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780 CAPÍTULO © 2017. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Insuficiencia respiratoria aguda. Síndrome del distrés respiratorio agudo INSUFICIENCIA RESPIRATORIA AGUDA El aparato respiratorio tiene como función principal la capta- ción de oxígeno (O2) y la eliminación de anhídrido carbónico (CO2), producto del metabolismo de los distintos órganos y sis- temas. Para que el intercambio gaseoso en el pulmón se lleve a cabo de manera correcta, es necesario que las funciones básicas del sistema cardiorrespiratorio (el control de la ventilación, la perfusión pulmonar, la ventilación alveolar y la difusión alveolocapilar) sean, a su vez, las adecuadas. Definición Clásicamente se ha definido la insuficiencia respiratoria (IR) como la situación en la que la presión arterial de O2 (PaO2) es inferior a 60 mm Hg en un individuo en reposo y respirando aire ambiente (valores normales: entre 80 y 100 mm Hg). A veces, pero no es obligado, la presión arterial de CO2 (PaCO2) es mayor de 45 mm Hg (valores normales: entre 35 y 45 mm Hg). Contenido arterial de oxígeno y diferencia alveoloarterial de oxígeno La definición de la insuficiencia respiratoria aguda (IRA) es práctica aunque imprecisa, ya que la mayor parte del O2 que transporta la sangre va unida a la hemoglobina (Hb), mien- tras que el O2 disuelto en el plasma es solo un muy pequeño porcentaje del total. La relación existente entre el O2 unido a la Hb y el O2 disuelto se expresa gráficamente en la curva de disociación de la Hb. La siguiente ecuación refleja cuál es el contenido arterial de oxígeno de la sangre (CaO2): CaO (1,34 Hb SaO ) (0,003 PaO )2 2 2= × × + × donde 1,34 es la capacidad de fijación del O2 a la Hb, expresada en mililitros de O2 por gramo de Hb, Hb es la tasa de Hb circulante y SaO 2 es el porcentaje de Hb saturada de oxígeno. Con una temperatura corporal de 37 °C se disuelven 0,003 mL de O2 en 1 L de plasma cuando la PaO2 es de 1 mm Hg. A menudo se utiliza la PaO2 como reflejo de la oxigenación arterial. Sin embargo, se tiene un conocimiento más preciso de la situación gasométrica si se conoce la cantidad de Hb y el porcentaje de O2 unido a ella (SaO2). Por ejemplo, el CaO2 de un paciente con 7 g de Hb y una SaO2 del 98%, con una PaO2 de 100 mm Hg, es marcadamente inferior al de otro con una Hb de 12 g/dL y una SaO2 del 90%, con una PaO2 de 60 mm Hg. Al considerar la fracción inspiratoria de O2 (FIO2) que se administra y la PaO2 de la sangre se obtiene el cociente PaO2/ FIO2, de gran utilidad para valorar la hipoxemia relativa e, incluso, la absoluta en los pacientes que reciben O2. Para distinguir la hipoxemia de causa pulmonar de la de origen extrapulmonar es útil saber si existe una diferencia clara entre la presión de O2 en el alvéolo (PAO2) y en la sangre arterial (PaO2), mediante el cálculo del gradiente alveoloarterial de oxígeno [D(A-a)O2], que se puede conocer a partir de las siguientes ecuaciones: = − = − = − D(A-a)O PAO PaO PAO PiO (PaCO /CR) PiO FIO (Pb PH O) 2 2 2 2 2 2 2 2 2 donde PiO 2 es la presión inspiratoria de O2, determinada a par- tir de la FIO2, Pb es la presión barométrica, PH2O es la presión parcial del vapor de agua y CR es el cociente respiratorio. Así pues, la ecuación del D(A-a)O2 es la siguiente: = − − −D(A-a)O [FIO (Pb PH O) (PaCO /CR)] PaO2 2 2 2 2 A nivel del mar, la Pb es de 760 mm Hg, la PH2O es de 47 mm Hg y el CR es 0,8 aproximadamente. Si se introducen en la ecuación los valores habituales a nivel del mar, se obtiene lo siguiente: = − × − − =D(A-a)O [(760 47) 0,21 (40/0,8)] 90 102 Es decir, el gradiente alveoloarterial de oxígeno normal es igual o inferior a 10 mm Hg. CaO2=(1,34×- Hb×SaO2)+(0,003×PaO2) D(A-a)O2=PAO2−PaO2PAO2=- PiO2−(PaCO2/CR)PiO2=FIO2 (Pb− PH2O) D(A-a)O2=[- FIO2(Pb−PH2O)−(PaCO2/- CR)]−PaO2 D(A- a)O2=[(760−47)×0,21−(40/0,8)]−90=10 92 Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 92 Insuficiencia respiratoria aguda. Síndrome del distrés respiratorio agudo 781 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Mecanismos fisiopatológicos El intercambio gaseoso en el pulmón se establece gracias al balance que existe entre la ventilación alveolar y el flujo capilar, relación que normalmente se expresa como el cociente entre ambos (ventilación y perfusión) o cociente V/Q. El cociente V/Q medio de las unidades alveolocapilares de un individuo normal se aproxima a 1. Conocido este hecho, se considera que son seis los mecanismos fisiopatológicos implicados en el origen de la hipoxemia de la IRA, tal y como se describe a continuación. ALTERACIONES DEL COCIENTE V/Q Es el mecanismo más habitual e importante. La alteración prototípica es la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), en la que se objetivan alteraciones del cociente V/Q con cifras inferiores a 1 y una hipoxemia que responde a por- centajes no muy altos de la FIO 2. Cuando el cociente V/Q es mayor de 1, es decir, cuando existen unidades alveolares bien ventiladas, aunque mal perfundidas, se habla de zonas con ventilación del espacio muerto. En estos casos hay más problemas en la eliminación del CO 2 que en el aporte del O2. EFECTO CORTOCIRCUITO (EFECTO SHUNT) En esta situación, la ventilación de la zona afecta está prácti- camente anulada para el intercambio gaseoso (V/Q = 0). La sangre eyectada desde el ventrículo derecho no se oxigena, bien por la existencia de un cortocircuito cardíaco (p. ej., una rotura interventricular) o bien por una ausencia prácticamente com- pleta de la ventilación alveolar de una zona. El síndrome del distrés respiratorio agudo (SDRA), el edema agudo de pulmón (EAP) o las atelectasias son ejemplos de insuficiencia respira- toria en los que existe un mecanismo de shunt. Una manera de diferenciar el shunt verdadero de las alteraciones del cociente V/Q es observar la respuesta que se produce a la administración de O 2 con una FIO2 creciente. En efecto, en el efecto shunt solo se logra incrementar la SaO2 con una FIO2 cercana al 100%. ALTERACIONES EN LA DIFUSIÓN ALVEOLOCAPILAR La fibrosis pulmonar es la enfermedad que mejor refleja este trastorno en el que el intercambio de gases está condicionado por una anomalía en la barrera alveolocapilar. Este mecanismo per se no tiene mucha importancia, ya que la difusión del CO2 y del O2 se lleva a cabo de forma pasiva. La hipoxemia en este tipo de enfermos suele deberse a un desequilibrio en el cociente V/Q, más que a una mala difusión en sí misma, salvo que se esté realizando un ejercicio físico. DISMINUCIÓN DE LA PiO2 EN EL AIRE INSPIRADO Es una causa muy poco común de IRA. Suele producirse en situaciones de altitud, en las que existe una menor Pb y, por tanto, una disminución de la PiO2, de la PAO2 y de la PaO2, con conservación del D(A-a)O2. HIPOVENTILACIÓN ALVEOLAR Las causas de hipoventilación alveolar no suelen encontrarse en el parénquima pulmonar, sino que suelen ser, casi siempre, de origen extrapulmonar (sobredosis de depresores del sistema nervioso central, enfermedades neuromusculares o de la caja torácica, etc.). El D(A-a)O 2 se mantiene normal. ALTERACIÓN DE LA RELACIÓN ENTRE EL TRANSPORTE DE O2 (DO2) Y EL CONSUMO DE O2 (VO2): ANOMALÍAS DEL COCIENTE DO2/VO2 La reducción en el DO2 se acompaña, en general, de un aumen- to en la extracción de O2, lo que ocasiona una reducción de la presión de oxígeno en la sangre venosa (PvO2) y condiciona una hipoxemia. Es una situación típica de las situaciones de shock, en las que son características la alteración en la relación V/Q y la hipoxemia, por la mayor extracción de oxígeno que se produce ante el reducido gasto cardíaco (GC) que existe. Clasificación La clasificación de la IR puede establecerseconsiderando los mecanismos fisiopatológicos expuestos y ya comentados, pero también atendiendo a criterios clínico-evolutivos (aguda o crónica) o a las anomalías gasométricas existentes (tipo I, hipo- xémica o parcial, y tipo II, hipercápnica o global) (cuadro 92.1). La IRA suele presentarse en individuos previamente sanos y su ejemplo más representativo es el SDRA, tal y como se revisa, de forma detallada, a continuación. SÍNDROME DEL DISTRÉS RESPIRATORIO AGUDO Antecedentes históricos, definición y epidemiología Con la denominación de distrés respiratorio del adulto, Ashbaugh fue el primero en describir este síndrome, en 1967, Cuadro 92.1 CLASIFICACIÓN DE LA INSUFICIENCIA RESPIRATORIA AGUDA SEGÚN TRES DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Clasificación fisiopatológica o funcional: ● Alteración de la relación entre la ventilación y la perfusión pulmonares ● Cortocircuito (efecto shunt) ● Trastorno de la difusión alveolocapilar ● Disminución de la presión inspiratoria de oxígeno ● Hipoventilación alveolar ● Desequilibrio del cociente DO2/VO2 Clasificación gasométrica o biológica: ● Insuficiencia respiratoria aguda tipo I, parcial o hipoxémica ● Insuficiencia respiratoria aguda tipo II, global o hipercápnica Clasificación evolutiva o cronológica: ● Aguda (insuficiencia respiratoria aguda) ● Crónica (insuficiencia respiratoria crónica) ● Agudizada (insuficiencia respiratoria crónica agudizada) DO2/VO2, relación entre el transporte y el consumo de oxígeno. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN XIV Insuficiencia respiratoria 782 en 12 enfermos consecutivos, atribuyéndole entonces las siguientes características clínico-radiológicas: 1) disnea grave; 2) taquipnea; 3) cianosis refractaria a la oxigenoterapia; 4) distensibilidad pulmonar reducida; 5) infiltrados difusos en la radiografía de tórax (fig. 92.1), y 6) ausencia de enfermedad respiratoria significativa previa. En 1988 Murray definió el índice LIS (lung injury score), que se basaba en cuatro variables (infiltrados radiográficos torácicos, cifra de presión positiva al final de la espiración [PEEP] empleada en el tratamiento, intensidad de la hipoxemia medida mediante el cociente PaO 2/ FIO2 y distensibilidad pulmonar), y le asignó a cada magnitud una puntuación de 0 a 1. Se consideraba que existía un SDRA si la suma total en el índice LIS superaba los 2,5 puntos. En 1994 se celebró la American-European Consensus Conference (AECC) y en ella se estableció la primera definición del SDRA acordada internacionalmente. Este acuerdo se actualizó, en 2012, en la llamada Berlin definition of acute respiratory distress syndrome, según la cual se exige que, para efectuar el diagnós- tico de un SDRA, han de cumplirse todos y cada uno de los siguientes criterios: ● Síntomas propios de una IR ex novo o empeoramiento de una IR previa, que deben aparecer durante la primera sema- na del diagnóstico de una entidad clínica congruente. ● Radiografía de tórax o tomografía computarizada torácica que muestre opacidades bilaterales compatibles con un ede- ma pulmonar y que no pueden explicarse por un derrame pleural, un colapso pulmonar o lobular o la confluencia de nódulos pulmonares. ● Edema alveolar no secundario a una insuficiencia cardíaca ni a una sobrecarga hídrica. En el caso de que no se conozca factor de riesgo alguno, eventualmente implicado en el desarrollo del SDRA, debe recurrirse a herramientas objeti- vas, con el objeto de descartar los dos procesos menciona- dos (p. ej., ecocardiografía, determinación del propéptido natriurético cerebral o pro-BNP, etc.). Según la definición de Berlín, la gravedad del SDRA ha de fijarse de acuerdo con el grado de oxigenación que tenga el enfermo del modo siguiente: 1. SDRA leve: cociente PaO2/FIO2 entre 200 y 300 mm Hg, utilizando una PEEP o una CPAP (continuous positive airway pressure) igual o mayor de 5 cm H2O. 2. SDRA moderado: cociente PaO2 /FIO2 entre 100 y 200 mm Hg, empleando una PEEP igual o mayor de 5 cm H2O. 3. SDRA grave: cociente PaO2/FIO2 menor de 100 mm Hg, aplicando una PEEP igual o mayor de 5 cm H2O. Las principales diferencias existentes entre la nueva definición de Berlín y la previa de la AECC son las siguientes: a) mayor exactitud en la determinación del tiempo de inicio del SDRA (agudo frente al criterio de aparición de los síntomas en el transcurso de 1 semana); b) clarificación de los criterios radio- lógicos; c) desaparición de la distinción entre el SDRA y el daño pulmonar agudo, y d) establecimiento de niveles de gravedad en atención a las cifras del cociente PaO 2/FIO2 con una PEEP mínima. En el momento actual ya no se recomienda la medi- ción de la presión de enclavamiento obtenida mediante el caté- ter de Swan-Ganz (≤ 18 mm Hg), como criterio para descartar la existencia de un edema agudo de pulmón cardiogénico, ya que se ha optado por el contexto clínico y la ecocardiografía. Limitaciones de la definición Recientemente se ha estudiado la precisión que puede alcan- zarse en el diagnóstico del SDRA si se aplica la definición de Berlín. Al respecto se analizó una población de 712 enfermos con un SDRA, que correspondían a un período de 20 años (1991-2010), y en los que se tomó como patrón de referencia el sustrato anatomopatológico del DAD. Entre todos los indi- viduos que cumplían los criterios de la definición del SDRA, solo el 48% tenía un DAD. Este porcentaje pasaba a ser de un 58% si solo se consideraban los sujetos que tenían un SDRA más grave y descendía a un 14% si solo se tenían en cuenta los pacientes con un SDRA catalogado como leve. La sensibilidad global de la definición fue del 89% y la especificidad del 63%. Los diagnósticos falsamente positivos, es decir, aquellos en los que coincidía un diagnóstico clínico de SDRA según la definición de Berlín, pero no la correspondiente confirmación histopatológica del DAD, alcanzaron la cifra de 197. Los moti- vos de error más comunes fueron los siguientes: neumonías (97 casos; 49%), enfisemas graves (27 casos; 14%), hemo- rragias pulmonares (12 casos; 6%), neumopatías intersticiales difusas o fibrosis (12 casos; 6%), neoplasias (11 casos; 5,5%) y otros procesos menos comunes. Antes de fijar las preparaciones pulmonares se insuflaron los pulmones con altas presiones, ya que cabía la posibilidad de que algunas atelectasias o derrames pleurales pudieran no detectarse de manera adecuada. Tenien- do en cuenta que las neumonías son la causa de SDRA más habitual, se ha sugerido que en el futuro podría añadirse el cri- terio anatomopatológico de neumonía sin DAD para mejorar la sensibilidad y la especificidad de la definición. Lo que parece claro es que el DAD se relaciona mejor con el SDRA grave y que la frecuencia de esta enfermedad era mayor antes del año 2000, fecha a partir de la cual se comenzó a tratar a estos pacientes con estrategias basadas en la ventilación pulmonar protectora. FIGURA 92.1 Radiografía de tórax de un paciente con un síndrome del distrés respiratorio agudo. Obsérvense el patrón alveolointersticial bilateral difuso y el pequeño derrame pleural bilateral existente. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 92 Insuficiencia respiratoria aguda. Síndrome del distrés respiratorio agudo 783 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Anatomía patológica Casi todos los expertos coinciden en considerar que el SDRA es un trastorno fisiopatológico de tipo inflamatorio provocado por múltiples causas, cuyo sustratoanatomopatológico común es el daño alveolar difuso (DAD). El DAD se caracteriza por un edema alveolar que cursa con la formación de membranas hialinas, muy típicas del síndrome y que son el resultado de la lesión de las capas endotelial y epitelial de la barrera alveoloca- pilar. Se producen así las alteraciones del intercambio gaseoso y de la mecánica pulmonar ya mencionadas. El SDRA progresa desde una etapa inicial rápida de edema intersticial y alveolar a una etapa final fibrótica, resultado de una reparación anómala de la unidad alveolocapilar. Con fines didácticos se han considerado tres fases evolutivas en este proceso: la exudativa, la proliferativa y la fibrótica, que en la práctica pueden superponerse en el tiempo según las zonas del pulmón que se consideren (fig. 92.2). FASE EXUDATIVA Se define por la aparición de un edema rico en proteínas, neu- trófilos, macrófagos y eritrocitos en los espacios alveolares. El epitelio alveolar está distorsionado y la membrana basal, que aparece denudada, suele estar sustituida por un material ácido peryódico de Schiff (PAS) positivo. Es la llamada membrana hialina. Esta membrana está constituida por fibrina y detritus que derivan de la destrucción de los neumocitos tipo I, que es el hallazgo más característico del SDRA. FASE PROLIFERATIVA Refleja un intento de regeneración de la membrana alveolo- capilar denudada, preferentemente a expensas de neumocitos tipo II, que tratan de sustituir a los de tipo I. FASE FIBRÓTICA FINAL Es la expresión de la reparación fibrótica, en la que se observa una proliferación extensa de fibroblastos, que se entremez- clan con las membranas hialinas ya formadas y con depósitos variados de material colágeno y de proteoglicanos. Existen enfermos en los que la evolución es rápida y satis- factoria y que no llegan a desarrollar una fase fibrótica propia- mente dicha. Los neumocitos tipo II se diferencian finalmente en neumocitos tipo I y se restaura la integridad de la barrera alveolocapilar. El conocimiento de la cronopatología exacta de estas fases es complejo, ya que los estudios disponibles hasta la fecha se basan en biopsias pulmonares y en necropsias realizadas en distintos períodos evolutivos del SDRA, así como en investigaciones efectuadas en modelos animales. En general, la fase exudativa, edematosa, con membranas hialinas e inicio de la regeneración con neumocitos tipo II, se encuadra en los primeros 7 días de la evolución del SDRA; la fase fibrótica suele aparecer a partir de la primera semana. En cuanto a la afectación de la vasculatura pulmonar, cabe destacar la aparición de microtrombos y de fenómenos fibró- ticos y obliterativos, que contribuyen al desarrollo de una hipertensión arterial pulmonar, que se muestra así como un dato característico de este síndrome. Etiología La clasificación más útil de las causas del SDRA es la que tie- ne en consideración el mecanismo patogénico, bien sea por contacto o daño directo (SDRA pulmonar) o bien sea por vía indirecta (SDRA extrapulmonar). Aunque no se ha demostrado que existan diferencias en la mortalidad entre ambas formas etiológicas, sí se han identificado grupos de individuos en los que el manejo ventilatorio es similar (mayor dificultad en el SDRA pulmonar) y que tienen, como ya se ha comentado, un sustrato anatomopatológico más parecido. Las distintas causas posibles de un SDRA se reseñan en el cuadro 92.2. FIGURA 92.2 Imágenes histopatológicas en las que se observa una lesión alveolar difusa. A. Fase exudativo-proliferativa en la que se aprecian un edema proteináceo en la luz alveolar (flecha), un engrosamiento de los septos con edema y un infiltrado inflamatorio, junto con membranas hialinas que recubren la pared alveolocapilar denudada (flechas consecutivas), así como zonas regenerativas con neumocitos tipo II (flechas con línea discontinua). B. Fase fibrótica con septos engrosados por un material fibrótico con acúmulos de colágeno (flechas); en la luz se identifican macrófagos alveolares (flechas con línea discontinua). Cuadro 92.2 TIPOS DE SÍNDROME DEL DISTRÉS RESPIRATORIO AGUDO (SDRA) SDRA pulmonar (directo): ● Neumonía ● Aspiración broncopulmonar ● Lesión pulmonar por inhalación ● Contusión pulmonar ● Embolismo graso ● Casi ahogamiento ● Lesión pulmonar por reperfusión ● SARS* ● Gripe aviar* SDRA extrapulmonar (indirecto): ● Sepsis ● Traumatismo craneoencefálico ● Shock ● Pancreatitis aguda ● Derivación cardiopulmonar ● Coagulación intravascular diseminada ● Grandes quemaduras ● Relacionado con transfusiones: transfusiones masivas y TRALI* *Causas recientemente descritas. SARS, síndrome respiratorio agudo grave; TRALI, transfusion related acute lung injury. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN XIV Insuficiencia respiratoria 784 Fisiopatología Tras décadas de investigación experimental y clínica ha podido establecerse que el incremento de la permeabilidad alveo- locapilar con filtración de edema es la alteración fisiológica primaria en el desarrollo del SDRA. A diferencia del edema cardiogénico (hemodinámico), inducido por un aumento en las presiones hidrostáticas, el edema del SDRA (no cardiogé- nico o no hemodinámico) se debe a un deterioro de la barrera alveolocapilar, que permite el paso al intersticio y al alvéolo de un líquido rico en proteínas. El origen está en una reacción inflamatoria, que se debe a diferentes causas precipitantes y en la que se liberan citocinas proinflamatorias (factor de necrosis tumoral α [TNF-α] e interleucina [IL]-1, IL-6 e IL-8) y antiin- flamatorias (IL-10, IL-11, antagonistas de los receptores de la IL-1 y TNF-α, etc.). El desarrollo de un SDRA depende del desequilibrio de esta cascada pro- y antiinflamatoria. Se ha insistido en la posible existencia de una base genética, que condicionaría la suscep- tibilidad y el pronóstico del síndrome. Así, se ha demostrado que existe una asociación entre los polimorfismos genéticos del TNF-α y un incremento en la mortalidad del SDRA. Por otro lado, los neutrófilos activados y atraídos por ciertas inter- leucinas (IL-8) desempeñan un papel clave en la aparición del SDRA. En efecto, estas células quedan atrapadas en el pulmón, en el que liberan sustancias nocivas, como radicales libres, proteasas y nuevas interleucinas, que amplifican así la cascada inflamatoria. Además, en el lavado broncoalveolar (LBA) de estos pacientes es característico encontrar una elevada propor- ción de neutrófilos. Aunque es cierto que el SDRA también se ha descrito en individuos neutropénicos, es bien sabido el empeoramiento respiratorio que se produce si se produce un aumento de los neutrófilos. Asimismo, es un hecho repetida- mente observado que los enfermos diabéticos tienen —como consecuencia de los defectos en la activación y la función de los neutrófilos que padecen— un menor riesgo de sufrir un SDRA. El balance entre los agentes oxidantes y los antioxidantes también desempeña un papel clave en la evolución del SDRA, como se aprecia en las personas que padecen un alcoholis- mo crónico. Estos sujetos carecen, en mayor o menor grado, del antioxidante endógeno glutatión, lo que podría explicar la mayor frecuencia y mortalidad del SDRA en estos casos. El edema, rico en proteínas, condiciona la inactivación del surfactante, que a su vez contribuye al colapso alveolar y a la subsiguiente disminución de la distensibilidad pulmonar. En cuanto a las alteraciones de la cascada de la coagulación cabe señalar que en el LBA de los individuos con un SDRA se han detectado sustancias procoagulantes, como el factor tisular, que es un fuerte mediador trombogénico de la vía extrínseca de la coagulación. Al mismo tiempo se encuentran disminuidos los niveles endógenosde algunos anticoagulantes, como la proteína C, cuya determinación sirve como un índice pronós- tico, ya que la detección de niveles bajos se asocia con una mayor mortalidad. Diagnóstico diferencial Varias enfermedades tienen una forma de presentación similar a la del SDRA y también cumplen, en ocasiones, los criterios diagnósticos antes referidos (cuadro 92.3). El diagnóstico dife- rencial principal —que es criterio de exclusión— se establece con el edema agudo de pulmón de origen cardiogénico. Para descartar la insuficiencia ventricular izquierda, como causa del cuadro existente, basta con basarse en criterios clínicos, que pueden reforzarse con exploraciones complementarias como el electrocardiograma, el ecocardiograma y la determinación sérica de algunos marcadores biológicos, como la troponina y, mejor aún, el péptido natriurético cerebral (BNP) (tabla 92.1). Tratamiento PRINCIPIOS GENERALES El SDRA es un trastorno inflamatorio que, a pesar de que afecta de forma predominante al pulmón y de que el soporte venti- latorio es su tratamiento esencial, tiene una gran repercusión sistémica, lo que obliga a tener en cuenta unos principios terapéuticos generales. En primer lugar, debe tratarse la causa que lo produjo, bien sea con antibióticos en los procesos sépticos o bien con la reposición de sangre o con las correspondientes intervenciones neuroquirúrgicas o traumatológicas en los individuos poli- traumatizados. En segundo lugar, siempre que sea posible la nutrición debe administrarse por vía enteral, con preferencia por los suplementos ricos en glutamina y los ácidos grasos omega 3. En tercer lugar, no se requiere una monitorización especial para la vigilancia hemodinámica, salvo la coloca- ción de un catéter venoso central y el establecimiento de un registro electrocardiográfico y de la SaO2 continuos, así como una medición horaria de la diuresis. En los casos en los que existe una situación de shock, la monitorización ha de depen- der del médico responsable y de la disponibilidad de recursos y de material que se tenga. Y, en cuarto lugar, hay que atender a la fluidoterapia. En un amplio estudio realizado en 1.000 enfermos con un SDRA, en el que se valoró la estrategia que debe seguirse en cuanto al manejo de los fluidos, se concluyó que la actitud ha de ser conservadora, evitándose la sobrecar- ga de líquidos y los balances hídricos positivos, al objeto de mantener unas presiones venosas (PV) bajas (PV < 4 cm H2O, según el protocolo de trabajo). Para ello puede indicarse la furosemida que se precise. En la actualidad se recomienda el uso de los cristaloides mejor que el de los coloides. Cuadro 92.3 DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL DEL SÍNDROME DEL DISTRÉS RESPIRATORIO AGUDO Edema agudo de pulmón Neumonía intersticial idiopática (síndrome de Hamman-Rich) Neumonía eosinofílica aguda BOOP (bronchiolitis obliterans organizing pneumonia) aguda Hemorragia alveolar difusa Neumonitis por hipersensibilidad aguda Cáncer (linfomas, leucemia aguda, linfangitis carcinomatosa) Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 92 Insuficiencia respiratoria aguda. Síndrome del distrés respiratorio agudo 785 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. LESIÓN INDUCIDA POR LA VENTILACIÓN MECÁNICA En décadas anteriores, partiendo de la observación de que los infiltrados se distribuían de manera simétrica en la radiografía simple de tórax, se consideró que el pulmón del SDRA era como una coraza rígida y homogénea. Se planteó entonces la conveniencia de que la ventilación mecánica se llevase a cabo con un volumen tidal (Vt) elevado, de 10 a 15 mL/kg (700- 900 mL para un adulto de 70 kg), y con una mayor presión para abrir y ventilar los alvéolos. Sin embargo, la tomografía computarizada torácica ha evidenciado que, en realidad, las lesiones pulmonares del SDRA son difusas, parcheadas, hetero- géneas y con marcadas diferencias regionales, por lo que existen zonas totalmente colapsadas, con una escasa distensibilidad, junto con otras casi normales (fig. 92.3). Estos hallazgos han dado origen al empleo de las estrategias denominadas de ven- tilación pulmonar protectora, que son las que se emplean en la actualidad y en las que el Vt es menor y la PEEP es suficiente como para evitar el colapso alveolar. El uso de volúmenes excesivamente altos causa áreas de sobredistensión pulmonar en las regiones pulmonares que tienen una distensibilidad normal (fig. 92.4). En la pasada década los daños que originaba la ventilación mecánica se relacionaron con la toxicidad provocada por una FIO2 elevada (algo hoy en día bastante controvertido) y con los incrementos de la presión (barotrauma), que provocaban una rotura pulmonar en distintos estadios: enfisema intersticial, neumomediastino, enfisema subcutáneo y neumotórax. Con el modo en el que se ventila actualmente, estas complicaciones se han reducido de manera significativa. Algunos trabajos recientes relacionan el daño pulmonar producido por la ventilación FIGURA 92.3 Tomografía computarizada torácica de un paciente con un síndrome del distrés respiratorio agudo. Los tres niveles de corte que se muestran —ápex (A), hilio (B) y base (C)— permiten comprobar la heterogeneidad del síndrome, con una afectación difusa, pero con un gradiente craneocaudal y esternovertebral; destaca el importante colapso pulmonar existente en los campos posteriores. TABLA 92.1 Diagnóstico diferencial del síndrome del distrés respiratorio agudo (SDRA) con el edema agudo de pulmón cardiogénico SDRA Historia clínica Edema agudo de pulmón cardiogénico Sepsis Neumonía Traumatismos Politransfusión Broncoaspiración Intoxicación Anamnesis Insuficiencia cardíaca crónica Valvulopatía Cardiopatía isquémica Ortopnea Disnea paroxística nocturna Disnea de esfuerzo Estado hiperdinámico Exploración física Tercer ruido cardíaco (S3) Ingurgitación yugular Hepatomegalia dolorosa Crepitantes pulmonares Edema, frialdad de miembros Péptido natriurético plasmático B < 100 pg/mL Exámenes de laboratorio Péptido natriurético plasmático B > 500 pg/mL Enzimas cardíacas séricas elevadas Infiltrados alveolares difusos, parcheados, periféricos Ausencia de signos de congestión venosa pulmonar y de cardiomegalia Radiografía de tórax Cardiomegalia Líneas B de Kerley Derrame pleural Signos de congestión venosa pulmonar Edema intersticial de predominio central Cavidades cardíacas de tamaño normal Función ventricular normal Ecocardiografía Dilatación de las cavidades cardíacas Valvulopatía Disfunción ventricular sistólica o diastólica Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN XIV Insuficiencia respiratoria 786 mecánica con la lesión que ocasiona el incremento del volu- men (volutrauma), que da lugar a daños microscópicos en la barrera alveolocapilar y al subsiguiente edema inflamatorio en la vía aérea distal. La situación clínica llamada VILI (ventilator induced lung injury) tiene una similitud asombrosa con el SDRA. La lesión que se observa en estos casos no se circunscribe al pulmón, ya que las citocinas se liberan al torrente sanguíneo y afectan a órganos periféricos, contribuyendo así a una disfun- ción multiorgánica (biotrauma). Ello conduce, con frecuencia, al fallecimiento del enfermo. Se denomina atelectrauma al cierre de las unidades alveolares que puede ocurrir al final de la espiración cuando no se aplica una PEEP suficiente. Se origina por el cizallamiento que causa el colapso y la apertura cíclica de estas unidades, lo que favorece eldesarrollo del VILI. VENTILACIÓN PULMONAR PROTECTORA Casi todos los pacientes con un SDRA deben ser intubados y ven- tilados mecánicamente, aunque en los casos menos graves, sobre todo si no hay una participación multiorgánica, puede comenzarse con una ventilación mecánica no invasiva, con una FIO2 y una PEEP suficientes como para mantener el intercambio gaseoso. El estudio que ha tenido mayor impacto en el estableci- miento de la necesidad de ventilar con volúmenes bajos fue un ensayo clínico multicéntrico promovido por investigadores de la red del SDRA (ARDSnet). En ese trabajo se reclutó a 861 individuos, que se aleatorizaron en dos brazos. En el grupo control, tratado con una ventilación mecánica convencional, se empleó un Vt de 12 mL/kg de peso calculado (aproximada- mente 10 mL/kg de peso medido), con un límite en la presión meseta de 50 cm H2O. En el brazo objeto de análisis, sometido a una ventilación con volúmenes bajos, se empleó un Vt de 6 mL/kg y, además, se redujo este Vt a un mínimo de 4 mL/ kg si la presión meseta era superior a 30 cm H2O. Por ello, en este grupo se combinó el control del volumen con el control de la presión. Los resultados mostraron una mortalidad del 31% en el grupo de análisis, frente a una del 40% en el grupo control (reducción del riesgo relativo del 22%) (cuadro 92.4). La ventilación mecánica efectuada con volúmenes bajos puede ocasionar una hipercapnia al disminuir la eliminación del CO2, lo que puede provocar una acidemia por acidosis respiratoria. Esta acidosis, al ser tolerada en aras de la pro- tección pulmonar, se denomina hipercapnia permisiva. Su aceptación no tiene efectos secundarios significativos. Datos extraídos de diversos ensayos clínicos apuntan a que un pH arterial de 7,2 y una PaCO2 que oscile entre 60 y 70 mm Hg son seguros en la mayor parte de los enfermos, aunque debe tenerse especial cuidado en los individuos que sufren una hipertensión intracraneal, en los que puede agravarse el cuadro clínico. Uno de los mayores problemas de la hipercapnia y de la ventilación con volúmenes bajos estriba en que estimula el centro res- piratorio, lo que con frecuencia lleva a una taquipnea, con desadaptación del paciente y aumento de los requerimientos de sedación profunda e, incluso, de relajación muscular. El estudio de la ARDSnet puso de manifiesto el beneficio que se deriva del uso de un Vt reducido en los sujetos que tienen un SDRA. Sin embargo, tras evitar el volutrauma persiste el problema de tener que controlar el colapso alveolar y el atelec- trauma consecuente. Diversos trabajos observacionales han sugerido que el empleo de un nivel de PEEP inferior a 5 cm H2O FIGURA 92.4 Unidad alveolar en la que se evidencia una sobredistensión en las zonas en las que la distensibilidad del alvéolo es normal. Cuadro 92.4 VARIABLES RELATIVAS A LA VENTILACIÓN MECÁNICA EN EL SÍNDROME DEL DISTRÉS RESPIRATORIO AGUDO Modo ventilatorio: volumen asistido-controlado Volumen corriente: 4-6 mL/kg de peso Presión meseta: inferior a 30 cm H2O Frecuencia respiratoria: 6-35 respiraciones/minuto para un pH > 7,30 si es posible Flujo inspiratorio (relación I:E): ajustar el flujo para conseguir una I:E entre 1:1 y 1:3 Combinaciones FIO2/PEEP. Objetivo: PaO2 55-80 mm Hg y SpO2 88-95% FIO2 0,3 0,4 0,4 0,5 0,5 0,6 0,7 0,7 0,7 0,8 0,9 0,9 0,9 1 PEEP 5 5 8 8 10 10 10 12 14 14 14 16 18 18-24 Niveles de PEEP superiores (≤ 34 cm H2O) se permiten, pero no se recomiendan FIO2, fracción inspiratoria de oxígeno; I:E, relación entre la duración de la inspiración y la de la espiración; PaO2, presión parcial de oxígeno en sangre arterial; PEEP, presión positiva teleespiratoria en la vía aérea (en cm H2O); SpO2, saturación de oxígeno de la hemoglobina medida por pulsioximetría. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 92 Insuficiencia respiratoria aguda. Síndrome del distrés respiratorio agudo 787 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. puede ser perjudicial en los enfermos con un SDRA. Con el objeto de prevenir el atelectrauma se ha promovido la utili- zación de una PEEP mayor o de maniobras de reclutamiento pulmonar. También la colocación del enfermo en la posición en decúbito prono, aspecto que se comenta más adelante. A todas estas estrategias se las ha denominado de «apertura pul- monar» y lo que pretenden es «abrir» el pulmón y mantenerlo «permeable». Se basan en la aplicación de presiones elevadas en un corto intervalo de tiempo, para reclutar zonas pulmonares colapsadas, recurriendo luego a un nivel de PEEP suficiente- mente alto para evitar que vuelvan a cerrarse. Las maniobras de reclutamiento o apertura pulmonar con presiones altas se han evaluado en tres grandes ensayos clínicos multicéntricos recientes (ALVEOLI [Assessment of low tidal volume and elevated end-expiratory volume to obviate lung injury], LOV [Lung open ventilation] y Express [Expiratory pressure trial]), sin que se hayan obtenido resultados definitivos. En cualquier caso, en esos trabajos se sugiere que las maniobras de reclutamiento y los niveles de PEEP elevados que se administraron fueron seguros y que, aunque no se encontró una reducción en la mortalidad, estas estrategias podrían ser beneficiosas en los casos más graves y en los que la potencialidad para el reclutamiento alveolar es mayor. El protocolo empleado en el primer trabajo realizado por la ARDSnet podría ser adecuado en la mayor parte de los pacientes que padecen un SDRA (v. cuadro 92.4). MODOS DE VENTILACIÓN MECÁNICA ALTERNATIVOS Aunque el estudio de la ARDSnet se llevó a cabo con el modo de ventilación mecánica volumen asistido-controlado, hay que decir que, en principio, siempre que se mantenga un Vt de 6 mL/kg y el control de la presión meseta, podrían emplearse otros modos ventilatorios, como el de control de presión, inver- sión de la relación temporal entre la inspiración y la espiración (I/E) y el APRV (airway pressure release ventilation). La ventila- ción de alta frecuencia (HFV) tiene una efectividad similar, pero debe quedar relegada, como terapia de rescate, para los centros y servicios especializados que tengan experiencia en su manejo. TRATAMIENTOS COADYUVANTES Los tratamientos coadyuvantes se consideran como medidas auxiliares que, al aplicarse en combinación con la ventilación mecánica protectora, pueden aumentar la supervivencia del individuo. Decúbito prono La ventilación mecánica efectuada con la persona en posición de decúbito prono proporciona potenciales beneficios fisioló- gicos, entre los que se incluye el reclutamiento de las regiones pulmonares dorsales que estén atelectásicas. Se consiguen así efectos favorables sobre la mecánica ventilatoria y en la relación global entre la ventilación y la perfusión pulmonares (cociente V/Q). La aplicación del decúbito prono mejora con rapidez el intercambio gaseoso en casi todos los sujetos, al conseguirse que el edema pulmonar se desplace a las nuevas zonas declives. No obstante, en ningún estudio particular se ha logrado demos- trar que se reduzca la mortalidad, si bien en un metaanálisis reciente parece que podría mejorarse la supervivencia en los casos más graves. Por ello, aún no es posible recomendar su uso sistemático en todos los pacientes que tienen un SDRA. Es cierto, pese a ello, que su empleo es útil en la hipoxemia refractaria y en los individuos que padecen un SDRA más grave. Los efectos secundarios del decúbito prono son poco frecuen- tes, pero pueden ser importantes al tener que movilizarse al enfermo (extubaciones, pérdida de vías vasculares, etc.). Vasodilatadores inhalados: óxido nítrico El óxido nítrico es una sustancia que, administrada por vía inhalatoria, produce una vasodilatación selectivade los vasos pulmonares de las zonas más ventiladas, lo cual mejora el cociente V/Q. No se ha demostrado que reduzca la mortalidad, por lo que, al no estar exento de riesgos, su administración sis- temática no se recomienda. Su empleo debe reservarse, como tratamiento de rescate, para los casos que cursan con una hipo- xemia refractaria, pese a haberse instaurado una ventilación mecánica convencional. Moduladores de la inflamación: glucocorticoesteroides Recordando la fisiopatología del SDRA, algunos autores han intentado modular con distintos fármacos, en especial con glucocorticoesteroides, la cascada inflamatoria que se produce en el pulmón. Los resultados obtenidos no son concluyentes, como tampoco ha podido demostrarse eficacia alguna sobre la mortalidad. El empleo de los moduladores de la respuesta inflamatoria debe plantearse solo en los primeros 14 días de evolución del SDRA. Esto se debe a que, en un importante ensayo clínico, la mortalidad observada en el subgrupo de pacientes aleatorizados para que se iniciara el tratamiento con metilprednisolona a partir del día 14 desde el comienzo del SDRA fue superior a la que se encontró en el subgrupo de los que empezaron dicha terapia más precozmente. Bibliografía Abroug F, Ouanes-Besbes L, Dachraoui F, Ouanes I, Brochard L. 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