Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
720 CAPÍTULO © 2017. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Mediastinitis y neumomediastino MEDIASTINITIS Introducción La mediastinitis es una inflamación de los tejidos del medias- tino que se produce en diferentes circunstancias patológicas. Es poco frecuente, aunque no se dispone de datos concretos acerca de su incidencia. Sus manifestaciones clínicas pueden ser diver- sas. Muchas veces se originan cuadros sépticos de considerable agresividad y que conllevan una importante mortalidad. Las infecciones agudas secundarias a algún procedimiento diagnós- tico o terapéutico son, con mucho, la causa más habitual. La clasificación de las mediastinitis según su causa y forma de presentación se expone en el cuadro 86.1. El diagnóstico de la mediastinitis aguda se basa en la iden- tificación de los antecedentes de la exploración diagnóstica o terapéutica que puede haber dado lugar a la infección, en el reconocimiento del cuadro clínico, en la estimación de la localización y la extensión de la enfermedad, y en el análisis microbiológico. En el resto de las mediastinitis se requieren investigaciones exhaustivas, en las que se incluyen métodos de imagen, así como estudios serológicos y de los posibles gérmenes causantes. Mediastinitis aguda La mediastinitis aguda suele ser secundaria a un proceso infec- cioso adyacente que se extiende al mediastino, muchas veces tras una manipulación diagnóstica o terapéutica. Las formas primarias son muy raras, si bien pueden producirse de manera espontánea o tras un episodio infeccioso, como una faringitis, una neumonía, una bronquitis o una pericarditis. En el cuadro 86.2 se resumen diversas situaciones que pue- den dar lugar a una mediastinitis aguda secundaria. Destacan las debidas a una perforación esofágica, las de origen infeccioso posquirúrgico y las mediastinitis descendentes secundarias a infecciones cervicales. MEDIASTINITIS AGUDA DESCENDENTE SECUNDARIA La mediastinitis aguda descendente secundaria es un proce- so raro, pero de enorme gravedad. Se desarrolla a partir de infecciones cervicales (orofaríngeas, maxilares, etc.) mal con- troladas. Desde las zonas mencionadas, como consecuencia de la continuidad anatómica existente entre el espacio visceral cervical y el mediastino, se produce una infección medias- tínica, que suele ocasionar un grave problema séptico para el enfermo. El diagnóstico requiere una importante sospecha clínica. La confirmación diagnóstica se basa siempre en la tomografía computarizada torácica, en la que es característica la visuali- zación de la infiltración de la grasa mediastínica y la presencia de colecciones líquidas (fig. 86.1). En el contexto clínico des- crito, estos hallazgos son prácticamente patognomónicos. La tomografía computarizada torácica también permite evaluar la extensión y la localización de la infección y, por tanto, pla- nificar el tratamiento que debe realizarse y el tipo de incisión quirúrgica que resulta más idóneo. Puede haber mediastinitis localizadas en el mediastino posterior y otras con afectación de los otros espacios del mediastino. Distintas variedades de microorganismos pueden ser responsables de la infección, si bien los encontrados con mayor frecuencia son Streptococcus α- y β-hemolíticos, Fusobacterium spp., Peptostreptococcus spp., Bacteroides spp., Staphylococcus aureus, Haemophilus influenzae, Corynebacterium diphteriae y otros patógenos anaeróbicos y gramnegativos. El tratamiento de la mediastinitis aguda descendente es quirúrgico, aunque siempre debe asociarse un antibiótico de amplio espectro administrado por vía parenteral. Es deseable, no obstante, la determinación de los gérmenes responsables de la infección y ajustar el fármaco según el antibiograma. La intervención quirúrgica se basa en hacer un desbri- damiento amplio del mediastino, dejando dos o incluso tres drenajes pleurales. Hay que limpiar correctamente los espacios cervical y mediastínico, sobre todo si se trata de una infección panmediastínica. Si existe alguna lesión pleu- ral, también puede requerirse un desbridamiento de este espacio, así como una decorticación pleuropulmonar. La vía de abordaje es más discutida, si bien casi todos los autores defienden la realización de una toracotomía uni-o bilateral e, incluso, una cervicotomía. Se han descrito otras vías de acceso, como la incisión tipo clamshell, la esternotomía media y la videotoracoscopia, pero tienen una aceptación mucho menor. Se ha insistido mucho en el papel de la traqueostomía para la salvaguarda de la vía aérea, aunque su utilidad no está, ni mucho menos, demostrada. 86 Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 86 Mediastinitis y neumomediastino 721 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. El control de este tipo de infecciones es siempre difícil, por lo que a veces se necesitan varias intervenciones quirúrgicas. La actuación precoz y el desbridamiento amplio son claves para conseguir que disminuya la mortalidad, que en el momento actual oscila entre el 20 y el 40%. MEDIASTINITIS SECUNDARIA A UNA PERFORACIÓN ESOFÁGICA La perforación esofágica se define como una solución de conti- nuidad existente en la pared del esófago que pone en comuni- cación la luz del esófago con el mediastino o el espacio cervical periesofágico. Se trata de una situación muy grave porque suele producir un importante cuadro séptico, que se origina por el paso del contenido esofágico al mediastino. Esta circunstancia se ve favorecida porque el esófago carece de serosa, así como por la presión negativa que ejerce el espacio pleural. Se genera así una grave mediastinitis, que puede complicarse con una infección pleural secundaria y con una sepsis. Las causas de la rotura esofágica se resumen en el cuadro 86.2. Las perforaciones instrumentales son las más frecuentes y suponen entre el 50 y el 60% del total. La segunda causa más habitual es la perforación espontánea o síndrome de Boerhaave, que muchas veces se relaciona con los vómitos repetitivos e intensos que aparecen en la bulimia, la intoxicación alcohólica aguda, la hiperemesis gravídica, algunas parasitosis intestina- les, etc. Este síndrome, que debe diferenciarse del de Mallory Weiss (laceraciones o fisuras de la mucosa del esófago, sin perforación, debidas a cuadros tusígenos intensos o a vómitos de repetición), es responsable de alrededor de un 20% de las roturas esofágicas. Entre las demás causas se incluyen las lesiones posquirúrgicas, la ingesta de cuerpos extraños, los traumatismos y otras mucho más raras. Las manifestaciones clínicas de la rotura esofágica son muy variadas y entre ellas está la mediastinitis. Esta puede confun- dirse con otros procesos, como un ulcus gastroduodenal, un angor pectoris, un neumotórax o una neumonía. Por tanto, es muy importante tener un alto índice de sospecha ante una circunstancia como las descritas, cuyos síntomas o signos pueden tener su origen en una rotura esofágica. La disfagia, el dolor cervical o torácico, la fiebre y el enfisema subcutáneo son formas de expresión propias de esta complicación. En las perforaciones esofágicas bajas puede producirse una contami- nación peritoneal, que se acompaña de las manifestaciones clínicas propias de un abdomen agudo. El diagnóstico se basa, fundamentalmente, en los hallaz- gos que proporciona la tomografía computarizada torácica (fig. 86.2). La presencia de un ensanchamiento mediastínico y de aire o de colecciones líquidas en los tejidos blandos del tórax y del cuello debe sugerir la posibilidad de una medias- tinitis secundaria a una perforación del esófago. En ocasiones se produce un empiema o un pioneumotórax, que puede ser FIGURA 86.1 Tomografía computarizadade tórax en la que se observan varias colecciones mediastínicas y pleurales. Cuadro 86.2 CAUSAS DE LA MEDIASTINITIS AGUDA Perforaciones esofágicas: ● Yatrogénicas: ● Esofagoscopia ● Dilatación esofágica con bujías o neumática ● Escleroterapia de varices esofágicas ● Intubación orotraqueal ● Colocación de una sonda de Sengstaken-Blakemore ● Espontáneas: ● Síndrome de Boerhaave ● Ingestión de un cuerpo extraño ● Traumatismos: ● Cerrados ● Abiertos ● Posquirúrgicas: ● Infecciones ● Fuga anastomótica ● Otras: ● Secundaria a un cáncer ● Esófago de Barrett ● Esofagitis necrotizante ● Cáusticas ● Secundaria a medicamentos Infecciones esternales Infecciones orofaríngeas y cervicales: ● Angina de Ludwig ● Abscesos retrofaríngeos ● Celulitis y linfadenitis cervicales supurativas Infecciones pleurales y pulmonares Abscesos subfrénicos Osteomielitis costales y vertebrales Abscesos hematógenos o metastásicos Cuadro 86.1 CLASIFICACIÓN DE LAS MEDIASTINITIS Mediastinitis infecciosas: ● Agudas: ● Supurativas: localizadas (absceso del mediastino) y difusas ● Necrotizantes ● Crónicas: ● Granulomatosas ● Fibrosantes Mediastinitis ideopáticas (asociadas con otras enfermedades, como la fibrosis retroperitoneal) Mediastinitis por fármacos (secundarias a metisergida u otros) Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN XII Patología del mediastino 722 incluso bilateral. El esofagograma tiene muchos falsos negati- vos, sobre todo en las perforaciones cervicales, aunque a veces es muy demostrativo (fig. 86.3). La endoscopia digestiva no suele utilizarse, salvo en el caso de los cuerpos extraños. Los microorganismos responsables son muy variados, aun- que predominan Streptococcus spp., Pseudomonas aeruginosa, Enterococcus spp., Bacteroides spp., Staphylococcus aureus, Klebsie- lla pneumoniae y otras bacterias gramnegativas y hongos. La evolución de un cuadro de este tipo puede dar lugar, de no instaurarse un tratamiento precoz y resolutivo, a una sepsis, con una importante afectación del estado general, para desembocar luego en un shock séptico. El tratamiento debe tener en cuenta la causa de la perfora- ción, su localización, el estado del esófago, el tiempo trans- currido desde que se produjo la lesión, la existencia o ausencia de un empiema pleural y el estado general del enfermo. Las medidas terapéuticas son similares a las que antes se han men- cionado: un desbridamiento amplio con exéresis de los tejidos necróticos y de todo el material purulento e infectado que se encuentre. A esto debe añadirse el abordaje, propiamente dicho, de la perforación del esófago. En este caso, el cierre primario está justificado cuando no ha habido una demora importante en el diagnóstico y no existe una gran infección. También es imprescindible que el esófago esté sano y efectuar un buen desbridamiento de todos los tejidos no viables. Las capas mucosa y muscular del esófago deben suturarse por sepa- rado. Es fundamental exponer bien la mucosa para que esta pueda repararse del todo y conseguir así una buena cicatriza- ción. El cierre primario exige también la colocación de drenajes torácicos o cervicales, así como la de una sonda nasogástrica. Algunos autores defienden el refuerzo de la sutura, para lo cual se ha empleado pleura parietal, músculo intercostal, grasa pericárdica e, incluso, epiplón. Las demás opciones terapéuticas se reservan para situaciones especiales en las que hay una demora importante en el diagnós- tico o existe una enfermedad esofágica previa a la perforación. En estos últimos casos es mejor considerar la realización de una esofagectomía mediante un abordaje transhiatal o torácico y la reconstrucción posterior usando estómago o colon. Este tipo de intervención suele efectuarse en dos tiempos. Algunos autores plantean otras alternativas cuando existe una gran cantidad de tejido necrótico, no hay posibilidad alguna de un cierre primario con garantías y no existen tejidos que puedan colocarse formando un apósito sobre la zona patológica. Entre estas alternativas está la introducción en la perforación de un tubo en T, la colocación de drenajes y la utilización de sistemas de irrigación. Este tipo de soluciones son mejores si se emplean en el esófago cervical. También se ha descrito la aplicación de sellantes y de colas biológicas. Otros autores han ensayado la videotoracoscopia para efectuar el desbridamiento e, incluso, el cierre primario de la perforación. En algunos trabajos se ha insistido en las ventajas del trata- miento conservador de las perforaciones esofágicas cuando las lesiones son de pequeño tamaño, el enfermo se mantiene esta- ble, el esófago estaba previamente sano y no hay una estenosis proximal. En tal caso puede recurrirse, desde un punto de vista terapéutico, al ayuno, con un soporte nutricional adecuado, para lo que ha de llevarse a cabo una yeyunostomía. También puede instaurarse una nutrición parenteral. El pronóstico depende, sobre todo, de la precocidad con la que se ha puesto en marcha el tratamiento, del estado previo del esófago y de la situación general del enfermo. MEDIASTINITIS POSQUIRÚRGICA INFECCIOSA Puede producirse por varias causas, aunque lo más habitual es que sea secundaria a una infección esternal ocurrida des- pués de una intervención quirúrgica que ha precisado de una esternotomía, por lo general tras una cirugía cardíaca. Es la denominada mediastinitis postesternotomía, que conlleva una importante morbilidad y mortalidad postoperatorias (11-14%), y acarrea un elevado coste hospitalario. Las manifestaciones clínicas hacen que el cuadro sea muy fácil de identificar. Suele aparecer alrededor de 2 semanas des- pués de la esternotomía. Se presenta como una dehiscencia de la herida, con salida de contenido purulento o seropurulento (fig. 86.4). El cultivo de este líquido es el que permite confirmar el diagnóstico. El agente patógeno aislado con más frecuencia es el S. aureus y la variedad resistente a la meticilina se asocia FIGURA 86.2 Tomografía computarizada de tórax en la que se observa una perforación esofágica con una contaminación de la cavidad pleural adyacente. FIGURA 86.3 Esofagograma de bario en el que se observa una extravasación del contraste desde el esófago al mediastino. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 86 Mediastinitis y neumomediastino 723 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. con una mayor morbimortalidad. Otros microorganismos implicados pueden ser Streptococcus faecalis, P. aeruginosa, Serra- tia marcescens, Proteus mirabilis, K. pneumoniae, otras bacterias gramnegativas y determinados hongos. El tratamiento se basa en la administración de antibióticos intravenosos. Lo antes posible debe hacerse un desbridamiento mediastínico y esternal, seguido en un segundo tiempo de la cobertura de la dehiscencia esternal con plastias. La más utilizada es la de epiplón, que proporciona buenos resultados (fig. 86.5). Entre los factores pronósticos de la mediastinitis postes- ternotomía se encuentran el retraso con el que se lleva a cabo el cierre con plastias, el tipo de microorganismo responsable de la infección y la aparición de una insuficiencia renal. Mediastinitis crónica La mediastinitis crónica se conoce también como fibrosis mediastínica o mediastinitis granulomatosa, dado que se trata de un proceso infeccioso o inflamatorio crónico fibrosante caracterizado por la presencia de granulomas. Su incidencia es muy baja y sus causasmás frecuentes se reseñan en el cuadro 86.3. MEDIASTINITIS CRÓNICA GRANULOMATOSA La mediastinitis crónica granulomatosa suele tener su origen en infecciones que tienden a evolucionar de manera tórpida, como ocurre con la tuberculosis, diversas micobacteriosis, la histoplas- mosis, las micosis en general y la actinomicosis. Es rara en las personas inmunocompetentes y se ha descrito acompañando al síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida). También se ha encontrado formando masas adenopáticas originadas por Mycobacterium avium-complex y Mycobacterium tuberculosis. Las manifestaciones cínicas suelen ser muy inespecíficas (tos, fiebre, síndrome constitucional y dolor u opresión en la zona esternal). Cuando la afectación es más importante pueden aparecer los síntomas indicativos de una mayor com- presión mediastínica, como disfagia, disnea y, más rara vez, un FIGURA 86.5 Epiploplastia utilizada para la cobertura de una dehiscencia esternal. (V. lámina en color al final del libro.) Cuadro 86.3 CAUSAS DE LA MEDIASTINITIS CRÓNICA Infecciones granulomatosas: ● Tuberculosis ● Micobacteriosis atípicas ● Histoplasmosis ● Actinomicosis ● Blastomicosis ● Mucormicosis ● Aspergilosis Mediastinitis aguda cronificada Mediastinitis por procesos crónicos de vecindad Mediastinitis secundaria a radioterapia Mediastinitis secundaria a otras fibrosis (fibrosis retroperitoneal, tiroiditis de Riedel, reacciones adversas a fármacos, etc.) Otras mediastinitis crónicas (enfermedad de Behçet, etc.) FIGURA 86.4 Fotografía de una dehiscencia esternal que muestra un contenido purulento. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN XII Patología del mediastino 724 síndrome de la vena cava superior. Asimismo, puede producirse un cuadro de obstrucción de la vía aérea e, incluso, una fístula esofagobronquial. La tomografía computarizada torácica suele ofrecer imá- genes de masas y adenopatías en los espacios ganglionares paratraqueal, subcarinal y paraesofágico. A menudo se hallan calcificaciones. El diagnóstico requiere la realización de biop- sias que confirmen la existencia de granulomas y el examen microbiológico que permita identificar alguno de los gérmenes mencionados. El tratamiento es el de la infección responsable de la enfer- medad. En el caso de una obstrucción de la vía aérea se ha aconsejado la apertura de las adenopatías y su curetaje. Si existe una fístula esofagobronquial, pueden ser necesarias la exéresis y la anastomosis esofágica y bronquial, con la interposición de material autólogo para evitar las recidivas. El síndrome de la vena cava superior debe tratarse de forma conservadora o mediante un bypass, que permita mantener permeable el drenaje venoso procedente de la cabeza, el cuello y los miem- bros superiores. MEDIASTINITIS CRÓNICA FIBROSANTE La denominada mediastinitis crónica fibrosante se caracteriza por la ocupación del mediastino por un tejido fibroso y denso, que puede provocar síndromes compresivos sobre las estructu- ras anatómicas mediastínicas, como las venas, la tráquea, las arterias y el esófago. La vena cava superior es la que se altera con más frecuencia. El diagnóstico radiológico se establece ante la observación de un ensanchamiento mediastínico y debe confirmarse mediante una tomografía computarizada torácica. La causa de este tipo de mediastinitis no se conoce bien. Se han descrito casos asociados con algunos procesos infecciosos como los reseñados en el cuadro 86.3. El mecanismo por el que se produce la fibrosis mediastínica también se desconoce, aun- que podrían estar implicadas respuestas de hipersensibilidad a los microorganismos responsables de la infección. Las manifestaciones clínicas de la mediastinitis crónica fibrosante son muy parecidas a las de la mediastinitis granu- lomatosa. Muchos pacientes están asintomáticos y el diagnós- tico suele plantearse entonces ante un hallazgo casual. Pueden aparecer síntomas que indiquen una mayor gravedad, como la disfonía por afectación del nervio laríngeo recurrente, la disfagia, la disnea por compresión de la vía aérea principal y la hemoptisis. Los exámenes radiológicos pueden ser muy inespecíficos. A veces se detecta un ensanchamiento del mediastino que ha de investigarse. En otras ocasiones se identifican masas medias- tínicas que comprimen la vía aérea o los vasos del mediastino u originan, incluso, un síndrome de la vena cava superior. El diagnóstico se basa en la demostración de la presencia de tejido fibroso en ausencia de malignidad alguna. Para ello puede requerirse una fibrobroncoscopia, una esofagoscopia, una mediastinoscopia o, a veces, una intervención quirúrgica (toracotomía o esternotomía). El tratamiento tiene un enfoque similar al de la medias- tinitis crónica granulomatosa. La colocación de una prótesis en la vena cava o de un bypass venoso puede solucionar, si existe, el síndrome de la vena cava superior. Si aparece un cuadro compresivo de la vía aérea o del tracto digestivo, puede estar indicada la cirugía abierta o la introducción de una prótesis en la estructura que proceda. La terapia antimicrobiana puede estar indicada en las mediastinitis secundarias a una infección persistente como las descritas anteriormente. NEUMOMEDIASTINO El neumomediastino, también conocido como enfisema mediastínico, se define por la presencia de aire libre en el espacio mediastínico. Es una circunstancia rara, cuya forma etiológica más frecuente es la variedad que se denomina espontánea. Sin embargo, también puede hallarse aire en el mediastino como consecuencia de un traumatismo, por la rotura de una víscera hueca o por una infección productora de gas. El neumomediastino espontáneo es más común en los varones jóvenes. Se produce por la rotura idiopática de septos alveolares y alvéolos, lo que provoca la salida de aire desde el intersticio pulmonar a los tejidos peribronquiales y perivas- culares del mediastino superior y del cuello. En muchos casos existe el factor desencadenante de un esfuerzo muscular previo, como un ejercicio físico intenso, un acceso tusígeno o una crisis asmática, que dan lugar a una maniobra de Valsalva o aumentan la presión intratorácica. Se ha encontrado, asimis- mo, en individuos que consumen drogas de abuso por vía inhalatoria. Existen diversos elementos que pueden actuar como predisponentes, como ocurre con la fragilidad del tejido elástico que existe en el síndrome de Marfan. Las manifestaciones clínicas son escasas y poco evidentes, lo que hace que muchas veces pueda pasar desapercibido o se confunda con otros procesos. El síntoma más habitual es el dolor centrotorácico, que suele irradiarse a ambos hemitórax y al cuello. La disnea y la tos irritativa son bastante comunes. Otros síntomas, como la disfagia, la rinolalia y la taquicardia, son más raros. En la exploración física se observa, en muchas ocasiones, un enfisema subcutáneo. También se ha insistido en la percepción de un típico click metálico (signo de Hamman) en la auscul- tación cardíaca. El dolor, la disnea y el enfisema subcutáneo constituyen la tríada característica y muy propia del neumome- diastino. Se han publicado casos aislados en los que, además, se produce un neumotórax espontáneo. Desde un punto de vista diagnóstico deben tenerse en cuenta las manifestaciones clínicas referidas y los hallazgos que ofrece la radiografía simple de tórax. En esta última puede apreciarse una hiperclaridad mediastínica, que se acompaña de imágenes lineales correspondientes al aire que se localiza en el cuello y en el tejido celular y subcutáneo (fig. 86.6). La tomografía computarizada torácica confirma el diagnóstico y puede resolver dudas en los casos en los que se sospecha la per- foración de una víscera hueca (fig.86.7). Otras exploraciones, como una broncoscopia, un esofagograma o una esofagos- copia, han de indicarse cuando se sospecha la posibilidad de una lesión bronquial o esofágica. El tratamiento del neumomediastino espontáneo es con- servador y no suelen precisarse maniobras de descompresión. El aire se reabsorbe, como norma general, en unos 4 o 5 días y las recidivas son poco habituales, por lo que no se requiere el seguimiento a largo plazo de los pacientes. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 86 Mediastinitis y neumomediastino 725 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Bibliografía Arroyo A, Girón JC, Congregado M. Complicaciones purulentas. Mediastinitis: actitud diagnóstica y terapéutica. En: Enfoque multi- disciplinar de la patología esofágica y sus complicaciones. Rodríguez Téllez M, Herrerías JM, eds. Madrid: Editorial IMC. 2006;567-74. Freixinet J, García F, Rodríguez PM, Santana N, Quintero C, Hussein M. Spontaneous pneumomediastinum long-term follow-up. Respir Med 2005;99:1160-3. Girón JC, Arroyo A, Congregado M. Las perforaciones y roturas esofá- gicas. En: Enfoque multidisciplinar de la patología esofágica y sus complicaciones. Rodríguez Téllez M, Herrerías JM, eds. Madrid: Editorial IMC. 2006;555-66. Gorlitzer M, Grabenwoeger M, Meinhart J, Swoboda H, Oczenski W, Fiegl N, et al. Descending mediastinitis treated with rapid sternotomy follo- wed by vacuum-assisted therapy. Ann Thorac Surg 2007;83:393-6. Jougon JB, Ballester M, Delcambre F, Mac Bride T, Dromer CEH, Velly JF. Assessment of spontaneous pneumomediastinum. Experience with 12 patients. Ann Thorac Surg 2003;75:1711-4. Karra R, McDermott L, Connelly S, Smith P, Sexton DJ, Kaye KS. Risk factors for 1-year mortality after postoperative mediastinitis. J Tho- rac Cardiovasc Surg 2006;132:537-43. Kocher GJ, Hoksch B, Caversaccio M, Wiegand J, Schmid RA. Diffuse descending necrotizing mediastinitis: surgical therapy and out- come in a single-centre series. Eur J Cardiothorac Surg 2012;42: e66-72. Martínez Vallina P, Espinosa Jiménez D, Hernández Pérez L, Triviño Ramírez A. Mediastinitis. Arch Bronconeumol 2011;47(Suppl 8): 32-6. McNeeley MF, Chung JH, Bhalla S, Godwin JD. Imaging of granu- lomatous fibrosing mediastinitis. Am J Roentgenol 2012;199: 319-27. Port JL, Kent MS, Korst RJ, Bacchetta M, Altorki NK. Thoracic eso- phageal perforations: a decade of experience. Ann Thorac Surg 2003;75:1071-4. Sahni S, Verma S, Grullon J, Esquire A, Patel P, Talwar A. pontaneous pneumomediastinum: time for consensus. N Am J Med Sci 2013; 5:460-4. FIGURA 86.7 Tomografía computarizada torácica en la que se observa un neumomediastino traumático (flecha). FIGURA 86.6 Radiografía simple de tórax en la que se observan un neumomediastino (flecha) y un enfisema subcutáneo. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org Botón1:
Compartir