y disnea, y añadiéndose luego otros síntomas y signos, como estertores crepitantes, acropaquias, hemoptisis, neumotórax, etc., cuando ya se establece la fibrosis pulmonar. Técnicas de imagen y exploración funcional respiratoria En la mayoría de los casos, el diagnóstico de la enfermedad se establece por un hallazgo casual en una radiografía de tórax. La presencia de imágenes lineales reticulares y de sombras Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 33 Enfermedades pulmonares intersticiales poco frecuentes 265 © E ls ev ie r. F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. miliares con calcificaciones, de predominio basal y subpleural, característicamente visibles en la TCAR torácica, obligan a plantear, no obstante, el diagnóstico diferencial con la tuber- culosis miliar. La función pulmonar es normal o se halla muy poco alte- rada, incluso mucho tiempo después del diagnóstico. Cuando aparece una fibrosis se evidencia ya un trastorno ventilatorio restrictivo, que se asocia con una disminución de la DLCO y con hipoxemia. Diagnóstico Las calcosferitas se encuentran típicamente dentro de los espa- cios alveolares, mientras que las paredes de los alvéolos son normales. En las etapas finales de la enfermedad se aprecia una fibrosis intersticial y lesiones bullosas de distribución heterogénea. Las calcosferitas pueden encontrarse, asimismo, en localizaciones extrapulmonares. En algunos casos también se identifican en muestras de esputo y en el LBA. Su presencia en estas muestras no es, sin embargo, diagnóstica de una MAP, pues pueden observarse en otras enfermedades, como la EPOC o la tuberculosis. Los hallazgos histopatológicos pueden obli- gar a plantear un diagnóstico diferencial con otras formas de calcificación pulmonar, como la metastásica o la distrófica, así como con la osificación pulmonar. Tratamiento El tratamiento de la MAP se ha enfocado de muy diversas maneras hasta la fecha. A veces se han utilizado procedimien- tos terapéuticos similares a los empleados en la PAP, aunque sin haberse demostrado eficacia alguna. El lavado pulmonar terapéutico se ha empleado desde 1980 sin que se hayan evi- denciado resultados favorables, excepto ocasionalmente en los síntomas, aunque no en la función respiratoria ni en las anomalías radiológicas. Los corticoesteroides tampoco aportan beneficio alguno. Parece que los bifosfonatos podrían proporcionar cierta mejo- ría clínica en algunos pacientes, pero sin mejorar la función pulmonar. El tratamiento con etidronato parece producir, tras 1 año de seguimiento, una mejoría radiológica clara, aunque sin correlación alguna con las manifestaciones clínicas ni con las pruebas funcionales respiratorias. El trasplante pulmonar es la única opción terapéutica que tiene éxito en casos seleccionados (cuadro 33.8), pues en esta enfermedad tiene unas dificultades técnicas muy especiales. En realidad, las series de pacientes trasplantados publicadas hasta ahora son escasas (p. ej., dos casos tratados con un trasplante pulmonar, con un superviviente en el que mejoró significati- vamente la exploración funcional respiratoria). Pronóstico Esta enfermedad tiene un curso evolutivo variable. En algunos casos la progresión es mínima, mientras que en otros el curso es lento e insidioso, pero acaba conduciendo a una insuficiencia respiratoria progresiva, a una fibrosis pulmonar y a un cor pulmonale crónico bien establecidos. Bibliografía Allen CE, Li L, Peters TL, Leung HC, Yu A, Man TK, et al. Cell-specific gene expression in Langerhans cell histiocytosis lesions reveals a distinct profile compared with epidermal Langerhans cells. J Immunol 2010;184:4557-67. Badalian-Very G, Vergilio JA, Fleming M, Rollins BJ. Pathogenesis of Langerhans cell histiocytosis. Annu Rev Pathol 2013;24:1-20. Borie R, Danel C, Debray MP, Taille C, Dombret MC, Aubier M, et al. Pulmonary alveolar proteinosis. Eur Respir Rev 2011;20:98-107. Borie R, Debray MP, Laine C, Aubier M, Crestani B. Rituximab the- rapy in autoimmune pulmonary alveolar proteinosis. Eur Respir J 2009;33:1503-6. Ferreira Francisco FA, Pereira e Silva JL, Hochhegger B, Zanetti G, Mar- chiori E. Pulmonary alveolar microlithiasis. 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Cuadro 33.8 CRITERIOS DE INDICACIÓN DE UN TRASPLANTE PULMONAR EN LAS ENFERMEDADES PULMONARES INTERSTICIALES DIFUSAS Edad < 65 años Ausencia de contraindicaciones absolutas Capacidad pulmonar total o capacidad vital < 60% del valor teóricamente esperado Hipoxemia en reposo Hipertensión arterial pulmonar Deterioro progresivo a pesar de haber instaurado un tratamiento intensivo Capacidad de difusión para el monóxido de carbono (DLCO) < 50-60% del valor teóricamente esperado Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org Botón1:
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